Martín XI – Parte 5

Martín consigue parcialmente su objetivo, ahora buscará utilizar a Javier como moneda de cambio....

Gracias por seguir leyendo, quiero aprovechar para disculparme por el "horror ortográfico" en los otros relatos escribí Sede en vez de Cede.... :( Fue un error involuntario que me acalambra el ojo...

Espero disfruten de esta quinta y penultima parte. Se agradecen los comentarios y las valorizaciones

Martín XI – Parte 5

Ganarme una mamada del muchachito, de piel trigueña y lampiña no fue tan difícil, me lo encontré solo en la cámara húmeda, y le ofrecí mi verga, se mordió los labios y negó con la cabeza. A pesar de que lo deseaba se resistió. Pero soy terco y cuando quiero algo pues no paro así que insistí, me acerqué a él, tomé su mano y la puse sobre mi verga no se resistió; lo inste a agarrármela y accedió; lo guie para que me haga una paja y lo hizo; coloque mi mano detrás de su nuca y lo empuje contra mi verga.

-          No puedo - me dijo en un susurro haciendo fuerza con su cuerpo en sentido contrario.

-          ¿No puedes o no quieres? –

-          Quiero, pero no puedo –

-          ¿Y por qué? –

-          Es que, estoy con alguien –

-          Si, lo sé, ¿pero él no está aquí no? –

-          ¿Y si entra?

-          Si entra va a tardarse un poco en acostumbrarse a la luz, hasta eso te haces a un lado –

-          No se –

Ese “no se”, fue la clara señal de que había sucumbido, volví a poner mi mano sobre su nuca y lo empuje mientras lo alentaba – anda mama tranquilo, yo te aviso – se agachó y se la metió entera en la boca. Que tal mamada, se nota que estaba muy bien entrenado, en cuestión de segundos me puso loquito. La puerta se abrió entonces y Javier apareció en el umbral, el chiquillo del arete quiso soltarme la verga, pero se lo impedí, - tranquilo -, susurré, - no es él sigue nomas. –

Javier parecía perdido entró en la habitación con las manos tapándose la verga, se veía como un niño desprotegido. Se me acercó y me reclamó la toalla. Si será tontito, si hubiese querido que la tenga no se la hubiese quitado para empezar. Me amenazó con irse y lo reté a que lo haga a sabiendas que no se iría sin haber tenido mi rabo adentro.

Un hombre alto, de cuerpo bien formado entró en la sala y se sentó frente a nosotros, me percaté de que no dejaba de saborear a Javier así que le insistí para que se le acerque y le haga una mamada. Javier como siempre se hizo el ofendido, y me reclamó, pero insistí de nuevo y como siempre terminó cediendo e hizo lo que le dije. Al Rato tenía la boca llena de leche, el hombre se paró y me hizo un gesto con el pulgar en señal de aprobación antes de salir de la habitación. Me corrí también en la boca del muchacho de cara bonita y sin más me paré y abandoné la habitación.

Estoy ahora nuevamente en el bar tomándome la cuarta cerveza, el hombre de pelo blanco se sienta a mi costado y pide un vaso de wiski.

-          Hola, soy Julio – me extiende la mano para saludarme a la par que se presenta

-          Como estas, Martín –

-          Un gusto Martín, ¿vienes seguido por aquí? –

-          Ni tanto como quisiera, no siempre se puede –

-          Si claro. Entiendo –

-          ¿Tu si vienes seguido? –

-          Si, con bastante frecuencia, he sabido encontrar buena acción en este lugar –

-          Si, yo igual –

-          He visto como miras a mi chico –

-          ¿A tu chico?, ¿quién es tu chico? Hay muchos chicos guapos aquí a los que no me disgustaría nadita poder empotrar – me tomo un sorbo de cerveza mientras espero su respuesta aunque se de antemano a quien se refiere.

-          Si, lo mismo digo, no te lo tomes a mal, a eso viene uno a este lugar -

-          No, no me lo tomo a mal, para nada, si he mirado a tu chico es de seguro porque esta guapo, ¿cuál de todos es? -

-          Delgado, trigueño, chibolo nomas, de pelito corto y cara bonita con un aretito en la oreja -

-          A, si, si lo he visto, no está mal, ¿es tu flaco? ¿tu novio? – si supieras que ya le cogí la boca viejo cachudo me digo a mí mismo.

-          No, no, para empezar, soy casado, tengo familia y eso de tener novio pues no me funciona, este chico es como mi sugar baby, ¿sabes qué es? -

-          Si, claro, suerte la tuya –

-          Pues sí, no está mal, le doy lo que me pide, más una asignación mensual a cambio de que el me de lo que quiero cunado lo quiero, creo que es un buen trato -

-          Supongo, si te funciona… -

-          Si, me funciona bien – toma un sorbo de wiski.

-          Bien por ti –

-          Gracias. He observado que no viniste solo, ¿me equivoco? –

-          No, no te equivocas, vine acompañado si –

-          ¿Quién es? ¿tu flaco? ¿tu novio? –

-          Jajaja, nada, es solo un huevón al que me tiro, me lo he culeado desde que era más peque y pues anda prendido de mi caño -

-          Vaya, suerte la tuya –

-          ¿Por qué me preguntas? ¿Acaso te gusta? -

-          La verdad es que sí, ¿te molesta? –

-          Para nada, si me molestara que alguien más lo mire no lo hubiese traído aquí para empezar –

-          Si, tienes razón –

Claro que tengo razón, pinche viejo huevón, solo a un estúpido se le ocurriría venir a un lugar como este con su flaco, hay saunas más recatadas donde relajarse, este no es precisamente el más famoso por sus cámaras de vapor y la comodidad de su sala de descanso.

-          Y dime, ¿te gustaría un intercambio? -

-          ¿Como un intercambio? –

-          Pues fácil, yo le digo a mi chico que se deje coger y tu convences al tuyo que haga lo mismo, ¿te interesa? –

Mierda, la pinga se me pone dura de solo pensar en la propuesta, claro que me interesa me da lo mismo lo que hagas con Javier, me gustaría mirar de hecho, pero si además me puedo comer a ese caramelito

-          Pues claro que me interesa, ¿qué quieres? ¿qué te la mame? ¿culeártelo? Yo lo conozco de pasivo, pero creo que también la ha hecho de activo, aunque esa faceta suya no la puedo recomendar –

-          Pues que la haga de pasivo y me dé una buena mamada me vendría bien –

-          Hecho, ¿puedo mirar? -

-          Claro, por mí no hay problema –

Levanta su vaso y hago lo mismo con mi botella de cerveza – salud – me dice mirándome a los ojos – salud – respondo y apuro el resto de la botella mientras él hace lo mismo con lo que le queda de wiski.

-          César, ven para acá –

El chico con el aretito en la oreja nos venía observando desde el otro lado de la barra hacía un buen rato, se acerca presto y abraza a Julio por la espalda.

-          Si papi – capto la intención de hacerme saber que negara cualquier cosa que diga, como temiendo que pudiese delatarlo.

-          Te presento a Martín –

-          Hola, que tal – me da la mano mientras traslada su cuerpo situándose ahora delante de Julio, entregándose para que este lo abrace por la espalda.

-          Hola, bonito arete –

-          Gracias –

Recupera su mano y toma de los brazos a Julio lo acaricia haciendo que lo abrace, como haciéndome saber que no dejará a su sugar dady, no renunciará a su mensualidad ni a sus zapatillas nuevas, ni a su teléfono ni a sus videojuegos por una probada de mi verga. Pobre iluso, no sabe que los hombres ya decidieron su destino y que solo es cuestión de tiempo para que me tenga adentro.

Julio lo toma de los hombros, lo aleja de su cuerpo y lo empuja discretamente hacía mí, casi como entregándomelo. La cara de César es de un desconcierto absoluto, se resiste a ser entregado a mi como un paquete. Julio se acerca a su oído y susurra como para que no lo oiga, pero sin mucho éxito – ¿quieres las zapatillas?, pues déjate coger – César se relaja entonces y entiende que no ha perdido a su “papi” es solo un capricho más que tiene que cumplir a cambio de lo que él mismo quiere. Julio me mira orgulloso de su poder sobre el muchacho, yo sin embrago pienso que es un pobre huevón que necesita pagarle para que haga lo que quiere, ya verás como te pongo a Javier en cuatro y luego le hago pagar la cuenta pienso para mí mismo.

Veo a Javier acercarse con las manos cubriéndose la polla. – me das unos minutos para convencer a mi chico – le digo a Julio y este asiente, abraza nuevamente a su muchacho por la cintura y le acaricia el cuello mientras lo puntea. Ambos se hacen a un lado dándome espacio

Javier se acerca con una cara de culo que desconozco, se para a mi costado tratando de ocultar su desnudez apoyándose en la barra y antes de hablarme llama al mozo y le pide una botella de agua y una toalla.

-          No sabes cómo me calienta verte andar desnudo, me arrecha verte así, calatito –

-          eres un imbécil – me dice con su voz grave cargada de rencor

-          Ya no te piques, ¿no te gusto mamársela al tío ese acaso? –

-          No sé, tal vez –

-          ¿Tal vez qué? ¿Tal vez si te gusto? –

-          Tal vez me vaya con él –

-          Ya veo, agárrame la pinga –

-          ¿Que? –

-          Que me agarres la pinga te digo –

-          ¿Acá? Todos nos están mirando –

-          ¿y? que vean pues – le tomo la mano y la acerco a mi miembro, Javier se resiste sin resistirse, típico en él, me agarra la verga y su cara se enrojece por la vergüenza.

-          Vamos para clavarte –

Le susurro el oído mientras lo rodeo colocándome ahora detrás de él. Pego mi miembro a su culo y el vuelve a taparse la verga con las manos, noto que ahora tiene nuevamente una erección. Lo tomo por los brazos obligándolo a retirar las manos, su miembro se exhibe ahora vigoroso, no es para nada pequeño. Me acerco a su oído ahora por atrás

-          Ves cómo te mira ese gordo, lo traes loco a él también, ¿qué prefieres, que te coja yo o que te coja él? –

-          ¿Es en serió? Ósea, no sé que te crees que soy –

-          Un marica traga vergas pues que más, desde chibolo se te daba por correr detrás del primer pantalón que veías o no –

El que calla otorga recita el refrán. El mesero le entrega el agua y Javier le recuerda que quiere una toalla, pero el mesero ya sabe que no hay toallas para él – ya la pedí joven, ahora se la alcanzo – miente con cinismo.

-          Vamos atrás para culearte como te gusta –

-          Ya no quiero, en serio ya me voy –

-          Como te vas a ir si todavía no hemos terminado, anda vamos que te la meto y luego ya te vas bien cachadito –

-          Solo déjate de tanta pendejada, ¿puedes darme la toalla? –

-          Te quite la toalla porque parece una monja todo tapado como un lorna, acá estamos entre hombres, todos andan exhibiendo las bolas mira, a cuantos ves con el rabo tapado –

La verdad es que hay de todo, pero para mi suerte en ese momento el único con la toalla en la cintura es cesar, el chico del arete y la cara bonita al que estoy a nada de culearme. La toalla de Julio cuelga de su cuello, sus bolas apretadas contra el culo cubierto de su muchacho, más allá al otro lado de la barra dos tíos conversan animadamente con las toallas haciendo una U sobre sus cuellos y un poco más allá en las salas de descanso tres hombres retozan tumbados sobre las tarimas con las pelotas al aire.

-          Ya relájate, vamos para cacharte y ya luego si quieres te vas -

-          Hay unos cuartos por ese lado – me dice señalando el corredor hacia el cuarto oscuro

-          Ya veo que has estado ocupado mariquita, ¿con quién has culeado? –

-          Con nadie, solo me perdí por ahí mientras te buscaba –

-          Bueno vamos, me la mamas primero y te la meto luego –

Tomo a Javier de los hombros, lo coloco delante de mí y guío su camino hacia el cuarto oscuro, el marica vuelve a poner sus manos sobre su verga y camina delante de mí. Volteo para mirar a Julio y le levanto el pulgar a la par que le hago una seña para que nos siga haciéndole saber que esta todo arreglado.

Tomo a Javier de los brazos obligándolo a retirar sus manos de su delantera y orgulloso de mi mismo camino mostrando a todos lo que estoy a punto de comerme.

Continua……