Martita llegaba tarde y... se atascó. (II)

La situación apenas cambia para Marta, se van los obreros pero llega su papá, en plena faena se une un chaval espabilado.

Martita llegaba tarde y… ¡se atascó! II

5ª Parte. Abandonada.

Apenas recuperarse de su orgasmo, Goyo paso lentamente un trapo medianamente limpio por la grupa de la jovencita, durante unos instantes el albañil se deleitó contemplando limpiando y sobando el culo que acababa de perforar, recordando con placer los envites que la había propinado al insertar su verga hasta el fondo una y otra vez, para acabar corriéndose bestialmente dentro de aquella tierna pero atractiva y prieta carne juvenil, se aplicó retirando como pudo los grumos de grasa batida y resbaloso esperma, estos decoraban obscenamente las zonas anal y vaginal de nuestra protagonista, no era conveniente dejar huellas demasiado evidentes de lo ocurrido.

Al otro lado del muro la cabeza de Marta volvía a funcionar, tras sufrir un ligero desvanecimiento como consecuencia de la brutalidad del enculamiento y posterior orgasmo; la joven sintió dedos y roce en sus partes bajas con lo que su cuerpo volvió a excitarse, recordemos que ya llevaba tres orgasmos en poco menos de una hora (uno oral, otro vaginal y el ultimo anal) aquello era todo un record para la aun poco experimentada jovencita, estuvo tentada de dejarse hacer en silencio pero tras un minuto de calentura dijo:

-      ¡Bueno pues, ya podéis sacarme de aquí…! un trato es un trato.

-      Llevas razón guapa, has cumplido –respondía Goyo, gritando a su colega Braulio- ¡Tío ven y tráete la piqueta que liberaremos a la chica!

-      Ya voy –respondió el gordo desde la furgoneta.

Una vez juntos fumaron y mientras Braulio pica la pared alrededor de la cintura femenina oyen sonar un potente timbre en el recinto, ambos se quedan quietos escuchando hasta comprender el significado, es la hora del recreo, durante media hora habrá todo tipo de chavalería dando tumbos por el parque interior, podrían ser pillados en cualquier instante, el gordo Braulio dijo a su compañero:

-      Estoy pensando en que ahora nos pueden pillar, además si la dejamos libre, nada la impide girarse y vernos la cara… si además grita y acuden los demás chavales…

-      Si bueno ¿y qué propones? –respondió el flaco.

-      Pues que si quiere denunciarnos, lo tendrá fácil para reconocernos después de vernos.

-      ¡Hosti…! es verdad… ¿Qué propones? nos hemos comprometido a soltarla.

-      Es fácil –responde Braulio- pico deprisa alrededor para debilitar el muro y se lo dejo flojo, en unos pocos tirones podrá salir y todos contentos, pues cuando lo consiga nos habremos ido con la furgoneta.

-      Pero quedara el agujero en el muro.

-      Exacto compañero –repone el gordo- eso demuestra que el trabajo ha sido hecho, pero supondrán que desgraciadamente ha venido algún vándalo desconocido y lo ha tirado, mañana nos llamaran y lo reparamos de nuevo, doble ñapa es doble paga.

-      ¡Eres la leche tío! vale con el plan, vete rompiéndolo rápido mientras recojo la tienda.

-      Oye ¡no podemos dejarla así con el culo al aire!

-      Sin problema -dice Goyo mientras Braulio golpea febrilmente el muro- la cubrimos con un trozo grande de plástico de escombros, así nadie la vera el pompis mientras se suelta a empujones.

Marta sabía lo que representaba aquel timbre pues lo había escuchado mil veces, por suerte en su lado había varios arbolillos yun arbusto frondoso, además esa zona no era muy frecuentada por hacer una esquina del patio, si permanecía en silencio podía pasar  sin ser localizada por nadie, dijo a media voz:

-      Soltadme por Dios, me van a pillar.

-      ¿Te  pueden ver? –le pregunto la voz del gordo.

-      ¡No! pues tengo un arbusto delante, pero daros prisa.

-      Si hacemos ruido vendrán tus compañeros a mirar –dijo Braulio, añadiendo- ya estas floja, he roto parte de la pared así que solo tendrás que esperar calladita y quieta hasta que acabe el recreo, luego das unos cuantos tirones y podrás salir sin problemas, nosotros nos vamos bonita, ¡ha sido un placer conocerte!

-      ¡Lo mismo digo! –añadió el flaco, dando un azote al atractivo culo de Marta- ¡me ha encantado usarte, lo repetiría encantado! en fin ¡Chao bonita!

-      ¡No podéis iros y dejarme así! –Marta gritaba un poco alto- ¡guarros, falsos, capullos, cerdos!

El sonido de la furgoneta alejándose y la certeza que podía ser oída desde el patio la hizo callarse, estaba cabreada, incomoda y preocupada, el sentimiento de tristeza y abandono tras ser usada como un trozo de carne la agobiaba, las lágrimas comenzaron a surgir de sus bonitos ojos marrones.


6ª Parte. Casualidades del destino.

Fermín el padre de Marta, salió del recinto del colegio colindante por la puerta del jardín trasero, para él era más cómodo aquello que dar toda la vuelta a la manzana, así ahorraba camino en su viaje, el hombre caminaba cargado con dos grandes bolsas de hojas muertas, que solía depositar en sendos contenedores ubicados en dicha calle trasera.

El papá de Marta media metro ochenta de alto, sus brazos eran fuertes y en su cabeza morena comenzaban a verse algunas entradas y canas, pero aún se mantenía en buena forma a sus cuarenta años, el divorcio (de mutuo acuerdo) le había sentado bien, no tenía novias pues al tener la custodia de su hija no disponía de mucha intimidad, aquello le cortaba de llevarse amigas ocasionales o ligues a casa, aunque había notado miradas de deseo en alguna profesora, en resumen que el papa de Martita llevaba más de tres meses sin sexo.

El hombre caminaba junto a la tapia pensando en sus cosas, cuando vio aquel bulto cubierto por una gran bolsa de plástico negro, generalmente aquello no le llamaría la atención, pero aquel bulto se movía solo y parecía que emitía ruidos animales, como es comprensible nuestro protagonista sintió curiosidad y tras soltar sus bolsas se acercó sigilosamente a mirar, en unos segundos levantó con precaución la bolsa y se quedó boquiabierto al contemplar el hermoso y firme culo juvenil que encontró.

-      ¡Hostias, menudo culo! –exclamó sorprendido gratamente por la visión, añadiendo-  con su conejo afeitadito a juego, y ambos usados recientemente porque aun gotean algo espeso.

Marta había escuchado un murmullo y la voz la resultaba familiar, pero no podía gritar al haber compañeros cerca, se mordió los labios resignada a ser usada de nuevo, esta vez por algún afortunado desconocido.

Fermín tenia condones en la cartera, alguna vez le surgía tema o acudía a profesionales para un alivio rápido, así que tras un buen sobo al culo expuesto subiendo y bajando sus dedos desde la grieta ofrecida al agujero marrón, notó que su herramienta tomaba un vigor realmente exagerado, tras observar alrededor por si había curiosos y comprobar efectivamente que no había moros en la costa, se bajó la cremallera de su mono de trabajo verde extrayendo su aparato.

Este era un buen ejemplar de nabo ibérico, medía 20Cm de largo y era tan grueso que no podía tocarse la punta de los dedos cuando lo rodeaba, su ex lo llamaba “el espray de laca” por su parecido a un envase dicho producto; aquella herramienta carnosa se erguía desafiante, con su voluminoso capullo luciendo un hermoso color morado, por su punta brotaba una lagrima de color ambarino fruto de la excitación. Fermín no tardo en enfundarse un prieto condón de cierta marca famosa, era de color rosa, tamaño XXL con rugosidades horizontales y extra de lubricación, armado con semejante porra nuestro jardinero se arrodillo apuntando al conejo de su víctima.

Martita sintió el roce e instantes después la intrusión en lo más íntimo de su sexo, aquello empujaba abriéndose paso en sus carnes suave pero insistentemente, ¿Qué era, un palo, un bate de beisbol? desde luego era duro y lo más gordo que había entrado jamás en su chochete, tras una intensa estocada se sintió rellena como un pavo en navidad, la joven se mordía los labios para no gritar, en su mente se entrecruzaban el miedo y el placer naciente que sentía al ser barrenada por tan enorme aparato, las estrías del condón estimulaban las paredes vaginales en su lento recorrido.

Fermín por su parte, sentía su rabo oprimido por aquel coñito joven, el vaivén le proporcionaba un placer enorme al hundirse cada vez más en el túnel chorreante de aquella chica, su culo era perfecto, sus caderas suaves y tersas, las formas le recordaban a las de su propia hija, a la que había visto fugazmente desnuda en alguna ocasión al salir del baño, recordaba tener erecciones con ella pero siempre apartaba pudoroso la mirada; aquello era distinto, esta tía no podía ser su niña pues Marta jamás se ofrecería de esa manera en público, a esta zorra la podía disfrutar brevemente dada la situación, pero lo haría bien a fondo.

Las manos aferraron las caderas con fuerza y el ritmo aumentó paulatinamente, el placer mezclado con el morbo hacía estragos en Fermín, su rabo era comprimido gozosamente par aquella prieta vagina chorreante de flujo y restos de esperma, el sonido chapoteante resonaba levemente de manera que parecían palmadas suaves coreando cada estocada; al otro lado del muro Martita jadeaba de gusto, su boca estaba entreabierta y alternaba exclamaciones tales como –aaagh, siii dame todooo mas, ahhh Diooos ahhh- con grititos de placer, las estrías de la goma y el calibre de la polla invasora la trasladaban al límite de un nuevo orgasmo.

Fermín vio algo en el suelo al lado de la chica, sin dejar de follarla lo cogió en su mano, era un rotulador de esos indelebles, debía de haberse caído de la furgoneta o del bolsillo de uno de los obreros, su lado guasón le dio una idea y aflojando el ritmo de la penetración escribió en los mofletes del culo dos palabras, en el izquierdo puso “zorra” y en el derecho “publica” aquella joven se acordaría durante mucho tiempo de aquel día, se guardó el rotulador en el bolsillo y volvió a aumentar el ritmo, aquel tierno chochete se le ajustaba a la perfección.

Por suerte (para el) un estudiante llamado Manuel apareció tras los arboles alertado por aquellos grititos, el chaval de 16 años vio la siguiente escena: media chica surgiendo de la pared con un top azulón levantado, las tetas de tamaño medio con pequeños pezones erguidos bamboleándose al compás de una buena follada, una cara bonita de pelo rubio con los ojos entrecerrados y la boca abierta gimoteando de placer, de ella surgía un leve hilillo de saliva escurriendo por su comisura, la escena era de lo más excitante y el muchacho se empalmó de golpe.

Manuel era un pillastre de reacciones rápidas, ¡no podía dejar escapar esa oportunidad! así que rápido cual rapaz se quitó la camiseta azul que llevaba y abriéndose la bragueta extrajo su polla bien dura, a continuación dando una leve carrera la arrojo sobre la cabeza de Marta, seguidamente la sujeto con una mano contra su gorra y ojos cegándola, mientras guiaba con la otra su miembro de 15Cm hacia la boca gimoteante de la joven, está en pleno orgasmo no supo reaccionar a tiempo y antes de saber que pasaba, su boca invadida  ya estaba mamando ávidamente aquel tronco carnoso.

Fermín sintió las contracciones y espasmos del orgasmo de la joven, aquellas vibraciones la trasladaban a un placer intenso que luchaba por mantener sin eyacular para prolongar más el acto, mojo con saliva uno de sus dedos y lo introdujo sin miramientos en el ano de la muchacha, moviéndolo rápidamente dentro y fuera al compás de los caderazos que sumían su gran verga en tan acogedor chochete; al otro lado Manuel agarraba la cabeza cubierta de Marta con ambas manos, con rápidos movimientos metía si verga todo lo profundo y rápido que podía en aquella boca gimoteante y anegada de saliva, sentía en su rabo la lengua agitarse, la bamboleante campanilla y el tope de la tráquea contra su prepucio, el placer le hizo gritar:

-      Si zorrooon tomaaa, chupa y tragaaa mas, no voy ahhh, ahhh aguantar muchooo.

Fermín se unió a los gritos del otro lado con sus propios gemidos:

-      Golfaaa menudooo chichi apretadooo, me voy a correr, deeentro yaaa ohhh siiii yaaa… caasii.

Como se comprenderá Martita solo podía gemir, chapotear y gozar, tanto su chochete como el ano estaban siendo usados a la vez que su boca, el vendaval de los sentidos y placeres hacia que la joven solo pudiera disfrutar de ser usada sin miramientos, una vez cruzado el limite se corría sin control alguno, su cuerpo se crispaba arqueándose entre fogonazos placenteros, sintió el esperma en su boca llenándosela y siendo impulsado garganta abajo, la eyaculación de Manuel fue abundante y algo salió por su nariz y boca al respirar afanosamente en busca de aire, el padre no aguantó más, los gritos del chico corriéndose al otro lado del muro habían sido claramente audibles.

Los últimos envites fueron los más potentes hundiendo el miembro hasta la matriz de Marta, su cuerpo había estado oscilando dentro y fuera del agujero de la tapia, nadie se había dado cuenta de las piedrecitas y cascotillos de ladrillo que caían, ni que la pared se cuarteaba alrededor de la cintura femenina; la corrida de Fermín le hizo gritar:

-      Tooomaaa golfaa… todo deeentrooo, guaarillaaa.

Su cuerpo se tensó al impulsarse a fondo, eyaculó derramándose dentro de la jovencita con todo su ímpetu, la pared crujió y el boquete se amplió de golpe, una Marta estremecida de gusto y en plena corrida con la boca llena de esperma cayó hacia dentro del recinto, su padre quedo arrodillado al otro lado, con la verga Colgante y un condón lleno de semen entre los torneados muslos de la joven pero fuera de su vagina.


7ª Parte. Después de…

Amparado en el desorden ocasionado por el derrumbe, Manuel recogió su camiseta y salió corriendo hacia el instituto, Fermín volvió a la realidad tras un minuto de confusión, permaneció tirado bocabajo hasta que se recuperó del orgasmo, dando unos tirones se sacó el condón repleto de esperma y lo tiró lejos, este se rompió dejando un buen charco blanco, el hombretón se adecento un poco  mientras veía el culo y las piernas de la chica desapareciendo dentro del agujero, por un instante creyó reconocer las deportivas a colores que ella calzaba, ¡se parecían mucho a las de su hija Marta! pero se figuró que sería una simple casualidad, naturalmente metió la cabeza por el boquete y miró, pero era inútil, la chica fuera quien fuese había salido corriendo hacia el instituto, así que Fermín se levantó, recogió sus bolsas de hojas muertas y siguió su camino hacia los contenedores.

Marta consiguió meterse en el baño del instituto sin ser vista, afortunadamente durante el polvo había sonado el timbre y tanto estudiantes como profesores estaban en sus aulas, la joven había tragado buena parte del semen de un chaval desconocido para ella, pero era consciente de que el podría chantajearla pues la había visto nítidamente antes de su ataque, suponía que en algún momento este se daría a conocer y tendría que chupársela más veces a cambio de su silencio. Por lo demás se la habían tirado tres tíos, dos por el chichi y uno por el culo así que la joven aprovecho para lavarse los bajos lo más profunda e intensamente que pudo, mientras lo hacía recordó al último y su gran verga que la había rellenado a fondo, le gustaría volver a follar con aquel tío de la tranca grande, pero esta vez cara a cara, sus dedos se activaron acariciadores al recordar las sensaciones toco su clítoris y metió dos dentro de su coñito, se tocó, rozo y agito los dedos hasta correrse de nuevo sentada en la taza del váter, sus arañadas rodillas temblaban violentamente.

Fue más tarde cuando se vio la pintada de rotulador en el culo reflejada en un espejo, decía “zorra publica” mientras frotaba intentando limpiarse daba vueltas a la frase y lo ocurrido, ¿y sabéis que…? descubrió que la gustaba ser un poquito zorra y disfrutarlo, se prometió repetirlo al menos una vez, tenía toda la vida por delante.

¿Continuara…? Depende de vosotros, dejad comentarios y opiniones.

No olvidéis ser felices y no sudar demasiado.


Por cierto… un mensaje a los terribleadores:

Agradezco que desperdiciéis vuestro tiempo leyéndome. (Suponiendo que realmente lo hagáis)

Recordad que entre la calificación de “Bueno” y la de “Terrible” existe la de “Malo” también podéis usarla sin cortaros, esos saltos por falta de uso se notan mucho y delatan precipitación al juzgar un texto.

Gracias.