Marta y su sobrino
Marta sigue jugando on su sobrino en un maravilloso viaje.
Hola muy buenas, gracias a los lectores que han valorado mi anterior relato. En la anterior ocasión conté mi primera experiencia con mi sobrino después de tantos intentos que no dieron sus frutos.
En esta ocasión paso a relataros como nuestras relación sigue de un momento tremendamente satisfactorio. Después de aquella noche y de un despertar entre sabanas revueltas, almohada en el suelo y con un hambre feroz nos despedimos duchándonos juntos.
En el lugar donde trabajo, me debían unos días de vacaciones, del año anterior. Era una ocasión formidable para invitar a mi amigo, amante, novio y sobrino, a un viaje. Las fechas no eran como para ir a un destino playero, pues eran mediados de enero, así que me propuso ir a un casita perdido por algún lugar envueltos en un paraje natural incomparable. Me costó algo encontrar una casita que se adecuasen a lo que buscábamos, pero la encontré, estaba segura que serían unos días maravillosos y de un relax muy placentero.
Salimos un domingo por muy temprano para aprovechar bien el día. El trayecto duró como unas 10 horas, después de varias paradas para estirar las piernas. Para llegar a la casa en cuestión debía para primero en la casa de la dueña que estaba a unos 15km. En las faldas de la montaña. El lugar si que era precioso pero a decir verdad el primer día no me fije mucho pues en la mente sólo me rondaban ideas de cómo gozaríamos esa noche.
Llegamos como a media tarde, estábamos algo cansados y nos apetecía darnos un buen baño. Apenas habías visto los recovecos de la casa que él fue directo a poder la bañera, se desnudó en la habitación mientras yo lo examinaba con una mirada lasciva, se puso una zapatillas y se dirigió al baño con su hermoso miembro girando paso tras paso y tropezando con sus muslos. Mientras el se bañaba yo escogía con mimo la ropa interior que me había comprado expresamente para la ocasión así como un no menos coqueto pijama pues el lugar donde estabas y a pesar de tener chimenea era bastante frío.
Minutos mas tarde, él me estaba llamando
Ya estoy listo, ya puedes venir.
Ya voy contesté.
Me dirigí junto a él con mi ropa preparada y muy bien doblada. Abrí la puerta y él me recibió con tremendo beso, muy cálido. El vapor lo envolvía todo los espejos estaban empañados, el se sentó y me propuso que me metiese en la bañera antes de que el agua enfriase. Asimismo me pidió si me podría masturbar para él en la bañera a lo que yo no me puede negar pues ya me venía aguantando todo el viaje. Se sentó en un taburete aun sin secarse, con el pelo mojado y ya con el pene totalmente empalmado. Me quite la ropa y antes de meterme en la bañera no me pude contener si antes probar a aquello que no le quitaba ojo aunque poco lo pude catar, lo bese y me introduje en el agua, la cual no era muy abundante y todavía había algo de espuma. Me tumbé, mis pezones estaban ya muy duros, así como yo muy excitada.
Dirigí mi mano hacia mi clítoris pasando por mis tetas y por mi mojado monte de venus el orgasmo llegó muy rápido, intenso y placentero ayudando a ello ver como mi compañero llevaba unos movimientos de manos y una cara de felicidad realmente gustosa. Llegamos al climax casi al mismo tiempo, pero el se corrió un poco antes y para ellos se levantó de su taburete y eyaculó el fabuloso y cálido liquido blanco en mis labios y parte de mi cara instante en el cual mi cadera de se movía y movía entrando y saliendo del agua a causa de mi tremendo orgasmo. Al termino nos besamos y nos vestimos para preparar la cena.
El baño fue un aperitivo a lo que le seguiría después de la cena.
La cena a pesar de ser sencilla fue un momento romántico, una carne hecha en una cocina de leña acompañado de una botellita de vino muy rica. Nos alimentamos bien pues los dos aunque no lo dijésemos sabíamos que iba ser una noche muy larga donde necesitaríamos mucha energía. Después del postre tomamos unos chupitos que habían en la casa de una caña casera que estaba realmente muy buena.
Tanto tiempo sin estar juntos que el deseo podía con nosotros, era tan grande que dejamos todo sin lavar y nos tumbamos en el grande sillón que presidía el comedor. Pronto me quede con el sujetador y mini braguita que iban a juego de color blanco y que dejaban entrever todos mis encantos. Los besos eran largos, las lenguas se entrelazaban mientras nos manoseábamos y nos íbamos calentando. El también pronto lo deje solo con unos calzones ajustados que le marcaban todas sus virtudes. Sus besos fueron recorriendo todo mi cuerpo, empezando por mi cuello, mis hombros hasta llegar a mis pechos donde después de sortear el sujetador los pudo ver, tocar, manosear, lamer y besar con total movilidad.
En esos instantes yo solo me dejaba llevar, pronto su lengua jugueteaba con mi obligo que sería el último paso antes de llegar a mis braguitas en las cuales ya se podía distinguir unas humedades que el saboreo, me las quitó y empezó a acariciarme toda la zona y donde mis jugos empezaban a actuar y así su lengua se introducía y se movía de una manera maravillosa a la cual le siguió un dedo y dos después así como un tercero jugueteaba por el ano. Así llegué a primer orgasmo, me incorporé lo tumbe con energía en el sillón y empecé a juguetear con el ya durísimo pene, yo lo chupaba con ganas y de vez en cuando veía como suspiraba y cerraba los ojos de placer.
El calentón era tan grande que yo necesitaba tener aquel miembro dentro de mi y sentir todo ese semen en mi interior, así que se sentó con el respaldo en su espalda mientras yo me puse encima de el agarrandome también en el respaldo. Yo llevaba la iniciativa, el sólo se dejaba llevar mientras mis movimientos de cadera nos hacia enloquecer y ya no hizo falta ponernos en otras posiciones, de momento, para que él se corriera dentro de mí, el sentimiento fue inexplicable, para mi nuevo hasta ese día, mi cadera dejaba de moverse progresivamente, lo besé,..... y continuaríamos,....... hasta largas horas de la noche,...... las cuales es posible que las cuente en días posteriores.