Martin.

A la edad de 18 años,recièn conseguìa mi primer trabajo en un local de ropa en mi ciudad. Inesperadamente, un hombre deja su numero de celular a mi compañera para que me lo entregara. Algo buscaba.

Este es mi primer relato. Y espero que sea de su agrado.

Supongamos que me llamo Camila.Tengo 18 años,terminè el secundario y al no aprovechar las fechas de inscripciòn de las distintas universidades, tuve que buscar empleo para no depender de mi familia.

Una tarde muy calurosa de verano,comenzando diciembre, me encontraba visitando a una de mis mejores amigas Emilia. Habiamos tomado helado en una plaza centrica de mi ciudad. Yo me encontraba en busqueda de un empleo para no depender de mi familia durante este año que me separaba de la proxima apertura de inscripcion en la universidad que yo queria. Caminabamos, por no decir que nos arrastrabamos del calor que hacia, hasta que en un local de ropa vi un cartel que buscaba empleada con o sin experiencia,a medio tiempo. Me venia como anillo al dedo.

Dejè m curriculum a una mujer de gafas feas,pelo negro atado y con muy mal humor lo aceptò. Dijo que su jefe me estarìa llamando en caso de estar interesado. Lo mismo que dicen todos/as cuando entregas un curriculum.

Dias mas tarde,el dueño del local llamado Daniel me llamòpara una entrevista a la mañana del dia pròximo. Yo saltaba de la emociòn pues era la primera que recibia una respuesta luego de dejar mi curriculum. Con miedo,me acerquè al local de ropa,èl me hablò tranquilamente sobre lo que èl buscaba y al cabo de unos minutos,ya tenia un trabajo a medio turno durante las tardes.

Sucedìan los dias, y de a poco aprendia los precios de las distintas prendas. Un paso mas adelante, aprendì a usar la caja, luego aprendì a cerrar la caja. Todo iba bien,cuando una tarde ingresè al local con mi bolso negro y un vestido de gaza floreado. Mini shorts de jean eran muy informales y con el calor que rodeaba el aire,no podia arriesgarme a usar jeans largos. Y con el tiempo,habia aprendido a vestirme mejor. Y a lookearme mejor. Esa tarde,mi compañera de trabajo llamada Maria me dice antes de irse de su turno -"Alguien dejò una nota para vos".

Yo pensaba en que habia metido la pata ahora. Pero no, era una nota larga pegada sobre el cuadro de corcho donde pegabamos notas y recordatorios. Y esta nota, con letra algo desprolija decìa:

"Camila, te dejo mi numero de celular para que me llames,quiero conocerte,Martin".

"¿Y quièn mierda era Martin?" - pensè. Apenas conocìa a algunos clientes conocidos de mi jefe. Y a veces se me mezclaban los nombres. Pero Martin no era un nombre que habia escuchado. No en el local al menos. Le preguntè rapidamente a Maria y ella,luego de hacerte la misteriosa,me confesò que era Martin de la perfumeria de en frente. El negocio donde trabajaba se encontraba sobre una calle peatonal y mirando desde el negocio hacia la izquiera podia verse La Perfumerie,negocio del tal Martin.

¡Martin es un hombre mayor! ¿Còmo se atreviò a dejarme semejante nota? -exagerè mientras veia la cara de zorra de mi compañera quien burlonamente se reia de mi decepcion. Yo creia que Martin era algun galan... y no un hombre de 40 años. Martin tenia ojos claros,pelo canoso y usaba ropano muy moderna.Pero aunque no lo crean,poco a poco me fue gustando su extraña forma de ser.

Si bien,èl venia al negocio,siempre se cruzaba a hablar con mi jefe de estupideces. Yo brotaba de la verguenza de saber que ese hombre gustaba de mi. Hasta que con el tiempo,este asunto fue desapareciendo. O al menos eso creia.

Para volver a mi casa,cuando salia de trabajar alrededor de las nueve de la noche,debia tomar un autobus a la vuelta de mi trabajo. Era tarde y el autobus no llegaba,otra vez tarde. Y una extraña voz me sorprende por detras.

-Hola - murmurò. Era Martin.

-Hola-saludè tratando de no ser incordial.- ¿Como estas?

-Bien,gracias. Vos? De regreso a casa?

  • Si,por suerte si.

-No queres que te lleve en mi auto? Los autobuses siempre se atrasan y una niña como vos no debe estar sola a estas htoras de la noche.

Aceptè. Pensando que quizas serìa algun violador,arriesgandome a terminar muerta en un zanjon,me arriesguè. Pero fue tranquilo. Si bien,a veces sentia que me miraba los pechos y no al rostro,nada era algo anormal.

Y luego de aquella oportunidad,èl me llevaba a mi casa todas las noches. Hasta que una noche de calor,mucho calor,antes de llegar a mi casa,se detuvo.

  • No lo soporto mas,Camila,sigo esperando tu mensaje de texto. Y mi hermano me dijo que no fuese mujeriego y que me hiciera rogar,pero puede un hombre de 46 años hacerse rogar?

No sabia que decir. Lo observè,estaba desesperado. Y para serles honesta,a veces lo observaba desde mi trabajo y le observaba el trasero bien formado que portaba en esos jeans gastados y pasados de moda.

  • Pon tu mano sobre mi pierna - le pedì. Queria sentir ese calor de su palma sobre mi piel. Esas cosas me calentaban. Estirò su mano izquiera y la colocò sobre mi pierna derecha,y para sorpresa mia,su mano estaba fria. Un alivio entre tanto calor. Lentamente,la subiò,corriendo mi vestido de gaza azul. Y seguido a esto,estire mi mano hacia para atraerlo hacia mi. Me besaba como una fiera. Dulce pero apasionado. Perdia mis dedos en su cabello gris mientras que èl perdia su mano en mi pelo castaño largo. Su otra mano seguia recorriendo mi pierna.

Tirado sobre mi en el asiento para acompañantes,sentia sus labios recorrer mi cuello intensamente mientras respiraba agitadamente de placer. Cerraba los ojos y ya nada me importaba. Saquè su remera gris debajo de su pantalon,porque asi usaba sus remeras,y abri el cierre de estè. Algo duro habia alli abajo. Èl me preguntò si estaba segura de hacerlo,y yo me excitaba aun mas con su cordialidad. Introduje su pene en mi boca y empecè a chuparla. Sentia como me forzaba a chuparla colocando su mano sobre mi cabeza y haciendo presiòn. Podia sentir que las dimensiones de su pene eran mas grandes que de lo que podia entrar entre mis labios gruesos.

Sin pausas ni vueltas,me coloquè sobre èl. Mis botas de caña alta molestaban al colocar mis piernas a su alrededor pero nada me iba a impedir que finalmente me la pusiera. Con suavidad,bajo mi vestido y comenzò a besarme los pechos,aquellos que muchas veces lo sorprendì observando. Acomodò su pene mientras de maravillaba de placer los pezones y la colocò dentro. El ruido que el asiento del auto emitia al compas de nuestros movimientos me excitaba aun mas. Y su respiraciòn en mi oido me calentaba aun mas.

Lentamente,terminò dentro de mi. Podìa sentir todo su liquido esparcido en mi vagina.

Observando la hora,lo despedì rapidamente con un beso apasionado y caminè las pocas cuadras que nos separaban de mi casa.