Martes. Un desconocido

Me arrojó al suelo, se abrió el pantalón y se tiró él también, pero metiendo la polla en mi boca. El estaba de lado y yo boca arriba...

"Martes. Hoy he vuelto a ir por el parque con la faldita. Todavía no me he acostumbrado a ser Amy en público..."

Llevaba la ropa metida en la mochila, bien doblada al fondo, bajo los libros y los cuadernos. Era la falda vieja de mi hermana y una blusa que compré. Esta vez fui directamente a los aseos, cerrando la puerta metálica tras de mí. No había cambiado nada, el mismo olor penetrante a orines y otros restos biológicos. Curiosamente, la evidencia de no haber cambios en aquel lugar, me tranquilizaba y me asqueaba a partes iguales. Me cambié intentando no tocar nada, y terminé maquillándome usando el pequeño espejo que venía en el estuche de potingues que le había robado a mi hermana. Ella no podía darse cuenta porque lo tenía al fondo del baúl de sus cosas. Fui discreto todo lo que pude, pero al final se me fue la mano con la sombra de ojos. Cuando acabé de arreglarme y salí del W.C., ya era Amy.

Me dirigí a la hierba, al claro donde estuve días atrás. Me sentía feliz de ser Amy otra vez y quería tumbarme a la luz del atardecer, nada más que eso. Me crucé con un hombre joven que se me quedó mirando, y aceleré un poco el paso. Estaba segura de que el chico en vez de Amy había visto a un Carlos vestido de mujer y que me acabaría insultando y avergonzando. Para mi horror, me di cuenta de que me seguía. Llegué a la linde del bosquecillo y me paré para buscar un lugar solitario para mí, pero no muy lejos de otras personas, por temor a que el chico fuese un exaltado y me agrediese. Entonces lo sentí detrás de mí, muy pegado.

Sin mediar algún preámbulo, me preguntó si quería follar. Así, sin más. Sabía que se practicaba sexo en el parque, pero siempre me había mantenido lejos de aquella zona más lúgubre. Yo no supe reaccionar inmediatamente, ni con un sí ni con un no, lo que le llevó al siguiente paso: meter la mano bajo la falda y tocarme ahí abajo. La palma recorrió mis nalgas y acabó cubriéndome los testículos y el pene, tan apretados en la braguita. Se sorprendió y dio un paso atrás haciendo que me avergonzara yo más que él. Ahí cambiaron momentáneamente las tornas, pues él no se alejó y yo tomé la iniciativa. Le dije que podía follarme, por dónde quisiese. Me arrepentí al momento, temí que me lesionase el ano, y me asusté. El, en cambio, me cogió por el brazo y casi me arrastró a los árboles.

Me arrojó al suelo, se abrió el pantalón y se tiró él también, pero metiendo la polla en mi boca. El estaba de lado y yo boca arriba, con la cabeza girada. El sujetaba mi cabeza mientras movía frenéticamente la cadera. Yo no podía moverme, sólo tenía ese pene extraño entrando y saliendo de mi boca. Ni siquiera pude intentar chupar o tocarle. Fue salvaje, algo violento. Al cabo de unos minutos, así me pareció, me acostumbré a su ariete. Casi no había nada sexual en aquello. De pronto, se me llenó la boca de algo que reconocí como semen, pero él siguió usándome de aquella manera hasta que se aburrió.

En cuanto consideró que había acabado, se puso de pie y se abrochó el pantalón. Yo me incorporé, tosiendo por las arremetidas y el semen, y de pronto vi unos billetes cayendo a mi lado. El bruto me estaba pagando el servicio. Aquello me dejó confusa y medio enfadada. Volví al aseo del parque con miedo de que me viesen con el maquillaje corrido y me encerré. Me miré en el espejito. Estaba hecha un adefesio, y descubrí algo de semen y babas en la camiseta. Mientras me dirigía al aseo había notado que mi pene estaba despertando, pero al verme en el espejo, el glande ya asomaba fuera de la braguita. Me masturbé allí mismo, en medio de esa sordidez, poniendo mi granito de arena a aquel depósito de olores imposibles. Me limpié, me cambié y volví a casa.

"...He llegado a lo justo para ducharme antes de la cena, y he podido masturbarme nuevamente con el desodorante muy metido en el culo. He decidido hacerme con un dildo, para entrenar mi ano por si la próxima vez el que se cruza prefiere usarme de otra manera."