Más allá de la vida hay más vida V - Final

Ustedes saben que yo siempre vuelvo.

Brand despertó a las 7:31 de la mañana. Difícilmente pudo dormir esa noche. Sus recuerdos estaban intactos. Repasaba las palabras que le diría a Noa cuando la viera y todas se mezclaban entre sí, poniéndola nerviosa, le temblaban las manos y no podía evitar morderse los labios. Al salir de su casa sentía el corazón salirse de su pecho. Tenía la cara pálida y el cuerpo le pesaba. Intentaba sacarse el corazón agarrándose la camisa con fuerza. Vio a su hermana pasar rápido a su lado directo a su casa y se estremeció. Ese día Noa había aparecido no mucho después de la aparición de su hermana. Miró hacia atrás confundida y consultó su reloj, aun no llegaban las 9:30 ni de cerca. Y sintió el temor de que sus cálculos no hubiesen sido correctos. Miró entre la gente alrededor y ninguna chica de cabello rojo estaba cerca. Siguió corriendo, cruzó la primera esquina que daba hacia el edificio, que aún quedaba a una cuadra. Y la vio, tuvo que detenerse para mirarla. Tenía la mirada perdida y caminaba despacio. Era hermosa, más de lo que Brand había pensado. Y estaba muy cerca de morir. El corazón le latía con fuerza, pero corrió hacia ella y la abrazó como no había podido hacerlo antes. La apretó contra su cuerpo y hundió su rostro en su espalda mientras la halaba hacia atrás. Ni siquiera sintió los manotazos de Noa en su cuerpo, hasta que de una bofetada la hizo salir de su ensueño. Brand la miró sorprendida, mientras se acariciaba la mejilla golpeada. – ¿Quién eres y por qué me abrazas? – le preguntó molesta. Pero Brand la seguía mirando asombrada y entre titubeos le señaló el desagüe por el que casi cae – ibas a caerte – le dijo sin dejar de mirarla. Noa giró a mirar y se llevó las manos a la cabeza. – Noa – le dijo, esperando una pizca de reconocimiento, pero nada pasó y sintió su corazón diminuto. – ¿Te conozco? – le preguntó Noa confundida. Brand sentía un nudo en la garganta. – Oye – volvió a decir Noa al ver que Brand no respondía – gracias por lo que acabas de hacer – su rostro se suavizó – ¿quieres ir a comer algo? – le preguntó con una sonrisa – voy camino a desayunar. Iban caminando despacio y Brand notó demasiado silencio, no tanto porque ninguna de las dos mencionaba palabra alguna, sino porque a su alrededor todo estaba en calma. Miró de reojo a Noa, la vio sonreír y mirarla. Pero Brand apartó la mirada. Las miradas eran constantes, era increíble todo lo que le hacía sentir y a cada paso que daban juntas, con cada segundo que pasaba, Brand sentía quererla aún más. Aunque Noa no la recordara. – ¿Cómo te llamas? – le preguntó por fin Noa luego del primer sorbo al café. – Brand – le dijo. – ¿Brand? – preguntó Noa. – Sí – dijo ella divertida – mi nombre es Brenda – añadió con una mueca de asco, igual que la primera vez – pero me gusta más Brand. – Bien, Brand – dijo de forma coqueta – ¿cómo es que sabes mi nombre? – Brand suspiró. – Te juro que no vas a creerme. – Si alguien me hubiese dicho que una desconocida iba a salvarme de morir esta mañana, tampoco lo hubiese creído – dijo y Brand sonrió. – Yo… - empezó titubeando – veo fantasmas – agregó con una mueca de vergüenza – Noa abrió los ojos entre sorprendida y divertida. – De verdad – dijo Noa riendo. – En serio – confirmó Brand – hace una semana, apareciste en mi habitación – dijo – bueno, no tú realmente, sino tu espíritu o alma, o como quieras llamarlo – Noa dejó de sonreír – estos días estuvimos tratando de averiguar cómo habías muerto y buscando las maneras de hacerte cruzar al otro lado – con cada palabra Brand se sentía más nerviosa y la expresión de Noa indicaba que creía que Brand estaba loca – sin embargo – continuó – conseguimos regresar el tiempo y evitar que cayeras por esa alcantarilla – finalizó y suspiró sin poder mirar a otro lado que no fuesen sus propias manos, las cuales se apretaban una a la otra con desespero. – Vale – dijo Noa al cabo de un rato, poniendo su espalda recta sobre el espaldar de la silla – tengo que irme – al decir esto Brand la miró, lo sabía, sabía que pensaba que estaba completamente loca y no la iba a volver a ver nunca más. – Noa – dijo en un susurro – no recuerdas nada de lo que pasó, porque en este momento para ti, nunca pasó, pero tienes que creerme – Noa le dedicó una sonrisa incómoda y se marchó. Brand escondió su cara entre sus manos, intentando retener las lágrimas y, con mucho pesar, levantó su cuerpo que sentía pesar el triple y salió de la cafetería. El silencio era absoluto y con el corazón latiéndole a mil se dio cuenta de un detalle que había pasado por alto: no había visto ningún fantasma desde su encuentro con Noa. Pensó en Nancy y corrió a su casa como si la vida se le fuese en ello. Pero ella no estaba ahí, no había nadie en ninguna parte. Noa llegó a su casa demasiado aturdida para pensar en las cosas que le habían sucedido esa mañana, estuvo a punto de morir, una extraña la salvó de dicho desastre para luego confesarle que veía muertos. Por alguna razón, aquella chica se le hacía familiar de algún sitio, tal vez la había visto caminar en el parque o en algún concierto. Se sentía demasiado confundida para pensar y su cabeza empezaba a doler. Tomó un vaso de agua, se sentó en el sillón de la sala y se quedó dormida. – yo me hubiese fijado en ti – – ¡Ella no debería estar muerta! – – Valdrá la pena si Noa vive – – no podría olvidarme jamás de ti – Despertó al sentir que se ahogaba, sintió como si hubiese estado sin respirar mucho tiempo, tosió e inhaló todo el aire que pudo. Estaba sudando y su corazón latía con fuerza. Se levantó de un salto sin saber muy bien hacia dónde ir. Se sentía mareada y con ganas de llorar, Brand la había ayudado todo ese tiempo, tenía razón. Tenía que encontrarla. Brand estaba acostada sobre el césped del parque que tanto frecuentaba, oculta entre los arbustos, las lágrimas se habían secado en su cara. Y más que lamentarse porque Noa no la recordaba, lamentaba no haber podido despedirse de su hermana. Ahora entendía la razón de su extraño don, todo había sido para salvar a una chica, aunque no supiera quién era ella, le había salvado la vida y todo había vuelto a la normalidad. Ya no los podía ver, ya no podía ayudar a nadie más. – Brand – escuchó a lo lejos. Abrió los ojos confundida. – ¿Quién está ahí? – preguntó asustada. – Soy yo, tonta – dijo la voz – tu hermana. – ¿Nancy? – Preguntó mirando a todos lados – ¿de verdad eres tú? – No tengo mucho tiempo – dijo – lo lograste, hermana – la felicitó – la salvaste. – Sí, lo hicimos, pero no me recuerda – dijo Brand con tristeza. – Es lo de menos – dijo Nancy – está con vida, es lo importante – Brand asintió. – ¿Ya no te veré más? – preguntó. – No, ni a mí, ni a ningún otro, se ha acabado – dijo Nancy – ya debo irme – agregó. – ¿Estarás bien? – preguntó Brand preocupada. – Claro que sí, gracias por todo, eres la mejor hermana del mundo ¿lo sabes? – Brand sonrió – a partir de ahora debes hacer amistades con personas vivas y nada de visitas al cementerio – dijo con una carcajada – te amo. Brand sintió la brisa fresca atravesar su cara – yo también te amo – susurró. Noa caminaba deprisa mirando a todos lados, el parque estaba casi vacío. No sabía exactamente qué estaba haciendo, no sabía si Brand estaría en ese momento allí, ni siquiera qué iba a decirle si la encontraba. Pero dicen que cuando se busca lo anhelado las palabras nunca serán suficientes, así que no es necesario decir ni explicar nada. Una fuerza invisible la halaba por un camino lleno de arbustos que difícilmente dejaban paso a los transeúntes, pero pudo ver a lo lejos a una chica de pie hablando sola y caminó más rápido. – ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó Brand confundida al verla atravesar los arbustos y quedarse de pie frente a ella. – Te reconocí – dijo – te recuerdo – sus manos jugaban con los pliegues de su vestido y Brand sonreía nerviosa – no podría olvidarme jamás de ti – repitió. Brand la rodeó con sus brazos y la atrajo hacia ella, apretándola con fuerza, olía delicioso y una sonrisa le llenó el rostro. - es tan agradable poder tocarte – dijo Brand mirándola a los ojos – eres preciosa. Noa sonrió – ahora si puedes besarme – dijo sonrojándose. La calidez de sus labios le hizo regresar de algún lugar oculto en ella misma, ya no sentía frío al tenerla cerca, su piel, sus latidos, el color de sus ojos, la vida latente en ella le traía paz y siguió besándola hasta que ya no pudo más, siguió mirándola hasta que se cansó, y empezó a quererla de nuevo y con más fuerza. Vive, ya habrá suficiente tiempo para no estar aquí con los mortales. _______________ No me vayan a decir que me perdí, que los hice esperar, que no se que... ya se que me perdí, pero mi gente, regresé siendo Ingeniero, así que nada, los quiero. Pa' que me sigan en twitter @MyLifeAsThunder Pa' que me pregunten cualquier vaina http://ask.fm/Thundervzla Y mi número de teléfono para que... no mentira xD