Martita llegaba tarde y... (III) confesiones.

Fermín y Marta en casa, oportuno despiste y descubrimiento de la pintada, ¿castigo?

8ª Parte: Casa de Fermín y marta, el viernes.

Habían pasado cinco días desde aquel polvo con la desconocida emparedada, Fermín sentado en el sillón ante la tele, recordaba aquel precioso culo y lo bien que se había sentido follando a su dueña, inevitablemente lo había comparado con el de su hija aunque ahora apenas lo distinguía, pues esta había comenzado a usar en casa pantalones holgados en vez de sus habituales shorts cortitos, Marta parecía algo cambiada últimamente y se había vuelto más retraída, no salía con su noviete y al volver del instituto se encerraba en su cuarto, se duchaba frecuentemente y solo salía de su habitación para ayudar un poco con las tareas domésticas y cenar, generalmente salía los fines de semana con los amigos, pero en esta ocasión no se la veía muy predispuesta.

Aquella actitud desconcertaba a Fermín, como padre se preocupaba por las cosas que podían alterar o molestar a Martita, la actitud de la joven hacia el seguía igual que siempre, es decir atenta y muy cordial, pero como buen padre sabía por intuición que algo pasaba, así que intentó sonsacarla alguna información durante la tarde. Su intento resultó inútil pues la joven contestaba con evasivas, un par de horas después ambos se sentaban a cenar y el hombre dijo:

-      Has cambiado la cena habitual de los viernes, demasiadas patatas y poco filete.

-      Me ha parecido una buena idea ¿por qué lo dices?

-      Porque queda una cena algo pesada, esta noche bailaras poco.

-      No pasa nada, esta noche no saldré.

-      ¿Has discutido con el chico ese… como se llama?

-      Rafa… pero no es mi novio solo un buen amigo.

-      ¡Algo habrá pasado! te noto rara toda la semana.

-      No es nada papá, cosas del instituto, además esta noche ponen una buena peli de Mel Gibson y quiero verla.

-      Vaya casualidad, yo también quería verla, así que lo haremos juntos en el sofá.

-      Pensaba… verla en mi habitación.

-      ¿Y privarme de la compañía de la mujer de la casa y la chica más bonita del mundo? no seas mala con papá.

-      Vaale pelota, la veremos juntos.

Había hecho sonreír a su hija, seguía ignorando los motivos de su evidente preocupación, pero no le molestaba que dejara de salir con aquel noviete, el tal Rafa le había parecido un  atontado aunque solo lo había visto un par de veces; esa noche estaría a su lado y durante la película intentaría averiguar más cosas, la cena acabó y Fermín se puso a fregar los cacharros mientras Marta se fue a la habitación a hacer una llamada telefónica.

La escuchó discutir por teléfono, minutos después ella salía de su cuarto y paso al servicio a ducharse, entretanto Fermin limpio la cocina y preparó un paquete de palomitas para poder comerlas viendo la película, dejo todo listo y se sentó en el sofá, un rato después y cuando esta estaba a punto de empezar sintió ganas de orinar así que fue al servicio, la puerta estaba cerrada pero no escucho ruidos dentro, dio al interruptor de la luz y abrió la puerta.

Retrocedamos cinco minutos… Marta con su pelo rubio suelto estaba duchándose por tercera vez aquel día, desde el suceso de la tapia cada día hacia lo mismo, frotaba una y otra vez su culo con el estropajo bien enjabonado, ¡aquellas palabras! “zorra pública” no desaparecían, sabía que con tiempo y mucho esfuerzo lo conseguiría, pero hasta ahora solo había conseguido irritarse la piel y poco más, tras aclararse salió y se secó con su toalla rosa, sus ojos recorrían el reflejo de su esbelto cuerpo en el espejo, aquella boca de labios llenitos, su cuello grácil y sensible, los pechos de mediano tamaño duros y altos, la cinturita de avispa con su breve ombligo, sus rotundas caderas y su terso vientre, vio su monte de venus con el chochete bien depilado, aquella rajita de labios algo hinchados la tenía que dar muchas horas de placer, pero al girarse no pudo evitar un gesto de frustración, ver las palabras escritas en sus nalgas la llenaban de vergüenza.

En ese momento se apagó la luz, seguidamente se abrió la puerta y vio la silueta de su padre enmarcada en el hueco, Marta gritó:

-      ¡Papa no entres estoy desnuda!

Fermín se asustó al oír el grito e instintivamente volvió a dar la luz, Marta se había cubierto los pechos con un brazo y la vagina con el otro, además instintivamente se había girado hacia la pared. Fermín se quedó paralizado de estupor al ver el culo de su hija, la frase “zorra pública” escrita en su piel le sentó como un puñetazo en el hígado; ella se inclinó cogiendo rápidamente la toalla intentando cubrirse, desde la puerta su padre dijo:

-      Marta hija… ¡Tu…! Eso que llevas escrito…

-      ¡Te lo puedo explicar papá! No me mires más por favor. –la chica sollozaba, su cuerpo temblaba encogiéndose de temor y vergüenza.

-      ¡Sal del baño, ponte algo encima y ven al salón! – Fermín apretaba los puños, aparto la vista y cerró la puerta.

9ª Parte: Mosqueo y rabietas comunes.

Mientras el hombre esperaba se sirvió un coñac. Sus pensamientos eran un torbellino de ideas confusas, había reconocido las palabras, era su propia letra, ¡se había follado a su hija mientras estaba emparedada! pero además no había sido el único por los restos de semen que vio, además ella se la había chupado a alguien al otro lado de la tapia, había escuchado las voces de un chaval mientras el se la tiraba, había escrito aquello ¡el mismo! en el culo de su niña, ¿qué haría? no podía confesarlo, pero aquel coñito tan ajustado era el de Marta y hasta hacía pocos minutos deseaba volver a poseerla, estaba tan furioso que decidió que lo haría en justo castigo por su comportamiento, pero antes oiría su explicación de lo sucedido.

Pocos minutos después apareció la joven en el salón, se había puesto una camiseta blanca y su pantalón de pijama holgado de color gris, antes de que pudiera decir nada escucho a su ceñudo padre diciendo:

-      Ropa equivocada, si eres una zorra vístete como tal, vuelve a tu cuarto e inténtalo de nuevo.

-      Papa… escúchame por favor, yo…

-      Obedece o te arrepentirás, ¡hazme caso zorra! debes de serlo pues lo llevas escrito en el culo.

La joven salió corriendo a su habitación, tras cerrar de un portazo se tiró en la cama y lloró desconsolada durante unos minutos, su cuerpo temblaba al sollozar incontroladamente, apretaba los puños de rabia al sentirse humillada por su ser más querido, minutos después su padre golpeaba con los nudillos en la puerta diciendo:

-      Vamos Marta sal, tenemos que hablar.

-      Espera… ¡aun no me he vestido de puta!

-      Reconozco que me he pasado, ¡discúlpame! sal y hablemos de esto.

-      Ya voy… papa… papi.

La puerta se abrió de repente y Fermín sintió el cuerpo de su hija abrazándole con fuerza, sus lágrimas le mojaron la cara, sentía aquella carne tibia contra su piel, aquello desarmo al hombre y suavizo su cabreo, respondió al abrazo con afecto y la dejo llorar durante un par de minutos sin soltarla, acaricio su pelo y beso su mejilla para calmarla, el cuerpo de la joven temblaba mientras sollozaba, sentía sus tetas contra el pecho y descubrió alarmado que comenzaba a empalmarse, rompió el abrazo en ese momento diciendo:

-      Vamos a hablar ¿vale? solucionemos esto.

-      Si papi, pero no te va a gustar. Promete no hacerme daño ni insultarme más ¡por favor! solo fue un accidente.

-      Tranquila cariño, la culpa no es solo tuya yo… –Fermín había estado a punto de delatarse, rápidamente añadió- vale cielo te lo prometo.

El miró los ojos castaños de Marta, ahora enturbiados por las lágrimas, sintió ternura y atracción a la vez, una sensación distinta le poseía, mezcla de cariño, amor, remordimiento y deseo por su hija, la tomo de la mano y fueron al salón sentándose uno frente al otro, ella se fue relajando y comenzó a hablar contando lo ocurrido aquel lunes, desde que se quedó dormida a como se vio atrapada en un muro, hasta que acabó siendo usada sin miramientos por varios tíos, no se extendió demasiado en los detalles pero aquello bastó para que Fermín se excitase, su erección bajo la tela del pijama comenzaba a ser evidente, cambió de postura ocultándola a la vez que decía:

-      Así que fueron tres tíos y un chaval ¿cuál te gustó más?

-      ¡Papa por favor, me violaron! no es lo mismo que con Rafa o Ant… –la  joven se mordió los labios para no seguir hablando.

-      Bueno yo no lo llamaría violación… por lo visto no gritaste ni te resististe demasiado, más bien diría que fue un… digamos “uso indebido” de jovencita.

-      Eso es ofensivo papá, yo no quería que pasase –Marta había enrojecido por vergüenza y rabia contenida.

-      Pero ocurrió y lo disfrutaste, yo aún creía que eras virgen y mira por donde, no solo no lo eres sino que además comparas amantes.

-      Eso no es asunto tuyo, ya tengo más de dieciséis años y puedo… hacer eso.

-      Aun no me has contestado a la pregunta ¿Cuál te gusto más?

-      ¡El ultimo que se me folló! Tenía una buena polla y me hizo gozar como nadie ¿estas contento?

-      ¡Si! Más que contento de saber que te hice disfrutar.

-      ¿Que… como dices? ¿que tu…?

-      Si hija mía yo… ¡te use!

Fermín contó lo ocurrido, las palabras salían de su boca mientras el parecía hundirse avergonzado en el sofá, Marta permanecía en silencio escuchando, ya no lloraba y su expresión, aunque furiosa al principio, se fue relajando al comprender las palabras avergonzadas de su progenitor este acabó su confesión diciendo:

-      Lo peor es que deseaba conocer a la chica, ansiaba volver a hacerlo con ella pero esta vez frente a frente y mirarla a los ojos.

-      Papa yo… no se que decir.

-      No espero que me perdones cariño. Supongo que sería bueno que pasaras una temporada con Mama… o con los abuelos.

-      ¡Papa no nos separemos!

-      Debemos hacerlo Marta, ahora que sé que esa chica eres tu y… te deseo aún más.

-      ¡Yo a ti te he deseado siempre!

Marta se levantó del sillón arrodillándose entre las piernas de su padre que seguía sentado, irguió su cuerpo y lo abrazo diciendo:

-      Siempre te he querido, como hija y como mujer cuando me llegó el momento, buscaba alguien como tú en mis amigos y novietes.

-      ¿Quieres decir en serio que me perdonas?

-      ¡Papi mío! Yo también quería volver a ver a mi último amante y resulta que lo tengo en casa.

10ª Parte: La llamada del deseo mutuo..

Ambos se fundieron en un beso en plena boca, sus lenguas, manos y labios fueron más expresivos que las palabras, aquel beso solo fue el principio, una vez roto el hielo las inhibiciones fueron cayendo solas, ya no eran padre e hija cometiendo incesto, solo una pareja de hombre y mujer dando rienda suelta a sus deseos más íntimos. Fermín se levantó del sillón abrazando a Marta haciendo que esta a su vez se incorporase, las manos de esta se movían inquietas acariciándole por encima de la ropa, podía sentir entre sus piernas la tremenda erección presionando contra su monte de venus.

La joven se humedecía por segundos, la televisión seguía encendida, allí Mel Gibson se liaba a tiros con los malos; pero aquí en el mundo real, nuestros protagonistas comenzaron a acariciarse con prisa el uno al otro fruto de la pasión del momento, las manos de Martita se colaban bajo la cintura del pantalón de su padre soltando el botón, la prenda bajó sola hasta los tobillos, ahora sin trabas, las manos finas acariciaron la carne dura de la verga responsable de su nacimiento, sin olvidar sopesar sus duras bolas, Fermín levanto la camiseta de su niña chupando con verdaderas ganas las tetas de tamaño mediano, enseguida se centró en lamer sus duros pero pequeños pezones y las aureolas de color marrón claro, sus manos acaparaban apretando suavemente ambos pechos sintiendo su tibia dureza.

-      Aaah Papi… sigue así. –Dijo Martita rompiendo el silencio salpicado de pequeños suspiros mutuos.

Fermín siguió chupando pero sus manos soltaron los pechos para bajar acariciantes por la cintura femenina, tras acariciar la zona brevemente, se colaron bajo la tela del amplio pantalón y se detuvieron en su culo, dejo de lamer los pezones para decir:

-      Mejor sentémonos en el tresillo, pero antes déjame verde desnuda cariño mío.

-      ¡Me da vergüenza!

-      Eres preciosa y hermosa, hija mía, no te avergüences de serlo.

-      ¡Solo me desnudare si tú lo haces primero!

-      Entonces vale, ¡mira!

Fermín se acabó de quitar la ropa, su cuerpo no era el de un jovencito cachas, pero se mantenía medianamente en forma, apenas tenía barriga pero si buenos músculos en brazos y piernas, sus pectorales se veían fuertes y su erección se mantenía firme y desafiante, tras dejar que su hija lo contemplase a placer se sentó en el tresillo diciendo:

-      Te toca desnudarte ¡zorrita!

-      No me digas eso papi…

-      Hoy si cariño, ese será tu castigo… y alguna cosita más que ya pensaré, tranquilízate que seré suave, tal vez recibas unos azotes si no eres una niña buena.

-      Deberíamos ser los dos los castigados, ¡está bien viejo verde! mirame.

Martita no era tonta, había visto algún striptease en las películas, comenzó a bailar despacio mientras se despojaba de la camiseta, girándose y ocultándose los pechos con las manos, se contoneo y volvió a girar de frente al hombre lentamente mientras deslizaba las manos sobre los pezones, finalmente descubrió los pechos a dos palmos de los ojos de Fermín, este se relamió excitado ante la vista de aquellas tetas firmes; la joven bajó sus manos hacia el pantalón del pijama, lo deslizó lentamente dejando surgir su espléndido culo poco a poco, la carne parecía brotar de la tela mientras la joven giraba sensualmente, el culo quedó a pocos centímetros de la cara de Fermín mientras la chica se inclinaba sin doblar las rodillas, sacándose el pantalón de dos rápidas patadas.

El veía todo, su culo, su agujerito estriado, aquellos duros y suaves mofletes encuadrados en las caderas, su coñito sin pelo de abultados labios, la grieta carnosa de sus labios vaginales que ya perforo el pasado lunes, se presentaba ante sus ojos evidentemente húmeda de ansiedad, ante tal visión su verga estaba tan tensa que parecía a punto de reventar, vio una gota perlina asomar por el prepucio y se incorporó lo justo para tomar a su hija por la cintura, atrayéndola de espaldas a su boca, lamio aquella grieta con ganas una y otra vez, la lengua se abrió paso entre los labios vaginales removiéndose febril en el coñito de Marta, ella suspiraba acariciándose los pechos mientras las rodillas temblaban sin control.

Pocos minutos después la joven dio un tirón para separarse brevemente de su padre, tenía el coñito jugoso y caliente, ansiaba una penetración, girándose se abrió de piernas y procedió a sentarse en el regazo de “su” hombre y de frente a él; sus ojos se encontraron mirándose fijamente, Fermín sintió el calor de su niña sobre el prepucio, la carne húmeda y tersa se abría envolviendo la verga que entraba poco a poco rellenándola, vio los ojos entrecerrándose sin romper del todo el contacto, sus bonitos labios temblaban entre suspiros, la gruesa verga seguía entrando cada vez más hasta hacer tope en algo dentro de Marta, la joven soltó un gemido de placer dejándose caer contra el pecho paterno, sus pechos se juntaron transmitiéndose calor, el hombre movía las caderas impulsando la verga dentro y fuera de la joven, ella oscilaba las caderas presionando aquel tronco carnoso con los músculos de la vagina, los movimientos se fueron haciendo más rápidos por ambas partes.

-      No llevo… goma… caa… cariño. –Dijo Fermín entre jadeos.

-      No importa paapi… tomo la pi… píldora, puedes correrte… ¡bien adentrooo hazme tu… mujer!

Los movimientos se fueron haciendo más rápidos y profundos, nuestros protagonistas solo pensaban en la satisfacción de su amante, la matriz de Marta era golpeada constantemente y se abría recibiendo gozosa el prepucio paterno, las paredes de su chochete masajeaban la columna del miembro en cada envite, sus pubis se golpeaban alcanzando al clítoris inflamado y este a su vez enviaba ramalazos de placer directamente al cerebro de Marta, dejaron de mirarse un instante para besarse con ardor, suspirándose mutuamente en plena boca, todo se volvió febril, los senos duros presionaban el pecho del hombre, este los tomo en las manos y los masajeo, las caricias mutuas se hicieron más intensas, repentinamente Fermín se detuvo envarándose tenso, echo la cabeza hacia atrás mientras se corría, exclamando:

-      Me corro ci… cielo… me voooy.

-      Si papi…. aaah llenaa…me toda.

La eyaculación era intensa, la potencia de los chorros golpeó con fuerza el interior de la matriz femenina varias veces, inundándola de esperma denso y cálido, aquella sensación ayudo a Marta, ella se agito solo unas pocas veces más antes de correrse a su vez, se vino en varias oleadas de gozo que la hicieron mover la cabeza alocadamente, mientras alcanzaba su propio e intenso orgasmo, exclamó:

-      Me llenas, teee siento… y… me voyyy, mee corroooo, aahg siii... aaah.

-      Si mi nena… te siento… dámelo todo.

-      Sii paa… papá, ¡que… gustazo… siii… ¡me vieneee a gooolpes!

Las contracciones vaginales se transmitían tan intensamente, que a Fermín le pareció que le daban bocaditos en el miembro, esto junto al espectáculo de ver la carita de Marta transida de placer le hizo mantener una buena erección, su hija aún estaba temblando cuando el hombre reinicio sus movimientos de caderas, ella abrió los ojos de golpe y dijo:

-      ¿Otra vez… papá?

-      Si hija, y las que hagan falta para hacerte feliz, tu solo disfruta.

La mezcla de flujo y semen resbalaba por la columna del miembro mojando las pelotas de Fermín, la lubricación excesiva ayudaba en los movimientos cada vez más vertiginosos de la pareja, Martita estaba en la gloria cabalgando ardiente el gran miembro de su padre con furor, cuando la rubia alcanzo su segunda corrida le beso en la boca para ahogar su gemidos, pero lo hizo con tal furia que le mordió en un labio haciéndole sangrar, tras el morreo salvaje la chica agotada y temblorosa, con el cuerpo relajándose tras su segundo orgasmo, se dejaba caer contra el pecho paterno, la verga aun empalaba el chochete pero su padre se había quedado quieto.

Tras escupir un poco de sangre Fermín hizo descabalgar a su niña, mirándola a la cara dijo:

-      Normalmente eres guapa, pero cuando te corres eres simplemente preciosa.

-      Joo. Gracias Papá, siento mucho haberte mordido el labio.

-      No importa cariño, eso es lo que se llama pasión o heridas de amor, solo cuentan para la pareja.

-      Esta vez no te has corrido conmigo.

-      El hombre tarda un poco más la segunda vez, ya has follado antes y deberías saberlo.

-      Los jóvenes se recuperan antes papa, ¡perdona… no te molestes!

-      No me ofende pues también he sido joven, pero tendremos que hacer algo con esta dura polla y de paso castigarte por la pintada del pompis.

11ª Parte: Castigo y conciliación.

Fermín la hizo levantar y girar dándole la espalda, colocándola inclinada sobre el apoyabrazos del tresillo con su precioso culo en pompa.

-      ¡Bueno y que vas a hacerme?

-      ¡Ahora voy a encular a mi zorrita!

-      ¡No papá, por favor nooo!

-      Si cariño mío, de frente serás mi amor, pero de espaldas serás lo que pone en tu culo, es decir una “zorra pública” ese será tu castigo y lo cumplirás hasta que se te borre lo escrito.

Toda la zona vaginal de Marta estaba mojada de sus anteriores corridas, tras rebozarlo en la mezcla Fermin apoyo su miembro en el ano femenino y empujó despacio.

-      ¿Aaah uuff…aah si… es muy goordaaa…aah.

-      Relájate nena que ya está dentro la cabezota.

-      Aah… ¿tardara mucho en borrarse, papi?

-      ¡Unos días nena! Claro que si al final te gusta lo podemos pintar de nuevo, tengo el rotulador en el mono de trabajo.

La penetración era dolorosa, pues el calibre de su polla era superior a todo lo había entrado por el culo de Marta, así que Fermín combinaba los envites en su culo con los de su chochete, daba cuatro o cinco envites y la sacaba cambiando de entrada para lubricar el miembro, aquello tenia a la joven gimiendo y sollozando mientras se debatía entre el placer y el dolor, el hombre aprovechaba para dar algunos azotes en las cachas de su niña para reforzar su autoridad, seguidamente cambiaba de agujero y bombeaba su verga sin piedad. Marta se mordía los labios para ahogar los gemidos, la encantaba que su padre la follara, pero lo del culo era un placer extraño, dolía pero poco a poco le iba encontrando el punto a aquella manera de disfrutar, se acariciaba ella misma las tetas y ocasionalmente se tironeaba bruscamente de los pezones, el placer aumentaba en esas ocasiones, había mordido la tela del tresillo para no gritar cuando papa le había metido hasta la raíz su gruesa y larga verga por el culo, ahora su esfínter se acoplaba mejor y disfrutaba cada golpe, sentía toda la longitud de carne perforándola, notaba su prepucio muy dentro de sus tripas, Martita dijo:

-      Ahora nooo cambies… papa, solo… pooor detrás… porfi.

El hizo caso, se concentró en hacer gozar a su nena y se cogió con ganas a sus caderas, arrecio en sus vaivenes sin perder detalle de la escena, el precioso culo de su niña, su esbelto cuerpo, aquel agujero que parecía devorar su polla hasta la raíz, la sensación de estrechez, el placer de ambos reflejado en jadeos cada vez mas sonoros lleno el salón, Marta agito la cabeza como loca, su cuerpo se estremeció arqueándose de gusto, antes de que ella lo dijera Fermín comprendió que su nena se estaba corriendo.

-      Me estoooy… corriendooo… papa… aaagghh sii… aaah.

-      Déjate ir cariño… no te cortes.

-      Aahhh si mi vidaaa, aahh mi papi… mi hombreee… aahh.

Aquellos gemidos y suspiros enardecieron a Fermín, este no había dejado de culear contra su hija, su miembro estaba a punto y solo hicieron falta unos cuantos envites más para alcanzar su propio orgasmo, intento sacar la polla, pero los primeros dos chorros de esperma quedaron dentro de Martita, los siguientes empaparon la entrepierna y el culo de la chica, tras perder sus fuerzas por la potencia de la descarga, Fermín permaneció agotado un momento sobre la espalda de la rubia y su verga quedo encajada entre los mofletes del atractivo culo.

Minutos después mientras reían pasaron al servicio, era la primera vez en muchos años que ambos compartían juntos y desnudos aquella habitación, se ducharon entre caricias y miradas intensas enjabonándose mutuamente, tras aclararse y secarse entre caricias volvieron al salón, ambos permanecieron desnudos mientras charlaban:

-      ¡Qué haremos? –preguntó Fermín- es decir ¿Cómo será nuestra vida a partir de ahora?

-      Mejor y más feliz –contesto Marta- ya no he de salir con chicos que me recuerden a ti, me quedo con el original.

-      ¡Pero hija ¡esto es incesto! No debería haber pasado jamás.

-      ¡Pues ya es la segunda vez, en una semana!

-      La primera no cuenta, ¡fue un accidente!

-      Si claro ¡te encuentras un culo te follas a su dueña sin preguntar! y mira por donde ¡es tu hija! no papa eso no colaría ante un juez.

-      ¡Pero es la verdad!

-      Sinceramente papa si se lo cuentas a alguien no se lo creería. –contesto Marta mirándole a los ojos y riéndose.

-      Bueno visto así, supongo que podemos intentar vivir como pareja en privado y padre e hija de puertas para afuera, pero debemos ser muy discretos con todo el mundo o acabare en la cárcel.

-      Al final tu castigo te ha salido mal –dijo Marta.

-      Yo pienso lo contrario cielo –Fermín miró a los ojos a su hija y dijo- siempre has sido lo mejor de mi vida y ahora serás mi mujer.

¿Continuara…?

Bien amigos, esta historia podría quedar así, pero me parece que hare una cuarta parte como final ¿Qué opináis? Si queréis podéis dejarme críticas y comentarios.

Respecto al castigo sé que he defraudado a los aficionados a la violencia física e insultos denigrantes, (últimamente abundan) pero en esta historia ambos protagonistas son realmente culpables de algo ¿quién debía castigar a quién? ¿el violador a la zorrita o viceversa? He preferido tirar por la calle de en medio, pues una de las cualidades del amor es el perdón y además amigos míos, recordad que este relato va en la categoría de AMOR filial, así que considero mi decisión lógica.

¡Sed felices!