Martin, mi rico placer
Ahora hasta Martín quiere conocer a mi esposa, pero no me convencerá, y miren como me coge.
Martín, mi rico placer
Mi osito de peluche y yo, seguimos dándonos placer, me gusta gozar el grosor de su verga, y que compare mis mamadas con otras, y me calienta que me diga que soy mejor que su esposa. Me dice que le gustaría que ella sea más ardiente y complaciente, le dije que a lo mejor era con algún amante, ya que mi esposas es así, me demuestra indiferencia en el sexo, pero a su amigo, mi ex amante, le permite todo.
Martín no creé que su mujer le sea infiel. Le comento que yo pensaba igual, y me ha sorprendido lo cachonda que es con otros, lo caliente que fue de soltera, y sus infidelidades secretas.
Me dice que tengo suerte de tener una mujer así, yo le digo que sería suerte si aceptara que soy homosexual.
Mientras Marín me coge, me excita hablar de mi esposa, platicarle como se la coge Oscar, como fue que entre él y otro amigo se la cogieron mientras yo observaba escondido y vestido de mujer.
Mi mujer se sigue vistiendo recatada, pero usa lencería muy atrevida, he notado que se va con una pantaleta discreta y regresa de su trabajo con tanga de hilo dental.
Una ocasión mientras se bañaba, busqué en su bolso, y encontré condones y gel lubricante, algo que una señora decente no llevaría en su bolso. Se vistió delante de mí, calzón y sostén blanco. Como su trabajo queda en el trayecto al mío, la llevé en mi coche. En el camino bajó para comprar jugo de naranja, mientras lo hacía, hurgué en su bolso, traía una tanga y sostén azul, muy sexys, el sostén perforado de los pezones.
Cuando regresó, me puse atento para verla cambiarse, sabía que esperaba que me retirara para cambiarse, cuando quedó sola, de inmediato se cambió pero entré a la recámara inesperadamente, la encontré quitándose la tanga, se puso un poco nerviosa pero como si nada sucediera ocultó las prendas debajo de la cama, yo disimulé no darme cuenta de nada. Me quedé en la recámara y ella salió a la cocina, estando solo, tomé la tanga y aspiré una aroma a sexo, a semen, y me hizo recordar el rico sabor de la leche de Oscar.
Entré al baño y rápido me masturbé con la tanga en mi verga, hasta que me vine y me limpié con ella, si Lily se daba cuenta de que estaba más húmeda la tanga, no me pediría explicaciones, la volví a poner debajo de la cama, ahí se quedó hasta la mañana siguiente, que la recogió mientras me rasuraba.
Todo esto se lo platiqué a Martín y ahora está obsesionado con que se la presente, ya me negué y no pienso cambiar de opinión, mi único miedo es que ella se entere de mi doble vida, y peor que su amante Oscar, me cogía también.
Lo que sí le permito porque me excita es que vea una foto de ella, donde se la coge Oscar, y otras con su panocha abierta, y que me llame como ella, "Lily, mi putita Lily".
Me encanta tenerlo boca arriba con su verga parada, lamer sus testículos grandes, chupar el líquido de su pene, jugar con la cabeza de su palo en mi boca, mientras me unta lubricante en mi culo. Ponerme sobre él dándole la espalda, como es gordito y grande me fascina sentirme de él. Su vientre voluminoso rosa mis nalgas mientras su gordo palo entra hasta el fondo.
Me dice que le gustaría cogerse así a Lily, pero no logra convencerme que se la presente, y si insiste, tendré que dejarlo.
En su intento por convencerme, me llevó a su casa, iba a estar solo. Su mujer no tiene mucha lencería, así que me llevé de mi mujer, unas medias de las llamadas tabú, que compró a través de un catálogo de cosméticos muy conocido, color negras y en forma de liguero, un mini vestido negro de seda. Martín me esperaba ansioso, su verga estaba muy dura ya de la excitación, no esperó y se levantó, me volteó y me besaba el cuello acariciando mis nalgas, levantó el vestido y me inclinó para frotar su verga en mi trasero, yo movía mis nalgas agradeciendo su contacto, luego me agaché para mamar su rica verga gorda, sus huevos grandes y colgantes acariciaban mi rostro y se contraían al sentir mi lengua, trataba de meterlos a mi boca, chupaba y lamía, jalaba su verga descubriendo su glande que escurría ese líquido sabroso que me gusta probar previamente.
Martín suspiraba y gemía con mis mamadas, me levantó y me besó apasionadamente casi cargándome, otra vez me bajó para voltearme y morder mis nalgas pasando su lengua en mi culo alegre.
Se levantó y pasó su verga por entre mis piernas simulando que me cogía. No aguanté más y le pedí que me cogiera, me embarró el ano de vaselina y me colocó su verga en la entrada de mi hoyo, mientras me penetraba yo tomaba su nuca y lo besaba, su lengua excitaba mis sentidos, no supe cuando su verga entró por completo, de repente estaba siendo "cogida" por Martín mi osito de peluche.
Se retiraba un poco para admirar mis nalgas que rebotaban en su vientre, estiraba mi pelo, me decía de todo, yo con gusto lo complacía mientras hacía rebotar mis nalgas en su verga.
Es rica la sensación de estar así, de pié con un hombre detrás de mí, cogiéndome, tratando de apretar las nalgas, y sentir que la verga resbala fácilmente en mi culo.
Así estuvo a punto de venirse, yo no quería que lo hiciera, pero no aguantó y me prometía venirse esa vez dos veces para satisfacerme, antes de venirse me quitó y me agachó para que me tragara su leche, sin pensarlo me dispuse a saborear su leche, que cayó en el vestido y lo manchó.
Su verga seguía dura, me levantó y aún con el sabor de su semen, me llevó a la orilla de la cama, me empinó y me penetró de nuevo con tanta fuerza que casi me tumba. Soporté sus embates estoicamente, me encanta que me estire el pelo y se lo pedí. Luego se sentó en la orilla de la cama y me senté en su verga, que entraba muy fácil a mi recto. Así empecé a moverme y triturar su verga, hasta que no aguantó más y se vino de nuevo, esta ocasión llenó mi culo de leche, y yo "encantada", sentía que me venía, pocas veces logro venirme mientras me cogen, y con Martín lo logro fácilmente.
Esa vez regresé a la casa y no me preocupé por quitar la mancha de semen del vestido, y las medias quedaron con olor a sexo, estaba seguro que mi esposa si lo notaba, pensaría que era descuido de ella.