Martín VII
Luego de reencontrarse con Martín tras 15 años de haberse conocido, Javier termina nuevamente sometido a él. El deseo lo lleva a entregarse pero no es lo único que lo ha impulsado a verse de nuevo con el hombre que lo inició en el sexo, Javier necesita reconstruir el día en que todo empezó.
Martín VII
Para entender mejor este relato y mi relación con Martín recomiendo buscar las historias Martín I, Martín II, Martín III, Martín V y sobre todo Martín VI publicadas aquí mismo hace algunos años, tal como se explica en "Martín I", esta historia está contada desde la óptica de Javier (el autor) en base a experiencias reales, lleno ciertos vacíos con una óptica de como creo que Martín vivió los mismos sucesos más o menos en paralelo, esto último es producto de mi imaginación pues no puedo conocer los pensamientos de Martín, sin embargo creo que lo retratan si no como es, al menos si como yo los veo o veía.
Como siempre los comentarios son más que bien recibidos, les toma menos de un minuto hacerlo.
Gracias
- Te has lucido con la mamada, para haberte pasado estos años fingiendo ser activo has mejorado mucho –
- “jaja” fingiendo nada, si te dejas te muestro que he aprendido más en otra posición – Me mira y se sonríe cachosamente – ¿en serio crees que voy a ponerte el culo?, ¿a ti todavía? Se da la vuelta y regresa a la cocina de donde vuelve con un vaso de agua – ¿y te vas a quitar la ropa o que hace?
Me paro del sillón y me quito el polo, le muestro orgulloso mi torso, desabrocho la correa y quito el botón de los pantalones, bajo el cierre y lo abro dejando ver mi ropa interior. Me siento nuevamente en el sofá y me quito las zapatillas, las dejo a un lado y me pongo de nuevo en pie, me quito los pantalones quedándome solo en calzoncillos, Martín ve la operación despreocupadamente mientras bebe del vaso con agua. – ¿no te vas a quitar el calzón? – Me dice, siempre tan directo él. Me quito los calzoncillos y salvo por las medias, quedo desnudo frente él – mucho pelo – me dice casi con cara de desprecio, da cuenta del agua que queda y coloca el vaso sobre la barra de la cocina, camina hacia su cama y busca algo en la mesa de noche lo saca como tratando de ocultarlo. – ven - me dice y se dirige al baño a donde lo sigo.
Javier se desviste frente a mi casi con parsimonia, pareciera que quiere que me prenda con su nuevo cuerpo, la verdad no esta nada mal, tiene un pecho marcado los brazos gruesos, el abdomen plano y una cintura que provoca; piernas gruesas, y un pene que no recordaba tan grande, no le suelo dar importancia, pero de alguna forma me sorprende. Tiene una mata de pelo que cubre su entrepierna y asumo que estorba también por atrás. Lo llevo al baño con la intención de deshacerme de sus bellos y a la vez quitarle un poco de esa nueva arrogancia – ¿qué es eso? – me pregunta en cuanto ve las esposas – son de juguete - le explico y le muestro cómo funcionan, le coloco una en el antebrazo derecho y cierro el trinquete lo hago levantar los brazos y luego de pasar la cadena que une las dos armellas alrededor del soporte de la cortina de baño, coloco la segunda armella alrededor de su antebrazo izquierdo y cierro también el trinquete. Javier esta ahora con los brazos levantados, las esposas se unen una a la otra por medio de una cadena que he pasado por encima del palo de la cortina de la ducha para mantenerlo de pie y que sus brazos no estorben. Tomo el tubo de crema depilador “vet” que por suerte aun conserva crema y se lo unto en la ingle, entre las bolas, en el perineo y finalmente en la raja del ano – quédate ahí, vuelvo en 10 minutos –
- Oye que es esto, por que me dejas así –
- Es crema depiladora, no me gustan los pelos que traes encima, pero por suerte tiene solución –
Lo dejo en esa posición solo en el baño sin hacer caso a sus réplicas. Me acerco al televisor y lo volteo para ver desde la cama en donde me tumbo con el control remoto en la mano, enciendo la tele y me pongo a hacer zamping mientras controlo el tiempo con el celular.
Martín me enmarroca al poste de la cortina del baño, he quedado de pie con los brazos levantados mientras el unta mis partes con crema depiladora, me embadurna todos los espacios donde el bello crece naturalmente casi como si se tratara de un objeto, me voltea y unta también la crema entre mis nalgas, toscamente desliza sus dedos en mi raja asegurando que la crema cubra los bellos que ahí se esconden, me dice que no le gustan los pelos, entonces recuerdo aquella vez en su cuarto cuando también en el baño me despojo del bello púbico usando una máquina de afeitar – hay que esperar 10 minutos, que la crema haga efecto, quédate ahí ya vengo –
- Hey, a donde vas, no pensaras dejarme así no? –
- Cálmate quieres, no me voy a quedar mirándote estaré al costado hasta que la crema haga efecto –
- Martín, mejor suéltame, no me está gustando esto, hey Martín –
Escucho ruidos en la otra habitación y luego el televisor se enciende y cambia sin cesar entre comerciales, diálogos de películas y series aleatoriamente. Sigo llamando y reclamando su atención pero Martín me ignora, la verdad es que no hay nada que me impida irme, si bien estoy enmarrocado, es evidente que el palo que me obliga a mantener los brazos levantados es enclenque y no soportaría un esfuerzo real, las esposas parecen también falsas, de esas que se usan para juegos sexuales, sin embargo, no hago nada por intentar liberarme, la verdad es que la situación me tiene excitado.
Los minutos pasan y Martín regresa toma la ducha de teléfono que cuelga a mi lado y abre el grifo – mete el cuerpo dentro de la ducha, no quiero mojar todo el baño – me dice mientras me empuja al interior de la ducha. Dirige el chorro de agua helada contra mi cuerpo y los bellos empiezan a caer por sí solos mientras mi pene se encoge por el frío contacto. Martín ayuda con sus manos desprendiendo todo el bello y asegurándose que quede limpio – esta helada, ¿puedes calentarla? – no es que este tan fría que no se pueda soportar solo trato de decir algo para relajarme de tan extraña situación - ¿quieres agua caliente?, tranquilo ya viene, te vas a poner arrechisimo ya verás – abre la otra llave y siento como el agua empieza a calentarse. Efectivamente mi cuerpo responde al estímulo, me siento caliente, mi pene vuelve a cobrar vida levantándose tímidamente mientras Martín restriegas su mano entre mi culo y manosea mis bolas con rudeza, quedan algunos bellos que retira con una máquina de afeitar. – Ahora si estas para cacharte – me dice mientras me observa. Abre uno de los trinquetes y me libera de la posición, pero inmediatamente acomoda mis brazos por la espalda cerrando nuevamente las esposas con mis manos por detrás. – vamos a la cama – tomándome de las esposas me lleva fuera del baño hasta su cama, en cuanto mis muslos tocan el borde siento un empujón en la espalda y caigo de cara sobre el colchón
- oye, tranquilo –
- jaja sorry, fue sin querer creo –
- ¿Crees? –
- Si, creo, creo que te gusta estar así –
- Que hablas -
- ¿Si no te gustara te hubieras quejado, ya no eres un niño ¿no? Eres un hombrecito que está muy rico, por cierto –
- Ya mejor suéltame –
- No, no te voy a soltar, primero porque no quieres y segundo porque yo tampoco quiero – ahora abre las piernas –
Estoy tumbado con la mitad del cuerpo incluida mi cara apoyados en la cama y los pies en el suelo formando un arco en el que mi culo es el ángulo. Los dedos de Martín hurgan alrededor de mi ano – en serio estas cerradito, pareciera que nadie ha pasado por aquí, pero los dos sabemos que no es así ¿no? – Martín escupe sobre mi culo y siento como su saliva resbala entre mis nalgas, sus dedos la esparcen y la usan para internarse en mi orificio. Primero un dedo entra sin mucha dificultad, lo mueve en mi interior, lo saca y lo vuelve a meter repitiendo el ejercicio, el segundo me coge desprevenido y me arranca un gemido de dolor que Martín minimiza con una fuerte palmada en mi nalga izquierda, sus dedos índice y medio ahora se internan en mi interior reconociendo el espacio que más allá de la entrada es amplio, húmedo y viscoso mete y saca sus dedos una, dos, tres veces arrancándome gemidos involuntarios – ya estas perrita – me dice antes de escupir sobre su miembro, - ahora viene lo bueno – la cabeza de su miembro golpea mi esfínter, y las manos de Martín rodean mi cintura siento el tirón y su miembro se interna haciéndose un espacio en mi interior – despacio Martín, me duele – Martín empuja de nuevo sin hacerme mucho caso – ¿no querías pinga?, ahora te aguantas – empuja de nuevo con saña y siento finalmente su pelvis pegada a mis nalgas, respiro para menguar el dolor pero Martín no me da tregua, casi en el acto me la saca toda y me vuelve a encular de un solo tirón, una y otra vez su miembro entra y sale de mi agujero produciéndome cada vez más placer. Me coge de la cadena que sujeta los grilletes a mis antebrazos y me obliga a levantar el cuerpo de la cama mientras presiona su cuerpo contra la mitad del mío su mete y saca es rudo, su miembro entra rápido y sale despacio acentuando el placer mi mente se pierde en el vacío y se suma a mi cuerpo entregándose a él. Gimo desesperado – ahhhh, ahhhhhh, ahhhhh, ahhhhhhhhh – me toma del cabello sin soltar los grilletes me de un fuerte jalón que acompaña con un – ya cállate – muerdo entonces mis labios para reprimir el impulso mientras Martín sigue con la faena por un rato más hasta que empieza a disminuir su bombeo. Para por completo manteniendo su verga en mi interior. Con algo de esfuerzo, sin sacármela se sube sobre la cama, y se sienta sobre mí, acerca su cara a mi oreja – ¿estas gozándolo perrita? ¿te está gustando como te cacha tu macho? – la respuesta es evidente, pero sé que quiere que lo diga – sí, me gusta, me encanta como me cachas – satisfecho de si mismo Martín se aleja – lo sabía, te hice mi puta desde que te vi – Se para de la cama sacando también su miembro, me quita las esposas y las tira a un lado en el piso. – Vamos a probar en otra posición – me dice mientras me voltea poniéndome ahora boca arriba, coloca mis piernas sobre sus hombros y en cuanto encuentra mi agujero ahora abierto y dilatado me clava de un solo tirón, sus bolas golpean en mis nalgas me la incrusta rápido y me la saca despacio, sus manos grandes y toscas sujetan mis piernas sus expresiones rudas parecen más las de alguien que esta infringiendo un castigo, no podría decirse de ningún modo que ahora mismo me hace el amor. Para de nuevo – ponte boca abajo – me ordena sin mas y obedezco, me acomodo para recibirlo, abro las piernas y siento su cuerpo sobre el mío. Martín se apoya en la cama con una mano y con la otra direcciona su miembro entre mis nalgas buscando mi agujero, lo encuentra y se introduce en el esta nueva posición me genera de nuevo dolor, pero este cesa luego del advenimiento de las envestidas Martín pega su cuerpo al mío mientras me penetra, por primera vez siento sus manos tocar mi miembro, ahora me masturba y entiendo lo que busca, levanto mi culo para darle más placer y a la vez facilitar la masturbación de mi propio miembro, no aguanto mas y eyaculo copiosamente mojando la cama, mi esperma ensucias sus manos y sin reparo Martín las lleva a mi boca haciéndome tomar mi propio semen. Como si dijera ahora me toca a mí sus embestidas cambian el ritmo haciéndose más rápidas, sus bolas golpean mis nalgas, Martín apoya sus dos manos en la cama para facilitar el accionar del taladro impulsado por su pelvis en mi interior hasta que siento como me llena. Martín se asegura de dejar toda su leche en mi interior antes de salirse y desparramarse en la cama.
- Uf, que rica cachada huevon, te has portado como toda una putita, ¿te ha gustado no? –
- Si, mucho –
- Que bueno perra, ya vístete para que te vayas –
Me levanto de la cama y busco mi ropa, casi toda esta cerca del sillón, salvo las medias que están mojadas a un lado de la cama
- ¿Puedo usar el baño? –
- Si claro – responde sin siquiera mirarme.
En el baño me lavo como puedo, exprimo las medias sin saber bien qué hacer con ellas, termino tirándolas en el papelero, salgo del baño y me visto, mientras Martín sigue desnudo sobre su cama. Perdido con el control remoto que no deja de cambiar las imágenes de la tele.
- Bueno, ya me voy –
- Dale, tienes mi número si quieres repetirlo avisa nomas con confianza –
Martín es tajante, es claro que no le interesa conversar, pero yo no he venido solo por sexo.
- Oye, quisiera que algún día me ayudes a llenar algunos vacíos que tengo, ya sabes de como llegue a tu cuarto y eso –
Capto su interés y voltea a verme
- ¿vacíos?, ¿qué vacíos? –
- Pues hay cosas que no recuerdo, y siempre he querido recordar –
- A no se si me acuerdo de todo, ya ves que ni me acordaba de ti, pregunta si quieres, fácil me acuerdo de algo –
Continuara…
Si quieren saber como continua ya saben que hacer