Mary. Así fue la firma

Sentirme husada follada humillada, eso era lo que sabia que pasaría en la firma, pero con la primera vez fue suficiente, para descubrir que eso era lo me gustaba, ya se había convertido en una necesidad, un camino sin vuelta atrás, que había emprendido y al que no pensaba renunciar.

Ya ha pasado bastante tiempo, desde que Antonio y sus asociados, me mostraran ese otro estilo de vida, que solo pone de manifiesto quien y que soy, una mujer con muchas más necesidades de las que mi marido es capaz de cubrir, entre ellas la de sentirme como muy bien hace Antonio “

una perra en celo

”, pero aún ahora, después de que Antonio a dejado de ser mi único amante, cada vez que recuerdo nuestro segundo encuentro, que se produjo sin la asistencia de sus asociados, la misma sensación se repite.

Noto como se crea y parte de mi nuca un escalofrío seguido de una ola de calor, que me recorre lentamente toda la columna hasta llegar a los riñones, de ahí parten como dos ríos de lava, que rodean mi cintura hasta llegar al ombligo, y caen por mi pelvis hasta abrasarme el coño que siento chorrear, mientras que mis piernas flaquean, y eso me sucede esté donde esté.

Así se desarrollo el encuentro

.

Después de la charla con Pedro,

delante suyo descolgué

el teléfono y llame a Antonio, queríamos firmar el contrato, y debía concertar una cita para hacerlo lo antes posible, el me contesto.

Sabia que llamarías putita, quedamos hoy a la una de la tarde, estaré esperándote en la cafetería de mi hotel.

Afirme a Pedro, y sin comentarle nada entendió que había aceptado, menos mal que no se me ocurrió emplear el manos libres.

Sabia lo que iba ha pasar, ese salvaje me volvería a usar a su antojo, volvería a serle infiel a Pedro, pero esta vez era consciente de que deseaba que Antonio me follara, me usara, necesitaba sentir otra vez su sexo dentro de mi.

Me duche, me puse un sujetador negro de blonda bordada que realzaba mi pecho, y dejaba mis aureolas casi a la vista, un tanga casi transparente, me sentía guapa, saque un top atado el cuello con escote en V, me puse una falda recta por medio muslo.

Me maquille un poco, no muy llamativa. Le di un beso a Pedro que se quedo con los ojos como platos al verme salir de la habitación así. Y guiñándome un ojo me dijo.

Si no te firma el contrato es que esta loco.

Le sonreí y salí. Cogí un taxi y le indique la dirección del hotel, durante el trayecto el taxista me miraba de vez en cuando por el retrovisor, la verdad es que me sentía atractiva.

Cuando llegue al hotel, le pregunté al portero donde estaba la cafetería, me lo indico muy amablemente fijándose mucho en mi escote, al entrar mire alrededor para encontrar a Antonio pero no le vi, me dirigí a la barra y me senté en un taburete, en la cafetería habría unas 12 personas, casi todos hombres en grupos de 2 o 3.

Pedí un refresco y me entretuve en ver la decoración del local, mire el reloj, eran ya la una y diez cuando vi aparecer a Antonio, llevaba una americana marrón de sport, unos pantalones beige, y unos zapatos Camel tipo mocasín inmaculados, sonrío al verme y se dirigió hacia mi, me dio dos besos en las mejillas y me dijo al oído.

Zorrita creo que te sobra algo, ve a quitarte la ropa interior, te espero aquí sentado si quieres el trato, se giro y fue a sentarse en un sofá que había en el medio de la sala. No se que me pasaba cuando estaba a su lado, oír su voz hacia que me estremeciera, a la vez que sentía asco.

Yo venia a firmar un contrato pero me había vestido para ser mirada, me atraía en parte su forma de ser, pero me sentía confundida, apure mi refresco de un trago y le pregunte al camarero donde estaban los servicios.

Reconozco que estaba loca, un casi desconocido me daba ordenes y yo las cumplía, no sabia donde podía acabar esto, me dirigí al servicio, entre en una cabina y me quite el sujetador y el tanga, salí y me mire al espejo, mis pezones marcaban el top y al tener mi pecho sin sujeción, hacia que el escote se abriera mas y me daban un aspecto buscona.

Me retoque los labios y salí. Fui hasta donde se encontraba, se levanto amablemente y me hizo una seña para que me sentara enfrente suyo, tenia que hacer un gran esfuerzo al no llevar tanga para mantener juntas las piernas, y que no se me viera el pubis, empezó a decirme que estaba allí, porque mi marido no sabia, que la zorra de su mujercita ayer descubrió lo que era un hombre.

Comento si le había contado cómo me habían follado, como me había hartado de leche de macho, por favor le decía,

habla bajo, todo el mundo te va a oír

, el me sonría y decía, no es verdad lo que estoy diciendo contesta, es verdad o no repitió mas alto todavía, hasta que asentí con la cabeza, no te he oído me contesto.

Alguno levanto la cabeza hacia donde estábamos, muerta de vergüenza le dije que si.

Pidió la cuenta y nos levantamos, me agarro por la cintura bajando su mano hasta el culo, lo fue restregando hasta que salimos del hotel, cogimos un taxi, le dio la dirección de un para mi, desconocido restaurante, en el trayecto me abrazo, me atrajo hacia el y me morreo.

Cuando sentí su lengua entrando en mi boca y jugando con la mía, un escalofrío me recorría todo el cuerpo, mi mente sabia que no era correcto, pero mi cuerpo decía todo lo contrario, y mas cuando su mano fue subiendo por mis rodillas primero y mis muslos después, hasta llegar a rozar los labios mayores, notó que estaba húmeda o mas bien mojada.

Ya eres mía me susurraba al oído, ese mismo “eres mía” que hacia que me humedeciera mas, y me hiciera cerrar los ojos para sentirme mas deseada, cuando sentí como ese dedo se iba hundiendo penetrando dentro de mi, haciéndome dar un ligero gemido, mientras me seguía llamando puta al oído, comiéndome la oreja, uniendo otros dos dedos y hurgando mas en mi interior barrenandome con esos tres dedos, haciéndome gemir, me olvide de todo por el placer que recibía.

Abriendo mis muslos, para que esos dedos entrasen mas, empapándose de mis jugos, gemía, me retorcía en el asiento, hasta que una voz me volvió a la realidad, era el taxista que mirando fijamente mis muslos abierto, con la mano de Antonio dentro de mi sexo le decía que habíamos llegado y el importe de la carrera, Antonio saco sus dedos de mi sexo, dejándole al taxista una vista de mi pubis que se veía brillante por mi jugos.

Se seco la mano y saco la cartera, le pago el importe exacto, y le dijo que la propina ya se la había cobrado mirando. Salimos del taxi y entramos en el restaurante, después de saludar al que parecía el dueño, nos guió a un comedor reservado, donde había una mesa cuadrada solo para cuatro personas, el camarero me miro de arriba abajo, nos dio la carta y se marcho.

El escogió el menú por mi, volvió el camarero con dos copas de cava y nos tomo la comanda, Antonio me hacia sentir sucia, pero me había gustado haberme corrido para demostrarle mi entrega, me levante para intentar darle un beso, me lo prohibió diciendo ya abra tiempo, estuvimos comiendo hablando en un tono muy normal, sobre el contrato y lo que quería de nosotros en el campo laboral.

Prometió que seria un lanzamientos para nosotros, siempre y cuando fuera dócil con el e hiciera lo que me dijera, mi vida y la de mi marido seria un camino hacia arriba, terminado el segundo plato, saco de un portafolio unos papeles los puso a su lado y me pidió que fuera a leerlos, me levante y fui donde estaba, cuando los iba a recoger los tomo y dijo,

aquí léelos en la mesa

, tal como estaban, me tenia que agachar dejando mi escote ahuecado, y mis pechos a la vista.

Mientras leía metió su mano en mi falda, y fue subiendo poco a poco hasta llegar a mi sexo por detrás, me intente levantar pero me agacho empujándome la nuca, hasta quedarme casi encima de la mesa echada hacia delante, pasaba su dedo por mi sexo, lo hundía, oí el cierre de la cremallera de su pantalón como bajaba y me decía, ahora quiero saber si estas de acuerdo.

Tal como decía eso, me sujeto de la mano y me ordeno mamársela, me agache a su lado y le di besos a su glande, esta empezando a cobrar todo su vigor, me la metí en mi boca y empecé a tragármela poco a poco, hasta que sujetándome de la cabeza hizo que me la tragara toda, notaba como me faltaba el aire mientras me decía puta y mas lindezas parecidas, así me sujetaba la cabeza hasta que me daban arcadas y me dejaba respirar un poco, para otra vez volver a follarme la boca.

Sin contemplaciones, me subió la falda dejándome el culo al aire y lo estuvo sobando, diciendo seguro que el marica de tu marido casi no lo ha estrenado, y las que son como tu, deberían ser siempre folladas por el, mientras seguía mamándole la polla se escucho la voz del camarero que decía, quieren los seño…. y se quedo hay, al verme en el suelo con el culo al aire y con mi cara entre sus piernas.

Antonio, me agarro de la cabeza sin dejar que me moviera y pidió dos cafés solos, y riéndose le dijo,

la leche para la señora la pongo yo

, y se rieron los dos, el camarero soltó,

le alabo el gusto

y desapareció, intente levantarme pero no me dejo, jejeje entre risas decía.

Tenias que haber visto la cara del camarero, era todo un poema al verte ese culo de perra en celo, bien creo que ya tengo la polla dispuesta para follarte, ven siéntate en ella ahora.

Le pedí que por favor fuera mas tarde, que el camarero volvería con los cafés, por favor le suplique al borde del llanto, pero decía,

vas hacer lo que yo te ordene,

porque para eso eres mía

, me iba a sentar mirándole pero me dio la vuelta y me puso mirando la mesa,

vamos clávate tu solita lentamente, siente como te va abriendo un pene de macho

, di un gemido, mientras notaba que mis paredes se adaptaban.

El roce hacia que me mojara mas, empecé a moverme, según sus indicaciones, lentamente, siéntela me decía

goza como tu hombre te folla, te llena, no te muevas, solo siéntela

, y note como empezaba a moverse él muy lentamente, casi de forma inapreciable y como mi sexo palpitaba, según rozaba en mis paredes sentía que crecía dentro de mi, que me llegaba mas adentro.

Solo moviéndose de un lado para otro, como hacia sentirme llena, era una sensación nueva para mi, me sentía plenamente empalada, y mis jugos cada vez la cubrían mas y mas,

ahora muévete putita

, me dijo, y empecé a cabalgarlo, mientras me acariciaba la espalda subiendo por mis costados hasta llegar a mi pecho, que agarro fuerte con ambas manos,

vamos zorrón demuéstrame lo que vales

y empecé a bailar con ella dentro moviendo mis caderas, subiendo y dejándome caer sobre ella.

Así zorra, ¿así se lo haces a todos, verdad zorrón? desde ahora solo serás mía

, y me agarraba el pecho mas fuerte casi retorciéndomelo, se levanto de la silla conmigo empalada y me apoye en la mesa, cada envite me llegaba mas dentro, casi rozando el útero,

así se doma a las que son como tu

, así seguía dándome cada vez mas adentro, me saco el pecho del vestido y lo ordeñaba me estiraba de los pezones que estaban como lanzas, se me echaba encima mío y me mordía las orejas.

Me decía,

quien es tu macho, dilo

, yo le respondía que el, y el seguía dándome mas fuerte,

no lo he oído, dilo

, noté como mi sexo empezó a palpitar, sabia que estaba próximo mi fin, movía mis caderas ya estaba a punto cuando empezó a moverse mas deprisa, sintiendo como entraba y salía mas rápido, hasta que me arquee y explote,

bieeen zorrita así me gusta

, y seguía dándome, mas rápido con empujones mas secos, sintiendo mis flujos como inundaban su pene y empezaban a resbalar por mis muslos, me la saco, me dio la vuelta y me dijo,

abre tu boca y saca la lengua

.

Me arrodille y abrí la boca, veía como su mano se movía mas rápido, el primer chorro de su leche llego al fondo de mi garganta, el segundo chorro me dio en la cara, y el tercero en mi lengua, así fue soltando su carga en mi boca hasta vaciar sus huevos, me lleno y me ordeno que no tirara nada al suelo. Cuando termine, me agarro de los pelos y me dijo

sabes lo que tienes que hacer

, sin dudarlo me la metí en la boca para limpiársela.

Estaba con ella en la boca pasando la lengua, entro el camarero con los cafés, Antonio dio una carcajada,

joder chaval, parece que te gusta ver como me limpia mi puta, te alabo el buen gusto, porque es una mamadora genial, verdad Mary

, quería morirme, seguí con la polla de Antonio en la boca sin moverme, para no tener que mirar al camarero, se reía a carcajada limpia, mientras me cogía del pelo, y me decía límpiamela

bien para que vea como lo hacen las casadas jajajaja.

Se reía mientras me humillaba, el camarero seguía hay, parado en la puerta después de haber dejado el café en la mesa,

tráeme la cuenta que tengo prisa

le dijo, y note como cerraba la puerta, me la saque de la boca y le llame cerdo, agarrándome del pelo me levanto y me dijo mientras con la otra mano buscaba mi sexo,

te follare, usare, y haré lo que quiera, donde quiera y como quiera siempre, porque sé que te gusta que te trate así

, y metió un dedo en la vagina que estaba mojada, al notarlo, emitió un mmm..., y se rió.

Cuando entro el camarero con la cuenta Antonio le dijo.

¿Entre lo que has visto y si mi puta te hace una buena paja, saldaremos la cuenta?

El camarero no respondió, se sentó en una silla después de soltarse el pantalón, rompió la cuenta y sin replicar comencé a hacerle una paja, con parte de mi cuerpo expuesto y la ropa como tenia a medio poner o sacar, según se mire.

Había caído en un pozo llamado Antonio, que me humillaba, y me usaba como quería, pero hacia que estuviera empapada cada momento, me daba miedo y me atraía a la vez, nunca había gozado así. De forma mecánica, estaba haciendo una verdadera obra de arte, el camarero bufaba pero aguantaba bien mis manejos.

Sus palabras me hicieron volver a la realidad, cuando me dijo.

Venga yo me he de ir, cuando termines aquí arréglate un poco, que ahora tengo negocios que hacer, vuelve con el cornudo de tu marido, y dale la alegría de que has firmado el contrato. Y no folles con el esta noche, quiero tenerte mañana en celo para disfrutar de ti. Te espero mañana en mi hotel a las 10 y media.

Se compuso y salio del reservado del restaurante. Cuando el camarero se corrió, se quedo un poco hasta que se recupero un poco, se limpio con una de las servilletas y salio. Me quede allí sentada en la mesa, arreglándome el vestido y pensando en lo sucedido, cuando salí yo, el camarero me dedico una sonrisa pero no me dijo nada.

En varias ocasiones posteriormente, hemos llegado hasta la puerta del pequeño restaurante, pero solo recordarlo se me pone la carne de gallina, Antonio lo ha tomado como un juego psicológico.

Ahora ya son varias las personas con las que tengo encuentros, pero Antonio sigue siendo quien me inicio, y tiene unos privilegios sobre mí con los que otros no cuentan. Sigo siendo “SU PERRA y SU PUTA” sin discusión posible, algo que me encanta, pero ya no soy algo exclusivamente suya, también lo soy porque es así como me gusta, para los y las demás.