Mary. Así descubrí como soy

Esos cinco sátiros, me enseñaron que soy una perra en celo, incapaz de sentirme totalmente satisfecha. ¿Que sucede cuando te dejan entre una manada de lobos? Lo más fácil es que te coman, o que te hagan lo que ellos a mi.

Soy Mary tengo 42 años, de una estatura media, rubia, ojos marrones, un cuerpo todavía de buen ver, un pecho generoso talla 95 copa “C”, con unos grandes pezones que vuelven locos a los hombres, un culo algo grande pero que no desentona con el conjunto, me gusto cuando me miro en un espejo, mi vida hasta entonces había sido muy tranquila y convencional, junto a mi marido Pedro y nuestra hija, no echaba nada en falta.

Todo empezó en un viaje de trabajo que tuvimos que hacer a Madrid, somos asesores laborales y con Pedro mi marido tenemos un negocio, con intención de firmar algunos contratos que necesitábamos, para dar un empujón a la empresa y resolver algunos de nuestros problemas financieros, habíamos venido a la capital a una feria que se celebraba.

Teníamos varios contactos concertados, y durante la feria intimamos con varios clientes, había unos Valencianos que estaban muy interesados en nuestros servicios, sobre todo Antonio un señor de unos 60 años, alto, guapo, con el pelo canoso y una mirada que te desnudaba cuando te enfilaba, pero tenia mucho estilo y era muy ocurrente, siempre estaba piropeándome, diciendo lo guapa que era y lo poco que me aprovechaba de un cuerpo como el mío.

El tercer día de estar allí, quedamos a cenar con ellos, cuando llegamos a la cena éramos 7 personas, Antonio que era el jefe y Fernando, Juanjo, Víctor, y José Luis, que eran sus asociados, ademas de mi marido y yo.

Habíamos quedado en un restaurante en la zona norte, me había puesto para la cena, un vestido rojo con escote en V por delante, que dejaba mas de media espalda completamente al aire, tenia en la parte baja, una abertura lateral por la que se mostraba medio muslo, pero tan solo si el paso era largo o cruzaba las piernas, comprado expresamente para lucirlo en esa feria si surgía una ocasión como esa, se complementaba con una torera también roja.

Cuando llegue, todas las miradas fueron a mi escote, que aunque no era muy exagerado, dejaba ver mi pronunciado canalillo, me sentía poco mas que desnuda, al no poder emplear sujetador porque con los escotes habría quedado poco estético, los pechos a pesar de su tamaño se mantienen erguidos, aunque me molestaba un poco que se marcaran tanto mis abultados pezones, pero ya estaba hecho.

Cuando nos saludamos, Antonio al darme dos besos en las mejillas, se aproximo mucho a mi y me susurro al oído que estaba deseable esta noche. Le sonreí con la esperanza de que todo quedara ahí, luego Fernando me cogió por la cintura mientras le decía a Pedro mi marido, la gran suerte de tener una mujer como yo, así uno tras otro todos ellos me agarraron para besarme, aparentemente de forma inocente pero me sentía manoseada.

Durante la cena Antonio y Fernando se habían colocado a mis lados, mi marido estaba enfrente y según iba trascurriendo la cena, los comentarios eran más subidos de tono, sobre todo los referidos de forma muy directas hacia a mi y mi cuerpo, mientras mi marido por el vino que tomaba, y porque quizás lo encontró gracioso y quería congraciarse con ellos, también se reía de los comentarios, incluso aportando detalles que en otras circunstancias no habría dicho ni en broma.

Al terminar de cenar, propusieron ir a tomar una copa a una discoteca de moda. Para ir nos repartimos en dos taxis, en el nuestro como mi marido es corpulento, se sentó delante quedando yo detrás suyo con Antonio y Fernando.

En un momento dado Antonio puso su mano en mis rodillas, yo intente apartarla pero el siguió, se acerco a mi oído y me dijo algo que me heló la sangre,

esta noche vas a saber lo que es un macho

.

No sabia si darle una bofetada o gritar, pero callé para evitar una confrontación, cuando llegamos a la discoteca, al salir del taxi Antonio me sobo descaradamente el culo.

Le mire con cara de pocos amigos pero el me sonrío, nos acomodaron en un especie de reservado al fondo de la pista, mi marido seguía sin enterarse de nada y bebiendo como un cosaco, en un momento dado empezó a sonar música lenta, Fernando se levanto y le pidió permiso a mi marido para bailar conmigo.

En parte me alegre de librarme de Antonio, fuimos a la pista y empezamos a bailar, cuando girábamos veía a mi marido charlando con los otros, y a Antonio fijándose en nosotros sin hacer caso de la conversación que tenían

Era una maravilla bailar con Fernando, era todo un caballero y en ningún momento se propaso, me decía lo bonita que estaba, y la suerte que tenia Pedro de tenerme, aunque pensaba

que yo era

mucha mujer para el

, reconozco que me hizo gracia y le sonreí, termino la canción y nos fuimos a sentar, pero fue otro de los asociados el que me invito a bailar, este fue un poco mas osado.

Imaginé que por la bebida ingerida, puso su mano en mis riñones, la empezó a bajar hasta llegar a mi culo, yo se la subía pero el decía que era toda una tentación, que lo entendiera, y empezó a jugar con la tira de mi tanga pasando su dedo por encima de ella, yo miraba hacia donde estaba mi marido.

Intentaba apartarme y subirle la mano, pero una y otra vez la bajaba, no hacia mas que mirar hacia donde estaba mi marido para buscar su mirada, pero el seguía bebiendo y charlando, no me di cuenta que Víctor venia hacia nosotros, dijo ¡

cambio de pareja

! y empezó a bailar conmigo.

Se pego a mi como una lapa mientras me susurraba cosas al oído, yo intentaba separarme aunque por otra parte, nunca me había sentido tan deseada, parecía una locura pero delante de mi marido me estaba dejando sobar por sus clientes, Víctor empezó a morderme el lóbulo de la oreja y bajaba su mano hacia mi culo, me atrajo hacia el haciéndome notar su duro bulto, mire otra vez hacia donde estaban y vi a Antonio como levantaba su copa sonriendo.

Termino la canción y volvimos para sentarnos, vi que Antonio no estaba, trajeron unas botellas de cava y mientras servían las copas, me levante para ir al servicio, de camino al pasar por un pasillo, note como una mano me atraía hacia un lado, era Antonio que me apoyo en la pared y acercándose a mi intentó besarme en la boca, quise zafarme y trate de darle una bofetada, pero me sujeto la mano y haciéndola bajar me la puso en su pantalón, encima de su paquete.

Me hizo que restregara mi mano por encima mientras se reía, le llame cerdo y me pude escapar hasta llegar al servicio, entre un una cabina, estaba confundida, por una parte tenia un sentimiento de rabia, nunca me habían tratado así, no sabia si decírselo a mi marido o dejarlo estar para no armar un escándalo, por otra solo de recordar como palpitaba el paquete de Antonio me note húmeda como hacia tiempo que no recordaba.

Pensé, es efecto del alcohol no pasa nada, así que salí y volví a donde ellos estaban, me senté al lado de mi marido que ya estaba muy perjudicado por el alcohol, y venia como los asociados de Antonio le rellenaban la copa a cada trago, Antonio me sonreía mientras acariciaba sus partes disimuladamente.

En un momento dado sonó música latina, Antonio me pidió bailar, le dije que no pero el insistió, diciendo que era el único con el que no había bailado, mientras, mi marido me animaba para que bailara con el.

Así que accedí, me sujetó de la mano y fuimos hacia la pista, yo delante y el detrás, por el sinuoso camino entre las mesas me tocaba el culo de vez en cuando, mientras bailábamos le dije que era un cerdo y que le iba ha contar su comportamiento a mi marido, me respondió que las que son como yo había que tratarlas así, mientras me agarraba del culo con una de sus manos y me atraía hacia el clavando su paquete en mis muslos.

Paso su mano hacia adelante y me empezó a tocar el pubis por encima del vestido, me quede asustada mirando hacia mi marido buscándole con la mirada, pero el estaba ya borracho, a la vez que Antonio me decía al oído,

parece que a la señora le gusta sentirse deseada por un verdadero macho

, le dije que tenia que ir al baño y me separe, me encamine hacia los lavabos y al llegar abrí una cabina, me metí en ella y cuando ya me había bajado el tanga y sentado, la puerta se abrió y entro Antonio cerrando la puerta detrás suyo.

Me puso una mano en la boca y se llevo un dedo a los labios, indicándome que no dijera nada, tal como estaba sentada me agarro uno de los pechos, me sujeto por la garganta para que no gritara y me planto un morreo, me pellizcaba los pezones por encima del vestido y empezó a meter su mano por mi escote, hasta

cogerlos

y los retorcía primero el uno y después el otro.

Ese morreo me llevo a un punto en que comencé a corresponderle, nuestras lenguas se enredaron en una batalla que considere perdida ya desde el principio, me hizo levantar del aseo tirando de los pechos, metió su mano por debajo del vestido hasta llegar a mi sexo, como tenia bajado el tanga, metió un dedo sin contemplaciones, estaba totalmente chorreando cuando lo saco, se lo llevo a la boca donde lo saboreo y después me decía,

sabia que eras una puta

y me puso el dedo en los labios.

Haciendo algo de fuerza para que los abriera, aunque mi resistencia era solo aparente, saco el dedo mojado con mi saliva y con el me penetró violentamente esta vez hasta el fondo, lo saco me dio media vuelta y me hizo apoyarme en la pared, me bajó el tanga del todo abrió un poco mis piernas y me la metió de un solo y fuerte empujón, di un grito al sentir como su pene me penetraba, empezó a bombear mientras me agarraba los pechos, me seguía diciendo,

puta te voy a reventar

, y seguía martilleando con mucha energía y cada vez más deprisa.

Mi respiración era cada vez mas agitada, nunca me habían tratado así, siguió bombeando hasta que empecé a notar que se iba a correr, le suplique que no lo hiciera dentro pero siguió, diciendo que las putas no tienen derecho a eligir sino a dar placer a su macho, sentí como me llenaba con su semen, me dio la vuelta, me sentó de un empujón y me dijo

zorra límpiamela

.

Restregándomela por la cara, no me dio opción y una vez lo hube echo la saco de mi boca, se arreglo y fue a salir, no antes de recoger mi tanga que estaba en el suelo diciendo,

así no lo perderás

, se lo guardo en la americana y se fue, me quede allí espatarrada con una contradicción en mi cabeza, ¿había sido violada? ¿le había sido infiel a Pedro? Fuera lo que fuera me había gustado. Me había corrido como una perra en celo, y hacia mucho que eso no me sucedía al menos de esa forma.

Me arregle un poco y me reuní con los demás, allí estaba Antonio riendo con sus amigos, y mi marido totalmente borracho, me dejaron un sitio entre Antonio y Fernando enfrente de mi marido, que casi no veía del pedo que llevaba

Me ofrecieron una copa y brindamos, les pedí que nos fuéramos porque mi marido ya casi no se podía tener despierto, pero me pusieron otra copa y seguimos charlando, me volvieron a rellenar la copa y Antonio propuso ir a otro sitio mas animado, le suplique que nos llevaran al hotel, me sonrío y atrayéndome inicio un morreo intenso, intente rechazarle aunque sin mucha convicción, mientras Pedro no se que imaginaria en medio de su borrachera, pero sonreía como un bobo al vernos.

Siguió morreándome y tocándome el pecho por encima del vestido, abrí la boca y note como su lengua encontraba la mía y se enredaban en una lucha sin cuartel, sentí como me estremecía ante tal situación, poco después escuche a Fernando decir que no fuera acaparador, me soltó y dijo a Víctor y a Juanjo que ayudaran a mi marido, que estaba ya medio dormido por efecto de la bebida

Mientras Antonio y Fernando me llevaban abrazada por la cintura cada uno tocándome un carrillo del culo, ya no me sentía molesta, quizás fuera también efecto del alcohol ingerido. En la salida paramos dos taxis, en uno se subieron Víctor, Juanjo, José Luis, y Pedro mi marido, les dije cual era nuestro hotel.

En el segundo íbamos Fernando y Antonio y yo, pensé que alguno se pondría delante, pero me dejaron en el medio, le dije la dirección del hotel al taxista y en el trayecto Fernando paso su brazo por mi hombro y bajaba su mano hasta mi pecho, mientras me besaba el cuello y decía lo deliciosa que estaba, Antonio no perdía el tiempo, me puso la mano en el muslo y empezó a subirla por debajo de mi vestido que se habría a su paso, camino de mi mojado coño.

Intentaba cerrarlo ya que no llevaba el tanga, mas que nada por el taxista, que por el retrovisor no se perdía detalle, me abandoné a las caricias de ambos y cuando me di cuenta ya habíamos llegado al hotel, allí estaban sus socios con mi marido que apenas se podía mantener en pie, pedí las llave de la habitación, le dije al conserje que eran unos amigos que me iban a ayudar, llegamos a la habitación y tumbamos a mi marido en la cama, me disponía a despedirlos dándoles las gracias, cuando Fernando me abrazo y me empezó a besar, a la vez que Antonio se ponía detrás mio y me besaba el cuello.

Me empezaron a quitar el vestido, al ver que no tenia bragas le lanzaron sobre mi, sentí unas manos en mis pechos, que tirando de mis pezones, me obligaron a ponerme de rodillas, allí me pusieron una polla a la altura de la boca, mientras alguien no se quien decía,

puta ya sabes lo que debes hacer

¡

CHUPA

!

abrí la boca y empecé a chuparla, mientra alguien me echaba hacia adelante y sentía como unos manos hurgaban en mi sexo.

Metiendo el dedo y diciendo

esta zorra ya esta empapada

, tiró un poco de mis caderas y quede sobre un cojín que no supe de donde salio, entonces me la metió de un solo golpe, di un grito que se apago un poco por tener en la boca aquella polla. Así hasta que se corrió, su puesto lo ocupó otro que me la metió también, era mas pequeña y me sujetaba los pechos, tirando de ellos mientras me follaba, también ese se corrió por entero dentro de mí.

Así uno detrás de otro, me llenaron la boca y la vagina de leche, se fueron turnando y cuando se corrían me la metían en la boca para que se las limpiara a los cuatro, cuando terminaron Antonio cogió una tarjeta de visita y la metió entre los inflamados labios del coño, diciendo que si quería que firmaran los contratos, me esperaba a mi sola al día siguiente en su hotel, en el reverso estaba la dirección escrita a mano.

Maldije a mi marido por ser tan capullo y haberme entregado a esos salvajes, mientras el bebía como un cosaco, pero por otra parte nunca antes me había sentido así, maltrecha dolorida pero tan satisfecha.

Al día siguiente, le mostré la tarjeta de Antonio a mi marido, y le dije que ya que el estaba con esa gran resaca, ya iría yo a la firma del contrato con Antonio, pero que seguramente después me pediría que comiéramos juntos y claro por no despreciar su ofrecimiento aceptaría.

Por toda respuesta Pedro, dándome un beso en la mejilla me dijo que era una buena idea, porque se encontraba fatal y lo peor es que no recordaba nada de la noche anterior, asegurándome que Antonio era todo un caballero y seria mejor compañía para comer que él mismo.

Antonio se ha convertido en uno de nuestros mejores clientes, es más nos ha proporcionado algunos clientes más y hemos convenido Pedro y yo en darle un trato personalizado, soy yo quien se encarga de tratar con él y nos vemos con cierta frecuencia.

Con Pedro sigo teniendo sexo de la misma forma que siempre, y sigue siendo mi mejor amigo, confidente en todo menos en cuestiones de sexo claro, cariñoso, detallista, ademas de ser el padre de nuestra hija, mi mayor tesoro, pero esta convencido de que Antonio es un caballero.

Yo sé que es un canalla pero me hace sentir mujer, cada vez que nos encontramos me llama puta zorra y otras lindezas, pero nada que en realidad no merezca, pues me hace sentir realmente como la perra en celo que soy, y aunque hasta ahora es solo el quien me folla, me dejaba satisfecha hasta la siguiente vez que nos encontrábamos, pero siento que necesito más.

Me estoy planteando seriamente, ampliar el servicio de atención personalizado, pues he visto un par de clientes y “una clienta” con mucho “potencial” y la verdad es que Antonio, comienza a ser poco para mi, no quiero marchitarme y desaprovechar la oportunidad de vivir muchas de las cosas que aún me quedan por experimentar.