Martita (15: El vecino misterioso)

Recibo una sorprendente carta de un vecino desconocido...

Hace unos días recibí una carta (sí, en papel) muy curiosa y sorprendente que me dejó pasmada. La transcribo y después sigo contando:

"Hola vecina, sé que te llamas Marta (lo he leído en tu buzón) y aunque nos hemos cruzado muchas veces, nunca hemos pasado de un "hola, buenos días". También sé que tienes novio, así que entenderé que pases de esta carta. El jueves pasado tuve la gran suerte de verte (aunque tú no te dieras cuenta) totalmente desnuda jugando en el garaje. No te asustes, ni lo he contado ni lo contaré a nadie. Me quedé petrificado detrás de un coche espiándote y no pude evitar hacerme una paja en tu honor. Luego ya me he hecho siete (sí, las he contado) pensando en aquel día, y eso que solo hace tres días.

El caso es que me encantaría revivirlo, si a ti te parece bien. No hace falta ni que me hables, no te pido ningún contacto físico (aunque sería genial) Solo que me invites a ver y disfrutar de tus juegos.

Si te interesa probar, simplemente deja el papel verde sobre los buzones con cuatro números que serán día y hora en el garaje.

Espero no haberte molestado."

Como es de imaginar, lo primero que sentí al leerla fue miedo. Solamente Javi, Sara y mis ex saben de mis juegos sexuales, y que ese selecto grupo se amplíe sin haberlo contado yo misma, me da cosa.

Cuando ya la había leído tres veces, no pude evitar masturbarme pensando en ese vecino mirando. Soy así, qué se le va a hacer...

Estoy indecisa, por una parte me da muchísimo morbo, pero el miedo ante lo que pueda pasar si se trata de un perturbado o un menor de edad me echa para atrás. Además, ¿aquello se consideraría cuernos? Estoy muy bien con Javi y no quiero estropearlo. ¿Y si se lo cuento? Quizá lo mejor sea romper la carta y el papel verde y olvidar el asunto, aunque ya no volveré a ver a los vecinos de la misma manera. ¿Quién será? Ojalá sea el tío bueno del tercero, que tiene un cuerpo para lamerlo de arriba abajo.

El caso es que la carta la recibí el domingo (la dejó él mismo en el buzón, no lleva sello) y hoy, miércoles, ya he fantaseado unas cuantas veces con ello. Lo que él vio el jueves fue un juego de lo más suave, pues solo me dediqué a rondar desnuda por el garaje y frotarme un poco (luego ya terminé en casa) En caso de lanzarme, me gustaría algo más fuerte, puede que con mi querido plug. Eso sí, lo que está claro es que tengo que tener más cuidado para que no me vaya "conociendo" todo el edificio.

Él dice haberse masturbado siete veces en tres días. Yo ya llevo por lo menos diez en cuatro. Me pone súper cachonda la imagen de un vecino espiándome y pajeándose mientras juego a pasearme desnuda entre los coches.

A lo mejor debería consultarlo con Sara antes que con Javi. Después de todo, aunque mucho menos exhibicionista, ella también practica algunos juegos fuera de casa.

Finalmente decido enviarle un mensaje de voz de Whatsapp a Sara contándole la situación y pidiéndole consejo.

Me contesta que eso me pasa por guarra, que mejor le deje follarme y que si quiero que invita a unos amigos. Después, ya en serio, me dice que ella pasaría del tema pues no está la cosa como para correr el riesgo de que sea una trampa y termine de mala manera.

Yo le recuerdo lo zorra que es ella y que gracias por su consejo. Aunque lo cierto es que ya he puesto los números en el papel verde. También he pensado en invitarla y que vigile por si algo sale mal. No sería la primera vez (ni la vigésima) que me viera masturbarme.

Me olvido de esa opción y le pregunto si debo contárselo a Javi. Me dice que seguro que se pone súper cachondo y me folla a base de bien, así que, que aproveche el momento. Que otra cosa es que le guste que lleve la idea a cabo.

Como esta noche viene a cenar (y a darme bien duro todo lo que pueda) se lo plantearé. A ver por dónde sale.


  • Oye, Javi. Quiero que leas una cosa – le digo muy nerviosa.

  • ¿Qué cosa, cariño?

  • Estaba el domingo en el buzón. Léelo y me das tu opinión sincera, ¿vale?

  • Vale - dice cogiendo la carta que le ofrezco.

Un par de minutos después, y con una cara de asombro como la que yo misma puse cuando lo leí, guarda el papel en el sobre y me lo devuelve.

  • ¿Y bien? – pregunto impaciente.

  • ¿Vas a hacerlo? - quiere saber antes de mojarse.

  • Solo me lo plantearé si tú estás de acuerdo.

  • ¿Te pone la idea?

  • Sabes que estas cosas me ponen muchísimo.

  • Me da un poco de mal rollo pensar en un tío corriéndose mientras te mira. Aunque con lo buena que estás, no me extraña - sonríe.

  • Entonces ¿qué hago? Llevo cuatro días que no dejo de darle vueltas.

  • Dicen que es bueno llevarse bien con los vecinos – bromea.

  • Anda, no te rías de mí - le doy un golpe en el hombro.

  • Si de verdad te apetece, adelante. Pero asegúrate de que no hay riesgos.

  • ¿Y eso cómo lo consigo? ¿Bajarías al garaje conmigo?

  • ¿Y estropearle el show al vecino?

  • Puedo llevar el móvil con la videollamada puesta y así podrás ver y oír todo lo que pase. Si algo va mal te enterarás al momento.

  • Entiendo entonces que sí quieres hacerlo.

  • Me gustaría probar - confieso.

  • ¿Y cuál será la actuación?

  • Ya me ha visto desnuda, así que supongo que debería ir algo más lejos. Pero sin tener contacto con él, Javi. No pienses que quiero eso, ¿eh?

  • ¿Te masturbarás?

  • No creo que pueda evitarlo de lo cachonda que voy a estar. Había pensado en ir con el plug, desnudarme y masturbarme. Algo rápido, no quiero estar ahí una hora.

  • Quítate la ropa.

  • ¿Qué? – pregunto sorprendida.

  • Venga, desnúdate. Habrá que ensayarlo, ¿no?

Le dedico una sonrisa pícara y me levanto. Me quito el pantalón y las braguitas. Me paso la mano por encima de los labios vaginales y vuelvo a sentarme.

  • ¿No le vas a enseñar las tetas?

  • No de primeras, puede que más tarde lo haga.

Javi me separa las piernas y me introduce un dedo en el ano.

  • Ya tenemos el plug. Ya puede empezar la masturbación.

  • Qué cabrón eres...

  • Venga, no seas mojigata.

  • ¿Mojigata yo? Lo último que esperaba oír sobre mí.

Javi no deja de mover su dedo dentro de mi culito mientras comienzo a frotarme el clítoris. Acerco mi otra mano a su paquete e intento liberar su pene.

  • ¿No dijiste que no habría contacto?

  • ¿Quieres que pare? - niega con la cabeza - Pues calla y déjame hacer.

Me muevo para cogerle el pene con las manos y eso hace que su dedo escape de mis entrañas. Me arrodillo ante él y empiezo a masturbarle con la mano.

  • Me apetece chupártela - le digo.

  • Adelante.

  • Pero no te corras, que te necesito bien duro después en mi coñito.

  • Martita...

  • ¿Qué? - suena como un ruido, pues lo digo con la boca llena.

  • La carta le he escrito yo - mi cara es un poema. Dejo de chupar y le miro a los ojos.

  • ¡Serás mamón! – le grito mientras le doy un golpe en el pecho.

  • Era una broma, cariño - se ríe.

  • ¿Ah, sí? Pues lo que te voy a decir no es ninguna broma.

  • ¿Qué?

  • Ahora me vas a tener que follar como nunca lo has hecho.

  • ¿Y eso cómo es? Porque hemos follado de mil maneras ya.

  • ¡En el garaje! - le ordeno mientras tiro de su brazo en dirección a la puerta de casa.

  • Pero Marta, ¡que vas con el coño al aire...!