Martín XI – Parte 3

Martín sigue sometiendo a Javier quien sede a sus deseos perdido por el poder de control que Martín ejerce sobre él.

Pensé en dividir el capítulo 11 en dos episodios, sin embargo, viendo que el contexto en el que transcurren la situaciones es el mismo, he preferido dividirlo en varios pequeños capitulos cortos, espero que se peguen con la historia.

Sugiero leer todo las partes de capitulo XI y si pudieran toda la saga. Comenten y valoren para seguir subiendo los demás capítulos.

Si desaen escribirme mi correo es juankrlos76@hahoo.com

Martín XI – Parte 3

Me tomo una cerveza en la barra del sauna mientras converso con el cantinero y flirteo con un muchachito al que le he puesto el ojo. Delgado, de piel trigueña, no muy alto, pero tampoco chato, lampiño salvo por un poco de bello menudo en las piernas. Tiene una cara redonda con una mandíbula cuadrada, con ojos achinados, una nariz delgada y perfilada que se ensancha en sus orificios nasales, cejas bien definidas y labios finos. Lleva el pelo bien cortado casi rapado desde la nuca hasta encima de las orejas y levantado en la parte de arriba. Tiene orejas grandes y lleva un arete de bola negro en una de ellas. Es guapo no cabe duda, estoy casi seguro de que es el chico que se la mamaba al gordo en la cámara seca. Ha salido siguiéndome de la sala húmeda donde he dejado a Javier mamándosela a otro broder. Me agarro la verga mientras lo miro con descaro y veo como se moja los labios. No te vas a ir de aquí sin tenerme adentro pienso mientras llevo tomo otro sorbo de cerveza. – masajes – me ofrece un moreno alto vestido con la camiseta de la sauna – gracias, tal vez más tarde – le respondo. Apuro la cerveza y decido acercarme al muchachón para ofrecerle mi verga, pero para mi sorpresa, el hombre gordo aparece en la entrada el chico lo ve e inmediatamente se acerca desapareciendo los dos por el pasillo.

-          ¿Te afana el muchachito? –

-          Si, claro, si es un caramelito –

-          ha venido con el gordo, no le saca el ojo de encima, fácil es su marido o su sugar daddy –

-          maldita sea, yo que me lo quería tirar –

-          jajaja pero ¿tú no has venido también con tu lonchera? –

-          ¿con mi lonchera? –

-          el gringuito simpático que te sigue como perro ¿no es tu lonchera? –

-          A jaja si, si, mi lonchera no te captaba el termino –

-          Acá decimos que “vino con su lonchera” cuando traen lo que se van a comer –

-          A jajajaja, que buena, si el gringuito es mi lonchera. Pero a mi me enseñaron siempre a compartir la lonchera –

-          Jajaja juégaselo al gordo y fácil te juega la suya –

-          ¿Y tú?, ¿tiene lonchera o eres lonchera? –

-          Jajaja estoy trabajando mi broder pero si quieres te dejo mi número –

-          Dale, me lo apuntas en el recibo –

-          Claro –

Golpeteo la barra y regreso a la jungla, veo a Javier saliendo del pasadizo que lleva a los cuartos oscuros lo sigo con la mirada para ver a donde se va, pero me quedo esperando para confirmar si alguien sale detrás de él, al cabo de un rato confirmo que nadie lo sigue y deduzco que ha entrado solo seguramente buscándome, nada hace pensar que se lo acaban de culear, no es que me preocupe, es solo que quiero ver cuando algún más lo haga.

Ahora si lo sigo y me lo encuentro cerca de las duchas.

-          Hey, marica, ¿te perdiste? – le susurro en el oído mientras lo tomo por la cintura y lo pego contra mi cuerpo.

-          No nada, ¿que fue?, ¿dónde estabas? – me responde también en un susurro.

-          Por ahí, tomándome una chela. ¿Tu? ¿ya tomaste tu leche? –

-          Emmmm -

-          Vamos a las duchas -

Me quito la toalla del cuello y Javier se quita la suya de la cintura, abro la mezcladora y el agua empieza a correr. Mientras esperamos que se caliente observo a Javier. Tiene la piel blanca bronceada por una buena vida en equilibrio con el sol. Piernas gruesas con algo de bello bajo las rodillas, tiene un buen paquete que luce exento de vello púbico porque sabe que me gusta verlo así. Tiene un cuerpo en forma de “V”, el abdomen plano ligeramente marcado, nada muy especial pero bien puesto y en armonía con el resto de su cuerpo, el pecho más ancho que la cintura con dos pectorales que si bien no son fuertes o duros, se destacan por su forma. Un cuello corto que sostiene una cabeza con el pelo castaño que lleva bien recortado. Su cara redonda lo hacen parecer menor de lo que es. Tiene los labios delgados, bien marcados, una nariz respingada con un bulto en la punta pómulos altos, ojos grandes, pero algo achinados de color verde, pestañas largas y cejas bien pobladas. Mide menos de un metro setenta lo que contribuye con hacerlo parecer menor. Confirmo que el agua está ya caliente y lo empujo dentro haciéndolo darme la espalda, lo tomo de las nalgas, son grandes y duras. Me provoca besarlo, apoyo mi pene contra la raja de su culo mientras lo tomo de las caderas, beso su nuca, su cuello y subo hasta el lóbulo de su oreja que mordisqueo.

El agua caliente y el contacto con su culo me provocan una nueva erección haciendo pasar a mi verga del estado morcilloso a su estado máximo de rigidez, me la levanto y se la pongo sobre la raja del culo de Javier, pago mis bolas a su trasero, lo tomo de los pelos y lo presiono contra la pared de la ducha, froto mi verga por su raja.

-          Así te cachaba en los baños de la San Marcos, te acuerdas perrita, como gemías, como suplicabas para que te la meta -

-          Siiii!!! –

Su respuesta es un susurro casi inaudible, pero quiebra su cuerpo sacando el culo para sentirme mejor

-          Quien es tu macho marica –

-          Tú, tú eres mi macho – vuelve a responder en ese susurro que solo yo escucho

-          Quieres que te penetre mariquita, quieres que te la meta -

-          Si, si –

Le doy un par de nalgadas que retumban en el pasillo de susurros, abro la cortina para que todos lo vean y lo hago arrodillarse en frente de mí, para luego meterle la verga en la boca con violencia, lo tomo de la parte de atrás de la cabeza y le follo la boca marcándole el ritmo con mis manos, sus ojos como platos me suplican que pare, podría decir que tiene lágrimas en las mejillas si no fuera porque el agua de la ducha sigue cayendo desde arriba. Luego de varias embestidas lo libero sacándole la verga de la boca. Javier se agacha para escupir la saliva, me doy la vuelta dejándolo de rodillas frente a un pequeño grupo de mirones que se han ganado con la salvaje mamada. Tomo mi toalla y me la tiro al hombro y me llevo también la suya, no me he querido correr, no todavía.

Camino hacia el bar en donde me pido otra cerveza y le entrego la toalla de Javier al cantinero.

-          Esto es de mi “lonchera”, guárdamela, no se la des –

-          Claro jefe, ¿pilsen o cusqueña? –

-          Cusqueña –

-          Listo –

Continua……..