Más que números IV
El caso es que Fran me hacía sentir de nuevo esas mariposas que sugieren una atracción más que fuerte y tierna a la vez. Y me quería arriesgar a averiguar si eso podría transformarse en eso que ella dice "La vida es hermosa". Ella parecía devolverme las esperanzas...
Puso su mano sobre la mía, que estaba en mi rodilla. Me seguía mirando, y su timidez había desaparecido solo para darle espacio a más ternura. Ahora era ella buscando hacerme sentir bien. Y realmente lo conseguía. Podía quedarme toda la noche mirando su carita con la poca luz, pero perfecta, que nos daba la lámpara frente a nosotras. Su nariz recta y fina, preciosa. Sus ojos eran hermosos, puedo seguir diciéndolo porque simplemente me cuesta definirlos, cualquier palabra se queda corta a la sensación que me transmiten. Seguí inspeccionando su cara, hasta llegar a sus apetecibles labios, se formaba en el superior una curva preciosa que hacía que quisiera tomar su rostro entre mis manos y fundirnos en un beso. Ella sonreía levemente, como quien sonríe en esos momentos en que ese gesto se valora más que una palabra.
-No sé el motivo específico de tu “invierno extra”, pero sí sé que la vida es hermosa. Es hermosa, pero eso no significa perfección. A veces caemos, nos golpean y nos duele. Pero depende de uno levantarse y no seguir lastimándonos nosotros mismos, porque solemos ser masoquistas, y cuando ya no hay quien te dañe, nos infringimos daño nosotros mismos. ¿Eso es lo que hace usted?- me dijo con total serenidad, y no sentí que me tuviese lástima ni que su intención fuese regañarme.
Quité mi mirada de la suya y la dirigí hacia otro lado, hacia la nada. Tenía razón. Sus palabras no valían menos que su sonrisa, ni que el silencio anterior. Sus palabras eran ciertas, y fueron como una estaca al pecho, que bastante presión ha estado sintiendo ya. Pero entonces me apretó la mano y me hizo volver a verla. Sentí que la presión de a poco salía, que la vida era hermosa, y ella también.
-Sabe, a veces lo que uno hace no es suficiente.
-¿Suficiente para quién?
-Ese es el problema. Ya no sé para quién, si solo soy yo. Castigándome y torturándome, quebrando la relación con el universo y la vida.
-No puede romper la relación con el universo. Es parte de él.
-Vivir es más que respirar, felicidad es más que sonrisas y soledad es más que estar solo, es estar vacío. Sin embargo, el mismo universo es quien le quita a uno el aire, las alegrías y la compañía de quien se ama, y hasta de la parte agradable de uno mismo. Lo rompe.
-Lo malo no es estar roto, es dejar de ser y convertirse en un puñado de piezas que no calzan.
-Cuando uno está roto, y no puede mantenerse como un algo completo, se está incapacitado de mantener conexión con algo más. “Y todas las conexiones son cruciales, cuando una se rompe, habrá dolor.”; dijo Meredith Grey. –imité una sonrisa, que salió en mueca.
Ella tomó aire, seguía viéndome y yo viendo nada. –¿Con que ve Grey’s Anatomy?
-Sí, me encanta.
-Eso ya es una ligera conexión con el tele y la serie, ¿no cree? Quizás no esté tan rota. Nadie lo está lo suficiente, pero todos tenemos algo quebrado.
-Sí.
-La vida es hermosa, y es de cada uno. Cuando algo nos duele, es natural buscar los síntomas y hacer un diagnóstico, como en Grey’s- sonrió, la ví y entonces volví a plantar mi mirada en ella. –Buscamos una receta o un quirófano, en busca de salvarnos. Pero cuando no hay enfermedad que culpar, cirugía que nos salve, o un médico a quién pedir explicaciones, cuando no hay esperanzas de vivir, culpamos a la vida por acabar, porque no sabemos a quién más achacarle la culpa. La vida es hermosa, con cosas buenas y malas, pero así es. Y su vida no ha acabado, pero, ¿sus esperanzas de seguir viva?
-Estoy enojada con el universo. Conmigo. Porque a veces las esperanzas no sirven, y cuando ves que dejan de servir, dejan de importar, y ya no existen.
-La defraudaron… ¿Hace cuánto?
-Dos años…
Ella abrió aún más los ojos. Y yo me sentí más imbécil. Llevaba dos años sufriendo por quien quizá ni me recuerde.
-Wow, bastante tiempo. ¿Qué pasó?
Pero no quise ahondar más en el asunto. No quise contarle a quien me atraía tanto lo estúpida que soy por estar esperando a quien dejó de “esperarme con ansias”, como solía decirme. Fran realmente me gustaba, y esa no era la conversación que planeaba tener con ella. Pensé entonces que fui aún más idiota, yo tenía un propósito ahorita, un propósito desde hace dos años, y Fran era más que una atracción simple. De verdad me resultaba muy interesante y una hermosa muchacha en ese rato que compartimos. Pero me dí cuenta que estaba cometiendo un error. Era mejor alejarme, no cometer un error de nuevo si la conocía más. Debía realizar mi propósito, hasta entonces, no desenredaría ningún enredo, haría más de ellos. Además, ni si quiera sabía si Fran era lesbiana, ni le había dicho que yo lo soy. Coqueteé con ella, pero quizá no lo tomó a mal porque creyó que era broma. No importa, decidí irme.
-Perdón, no quise agobiarte con mis cosas. Debo irme, realmente me agradó tu compañía. Gracias, encantada de conocerla señorita. –tomé su mano y la apreté delicadamente, me levanté y ella lo hizo seguida de mí.
–Linda noche, Fran.- le acaricié la mejilla para irme.
-Hey, espere. Perdón, fui yo que ahondé en lo que no debí, disculpe.
-No, no linda. No se disculpe. Lamento aburrirla. –le guiñé el ojo.
-Para nada, eres demasiado cálida y agradable. Podría pasar toda la noche aquí hablando con usted. –comentó ruborizándose y dando campo a una mirada más que tímida: hermosa. Esta mujer me volvería loca si me quedaba más tiempo con ella. Estaba viendo peligrar mi estabilidad emocional, que aunque de estabilidad no tenía nada, temía que el cosquilleo en mi estómago al estar junto a ella incrementara.
Sin más, salió de mi boca el pensamiento y yo misma me atrapé diciendo: -Usted es preciosa. –ella sonrió y miró hacia otro lado.
-No se vaya, vamos a caminar, ¿sí?
-Con esa carita, no puedo negarme.- le dije con una sonrisa amplia.
Empezamos a caminar por el sitio, la brisa y el rocío de la noche me encantaban, pero ella, aún más. La conversación cambió de tema y surgieron nuevos. Hablar con ella era hermoso, tenía una visión casi fantástica del mundo y la vida misma, pero no irreal o fantasiosa, simplemente le sacaba el lado bueno a todo, y lo malo, decía “es peor si te enganchás a ello”. Me contó que desde el colegio nació su gusto inmenso por el canto, le pedí que cantase y tras un poco de insistencia aceptó mi petición. Si su voz hablando era de por sí sexy, como todo ella. Cuando cantó me impresioné y deleité a la vez, era genial.
-Use somebody, Kings of Leon. –dije sonriente- adoro esa canción. Pero lamentablemente no canto tan bien como usted.
-Jajaja, oh vamos, cante conmigo.
-¿Qué? No, no. A no ser que quiera que la famosa sea yo cuando salga en los periódicos que “Joven muere en reserva atacada por la fauna del sitio, según testigos, su horrible voz molestó tanto a los animales que fue tragada de una”.
-Jajaja, ¿por una boa?
-Por una boa. –Asentí riéndome.
-No importa, usted es la reina de las boas, ¿acaso olvida que me salvó de una ahora?
-De acuerdo, está bien. El público me aclama.
-Público de una sola persona, wow.- dijo riendo. Se veía hermosa. Realmente hermosa.
-Y una muy guapa. –ella se puso ligeramente roja y me pareció demasiado tierna, la pude notar porque estábamos cerca de los baños públicos más que iluminados. Cualquiera con una emergencia vería en este sitio el cielo mismo con toda y su luz y resplandor.
Sonriendo, empezó a cantar. Yo la seguí de inmediato.
“I’ve been roaming around always looking down, at all I see
painted faces fill the places I can’t reach
you know that I could use somebody, you know that I could use somebody
someone like you and all you know and how you speak
countless lovers undercover off the street”
Y ahí ella siguió cantando sola porque no llegaba, ella sabía cantar, yo casi que solamente podría decirse que para no mentir porque seguramente en realidad, NO.
Yo estaba embobada viéndola cantar, cuando de pronto se vino un aguacero. Yo estaba recostada a la pared de los baños y no había mucho espacio techado en qué escampar, así que Fran debió ponerse lo más pegada a mí. De nuevo la tenía cerca, casi abrazada a mí porque llovía con viento fuerte.
-Está haciendo frío, ahora sí.
-Yo soy cálida, ¿no?- dije abrazándola triunfante. Ella se puso un poco roja de nuevo y yo quedé embobada.
-Gracias. Hey, ¿no me ha dicho qué estudia? Todo este tiempo no la he visto en ningún sitio de la U. Es gracioso, no hemos coincidido en vernos allá y en un viaje en la punta del país sí.
-Jajaja sí, fatal. Ha de ser porque estudio medicina y apenas salgo de clases me voy directo al apartamento. Casi nunca me quedo a menos de que haya alguna actividad, cosa que rara vez sucede.
-Con razón, señorita Grey’s Anatomy. –rió.
-Jajaja sí.
-¿Y es muy duro?
-Bueno, como toda carrera supongo, tiene sus grandes dificultades y quizá, a veces, algún comodín.
-Eso decís ahora. ¿Primer semestre?
-Ahora me tratás de vos.
-Perdón, ¿puedo?
-Claro, claro. Estaba vacilando. Y no, con este que inicia ya es el cuarto.
-Pues vamos igual entonces, te me adelantaste un año para ir iguales eh.
-Jajaja sí, por dicha mi fecha de cumpleaños me permitió ser la menor en todas las clases durante el colegio, y entrar “más pequeña” a la U. Claro, eso trae sus contras, como por ejemplo: entré siendo menor de edad. Cuando todos iban a bares y eso, Sammy la bebé no podía, por lo que me quedaba en el apartamento.
-Bueno, pero ya sos mayor y llevas ventaja.
-Eso decís ahora.- le dije a como ella me dijo hace un ratito.
-Jajaja, con que ¿remedándome? –dijo arqueando una ceja. Por Dios, y ella tan cerca de mí que podría besarla, seguíamos abrazadas, al yo ser un poco más alta ella me miraba hacia arriba, un poco mojada pues la lluvia no nos perdonó del todo. Y simplemente se veía hermosa así, incrementando cada vez ese revoloteo en mi panza, dándole alas a mis mariposas que pensé estaban muertas.
-Sí jajaja. Y bueno, diay la verdad es que para cuando vos te hayás graduado yo apenas iré por el internado.
-Cierto jajaja. No importa, miralo así: podré invitarte a tomar y no serás menor de edad.
-Jajaja, tuanis. Pero mejor te invito yo este lunes ¿luego de la U?
-O sea mañana Sammy, jajaja.
-Prometo cuidarte para que no te emborrachés porque el martes no querrás ir de goma. Jajaja, mentira. Mejor vamos a comer a algún sitio, ¿sí, Fran?- dije su nombre de manera tierna, pero también intentando coquetear. No hay que perder oportunidad de.
-Sí, Sammy. –dijo ella, aún más tierna de lo que pude yo ser. Realmente me estoy arriesgando de nuevo, sin darme cuenta. Había intentado alejarme hace unos minutos, porque no quiero agrandar la herida ni herirla a ella. Pero ella tiene razón. No puedo culpar a la vida y como si eso no fuera suficiente, porque no lo es, sentirme culpable yo también. Aun sin saber mucho de lo que yo sabía o sentía, ella parecía devolverme las esperanzas…
-Bien, mañana a las seis, ¿te parece? En el Mall.
-Tuanis. –dijo sonriente.
Continuamos hablando y bromeando por unos minutos hasta que la lluvia se minimizó considerablemente, así que nos dirigimos a las habitaciones. El sitio era enorme y las pequeñas edificaciones eran de dos cabinas, cada una a lados opuestos. Cada módulo estaba separado por una gran variedad de plantas altas que hacían las de pared entre cada mini corredor en la entrada, ahí nos despedimos con un beso en la mejilla y dos sonrisas amplias en nuestros rostros. Me fui caminando alegre, con esa sensación que hace mucho no sentía, hace dos años si no tomo en cuenta el cosquilleo que no era más que excitación o emoción por haber conseguido una salida. Tuve muchas aventurillas que resultaban en noches de “Quiero ser clara: No busco nada que no sea sexo y ya” que en dos ocasiones no quedó tan claro y lágrimas de señoritas pintaban mi nombre, sin ser mi intención. Por dicha, nunca me reclamaron nada, pues en realidad fui sincera siempre con ellas. Sin embargo, la culpa no me era ajena y mi hombro era su pañuelo. El caso es que Fran me hacía sentir de nuevo esas mariposas que sugieren una atracción más que fuerte y tierna a la vez. Y me quería arriesgar a averiguar si eso podría transformarse en eso que ella dice "La vida es hermosa". Ella parecía devolverme las esperanzas...