Martita: Placeres acollarados
Como me masturbo con tre pardos en la pileta de casa, logrando una sensación muy bella de placer.
Sábado, habíamos llegado anoche tarde a nuestra casa de la playa en Piriàpolis. Toda la familia a pasar el fin de semana. Mi madre, mi hermana, el marido, sus dos hijos y yo. Me desperté remolona, serian las 7 am si eran, en casa todos dormían, el sol entraba por las persianas y ya hacía calor. Teníamos albañiles limpiando y pintando la pileta preparándonos para pasar el verano. Sentía el cantito de su parloteo mientras me levantaba. Fui al baño a hacer pis, entre bostezos busque algo para ponerme.
Me vestí apenas no me puse ropa interior, solo me calcé una mini pollera celeste de lycra, y una camisa transparente de seda rosa suelta sin sostén, apenas me lave la cara, pase una base en mi rostro, con protector solar, pinte mis ojos ligeramente y mi boca, una tiara para recoger el pelo y estaba pronta para retozar. De pasada por la cocina tome una bandeja puse en ella un vaso de jugo de naranja que saqué de la heladera, me tome tiempo para hacer un café, unas galletas y una botella de agua. Mi intención tirarme en una reposera a lagartear al sol con mi piel de verano sedienta de los calores de la temporada estival…
Aflore de la casa contoneando mis caderas – me pasa siempre que hay machos cerca me gana el putismo, no lo puedo controlar – y con mi mejor sonrisa de bebota salude a los muchachones, - chicos como están - tres cubanos morenos y largos, buenos mozos, entonces puse la bandeja en una mesita y me tiré en la reposera. Nos miramos con Fermín, el que venía siempre a casa ya lo conocía, a los otras dos los vi por primera vez. – Como esta Doña Marta – me dijo con una reverencia - a tomar un poco de sol - les dije - y ustedes como vienen… recosté en la reposera y comencé a pasar bronceador por todo mi cuerpo entre sonrisas y piropos – mamacita, llegue a escuchar - . Me frotaba la crema me acaricié y recordé que no tenía tanga, de pronto mi mirada y la de Fermín se cruzaron, aparato la suya con vergüenza y yo mantuve la mía me di cuenta que me había entretenido de forma inconsciente en el contorno de mi vagina que desde donde él estaba era una tentación abierta… Fermín al no tener tanga había visto mi conchita y o podía apartar sus ojos de mi… el cuba me estaba mirando qué pensaría de mí, me sonroje…
Nerviosa tire la botella de agua sobre mi pecho por lo cual la blusa se pegó a mi cuerpo, Podían verse mis pezones por la transparencia. Eso me gusto, una sonrisa pícara se me dibujó en la cara como una jovencita beboteando, en su primer amasijo en una plaza comencé hacer círculos con mi dedo índice sobre la aureola de mi clítoris, que placer Mmm… Soñaba que eran sus manos que el cuba me estaba forzando.
Ya ganada por el deseo clavé mi mirada en la de él y me solté los botones de la camisa. El semental suspiró borracho de deseo, mientras yo lo miraba libidinosa y me acariciaba los pezones y me mordía el labio inferior con mi mejor cara de deseo. Estábamos a escasos tres metros uno del otro El pardo sacó su miembro tieso amenazante y comenzó a sobar, los dos cómplices en unos momentos nos estábamos masturbando en sintonía perfecta, yo sentía su placer y el mío. Dejó ver un glande perfecto sentía su presión sobre mi vagina y me ardía el deseo en todo el cuerpo…
Su mano empezó a sacudirse sobre su miembro dejando salir rítmicamente su cabeza deliciosa cuando lo arremangaba y escapaba de su prepucio. - Me enajena el deseo - Ensalive mis dedos y los introduje en mi vagina, - bien profundo - lo sacaba lo llevaba a mi boca lo lamia, los succionaba y los volvía a introducir en mi concha - el alucinaba entre gemidos - Después repetí la operación con dos o con tres dedos mi concha estaba ya insaciable abierta y derramando juegos. Estaba en trance, entre abrí mis ojos obnubilado de placer y me di cuenta que los otros dos morenos al ver nuestra complicidad hacían lo mismo, Eran tres palotes para mí. Se estaban pajeando con el espectáculo de mi calentura y exhibicionismo. Eran tres miembros negros como morcillas sobadas para mí, podía escuchar sus gemidos y el maravilloso sonido de las pijas. Se estaban peleando para mi… dioses del placer mis gemidos y los de ellos eran ya más que un murmullo… un canto de vida… Mmm¡¡¡¡ me saque la mini y quede desnuda solo con la camisa mojada. Sentí su placer y furia por la necesidad de poseerme y descarga su cimiento en mi cuerpito de rubia putita. Los tres como una juria de perros calientes, los tres verracos…
Que delicia… me puse de costado para regalarles la visión de mi culo y lo abrí con deseo, eran tres reproductores, jóvenes, fornidos, llenos de vida… me halaga que me miraban con codicia, como escudriñaban mi colita, clavándome con su deseo adivinando los placeres de mi boca, complaciente sonreía, gemía y lloraba, los tres machos disfrutaban su presa , festejaba mi placer, los abrigaba pensar qué secreto escondía mi culito, los botones de mis pezones paraditos como los bultos de sus penes que yo devoraba con mi imaginación y mi boca que se hacía jugos al imaginarlas paradas para mí y yo chupando, besando, mamándoles… los tres sometiéndome con violencia…. ahora sentía su furia, las ganas de someterme, de hacerme doler su ira y deseo de sementales verracos.
Trague saliva… y me animé, - qué puta de mi - … me acerque a la pileta, y abrí mi boca con apetitos y glotonerías de leche… Le pedí al más joven que me largara su leche en la cara… casi un ruego una súplica, una orden - mastúrbate para mí para mi le dije dame tu leche en la boca por favor... te lo ruego semental divino – el olor a testosterona lo llenaba todo, - te lo suplico imploro llorando - … se hizo un silencio, - siempre soñé tres hombres dándome leche en mi cuerpo confesé - los tres se acercaron a mí, no quería que me tocaran pero si sentir su olor y su energía no sé cómo se los hice saber y obedecieron… era gozar mirando y masticando las ganas como en un bar de strippers.
Me levante desnuda, apoye mis rodillas en el borde de la pileta me puse de culito separe mis nalgas sumisa y entregada entre murmullos y gemidos me entregue a una paja deliciosa el sonido de nuestras respiraciones entrecortadas, las vibraciones de sus manos sobre los penes, el aroma a macho y yo suplicando leche…
En aquel instante de embeleso disfrutaba tres cosas sobre mi cuerpo. Mi mano en mi vagina y las miradas de los negros en mi culo penetrándome con su deseo, cuando sus gemidos se aceleraron y era eminente la eyaculación me di vuelta que placer, junto para recibir el regalo de tres ríos de leche sobre mi cara, mi boca y mi pecho y el placer del estremecimiento supremo, tremble y tuve un orgasmo intenso, de premio con mi mejor sonrisa les limpien sus arpones duros todavía con mi boca, ávida de sus restos de leche…. Y recibí tres porciones más en mi boca.
Me fui a la reposera con miedo de no poder contenerlos en su alboroto, querían más que mi boca, los desgraciados, querían cogerme pero era solo mirar, entonces yo también caliente y llena de deseo les hice le ultimo regalo junte los restos de leche los posé sobre mi vagina tome las botella de agua y la introdujera en mi vagina y comencé a masturbarme fue delicias ver como les sacaba más leche de sus pijas negras, como les brotaba en pocos minutos más líquido espermático yo gemía y tenía múltiples órganos y me comí toda la botella en mi cuerpo. Después de eso me fui a la casa y volvía s la cama, pegajosa de tanta leche y con mi vagina ardiendo por la ficción y dilatación pero plena.
Maria Marta Noviembre 2020