Más allá de lo que se ve
Capitulo 1: Comienzo de la historia.
PREFACIO
¿Cuantas personas nos cruzamos cuando caminamos por la calle? Supongo que cientos en un solo día, más si vivimos en una gran ciudad. No puedo dejar de pensar que no le prestamos atención a la mayoría de ellas. Es lógico que así sea, puesto que nuestro cerebro es limitado y no puede procesar todos los estímulos del ambiente. Pero de todas formas, existen momentos en los que creo que algunas personas se detienen a observar el mundo con cierta melancolía e intentan imaginar las cientos de historias que habrá detrás de esos cientos de rostros desconocidos. Yo soy una de esas personas.
Hoy intento mirar más allá de lo que a simple vista se ve. Quizás sea porque mi corazón está roto y quiere aferrarse a la ilusión de que entre todo el paisaje, desconocido e incierto, se esconde lo que necesito encontrar. Y mientras camino y me concentro solo en algunas personas, fantaseo con posibles relatos que cuenten su vida, quienes son y que hacen. Que los hace felices. Que los hace llorar.
Mi mente me traslada de un sueño a otro, de una fantasía a otra. Hasta que en un instante me detengo y me pregunto si alguien habrá hecho este ejercicio alguna vez conmigo. ¿Acaso algún otro soñador como yo me habrá tomado como objetivo de sus fantasías? No sé si eso habrá sucedido o no, pero ahora mi juego de especulaciones se ha vuelto más interesante. ¿Qué ven de mí quienes no me conocen? Cuál será la historia que imaginan detrás de esta joven mujer con los ojos sin brillo, el cuerpo abatido y evidentes ojeras en el rostro.
Probablemente quienes se crucen conmigo cerca de la facultad podrán suponer que mi estado se debe a algún examen que rendí o tengo que rendir y que las señales de fatiga en mi cuerpo se deben a las noches de estudio. Otros quizás lo relacionen con una atareada jornada laboral, que acompañada del calor y de todo el cansancio y el estrés del año estalla sobre la mayoría en el último mes, con la consecuente frase “necesita vacaciones”.
Los más románticos (entre los que me incluiría) podrían reflexionar que mi estado se debe a un hombre del cual me enamoré y que mis ojos cansados muestran las evidentes señales de haber llorado demasiado, por haber entregado el corazón a quien no se lo merecía.
Lo curioso es que todos tendrían algo de razón y todos estarían tremendamente equivocados. Es cierto, soy estudiante. Tengo un examen que rendir y no he dormido en días, pero mi insomnio no se debe al estudio o los nervios que eso podría provocarme. De hecho es lo que menos me interesa en este momento. También es cierto que estoy cansada. El año ha sido largo y duro. Además, el que haya pasado increíblemente rápido hace que el efecto de la fatiga sea doble. Y año tras año parece que esta ciudad se vuelve más calurosa y húmeda. Es casi insoportable y sumamente aplastante el clima de Córdoba en diciembre . Por otro lado, tampocotengo trabajo, así que no existe jornada intensa y lo que más me cansa no es el calor. Necesito ansiosamente vacaciones, pero no de mi rutina,sino de mi propia mente, que me abruma entre tantas palabras y tantas diferentes opiniones que se cruzan en un solo segundo en mi cabeza.
Por último, es cierto que mis ojos han derramado incontables lágrimas en estos días. Porque sí, le entregue el corazón a alguien que no se lo merecía, pero a pesar de lo que todos imaginan cuando me ven, no se lo di a un hombre. Hoy estoy sufriendo por haberme enamorado de una mujer.
CAPITULO 1
-Si tuvieras que describirte ¿qué dirías?- mi amigo Nacho levanto la vista de la computadora y se quedó mirándome con los ojos desconcertados sin entender de donde venía ese comentario sin sentido, que interrumpió la escases de palabras de esacalurosa tarde noche de diciembre. Yo estaba recostada en el sillón del departamento y aunque llevaba un buen rato callada, en mi mente, mis voces interiores me estaban aturdiendo.
-¿Si tuviera que describirme en qué sentido? ¿Físicamente?- eso me gustaba de Nacho, de que a pesar de saber que estaba loca primero me seguía la corriente y después preguntaba de dónde venía todo eso.
-No sé, sí en parte sí. Describir el todo creo.
Y no sé, lo físico seria al pedo describirlo si se puede ver y el resto se conoce con el tiempo supongo.
Pero imagínate que conociste a alguien que te pregunta como sos, pero que no puede verte porque está en otro lugar y no hay tiempo para que esa persona lo descubra por sí misma.
-Mmm…si está en otro lugar, para eso existe internet y Skype. Y si no hay tiempo porque se está por acabar el mundo o lo que sea que te estés imaginando, para qué le va importar saber quién soy. A menos claro, que pretenda un acercamiento más profundo en la otra vida.- Nacho se reía disfrutando de haber desvirtuado mi reflexión sin saber si quiera de que se trataba.
-No tonto, no me refiero a una especie de apocalipsis. Lo que estaba pensando era otra cosa- Me senté derecha en el sillón y cruce los brazos decepcionada de que no pudiera entenderme.
- ¿Y en que pensabas?- eso era un buen amigo, que indagaba más aunque probablemente estuviera seguro de que iba a salir con algo muy rebuscado.
-Ayer venia caminando por la calle y pensaba que será lo que otras personas imaginan cuando me ven. Qué piensan de mí aquellos que supuestamente me conocen y qué los que solo ven mi cara por única vez, solo un segundo.
-Mira, si esto tiene que ver con alguna clase de tortura relacionada con cierta chica tonta y ciega no te voy a seguir. No voy a ser cómplice de como empezas con un discurso de lo que podrías o no haber hecho, dicho o lo que sea.-
Sonreí levemente, pero con esa sonrisa apagada de estos últimos días.
-No, no tiene que ver con ella. Tiene que ver conmigo y con quien soy. Con cómo voy a continuar.
-Vas a continuar levantándote otra vez como tantas veces lo hiciste antes. No me hagas decir todo lo bueno que hay en vos y ponerme excesivamente meloso. Sabes que no me sale bien el papel de pote de dulce de leche.
- De verdad, no me refiero a ella. Es que siento como si de repente hubiese habido un terremoto y después de que el suelo dejó de estremecerse, yo no supiera en donde estoy parada- Nacho se había girado completamente en su silla hacia mí y me miraba con el ceño fruncido prestándome la máxima atención.
Sí que admiraba esa capacidad que tenia de escuchar a los demás. Cuantas otras personas fingen escucharte y asienten con la cabeza cuando en realidad vos sabes que en su interior tararean una cancioncita al estilo Homero Simpson. (Tararará ¡he! Tararara). Pero Nacho no era una de esas personas, realmente me estaba escuchando.
-O sea, lo que quiero decir- continúe con mi explicación- es que no sé quién soy. No tengo idea de hacia dónde va mi vida y lo peor es que sé que no puedo culpar a nadie por eso. Qué forma parte de mí y que no. Qué es lo que quiero lograr y qué me frena a conseguirlo.
Nacho se quedó pensando una respuesta para darme, pero antes de que pudiera emitir palabra alguna nos interrumpió el sonido de la llave en la puerta y Pablo entrando por ella.
Pablo se detuvo en seco al ver nuestra expresión de haber sido sacados de repente de nuestro propio mundo privado.
-Ok, veo que interrumpo algo.- dijo mientras tiraba las llaves en el escritorio junto a la puerta- No me digan que están planeando matarme mientras duermo para quedarse con mi colección de dvd´s.
-nah nah, y perdernos el placer de tu compañía, eso jamás- le dije desde el sillón.
-No vale ir en cana por unas cuantas pelis truchas- le lanzó Nacho mientras Pablo le daba un beso en la boca junto con un «hola mi amor» susurrado. Auch, ver expresiones de afecto me dolía. Tenía que soltar algún comentario estúpido para que no se dieran cuenta y de paso cortar el clima.
-Puaaajjj por favor, no hay nada más asqueroso que dos hombres besándose. Definitivamente me da nauseas.- ambos sabían por mi cara que estaba jugando.
-¡¡Callate, venenosa!!- rio Nacho con un ademan poco masculino. Y se fue hacia la cocina a prepararle la cena a su casi marido. Ahora que Pablo había llegado definitivamente iba a abandonar su personaje de psicólogo, para dar paso a su yo más juguetón.
-Es que está celosa porque ve este cuerpo tallado y se excita. Pero ya te explique que no va a ser tuyo. No como pescado yo-.
-Siempre tan sutil vos. Pero sí, tenes razón. No puedo ocultar mis celos. Te deseo- Le sacudí las lolas y le tire un beso en el aire a Pablo. No sé como pero estos dos tenían la capacidad de darme un poco de alegría hablando bobadas. Pablo se lanzó encima de mí de un salto y me hizo caer recostada sobre el sillón, mientras me hacía cosquillas con su barba en el cuello.
- No. Me. Provoques. Trola- me decía entrecortadamente, mientras yo intentaba zafarme aguantándome la risa.
-Hey hey hey- dijo Nacho saliendo de la cocina apuntándonos con un cuchillo, por lo que Pablo se detuvo y ambos nos enderezamos- ¿Qué hacen ustedes dos tanto jueguito?
-Mmm ya le salto la celosa, Pablo controla a tu marido por favor- le dije sonriendo a Nacho
-Casi marido, yo no veo ningún anillo en mi dedo. Así que ojito perra que todavía no lo tengo enganchado. Ni se te ocurra robármelo porque…- Nacho hizo un gesto con el cuchillo en el aire. Por más que fingiera un tono serio y amenazador, a mí solo me sonaba cómico. No era capaz de matar una mosca y sabía que nunca sentiría celos de mí.- Es mío.
-Ah ah, te equivocas. Él era mío desde mucho antes que te sacara del cabarulo donde te prendías del caño. – Me abrace al torso de Pablo y apoye la cabeza en su pecho mientras le sonreía pícaramente a Nacho. Definitivamente me encantaba alternar pelear con estos dos.
Él iba a retrucar pero Pablo lo cortó.
-Bah bah, deja de discutir y anda a cocinarme algo que tengo hambre.-Nacho lo fulmino con la mirada entrecerrando los ojos y volvió a la cocina gritando
-Ya le salto el macho al otro. ¡¡¡Por favor!!!
Intente enderezarme y soltar a Pablo pero este me mantuvo abrazada y no me dejo.
-¿Cómo estas vos? Se notaba que interrumpí una sesión de psicoanálisis cuando llegué.
-Nah, no interrumpiste nada importante. Pavadas nomás. –Yo seguía con la cabeza apoyada en su pecho y el recostó la suya sobre mi pelo.
-Pero estás bien- dijo mitad afirmando, mitad preguntando. No, no lo estoy. Me olvido por momentos pero cada vez que vuelvo a la tierra me acuerdo de esa última charla y siento una puntada en el pecho.
- Si Pablo, estoy bien. No te preocupes.
-Mmm bueno, te creo. Sabes que te amo ¿no?
-No más que yo- me reí. Esta era nuestra clásica pelea. Aunque la mayoría de las personas no le decían «te amo» a un amigo, nosotros jugábamos a discutir quien amaba más al otro.
-No, no. Yo más. Y lo sabes.
-Ay que tiernos que son- gritaba Nacho irónicamente desde la cocina del pequeño departamento- Me dan tan dulces el putito y la tortita cariñosos. Podrían engañar a cualquiera si no quieren salir del closet.
Y sí que podíamos. De hecho la mayoría de las personas pensaban que Pablo y yo éramos novios. Después de todo él era muy masculino y no despertaba la menor duda sobre su sexualidad. A Nacho si se le notaba.
Yo por mi parte tampoco sembraba sospechas con mi apariencia. Podía pasar absolutamente desapercibida por el gay radar de muchos. Hasta los chicos gay se sorprendían cuando conocían mi orientación. Así que era lógico que pensaran eso de Pablo y de mí. Además nuestro comportamiento parecía el de una pareja a los ojos de terceros, debido a que éramos muy expresivos en nuestro cariño y pasábamos mucho tiempo juntos. Años de confianza, qué más puedo decir.
A pesar de que Pablo y Nacho eran una pareja sumamente constituida, en la calle no se exhibían y no daban certezas de que lo eran. Ojala yo me hubiera comportado así. No, yo en cambio, me queme delante de todos cuando estaba con ella. ¿Por qué las lesbis seremos más out del closet que los hombres en la calle? Si no hubiese caminado por todas partes tomada de su mano, o no la hubiese besado en público, nadie podía haber notado que estábamos juntas. De todas formas sé que no me arrepiento. La sensación de caminar por pleno Córdoba de su mano valía las miradas y los comentarios. Cómo extrañaba esa sensación. Me sonaba tan nítida su voz diciéndome «dame» cuando exigía cariñosamente mi mano para tomarla con la suya. Bueno basta. Cambia de tema tarada.
-Hey te estoy hablando. Tierra llamando a Julianna.- no me había percatado que Pablo me estaba diciendo algo.
-Perdón ¿dijiste algo? No te escuche.- Yo seguía sentada en el sillón, pero Pablo me miraba desde la puerta de la cocina con una botellita de agua en las manos. Por detrás de él se podía ver a Nacho moviéndose de un lado para otro, mientras los aromas de la comida comenzaban a inundar el ambiente.
-No si de eso ya me di cuenta- me dijo Pablo al percatarse de que me había ido del departamento por unos instantes.- Que si ya sabes cuándo te dan la nota del examen.
-Sí, el profe dijo que la publicaba el 23 a la noche. Espero que me haya ido bien, si no va a ser una Navidad un poco pedorra- guau mi optimismo estaba al máximo últimamente.
-Si te fue bien, no llores antes de tiempo.- Pablo se sentó en la computadora y supe que a partir de ese momento las frases iban a ser muy sintéticas.
-¿Ya tenes pensado que vas a hacer para Nochebuena?- me preguntó Nacho, sentándose en una de las tres sillas alrededor de la mesa, mientras esperaba que la comida estuviese lista.
-No sé, supongo que ir a compartir la dicha familiar. Ya saben, el calor del hogar y la emoción de las fiestas.-
-Siguen mal las cosas en tu casa- Pablo se había desconectado totalmente de la conversación. Parecía casi parte del mobiliario del departamento, por lo que continué conversando con Nacho. Era mejor hablar de exámenes, familia y cualquier tema que mantuviera a las monotemáticas voces interiores a la distancia.
-Siguen igual que siempre. Si fuese por mí, no iría a pasarla en casa, pero no puedo. El clima es feo, pero mi vieja no se merece eso.
-Bueno, pero si cambias de opinión, podes ir con nosotros a la casa de mi mamá. Con Pablo decidimos pasar las fiestas allá porque este es el primer año que mami está sola.-
-Gracias por la oferta, pero la voy a pasar en casa. Además mi vieja me llamó por teléfono y me contó que viene Nati de Rio Negro. Hace mucho que no veo a mi hermana y la navidad pasada no pudo estar con nosotros porque le toco hacer un viaje.- Era cierto, ya extrañaba bastante a mi hermana mayor. Cuando se dedicaba a ser coordinadora de viajes turísticos, si bien pasaba mucho tiempo lejos, regresaba a casa con más frecuencia. Ahora en cambio, hacía ya siete meses desde que no la veía gracias a su nuevo trabajo en el parque nacional Nahuel Huapi. Por un lado odiaba tenerla lejos, pero por el otro me hacía feliz que tuviera un mejor trabajo.
- Ay, que lindo. Tenemos que organizar una comida o un festejo todos juntos.- Nacho adoraba a Nati desde que se conocieron en la facultad, lo cual era comprensible ya que gracias a ser amigo de mi hermana conoció a Pablo. Son tan extraños los caminos del amor. De repente el amigo de la hermana de su amiga, termino siendo su novio. Al igual que la amiga de mi amigo se hizo mi amiga primero, para luego convertirse en mi novia, para luego convertirse en mi ex. Los caminos del amor son además de extraños, crueles. Basta, no entres ahí.
-Eso organizalo vos con Nati. No creo que dude mucho cuando de joda se trata.
-En eso se parecen los tres hermanitos, porque Ale no se queda atrás-
-Sí pero Alejandro sale con sus amigos, él no se prende con nosotros.- No es que tuviera una mala relación con mi hermano menor, pero Nati y yo siempre fuimos más compañeras en cuestiones de salidas y esas cosas.- Dice que le rompemos las pelotas cuidándolo y que él ya no es un bebé.
-Eso es cierto- Sorprendentemente Pablo dio una señal de vida- No me imagino lo que debe pasar el pobre pendejo bancando a las dos locas que tiene de hermanas.
-Que te metes vos. Además la pasa muy bien el pobre pendejo para tu información.
-¿Sigue siendo un boludo? Pensé que estaba más maduro.- preguntó Nacho mientras iba a la cocina a revisar la comida.
-En realidad está bastante maduro. Se anotó en Ingeniería y él solito decidió no trabajar este verano para meterle pila al cursillo. Creo que ya se le pasó la edad del pavo, aunque sigue siendo un desastre con las minas. No deja títere con cabeza-
-Vos deberías aprender un poco de él entonces.- Preferí no responder y hacer de cuenta que no existió el comentario- Al menos está más maduro, la última vez que lo vi me di cuenta. Bueno, esto ya está listo. Pablo deja eso y pone la mesa así comemos.
A mí también me había cambiado la percepción sobre mi hermano, especialmente desde que salí del closet con él y lo tomo con tanta naturalidad. A partir de ese día solo faltaba que mi papá conociera la verdad y yo sabía bien porque había retrasado ese momento. Mi papá no lo iba a aceptar. Tenía planeado contárselo en estas fiestas, pero desde que mi musa de coraje me pateo, estaba dudando de nuevo si era necesario abrir el juego. Si bien ahora ya no existía el peligro de que la casualidad obrase y mi papá se topara conmigo de la mano de una mujer en la calle, mi sexualidad era algo firme. Eso no iba a cambiar y algún día se lo tendría que decir. Sin duda alguna, este era un tema para consultar con la almohada.