Martín VIII (Javier historia de su penetración)

Finalmente, gracias a Martín, Javier llena los espacios vacíos de su primera vez, la noche en que Martín lo hizo suyo hace 15 años.

Martín VIII

Le he preguntado a Martín, que paso el día que nos conocimos, como termine en su cuarto, como acabe desnudo, Tras hacer memoria Martin finalmente llena los recuerdos borrados de aquella noche.

-          Tu estabas recontra ebrio, me habías mamado la verga en el baño jaja –

-          Estas pendejo, no me acuerdo de eso –

-          Si, que raro, en ese momento no parecías tan ebrio, de hecho, se te veía bastante consciente –

-          Lo último que me acuerdo es que me quitaste el vaso de agua y la cambiaste por más cerveza, para ese momento ya estaba hecho hacía rato –

-          A con razón jaja. No me acuerdo bien, osea no me pidas detalles, pero primero te regalaste a mi pata, y él se molestó porque es, o al menos era bien homofóbico, te mando a la mierda y se quitó, ofendidaso el baboso jaja, que será de su vida. –

-          No jodas, como que me regale –

-          Te regalaste pues no se bien detalles solo que mi pata se aso y te mando a la mierda y luego se fue –

-          ¿Y luego? –

-          Pues luego te lleve al baño para que no te sientas despreciado y te deje mamármela y puta, que tal mamadón jaja de hecho pensé que ya estabas recontra abierto, pero insistías en que era tu primera vez y bueno luego creo que pude comprobar que al menos no estabas tan recorrido jaja –

-          ¿Qué roche, no me acuerdo de nada de eso –

-          También se la chupaste a Freddy, me acuerdo de que él te quería culear, siempre me jodía con lo mismo -

-          Si, eso sí se, ¿lo llevaste una vez, no te acuerdas? –

-          A si pues, en los baños de conta jaja si, si rico te cachaba ahí –

-           Si, como olvidarlo, no estaría aquí. Y, ¿como termine en tu cuarto? –

-          ¿En serio no te acuerdas? Ja, Pues nos fuimos en taxi …..-


Un taxi para enfrente de nosotros, - levántate – le digo a Javier y tiro de su brazo sin conseguir que se ponga en pie, lo rodeo por la espalda y haciendo un candado bajo sus brazos logro levantarlo y subirlo al auto.

Desde el asiento trasero del vehículo le indico al taxista a donde nos dirigimos.

-          A la Av. Áncash acá nomas por la Morales Duarez. -

-          ¿Detrás de la Minka? –

-          Si, si por ahí –

-          10 soles socio –

-          De acá me cobran 8 pero ya pues dale –

Javier esta desorientado, pregunta una y otra vez – ¿en dónde estoy? – le he explicado varias veces que estamos yendo a mi cuarto, pero vuelve una y otra vez con la pregunta. – tu amigo está bien borracho – comenta el taxista. – Si, se le ha pasado la mano – le respondo y al rato una vez más, - ¿en donde estoy? auxiliooooo socorrooooooo - grita ahora sacando la cabeza por la ventana del taxi, lo detengo, el taxista ríe y yo le sigo la cuerda algo nervioso. – ya cálmate huevón o en serio te dejo aquí mismo – le increpo sin ocultar mi fastidio mientras el taxista se sonríe de nuevo.

Luego de algunas indicaciones llegamos finalmente a mi cuarto, el taxista se baja y me ayuda con mi “paquete”, Javier se mantiene en pie con las justas, abro la puerta del pasaje común y lo ayudo a subir las escaleras, no sin esfuerzo alcanzamos el tercer piso. En cuanto lo suelto para abrir la puerta de mi cuarto, Javier se vomita encima. Mierda, es la escena más asquerosa, en un instante se me quitan las ganas de cogérmelo, me arrepiento de haberlo llevado, lo peor es que no es lo único, lo ayudo a pasar y descubro que no solo se ha vomitado encima, se ha cagado y meado en los pantalones convirtiéndose en un verdadero asco. – Mierda Javier, te has cagado encima, eres un puto asco – entre los balbuceos de Javier logro entender – quiero irme a mi casa – y la verdad que en ese momento nada me haría más feliz que se vaya, pero ya es tarde para eso. Los desnudo con cuidado de no ensuciarme, le quito la polera y luego el polo y los tiro a un lado - que haces, déjame – oigo entre sus balbuceos pero lo ignoro y le ordeno que se quite las zapatillas, se descalza empujándolas por el contrafuerte del talón, le desabrocho el pantalón y con cuidado se lo quito junto a los calzoncillos, ambos embarradísimos de mierda, le hago levantar una pierna y luego la otra, a pesar de su estado esta claro que me entiende y obedece sin reclamar. Tiro sus pantalones con el resto de su ropa – vamos a la ducha – lo llevo a empujones y lo meto dentro del cubículo abro la llave con el abajo y el agua helada le cae encima, reclama y trata de sacar el cuerpo, pero no lo dejo, es lo que se merece por hacerme limpiar su mierda. El frio lo ayuda a despertar, el agua limpia su desgracia y yo lo ayudo con un trozo de jabón, mis manos se deslizan por su cuerpo adolescente, tiene las nalgas duras las piernas gruesas, el abdomen plano, piel suave y blanca como la leche, más blanca en esas partes que suelen estar cubiertas por la ropa. Tiene el pene encogido, remilgado y arrugado, a diferencia del mío que ha empezado a crecer. Me descalzo las zapatillas, me quito los pantalones y el calzoncillo, me retiro las medias y por ultimo el polo, abro la llave del agua caliente y me meto junto a él. Le beso el cuello mientras lo manoseo a mi antojo. Lo tomo de la cintura y lo atraigo hacia mí, apoyo mi verga ya erecta contra sus nalgas, me froto en ellas, me deslizo entre ambas mientras mis manos lo acarician y mis labios juegan en su cuello. Javier se resiste tímidamente, trata de alejarse, pero no lo dejo, la poca cordura y control que le queda no son suficientes para resistirse. Lo empujo contra la pared de la ducha, su cara se pega a las baldosas y yo presiono mi cuerpo contra el suyo. – hoy vas a ser mío – le susurro al oído Javier vuelve a balbucear algo que no entiendo o no recuerdo, pero sé que ignoro.

-          Vamos a la cama, anda te va a gustar tenerme adentro –

-          No, no, déjame por favor, no quiero –

-          A la cama te he dicho –

Cierro las llaves del agua y lo hago salir de la ducha, me seco con el polo que tire en el piso y luego trato de secarlo a él con el mismo polo sin conseguirlo del todo. Igual lo llevo hasta mi cama en donde lo obligo a tumbarse, sus pies tocan el piso, las piernas ligeramente separadas el pecho acostado por completo sobre el colchón y la cara de lado pegada también a este, ambos brazos se desparraman a cada lado, paralelos a su cuerpo. Me acerco a el con la verga parada y dura como un fierro, caliente como pan sacado del horno, la froto entre sus nalgas mientras vuelvo a manosearlo a mi antojo, Javier inerte se deja hacer. Escudriño su agujero con mis dedos, separo sus nalgas apoyando tres dedos sobre una y el pulgar sobre la otra y dejo a mi índice juguetear con mi premio, acaricio su hoyito, cerrado, inmaculado aún. Mi índice intenta hacerse paso, pero Javier me impide continuar, ajusta el cuerpo y me cierra el camino, se gana dos duras nalgadas seguidas de un – déjate mierda – asimila el mensaje y vuelvo a lo mío, cuatro dedos se encargan de abrir el camino del cuarto que intenta nuevamente abrirse paso sin mucho éxito. Abro bien sus nalgas con mis dos manos para asegurarme que mi escupitajo caiga en el lugar adecuado, el primero cae cerca y el segundo logra atinar justo en el hoyo de Javier, mi índice vuelve a la tarea y esta vez, ayudado por mi saliva consigue adentrarse en el interior. Javier da un respingo y trata de zafarse, pero nuevamente se hace acreedor de un par de nalgadas a las que agrego un tirón de cabellos y un – quédate quieto mierda – aprisiono su pecho a la cama empujándolo con mi mano libre mientras la otra continúa con la tarea. Le meto el dedo índice hasta la base misma de mi mano, jugueteo en el interior de su ano, lo saco y lo vuelvo a introducir, una, dos, tres veces hasta que siento que se ha acostumbrado ya. Hermano el índice al medio y los hago acompañarse en la expedición al interior de Javier, pero encuentra una nueva resistencia, Javier aprovecha para cerrarme el culo y me doy cuenta de que es momento que se entere quien manda. Me monto sobre el colocando mi verga entre sus nalgas, pego mi pecho a su espalda, y apoyo mi cara a la suya, como un susurro en su oreja lo pongo al corriente

-          Vas a abrirme las nalgas para que yo te meta la pinga, te vas a dejar cachar o voy a cacharte a la mala, pero no te vas de aquí sin tenerme adentro si colaboras te prometo que disfrutas ¿entendiste? –

No me responde nada y tampoco insisto por una respuesta, me queda claro que a las justas puede balbucear, pero se que me ha entendido regreso a lo mío, abro nuevamente sus nalgas con ambas manos y vierto saliva en entre ellas froto su agujero y escudriño su interior nuevamente. Haciéndose espacio, mi índice derecho se adentra en la oscuridad de su culito virgen, pero igual que antes mi segundo dedo no es capaz de hacerse un espacio.

Voy al baño por algo que pueda ayudarme a lubricarlo y me decido por el shampoo, tomo un poco en mi mano y regreso sobre mi presa, sin reparos unto el shampoo entre sus nalgas masajeando su agujero, mi índice entra esta vez con facilidad y mi dedo medio puede finalmente hacerle compañía. Javier se tensa nuevamente presionando mis dedos, pero lo relajo con las ya habituales nalgadas. Juego un rato en su interior hasta que decido que ya está listo, encapucho mi pene con un condón y lo unto con shampoo , pongo un poco más del lubricante en su orificio – ahora serás mío – sentencio a Javier y sin mas coloco la cabeza de mi miembro en su ano dilatado. Presiono y logro meterle con facilidad la cabeza. Javier da un respingo y trata de zafarse, pero no lo dejo – estate quieto – empujo y meto un poco más casi tiene ya la mitad adentro. Espero a que se acostumbre, tampoco es mi intención dañarlo, se que, si quiero tenerlo para mí, tiene que gustarle. Cuando siento que se acostumbró voy a por todo y de un solo tirón clavo por completo mi miembro en su culo. Javier emite un chillido que ahogo presionado su cara contra la cama y empiezo a cogérmelo, primero despacio, saco parcialmente mi verga y se la meto de golpe, la saco despacio y la meto rápido una y otra vez hasta que mis movimientos se hacen mas rápidos, cunado alcanzo un buen ritmo en la follada empiezo a jugar con mis caderas, luego de cada embestida me muevo dentro de él, Javier ha cambiado los chillidos por gemidos entre quejumbrosos, lastimeros y apasionados, por ratos trata de alejarme para que no se la meta toda empujando mi cuerpo con sus manos pero no se lo permito, lo tomo de las muñecas y ahora usos su brazos como ancla para entrar y salir de él, se la saco toda y de un solo golpe se la meto de nuevo ayudándome de sus brazos para llegar al fondo, su intención de alejarme le ha jugado en contra y ahora esta mas expuesto a mis brutales embestidas que una y otra vez lo atraviesan, las embestidas rompen el condón y decido cambiarlo, aprovecho para ponerlo en otra posición, lo subo por completo a la cama y descubro su pene morcilloso, esta claro que lo esta disfrutando, lo acomodo boca abajo y me hecho sobre él, abro sus piernas metiendo las mías entre ellas, abro sus nalgas con mis manos y de un solo empujón le entierro la verga. Javier se queja de nuevo, pero se deja coger, pego mi pecho a su espalda, lo aprisiono pasando mis brazos por debajo de los suyos, haciéndole un candado pego mi cara a la suya mientras me lo follo.

-          ¿te gusta perra?, ¿te gusta?, ¿quién es tu macho? –

-          Si, si – es casi un balbuceo, pero bastante audible

-          ¿quién es tu macho? –

-          Tttttu -de nuevo el balbuceo

-          Di, soy la perra de Martín –

-          So pera de matin, syoy tu pera martin sioy tu pera –

Sigo con el mete y saca hasta que no aguanto más, exploto dentro de él, mi verga se engrosa y chorros de esperma llenan el condón me derrumbo encima de su espalda y lo oigo jadear.

Me quedo tumbado sobre Javier hasta que mi verga empieza a perder rigidez y abandona su interior. Me quito el condón lleno de mi propia leche y lo tiro en el basurero junto al escritorio. Javier parece dormido, no ha colaborado mucho en la faena en su estado no se esperaría mucho, menos aun siendo primerizo. Las sabanas están algo mojadas, las retiro sin despertar a Javier a quien tapo con una manta. Recojo su ropa y la pongo en una bolsa que dejo cerca a la puerta y limpio el vomito de la entrada con un trapeador antes de echarme a dormir.

-          Y eso, al día siguiente me mamaste la verga y te cache de nuevo, y te corriste solito, sin que te toque –

-          Si, de eso si me acuerdo –