Más que miradas
Cuando una mirada penetrante y envolvente es el anticipo de eso que piensas...
MÁS QUE MIRADAS.
Son miradas, que no suelen pasar desapercibidas, cargadas de profundidad y atracción, como pozos llenos de misterio. Mortales. Si te atrapan, ni quieres, ni puedes salir de esa tela, que entrelaza todo tu cuerpo. Es una dulce prisión sentirse atrapado, entre esas pestañas y notar como recorres, espacios de imaginación en una mente ajena. Por la que te llevan, sin que tengas el control. Como cuando recorren tu cuerpo tras taparte los ojos...uhmmm!!! Qué sensación imaginarlo!!.. Unas manos, que saben ser muy bien guiadas, por la poseedora de unos labios sensuales hasta la delicia, que junto a ellas, describen las lineas imaginarias que unen cada poro de mi cuerpo, dejando un rastro de humedad, que se evapora de inmediato, por el calor que desprendemos.
Su cuerpo, desnudándose por momentos, va rozando mi erizada piel. Notar sus pechos rozando mis piernas, mientras su lengua se entretiene en mis muslos, de fuera hacia adentro.
Es así, como en un cruce de miradas, me encontré con Ana. El fuego vivía en sus ojos, tan fuerte que, ni el ardor de los mios, protegía mis pestañas.
Una mirada,unos labios, sensualmente prometedores, insinúan una sonrisa tentadora. Entre tanto, pude atisbar, como las niñas de mis ojos, también supieron abrirse hueco, más allá de su segura mirada.
Un vestido, cuatro dedos por encima de sus rodillas, caía sedoso sobre sus hombros y caderas, dejando entrever en un precipitado escote, una piel tersa, en unos generosos y erguidos pechos.
No es un cuerpo espectacular, es un compendio de bellas formas, armoniosamente conjugadas.
Así la ví levantarse y alejarse parsimoniosamente. No pude mas que, dejar que mis pies los guiaran, esas llamas vivas que me atraparon.
El vaivén acompasado y ligero de su culito prieto, me mantenía hipnotizado. Absorto. Tras un instante de paseo, debió a minorar su paso, pues noté, como de pronto me encontraba mas cerca, de la fuente de calor que, desde hacía rato me guaiaba.
Un escaparate llama su atención, deteniendose ante él y yo a su lado.Un metro escaso nos separa, aunque algo que pertenecía a ella, se movía, con soltura, por mi cabeza de la mano de mi imaginación. en un instante, sin casi espoerarlo, una sonrisa se reflejó en mis ojos y sólo pude acertara a corresponder con una tímida mueca, pero , acercándome un poco más, pude rozar sus dedos, que no rehuyeron de los míos.Antes al contrario, les deiron confianza, para adentrarse entre los suyos. Y así nos alejamos, sin mediar mas que, una sonrisa,q ue fijó el fuego de una ardiente mirada.
Caminamos, no sabemos cuanto, hasta entrar en un pequeño portal de una casa baja.Allí desapareció el ardor de los ojos, que se extendió por todo el cuerpo. Ambos apretados, sentíamos en el nuestro, el ardor y los cambios de el otro. Mis manos,inquietas, como un niño en un kiosco, recorrían sus nalgas, por debajo de su ligero vestido.Tal como se insinuaba, un culito respingón y durito, haría las delicias de mis dedos, que se incrustaban entre los surcos de sus nalgas. Deslizando por ella mis dedos, voy descubriendo, la humedad, que más al sur se instala.
Sus manos han recorrido, al tiempo, el largo y ancho de mi espalda, mientras nuestras lenguas, entre dientes se hablaban. Busca mi culo, que asido por sus manos, contra ella me aprieta, sintiendo como, a la altura de su ombligo, mi polla se clava. En su cuello, como un vampiro me recreo, recorriéndolo, succionándolo y lamiendo, los desnudos lóbulos de sus orejas, deslizándome después, hasta el hermoso cauce de sus tetas, que previamente quedaron liberadas. Sus duros pezones, no eran más que una invitación al abandono lujurioso, de una boca extasiada. Jamás sentí tal cúmulo de sensaciones. Agolpadas, todas ellas en cada centímetro de mi cuerpo y también en el suyo, fuimos dándole salida. La apreté contra la pared, cuando mis pantalones, sólo eran ya , un círculo de tela, alrededor de mis tobillos. Y fue entonces, cuando apoyando sus manos en mis hombros , como la aupé, sujetándola por debajo de sus esbeltas nalgas. Así se dejó caer sobre mí, encajando su dilatado y húmedo coñito en la extensión y el grosor de mi polla, que alimentada a borbotones, por la pasión que nos embargaba, se hundía una y otra vez, de forma desenfrenada, hasta la hondura de su entraña. Follamos como posesos. Gemíamos como animales heridos. Respirábamos, dando bocados al aire, que viciado y ardiente nos rodeaba. Sus tetas apretadaas en mi pecho, se restregaban, sin parar, en cada embestida de mi polla, que por momentos ganaba en dureza y grosor. Aún ahora, al recordarlo, la piel se me eriza y me envuelven las sensaciones y aromas vividos. Su espalda resbaló por la pared, hasta que apoyando los pies en el suelo, se agachó, para apagar con su boca, el fuego que emanaba de mi polla. Qué modo de agarrarse a ella, que lascivia al lamerla. Su mirada, de nuevo se clavó en mis ojos, mientras mi polla, se perdía de vista en su boca. Sus dientes, se arrastraban por el tronco , hasta que los huevos quedaban frenados por su barbilla. Primoroso el juego que su lengua, recrea en mi polla, mientras mis manos se entrelazaban en su pelo liso mechado. Hurgo en su cuero cabelludo, como su lengua hurga en mi capullo hinchado. Cuando la temperatura parecía imposible de superar, se levanta y ante mi expectante mirada, apoya sus manos en la pared, y resbalándose ligeramente, va colocando su delicioso culito en pompa. Deja una mano apoyada, y la otra, levanta su exiguo vestido, justo hasta su cintura, dejando ante mí, el mejor espectáculo, que me han podido regalar. Un húmedo y entreabierto coñito, espera de nuevo a mi polla, para acogerla hasta lo mas profundo. Gira su cabeza y entre sus rojos labios, su lengua incita y provoca. Al tiempo, que cachetea su nalga… mmmmm!!! Me acerco y golpeo sus nalgas, con mi polla endurecida y gorda como nunca. Los pollazos marcan un territorio acotado, justo en el instante en que, de una tacada, se hunde hasta el confín de la mirada. Comienzo a follarla, como esa postura exigía. Los bombeos, duros e incesantes, explosionan por dentro y por fuera de nuestros cuerpos, como sus tetas se golpean contra su pecho. La excitación se sale por cada poro de nuestros convulsos cuerpos, del mismo modo, que saco mi polla, para que, la espesa y ardiente leche salga cubriendo su brillante cuerpo, desde la comisura de sus labios recorriendo el cauce de sus pechos.