Mas alla de la amistad

Ruthy lucia encuentran el amor de la forma mas inesperada

MAS ALLA DE LA AMISTAD

Por Nikita

El primer día en siete años que llegaba tarde y tenía que ser precisamente el día en el cual, los nuevos propietarios de la empresa harían acto de presencia.

Porras como se podía tener tan mala suerte, pensé.

Llevaba levantada desde las cuatro de la mañana, se había derrumbado una pequeña parte del porche de mi casa, la cual tenía alquilada a un estúpido hombre que no se quería hacer cargo de la reparaciones que desde hace años venía necesitando. Apreté el acelerador todo lo que el sentido común me permitía, ya que el viejo 4X4 no daba demasiado de si y no quería mas multas por exceso de velocidad, con una al día tenía suficiente. Menos mal que el poli fue comprensivo y dejo pasar el que le llamara "mamonazo".

Llegué a la zona de parking de la empresa cuando mis ojos divisaron un aparcamiento, sin pensármelo voy a él, empiezo a realizar las maniobras (que son muchas con este cacharro) y como por arte de magia apareció un BMW M3 coupe de color verde y sin mediar ningún gesto me quito el sitio.

-Tendrá morro el hijo de.........- grité golpeando el volante.

Inmediatamente baje del coche y miré hacia el estúpido que había robado mi hueco, respire hondo y desde la puerta del coche voceé:

-Perdone, pero ese hueco era mío estaba intentado aparcar o ¿esta tan ciego que no lo ve?.

Una despampanante morena de 1.80, largo cabello negro y con una elegancia innata miro directamente a mi ojos verdes con unos impresionante ojos azules, (eran los ojos mas hermosos y fríos que he visto en toda mi vida), y cerrando con el mando su BMW contesto:

  • Lo siento pero no he visto su nombre por ningún lado.

La impresión de su aspecto había causado en mi, dio paso a una rabia incontenible.

-Mire señora - increpe- en esta isla se respeta el que alguien esta intentando aparcar, haga el favor de quitarlo de ahí ahora mismo, o yo.....

La muy z...... se había largado ya, sin hacerme el mas leve caso, mientras vi como se alejaba algo en mi pedía venganza a gritos.

-Con que esas tenemos ¿eh? - hable para mi misma - pues vas a ver monada.

Volví a montar en mi coche, cogí una pequeña llave fija del 6 y mirando en todas las direcciones por si acaso, procedí a rayar aquel hermoso coche sin la mas mínima consideración.

-Se lo merece -pensé - seguro que es la fulana del nuevo propietario.

Terminé de rayarlo y mi conciencia me decía que no lo debería haber hecho, nunca jamás actué así antes, pero esa mujer saco ese lado oscuro que todos tenemos, miré el inocente coche con una mueca de disgusto pensando que tal vez había sido demasiado.

  • Has hecho lo correcto, seguro que lo cubre su póliza a todo riesgo - pensé, y sin quererlo una sonrisa malévola, imaginando la reacción de la morena ante el "rayón" en su precioso cochazo, apareció a mis labios - bien ahora busquemos otro aparcamiento y cuide dios a quien me lo intente quitar.

Tuve suerte y al poco de dar un par de vueltas en el enorme aparcamiento estacione sin mas percances.

Con las prisas que llevaba, decidí atravesar por el césped que acababa de ser regado a juzgar por lo húmedo que se encontraba y en mi ímpetu por llegar rápido a la puerta de entrada, como no podía ser de otra forma resbalé.

  • Porque no me quedaría en mi país Dios mío - sollozaba mientras estaba en el suelo boca abajo.

Javier, el vigilante de la entrada, apareció rápidamente a mi lado ayudando a mi maltrecho cuerpo a levantarse.

  • ¿Esta bien Señorita Lucía? - preguntaba mientras observaba mi, ahora, manchado traje.

  • No Javier, no estoy bien, ¿porque todo tiene que sucederme hoy a mi, porque? - increpe disgustada.

Ya en pie observe el traje intentado infructuosamente limpiarlo con mis manchadas manos, mirándolo nadie habría podido decir si era color camel o "verde césped".

  • ¿Qué voy hacer ahora? - ahora grandes lágrimas purgaban por salir de mis ojos - llego demasiado tarde para volver a irme a casa a cambiar.

Javier estaba tan disgustado como yo, ya que sabia que los nuevos propietarios llegaban hoy y que era necesario por el bien de todos causar una buena impresión.

-No lo puedo creer - dijo resignado - no es su mejor día ¿eh?.

-Bien - respiré hondo - será mejor subir y explicarlo, no hay nada como decir la verdad y rezar para que sean comprensivos.

-Esa es nuestra Señorita Lucía - dijo animoso el vigilante - así es como nos gusta verla dispuesta a superar cualquier obstáculo que se presente. Sabe que confiamos mucho en usted para que las cosas funcionen.

Esas palabras hicieron que me diera cuenta de que esa gente confiaba en mi para mantener sus puestos de trabajo y le dieron a mi cuerpo la valentía suficiente para subir y afrontar la situación.

Atravesé el enorme hall del edificio con paso firme como no dando importancia a mi aspecto desaliñado, tanto los otros dos vigilantes como la recepcionista estaban observándome, vi caras sonriendo dando su apoyo a la causa.

Sin importar el que todos miraban hacia mi, fui directamente a uno de los seis ascensores entre dentro y pulsé la séptima planta, el edificio constaba de diez plantas, el elevador subió deprisa sin darme tiempo siquiera a recapitular sobre la situación.

Llegó a la planta y las puertas se abrieron, frente a mi se encontraba Rosa, la recepcionista de planta, que miraba hacia mi con asombro y estupor mientras me acercaba a su mostrador.

  • Dios Bendito Lucía, ¿que te ha ocurrido? ¿estás bien?.

  • Tranquila Rosa, solo está siendo uno de los peores días de mi vida - contesté con una media sonrisa surcando mis labios.

  • Pero no estas herida ¿verdad? - respondió preocupada.

  • No, por las prisas caí en el césped de la entrada. ¿Están en la reunión ya?

¿ha empezado hace mucho?- mi tono se acababa de volver profesional sin darme cuenta, pero Rosa si lo noto.

  • Si pero acaban de comenzar - contestó.

  • ¿Nico está dentro con ellos?.

Afirmó con la cabeza mientras susurraba la palabra suerte.

Rápidamente fui a mi despacho, el cual estaba casi al fondo de un enorme pasillo, junto al del jefazo ambos se comunicaban entre si derivando en una enorme sala en la cual se encontraba su ayudante y la secretaria de presidencia, así como una sala de espera para las visitas.

Entré en él y sentí como una calma invadía mi dolorido cuerpo ante la visión de lo conocido. Levante el teléfono y marqué:

  • Raquel, ¿puedes venir un segundo?.

En menos de un segundo la puerta que daba a la sala se abrió dando paso una mujer joven que tenía expresión de asombro en su rostro.

  • ¿Donde estabas?¿que ha sucedido?. Te estoy llamando al móvil como un millón de veces - mientras decía esto se situó justo enfrente de la mesa de roble que adornaba imponente el despacho, apoyó sus manos sobre ella y miró directamente a mis ojos - ya están en la reunión y tanto Nico como el Sr. Nelson no hacen más que preguntar donde estás.

Nelsi, pensé, le voy a echar de menos. Llevaba mas de cuatro años siendo su mano derecha, viajando, compartiendo vivencias y recuerdos, le tenía un gran cariño tanto a él como a su mujer Rafaela, habían abierto las puertas de su casa, confiado ciegamente en mi y tratado como a una hija Ahora se tenían que marchar a Italia donde el hijo de ambos les reclamaba a su lado debido a graves problemas con la "Hacienda" italiana, debía millones debido a fraulentas inversiones, con lo cual sino pagaba iba derecho a la cárcel, claro los padres debían apoyar al hijo prodigo con lo único que tenían Viíta Bella SL. la cual era una de las mejores empresas de publicidad, respetada y temida por la competencia; en diez años había conseguido un amplio abanico de clientes hacían anuncios por televisión, prensa, cine o radio, sus anuncios eran frescos con ideas originales lo que les había llevado a ganar todos los premios de la rama. A Nelsi se le partía el corazón cuando tomo la decisión de vender para poder salvar a su hijo de la cárcel italiana. [-Verás cariño- me decía mientras sus ojos miraban los míos y agarraba mis manos sentado frente a mi, - lo que te voy a decir es muy duro para mi pero espero tu apoyo incondicional como siempre me lo has dado; he de vender la empresa para salvar al inútil de mi hijo,- yo ya sabía que el "chaval" no era trigo limpio por terceras personas- la mejor oferta que me han hecho es la de Jonathan Ross, el multimillonario americano, se dedica a diversos negocios que no tienen que ver entre sí desde hoteles, a empresas de informática, varias tiendas de deporte, una pequeña naviera, un canal privado de televisión y radio, una cadena de supermercados, etc. Bien pues ahora quiere meterse en la rama de la publicidad y lo quiere hacer con una empresa consistente con experiencia en el tema por lo que su oferta es la mejor que recibiré nunca, nos dan mucho dinero por la empresa lo suficiente para pagar las deudas de mi hijo y vivir cómodamente en Italia intentando que siente la cabeza de una vez por todas, la única condición que le he interpuesto a Jonathan es que mantenga a los puestos de trabajo, pero lo máximo que respetará es a un 75% del personal, el resto serán elegidos por él; creo que es un trato justo. Dime Lucía ¿qué te parece el trato?- que se suponía que tenía que contestar le dije que era un magnifico trato, que me alegraba por ellos y todo eso mientras mi verdadera opinión me la tragaba muy dentro - sabía que tú lo entenderías antes de irme te haremos el regalo que siempre quisimos hacerte y nunca nos pudimos permitir, chisss no digas nada por favor déjalo así - decía mientras se fundía en un abrazo acogedor.]

  • Después de todo, les voy a echar de menos - pensé en voz alta.

  • La tierra a Lucia, hay alguien ahí - Raquel miraba desesperada hacia mi - ¿a quién vas a echar de menos?¿me escuchas?

Dándome cuenta de que hablé con voz alta, miré a mi ayudante dedicándole una sonrisa.

  • A Nelsi y a Rafaela.

  • Si la verdad es que el Sr. Nelson se hace querer - comentó - ¿me vas a contar de una maldita vez que te ha sucedido?.

Sus palabras me hicieron salir de mis ensoñaciones y darme cuenta de mi actual situación.

  • Bueno pues al fin se derrumbó la vieja parte del porche, llevó recogiendo escombros desde hace varias horas con la ayuda de mi vecino, el dueño no se quiere hacer cargo del estropicio y pretende que yo lo pagué, como llegaba tarde por esa causa apreté de mas el acelerador y claro multa por exceso de velocidad. Por si esto fuera poco roban el hueco de aparcamiento que vi yo primero y al intentar atajar caigo sobre un césped recién regado. ¿Que te parece como llevo el día?¿Prometedor eh?.

La cara de Raquel paso del asombro a la comprensión.

  • Vaya solo tu sabes divertirte de esa forma.

Su comentario hizo que comenzara a reírme dejando salir todo la tensión que tenía acumulada.

  • Por eso mismo te contraté, porque sabes lo que has de decir en el momento justo- respondí riendo aún.

  • Yo que creí que fue por mi grácil figura - fingió con una mueca de enfado en su cara.

Esa era una broma entre ambas ya que todas las que se presentaron hacia dos años para el puesto de ayudante eran extremadamente delgadas, cuando la toco el turno a ella entró con sus 80 kilos y su escasa altura, una gran mujer pensé sarcásticamente en cuanto la vi, pero su juventud, su personalidad y su desenvoltura me conquistaron rápidamente y desde entonces era indispensable para mi.

  • Bueno que te parece mi nuevo traje bicolor - le dije mientras me levantaba de la silla para que apreciará el estado de mi ropa - es la moda para este año.

  • No estás tan mal, de todas formas en cuanto te miren a los preciosos ojos verdes que tienes, vean tu preciosa melena rubia y tu espectacular figura te imaginaran desnuda y les dará igual si el traje es azul, verde o amarillo - agregó.

  • Gracias pero no lo creo, bien ponme al día.

Sabiendo que el tono de mi voz era a nivel profesional empezó a explicarme la situación.

  • Están en la sala de juntas grande, el Sr. Nelson, Nico, Justina, Mikel y Natalia por nuestra parte, y por la de los "visitantes" Kris, Linda, Elena, José y Ruth. Yo no les he visto, no han pasado por aquí, pero una de las veces que Nico te ha venido buscando, por cierto estaba bastante preocupado, nos lo ha contado todo a Sally y a mi. El peso de la conversación lo lleva Ruth que debe ser la mandamás del grupo, dice que es una mujer de las que cortan el hipo.

Nico, recordé que ayer hablando con él le noté bastante preocupado por la situación de la empresa, me confesó que tenía miedo a ser despedido ya que su mujer debido a su reciente maternidad había dejado el trabajo para cuidar de la niña y no podían permitirse el lujo de que a él lo despidieran.

  • Bien Raquel, dame una copia del informe de resultados, otra de la estructura general de la empresa y acércame la carpeta de ideas, vamos a comernos crudos a los nuevos, les voy a dejar tan alucinados con mis planes de futuro que no les dará tiempo a fijarse en como voy vestida, de que color son mis ojos o en si soy rubia natural.

  • Acción eso es que lo se necesita, enseguida jefa - respondió entusiasmada.

En breves instantes me había aseado un poco y estaba dispuesta a enfrentarme con cualquiera, tenía toda la información que necesitaba para sentirme la mujer mas segura del mundo, con paso firme me dirigía a la sala de juntas, tome un último respiro y llame ligeramente para anunciar mi presencia, abrí la puerta y entré en la estancia.

Todas las caras se volvieron hacia mi, carraspeé y dije con voz segura y profesional:

  • Buenos días, espero sepan disculparme pero he sufrido una serie de pequeños contratiem.... - o no, o no , o no, mirando a los presentes vi a la mujer del aparcamiento que robo mi hueco, la misma a la que había rayado su BMW nuevecito, creo que la sangre dejo de fluir por mis venas, no podía hablar ni respirar, nada. Ella me observaba con sus increíbles ojos azules con una expresión fría pero con un asomo de curiosidad en el fondo de su mirada.

Nelsie notando que algo iba mal, procedió a las temidas presentaciones, mientras yo seguía sin reaccionar.

  • Bien permítanme presentarles a Lucia Duarte, mi mano derecha y la que ha salvado mas de una vez a la empresa de situaciones realmente embarazosas, es inteligente, astuta y una fuente inagotable de ideas.

  • Parece que este intentando vendérnosla - hablo irónicamente la morena de ojos azules que no había despegado la mirada de mi - pero para eso debería haberla envuelto mejor ¿no creen?.

Todos comenzaron a reírle la gracia menos yo que simplemente sonreí notando como por mi cuerpo empezaba a correr de nuevo la adrenalina ante un enfrentamiento. Bien quieres guerra pues la tendrás mona, pensé.

  • Créanme no es necesario sus actos hablan por si solos - rebatió Nelsie nervioso - bien Lucia te presentaré son Kris, Linda, Elena, José - mientras lo hacia ellos iban realizando una leve inclinación de cabeza- y Ruth - finalizó mientras mis ojos volvían a mirar hipnotizados a los ojos de ella.

  • Ya veo que tiene un gran defensor en su jefe Señorita Duarte - seguía con su tono irónico - bien si no les importa no podemos perder mas tiempo - sus ojos dejaron de mirarme lo que hizo que por fin respirara tranquila - tenemos demasiadas cosas por hacer y quizás ahora que ha venido, por fin, su joya de la corona nos centremos en los problemas.

Será z..... volví a pensar, si ya cuando la vi en bajar de su coche algo en mi presagio que es una buscona, entras a matar desde el principio pues esta vez no me voy a dejar quitar hueco aunque esto merezca mi despido.

  • Bien - hable con un tono tan seguro que hasta yo estaba asustada - creo que la Señorita...- no sabía como se apellidaba.

Creí ver un asomo de sonrisa, imaginaciones mías seguro.

  • Ross, me apellido Ross.

Tanto Nico, Justina, Mikel, Natalia como Nelsie se quedaron perplejos ante la noticia, por los dioses era la hija de Jonathan Ross, el multimillonario. A los "visitantes" se les veía relajados sabiendo que la noticia les pillaría por sorpresa. Sin entenderlo yo no me "alucine" como ellos, era como si algo en mi hubiera dado por supuesto que ella sería alguien muy importante por lo cual continué hablando.

  • Bueno Señorita Ross, usted no ha venido ha perder su valioso tiempo - enfatizó la palabra valioso con una dulce sonrisa mientras la mirada se dirigía por los componentes de la "visita" deteniéndose en Ruth - y sus compañeros tampoco, por lo tanto iré al grano.

Con una seguridad que estaba lejos de sentir, que sorprendió gratamente a mis compañeros especialmente a Nelsie y Nico, comencé a repartir los distintos informes mientras iba explicándoles página por página los detalles de los mismos mientras tomaba asiento.

Sus ojos no se despegaron de mi, aunque no la miraba tenía esa sensación y sin saber porque temía que mis ojos se encontraran con los suyos.

Lejos de intimidarme (supongo que es lo pretendía) producía el efecto contrario el que tuviera aún más ganas de demostrar el éxito de mis proyectos futuros, pensaba en la gente que dependía de esas ideas y sentía que era capaz de enfrentarme a mil Ruth Ross.

  • Bien señoras y señores esto es lo que hay - dije respirando por fin después de la demostración de capacidades.

Un silencio se hizo en la sala, nadie hablaba fije mi mirada en Nelsie el cual sonreía confiado, como dándome a entender que las ideas eran más perfectas ahora que cuando se las revelé al equipo con él a la cabeza.

Todos nosotros les mirábamos a unos y a otros, yo seguía por todos los medios posibles de cruzar mi mirada con la suya, sin saber el motivo aparente de ello algo en mi subconsciente decía que si lo hacia quedaría atrapada en una telaraña invisible si es que eso era posible.

  • Bueno - comenzó a hablar Linda - las propuestas son bastante interesantes pero su reestructuración de la empresa no creo que sea demasiado......

No terminó la frase ya que Ruth la concluyó por ella.

  • Brillante.

Por fin nuestras miradas se cruzaron, en la suya había satisfacción en la mia rabia y odio.

  • Verá Señorita Duarte - prosiguió hablando mirándome fijamente la tensión era palpable en la sala - no pretenderá que el modelo de empresa que usted esté planteando sea el que nosotros elijamos ¿verdad?. Si su respuesta es que si es que es más ingenua de lo que aparenta. Somos nosotros los que compramos la empresa y por lo tanto consideró una osadía por su parte el intentar que la empresa no solo siga con su línea habitual, la cual no es del todo mala, sino que se siga organizando a su manera ¿comprende?.

Estaba a punto de explotar. Antes de hablar respiré hondo, conté diez mentalmente y pensé en la gente que dependía de nosotros, aún así no pude dejar que en mi voz hubiera cierto tono irónico:

  • Bueno Señorita Ross, en absoluto pretendo que nuestras ideas prevalezcan sobre las suyas, son solo sugerencias para intentar aconsejarles en como se pueden enfocar las cosas, por supuesto que ustedes tendrán sus planes realizados solo pensamos que quizás les orientaría un poco dada su .... inexperiencia - enfaticé esa palabra con una semi sonrisa en mis labios - en el campo de la publicidad.

Por el rabillo del ojo noté como Nico y Natalia se ponían pálidos, pero sentí la mano de Nelsie por debajo de la mesa de reuniones apoyándose en mi pierna en señal de solidaridad, el gesto para mí del todo inocuo no pasó desapercibido por Ruth, en sus ojos apareció un pequeño indicio de reproche.

-Si aunque nuestra experiencia es más bien escasa - al decir esto una sonrisa de satisfacción cruzo su cara, "porque Hades sonreirá esta ahora" me preguntaba - hemos sido debidamente informados en lo referente a la publicidad, en breve José les explicará nuestros propósitos futuros.

Kris empezó a repartir unos informes con una presentación increíble, parecían encuadernaciones de lujo "si creen que esto nos intimidará van listos" medité pero fijándome en mis compañeros les vi realmente sorprendidos observándolos y ni siquiera los habían abierto. "Esto va de mal en peor, mejor me hubiera quedado en casa por lo menos en el vecino encontré apoyo" mis cavilaciones estaban dándome la razón.

Cuando terminó de repartir volvió a sentarse, ellos observaban como acostumbrados a causar estupor en la gente, cada uno de sus movimientos era fríamente calculado para impresionar y así desmontar continuamente a los contrarios.

La única que parecía no estar estupefacta era yo, y parece ser que eso les llamaba la atención especialmente a Ruth, "parece que la princesita no está acostumbrada a que alguien no caiga rendido a sus pies, pues guapa has dado con la horma de tu zapato" sin darme cuenta mientras ojeaba el informe sin leerlo realmente una sonrisa de satisfacción invadió mi cara.

  • ¿Le importaría decirme que es lo que provoca su risa en el informe? - su voz me sacó rápidamente de mis ensoñaciones devolviéndome a la sala. Alcé mi mirada.

Todos me observaban de nuevo; empezaba a ser un habito bastante desagradable el ser constantemente centro de atención.

" Me rió de ti, bruja asquerosa " mi mente seguía traicionando a mi sentido común.

  • Disculpe, fue algo que recordé - salí del paso - su informe parece.....perfecto.

  • Gracias - habló José - si permiten les explicaré su contenido.

Después de unas cinco horas estudiando sus ideas, sorprendí a mi cerebro pensando que sus razonamientos acerca de los posibles cambios eran bastante mejor que las nuestras.

Estábamos deseando que nuestros "adorados" visitantes se marcharan para poder intercambian nuestras opiniones acerca de ellos.

Nico lanzó varias miradas hacia mi como dándome a entender un "son bastante buenos ¿verdad?". Claro con dinero todo es posible pensaba yo.

  • Bien amigos - habló Nelsie - creo que por hoy es más que suficiente, veo que la empresa está en buenas manos y yo no puedo hacer más por ella, por lo tanto creo que lo mejor es que todos vayamos a comer amigablemente. Por supuesto yo invito, van a comer el mejor arroz con bogavante de su vida.

Comenzamos a levantarnos de la mesa recogiendo nuestras cosas, realmente no podía ir a comer tenía demasiado que hacer debía de regresar a mi casa ver el desastre y las posibles soluciones y por supuesto cambiarme de ropa para la reunión de la tarde.

Me acerqué discretamente a Nelsie, el resto de la gente hablaban unos con otros observé a Nico hablar con la arpía (mote que decidí poner a la prepotente Ruth).

  • Nelsie, perdona - le agarre del brazo y le separe de Natalia y José disculpándome con una dulce sonrisa por ello - he de regresar a casa, se ha caído la parte del porche,¿recuerdas que te comenté en que estado se encontraba?, además he de cambiarme para la reunión de la tarde.

  • Porras Lucia, las cosas van bastante mal como para que encima no acudas a la comida - recriminaba mi actitud con sus palabras.

  • Sabes que si no fuera realmente urgente nunca lo haría ¿verdad o mentira? Tengo que ver si el desescombrado está siendo realizado no quiero que encima me multen por ello - una lastimera mirada subió a mis ojos verdes, sabía que él no se resistiría a ello.

  • De acuerdo niña - sus mano agarraba mi brazo - pero intenta estar puntual para la reunión de la tarde por favor, intentaremos hacer que bajen su guardia aunque creo que eso es imposible.

  • Tranquilo verás como encontramos su punto flaco más rápido de lo que crees - mi voz no sonó tan segura como pretendía y él se dio perfecta cuenta de ello.

Con un ligero hasta ahora despidiéndome de los que quisieran oírme, huí rápidamente a mi despacho. Entré por la puerta exterior sin que Raquel se percatara de mi presencia sino me tendría un buen rato dándole todo tipo de detalles y explicaciones.

Recogí mis bártulos y fui directa a por mi coche.

Mientras me dirigía hacia mi casa pensaba en los acontecimientos del día y me sorprendí a mi misma pensando en esa mirada azul.

  • Eres idiota redomada amiga mía - dije en voz alta para mi misma - mira que pensar en su mirada azul, piensa en lo pija y esnob que es la niña y deja de imaginar sus ojos.

Una vez hechas las recriminaciones adecuadas concentré toda mi energía en lo que iba a encontrar en mi casa.

Vivía en una pequeña urbanización, que hacia muchos años vio sus mejores tiempos, ahora estaba prácticamente derruida aunque el entorno era agradable, ya que lo rodeaba un pequeño bosque de eucaliptos, y los vecinos en su mayoría eran gente joven muy amigable.

Al llegar a la entrada de la vivienda, por llamarle algo ya que su estado distaba mucho de ser llamada vivienda, observé con estupor que todos los escombros habían sido recogidos y tome nota mental de hacer un regalo carísimo a mi adorable vecino por las molestias que se había tomado con todo.

Al aparcar en la entrada nada más bajar me dirigí a la casa de mi vecino.

Entré sin llamar ya que la puerta siempre estaba abierta, más de una vez le reñía por ese echo pero él se encogía de hombros y me decía imitando tono paternalista. - Has de confiar en la gente hija mía - ponía una de sus caras de "cura" y sin remediarlo en mi comenzaban unas grandes carcajadas.

  • Tomy ¿dónde estás? - chillé

  • En la cocina cariño - escuché una potente voz al fondo del pasillo.

Según avanzaba se apoderaba del aire un delicioso olor a bizcocho.

Nada más entrar allí le vi, embadurnado de harina y con las manos en la masa (os suena). Aproveché para observarle sin que se diera cuenta.

Era todo lo contrario a mi él altísimo, yo bajita, el moreno, yo rubia, sus ojos negros, los míos verdes, su pelo largo, el mío corto, pero había algo que compartíamos el gusto por los hombres, eso y que a los dos nos encantaba dormir y comer.

Como sintiéndome se dio la vuelta y una gran sonrisa ilumino su preciosa cara llena de harina. En ese instante sentí como la risa brotaba de mi liberando toda la tensión acumulada.

  • Como adoro verte sonreír "monseri" - dijo mientras me abrazaba imitando un casi perfecto francés - pero "mondiu" ¿qué ocurrió con tu precioso traje?.

Mi sonrisa se convirtió en mueca a la vez que rememoraba lo acontecido esa mañana.

  • Ven a casa y te lo cuento mientras comemos. Te debo la vida por lo de los escombros, muchas gracias.

  • Mira lo que te preparé para comer hoy - como por arte de magia empezó a sacar unos espaguetis con gambas, unos solomillos a la pimienta y un delicioso bizcocho de chocolate - sabía que era tu gran día y lo preparé para comer aunque no estaba seguro de que vinieras.

Segunda nota mental, pensé hacerle dos regalos carísimos.

  • No se que haría sin ti, eres mi ángel de la guarda Tomy, - mientras le hablaba él ya había comenzado a poner la mesa. Hice intención de ayudar pero con la cabeza indicó la silla.

  • Pero quiero ayudar en algo - protesté.

  • Eres mi invitada, siéntate y cuéntame ya.

Él seguía poniendo la mesa de la cocina, era el lugar más acogedor de la casa ya que a Tomy le encantaba inventar nuevos alimentos. Pasaba mucho tiempo allí incluso le gustaba leer en una destartalada mecedora mientras por el gran ventanal observaba el descuidado jardín.

Tercera nota mental, comprarle una mecedora nueva.

  • Lucía - en su voz había paciencia - vuelve a la tierra y comienza a largar sino no..... no te daré de comer.

Le lancé mi más dulce sonrisa.

  • Jamás dejarías que muriera de hambre, me quieres demasiado.

  • Si pero eso no implica que te deje sin comer de vez en cuando.

Le comencé a contar mis andanzas mientras servía la comida, eso sí a partir del momento en que marché, como alma que lleva a Hades, a trabajar ya que sabía lo de la casa.

Cuando llegué a la parte en que rayé el coche su cara era un verdadero poema.

  • ¿Desde cuando eres tan bicho? - gimió - no conocía esa faceta tuya.

  • Espera que llega lo mejor - le dije mientras no podía dejar de comer- esto está realmente exquisito.

  • Céntrate cariño y sigue con la historia - estaba muy interesado.

Cuando llegué a la parte de que la nueva dueña era a su vez la mujer del aparcamiento su expresión se tornó tan cómica que no pude más que comenzar a reírme histéricamente.

  • ¿No puedo creer que encima lo consideres gracioso? - estaba ofendido.

  • Pero Tomy - comenzaba a dejar de reír lentamente - ¿qué quieres que haga que me corte las venas?.

  • ¿Sabe que fuiste tú? - en su voz había temor y preocupación.

Medité la respuesta ya seria.

  • No lo creo, pero lo sospechará.

  • ¿Qué harás si te acusa? - espero mi contestación.

Suspiré.

  • Rezaré para que no sea así, de todas formas ¿qué hago si lo hace?.

  • Lo mejor es que te hagas la inocente, con tu carita no será difícil.

  • Espero que no culpe a nadie, tendrá un seguro a todo riesgo que se ocupará de todo.

  • Bueno prosigue tu historia, la verdad estoy alucinando en colores te han pasado más cosas a ti en una mañana que a mi en una vida.

  • Eres un exagerado, pues después .......- continué la historia mientras llegábamos al postre.

Al terminar de comer me levanté para quitar la mesa intentó protestar pero con una mirada lo acallé. Seguía asombrado por como había transcurrido mi día y como no, la Señorita Ross le cayó fatal.

  • Bueno ahora cuenta como ha transcurrido tu día - pregunté cambiando por fin de tema.

  • Pues después de marcharte llamé a Jorge para que viniera a echarme un cable con los escombros, luego les llevamos al vertedero y fuimos al gimnasio. Di mis tres clases y volví a prepararte la comida - le noté pensativo.

  • ¿Qué tal con Jorge? - no quería que pensara en los incidentes de la oficina. Volví mi cara de la pila donde estaba fregando y observé una mirada de amor al preguntar por Jorge.

  • Bueno es un chico genial, trabaja conmigo en el gimnasio y tenemos gustos comunes, pero no quiero ir rápido con él ya sabes como son estas cosas, enseguida me emociono y luego la desilusión por el fracaso es mayor - sabía que lo decía por su última conquista un chico francés guapísimo que en cuanto se vino a vivir con él le desvalijo todo lo que pudo y más, recuerdo lo mal que lo paso entonces y no le quiero volver a ver así.

  • Será mejor que vaya despacio, es más seguro. Si le ves luego dile que está invitado a una gran cena en mi casa por ayudarte con todo.- mientras me secaba las manos volví para observarle - y a ti gracias de nuevo eres un gran amigo.

Fui hacia su silla y le abarqué con un gran abrazo.

  • Me encanta cuando me abrazas así, siento algo cálido y familiar en ti - sus brazos rodearon mi cuerpo apretando con firmeza pero con mucho amor - eres la hermana que siempre quise y nunca tuve.

  • No seas bobo tu hermana Andrea te quiere con locura - le decía a la vez que lo soltaba.

  • Lo sé pero quedaba tan bien decirlo.....- comenzamos a reír.

El reloj de la pared marcaba hora de regresar.

  • Voy a casa a cambiarme y otra vez a la ofi, espero que la jauría se halla apaciguado con la comida y no se haya dado cuenta aún de lo de su coche.

  • Mejor ve concienciada de lo que has de decir, a esa gentuza no le importa machacar al débil disfrutan con ello, pero tú puedes guerrera - dijo bromeando - que no se atreva contigo si has rallado su coche igualmente la puedes partir un brazo o algo así.........

Comenzó a reír.

  • No seas guasón - regañe enfadada - lo del coche fue .....involuntario, no se que me ocurrió, era como si un instinto de supervivencia se apoderara de mi al verla. No se.......

  • Vale se que no eres así, ella te hizo ser así. Solo recuérdame que no te quite nunca, nunca el hueco de aparcamiento........- mientras le lanzaba el trapo mojado, él ya subía corriendo las escaleras riéndose.

Volví a mirar la hora y decidí arreglarme un poco, con un ligero hasta luego fui directamente a la salida hacia mi casa.

Al llegar sin querer demorarme demasiado observe por encima los daños del porche.

  • Si el dueño no quiere pagar, nos aguantaremos sin porche - susurré.

Entré dentro.

Aunque su aspecto por fuera estuviera bastante, digamos, "desaliñado" por dentro era cálido y acogedor, unos cuantos muebles en buen estado y unas paredes en tonos cálidos, le daban un aspecto de hogar. Tampoco era demasiado exigente y el que estuviera todo limpio era lo más que necesitaba para vivir feliz, le gustaría tener su casa propia pero la falta de fondos no se lo permitía.

Una vez en su habitación, se puso un traje verde claro, se retoco el poco maquillaje que se solía poner y se aseo.

Miró que en el contestador no hubiese mensajes y se dispuso a volver a la oficina a por el segundo asalto.

Antes de salir observó su aspecto en el pequeño recibidor de la entrada dándose el visto bueno.

  • Haber ahora si estoy bien o mal envuelta - dijo a su reflejo.

Con una sonrisa de satisfacción en su rostro se dirigió de nuevo al trabajo.

Llegué con tiempo suficiente a la oficina, o eso creía yo.

Aparque sin dificultades, gracias a los dioses, y fui directamente a mi oficina sin pararme con nadie.

Rosa, la recepcionista de planta, hizo ademán de decirme algo pero no la di tiempo rápidamente fui al despacho.

Antes de entrar mi cerebro iba a mil por hora pensando en el próximo movimiento a tomar.

"Que Hades puedo hacer para arreglar las cosas"pensaba "quizás si les propusiera una cuenta de algún cliente importante mantendrían al 100% del personal".

La puerta se abrió y apareció Raquel con una taza de café.

-¿Cuándo has llegado?¿o mejor dicho cuando te has ido? - estaba sorprendida.

Sonreí al responder.

  • Marché a arreglar lo del porche pero Tomy lo había resuelto todo.

Su cara estaba seria.

-No se si sabes que han llegado hace media hora de comer y están otra vez en la sala de reuniones, creí que te encontrabas con ellos.

Mi sangre dejo de fluir por mi cuerpo noté como me ponía pálida completamente.

  • No puede ser - exclamé - no he tardado tanto en ir y volver.

Como si mi vida dependiera de ello y ante la sorprendida mirada de Raquel recogí todo lo necesario de mi mesa para la siguiente reunión, consternada de llegar tarde también a esta. Dos veces tarde en siete años, tendría suerte sino me despedían inmediatamente.

Al intentar salir atropelladamente debido a los nervios, se cayeron todas las carpetas de mis manos al suelo.

  • Mierda - grité - ¿nada va salir bien hoy?.

Raquel en su afán de ayudarme debido a el estado en que me encontraba tropezó con una de las carpetas con tan mala suerte ( lo que ese día parecía el común denominador) que su café cambió de el color de mi traje verde claro.

Mi primera reacción fue ayudarla a levantarse.

  • ¿Estás bien? - le pregunté al notar lágrimas en sus ojos.

  • No - sollozó - mira tu hermoso traje te lo he puesto perdido.

El desastre era total y absoluto, iba a llegar tarde y con el traje echo un asco. No creo poder soportarlo más pensé.

La miré directamente a la cara y vi su rostro compungido haciendo esfuerzos por no llorar a moco tendido.

  • Bien mujer, no te preocupes - intente parecer despreocupado sin conseguirlo - están acostumbrados a que llegue tarde y llena de mierda no sería bueno abandonar las "tradiciones".

Hizo un asomo de sonrisa.

  • Vamos recojamos esto.

Una llorosa Raquel y una desanimada "yo" comenzamos a recoger los papeles, los cuales milagrosamente no se habían en absoluto manchado.

"Esta todo en mi ropa" ironicé mentalmente.

Con los documentos en mi poder, y después de escuchar como doscientas veces lo siento fui a la "cámara de gas", o sea a la sala de juntas.

Respiré hondo sabiendo que mi entrada iba a ser traumática para mi equipo y llamé suavemente a la puerta.

Nada más entrar mis ojos fueron directamente a la mirada azul acero de Ruth.

Los caballeros se levantaron.

  • Disculpen mi retraso, de nuevo, es imperdonable lo sé, pero las circunstancias ......- intenté decir con voz titubeante y la más dulce sonrisa que pude subir a mis labios.

  • Bueno, veo que es costumbre en usted llegar tarde - respondía sarcástica Ruth mientras observaba mi aspecto.

El comentario hizo cierta gracias a los "visitantes", se reirían de cualquier cosa que diga pensé para eso es rica.

  • Si es tan amable, de dejarme terminar una frase - la enfrenté directamente con mi verde mirada llena de rabia - le podré contar que a mi secretaria se le ha caído el café encima mío y no tuve tiempo de volver a cambiar. Ya se que mis problemas no le importan ni lo más mínimo, me la trae al viento que le importen todo sea dicho, pero creo que, por lo menos la deben de haber enseñado algo de educación en la universidad, si es que fue a alguna, de no burlarse de la gente hasta que por lo menos acabe de decir lo que Hades este intentando explicarle.

Respiré hondo ya que había hablado de forma seguida y atropellada.

Se palpaba la tensión en el ambiente, todos esperaban una reacción explosiva de la "arpía" , en todo momento habíamos mantenido las miradas cruzadas.

Creí captar en sus ojos un leve atisbo de sorpresa e incredulidad, quizás la pille desprevenida.

Esperé la reprimenda de pie y estoicamente.

  • Bueno Srta. Duarte, si he ido a la universidad pero la verdad es que asistí a pocas clases- continuaba mirándome tenía un amago de sonrisa en su cara - y creo que la clase de educación debí perdérmela. Ahora sino le importa nos gustaría seguir, o en su caso empezar, con la reunión. ¿Dónde estábamos?.

Noté que la gente respiró, no había sido la única conteniéndola, pensé.

  • Bueno antes de que llegara usted - empezó Kris hablando - estaba intentando explicarles como íbamos a asumir las cosas de ahora en adelante.

Yo ya sentada en un sillón, escuchaba como iban a suceder las cosas, ellos habían hecho un estudio sobre el personal y lo primero que iban a hacer es despedir a gente que consideraban inadecuada para el puesto que desempeñaban.

Cuando le oí mencionar esto una mirada recriminatoria de Nelsi hizo que mis palabras se quedaran en mi garganta y me abstuve de realizar cualquier comentario sobre ello.

Miré de reojo a la "arpía" que a su vez observaba unos papeles pero al notarse "estudiada" alzó de nuevo sus increíbles ojos azules que rápidamente rehusé mirando hacia Kris que continuaba hablando.

"Porras - pensé - me ha pillado curioseándola de nuevo, ¿como es que no puedo dejar de observar que hace cada instante? Debe de ser instinto de supervivencia, miro como actúa para poder repeler el ataque cuando llegue. Venga deja de decirte tonterías a ti misma y concéntrate en lo que dice este chico.

Por primera vez fije mi total atención sobre Kris, era un chico de unos veintiocho años como yo, calcule, era pelirrojo y bastante bien parecido. Tenía un aire vikingo que le hacia interesante. Se le notaba firme mientras hablaba, su tema debía de ser algo relacionado con la reestructuración del personal por como estaba tratando el tema.

Los ojos de él se volvieron a los míos, "Vaya les tiene grises y son realmente bonitos, no entiendo como no me fijé antes en él". Su cara se suavizó al mirarme y su expresión se tornó agradable.

Le sonreí y él a su vez me la devolvió.

Tenía dientes blancos y sonrisa agradable. Desvió su vista de mi, borro su sonrisa y continuo su exposición.

Note que era yo la "estudiada", sabiendo perfectamente quien lo hacia volví la cabeza de nuevo hacia Ruth, en su cara había expresión acechadora con una ceja alzada ligeramente como advirtiéndome de que tuviera cuidado con lo que miro.

"Estará liado con ella" reflexione interiormente "sino ¿por qué demonios me mira así?. Vaya realmente sabe como ponerme nerviosa.

Volví mi atención a la reunión, estaba hablando Linda sobre las nuevas campañas publicitarias mucho más directas y modernas.

-No creo que les haga mucha gracias el cambio de imagen de la empresa, ellos están acostumbrados a las viejas tradiciones, así ha sido siempre con sus campañas- protestó Natalia.

-Buena observación - respondió Linda - pero nosotros aspiramos a darle un aire más moderno a la empresa, el cambiar las cosas no solo nos dará un aire más actual sino que empezaremos a ser vistos como serios competidores de las grandes marcas.

  • Miré - intervino Elena - simplemente queremos empezar a tener grandes cuentas.

  • Pero ya tenemos alguna gran cuenta - acudió Mikel en ayuda de Natalia.

  • Si, pero no lo suficientemente grandes como para poder competir. Por ejemplo......- comenzó a enumerar grandes compañías que gastaban verdaderas fortunas en su publicidad - sabemos que es difícil hacer sombra a las grandes compañías pero eso es lo que pretendemos.

Mi equipo guardaba silencio asimilando las noticias, en ese mismo momento me di cuenta de que Nelsie jamás se había arriesgado a conseguir grandes contratos, sino que se había ido amoldando a contratos cómodos y sin peligro.

Expusieron sus ideas para empezar, ellos mismos se iban a encargar de "sustituir" al personal que no consideraban adecuado debido a los cambios que en breve se iban a producir en la política de los nuevos propietarios.

Nosotros les indicamos como solían funcionar las cosas por allí, que se hacía normalmente, etcétera. Nos percatamos de que no solo estaban bien preparados para el campo de la publicidad sino que además entendían de otros temas.

La tarde pasó volando, miré el reloj al fondo de la sala y vi que eran las nueve de la noche.

"Fuuuuu, se me han pasado las horas volando" cavilé "todavía nadie ha dicho que va a pasar con nosotros."

  • Bien - hablo Nico - ¿qué ocurrirá con nuestros puestos?.

Como si me hubieses leído el pensamiento amigo, pensé.

Todos se silenciaron.

  • Bueno - habló Kris mientras miraba a Ruth- realmente no hemos tenido tiempo de estudiar sus currículum adecuadamente por lo tanto, será mejor esperar a leerlos y darles una respuesta personal a cada uno de ustedes.

"Creo que tendré que empezar a buscar trabajo ya, caray con la necesidad de dinero que tengo y ahora a empezar de nuevo" razoné mientras bajaba la cabeza con pesar hacia los papeles de enfrente mío "ya sabes chica que en cuanto encuentras algo bueno siempre te dura poco".

El ambiente había enrarecido un poco.

  • Será mejor que me vaya - dijo Ruth levantándose de su silla, "si que es alta la condenada" aprecié - tengo que regresar a Paris para cerrar unos acuerdos.

Todos se levantaron, pensé en quedarme sentada, total me iban a despedir de todas formas pero los ojos de Nico me suplicaron que no lo hiciera, sería demasiado infantil hasta para mí, mejor hacer lo que todos, reflexioné.

Recogió los papeles de la mesa con calma y los guardó ordenadamente en una elegante carpeta de cuero.

Ya todos estaban de nuevo hablando unos con otros, yo intercambiaba impresiones con Mikel, mientras observaba en mi campo de visión a Ruth hablar con Nelsie. Sonó su móvil, se disculpó con Nel y contestó.

  • Si ya voy para allá, si el reactor me espera en el aeropuerto - joder tiene un avión privado pensé - claro en un par de horas estoy allí. Vale espérame. Ok. - y colgó.

Sus ojos se volvieron a cruzar con los míos, su mirada decía "¿ves algo interesante?"con su ceja ligeramente levantada lo que parecía un gesto característico en ella. Nos quedamos un instante.... estudiándonos, y volví mi atención a Natalia que comentaba algo sobre los nuevos posibles contratos.

  • Disculpen he de marcharme - decía mientras comenzaba a dar la mano a Nico- pero mi equipo permanecerá aquí haciéndose cargo de todo, ustedes seguirán con sus labores facilitando en la medida de lo posible la de ellos, yo me mantendré informada de lo que ocurra hasta mi regreso.

Prosiguió dando la mano a Mikel, Justina, Nelson, Natalia y por fin, yo.

Extendió su mano hacia la mía mientras nuestras miradas se reflejaban la una en la otra, realmente tiene unos ojos hermosos aunque tengan esa frialdad, deben ser "alucinantes" cuando muestren algo de calidez.

Su apretón era firme, sentí una rara sensación de hormigueo por mi brazo, se dirigió a mi en voz baja apenas un susurro que yo escuche perfectamente.

  • ¿No sabrá nada quien puede haber estropeado mi coche verdad? Lastima que sea alquilado - sentenció con una perversa sonrisa mientras yo notaba como un intenso color rojo subía a toda mi cara- por cierto hay que arreglar eso de las plazas de aparcamiento, la gente se pone muy "tirante" si no encuentra hueco enseguida ¿no creé?.

  • Yoooo nooo... digo si....- tartamudeé estúpidamente recordando el incidente- yo no tengo ni la más remota idea de quien ha rayado su coche- concluí titubeante.

Su mano dejo la mía en lo que pareció un instante eterno, mientras me dirigía una picara sonrisa que me dejo sin aliento.

  • Seguro, se la ve tan inocente....pero yo en ningún momento dije que ufe rayado - siguió susurrando bajito - por cierto a ver si es posible que la próxima vez que nos veamos venga con ropa limpia.

Cuando entendí su comentario e iba a contestarle ya no estaba en la sala. El resto seguía hablando como si tal sin haberse percatado de nuestra conversación.

"Por los dioses, deja fuera de combate a cualquiera, sabe que fui yo ahora no solo no tengo trabajo sino que seguro que da mala referencias mías" murmuré entristecida.

Una vez concluidos todos los "formulismos" lo que nos llevo otras dos horas pudimos regresar a nuestras casas cansados ya que mañana sería otro día de gran actividad.

Mientras me dirigía a mi casa, asimilé lo acontecido durante el día y hable en voz alta:

  • La verdad es que ha sido un día muy intenso, pero que muy intenso.

Sin entender porque volvió a venir a mi mente unos impactantes ojos azules.

En el reactor en un aeropuerto, Ruth subía rápidamente al avión abajo del cual estaban dos azafatas esperando su llegada.

Saludo y lentamente subió al aparato acomodándose con la eficiente ayuda de las azafatas, enseguida un ruido ensordecedor le indicó que los pilotos habían comenzado las maniobras de despegue.

Una vez en el aire las azafatas le ofrecieron su cena, mientras revisaba papeles.

Una sonrisa apareció en sus labios recordando su día.

"Vaya, vaya, nos ha salido una rubita rebelde" rememoró el momento en el cual preguntó por su coche y Lucía se puso como un tomate.

Por los dioses su cara era como un libro abierto, no podría mentir ya que enseguida se reflejaría en su cara.

Realmente sintió arrebatarle su plaza de aparcamiento, pero tenía demasiada prisa como para cedérsela y buscar otra. No era su forma de hacer las cosas frecuentemente, en cuanto la vio medio fuera de su coche recriminándola por ocupar su hueco, algo en ella hizo querer quedar por encima de esa "molesta" rubia de ojos verdes.

Y que ojos, en su conjunto era una chica muy atractiva, pensó.

Su pelo rubio, su pequeña pero justa estatura, sus inmensos ojos verdes, sus carnosos labios, su actitud insegura pero valiente, ......

  • Eh, ¿cuándo te has fijado en todo eso? - se recriminó en voz alta.

En cuanto la vio entrar en la reunión algo en ella se encendió, como sabiendo de antemano que después del incidente se volverían a encontrar, lo que no le había gustado nada era esa actitud tan familiar con Nelson.

Sin saber porque le causo una extraña sensación en el estomago ver la actitud tan amigable con la que se trataban, era como si la molestara ese hecho,.

  • Seguro que se acuestan juntos - siguió hablando en voz alta mientras sacudía la cabeza intentando dejar esas estúpidas ideas de lado.

Una morena cabeza se asomo hacia la espaciosa sala donde ella estaba

acomodada.

  • ¿Todo bien señorita Ross? - le preguntó - ¿necesita algo?.

  • No Lisa, todo perfecto como siempre - respondió sonriendo.

La cabeza desapareció a la vez que sonaba un teléfono. Volví a aparecer esta vez el cuerpo completo, con un inalámbrico en sus manos.

  • Disculpe, es su padre - me pasó el teléfono.

  • Hola papá ¿qué tal todo por Nueva York? - comenzó ha hablar mientras miraba la oscuridad exterior - si voy hacia allá, lo se. Tu también deberías estar haciéndolo - respondía brevemente - no ya me encargue de ello si promete bastante, creo que voy a llevarlo yo cuando acabe con lo de Paris. - otra pausa - si lo se pero tengo ganas de hacerlo ya se que no quería saber nada de la publicidad pero he cambiado de parecer, entonces de acuerdo yo me encargo. Vale....yo también te quiero- colgué.

Su padre, otra sonrisa inundó su cara. Realmente era un ser adorable con ella, no entendía como la gente podía temerle tanto, por lo mismo que me teme a mi, pensó, por el dinero.

Cuando su padre le informó de la nueva adquisición no le hizo ninguna gracia, la verdad es que la publicidad nunca le había atraido y que le tocase cargar con el muerto de adaptarla al estilo de "Empresas Ross" no la atraía demasiado, pero sin entender muy bien porque había cambiado de idea, realmente la atraía ese mundo de.....repente.

  • Creo que te has encaprichado de la......publicidad - dijo sonriendo ampliamente.

Hacia mucho tiempo que nada la llamaba tan poderosamente la atención.

Observó que quedaba aún media hora para llegar a Paris y decidió dar una rápida cabezada.

"Creo que voy a disfrutar haciendome cargo de la nueva empresa" pensó mientras cerraba los ojos viniendo enseguida a su mente una impresionante mirada verde.

Habían pasado diez días desde la famosa reunión y todo cambiaba demasiado rápido, analizó Lucía.

Su puesto aún pendía de un hilo, eso era seguro, y el lunes llegaba la gran jefa, apodo que la habían asignado los empleados, sinceramente ella consideraba más adecuado el de arpía; después de haber resuelto unos "problemillas" en Paris.

Ese era su último fin de semana como trabajadora de Ross Public S.A., estaba segura.

El cambio de nombre no la sorprendió en absoluto, sabia que ellos pondrían su sello personal y aunque al principio sopesaron la posibilidad de dejar el nombre de Viíta Bella S. L. enseguida cambiaron de parecer.

Se dirigió con la bicicleta hacia su lugar de "relajación mental".

Le encantaba ir allí y en esas dos semanas no había tenido oportunidad de hacerlo, era una pequeña montaña en las afueras de la ciudad en la cual había una impresionante casa colonial con unos enormes jardines rodeándola.

La propiedad ocupaba casi toda la montaña, sus jardines eran increíbles y estaban bordeados por un pequeño bosque.

Pertenecía a los Sres. Vallarta, una pareja mayor con mucho dinero que tenían propiedades por todo el mundo.

Lucía lo conoció por casualidad haciéndose amiga de la hija de los guardas, que vivían en una pequeña casa cerca de la propiedad.

Laura, era hija de Santiago y Marisa un matrimonio mayor que llevaban siendo vigilantes desde hace veinte años. Ella le enseñó una preciosa cabaña que nada tenia que envidiar al mejor de los chalet, que se encontraba en la parte alta de la propiedad y desde la cual se divisaba la costa y el enorme océano. Era una especie de paraíso dentro del paraíso, los dueños la mandaron construir cuando querían alejarse de la enorme mansión, era algo así como su nidito de amor.

Laura iba siempre allí para relajarse de las tensiones del día, ella me enseño ese lugar y enseguida me enamoré de él. Pasábamos la tarde hablando y riendo mientras nos mecíamos en el columpio del porche mirando el vasto mar.

Ella tuvo que irse al extranjero para seguir su carrera hacía dos meses pero sus padres me permitieron ir a la cabaña siempre que quería, lo cual solía ser una vez por semana. Mirar el mar desde allí tenía un efecto tranquilizador en mí hacia que olvidara todo lo malo sucedido hasta ese momento.

Solía coger la comida y con la bici de montaña se acercaba hasta allí, entraba por una pequeña puerta de servicio, que siempre estaba abierta sino estaban los dueños y subía por un pequeño camino hasta la cabaña, que se escondía entre los olorosos eucaliptos.

Entonces me sentaba o echaba en el balancín y miraba embelesada hacia el océano sintiéndome parte de él. Observaba como las olas rompían en los altos barrancos, escuchaba su hipnotizador sonido y olvidaba tensiones.

En cuanto llegué a la cabaña noté que algo había cambiado, el balancín había sido sustituido por uno más grande y cómodo. "Bueno"pensé "los dueños querrán gastar algo de dinero extra, la verdad es que ahora me gusta más."

Sabía donde se encontraba la llave para entrar en la cabaña pero jamás se me ocurría entrar ya que consideraba que era propiedad privada y eso sería atentar contra la privacidad de los dueños.

Me senté en el columpio y comencé a dejar que mis pensamientos negativos volaran de mi, una tranquilidad se apoderaba de mi dejándome solo paz interior.

Respiraba e inspiraba sentía que una enorme somnolencia se apoderaba lentamente de mi. Mis ojos se cerraron poco a poco hasta que me quede dormida.

En sueños sentía que alguien lamía mi cara con una gran y rosada lengua, comencé a despertar lentamente mientras mis ojos se acostumbraban a la luz del día, pero ante mí había un enorme mastín blanco que no hacia más que lamerme el rostro.

Sobresaltada intenté incorporarme rápidamente con tan mala suerte que caí del balancín, el mastín en vez de apartarse supuso que quería jugar con él y ni corto ni perezoso comenzó a saltar encima mía y tirando de mi ropa con su enorme y babosa boca.

  • Argo, para ya. Maldito perro guardían estás hecho- gritó una voz.

  • Oh, oh, - murmuré - esa voz me suena.

  • Si no la importa Señorita Duarte, me puede decir que Hades hace en mi propiedad.

"Tierra trágame" - pensé todavía en el suelo, a la vez que un rojo intenso cubría todo mi cuerpo.

  • ¿Señorita Ross? - hablé con voz temblorosa ya que el campo de mi visión estaba interrumpido por el enorme animal.

  • Argo - llamó a la gran bestia - ven aquí ahora - la gran masa de pelo, metió el rabo entre las piernas y se sentó a sus pies. "Cualquiera no la obedecería " pensé.

Comencé a levantarme mientras sacudía mi ropa llena de babas, sabía perfectamente que esa inconfundible voz pertenecía a Ruth pero algo en mí pedía a los dioses que no fuera así.

  • Disculpe Señorita Ross - todavía evitaba su mirada - pero esta propiedad es de los Sres. Vallarta no suya.

Por fin notando que el rubor había desaparecido, enfrenté su mirada. El ver de nuevo esos ojos azules corto mi respiración por unos segundos, "por los dioses tiene el océano en sus ojos" cavilé.

Aguantamos el desafío durante un momento que se me antojo eterno, pero la realidad es que no me importaría estar toda la vida mirando sus ojos, eran hipnotizadores como el mar.

  • Perdón que la corrija, no es sino era de los Sres. Vallarta. Ahora es mía, por lo tanto le molestaría mucho decir....- su voz empezaba a ser impaciente - ¿Qué está haciendo aquí?.

Noté como de nuevo el tono rojo invadía hasta las uñas de mis manos, estaba en la casa de la nueva jefa y sin permiso; sopesé la posibilidad de echar a correr pero seguro que en menos de un segundo me hubiera alcanzado.

  • Vera, yo......-balbuceé- no sabía....me dormí.....ejem..., disculpe será mejor que me vaya de aquí.

Fui directa a por mi bicicleta, la agarre pero antes de que pudiera montar ella ya estaba a mi lado agarrando mi brazo con mano firme, sentí un ligero calor al contacto con su piel que me mareó. Levanté la mirada en su cara había expresión interrogada como esperando que yo diese una explicación meramente razonable. Su mano me soltó y un escalofrío recorrió mi cuerpo como añorando de nuevo su contacto.

  • En fin - dije pasando de todo - miré lo cierto es que yo suelo venir aquí todas las semanas, soy amiga de los vigilantes y siempre que no están los dueños ellos me permiten subir hasta aquí, yo no sabía que esto había sido vendido sino jamás se me hubiese ocurrido subir sin pedir permiso, siento muchísimo esto y por supuesto no volverá a suceder.

  • O sea que los vigilantes permiten entrar a cualquiera mientras no están los dueños ¿o no? - preguntó.

  • No, ni hablar ellos no harían eso - notaba como la mala leche se apoderaba de lo que antes había sido una mente tranquila y sosegada-yo conozco a su hija, Laura, y ellos me permitían subir hasta aquí porque saben que me releja y jamás cogería nada de aquí, saben que pueden confiar en mi.

Su cara no expresaba ninguna emoción, incluso sus ojos se habían vuelto acerados.

"Mierda, que hago ahora seguramente los despida por mi culpa, o dioses ¿por qué hacéis esto tan complicado?"

  • Miré Señorita Ross, siento de todo corazón el haber entrado en su propiedad pero yo no lo sabía......

  • ¿Cómo entró aquí? - cortó mi frase mientras preguntaba.

"Piensa rápido maldito sea, no puedes decir que te dejan la puerta abierta" cavilé una respuesta, aunque la dije demasiado precipitadamente.

  • Yo salté la verja del norte de la propiedad.

  • ¿Y cómo pasó la bicicleta la alza con usted?- sus cejas se alzaron interrogativamente.

  • Pues.......verá.......la bici......- vale ya se que decir a ver si cuela- ....permanece escondía en unos pequeños arbustos dentro de la finca y siempre que vengo saltó la valla cojo la bicicleta prestada y subo hasta aquí.

  • ¿Es decir que no solo entra en propiedad privada, lo cual es delito sino que además roba una bicicleta que ahora es mía?- contestó.

"Esto se pone cada vez peor, al final no solo acabo sin trabajo sino que encima en prisión y sin mi bici nueva."

  • Disculpé, pero yo no robo nada, robar sería llevármela a mi casa y lo único que hago es subir hasta aquí en ella y luego dejarla donde está. ¿Y que le hace suponer que está bicicleta es suya?. Perfectamente puede ser de Laura que la tuviese escondida para cuando subiese hasta aquí.

  • No lo creo, ahora todo lo que ahí dentro de la propiedad es mío, además es demasiado nueva como para ser de la hija de los vigilantes que se marchó hace dos meses, si hubiese sido suya estaría oxidada.

  • No porque yo la cubro con un plástico y la limpio todas las semanas- un punto para mi salida.

  • Bien preguntaré a sus padres si es suya, ellos tienen que saberlo si su respuesta es no es que la bicicleta es mía. ¿Le importaría decirme por donde exactamente salta usted?. Quiero comprobar cuan de fácil es hacerlo para pensar en si he de mejorar la seguridad - su voz sonaba tan inocente.

"Auuchh, ¿cómo Hades voy a saltar una verja tan alta?. Espero que no me pida que lo haga o se descubrirá el pastel. ¿Y si me pide que le enseñe donde escondo la bici y donde esta el plástico? Esto va de mal a peor" Pensé.

  • Si por supuesto - soltando la bici y cogiendo mi mochila con lo que traje, me apresuré en un andar rápido hacia abajo por el camino, tomando nota mental de antes de llegar tomar una desviación hacia el norte lejos de la puerta de servicio, tenía que buscar un lugar creíble por donde poder saltar sino ella se daría cuenta enseguida del embuste y no se lo tomaría demasiado bien.

Noté como me seguían ella y fielmente a su lado el mastín.

Aceleré mi paso todo lo que pude resistiendo la tentación de echar a correr, notaba su mirada en mi espalda y eso producía una sensación extraña en mi cuerpo.

Unos doscientos metros antes de llegar a la puerta de servicio, salí del camino marcado bajando entre la maleza hacía las vallas. En cuanto aparecieron ante mí, parpadeé alucinada mirando la tremenda altura del muro, tendría unos cinco metros de alto y era prácticamente imposible de saltar. En la parte de arriba tenía unos pinchos de hierro estremecedores.

Volví mi mirada y note en que hacía esfuerzos por no reírse, sus ojos adquieran un tono azul intenso precioso, "deben de ser espectaculares cuando se ría" pensé.

El ver en su rostro esa diversión hizo que mi instinto de supervivencia saliera a flote, volví mi mirada hacia el muro y como por arte de magia recordé un eucalipto torcido que existía no lejos de allí que Laura me había enseñado al preguntarle yo como era posible que esos árboles crecieran tan rectos e impresionantes y ella respondió: siempre hay alguno que se salta las normas y me enseñó un gran árbol torcido que crecía cerca del muro.

Dirigí mis pasos hacia allí notando como ella me seguía de cerca.

Lo divisé, "ahora verás si puedo o no puedo".

Me volví y le dije:

  • Por ahí es por donde pasó hacia el otro lado, y para entrar lo hago parecido por otro árbol más al norte - respondí en mi rostro había satisfacción.

  • Bien ya que está aquí demuéstremelo, a parte que será mejor que se marché a casa ¿verdad? - levantó la ceja interrogativamente como esperando que dijese algo como ¡puedo salir por la puerta por favor! o algo así, pues bien no te voy a dar el capricho de verme vencida.

  • Si tiene razón será mejor que regrese - decidí convencida a la vez que volvía a ver el asombro en su cara como no creyéndose que fuera a saltar por allí - disculpe de nuevo por la intromisión no volverá a suceder.

"Pues lo voy a hacer, voy a salir por ahí" noté como la adrenalina corría por mi cuerpo mientras aseguré la mochila a mi espalda dirigiéndome hacia el árbol, lentamente comencé a escalar, estaba en buena forma y no parecía tan intimidante ahora que había empezado, lentamente y con seguridad seguí subiendo mientras analizaba como iba a hacer para pasar los pinchos de hierro de la parte alta y como hades iba a saltar hacia el suelo, era demasiada altura, bueno poco a poco, no quise volver mi mirada ni un segundo seguro que estaría allí abajo riéndose de mi, preferí no enfrentarme a ello.

Después de llegar arriba, noté que había cierta separación entre la rama más segura y el borde del muro, así como de los pinchos.

"Alargando mi pierna llegaré, pero como hago para evitar los pinchos, claro con mi camiseta" ni corta ni perezosa me deshice de mi camiseta quedándome solo con un top verde deportivo que hacía las veces de sujetador. Enrosqué mis manos alrededor de la prenda y respirando lentamente salté al muro.

Creí oír cuidado por favor, pero seguramente fue mi subconsciente avisándome del peligro de dicha acción.

Note un ligero pinchazo en mi mano izquierda, pero la adrenalina impedía que el dolor se apoderara de mi mente.

Ya desde allí asegurándome de agarrar la parte menos hiriente de los puntiagudos hierros, miré hacia el otro lado viendo la enorme altura que había.

"Si saltó me mato o me rompo una pierna" razoné mentalmente.

Con una serenidad que surgía en mi cuando había problemas divisé la rama de un eucalipto no muy lejos, lentamente me dirigí hasta allí andando muy despacio entre los hierros, observé que la camiseta estaba roja debido a que la mano izquierda sangraba, evalué la distancia del muro al árbol.

  • De aquí al circo valiente - me animé.

Volví a respirar hondo y impulsé mi cuerpo con un salto hacia el árbol, con una agilidad perfecta me agarré fuertemente a una de las ramas, desplacé mi cuerpo hacia el tronco y agarrándome en las ramificaciones del eucalipto fui descendiendo despacio pero segura.

Quedaban dos metros y medio para el suelo y ya no había donde agarrarse, sopesé la altura y decidí saltar esperando caer bien.

Comenzé a balancear mi cuerpo intentando no hacerme daño cuando callese, lancé mi mochila al suelo y ........me solté de mi agarre.

Caí sobre la pierna derecha primero notando como mi tobillo se torcía debido al impacto para después rodar por el suelo.

  • Aaaauuhhhuuuuhhhh - grité con dolor sin poderlo evitar mientras mis manos iban hacia el tobillo mientras estaba en el suelo.

  • ¿Estás bien? - Preguntó una voz que parecía preocupada al otro lado.

Mi cerebro enseguida asumió la pregunta y mi orgullo se ocupo de contestar.

  • Perfectamente gracias - grandes lágrimas surgían de mis ojos mientras intentaba que mi voz no temblase al hablar - ya me marchó hasta luego y de nuevo lo siento.

Tragándome el dolor, incorporé mi dolorido cuerpo del suelo mientras me daba cuenta que no tenía como volver a casa, la cual esta a un largo paseo. Me dolía enormemente el tobillo y en la mano izquierda tenía un gran corte que aún no había dejado de sangrar.

Recuperé la camiseta envolviendo en ella mi mano, colgué la mochila a mi espalda y busqué con la mirada un palo que hiciese el uso de bastón para poder apoyarme al andar.

Apoyé mi cuerpo en él y lentamente fui hacia la carretera cojeando rezando para que alguien parase y me acercará a la ciudad.

  • Seguro que se ha divertido mucho con el numerito - dije en voz alta mientras me acercaba a la carretera - ¿por qué demonios no habré cogido el móvil? Ahora llamaría a Tomy que viniera a buscarme. Lo que más siento es que he perdido la bici nueva y no puedo volver a mi sitio preferido, pero hubiese sido muchísimo peor arriesgarme a que despidiera a Marisa y Santiago por mi culpa habría sido desastroso.

Con cara compungida y muy enfadada llegué a la carretera, comenzé a andar por el arcén despacio notando que mi tobillo comenzaba a hincharse dentro de mi playera.

Aún seguía allí mirando alucinada el árbol por donde tan ágilmente había escalado Lucía.

Jamás podía creer que la encontraría durmiendo en su nuevo balancín cuando la vio pensó que su mente la estaba engañando ya que había soñado últimamente mucho con ella y creyó estar en un sueño viéndola allí.

En cuanto su mastín la diviso, en vez de gruñirla o atacarla solo se le ocurrió lavarla la cara con su enorme y rosada lengua. La verdad es que Argo tiene buen gusto pensó sonriendo.

"Maldito perro" pensó "me gustaría ser tú en este preciso momento".

Comenzó a despertarse, por un lado deseaba que lo hiciera para ver sus increibles ojos verdes pero por otro le encantaba verla allí tan relajada, tan, tan .......tranquila, le daban ganas de acurrucarse a su lado y protegerla.

De repente intentó ponerse en pie, con lo cual perdió el equilibrio y calló al suelo entre las amistosas manifestaciones de mi mastín.

  • Argo, para ya. Maldito perro guardían estás hecho- protesté sonriendo.

  • Oh, oh, - murmuró Lucía - esa voz me suena.

  • Si no la importa Señorita Duarte, me puede decir que Hades hace en mi propiedad - la curiosidad se apoderó de mi mientras no podía apartar mis ojos de ella.

A partir de ese instante el hecho de verla tan compungida por estar allí desencadenó en mi extraños sentimientos. Enseguida se ponía coloroda, no sabía mentir.

De repente al ver que se quería marchar ya, algo en mí no quería que lo hiciese y rapidamente ingenié una manera para retenerla allí por algún tiempo, solo se me ocurrió preguntarla y de repente me ví siguiéndola por el camino mirando su preciso cuerpo por detrás, ciertamente tenía un trasero precioso y unas piernas .......mmmm.

Al llegar abajo y ver el muro tan alto que Lucía afirmaba a ver saltado, la dieron ganas de reirse al ver que ya no tenía sentido que siguiera con la sarta de mentiras que llevaba contadas hasta el momento.

Estaba segura que lo hacía para proteger a los vigilantes ya que sabía que había entrado por la puerta de servicio, la cual encontró abierta cuando daba un paseo con Argo antes de subir a la cabaña.

Cuando la vi dirigiéndose hacia el eucalipto torcido y comenzar a subir tan decididamente, tuve que morderme la lengua para mandarla parar.

"Deja de ser tan tozuda y baja de ahí, no vas a poder subir solo te harás daño" pensé preocupada.

Al verla ascender notaba como se formaba un nudo en mi pecho, me estaba poniendo realmente nervioso verla allí, cuando llegó arriba observé como pensaba en el siguiente paso a dar, la distancia entre la rama y el muro me pareció enorme, de repente se quitó la camiseta y a mi se me cortó la respiración mientras observaba su fantástico cuerpo.

"Jamás imaginé que un top quedase tan extraordinariamente bien en alguien" susurré.

Al ver como iba saltaba no pude evitar gritar:

  • Ten cuidado por favor.

Estaba tan concentrada que ni me oyó.

Me sentía inútil viendo como se jugaba el tipo por mi estupida actitud, si la llega a pasar algo no me lo hubiera perdonado, en lugar de protegerla estaba arriesgando su vida.

Como por arte de magia desapareció de mi vista, pero permanecí en silencio escuchado con los nervios a flor de piel.

Después de un instante oí el golpe de su cuerpo caer y un grito.

"Por los dioses se ha caido" murmuré.

-¿Estás bien? - grité preocupada sinceramente por su bienestar.

  • Perfectamente gracias - respondió que me pareció segura - ya me marchó hasta luego y de nuevo lo siento.

No lo podía creer,la pequeña rubia de ojos verdes, no solo había aceptado mi loco desafío sino que lo había superado aún a consta de su integridad física.

Seguía allí alucinando, pensando en salir rapidamente a buscarla en su Rand Rover y llevarla a su casa con la bicicleta, pero si hacia eso sería como reconocer que sabía que la había estado engañando, que la había desafiado estupidamente creyendo que se echaría atrás en cuanto asimilara la enorme altura del muro.

Realmente sentía que se hubiera hecho daño por su culpa y se sintió fatal al pensar en como hades iba a regresar a casa andando si se había hecho daño en las piernas al caer.

  • ¿Cómo puedo ser tan infantil Argo? - pregunté al mastín que no se había separado de mi - es que ella es demasiado orgullosa, no puedo permitir que piense que soy una estúpida niña rica, necesito ganar su respeto desde el principio.

Lentamente me dirigí hacia la mansión con Argo correteando a mi alrededor, mientras me empezaba a sentir mal por haberla causado cualquier tipo de dolor a Lucía.

  • El lunes va a ser un día que no me perdería por nada - le dije al perro.

Este me miro con sus enormes ojos marrones no entendiendo lo que quería decirle. Y sin saber porque empecé a reir.

"Por fin llegó el tan temido lunes", pensó Lucía. "Será mejor que me vaya preparando para mi último día en Ross Public".

Con desanimó se preparó para afrontar tal situación con todo el coraje del cual era capaz ya que estaba segura que sería destituida de su puesto.

Se había pasado todo el fin de semana con el tobillo en alto debido a su estupidez al saltar el muro de la casa de Ruth, tenía moratones por todo el cuerpo de su roce con las ramas y además tenía un profundo corte en su mano en resumidas cuentas le dolía todo una barbaridad a pesar del calmante que había tomado.

Llegó al parking quince minutos antes de su hora de entrada, que eran las siete de la mañana, divisó un hueco cerca de la puerta y se dirigió hacia él, justo antes de aparcar vio como un elegante y nuevo Rand Rover se apoderaba del mismo.

-Joder otra vez no - murmuró a la vez que frenaba.

Paró el coche y se bajo del mismo a la vez que miraba a la persona que bajaba del vehículo.

  • Como no - dijo en voz alta mientras miraba sorprendida a una impresionante Ruth.

  • Esto empieza a ser un hábito - contestó mientras sonreía - solo espero que esta vez no me rayen el coche ya que es mío y no alquilado.

  • Me imagino que decirle que el hueco lo vi yo primero sería perder el tiempo ahora que todo el aparcamiento es de su propiedad - respondió Lucía sarcásticamente.

Durante un segundo una sombra de malestar cruzó los ojos azules de Ruth, pero enseguida volvió la sonrisa a su mirada.

"No la aguanto pero he de decir que su cara con esa sonrisa es impactante para cualquiera, mirando así conseguirá lo que quiera si es que no lo tiene ya" meditó Lucía.

  • No es cuestión de propiedad Señorita Duarte - rebatió Ruth - es simplemente quien es más rápida a la hora de aparcar, es igual que en la vida o te comes a los demás o ellos te comerán antes de que te puedas encontrar "aparcamiento", ¿entiende la metáfora?.

  • Por favor, Señorita Ross no sea tan drástica eso no es cierto; aunque no lo crea hay gente que no se mueve por la ambición o el poder simplemente actúan motivados por ser felices y hacer felices a los que los rodean - total me va a despedir igual así me desahogo, pensaba mientras hablaba - si en su mundo nunca ha sido así realmente lo siento porque se ha perdido una parte muy importante del hecho de ser humanos.

  • No sabía que fuera usted una soñadora - dijo Ruth, la sonrisa se le había borrado de su boca pero aún la conservaba en sus ojos, estaba disfrutando con esa pequeña conversación - en realidad yo prefiero ser realista y dejar los sueños para cuando duermo.

  • No me considero soñadora, pero gracias por el adjetivo ya que en el momento que quiera ser realista solo tendré que pensar en la gente como usted para darme cuenta del mundo en el que vivo; ahora si me disculpa he de aparcar sino quiero llegar tarde de nuevo al trabajo - mientras decía esto se metió en su viejo coche dando marcha atrás a la busca y captura de una plaza de aparcamiento.

Ruth se quedó parada mirando como realizaba la maniobra mientras asimilaba las palabras que le había dicho.

"Lo cierto es que la rubita tiene carácter y genio de eso no cabe duda" considero dirigiéndose a la entrada de la empresa.

  • Ja pensabas que iba a quedarme callada muñeca, pues te has equivocado de lleno conmigo, antes de irme te voy a soltar cuatro cosas- realmente estaba enfada - espero que no me lo rayen, será prepotente la tía asquerosa esta.

Divisó una plaza libre mientras dirigía su coche hacia allí sopesaba la posibilidad de pincharla una rueda o algo así.

  • ¿Qué diría Tomy si me oyera? - recapacitó para si misma - lo cierto es que le sorprendería escucharme. Si al final va a resultar que soy una macarra y todo.

Aparcó y fue rápidamente hacia la entrada, no quería llegar tarde, tenía la mano vendada y cojeaba levemente, lo cierto es que la dolía todo el cuerpo.

Se infundó valor que estaba lejos de sentir y fue directamente a su despacho con rostro de circunstancia ya que todos la miraban con cara de pena sabiendo que los rumores que circulaban por la empresa eran de su despido al caer mal a la jefa.

"Por lo menos veo que me aprecian" pensó con alegría.

Llegó a su despacho y recordó que tenía pendiente la presentación de su idea para una nueva e importante marca de vaqueros femeninos, sería la última y esperaba que fuera admitida como opción para el cliente.

Se le había ocurrido mientras veía la televisión en casa con Jorge y Tomy, hicieron un comentario y lo vio claro, les contó la idea y enseguida concretaron que era genial. Llamó a su ayudante con la que decidió

poner su total atención al tema desde primera hora.

Comenzó a dedicar su atención a preparar los bocetos generales para la muestra, después de un par de horas apareció Raquel con un café e informes sobre la marca a promocionar que había estado preparando desde que la notifiqué mi idea.

  • ¿Cómo lo llevas? - preguntó se la notaba inquieta ya que sabía que si despedían a Lucia, lo más lógico es que su ayudante también fuera echada lo que no la hacia la menor gracia.

  • Gracias - dijo mientras tomaba el primer sorbo - necesitaba una dosis de esto.

  • Estás con lo de los vaqueros ¿crees que lo aceptaran? - preguntó recelosa mientras tomaba asiento frente a mí.

  • Seguro mujer, - realmente sentía que también la fueran a despedir por su culpa, pero no podía hacer nada por evitarlo, quizás podía intentarlo - estate tranquila Raquel no te van a despedir.

  • Sabes que eso no es verdad cariño - dijo tristemente mientras me observaba - lo único bueno de todo esto es haber trabajado a tu lado, eres la mejor jefa que se pueda tener, agradezco la oportunidad que me diste al elegirme y sabes que para mí eres una amiga.

Noté como mis ojos se llenaban de lágrimas a la vez que veía como Raquel había comenzado a sollozar, sin poder evitarlo me puse en pie fui hasta donde de ella y nos fundimos en un emotivo abrazo.

  • ¿Cómo puedes ser tan tonta a tu edad? sabes que eso son rumores y no pueden echar a las mejores de Ross Public - le decía mientras le acariciaba el pelo poniendo un fuerte acento americano.

Las risas se mezclaron con las lágrimas, sonó un breve golpe en la puerta y esta se abrió dando paso a Ruth.

Se quedó en el quicio mirándonos sorprendida.

  • Disculpen, cuando terminen con....con... - tartamudeó mirando a Lucia-.........con eso podría venir a mi despacho por favor.

  • Enseguida voy - respondí mientras me sobreponía del corte que me causaba que nos hubiese encontrado así.

La puerta volvió a cerrarse mientras Raquel me miraba asustada.

  • Tenía que ser precisamente ella la que interrumpiera, por los dioses que mala suerte - maldijo Raquel.

  • Bueno vamos a ver que quiere la borde de las narices esta - fui directamente hacia la puerta cojeando levemente.

  • ¿Qué hades te pasa en el pie?¿y en la mano? No me había fijado que estás vendada - preguntó alarmada fijándose en mis heridas de "guerra".

  • Un leve accidente casero - improvisé ya que sería demasiado complicado explicarle la verdad - bueno deséame suerte.

  • Suerte, pero no la necesitas - dijo Raquel - eres demasiado inteligente como para tener que depender de algo tan tonto como la suerte, sabes que confío en ti.

"Justo lo que me faltaba que me digan que confían en mí, si al final voy a tener que rogar por mi trabajo y todo" pensó mientras se dirigía al despacho de Ruth.

Llamó discretamente a la puerta de su despacho y la abrí.

Allí estaba sentada con la cabeza agachada sobre unos papeles en una enorme mesa de escritorio de roble estilo moderno, circundado por dos enormes y cómodas sillas de cuero negro.

A la derecha había un sofá de tres plazas también en cuero negro con una pequeña mesa de mármol blanco, el parquet estaba cubierto por una gran alfombra persa.

De frente había una increíble cristalera desde la que se divisaba el océano. Lo cierto es que el conjunto resultaba bastante acogedor.

  • Siéntese Señorita Duarte - dijo levantando por fin la cabeza de los papeles y mirándola directamente a los ojos.

"Está demasiado seria y en sus ojos solo se ve frialdad, esto significa a la calle seguro, si sonriera un poco sus ojos se verían más hermosos si cabe, mierda Lucía deja de pensar sandeces que te va a despedir la capulla esta y tu piensas en sus ojos, desde cuando te fijas en las mujeres aunque sea en su mirada - se recriminaba mentalmente - pues desde que son guapas y ricas, la belleza y el sentido común no están reñidos" pensaba mientras se sentaba frente a ella sin dejar de mirarla.

  • Bien Señorita Duarte, tenía ganas de hablar personalmente con usted ya que quiero decírselo yo misma.....- comenzó Ruth sin dejar de mirar a Lucía.

  • Disculpe que la interrumpa, se que me ha llamado para prescindir de mis servicios solo quiero decirle que Raquel es una buena trabajadora y sería muy injusto que la echasen por ser mi ayudante - tenía las manos unidas sobre la mesa para evitar que la temblasen ya que estaba muy nerviosa, hablaba precipitadamente ya que le costaba mucho decirle esto- ya se que no he tenido una relación demasiado cordial con usted, pero espero que eso no nuble su buen juicio para ver donde hay una buena y leal empleada.

Ruth la miraba sin hacer que su rostro variara un ápice.

"Debe ser buenísima jugando a póquer" pensó Lucía.

  • ¿A terminado ya?- preguntó tranquila Ruth - ¿Va a dejar que termine de hablar?.

  • Lo siento, pero no lo pude evitar continué por favor - se disculpó.

  • Bien, me alegro que aprecie tanto a ....- hizo una pequeña pausa y luego continuó con énfasis - ....su ayudante, pero si me hubiera dejado concluir le iba a explicar que la semana que viene volaremos a Paris para entrevistarnos con Fransua Renault, el representante de la firma Renault, que como sabrá se dedica principalmente a la industria del automóvil. Vamos a intentar conseguir la cuenta de su publicidad la cual asciende a cerca de 3500 millones de pesetas al año. Para ello hemos de presentarle ideas jóvenes y frescas.

Lucía permanecía con la boca abierta dándose cuenta de la tremenda vergüenza que estaba pasando al pensar que la iban a despedir y en vez de eso la daba la oportunidad de su vida.

  • ¿Va a permanecer mucho tiempo con la boca abierta, o va a decir algo? - bromeó Ruth.

  • Yo...yo.....no se que decir. Siento muchísimo el haberme puesto en ridículo pero creí que iba a despedirme - miraba sus manos evitando a toda costa su mirada, se sentía fatal tenía ganas de desaparecer de esfumarse, las lágrimas intentaban salir de sus ojos y las contenía a duras penas.

A Ruth le sabía fatal verla así, sabía que había quedado en evidencia pero intentaba que el rato pasara rápidamente, aunque disfrutara viéndola nerviosa e insegura no la gustaba verla triste y avergonzada. Suavizó su tono de voz todo lo que pudo y dijo casi con ternura.

  • ¿Qué la hizo creer que la despediría?.

Lucía se atrevió al fin a levantar su vista. Tenía los ojos verdes húmedos debido a las lágrimas que pugnaban por abandonarlos, se atrevió a mirar a Ruth creyendo que encontraría sarcasmo o burla en sus ojos, pero al ver calidez en ello tenía seguro que no estaba bromeando con ella.

  • Verá, no son solo los rumores que circulan por ahí, sino son la serie de encuentros desafortunados que he tenido siempre con usted, creí que no me querría tener cerca ni por asomo- contestó tristemente.

Lo cierto es que había despedido a mucha gente por detalles bastante menores que eso, pero no quería que ella tuviese esa imagen de ella.

  • Por favor Señorita Duarte jamás despediría a alguien, que creo tiene un enorme potencial, por el hecho de que no me caiga demasiado bien o no este constantemente besando la tierra que piso, créame tengo suficiente gente así para desear más a mi alrededor.

  • Verá yo no quise decir eso, es solo que.....- estaba incomoda intentando hablar a su jefa - ya sabe......

  • Lo cierto es que no entiendo que me quiere decir - una sonrisa se escapo a los labios de Ruth - por si no se ha dado cuenta esta usted divagando. Tranquilícese no la voy a despedir y a su estimada ayudante tampoco.

  • Le agradezco la oportunidad que me brinda Señorita Ross y espero no defraudarla - ya se había relajado un poco y era consciente de la oportunidad que se le brindaba no solo mantendría su puesto sino que sería de mayor relevancia en el futuro de la empresa.

  • Estoy seguro que no lo hará, de acuerdo Elena le dará los detalles del viaje. Por cierto está usted preparando una presentación ¿verdad? - dijo Ruth mientras observaba algo en la pantalla de su ordenador.

  • Si es para la cuenta de los vaqueros ¿quiere verlo? - preguntó con tono ansioso por mostrárselo y complacerla Lucía.

Durante un instante Ruth retomó la atención por ella observándola con atención, lo cierto es que tenía un par de reuniones urgentes además tenía un montón de llamadas pendientes, pero sin entender porque necesitaba saber cuan verdadero era el ingenio de esa pequeña rubia de ojos verdes.

  • Por supuesto - respondió con una sonrisa amable.

  • Disculpe un instante por favor - dijo Lucía levantándose gracilmente del asiento que hasta ese instante ocupaba dirigiéndose a la salida del despacho - enseguida le traigo la muestra.

Sin dar tiempo a una respuesta ya había salido del recinto dejando a una sorprendida Ruth observando la puerta.

"Se recompone rápidamente- pensó - ahora comprobaré si acierto en la decisión de darle más responsabilidad, no seas estúpida mujerzuela quieres viajar con ella a Paris, sabes que con llamar a Fransua esa cuenta es tuya pero necesitas estar con la rubita y no se te ha ocurrido nada mejor espero que sepas lo que haces" ella misma se recrimaba su actitud.

Un leve golpe sonó en la puerta y volvió a aparecer la pequeña mujer rubia con un montón de carteles y papeles.

  • ¿Sigue queriéndome oír o ya se ha arrepentido? - preguntó cautamente acercándose con todos los bártulos a la enorme mesa.

Ruth sonrió levemente por la actitud de la joven que había deducido que tenía mucho trabajo pendiente y le daba oportunidad de echarse atrás.

  • No por favor, exponga su idea.

  • Bien - comenzó aclarándose la voz y enseñándole el primer cartel a la vez que le daba una carpeta con fotografías y dibujos - verá lo que más me relaja cuando llego a casa es quitarme los incómodos trajes de vestir y ponerme ropa cómoda, ¿verdad?. Me imagino que a usted le pasará lo mismo. Bueno pues de ahí parte mi idea, la imagen de una ocupada y estresada mujer de negocios - indicó haciendo una mueca que hizo sonreír a Ruth que seguía interesada la evolución de la idea - la mujer tiene un día fatal en la oficina, llega a su casa por la noche agotada y se planta sus vaqueros y se sienta en el porche a mirar las estrellas mientras toma un cacao caliente con el rostro ya relajado. A la vez un chico muy guapo aparece por detrás de la chica tapando sus ojos con las manos mientras la susurra algo al oído que hace sonreír a la mujer que lo atrae a su lado, él se sienta y le pone una mano en el muslo mientras no dejan de mirarse. Al final un cartel con la marca de los vaqueros y la frase Nada como sentirse cómodo. La música puede ser cualquiera de las canciones de la lista aunque me decanto por esta para la primera parte y esa para cuando llega a casa.

Miró expectante el rostro de su jefa mientras dejaba sobre la mesa el resto de los bocetos que había ido enseñando según presentaba la idea.

La cara de Ruth era de indescifrable, la idea le había encantado pero no sabía si decirlo abiertamente o dejarla sufrir durante un rato.

  • Es bastante viable si gusta al cliente, lo cierto es que no está nada mal - concreto dedicándole una de sus mejores sonrisas - será una de las ideas a presentarle.

Lucía la contemplaba embelesada no sabía si por la preciosa sonrisa o por el hecho de que su presentación le hubiese gustado. "Vamos Lu céntrate, se reprocho mentalmente - recuerda que la odias, es una niña mimada y no necesitas que le guste para sentirte bien, vuelve en tía ahora mismo, si vale su sonrisa es mortal pero ¿y que? Te ha quitado dos veces tu plaza de parking, reponte ya".

  • Me alegro de que le guste - dijo con un tono normal, sorprendiéndose a si misma de su capacidad para volver al mundo real - espero que el cliente piense igual que usted. Ahora será mejor que la deje trabajar ya que seguro que tiene mucha tarea pendiente.

Comenzó a recoger todo de nuevo mientras notaba como Ruth no despegaba los ojos de ella lo cual ciertamente la incomodaba de nuevo.

Mientras se dirigía de nuevo a la salida volvió lentamente su cabeza para encontrarse con sus hermosos ojos azules.

  • Gracias - dijo humildemente intentando condensar en una palabra todo lo que sentía.

Por respuesta solo recibió una mirada que derretiría el Polo Norte y una sonrisa haciendo juego que por poco la hacen caer tumbada.

Dándose la vuelta salió sigilosamente notando como su corazón extrañamente se había acelerado después de aquel extraño intercambio.

Llegó el tan esperado día del viaje, había pasado unos días excitantes en los cuales al dueño de la marca de vaqueros le había entusiasmado la idea y se había dedicado con ahínco a hacerla posible eligiendo al personal para llevar a cabo el anuncio, así como al director del spot y todo lo que eso conllevaba. Tanto ella como Raquel habían tenido mucho trabajo pero había dado sus frutos ya que el anuncio se había emitido por primera vez con gran aceptación por el público, las ventas de los vaqueros femeninos se habían incrementado en un 85% y el cliente no solo estaba satisfecho sino encantado, tanto que le había regalado un lote completo de ropa de su marca a ella y a todos los de la oficina.

Se dirigía a la oficina dos horas antes de lo normal ya que debían de salir temprano hacia Paris ya que la entrevista con Fransua era en su villa a las afueras de Paris, luego tenían una visita guiada por las instalaciones donde fabricaban los coches, después de hablar con el cliente se irían al hotel donde comenzarían a pensar en algo que presentarle al día siguiente que le gustara tanto que les diera el contrato.

  • A ver si hay suerte le entusiasma la idea y me regala un coche nuevo que ya lo voy necesitando - habló en voz alta sonriendo ante tal idea.

Llegó a el parking y fue directamente a su aparcamiento, mientras estacionaba en su plaza observó que el coche de su jefa ya estaba allí y por lo tanto ya habría llegado.

Desde hacia un par de días se había remodelado el parking de tal forma que todos tenían sus plazas agenciadas así se evitarían incidentes futuros, le había informado Ruth mientras ella se ruborizaba intensamente recordando el día que se conocieron.

"Ahora ya no tengo que pelear con nadie por mi plaza, eso me ahorrara disgustos" pensó sonriendo.

Sin más dilación saludo a los vigilantes de la entrada y se dirigió a su despacho con una pequeña maleta en mano con lo suficiente para estar dos o tres días en Francia.

No había llegado nadie aún dejo sus cosas en el despacho y fue directamente hacia el de Ruth.

Llamó débilmente a la puerta y entró.

Allí estaba ella mirando la pantalla de su ordenador atentamente mientras sus dedos se movían rápidamente por el teclado, no se había percatado aún de su entrada lo que la dio pie a poder observarla atentamente.

Sin saber porque esa mujer tenía algo familiar, observó su pelo largo y oscuro, sus ojos de un azul oceánico, su perfil duro pero con algo de ternura, la verdad es que era muy guapa, además tenía un tipo precioso, un culo perfecto...

"Hades ¿cuándo me fije yo en su trasero?" pensó asustada Lucía.

Por fin, ella apartó su mirada del ordenador dándose cuenta de la presencia de la rubia.

  • Oh, no te oí - hablo disculpándose - siéntate ¿y su maleta?.

  • Está en mi despacho con ropa para tres días ¿y la suya? - indagó mientras se sentaba.

  • Ya está en el avión, ¿está preparada para esto Señorita Duarte? - preguntó sin saber exactamente a que se refería mientras miraba a Lucía con una sonrisa en su cara que había aparecido misteriosamente en su rostro en cuanto sintió en la habitación su presencia.

  • Creo que llevo preparada mucho tiempo - respondió sin entender muy bien que quería decir con aquello y por que contestaba así.

  • Disculpe le importaría llamarme Ruth es que no me gusta que me traten tan formalmente y como vamos a trabajar juntas en esto me sentiría más a gusto escuchándola decir mi nombre de pila - preguntó la morena.

  • De acuerdo pero solo si usted me llama Luci o Lu ¿de acuerdo?.

  • De acuerdo Lu - sonrió más ampliamente la morena mientras alargaba su mano por encima de la mesa para zanjar el trato con la pequeña mujer de ojos verdes.

Sus manos se juntaron mientras ambas sonreían estudiándose mutuamente, de repente la sonrisa se fue diluyendo en sus rostros dejando otra expresión más estrecha como algo invisible que irremediablemente las unía pese a los encontronazos habidos. De repente sonó el móvil de Ruth rompiendo el momento, ambas recuperaron sus manos extrañadas por el instante vivido.

  • ¿Sí? - preguntó mientras se aclaraba la voz la cual se la había vuelto pastosa de repente - vale ya vamos para allá.

Colgó el móvil recomponiéndose al instante, dándose cuenta de cómo en un segundo había sentido algo muy fuerte al tocar la mano de la otra mujer. "Ciertamente jamás me ha pasado algo así" meditó mientras ordenaba sus pensamientos.

  • Ya está preparado el avión, nos están esperando para despegar - dijo Ruth mirando la turbación de Lucía que se había quedado muda inesperadamente - será mejor ir para allá.

Dicho esto se puso en pie a la vez que la Lu hacia lo mismo.

  • Cojo mi maleta del despacho y nos encontramos en el ascensor - hablo por fin la rubia como si hubiera encontrado su voz de repente.

  • Hecho.

Ya estaban en el coche camino de la parte privada del aeropuerto donde cogerían el jet privado, Ruth conducía su coche tranquilamente analizando sus pensamientos mientras Lucía hacia lo mismo en el asiento de al lado mirando por la ventanilla de su derecha.

Una música relajante invadía el coche.

  • Ya llegamos - habló por fin la morena mientras entraba a las instalaciones aéreas.

  • Bien - respondió la rubia sin saber que más decir.

Aparcó el coche en un garaje privado el cual había abierto rápidamente un vigilante en cuanto las vio aparecer.

"El privilegio de tener dinero" pensó Lucia sonriéndose así misma "debe de ser alucinante tener todo lo que se quiere y trabajar por amor al trabajo y no por necesidad".

Bajaron del coche cogieron la pequeña maleta y fueron directamente a una pequeña puerta por la cual se accedió a una pequeña pero lujosa sala de espera con cafetería incluida, un hombre uniformado de piloto las saludo con un gesto de cabeza mientras tomaba lo que parecía un café.

Ruth devolvió el gesto y salió al exterior, Lucía la seguía intentando mantener el rápido andar de la morena.

"Esta mujer no anda, corre" pensó Lu a la vez que pretendía seguir su paso.

Enseguida llegaron a un avión en el cual esperaban dos azafatas.

  • Buenos días - dijeron al unísono ambas.

  • Buenos días chicas - contestó Ruth - os presento a Lucía, ellas son Lisa y Mar.

Se dieron la mano y sin más dilación montaron en el lujoso aparato.

Se sentaron y ambas azafatas las pusieron los cinturones.

Lucía miraba todo con la boca abierta con expresión de alucinada al verse inmersa en ese lujo que hasta ese momento solo imaginaba.

"Dios mío cuando se lo cuente a Tomy va a flipar en colores" pensaba mientras estudiaba hasta el más mínimo detalle "debo de estar soñando".

  • ¿Has montado antes en avión verdad? - preguntó la morena sonriendo al ver la expresión de encanto en la cara de la rubita.

  • Eh, si claro..... claro que he montado antes lo que pasa es que nunca así, bueno ya me entiende - respondió nerviosa de parecer una palurda.

  • No, si tu cara es un libro abierto, nunca vi a nadie tan encantado por montar en un avión, me gusta ver que reaccionas así lo cierto es que hace tiempo que no lo - dijo mientras la sonrisa se le hacia mas intensa.

El avión había despegado entre tanto y ya estaban estables en el aire. Una cortina se abrió y apareció Lisa preguntando con tono profesional:

  • Desean desayunar o tomar algo.

  • Si yo tomaré lo de siempre Lisa, por favor - respondió Ruth.

Lucía agradeció la interrupción ya que se empezaba a poner nerviosa de parecer una niña en una tienda de juguetes, "tengo que aprender a no mostrar mis sentimientos en mi cara, aunque creo que es imposible."

  • Un café solo gracias - dijo dudosa de quedar como un estúpida de nuevo.

"Está nerviosa de parecer demasiado sorprendida con todo esto, será mejor que no la ponga más" meditó Ruth mientras observaba a la rubia quitarse por fin el cinturón de seguridad.

  • Tenemos que comenzar a preparar alguna idea para presentarle a Fransua, por lo menos algún boceto, ¿se te ocurre algo?.

Lentamente la expresión de Lucía se tornó en una concentración plena, intentando pensar en algo que le gustase al francés.

  • Bueno pues tengo un par de cosas en la cabeza que quería comentarte- acto seguido le expuso sendas ideas con una pasión que nunca antes había visto la morena, la escuchaba impresionada porque la pequeña mujer era un acierto pleno debido a sus facultades, ella no tenía demasiada experiencia en publicidad pero con Lu a su lado aprendería rápido.

Su instinto le decía que sin su ayuda la rubita conseguiría cualquier cosa que se propusiera, no era solo su belleza sino una inteligencia y ganas de triunfar innatas en ella.

Cuando terminó de hablar la miró esperando ver su reacción.

  • Bien no está nada mal pero lo mejor será ver que le parecen a él, el que a mi me gusten no indica que él piense lo mismo ¿comprendes?, pero son realmente geniales - dijo maravillada Ruth.

  • Gracias, pero como tú bien dices hay que madurarlas para presentárselas como algo viable y con futuro.

Apareció Mar que las sirvió en una mesa lo que ambas habían pedido, mientras comían, la conversación se comenzó a hacer personal.

  • ¿Y has dejado a alguien esperando ansioso tu regreso? - preguntó como sino la importase, pero realmente interesada por su respuesta Ruth.

  • No la verdad es que no, ha bueno si excluyes a Tomy - respondió sonriendo Lu.

  • ¿Tomy? - por Hades esa sonrisa con sus perfectos labios y sus preciosos ojos eran la perfección hecha mujer, una punzada de celos infundados sintió al oír el masculino nombre, "no solo se acuesta con su jefe y con su ayudante, sino que encima tiene novia; al final resulta que es más que suelta la niña" pensó mientras añadía con tono neutro- ¿tu novio?.

  • Ja, ja, ja, ni hablar aunque no me importaría - respondió risueña mientras se carcajeaba ante la cara sorprendida de Ruth - es mi vecino y esta enamoradísimo de Jorge, verás es gay y está como un tren.

  • ¿Y te va a echar de menos? - insistió sin entenderla demasiado bien.

  • Si es que me cuida como un hermano mayor y se preocupa demasiado por mi, es un sol - añadió - ¿y tú tienes pareja?.

La pregunta la cogió desprevenida ya que la gustaba informarse pero no informar, por lo cual sopeso la posibilidad de no responderla unos segundos, pero consideró que no sería justo ya que ella había preguntado.

  • No acabo de terminar una relación hace poco y de momento solo tengo amigos.

  • Ah - murmuró la rubia entendiendo - eso está bien.

  • ¿Está bien que haya acabado una relación hace poco, Lu? - bromeo con ella.

  • No....no, eso no - se ruborizó intensamente por el malentendido mientras tartamudeaba ligeramente - digo que esta bien lo de tener amigos y... y eso.

  • Lo se tonta, solo bromeaba contigo - dijo soltando una carcajada al ver que esa tontería la había hecho ruborizarse como a un cría dándole un aspecto más encantador si cabía.

  • Eres un bicho Señorita Ross, que lo sepas modosita - señalo Lucía imitando estar muy enfadada.

Ante ese hecho ambas comenzaron a reír suavizando de repente el ambiente.

La conversación fluyo sobre diferentes temas, incluyendo el del trabajo mientras descubrían que tenía bastantes cosas en común incluso con economías tan diferentes, como puntualizó Lucía sonriendo.

"Me siento muy cómoda hablando con ella, es como que fuera mi amiga de toda la vida, te dan ganas de contarla todo para compartir con ella los momentos vividos pasados y presentes, es como ir al psicólogo, es tan simpática y agradable y encima es muy guapa" recapacitaba mientras la escuchaba contar cosas sobre ella "hacia mucho que no estaba tan a gusto con alguien, me encanta que venga conmigo en este viaje para ella es por trabajo pero para mi es placer, no me cansaría de observarla nunca".

De repente sentía una imperiosa necesidad de abrazarla, intentando que esa sensación pasase se disculpó bruscamente dirigiéndose hacia el teléfono del avión para llamar a la oficina.

Lucía se quedó un poco estupefacta de que se hubiera levantado tan rápido y lo achacó a que debía de hacer alguna llamada urgente.

"Cuando le cuente a Tomy esto no lo creerá" meditaba sonriendo mientras estudiaba totalmente a gusto ahora el interior del lujoso jet privado " ella es mas maja de lo que realmente parecía al principio, debe estar harta de que la quieran por sus posesiones y por eso es tan desagradable a veces, pero se la ve tan tierna e insegura cuando baja la guardia y se vuelve normal, debe aprender a tomarse la vida con más calma y sin tanta agresividad; si supiera lo que pienso se reiría de mi pero no me importa, estoy dispuesta a demostrar que la confianza que ha puesto en mi consiguiendo la cuenta del tal Fransua y haciendo que se tome las cosas con más calma".

La azafata apareció preguntando si deseaba algo más, iniciando así una conversación con ella.

Llevaban así un rato cuando apareció de nuevo Ruth en escena, sintiéndose extrañamente molesta de que estuviesen hablando de tan buen rollo las dos mujeres.

  • Lisa, dame un café solo - apuntó rudamente consiguiendo una mirada reprobadora de Lu por ello.

  • Si señorita, disculpa Lu me agradó hablar contigo - añadió mientras desaparecía.

  • No estaba perdiendo el tiempo, simplemente me daba conversación mientras regresabas, no te enfades con ella por favor - suplicó la rubia mientras la regresaba a su asiento ya que en breve llegarían a su destino - fui yo la que la entretuve.

  • Ya, es que la conversación me puso un poco nerviosa, siento haberme comportado así - respondió evitando los ojos verdes, mientras analizaba el extraño retortijón de su estomago que sintió al verlas hablando tan amigablemente en tan poco tiempo, algo que ha ella la había costado bastante tiempo lograr.

Cuando apareció con el café la azafata, Ruth se disculpó excusándose de estar nerviosa.

  • No pasa nada Señorita Ross, lo comprendo; en breve aterrizaremos - y huyó rápidamente por donde había venido.

Ambas permanecieron en un tenso silencio mientras cada cual volvía a sus propios pensamientos.

Enseguida tomaron tierra, mientras se despedían en la misma de los pilotos y las azafatas, Lisa le dedicó una cálida sonrisa a la rubia, la cual no paso desapercibida por Ruth, que tomó nota mental de despedir a la, demasiado agradable para su gusto, azafata en cuanto tuviera oportunidad de ello.

Un impresionante Renault con chofer las esperaba para llevarlas a su punto de encuentro, era un modelo que ella no había visto nunca seguramente sería serie limitada para personas de alto standing.

Eran las diez de la mañana y el día estaba bastante plomizo en esa zona de Francia, montaron en el cochazo el cual se dirigió hacia las afueras de París donde conocería al famoso Fransua.

Había ojeado algo sobre él en Internet, era un hombre de 52 años casado y separado por dos veces, ahora se le adjudicaba en las revistas una relación con una famosa actriz española que vivía en Francia, le gustaba el lujo y la sinceridad, era bien parecido y con un porte muy elegante.

Era sumamente inteligente, amigo de sus amigos y le encantaba ser sorprendido.

Ya llegaban, Ruth había pasado el rato hablando por el móvil con varias personas, el cual no había parado de sonar desde que lo encendió al bajar del avión.

Ella mientras tanto observaba fascinada el suelo francés. "Nunca antes había estado en Francia, como me gustaría visitar la ciudad aunque fuera un rato, pero seguro que es imposible hacerlo" suspiró pesadamente, lo que llamó la atención de su compañera que la miró con una cómica expresión en su cara.

Llegaron a su destino más rápidamente de lo que cabía esperar se notaba que el chofer conocía de sobra el camino.

Antes de entrar en la inmensa propiedad, pasaron un par de controles ya se adivinaba la increíble mansión después de los inmensos jardines, Lucia observaba todo con expectación mientras vio como Ruth ni se molestaba en mirar ya que ella debía de tener todo eso y más por lo que estaba más que acostumbrada. Sin querer un guau se escapo de su boca al ver lo que sin duda esperaba ver una impresionante mansión estilo francés de finales de siglo.

Ruth al oírla decir el guau no pudo reprimir la sonrisa, la cual había desaparecido desde el incidente del avión con la azafata.

  • ¿Te sorprende esto verdad? - preguntó sonriéndola sabiendo de antemano su respuesta.

  • Si te soy sincera, muchísimo.....- dijo alargando exageradamente la palabra mientras dejaba por fin brotar a su cara toda la curiosidad y sorpresa que había estado conteniendo - es.... es alucinante.

Hasta el chofer sonreía ante tal arranque de sinceridad y sorpresa, el también estaba acostumbrado a ver tanto lujo y le encantaba ver la actitud de la atractiva rubia frente a aquella magnificencia.

  • No intentes borrar esa expresión de tu cara a Fransua le encanta impresionar a sus visitas aunque sean de trabajo y creo que contigo ya lo ha conseguido de ello, por lo cual estará encantado seguro - añadió riendo suavemente Ruth.

Al oír el suave sonido de su risa, Lucia se maravilló de que tal hecho la hiciera sentirse tan bien y por un instante dejo de pensar en todo ese lujo.

Sus miradas se encontraron apagándose poco a poco la suave risa de la morena mujer, parecía una eternidad la última vez que se miraron tan intensamente como empapándose la una en la otra. El sonido del chofer abriéndoles la puerta rompió el mágico instante.

En la puerta de entrada un caballero uniformado que parecía ser el mayordomo les invitó a seguirle al interior de la gran mansión blanca.

  • Por Hades es la casa más grande que he visto en toda mi vida - murmuró Lucía lo suficientemente algo para que Ruth la oyera.

Sonriendo esta respondió:

-Tendrías que ver la de mi padre en las afueras de Roma.

-¿Es aún más grande que esta? - preguntó inocentemente desconociendo las propiedades de su jefa.

  • Bastante más - dijo sin dejar que la sonrisa desapareciera de su rostro.

  • Pues debe de ser realmente impresionante - pensó mientras su boca permanecía abierta imaginando esa pedazo de mansión aún más grande todavía.

Se dirigieron a un salón interior, mientras de la boca de Lucía no hacían más que salir expresiones de asombro y sus ojos abiertos como platos intentando abarcar todos los detalles.

Había cuadros de Goya, Picaso, Murillo y un largo etcétera, esculturas que debían de costar millones, era como un enorme museo.

Ruth observaba encandilada como se había desencajado por fin la rubita, ya no la importaba que la viese sorprendida por todo y ese acto de confianza hacia ella le encantaba. Le gustaba sentirse cómplice de su sorpresa por el lujo y la sofisticación de aquel palacio, ya que ella desde pequeña lo había tenido por lo que no la causa sorpresa, es más prefería las casas más pequeñas que las enormes mansiones.

El mayordomo se retiró discretamente con las maletas, no sin que Ruth apreciase una ligera sonrisa en sus labios viendo el comportamiento de Lucia.

"Hasta el más duro cede a sus encantos" meditó la morena.

Como por arte de magia apareció Fransua, vestía un caro traje de Armando Basi echo a medida para su figura, su pelo casi blanco pulcramente peinado.

Lentamente se dirigió a la morena diciéndole:

  • Como siempre tienes un aspecto encantador, monseri.

Lucía por fin había dejado de observar la casa para dirigir su atención al perfecto español del anfitrión sin rastro de francés excepto en el monseri, vio como abrazaba a su jefa y le plantaba un delicado beso en los labios, hecho que desconcertó a la mujer al ver la familiaridad del saludo.

  • Tú si que estás perfecto como siempre Fransua, seguro que has hecho un pacto con el diablo para mantenerte igual que cuando tenias 30 años - respondió coqueta Ruth.

  • Siempre sabes que decir, mon amour, bien, bien ¿y quien es esta delicada joven quizás tu última conquista? - preguntó el hombre mirando a la preciosa mujer rubia por fin a la vez que extendía su mano hacia ella.

Lucía se había ruborizado de nuevo intensamente al pensar en que había sido confundida con el último ligue de su jefa, "seguramente ella vaya tanto con hombres como con mujeres, se lo puede permitir" pensó abrumada por tal idea mientras extendía su mano hacia el francés.

  • No - respondió despacio Ruth, mientras considero que la idea de que realmente no la importaría lo más mínimo que fuera así, pero viendo que a la rubita la parecía escandalizar tal hecho procedió a presentarla mientras el francés ya besaba su mano - ella es Lucía Duarte que te va a intentar convencer de que somos los mejores en el campo de la publicidad y te advierto que es muy dura de roer.

  • Tanto gusto Señorita Duarte - respondió mirándola directamente a los ojos verdes sin soltar aún su mano - no parece demasiado dura de roer con su pequeño tamaño y su expresión de inocente.

  • Los venenos más mortales matan en dosis muy pequeñas - habló por fin Lu con un toque misterioso en su voz desembarazándose discretamente de la mano del francés.

Ruth rompió en una gran carcajada mientras Fransua hacia lo mismo levantando sus brazos.

  • Oh la la la, la pequeña rubia tiene genio propio - comentó a la morena.

  • Te lo advertí, tú como buen francés debes saber que los mejores perfumes vienen en frascos pequeños - Ruth lo estaba pasando realmente bien.

  • Bueno será mejor que comencemos a trabajar sino les importa - habló molesta la rubita de que se refirieran a ella como sino estuviese.

  • Además es trabajadora, creo que tienes un diamante en tus manos - recalcó Fransua reacio a abandonar el pequeño juego.

  • Tiene razón ella Fransua, será mejor que comencemos así antes podremos terminar y podrás enseñarnos tu hermosa ciudad. - dijo aunque también le costase dejar el juego.

  • ¿Vamos a conocer París? - le salió del alma a Luci, dándose cuenta de que quizás conocería la hermosa ciudad.

  • Si lo dices así criatura como nos podemos negar - respondió encantado Fransua de que la joven mostrase tanta pasión por todo - pero no hagas caso a Ruth ella conoce mejor París que yo y eso que soy de aquí, ella me ha descubierto sitios que yo desconocía - al decir esto miraba a la morena con una expresión de amor en su rostro, lo cual hizo pensar a la rubia que si no había algo entre ellos quizás lo había habido alguna vez.

  • No le hagas caso Lu, es un mentiroso patológico nadie conoce mejor Paris que él, eso sería como decir que la Torre Effiel no es francesa.

  • Bien será mejor que vayamos directamente a la fábrica - diciendo esto se dirigio al garaje seguido por las dos mujeres.

En el garaje había coches de alta gama de Renault por supuesto, cogieron otro distinto al que habían traído y con Fransua al volante y Ruth de copiloto, por lo cual Luci iba en la parte trasera.

Todos se dirigieron hacia la fábrica de coches, mientras Lu pensaba en como podría desarrollarse las ideas, los otros dos conversaban de lo que parecían amigos en común.

Llegaron a la nave principal de la fábrica después de pasar varios controles de seguridad sin ningún tipo de problema.

Eran unas instalaciones enormes vigiladas y por lo que pudieron comprobar muy bien cuidadas.

Las hicieron un pequeño recorrido por las partes principales de la industria, las presentaron a mucha gente y en resumidas cuentas las trataron realmente bien.

Lucía tomaba notas de todo, se entendía con la gente, sonreía a todo el mundo y preguntaba todas sus dudas, lo cual encantó a los franceses.

En un momento de relax mientras tomaban todos café en una sala, Ruth se le acercó discretamente y la comentó en un susurro admirada:

  • Creo que les tienes en el bote, me alegra comprobar que estás haciendo un buen trabajo.

  • Gracias Ruth - se sentía rara al llamarla por su nombre - solo hago mi trabajo y aún no hemos conseguido la cuenta.

  • Lo conseguirás - la maravillaba mirarla a los ojos verdes hacia que de repente se sintiese relajada, tranquila sabiendo que si estaba ella allí todo sería más fácil, realmente la publicidad ya la tenían si hubiese querido pero prefería que la rubita se lo ganase a "pulso".

Se quedaron observándose como tantas veces estudiándose, intentando conocer la esencia vital de la otra.

Un guapo francés que no había quitado la vista de encima desde que se la presentaron a la rubita las interrumpió, cosa que desagrado enormemente a la morena:

  • Disculpa Lucía ¿puedes venir un segundo quiero comentarte algo? - le dijo Pierre tratándola de tú lo que no paso desapercibido a Ruth.

  • Claro Pierre, perdona - volvió la vista hacia la morena disculpándose con una sonrisa, por la repentina interrupción - pero el trabajo llama.

Mientras se alejaba del brazo de Pierre, Ruth sintió una punzada repentina de ¿celos? en su estomago lo cual la enojo enormemente. "Se que ella va por el trabajo pero ese subnormal francés la mira comiéndosela con la mirada, me dan ganas de enseñarle mis últimos golpes de Kitboxer, se acaban de conocer y ya la tutea ....."

  • Oh, mon amour - a su lado se encontraba Fransua quien tenía una sonrisa mientras la observaba - si no te conociera diría que estás pensando en atacar a alguien por la expresión de tu cara.

  • Ah! Fran - respondió la morena interrumpiendo sus pensamientos - no solo estaba distraída.

  • Tranquila Pierre es inofensivo mon amour, adora a su mujer y a su hija, tu pequeña empleada rubia está a salvo con él - la decía mientras la ofrecía algo de beber - deja de mirarlo como si quisieras hacerlo puré creo que estás asustando al resto de mi personal.

Comenzó a reírse ante la acerada mirada de los ojos azules.

  • Lo cierto - siguió hablando Fransua - es que comprendo que la quieras tener vigilada es una chica realmente preciosa y encima muy inteligente sino estuviese cogida me la pediría para mí.

  • Será mejor que cambies de tema conmigo estirado francés si no quieres que te parta las piernas aquí mismo - habló con tono frío mientras no dejaba de matarlo con la mirada, lo cual hizo que el francés riera con más fuerza aún, lo que atrajo las miradas de la gente alrededor.

Después de unos segundos en los cuales se tranquilizó y sabiendo que ya era un terreno demasiado peligroso hasta para él, comenzaron hablar sobre la fábrica y los próximos proyectos en cuanto automoción se referían.

Durante todo el día vagaron por las instalaciones regresando a la mansión por la noche ya que iban a cambiarse y, en honor a Lucía que no conocía París, la iban a obsequiar con una nocturna visita a la ciudad.

"Algo es algo" pensaba la rubia mientras se ponía un hermoso vestido esmeralda que hacia resaltar sus ojos y el ligero tono tostado de su piel "espero conseguir el contrato ya que nunca me habían dado una oportunidad así, y además que haya sido precisamente ella la que lo ha hecho es realmente increíble. Cuando me ha animado uf, por hades menudo subidon de......todo he sentido" y comenzó a reírse por su propia broma.

Cuando termino de acicalarse se dirigió directamente al comedor principal donde ya la estaban esperando.

En cuanto vio a Ruth tuvo que amarrarse al pasamanos de la escalera para no caerse, estaba espectacular con un vestido negro de cuello alto con un ligero escote a la altura de sus pechos y la espalda descubierta, tenía el pelo recogido de manera desenfadada lo que la hacia parecer más sexy si cabe ante los ojos de cualquiera. Sentía que le faltaba el aire de verla así, decidió mirar a los ojos a Fransua no fuera que ella notara el tremendo impacto que había causado en la rubia.

  • Oh la, la, la Lucia, estás preciosa - dijo el francés aproximándose a la escalera ofreciendo su mano para que terminara de bajar apoyándose en él - creo que soy el hombre más afortunado del mundo dos bellezas para mi solo.

Lucía sonreía al comentario del galán Fran mientras seguía sobreponiéndose a su impresionante jefa.

Lo que ella no sabía era la tremenda impresión que ella había causado también en la morena, en cuanto la vio bajando majestuosamente las escaleras con su vestido esmeralda sintió que el sol apareciera en toda su intensidad, si vestida estaba para comérsela como estaría desnuda, se tuvo que apoyar en el borde de una mesa cercana para no caerse debido a la intensidad de sus pensamientos. Evitaba mirarla a sus increíbles ojos verdes sino estaba segura que su expresión de sumo placer al contemplarla quedaría totalmente al descubierto.

  • Tiene razón Fran, Lucía estas realmente atractiva - dijo Ruth intentando que su voz sonara lo más normal posible dadas las circunstancias y evitando aún el contacto directo con los verdes ojos.

  • Gracias chicos vosotros estáis también preciosos - "especialmente tu jefa, estas para que te hagan varios favores, ¡eh! que demonios estoy pensando yo ahora maldita conciencia deja de decir chorradas por si no te has percatado es una mujer como yo, haz el favor de fijarte en el francés es al que tienes que engatusar para conseguir la cuenta" pensaba para si misma mientras agradecía el gesto de Fransua con la mirada ya que la estaba ofreciendo una copa de champaña.

  • Bien mademosilles, será mejor que vayamos al restaurante ya que los demás deben estar esperando - dijo el francés mientras ofrecía un brazo a cada una de las damas - creo que he muerto y estoy en el cielo con dos preciosos Ángeles.

Su comentario hizo que los tres comenzaran a reír mientras se dirigían al garaje.

Llegaron al restaurante los últimos, los directivos con sus parejas ya estaban allí, Ruth comprobó contenta que Pierre había llevado a su mujer con él, lo cual la hizo sentirse de repente contenta por tal hecho.

Les sirvieron una excelente comida francesa, se sentaron separadas entre la gente la mujer de Pierre y otro directivo a los lados de Lucia y al los lados de Ruth Fransua a su derecha y el gerente de marketing a su izquierda.

Al llegar los postres ellas aún no habían cruzado sus miradas por miedo a que la otra viese más allá, por lo cual se evitaban a toda costa. Fransua no se perdía detalle de todo y notaba como se estudiaban mutuamente con admiración pero sin dejarse notar por los demás lo cual hizo que de repente se le ocurriera algo que le iba a divertir tremendamente.

Terminaron la cena y se dirigieron a recorrer los distintos lugares de moda de la ciudad mientras le iban explicando unos y otros a Lucía los encantos de Paris por la noche.

La velada acabo casi al amanecer despidiéndose y agradeciendo lo bien que las habían tratado el francés y las chicas se dirigieron a la mansión a descansar ya que el día siguiente era el de presentación al resto de los directivos de sus ideas de promoción para la marca automovilística.

Cuando llegaron a la casa ambas mujeres rechazaron el amable ofrecimiento de Fransua de la última copa y se fueron directas a descansar.

Mientras Lucía se preparaba para descansar analizaba mentalmente el día vivido dándose cuenta de que hacía muchísimo tiempo que no se lo pasaba tan bien.

"Realmente ha sido uno de los mejores días de mi vida, me han tratado como a una verdadera reina y se lo tengo que agradecer a ella, he de conseguirla la cuenta como sea por hades que lo haré" pensaba mientras se metía en las sábanas "me he sentido como si esta noche hubiera dejado de ser cenicienta para convertirme en princesa, lo malo es que en vez de príncipe hay otra princesa en este cuento ¿o tal vez es mi hada madrina?. Me esta empezando a preocupar el hecho de que, en vez de verla como mi hada la vea como mi príncipe; lo que pasa es que ella estaba increíble con ese vestido parecía su segunda piel y la noche me confunde como a Dinio" hizo a un lado sus pensamientos y se concentró en dormirse con su mente en blanco pero cuando cerró los ojos no podía dejar de imaginarla con sus preciosos ojos azules mirándola con deseo y con un extraño cosquilleo por alguna de las partes de su cuerpo acabo por dormirse teniendo muy dulces sueños.

Mientras en la otra habitación pasaba algo muy parecido con los pensamientos de Ruth, "Oh dioses, hoy estaba realmente preciosa como me hubiera gustado ir directamente hacia ella y besar esos labios jugosos, juntar nuestras lenguas en una guerra sin tregua mientras la hago el amor como nadie se lo ha hecho nunca hasta que me pidiera piedad, mierda si hiciera eso me daría una bofetada y se marcharía para siempre y no se porque pero la necesito cerca de mí el saber que está ahí me consuela, me relaja, cada vez que la miraba sentía subir mi temperatura corporal varios grados creo que esta noche voy a tener sueños muy húmedos" y con estas reflexiones se acostó en la cama con una sonrisa en sus labios.

Los dos días siguientes transcurrieron muy deprisa no dándoles tiempo a nada más que presentaciones, informes e historias relacionadas con su trabajo.

Lucía había congeniado muy bien con Fransua lo cual agradaba a Ruth ya que sabía que su amigo era trigo limpio si sabía que el camino no era del todo "público".

Estaban comiendo los tres en una de las terrazas interiores de la mansión ya que por la tarde ellas volverían a casa.

Hasta dentro de una semana no las dirían si contrataban a Public Ross era una junta especial la que decidiría el tema, pero ellas sabían que habían hecho un buen trabajo lo cual las tranquilizaba sino llegaban a conseguir la cuenta.

Lucía y Fransua discutían ante la cara sonriente de Ruth que los escuchaba sin meter baza.

Se notaba que Fransua estaba enfadado por que su voz adquiría un acento más francés que normalmente no tenía.

  • Por favor Lucía, no pretenderás decirme que los hombres franceses no somos los mejores conquistadores del mundo.

  • Creo que eso es una tontería Fransua, el que tengáis esa fama no indica que sea así realmente, creo que el conquistar a una persona es cuestión de lo romántica que se sea. Eso de que los hombres conquistan mejor que las mujeres es una solemne bobada creo que todo es ponerse al tema compañero - le rebatía la rubia también acalorada.

  • No me lo puedo creer, ¿me estás diciendo que una mujer puede conquistar tan bien como un hombre y que los franceses no somos los que mejor conquistamos en el mundo? - preguntó Fran mientras observaba a Ruth con cara de decir esta pequeña mujer esta loca.

  • Exactamente, creo que el conquistar sale de la persona y no del hecho del sexo o la nacionalidad de esa persona. Un español, un americano o un chino pueden ser igual de buenos que un francés a la hora de enamorar a cualquier mortal.

A Ruth ciertamente le divertía ver así a sus amigos estaba disfrutando con el cruce de opiniones de ambos y observaba atenta que desenlace tendría aquello ya que sabía que Fransua era cabezota hasta la médula y que Lucía no se rendía fácilmente si pensaba que llevaba la razón.

  • Mira mon amour - dijo el francés dulcificando sus palabras mirando a la rubia - ¿tu crees que eres capaz de demostrarme eso que dices, te ves capaz de conquistar a cualquiera mejor y más rápido que un compatriota mío?.

  • Por supuesto, es el hecho de sentirte romántico lo que hace que desees conquistar a esa persona no de que país eres - respondió Lucia sonriendo al galo.

  • Magnífico - asimiló Fransua con una sonrisa maquiavélica mientras proseguía- ¿qué te parece si hacemos una pequeña apuesta?.

Sin saber porque un sexto sentido indicaba a la rubia que se estaba metiendo en un terreno demasiado peligroso para su gusto y que ya era demasiado tarde para echarse atrás.

"Que sea lo que los dioses quieran" pensaba " pero ya no me puedo echar atrás sin darle la razón a él".

  • Me parece perfecto - respondió con poco seguridad.

La morena notaba que el cariz que estaba tomando la conversación no agradaba del todo a su amiga pero tenía curiosidad por ver donde quería llegar el francés por lo cual siguió sin entrometerse.

  • Vuestras presentaciones han sido excelentes y es casi seguro que se os conceda el contrato, pero la Junta es la que tiene la última palabra, como sabéis soy el Presidente y si yo digo que sí no habría más que hablar del tema ¿cierto? - el galo seguía teniendo una picara sonrisa en su cara, mientras ambas chicas le observaban asintiendo a su pregunta no entendiendo donde quería llegar exactamente. - Bien pues esta es mi apuesta, te daré la cuenta de publicidad si consigues seducir en una semana a una persona inconquistable a la cual solo un francés podría encandilar con sus encantos.

  • Por Hades - gritó Lucia sin creer lo que escuchaba - ¿bromeas verdad?.

  • Yo jamás bromeo con el amor, simplemente te estoy dando la oportunidad de que demuestres tus memas teorías - indicó Fransua sonriendo abiertamente.

  • Pero yo no soy quien para arriesgar la cuenta de la empresa - rebatió la rubia incomoda - ¿y si no lo consiguiera?.

  • Eso es lo mejor no arriesgas nada, simplemente tendrías que reconocer tu error y disculparte por tus estúpidas ideas mientras yo dejaría que fuese la Junta la que decidiese si se os concede o no sin intervenir ni para bien ni para mal ¿aceptas? - dijo mientras extendía la mano hacia Lucía para sellar el trato verbal.

Ruth estaba realmente sorprendida por la idea de su amigo pero la parecía un trato justo, estaba segura de que la rubia no aceptaría el reto, se disculparía con el francés y la cosa quedaría como una anécdota.

  • Creo que yo no puedo decir eso es demasiada responsabilidad - añadió Lucía mirando por primera vez a su jefa.

  • No te escondas tras sus faldas mon amour - expresó el galo aún con su mano extendida - no creo que arriesgues nada más que tu orgullo si perdieses, es más si ganas la empresa se verá realmente beneficiada con el trato. Pero si quieres echarte atrás lo comprendo.......- terminó su frase mientras retiraba la mano.

  • En eso tiene razón Fran, la empresa no sale perjudicada en ningún caso - habló por fin Ruth.

  • Ves ahí lo tienes estimada amiga, no se puede decir más claro - añadió Fransua.

Sin deliberar dos veces en lo que hacía extendió su mano hacia el francés sorprendiendo a ambos por tal hecho acción repentina.

  • Entonces no hay más que hablar - habló con voz segura Lucia mientras cerraba el pacto dándose la mano con Fransua - trato hecho amigo.

El galo mostraba su más intensa sonrisa casi parecía que iba a comenzar a reír a mandíbula batiente.

  • Bien ¿a quién debo conquistar?. Recuerda que hoy debemos regresar a casa - preguntó curiosa Lucia mientras recuperaba su compostura.

  • Eso es lo mejor la vas a tener cerca para que no digas que te pongo pegas - manifestó zalamero.

  • ¿La? - Lucía notaba como un ligero temblor se estaba apoderan de ella por momentos.

  • Sí, en una semana tienes que conquistar a Ruth - reveló por fin sin dejar de sonreír.

La noticia calló como una bomba para ambas que se miraban y miraban al galo sin saber si habían entendido muy bien.

Durante un momento un incomodo silencio se apodero de ambas cada una absorta en sus propios pensamientos, cuando por fin asimilaron la noticia Lucía comenzó a hablar atropelladamente:

  • Pero ¿es una mujer?.

  • Lo se - indicó él divertido por su comentario - quiero que me demuestres tu teoría de que da igual el sexo y la nacionalidad del conquistador lo importante es el hecho en sí de la persona.

  • Pero ella es mi jefa puede mentirte perfectamente decir que la he conquistado para conseguir la cuenta - intentaba desesperadamente salir del lió en el cual se había metido ella solita.

  • Confío plenamente en Ruth y se como amigo suyo que jamás me mentiría y menos aún ante un contrato de este tipo- afirmó el galo mirando a Ruth la cual no tenía expresión alguna en su rostro.

  • Pero, pero...... - ya no sabía que más decir ni hacer sabía que después de haber sellado el trato no tenía salida, sería mejor analizarlo cuando se hubiera tranquilizado, un último intento - ¿no crees que se lo deberías de haber preguntado antes por si no quiere?.

Ambos volvieron a posar sus ojos sobre la morena la cual seguía con inexpresividad en su rostro.

  • Cierto - habló el francés sin dejar de mirar a Ruth - ¿estás de acuerdo?.

  • Por mi no hay ningún problema - declaró solemne la morena sin ninguna emoción en su voz.

"Por los dioses, ¿por qué no me limitare ha hablar del tiempo en las comidas?" recapacitaba Lucia.

  • Bueno pues ya está todo dicho, durante una semana a partir de mañana tendrás que seducir a Ruth, cada dos días la telefonearé para saber como van las cosas y dentro de una semana veremos los resultados. ¿Estáis de acuerdo? - preguntó buscando el asentimiento de ambas. - Perfecto, entonces será mejor que os lleve al aeropuerto antes de que se nos haga más tarde.

Se prepararon y Fransua las llevó al aeropuerto personalmente para que regresaran a sus casas.

En la parte trasera del coche Lucía analizaba la situación mientras medio escuchaba sorprendida la conversación sobre vinos que estaban manteniendo con total naturalidad Fransua y Ruth en la parte delantera del vehículo.

"Estos ricos deben de estar acostumbrados a estas cosas raras, yo estoy en estado de shot y ellos como si fuera lo más normal del mundo hablando de vinos, cuando se entere Tomy se va a partir de risa creo que me va a tener que dar clases aceleradas sobre como conquistar a personas de mi mismo sexo, por hades que lío me he buscado" se repetía mentalmente la rubia una y otra vez.

Llegaron al aeropuerto y ya era hora de partir por lo que se dispusieron a despedirse del francés:

  • Querida Lucía espero que a pesar de nuestro desacuerdo en algunos temas -al decir esto sonrió dándole ganas a Lucia de darle un bofetón - me gustaría que vinieras a pasar unas largas vacaciones, quiero enseñarte el encanto de Francia, estás invitada a venir a pasar unas largas y confortables vacaciones. Aquí dejas a un amigo.

  • La hospitalidad es algo innato en ti Fransua, nos habéis tratado como reinas y eso es algo que nunca olvidaré. Por supuesto acepto tu invitación de volver y conocer mejor este hermoso país, a pesar de vuestras ideas sois muy buena gente - añadió Lucía sonriente mientras abrazaba y besaba al tozudo francés.

Se dirigió a la puerta de embarque para dejar a Fransua y a Ruth que se despidieran con intimidad ya que sabía que eran amigos.

  • Mon amour, es una pena que no os quedéis más tiempo era agradable teneros por casa - dijo el galo agarrando ambas manos a la morena.

  • Lo cierto es que han sido unos días muy agradables, te agradezco que nos hayas dispensado tantas atenciones se que tienes mucho trabajo y que lo has dejado aplazado para atendernos debidamente - añadió Ruth dedicándole la más dulce de sus sonrisas lo que hizo sonreír al francés.

  • Sabes que te quiero como una hermana y que esta es tu casa siempre que quieras. Da recuerdos a Jon cuando lo veas, anímalo a que venga y descanse una temporada que le hace mucha falta - le dijo sin dejar de mirarla.

  • Se lo diré - respondió ella.

  • Espero que el regalo que te he hecho este año de cumpleaños te guste, lo cierto es que no sabía que comprarte ya que lo tienes todo - una sonrisa picara apareció en la boca y los ojos de Fran - va ser toda un placer el que la rubita te intente conquistar, espero que disfrutes.

  • Viejo verde, siempre me has hecho los mejores regalos - le dijo con todo el cariño del mundo Ruth mientras le abrazaba - gracias.

  • De nada - murmuró él a su oído.

Por fin se encontraban sentadas en el avión para comenzar el vuelo mientras charlaban sobre cosas insustanciales.

Ya estables en el aire se pusieron a revisar sus notas y apuntes.

Mientras repasaba sus anotaciones Lucía pensaba "creo que va a ser una semana muy pero que muy larga" con cara de resignación.

A la vez Ruth revisaba las suyas con sus propios pensamientos " creo que va a ser una semana muy pero que muy interesante" con una misteriosa sonrisa.

La mañana se había levantado plomiza, la cabeza de Lucia dolía mas allá de la razón; en cuanto sonó el despertador deseo estrellarlo contra la pared y poder seguir durmiendo varias horas más.

  • Creo que es miedo - sus pensamientos surgieron en voz alta sin que hiciera nada por evitarlos.

Hoy era el fatídico día en el cual debía de comenzar a conquistar a su jefa.

  • Lo peor de todo esto es que la idea ya no me desagrada tanto como antes, aunque no se como hades lo voy hacer - siguió murmurando mientras se dirigía al baño.

Ya duchada seguía pensando en que estrategia seguir cuando apareció en la cocina su vecino y amigo Tomy.

  • Oh la, la, la tienes un aspecto divino hoy ¿no será el amor lo que te hace parecer tan ......floreciente?.

Rápidamente Tomy se tuvo que agachar para evitar un paño de cocina que Lucia le había lanzado a su cabeza mientras lo esquivaba comenzó a carcajearse.

Mientras se servía café Tomy observaba a su amiga realmente estaba guapa hoy el sol que entraba por la cocina se le reflejaba en su rubio cabello lo que la hacia parecer como mágica y etérea, realmente estaba guapa mientras pensaba (seguramente en ir a trabajar o no) con su taza de café en la mano con esa mirada verde intenso en sus increíbles ojos y ese aire de estar perdida.

  • No lo pienses más mujer, te aseguro que todo va a salir perfectamente bien, aunque no te lo propusieras la conquistarías; si encima te lo has propuesto caerá a tu pies rendida sin condición- le hablo Tomy mientras se sentaba en una silla frente a ella tomando un sorbo de café.

  • Mierda Tom, esto es serio ¿por si no te has fijado soy una mujer y ella también? - respondió ceñuda mirándolo.

  • Lo se cariño ¿y? Ya se , ya se me dirás que ella no es gay que le gustan los hombre y toda esa serie de cosas, pero por si no lo has notado ella es una mujer de mundo y seguramente ha experimentado cosas que hasta a mi me pondrían colorado. Se realista seguro que ha tenido amantes de todas las clases independientemente de su sexo, pero aparte de eso tu solo la tienes que conquistar y para eso, sino quieres - añadió sonriendo picaramente - no tienes porque acostarte con ella.

Lucía lo observaba valorando sus palabras, analizando cuan parte de razón había en ellas.

Ciertamente ella era una mujer rica que habría probado prácticamente de todo, esa clase de gente era muy caprichosa y retorcida.

  • Vale, pero superado ese punto ¿cómo hades voy a hacer para ligarme a una tía rica que es de mi mismo sexo y por los dioses encima es mi jefa? - suspiró desesperada poniendo su cara entre las manos.

  • Mira cariño - le habló Tomy mientras cogía su cara entre las manos a la vez que la miraba - ¿a qué tienes miedo realmente? ¿a perder la cuenta esa?¿a perder tu trabajo?¿a fracasar?, o quizás ¿a enamorarte de ella?.

Esa última pregunta hizo que le mirara como si no le conociera realmente, separo su cara de las manos de su vecino mientras le increpaba molesta:

  • Estás loco ¿cómo me voy a enamorar? Sabes que me gustan los tíos de siempre.

  • No seas tonta Lu el amor es tan difícil de hallar que te da igual la forma que tiene cuando lo encuentras - susurro con voz tranquila mientras la miraba con una tierna sonrisa - te conozco lo suficiente como para saber que tu lucha interna es por que no te quieres inmiscuir demasiado. No quiero que te hagan daño Lu, por favor no te lo hagas tú misma lo que tenga que ser será. Tómatelo como un juego que es lo que realmente es, un divertido juego del que quizás obtengas más de lo que buscas.

  • Por favor no seas tan filosófico - meditó un instante la rubia mientras no acababa de entenderle - pero creo que tienes razón me lo tomaré como un juego del cual he de salir victoriosa.

  • Así habla mi mujer favorita - respondió el vecino mientras la daba un cálido abrazo reconfortante.

Aún abrazados Lucia le susurró al oído.

  • Bien amigo ¿cómo empiezo?.

Mientras se dirigía al trabajo, Ruth decidió después de horas y horas de cavilaciones decirla a Lucía que dejaban el estúpido proyecto de conquista.

Se sentía fatal por obligarla a que la intentara seducir cuando lo que seguramente sintiera haciéndolo era asco.

  • ¿De verdad quieres que la pequeña rubia te coja aún más manía? - se decía así misma entrando en el aparcamiento de la empresa - ¿no crees qué ya la has hecho sufrir bastante con tu compañía como para encima obligarla a eso?.

Mientras maniobraba para aparcar observó que el viejo coche de su empleada ya estaba aparcado.

Ya había decidido que hablaría con Fransua sobre esa estupidez y le haría razonar sobre lo de la cuenta; por los dioses Lucia había trabajado arduamente en la idea sobre el nuevo contrato se lo tenía más que merecido, sabía que además hoy tendría un día lleno de reuniones con los distintos departamentos. Ella misma tendría un día duro hoy como para perderlo en tonterías.

"¿Tonterías?" pensó.

Dirigiéndose directamente a su oficina saludando distraídamente a los empleados que ya estaban en sus labores respectivas.

Entró en su despacho sin dejar de pensar en como se había dejado meter en ese embolado tan loco.

Al sentarse en su silla y sin creer demasiado en que veían sus ojos percibió una preciosa rosa roja encima de su escritorio, sintió que se le cortaba la respiración.

Después de unos segundos en los que no supo que hacer mientras la cogía para olerla vio que también había una nota debajo.

Su corazón comenzó a latir desenfrenadamente mientras una estúpida sonrisa se dibujo en su cara al coger la nota para leerla:

"Me harías la persona más feliz del mundo si me dieras la oportunidad de comer conmigo, si tu respuesta es afirmativa simplemente sonríe y yo lo sabré.

Con amor, Lu."

Por hades sabía que era un estúpido juego entonces ¿por qué de repente se sentía tan feliz y excitada?.

Sin entender como la sonrisa se instaló en su cara a lo largo de la mañana, la rosa descansaba sobre un hermoso jarrón en su escritorio. Los que entraban en su despacho y se fijaban en ella a la vez que en la sonrisa de la morena pensaban que había tenido una buena noche y que ojala tuviera muchas así ya que eso hacia que fuera un ángel personificado con todo el mundo.

No se vieron en toda la mañana, ya casi era la hora del almuerzo cuando la notificaron que tenía una reunión inaplazable con un importante cliente en menos de una hora, lo cual hizo que se le cayera el alma a los pies al imaginar que no podría salir a almorzar con Lucia sino simplemente comer algo rápido en su oficina.

Con pesar se dirigió al despacho de Lucía para dejarle una nota ya que se imaginaba que aún seguía en alguna de sus reuniones.

Al entrar un agradable olor a comida invadió todos sus sentidos, en el suelo del despacho había preparado un picnic increíble. Sobre un típico mantel a cuadros descansaban toda una serie de platos que habrían hecho desfallecer al más exquisito gurmet.

Se fijo que además eran sus platos predilectos lo cual la sorprendió aún más.

Como por arte de magia Lucia apareció por detrás insinuándola al oído:

  • Si la dama están amable de sentarse.

Asombrada ante aquel despliegue de seducción, no pudo por más que dejarse llevar, nunca la habían sorprendido tanto.

Al sentarse en el suelo y observar que Lucía hacia lo propio delante de ella; no pudo más que mirarla a los ojos por primera vez en esa mañana, hasta ese instante no había notado que tenía "mono" por perderse en su verde mirada.

Durante unos minutos el mundo dejo de existir para ambas.

De repente la rubia pareció recobrar la compostura y rompiendo el contacto visual hizo un gesto con su mano abarcando todo lo que sobre el mantel se hallaba.

  • Será mejor que empieces a comer Ruth, la reunión es en 45 minutos.

Recobrando por fin sus sentidos la morena sonrió preguntándola:

  • ¿Cómo has sabido que no podría salir a comer?¿Cómo has preparado esto en tan poco tiempo?¿quién te ha dicho cuales son mis platos preferidos, si apenas lo sabe nadie?. Realmente me has sorprendido jovencita.

Lucía sirvió vino ofreciendo una a su jefa mientras contestaba sonriendo:

  • Ya sabes lo que dicen en el amor y en la guerra todo vale.

Su comentario hizo que se le pusiese la piel de gallina a Ruth, para disimular cuanto la había afectado ese simple comentario comenzó a comer.

  • Bien amiga ¿háblame un poco de ti? - le preguntó con voz sensual la rubia.

  • ¿Qué quieres que te cuente? - noto como su voz estaba ronca quizás por el deseo que comenzaba a sentir.

  • No lo se, lo que quieras contar por ejemplo ¿cómo pasastes tu infancia? - volvió a preguntarle Lucia mirándola con ternura.

  • Bien pues fui una niña que apenas veía a sus padres pero que tenía todos los juguetes que pudieses imaginar, si se me antojaba algo al día siguiente por arte de magia aparecía en mi cuarto. Fui a un colegio exclusivo de Suiza para señoritas, mis compañeras como yo tenían padres con grandes fortunas y poco tiempo libre para dedicarlo a nosotras. Luego crecí, fui a un par de universidades, hice un montón de master y me puse a trabajar en el negocio familiar, y colorín colorado este cuento se ha terminado.

Lucía la observaba fascinada por como había relatado toda una vida en unas cuantas frases, a su modo de ver aseguraría que la infancia de su jefa no era algo digno a tener en cuenta.

Siguieron hablando de cosas y cuando se quisieron dar cuenta ya habían pasado rápidamente el tiempo de estar juntas.

-¿Te gustaría cenar conmigo? - preguntó con voz insegura mientras recogia las cosas Lucía a la morena.

  • La verdad es que no se si puedo.....- comenzó a excusarse Ruth mientras pensaba "maldita estúpida si lo estás deseando y ahora te da por hacerte la dura" - pero lo arreglaré ¿a qué hora?.

  • Si te parece bien pasaré a recogerte a las ocho por tu casa - respondió ahora con tono alegre la rubita.

  • Genial, bien muchas gracias por todo he estado muy a gusto contigo y la comida estaba exquisita, pero el deber llama - dijo mientras se componía para asistir a la reunión - ¿no necesitas que te ayude a recoger nada más?.

  • No vaya ya a la reunión Señorita Ross ¿no querra dar mal ejemplo a los empleados? - recapacito sonriendo Lucia.

Durante otro instante las miradas de ambas volvieron a coincidir antes de que la morena pesarosa abandonara el despacho para ir rauda y veloz a la sala de reuniones.

En cuanto abandono la habitación Lucia se percató de todo lo que había hecho y de lo realmente el poco sacrificio que eso había supuesto.

"Hades, ¿cuándo he dejado de fingir conquistarla para desear conquistarla de verás?. Esto se me esta yendo de las manos, jamás me había sentido tan a gusto y tan identificada con otra persona, ni siquiera con mis mejores amigas había tenido tal.....tal.....tal compenetración, por los dioses estoy deseando cenar con ella esta noche y eso no es normal en mí".

Mientras en la reunión Ruth apenas prestaba atención a lo que allí se exponía ya que sus pensamientos estaban en el despacho donde acaba de pasar una velada deliciosa en solo tres cuartos de hora "por hades ¿quién me mandaría a mi no anular esta aburrida reunión? Nunca imagine que se hiciese tan corta una comida estoy deseando ver como me sorprende esta noche".

Cada una absorbida en sus pensamientos y sin coincidir a lo largo de la tarde pronto se hizo la hora de marcharse a sus casas.

Lucia ya estaba vestida con un elegante vestido color crema con unos zapatos y un bolso a juego, realmente estaba preciosa aunque muy nerviosa.

Mientras se miraba en el espejo pensaba de nuevo en como había llegado a aquella situación tan extraña.

Sin pensar en nada más decidió ir a buscar a Ruth antes de que su conciencia le dictara otra cosa.

En un periquete llegó a la puerta principal de la mansión de su jefa, las puertas principales estaban cerradas por lo que llamo al timbre mientras sonreía recordando su última visita, una cámara la enfocó y una antes de que pudiese hablar se oyó una voz femenina que dijo:

  • Entra por favor - y a continuación el ruido de las puertas mecánicas abriéndose.

Se dirigió a la casa principal directamente, cuando llegó bajo del vehículo aproximándose a la puerta de repente se comenzó a sentir muy nerviosa.

Llamó y una mujer a la cual no conocía abrió la puerta.

  • Por favor, sígame Señorita Duarte - le dijo la mujer.

Lo cierto es que Lucía estaba extrañada ya que pensaba ver a alguno de los padres de su amiga Laura, pero por allí no estaban quizás les habría despedido después de tantos años; el mero hecho de imaginar que algo así había ocurrido le puso de mal humor y decidió preguntárselo a esa señora que la guiaba hacia el salón.

Llegaron a el enorme salón que ella conocía pero que había sido remodelado de manera deliciosa.

Se sentó en un precioso sofá de piel color blanca mientras la mujer le preguntaba si deseaba tomar algo.

  • Una coca cola, por favor - contestó la rubia - disculpe Señora.....

  • Me llamo Evelin - respondió.

  • Disculpe Señora Evelín ¿sabe si siguen trabajando aquí Santiago y Marisa? - insistió preocupada por ellos.

  • Si claro, la Señorita Ross les pago un vacaciones de quince días para que fueran a ver a su hija por los servicios prestados mi marido y yo les ayudamos - respondió mientras se retiraba para traer la bebida.

Sorprendida por que la generosidad de su jefa, empezaba a comprender que no nunca había sido mala aunque ella siempre creyera que si lo era.

La sirvió la bebida y agradeciéndoselo Evelin se retiró dejándola sola en el inmenso salón el cual se puso a estudiar tranquilamente.

Después de escasos diez minutos, se abrió una puerta del fondo por la cual hizo su aparición Ruth.

Lucía se levanto rápidamente del sofá y se quedo observándola con la boca abierta sin poder evitarlo.

Llevaba un vestido negro ceñido que estaba segura había sido diseñado para ella ya que se ajustaba a su cuerpo como si fuera su propia piel, tenía además un ligero escote que dejaría a cualquiera sin aliento.

Era la belleza en su estado puro con el pelo negro cayendo en cascada por su espalda y sus increíbles ojos más azules que nunca.

Jamás había sentido la pasión en su estado puro hasta ese mismo instante en el que vislumbro a la morena y todo dejo de existir.

Después de estar durante unos minutos mirándola embobada se dio cuenta de lo estúpido de la situación y se intentó componer mentalmente siendo eso una de las cosas más difíciles que jamás hubiese hecho.

  • Estás increíble - habló Lucía mientras no podía dejar de observarla hasta en su voz se notaba su excitación.

  • Gracias, tú también estás fantástica - respondió Ruth la cual también observaba extasiada a su joven empleada debido a lo cual no se percató de la "emoción" de la rubia.

  • Ejem..... - se aclaró su ronca garganta Lucía con intención de que su tono recuperara la normalidad - ......si te parece nos vamos ya.

  • Cuando vos queráis - prosiguió la morena tratando también de recuperar la compostura.

Ambas se dirigieron hacia el destartalado coche.

  • Disculpe bella dama - habló con voz cómica la rubia - pero mi hada descansaba hoy por lo tanto no ha podido convertir la calabaza en un hermoso carruaje.

Ruth sonreía ante la comicidad de Lucía mientras le abría la puerta y la decía eso.

  • Tranquilo joven caballero, lo importante no es el medio de locomoción sino la compañía y esa no podría ser jamás mejor que ahora - respondió convencida la morena.

  • Muchísimas gracias gentil dama por sus palabras.

La respuesta de su jefa hicieron que el corazón de la rubia empezara a ir a mil por hora planteándose quien estaba conquistando a quien.

Después de abrir la puerta a su acompañante (menos mal que tenía el coche limpio por dentro) se sentó al volante de su viejo coche, puso una música tranquila y condujo hasta el restaurante donde tenían reservada mesa.

Durante el trayecto ninguna hablaba se limitaban a escuchar la música mientras se miraban a escondidas cuando la otra no se daba cuenta.

Cada una pensaba en lo espectacular que iba vestida la otra y en como se les aceleraba el alma cuando la miraban.

Llegaron a un pequeño aparcamiento cerca del restaurante.

Lucía rezaba porque todo saliera perfecto, estaciono el vehículo y dio la vuelta al mismo para abrir galantemente la puerta a su copiloto.

Ofreció su mano a la misma para que se apoyara al bajar.

El contacto físico de ambas manos las dejo perplejas a ambas.

Era como si se hubieran convertido en una sola en ese mismo instante.

Sus manos se cerraron la una en la otra mientras sus miradas se fundían.

En ese mismo momento Lucía deseaba ser besada por ella y sin dejar que bajara del coche, aproximó sus labios hacia los carnosos labios de la morena, la cual había dejado de ser consciente del mundo para desear lo que iba a ocurrir por encima de cualquier cosa.

Si la hubiesen disparado ni siquiera se hubiera dado cuenta.

Los labios se aproximaban lentamente, cada una respiraba el aliento de la otra.

Píiíííííííí......sonó un claxon al final del aparcamiento haciendo que la rubia volviera en sí dándose cuenta de que iba a besar a una mujer y que además era su jefa.

Rápidamente se separo de Ruth soltando su mano roja de la vergüenza por lo que hace un instante habría pasado.

  • Lo siento, no se que me ha ocurrido........... esto es muy violento - habló con voz temblorosa Lucía mirando hacia el suelo.

Ruth estaba enfurecida por que deseaba besarla más que nada en el mundo, tenía ganas de tomarla por la fuerza y obligarla a que la diera SU BESO, pero al estar segura de que su rubia amiga jamás había besado a otra mujer y viendo el estado de incomodez en el que se encontraba decidió que ya existiría otro momento en el que no les interrumpiera nadie y su joven amiga estuviese más a gusto.

  • Tranquila Lucía iba a ser solo un beso, te aseguro que el hijo no iba a ser tuyo - hablo con tono bromista haciendo que Lucía se atreviera a mirarla con la cara aún roja de vergüenza pero sonriendo.

Bajo del coche sintiéndose insatisfecha de no haber conseguido su ansiado beso, pero contenta de haber hecho que su inexperta amiga se sintiese un poco mejor.

Fueron hacia el restaurante caminando juntas pero evitando tocarse hablando de cosas triviales.

Al entrar un sonriente hombre de aspecto mayor se dirigió con cariño hacia la rubia.

  • Cariño, ¿cuánto tiempo sin verte? - se abrazaron y se dieron sendos besos con abrazo incluido, se notaba el cariño que se procesaban.

  • Mira Carlos esta es mi amiga Ruth - la presentó, se dio cuenta que había dicho amiga, no jefa o compañera de trabajo sino amiga eso la gusto e hizo que recuperara el buen humor.

Le dio la mano a Carlos acompañada de la mejor de las sonrisas.

  • Tanto gusto - dijo el hombre - o sea que es usted la mujer que va a disfrutar de la mejor comida del mundo.

  • Eso me han dicho - respondió la morena sin dejar de sonreír.

Les acompañó a una pequeña terraza con unas vistas excepcionales incluso de noche en la que iban a estar totalmente solas, ya que solo había una mesa preparada para dos.

Separo sus sillas para que se sentaran y las sirvió un exquisito vino que previamente había estado enfriándose ligeramente en un recipiente dedicado a ello.

Las dejo charlando distendidamente.

  • Es un sitio muy bonito - habló la morena mientras observaba las vistas y bebía de su copa - y el vino es excelente.

  • Yo, la verdad de vinos no entiendo demasiado soy más de coca cola - respondió riéndose mientras observaba también las vistas - pero Carlos me aseguró que es de una cosecha muy buena.

A los pocos minutos les comenzaron a servir platos deliciosos que hasta el más experto chef hubiera alabado.

La cena transcurrió en un clima tranquilo y amigable a pesar del incidente del aparcamiento el cual ambas intentaban olvidar cada una por diferentes motivos.

La comida y la bebida fueron insuperables, Ruth que estaba acostumbrada a los mejores restaurantes del mundo pensó que ese humilde restaurante no se quedaba a la zaga de ellos ya que todo lo que comió fue realmente sabroso.

"¿O quizás es la compañía?" pensó mientras miraba a su compañera contar una divertida historia de cuando era pequeña " lo cierto es que me siento tan a gusto con ella que hasta un bocadillo con pan duro me sabría a gloria a su lado".

Cuando la rubia terminó su relato mirando a la morena para observar sonriente si su historia la había gustado o no.

Ruth al verla mirarla con esa sonrisa tan inigualable no pudo que menos que devolvérsela sonriendo.

  • Es una historia increíble - respondió la morena aunque no había seguido demasiado el relato absorta en sus pensamientos.

  • Gracias, pero seguro que tú tienes miles de historias similares en tu vida - dijo.

  • No te creas que no he tenido cosas demasiado emocionantes para contarte, he tenido una vida de lo más normal dadas las circunstancias - respondió de nuevo la morena.

Siguieron charlando hasta entrada la madrugada decidiendo que ya era hora de regresar a casa.

Se despidieron de Carlos agradeciendo la insuperable velada de la que habían disfrutado y fueron hacia el viejo coche de Lucía.

Mientras se dirigían al vehículo en silencio, la rubia se debatía entre si debía o no abrir la puerta.

"Por los dioses Lucia - se decía a si misma - no seas cría, ella no ha dado importancia al echo de que intentarás besarla y en cambio tú estás haciendo una montaña de un grano de arena, debes conquistarla ese es el trato se profesional y sigue con el plan, eso solo ha sido un pequeño incidente" decidida a seguir con lo que tenía planeado al llegar al coche con la mejor de sus sonrisas abrió la puerta a Ruth para que subiera al vehículo. Este hecho pillo desprevenida a la morena la cual no se esforzó por esconder su cara de sorpresa a la otra mujer mientras subía al coche.

Una vez arrancado el motor se dirigieron a la casa de Ruth, el coche hacia un ruido bastante extraño al cual no quiso Lucía dar importancia.

Mientras iban hablando de cual era la música que les gustaba más, Lucía le pidió a Ruth que sacase de la guantera una cosa.

La morena abrió la guantera para sacar lo que le habían solicitado cuando al abrir se encontró una preciosa rosa roja con una nota pegada:

GRACIAS POR UNA NOCHE PERFECTA ESPERO REPETIR.

CON TODO MI CARIÑO, LUCIA.

Mientras Lucía conducía miraba de reojo la expresión de sorpresa que de nuevo tenía la cara de su jefa, felicitándose mentalmente por haberla sorprendido con la rosa, una sonrisa se posó en sus labios mientras seguía hablando de músicos para parecer natural.

Ruth observaba la rosa y la nota sin dar crédito a sus ojos, la pequeña rubia no dejaba de sorprenderla continuamente.

Escuchaba como de fondo seguía hablando de música, ella se había quedado muda.

Ya llegaban a la casa de la morena cuando de repente el coche empezó ha hacer unos ruidos ensordecedores y a dar tumbos hasta pararse totalmente.

Cuando se paró del todo, Lucía intentó arrancarlo pero no había forma humana de hacerlo.

  • Por hades, no me hagas esto ahora arranca .........- gritó al vehículo Lucía mientras golpeaba el volante.

  • Creó que tu coche ha fallecido inevitablemente - habló por fin Ruth.

Ambas se miraron comenzando a reírse por lo cómico de la situación.

Cuando pararon de reír, habló de nuevo la morena.

  • Será mejor que lo empujemos hacia el arcen ahí adelante no estorbará hasta mañana que venga la grúa.

  • Si creo que es buena idea - respondió la rubia - siento que se estropeé de nuevo la noche, será mejor que tu te pongas al volante mientras yo lo empujo sino nos pondremos perdidas las dos.

  • Bromeas ¿verdad?, por si no te has dado cuenta tengo el doble de fuerza que tú y voy de negro; será mejor que tu te quedes al volante para no manchar tu vestido y yo empuje - al notar que la rubia comenzaba a protestar enfadada le dijo - será mejor que no seas cabezota o nos pasaremos aquí toda la noche discutiendo.

Después diez minutos de cambio de parecer, Lucía entro en razón siendo ella la que se quedaba dirigiendo el vehículo mientras su jefa empujaba.

"Lo cierto es que yo no hubiera podido moverle solo hubiera conseguido ponerme perdida" pensaba mientras estacionaba el vehículo a un lado para que no corriesen peligro los coches que pasasen. Aunque era una carretera poco transitada no podían arriesgarse.

Cuando terminaron Lucía se disculpó como cien veces más mientras se dirigían andando a la casa de Ruth la cual les pillaba como a un par de kilómetros.

Llegaron doloridas, ya que andar por la carretera con tacones no era lo más aconsejable para los pies.

Ruth abrió la puerta y se dirigieron por el largo camino a la casa principal.

Lucía sabía que a esa hora no trabajaban ni los taxis ni las grúas y por lo tanto la única solución era que Ruth la llevase a su casa; la daba una vergüenza terrible pedírselo no sabía como empezar.

Se dio ánimos mentalmente.

  • Lo siento de nuevo - comenzó a hablar con voz triste.

  • Por favor, deja de disculparte; entiende que no ha sido tu culpa - respondió con voz cansada.

  • Ya pero.....- siguió la rubia empezando a ponerse colorada de nuevo - ......ahora te toca llevarme a casa y me joroba mucho molestarte.

  • No es necesario que te lleve a casa - volvió hablar - aquí tenemos habitaciones de sobra para que te quedes a dormir, te dejaré un pijama mío. Además mañana vendrá la grúa y tendrás que estar en el coche para sacar tus cosas

La idea la pareció descabellada, todo su cansancio se esfumó rápidamente pero sabía que su jefa estaba cansada después de haber empujado la mole de coche y a ver andado dos kilómetros.

Al mirar la expresión de su jefa mientras abría la puerta principal se dio cuenta que discutir no la serviría de nada.

  • Bueno, aunque no quiero ser una molestia - respondió humilde la rubia.

  • Deja de decir tonterías tu jamás serás una molestia - hablo la morena dejando pasa para que entrará en la casa Lucía.

  • Antes no te enseñe la casa, ¿te gustaría hacer el tour ahora? - preguntó amablemente Ruth mientras se dirigían al salón.

  • No muchas gracias, si me dices donde está mi habitación me iré a dormir sin molestarte más - comentó Lucía.

  • No seas tonta, ¿cuántas veces me vas a hacer decirte que no es ninguna molestia? - le recriminó de nuevo mientras pensaba "es un verdadero placer tenerte bajo mi mismo techo" - bien entonces ¿quieres una última copa antes de dormir?.

  • No gracias, no quiero moles.....- al mirar la cara de "como vuelvas a decirlo otra vez te mato" de su jefa se contuvo - si me gustaría un martín por favor.

La expresión de agradecimiento de la morena al ir a servir lo que había pedido lo decía todo.

Sirvió las bebidas mientras se relajaban en el sofá.

Ambas tenían los zapatos quitados y las piernas estiradas mientras disfrutaban del martín.

Después de media hora decidieron que lo mejor sería irse a dormir.

Ruth acompañó a su pequeña amiga a una habitación justo al lado de la suya.

Era una estancia preciosa, tenía una enorme cama con un edredón de plumón y unas fundas nórdicas de unos delfines.

La habitación en sí olía a limpio.

Se despidió de su amiga la cual la dijo que si necesitaba algo su habitación era la contigua, se dieron las buenas noches y cada una se metió en su cuarto.

Lucía se puso a inspeccionar la habitación, realmente la encantaba esa habitación tenía cuarto de baño propio y enorme con una gran bañera y una ducha, todo lujosamente decorado. Un juego de toallas que estaba segura no había sido estrenado aún.

Deseo darse una ducha al comprobar que había de todo incluso una esponja sin estrenar, así como cepillos de dientes nuevos.

Se dio cuenta de que la morena no la había dado el pijama, decidió ir a pedírselo antes de que se durmiera.

La jorobaba tener que molestarla más pero necesitaba ducharse después de la sudada caminata.

Salió de su cuarto y llamó a la puerta de su compañera.

No contestó nadie, volvió a llamar y tampoco contestaron.

Pensó que quizás estaba en la ducha y por eso no la oía por lo que se decidió a entrar para así llamar a la puerta del baño.

Abrió la puerta y efectivamente comprobó que no estaba allí, se dirigió a llamar a la del baño cuando Ruth salía de él, cubierta solamente con una toalla de cintura para abajo.

Lucía se quedó petrificada sin poder moverse mirando el espectacular cuerpo de la morena recién salida de la ducha, dejo de respirar mientras no podía apartar la vista de ella.

La morena también la observaba.

De repente, Lucía fue consciente de la situación y balbuceando comenzó a decir mientras miraba hacia otra parte.

  • Por los......dioses.......yo, yo, yo........lo siento............venía a por.......... el pijama.....no sabía...... que ........por los dioses......lo siento, ......de veras yo....... - deseo morir en ese mismo instante la vergüenza era tal que deseo morir.

Como alma que lleva el diablo salió de la habitación rápidamente para entrar en la suya, estaba segura de que su rostro estaría tan rojo como la naturaleza permitiese.

Ruth permanecía aún en el mismo sitio, no esperaba causar tal conmoción en su amiga. Se puso la parte de arriba del pijama y unas braguitas, cogió un pijama para ella y llamó a la puerta, no contestó pero la oyó llorar.

Abrió la puerta de la habitación y volvió a cerrar mientras la observaba tumbada boca abajo en la cama mientras lloraba, se la partía el corazón verla así.

Se sentó en el borde de la cama y la puso una mano en el hombro.

  • ¿Estás bien? Te traigo el pijama - preguntó con voz relajada.

Por respuesta un montón de lágrimas más.

  • ¿Qué te ocurre? - insistió aunque sabía que la pasaba quería oírselo decir a ella.

  • Te parece poco........- convulsiones por las lágrimas que no podían dejar de salir de sus ojos- ......he metido tantas veces la pata......no sirvo para esto......soy una inútil.......voy a dejar el trabajo......yo lo siento.......de verás.........

Y otra vez comenzó a llorar con el cuerpo boca bajo y la cabeza entrecerrada con sus brazos.

  • Por favor, mírame - dijo Ruth comprensivamente mientras la intentaba dar la vuelta.

  • No puedo......snif.....- siguió llorando sin moverse - ......me muero de vergüenza..snif.....

  • Por favor, quiero que me mires, por favor - insistió de nuevo

La rubia sin dejar de llorar se fue incorporando en la cama pero sin atreverse a mirar a la morena.

  • Eh venga, mírame por favor - siguió hablando con tono dulce la morena mientras agarraba su cara y la volvía para ver sus ojos.

Los ojos verdes de la rubia estaban llenos de lágrimas apunto de salir, tenía la cara empapada de agua.

Se quedaron mirándose y poco a poco la rubia fue tranquilizándose.

  • Por los dioses ¿qué es eso tan horrible que te ha pasado que te hace llorar así? - habló suavemente sin perder contacto visual y agarrando su cara por la barbilla.

  • Todo - respondió intentando bajar de nuevo su rostro, lo cual no la dejo hacer la morena.

  • ¿Cuál es todo? - volvió a preguntar con tono relajado para darle seguridad.

  • Ya sabes, por hades yo no se conquistar a nadie......mira como lo estropee en el aparcamiento.....luego se estropea el coche.......luego entro a tu cuarto sin permiso..........me quedo mirándote con......con....... - comenzaban de nuevo las lágrimas a rodar por su rostro.

  • ¿Con qué? - siguió diciendo con tono tranquilo mientras con la otra mano intentaba limpiar su rostro del llanto.

  • Con deseo por hades - dijo mirándola de nuevo a los ojos dejando por fin de llorar pero roja como un tomate.

La revelación de tal hecho hizo que sin pensarlo dos veces la morena hiciera lo que llevaba tanto tiempo deseando hacer, besar esos labios.

Aproximó la cara hacia el húmedo rostro de la rubia, cuando sus labios se tocaron ambas abrieron los labios deseosas de explorar la boca contraria con sus lenguas.

El beso era ansioso por parte de ambas.

Lucía rodeo con los brazos el cuello de ella mientras fundían ambas bocas.

Jamás habían experimentado tantas sensaciones en un solo beso, se volvía un beso salvaje y explosivo por parte de ambas.

En la mente de Lucía se mezclaban los olores y sabores de Ruth como una droga exótica la cual una vez que la has probado necesitas dosis continuas.

Ruth la acariciaba su cara mientras las lenguas luchaban por hacer suya la boca contraria.

Se escuchaban jadeos aunque no estaba muy claro de quien procedían exactamente.

La boca de Ruth abandonó los labios de la rubia para trazar una línea de fuego a lo largo de su cabello y sus hombros escuchando su propia respiración, ronca por la excitación.

Con un sonido que fue casi un gruñido, empezó a desvestir a Lucía con avidez mientras en sus ojos estaban oscurecidos por la pasión y el deseo.

La rubia cooperaba en ayudar a quitarse el vestido quedándose solo con un sostén de seda color crema que apenas cubría sus turgentes pechos.

Ruth se apartó un instante para observar el precioso cuerpo de su amiga mientras se desprendía a su vez de la parte de arriba de su pijama y se quedaba solo en braguitas.

Con deseo no disimulado arrancó el sostén con rapidez y maestría para tomar posesión con sus labios de esos preciosos pechos, besaba, mordía, succionaba quería más y más no podía parar de tocarla.

Ambas yacían tumbadas en la cama tocándose, besándose.

Lucía actuaba por instinto, una vez vio una película erótica en la que participaban dos mujeres y se acordaba vagamente de lo que hicieron.

Ella necesitaba devolver el placer que Ruth le estaba proporcionando tocando y succionando sus pechos de esa manera.

De forma sensitiva una de sus manos se dirigió hacia las bragas de la morena, observó con placer como los ojos azules se volvían grises cuando sus dedos penetraban en su húmeda cavidad.

Con una destreza que hasta a ella la sorprendió separo los labios vaginales mientras instintivamente la acariciaba donde a ella la gustaba que se lo hicieses.

Los labios de la morena volvieron a su boca mientras jadeante la animaba a seguir lo que había comenzado.

Lucía se sentía poderosa de ver como en ese instante la tenía a su total dominio, decidió morder los pezones de la morena tal y como ella había hecho hacia un instante.

Ruth incapaz de soportar tanto placer tuvo su primer orgasmo, mientras Lucía la seguía besando sus pechos, lo cual hizo que volviese a gemir de placer y comenzará de nuevo a sentir como la humedad invadía los dedos de su rubia amiga la cual seguía acariciándola en su zona más intima.

La rubia mordía sus pezones, luego daba pequeños lengüetazos en su cuello acompañando a pequeños mordiscos después volvía de nuevo a su boca y todo esto mientras no había dejado de acariciarla el clítoris ni un instante hizo que tuviera otro orgasmo aún más grande que el anterior.

Exhausta ante tanto placer pensó que también la gustaría devolverle eso que la había dado a su joven pero avispada aprendiza.

Tumbó a la rubia boca arriba y la ordenó no moverse, comenzó a besarla de abajo arriba, primero los dedos de los pies, luego las piernas, después la cadera se salto la parte intima que emanaba humedad y beso su perfecto vientre hasta sus increíbles pechos, primero beso y mordió un seno y luego el otro, subió a su cara y mordió sus labios, jugo con su lengua, lamió sus oídos y su cuello y comenzó de nuevo el descenso de nuevo hasta llegar a su vientre comenzó a besar la cara interior de sus caderas hasta que sus labios no pudieron resistir más y tomaron posesión de su feminidad.

Al sentir los labios invadir su parte más sensitiva Lucía tuvo un orgasmo, eso no amáinalo a la morena que estaba deseosa de beber del manantial más puro que conocía.

Necesitaba saborear hasta la última gota de ambrosia de esa maravillosa fuente.

Ayudada por sus manos iba separando los labios mientras su lengua trabajaba rítmicamente primero despacio y luego más rápido para absorber hasta la última gota de humedad.

La encantaba el olor y sabor de esa zona.

Ni el mejor de los manjares la hubiese convencido para dejar aquello.

Lucía sentía la lengua ir y venir, subir y succionar jamás había experimentado tantas sensaciones ni tanto placer, después de eso podría morir tranquila.

Tuvo otros dos orgasmos hasta terminar rendida.

Se abrazaron mientras no podían dejar de besarse.

Cuando por fin se separaron solo lo suficiente para verse los ojos se quedaron mirando con expresión satisfecha de quien ha cumplido un deseo y con sus piernas y brazos tocándose.

Así las recibió el amanecer.

Lentamente abrió sus ojos, sentía un ligero peso sobre su pecho al mirar a que era debido, vio que se trataba del brazo de Ruth, el cual estaba cruzado sobre su desnudo pecho. Un escalofrío la recorrio al sentir la calidez de la piel de su jefa contra la suya.

Su cerebro comenzó a trabajar recordando los acontecimientos vividos el día anterior.

"Por los dioses en que lio me he metido" pensó la rubia.

Mirando a la despampanante morena a su lado, se dio cuenta de lo que había sido capaz de hacer y de lo que había disfrutado haciendolo.

"Jamás imagine que esto pudiera ser tan increible, ha sido como tocar el cielo con las manos" siguió pensando mientras observaba el precioso cuerpo de su acompañante sintiendo como su libido comenzaba de nuevo a despertar.

Como un acto reflejo su mano comenzó a acariciar lentamente el pelo de su compañera sintiendo la suavidad de su larga y negra melena.

"Esta tan bella dormida como despierta, es increible que se halla fijado en mi, ya que puede tener a cualquiera con su belleza pero encima la sobra el dinero, tiene el mundo a sus pies y aquí esta conmigo"una enorme sonrisa apareció en su cara recordando lo osada que había sido la noche anterior.

  • Mmmmm¿que te hace tanta gracia? - preguntó una adormilada Ruth mientras sus ojos azules se encontraban con la verde mirada de su rubia amiga.

Lucia al ver que se había despertado y pillado "infraganti" acariciando su pelo, retiro la mano rapidamente mientras su cara adquiria el caracteristico tono rojizo.

  • Eh! no quites la mano de ahí - dijo la morena atrayendo su mano de nuevo al pelo - me encanta el rubor que adquiere tu cara cuando te avergüenzas.

Lentamente se fue desperezando sin separarse de la rubia mientras no dejaba de mirarla. De repente se puso seria y mirandola con cara inexpresiva mientras en sus ojos se podía ver el miedo reflejado preguntó:

  • Dime la verdad Lucía ¿te arrepientes de lo que hemos hecho?.

La rubia observo la cara de su compañera atentamente percibiendo la mirada temerosa que intentaba ocultarla y contesto lentamente:

  • Jamás podría arrepentirme de...... lo mejor ha pasado en mi vida.

La cara de la morena fue un poema de sentimientos, tranquilidad, satisfación, alegría, esperanza......

Sin poder aguantarse y sin perder el contacto visual, dirigio sus labios carnosos a los labios de su compañera, saboreando todo lo anhelado en sueños.

Mientras sus bocas luchaban por abrirse camino en la boca contraria, sus manos comenzaron de nuevo a acariciarse con la sensación de encontrar lugares nuevos que el día anterior hubiesen pasado desapercibidos.

La morena se dio cuenta de que tenían mucho por aclarar y decidió que lo mejor era separarse aunque la pesara.

Despacio acabo el beso y mirandola dijo:

  • Creo que debemos de hablar cariño.

La rubia sopeso la sensación de tristeza que esas palabras traian consigo, había imaginado que para su rica jefa lo que estaba ocurriendo era solo un juego y tarde o temprano lo daría por finalizado.

"Demasiado bonito para ser verdad" pensó mentalmente mientras componía su postura de desenfado.

  • Veras....- comenzó la morena sentandose en la cama mientras miraba a Lucía - .....no se como empezar.....

La rubia imaginandose lo que iba a decir y con suma tristeza continuo por ella.

  • Ya se Ruth, no digas nada. Imagino que esto es para tí muy común y que me vas a decir que no me haga ilusiones, que no quieres malos rollos en la oficina, que comprenda que eres rica y tienes que mantener cierto "status" frente a la gente, y cosas asi. Tranquila de verdad, soy adulta y se perfectamente que esto solo ha sido el calentón de una noche.....- Lucía apenas podía aguantar las lágrimas debído al dolor que la producían esas palabras que ella misma estaba pronunciando, pero el orgullo impedía que derramara una gota-.....de verás no lo des importancia, yo no se la doy. Ha sido fantástico.

Una Ruth anonadada la observaba con estupor e incredulidad sin entender.

Respiro profundamente antes de hablar:

  • ¿De verdad me ves así?¿Crees que me he acostado solo por pasar el rato? No te imaginas como me duele escucharte decir eso.

Lucia no sabía que responder veía a la morena tan afectada por sus palabras como ella misma lo estaba.

  • Por hades Ruth, no se que pensar, ni que decir.

La morena al ver a su amiga al borde de las lágrimas probó decidió tranquilizarla con voz dulce.

  • Por que no pruebas a decir lo que realmente sientes, te aseguro que lo último que haría en la vida es hacerte daño.

La rubia la observaba con mezcla de sentimientos. Siguió hablando con tono lloroso.

  • La verdad es que lo de esta noche ha sido único, jamás había experimentado tantas sensaciones en tan poco tiempo me sentía querida, protegida, amada, mimada,...... jamás entendí la expresión hacer el amor hasta esta noche.

  • Verás la gente tiene el tonto concepto de que cuando dos mujeres hacen el amor una ha de tomar el rol de hombre eso es totalmente falso, ya que no hay nadie que sepa mejor lo que quiere una mujer como otra mujer, ya que es eso exactamente lo que ella misma quiere. Parece muy complicado pero es asi de facil. Mira cariño se que esto es nuevo para tí pero no quiero que pienses que eres solo un capricho pasajero, jamás había sentido por nadie lo que siento por tí. Cuando no estas siento que falta algo en mi, no puedo explicar que pero solo se pasa cuando estás junto a mí.

Las lágrimas de Lucía comenzaron a salir en silencio, sin que ella pudiera ya evitarlo. Ruth continuo hablando mientras con su mano limpiaba el rostro de la rubia.

  • Siempre he tenido a compañeros/as de cama en la mayor parte de los casos era por mi dinero siendo yo consciente de ello y cuando eran igual o más ricos de yo exigian cosas que yo no estaba dispuesta a conceder, la primera vez que te ví, sentí algo extraño en mi interior como si la última pieza del puzzle hubiera encajado y ese puzzle estuviera completo por fin y definitivamente. Al principio puede que fuera un juego pero poco a poco me fui enamorando de tí. No quiero forzarte a nada pero quisiera comenzar una relación seria contigo, basada en amor, sinceridad, comunicacion y todo lo que tú quieras. Quisiera que pensarás todo esto detenidamente y decidas lo que decidas lo aceptare.

Seguía con las manos en la cara de la rubia limpiando sus lágrimas, la rubia percibia el ligero temblor de las manos de su compañera y sin poder evitarlo con sus propias manos se las agarro para evitar esos temblores y las dirigió a sus labios donde comenzó a besarlas. Entre beso y beso sin dejar de mirar a Ruth a los ojos dijo:

  • Yo.....no tengo....nada que pensar.......estoy enamorada de tí hasta la medula......y no me gustaría perder a mi mitad.......ahora que la he encontrado.

Dicho esto la morena comenzó a sollozar también fundiendose en un cálido abrazo con Lucía mientras ambas lloraban como tontas con hipidos y temblores incluidos comenzaron de nuevo a devorarse con sus bocas.

Entre beso y beso se oyo a Lucia murmurar:

  • Creo que esto es el inicio de una graaaaannnn amistad.....

Mientras la suave risa de la morena llenaba la estancia volvieron a amarse en total y perfecta armonía.

CINCUENTA AÑOS MAS TARDE......

Dos mujeres mayores estan sentadas en un comodo sofa mirando el sol desaparecer frente a un tranquilo oceano. Sus manos estaban entrelazadas, arrugas y canas surcaban sus rostros aunque aún conservaban preciosos ojos azules y verdes respectivamente que denotaban muchos e inovidables  momentos vividos.

  • ¿Sabes cariño? - hablo la mujer de ojos azules.

  • Dime amor- respondió la de ojos verdes volviendo a mirarla con una expresión de suma devoción en su mirada.

  • ¿Te he dicho alguna vez que te quiero? - se llevo la mano de su compañera a los labios mientras la miraba con todo el amor del mundo.

  • Como mil millones de veces, pero ya sabes que me encanta que me lo digas - respondío sonriendo.

  • Te quiero - dijo una anciana Ruth.

  • Te quiero - respondió Lucia.

Los últimos rayos de sol se proyectaban sobre nuestras protagonistas mientras se fundían en un apasionado beso de amor.

FIN.