Maruja - Mi primera vez
Hola a todos, soy Maruja y esta es la historia, de cómo me fui convirtiendo en la mujer que soy hoy.
Todo comenzó cuando tenía 6 o 7 años. Siempre jugaba con mis amigos al doctor, claro que yo siempre era la enfermita. Solo era un inocente juego, pero dentro de mi algo iba cambiando y yo comenzaba a darme cuenta.
Mi primera vez fue extraña; a los 8 años me fui de campamento con mis amigos a un bosque, donde se suponía que íbamos a estudiar a la naturaleza. En el campamento seríamos como 200 chicos, de todo el colegio, quizá por eso nadie se dio cuenta, que mis 5 compañeros de la tienda y yo no hicimos ninguna actividad con los demás, sino que todos los chicos se quedaron en la tienda, tocándome y haciéndome chuparles sus penes. No tengo muchos recuerdos de ese viaje, pero si me acuerdo que me tocaban y me trataban como a una cualquiera, aunque nunca llegaron a penetrarme eso dió inicio a mi fantasía de ser penetrada por otro hombre.
Para esa época, comencé a meterme bolis en mi colita que me proporcionaban un placer extraño. También buscaba ropa de mis hermanas y la usaba a escondidas, lo que me hacía sentir muy mujercita. Poco a poco mi fama de afeminado fue creciendo entre mis amigos y conocidos, y para cualquier actividad que quisiera hacer con ellos, me hacían hacer cosas como mamarles o dejar que me desvistiesen y me tocaran.
Un día entre dos chicos de más edad que yo, uno que se llamaban Pablo y el otro Juan, me invitaron a la camioneta de uno de sus padres, pero para poder subir, tenia que dejar que me hagan lo que quisieran. Por supuesto que acepté gustosa pensando que quiza me penetrarían. Cuando subí a la parte de atrás de la camioneta, me hicieron bajar los pantalones y me pusieron de espaldas. Pablo empezó a besarme el cuello al mismo tiempo que me cogia de los brazos para que no me moviera. Yo disfrutaba plenamente de sus besos, y estaba despreocupada hasta que sentí que comenzaba a empujar su pene contra mi colita. En ese momento, sentí una mezcla de miedo y ansiedad.
Pablo intentó varias veces de penetrarme, pero por mas que intentaba no podía, entonces empezaron a intercambiar entre él y Juan. A pesar que sus penes eran todavía pequeños, sentía mucho dolor cuando trataban de metérmelo, probaba uno y cuando ese se cansaba, intentaba el otro.
Así habrá pasado por lo menos una hora, a esa altura, yo quería que me la metieran rápido, porque me estaban lastimando, así que les dije que me dejen a mi; me puse en cuatro, me mojé la mano con saliva y me puse la saliva en mi colita. Luego lo cogí a Pablo por la cintura y comencé a darle una mamada a su pequeño pene, hasta que sentí que lo tenía bien duro. El mismo entendió que ya era el momento y se puso detrás de mí. No puedo explicar el dolor que sentí cuando la cabeza de su polla entró en mi virgen colita, sentía que me moría del dolor, pero a estas alturas ya no podía echarme atrás. Lentamente continuó metiendo mas y mas, cada vez que el metía un poco mas dentro de mí, yo trataba de retirarme hacia delante, pero era inútil; me tenía cogida por la cintura y todos mis esfuerzos eran vanos.
No recuerdo bien el tiempo que estuve con Pablo, pero para mí fue una eternidad. Finalmente se cansó, a esa edad no sabía si el se había corrido, pero creo que no lo había hecho, y le dejó su lugar a Juan. Mi colita estaba ardiendo, sentí que se me salía todo fuera.
Como ya Pablo había hecho su trabajo, resistir las embestidas de Juan fue mucho menos doloroso. Después de unos momentos, creí que Juan si se había corrido, ya que sentí algo húmedo en mi colita.
Cuando todo terminó, me fui a mi casa y me puse a llorar, eso no era lo que yo esperaba para mi primera vez. Pasaron algunas semanas y yo volví a mis manualidades con los bolis, también descubrí que las velas serían buenas amigas y con ellas tuve mucho placer también. Mi debilidad por las prendas femeninas estaba cada vez más latente; había comenzado a usar vestidos, además de ropa interior.
Esta es una historia real 100%, espero que les haya gustado. En mis próximos relatos les iré contando toda mi vida, hasta el día de hoy.
Si queréis, podéis escribirme a marujaguti@gmail.com