Marta y su masturbación estilo japonés (2/2)
La joven vuelde de nuevo al gabinete para una segunda sesión de masturbación, encontrandose con una gran sorpresa que facilitara tener orgasmos intensos y concadenados.
Marta y su masturbación estilo japonés (2/2)
Capitulo 2.- Masturbada con público presente
Cómo muchas noches, Marta estaba en la cama, desnuda, con las piernas abiertas, tratando de quedarse callada mientras se masturbaba… Se había metido dos dedos dentro de su coño para lograr tener una buena corrida.
Mientras lo hacía, no podía quitar una imagen de su mente… ¿Cuál?... La imagen del hombre, arrodillado o de pié, sobre su cuerpo desnudo, masturbandola hasta correrse con sus dedos metidos en su culo y su coño.
Ella sintió que su cuerpo se estremecía y se corrió… Sus piernas apretaron con fuerza para mantener sus dedos en su coño mojado... Esa noche su sueño fue intermitente, como muchas otras noches, masturbándose dos veces más antes de levantarse de la cama por la mañana.
Pero también por el día su coño estaba húmedo al pensar en lo que le había prometido si volvía… Incluso se pellizcaba los pezones imaginando cómo se sentiría tenerlos sujetos… La idea de estar desnuda y atada en la mesa, la excitaba, pero al mismo tiempo la asustaba… Su cuerpo estaría abierto y expuesto a lo que él deseaba hacerle.
Fue casi un mes lo que tardó en poder reunir el dinero y en la primera ocasión en la que de nuevo volvió a quedarse sóla un fin de semana, llamó unos días antes para pedir una cita el viernes por la tarde.
El viaje en metro se le hizo largo y caminó nerviosa hasta la puerta... Una vez dentro, la puerta se cerró con la finalidad de que no pudiera cambiar de idea e irse... Quedó sorprendida ya que el hombre la estaba esperando detrás del mostrador… Miró su reloj y vio que se había adelantado cinco minutos.
"Hola Marta... Me alegra que hayas venido... No estaba seguro de que lo hicieras”... Le dió la impresión de que parecía contento.
"Dije que volvería pero me cuesta reunir el dinero", dijo.
“Te prometí una experiencia inolvidable esta noche… Y tengo la intención de exceder tus expectativas.”
Marta sacó el dinero en efectivo, 100 €, dejándolos sobre el mostrador
Este fue el precio acordado", le dijo.
"No será necesario que pagues… Ven conmigo y te lo explicaré.”
Marta estaba nerviosa, pero lo siguió… La llevó a una habitación diferente a la de vez anterior que estaba al final de un largo pasillo... Abrió la puerta, y dentro había una mesa cubierta con una sábana blanca… También había una mesita pequeña con un tapete blanco que cubría lo que había debajo… Su coño se humedeció al instante pensando que habría allí.
El japonés presionó un botón y una cortina en la pared se abrió apareciendo una gran ventana… Cinco hombres estaban sentados detrás de ella… Todos eran mayores, de unos sesenta años… Ella se sorprendió y pregúntó:
¿Qué estan haciendo aquí?"
"Ellos pagaron para verlo y se masturbarán con el espectaculo que vas a ofrecerles… Y esta es mi compañera que participará conmigo en tu sesión"… Lo dijo como una imposición y cuando por otra puerta entró una mujer también japonesa como él.
"¡Yo no quiero esto!"… Marta no podía creerlo… Ellos iban a mirarla mientras estaba atada, desnuda y la masturbaban.
“No hay opción... Actuarás para estos hombres... No te tocarán, solo te mirarán… Ahora comienza a quitarte la ropa… Déjate el sujetador y las bragas… Comenzaremos enseguida... Como te prometí, disfrutarás mucho más que la vez anterior”, le dijo serio a la espera de ver qué haría ella… Si se volvía atras, cinco hombres se quedarían sin ver este espectáculo y tendría que devolverles el dinero que pagaron.
Marta miró a la mujer… Tenía el pelo largo y negro, más largo que el de ella… Escudriñó su cuerpo y vio que tenía un buen par de pechos, caderas anchas y piernas sexy… Era atractiva, pero el problema estaba en los hombres que había detrás de la ventana de vidrio, mirándola… Uno incluso tenía su mano en su entrepierna. como si ya estuviera cogiéndose su polla... Querían verla y masturbarse mientras la verían desnuda, segura de que las cuerdas la pondrían en posiciones obscenas, mostrando sus partes más íntimas, abiertas a sus ojos... Se masturbarían mientras a ella también la masturbaban.
El japonés se sintió aliviado cuando ella se agachó y se quitó los zapatos y quedó con los pies desnudos y una expresión de resignación en su rostro.
- Ponte delante de la ventana y quítate la blusa", le ordenó.
Sus dedos temblaron cuando se movieron hacia el botón superior, como si nunca antes hubiera abierto un botón… Finalmente se abrió y sus dedos se movieron hacia el siguiente… Miró los rostros de los hombres y su cara se puso roja… Ella iba a desnudarse y ponerse en ropa interior frente a un grupo de desconocidos, hombres más viejos, mayores que su padre… Tras despasarse la blusa, la deslizó por los hombros y los brazos, cayendo a su lado.
El japonés la recogió y la alisó antes de ponerlo en la silla.
- "Ahora la falda", le ordenó.
Marta miró su sostén, notando sus duros pezones tiesos, segura de que podían verlos... Incluso arqueó la espalda, empujándo los pechos hacia fuera como si disfrutara mostrándolos... La falda pronto quedó libre y también cayo al suelo… Llevaba unas bragas de bikini francesas que se aferraban a sus caderas.
El japonés también recogió su falda y la dobló cuidadosamente sobre la silla, dejándola de pie medio desnuda en el centro de la habitación.
- "Separa las piernas y flexionalas para que ellos puedan ver bien lo mojadas que están tus bragas”… Se lo dijo poniéndose detrás de ella y lo suficientemente alto como para que todos pudieran escucharlo.
Ella miro hacia abajo, sabiendo que él tenía razón... Podía sentir la humedad entre sus piernas, segura de que serían capaces de ver la mancha de humedad en sus bragas… Marta obedeció, dejando que sus muslos se separaran, de pié frente a ellos detrás de la ventana en sostén y bragas, humillada por lo desnuda que ya se veía… Miró hacia el suelo, sin querer ver sus caras y sintió sus manos sobre ella.
- “Date la vuelta y muéstrales tu culo.”
Hizo lo que él dijo, avergonzada cuando se puso frente a él y de espaldas a los hombres detrás del cristal… Las bragas se aferraban a sus nalgas como una segunda piel.
- "Lo estás haciendo muy bien, Marta... Ahora acuéstate boca abajo en la mesa... Estamos listos para comenzar"… Él la ayudó a subirse y ponerse en la posición que le indicó.
En esta postura al menos no tendría que mirar sus caras… Su cabeza quedaba girada hacia un lado sobre la almohada… Sus piernas apuntaban directamente hacia los hombres, sabiendo que tendrían una excelente vista de su entrepierna cuando estuvieran abiertas.
- “Vamos a comenzar a calentarte, Marta… Primero inspeccionaremos tu cuerpo muy íntimamente”… Ella sintió como vertía gotas de aceite sobre sus hombros al tiempo que le bajaba los tirantes del sostén… Pronto sintió la liberación de sus pechos… La mujer se lo quitó y ella ayudo a ello.
Las manos del japonés se movieron sin obstaculos mientras le daban masajes en la espalda, desde el cuello hasta las bragas… Sus dedos se movían a lo largo de la línea de las bragas.
El japonés se movió hacia el pie de la mesa y se puso de un lado para que los hombres detrás de la ventana la pudieran ver bien.
Con cuidado, dejó caer gotas de aceite sobre sus tobillos, sus pantorrillas, sus rodillas y sus muslos, justo debajo de sus bragas… Le separó las piernas para que se pudiese ver claramente la mancha de humedad que tenía en sus bragas.
El japonés comenzó a frotar sus tobillos y sus piernas llegando hasta sus pantorrillas, sintiendo sus músculos tensos… Cuando sus manos llegaron casi a su entrepierna, Marta se abrió más de piernas y su coño goteaba de deseo de ser tocado.
La mujer japonesa tomó el lugar que había ocupado antes el hombre en la espalda de Marta, frotándola suavemente desde su cuello hasta su culo, con movimientos largos, lentos y agradables.
Marta notaba como cuatro manos la frotaban al mismo tiempo…
Ambos trabajaron su cuerpo durante cinco minutos, masajeando su cuerpo… Ella tenía las piernas abiertas y los hombres detrás de la ventana la miraban con los ojos fijos en su sexo cubierto con sus bragas… Dos de ellos se frotaban lentamente sus entrepiernas.
El japonés se movió hasta el final de la mesa y le juntó ambas piernas… Luego, notó que sus manos se movieron hasta su cintura… Marta no entendió porqué el hombre le puso sus piernas juntas, hasta que sus manos tocaron la cintura de sus bragas… Entró en pánico al sentir que sus bragas se deslizaban por sus nalgas y tensó su cuerpo y se puso rígida.
La idea de estar desnuda frente a un grupo de hombres mayores la avergonzaba… No se sintió tan mal cuando le quitaron el sostén y sus pechos aún estaban cubiertos… Esto era muy diferente ya que su culo quedaba expuesto a la vista de los hombres que estaban detrás de la ventana de vidrio, con los ojos mirando su cuerpo casi desnudo... Estaban aquí para masturbarse mientras la observaban.
El japonés no se detuvo y tiró de sus bragas con fuerza hasta que se deslizaron de su cuerpo, saliendo fácilmente una vez que pasaron por sus caderas… Él se las quitó de las piernas, doblándoselas con cuidado mientras ella temblaba de miedo en la mesa… A él le gustaba eso y Marta ya no sabía qué le haría a continuación.
La mujer japonesa que estaba a su lado dejó de frotarla… El cuerpo de Marta se congeló y su respiración se hizo pesada y entrecortada mientras esperaba… Sus ojos estaban apretados como si no quisiera ver nada.
- "Gira la cabeza mirando a la ventana, mantén los ojos abiertos todo el tiempo y pon las manos pegadas a tu cuerpo"… Marta obedeció y quedó mirando a los hombres detrás de la ventana.
Ahora Marta estaba mirando directamente a los hombres, obligada a mantener los ojos abiertos... Dos de ellos acariciaban abiertamente sus pollas debajo de sus pantalones… Tenían sus ojos abiertos de par en par mirándola con lujuria mientras veían su cuerpo desnudo… Marta podría ver esas miradas en sus caras cuando su cuerpo sea explorado sin ningún pudor y expuesto íntimamente."
La mujer japonesa cogió la cuerda roja, atándole las muñecas a la mesa… Marta podía ver todo lo que le estaban haciendo, incluso ver a los hombres observándola… Los pelos de gallina saltaron a lo largo de su cuerpo mientras sentía como era atada y la sábana debajo de ella se iba empapando por momentos... Ella se dio cuenta de que ya no tendría ningún control sobre lo que iba a suceder... Y eso la excitaba.
Tanto la mujer como el hombre se pusieron a ambos lados de ella y tiraron de sus manos para que se deslizaran a lo largo de sus costados… Luego se las pasaron por debajo de sus caderas y a una orden del hombre empujaron hacia arriba el cuerpo de Marta obligándola a levantar el culo.
- “Más alto", le ordenó… Y ella lo hizo, con los muslos juntos y sus nalgas tensas… El hombre la empujó para que su espalda bajara, manteniéndola inclinada mientras forzaba su culo hacia arriba.
Era obsceno ser forzada a adoptar esa posición, con su culo levantado como si estuviera rogando que se la metieran por detrás, a lo perrito... Apretó los muslos y las nalgas para que al menos no tuvieran una gran vista de su coño... Todavía sentía vergüenza al ver a los hombres observando, todos agarrando sus entrepiernas, ahora.
- "Pásale las manos entre sus piernas y vamos a atarle las muñecas a sus tobillos... De esa forma la tendremos muy bien"… El japonés estaba hablando con la mujer y ambos agarraron las muñecas de Marta y deslizándolas hacia abajo, por debajo de su cuerpo, obligaron a Marta a arquear su culo más alto… Estaba empezando a doblarse en dos y su culo era la parte más prominente de su cuerpo.
La cuerda se clavó en su piel mientras le ataban las muñecas con los tobillos… Su cabeza estaba metida en la almohada… Nunca se había sentido tan impotente como ahora… Su cuerpo, desnudo, estaba abierto para que hicieran con él, lo que quisieran… Y los hombres detrás del cristal la observaban con mucha lujuria… Sus ojos no perdían detalle de su joven cuerpo desnudo.
Marta notó cómo le frotaron las nalgas con aceite, dejando que algo de él goteara entre ellas, aunque las mantuvo apretadas.
"Relaja tus músculos, Marta”… Era una orden y la cumplió… Dejó, de mala gana, que sus nalgas se separaran y el aceite goteó sobre su íntimo agujero anal ligeramente expuesto.
“Aaaah”, gimió de placer cuando unas poderosas manos comenzaron a amasar sus nalgas, separándolas… Marta sintió un inesperado placer cuando su pequeño agujero, expuesto al aire fresco de la habitación, se abría y cerraba... ‘¿ Podrían los hombres ver su pequeño ano ?’, se preguntaba excitada.
La mano del japonés se movió por la parte posterior de sus piernas, deslizando el aceite y provocándole escalofríos a través de su cuerpo… Luego la sintió moverse de regreso a su pie y le separó las piernas por lo que sus nalgas se abrieron… Al tener su culo arqueado hacia arriba, ofrecia su sexo para que pudiera ser tocado pero antes querría que se lo mirasen primero... Sólo entonces quizá empezaría a complacerla.
- Mantén tus pierna abiertas”, le dijo disfrutando de la forma en que ella comenzó a ofrecerse abierta el hombre que aún la abría más.
Marta tenía las dos rodillas separadas ampliamente hasta el borde de la mesa... Podía sentir también sus nalgas tan separadas que su ano quedaba abierto y expuesto… Ella se puso roja mientras observaba a los hombres… Uno de ellos deslizando su cremallera hacia abajo, sacó su pene erecto y comenzó a masturbarse… Sus piernas tan separadas seguramente le daban una gran vista de sus labios internos... Podía sentir la humedad de su coño que goteaba por sus muslos, avergonzada y emocionada.
La mano del japonés se deslizó debajo de sus caderas, forzando a levantar más su culo… Su otra mano se la puso en su espalda para que la mantuviera lo más abajo posible… Estaba en muy buena pocición para que le vieran su coño manteniéndola abajo mientras la colocaba en posición y le decía:
- Marta, así debes estar... Tu coño se ve muy bien y podremos tocarlo sin ningún impedimento.
Ella miró hacia atrás entre sus piernas, admirando la forma en que su sexo estaba tan abierto… El interior rosado de su coño lo tenía humedecido con sus jugos… Incluso notaba cómo su ano parecía abrirse y cerrarse.
La mano del japonés acarició sus nalgas y luego se deslizó a lo largo de su grieta, desde la parte de arriba hasta su coño… Ella casi se corrió cuando la tocó, arqueando el culo deseando que sus dedos se los metiera dentro de su coño... Él le dio una palmada en el culo.
Marta empujó su culo, retrocediéndolo en el aire… Notó cómo dos dedos del japonés se pusieron a bailar sobre su ano... Ella nunca sintió tal placer, especialmente desde atrás.
El japonés bordeaba su pequeño agujero frotando un dedo alrededor de los bordes del orificio anal, estimulando los diminutos sensores que le provocaban escalofríos… Sintió las yemas de los dedos en ambos lados de su ano presionándolo hacia adentro y hacia afuera, y sintiendo un ardor cuando él comenzó a abrir su agujero.
El hombre hizo presión con su dedo y ella sintió como su esfínter anal se abría por sus poderosos dedos… Se sintió obscena ser abierta por él pero estaba muy caliente.
Ella gimió, en parte por placer, en parte por el dolor al aumentar la presión sobre su ano… El japonés la estaba abriendo demasiado… Sus dedos estiraban su estrecha abertura anal y ella pensó que la iba a desgarrar.
- “Ooooh", gimió cuando sintió su aire caliente soplando en su agujero... Qué humillante… La mantuvo así durante un minuto, dejando que los hombres vieran lo que le estaba haciendo a ella.
El japonés luchó cuando ella trató de apretar su ano para cerrarlo, pero le abrió aún más el orificio anal hasta que pudo ver el interior oscuro de sus intestinos... Finalmente liberó el agujero, observando cómo se cerraba rápidamente… Y de nuevo, su dedo grueso se deslizó hundiéndose dentro, presionando de nuevo el agujero para que se abra y le permita masturbarle su orificio anal.
Una vez que el dedo estuvo metido dentro del ano de Marta, el hombre lo movió alrededor masajeando sus músculos apretados… Ella sintió una extraña sensación de algo vivo moviéndose dentro de sus entrañas que la dejó muy desconcertada y muy caliente.
Una mano del japonés sostenía su culo arqueado para que mantuviera esa postura mientras el dedo aceitado de la otra mano seguía girando y girándolo en lo más profundo de su recto, al que podía llegar.
Marta sintió también que las manos de la mujer se movían debajo de sus pechos, acunandolos y apretándolos mientras colgaban… Sus dedos encontraron rápidamente sus pezones tirando de ellos y poniéndoselos muy duros.
Marta estaba tan caliente con todo lo que le hacían que se retorcía y gemia sin parar, entregándose totalmente a la lujuria de estas dos personas, manteniendo la postura que le exiginan adoptar.
Y mientras la mujer le magreaba sus pechos y el hombre le jodía analmente, notó como el hombre movió la mano que presionaba la espalda hacia sus muslos hasta llegar a su entrepierna forzándola a poner su culo más arriba todavía, quedando su cuerpo casi como una pelota… Marta pensó que la mano muy pronto estaría empapada de sus jugos, cuando notó que corría entre sus labios, arriba y abajo."
Marta vio a los hombres que la observaban como estaban disfrutando del espectáculo que ella estaba ofreciendo… Cinco pollas al aire eran masturbadas sin pudor alguno… Ella se sentía tremendamente sucia mientras su joven cuerpo desnudo era acariciado para su placer.
Deseaba ya que un dedo entrara en su coño... Y lo sintió, pero no donde ella esperaba… De repente, quedó empalada por un segundo dedo, en su ano… Dilató tanto su orificio que pensó que se rasgaría… Y también se lo hundió profundamente en sus entrañas.
Marta no podía hacer nada más que mover sus caderas de un lado a otro, respirando hondo mientras trataba de acomodar los dos dedos que el hombre le había metido dentro de ella.
La otra mano del hombre seguía deslizandose arriba y abajo de su raja húmeda, pero sin tocarle el clítoris, mientras ella gemía de placer por lo excitada que estaba... Evitaba tocárselo porque temía que se corriera y todavía no quería que esto sucediera.
Sin esperarselo, el hombre le dio un empujón rápido en su culo, enterrando sus dos dedos profundamente dentro de ella… Luego, los deslizó lentamente fuera de su culo, que permaneció abierto durante un minuto...Y repitió esta operación unas diez veces.
Terminado esto, sintió que le desataban sus muñecas y Marta pudo finalmente enderezar su espalda de nuevo dejandose caer en la mesa mientras le soltaban las cuerda de sus tobillos.
- "Ponte de espalda, Marta", le ordenó el hombre que la observó mientras ella se daba la vuelta, con las piernas apretadas, pretendiendo ocultar su coño de los ojos curiosos de los hombres detrás del cristal, que se masturbaban abiertamente, disminuyendo su velocidad mientras esperaban que el hombre colocara a Marta en una posición más indecente y provocadora.
- "Coloca las manos por encima de tu cabeza, Marta", le dijo la mujer que le hablaba por primera vez.
Marta sintió que sus pechos se elevaban cuando sus brazos pasaban por encima de su cabeza, con la espalda ligeramente arqueada.
No pasó mucho tiempo antes de que volviera a sentir la cuerda, esta vez sujetando sus muñecas juntas… La mujer las ató por debajo de la mesa, asegurándose de que Marta sintiera la impotencia de la situación en la que estaba.
Mientras tanto el hombre ya le estaba dando masajes a sus piernas y muslos… Sus manos frotaban sensiblemente arriba y abajo, relajando sus piernas mientras su coño comenzaba a abrirse.
Marta sintió que su cuerpo se aflojaba mientras ambos trabajaban en ella, amasando su carne… El hombre comenzó a doblarle las piernas y separarselas al mismo tiempo… Pronto sus piernas pasaron por ambos lados por encima de su cabeza y la mujer ató cada tobillo a un extremo de la mesa.
Luego, las suaves manos de la mujer amasaron sus pechos y prestaron especial atención a sus pezones… Nunca antes Marta los sintió crecer tanto… Los dedos de la mujer tiraban de sus pezones y apretándolos y soltándolos, dándole mucho placer… Marta sabía que los estaba preparando para las pinzas, pero no le importó y prefirió seguir disfrutando del momento.
Marta con sus piernas dobladas hacia atrás y abiertas, podía sentir sus labios vaginales muy separados… Ella vio como el hombre y la mujer cogían cada uno de ellos una cuerda y daban cuatro vueltas alrededor de cada muslo y luego tiraban de ella con fuerza para atarla debajo de la mesa.
- “Aaagg… Nooo”, gritó de dolor al forzarla a abrirse todavía más de lo que estaba… Su culo también se levantó de la mesa y sintió que sus labios vaginales quedaban abiertos de forma obscena… No podía evitar que los jugos brotasen de su vagina mientras observaba a los hombres acariciar sus pollas más rápido, con sus ojos pegados a su entrepierna ampliamente abierta... Estaba segura de que podían verle totalmente expuesto desde su clítoris hasta su ano y segura de que su coño brillaba con sus jugos con el interior rosado.
Las manos del hombre frotaron sus labios vaginales hinchados hasta que brillaron… Sus labios vaginales internos estaban húmedos cuando el hombre comenzó la suave masturbación de ella, que en esos momentos tenía sus ojos fuertemente apretados.
- "Abre los ojos, Marta… Ellos quieren verte como disfrutas.
Marta sintió que la mujer le ponía una almohada debajo de su cabeza para que la levantará… Sus ojos miraban directamente a los hombres y veía que ellos continuaban acariciando sus pollas, emocionados al verle su cuerpo tan expuesto a tanta lujuria.
Ella también podía ver ahora claramente su sexo… Estaba sorprendida de lo abierta que la habían dejado... Incluso su clítoris se destacaba audazmente, duro y rojo, como una polla en miniatura.
Marta se sintió muy a gusto cuando los dedos del hombre se deslizaban con facildad arriba y abajo de su raja... Y también sintió de nuevo cómo la mujer tiraba otra vez más de sus pezones hasta endurecerselos... Las cuatro manos le estaban brindando mucho placer.
Ella vio por el rabillo del ojo como en la mano de la mujer estaban esos pequeños cuadrados de metal, de no más de 3 cm de lado… El pequeño tornillo de metal empujaría hacia afuera una segunda barra de metal dentro de la primera, atrapando lo que fuera que estuviera en su camino y lo aplastaría contra el metal fijo del otro lado.
Sintió que uno de sus pezones se hinchaba mientras el frío metal lo encajonaba… Los dedos de la mujer comenzaron a apretar el pequeño tornillo... Marta se estremeció cuando sintió que el frío metal tocaba su hinchado pezón aplastandolo despiadadamente.
- "Por favor, no me lo aprietes mucho", suplicó.
La mujer la miró y vio el miedo en los ojos de Marta cuando comenzó a atornillar lentamente y los metales se movían uno hacia el otro.
- "Relájate y respira hondo... El dolor puede ser una sensación deliciosa”, le dijo... Era la segunda vez que la escuchó hablar.
Marta sintió, de repente, como dos dedos de una mano del hombre se metían en su coño agarrándoselo posesivamente y comenzando a joderla de esta forma.
- “Ooooh”, gimió de placer cuando finalmente se sintió llena.
Marta deseó poder mover sus caderas pero la cuerda que la sujetaba se lo impedía… La otra mano del hombre le frotaba sensualmente su perineo… Sentía tanto placer que casi olvidó la abrazadera hasta que sintió que su pezón hinchado comenzaba a quedar atrapado entre el metal inflexible.
Cada vez su pezón era apretado más fuerte… La mujer no se detuvo y su dedo continuó girando el tornillo… Afortunadamente, los dedos del japones dentro de ella la hacían sentirse cada vez más caliente… Su coño se apretó contra ellos mientras él continuaba clavándola con sus dedos y retorciendoselos dentro de ella.
Marta sintió los nudillos del japonés empujando con dureza dentro de su coño… Ella no podía negar el placer que su dedo le estaba dando... Otro dedo del hombre estaba moviéndose alrededor de su ano, tocándole ligeramente los pequeños pelos que tenía en esa zona.
La mujer continuó girando el tornillo, con el pezón rosado de Marta atrapado justo en el fondo y la sangre forzada hasta la punta... Cuando vio que le quedó hinchado, su dedo golpeó hacia atrás y hacia adelante mientras el cuerpo de Marta se estremecía por el dolor inesperado que esto le causaba... Marta ahora gemía, con una combinación de dolor y placer.
La mujer le dio una última vuelta al tornillo, mientras observaba como Marta apretaba su boca con fuerza cuando su pezón fue aplastado por la pinza de metal... Su espalda se arqueó hacia arriba.
- “Aaaah”, gimió ella de dolor cuando su pezón se sintió aplastado bajo la abrazadera de metal… Los dedos de la mujer chasquearon su hinchado pezón… Marta nunca había sentido tal placer antes… Ella podía sentir la sangre retenida en su pezón, sintiéndo como si fuera a explotarle."
Y mientras pensaba en esto, Marta sintió un tirón en su otro pezón, sabiendo que estaba siendo preparado para colocarle la otra abrazadera… Los dedos de la mujer le estiraban y retorcian su pezón hasta que sintió que se le ponían duros por el placer que sentía.
Al mismo tiempo, su coño se abrió más cuando un tercer dedo entró dentro de ella, sintiendo que se deslizaba junto con los otros dos hasta quedar enterrados profundamente.
La otra abrazadera estaba colocada alrededor de su pezón… La mujer comenzó a apretar el tornillo… Justo cuando sintió que el metal presionaba su pezón, un dedo gordo era empujado, sin ceremonias, dentro de su ano... Marta tiró de la atadura que la mantenía clavada en la mesa mientras los dos masajistas estimulaban su cuerpo.
El japones sintió que ella se resistía a que su dedo penetrase más profundamente en su ano ya que sus músculos rectales se apretaban contra su dedo… El hombre retorció y giró su dedo, masajeando su interior, al tiempo que sus otros tres dedos de la otra mano los tenía metidos profundamente en su coño, separados del dedo metido en el ano por sólo una delgada membrana.
Los pechos estaban arqueados hacia arriba, las abrazaderas mordían dolorosamente sus pezones gemelos… La mujer le apretaba con sus dedos sobre las dos puntas hinchadas de sangre.
Marta era un laberinto de emociones eróticas... Su sexo estaba lleno con tres dedos que se movían dentro y fuera de ella... Su orificio anal estaba siendo dilatado por otro dedo… También lo notaba cuando el japones lo hundía, lo retorcia y lo giraba dentro de ella… Las cuerdas que mantenían sus piernas dobladas y abiertas le impidían realizar cualquier movimiento.
"No debes tener mucho tiempo las pinzas en los pezones", le dijo la mujer a Marta.
“Aaaah”, gritó Marta de dolor... Ella pensó que obtendría alivio cuando los dedos de la mujer comenzaran a aflojar el tornillo, pero en lugar de alivio, la sangre se precipitó hasta el final de su pezón y un dolor punzante le atravesó el pecho haciéndola gritar.
“Noooo”, le rogó a la mujer, pero no sirvió de nada… Incluso su pezón apretado no era tan doloroso como cuando lo soltaron.
“Oooogg", gritó de nuevo… Su coño apretaba los dedos que la empalaban... La mujer chasqueó sus pezones de un lado a otro.
“¡No… Por favor… Me duele mucho!”... Sus ojos suplicaron que le quitasen las abrazaderas que atrapaban sus pezones pero de momento la mujer no se las quitó.
Miró a los hombres y vió como sus manos masturbaban sus pollas cada vez más rápido… Sus gemidos anunciaban que su corrida iba a producirse en breve... Marta sintió como un dedo comenzó a provocar su clítoris… Ella vio a la mujer manipularle lentamente su clítoris… El interior de su vagina estaba empapado con sus jugos… Los dedos del japones la follaban dentro y fuera, ruidosamente… Ella no sabía cuánto más podía aguantar sin correrse, pero sería muy poco.
Fue uno de los hombres que se corrió ante ella, lo que la provocó… Marta vio cómo su rostro se contorsionó de placer mientras disparaba su carga de semen en el vaso… El líquido espeso y blanco goteaba lentamente hacia abajo.
Ella apretó su coño con los dedos del japones dentro de ella… Se los apretaba tan fuerte que él apenas podía moverlos... Ella deseó poder juntar sus piernas y atrapar los dedos dentro de ella, pero la atadura lo impidió… La cuerda clavada en su carne le recordó lo impotente que era.
Y se produzco el orgasmo tan deseado… Todas sus zonas erógenas temblaban por la estimulación, desde el coño hasta los pezones… Marta empapaba los dedos del japones dentro de ella,mientras éste seguía jodiendola dentro y fuera de ella… Incluso el dedo que tenía metido en su ano, la jodía también.
- “Aaaah”, gritó de placer mientras la mano de la mujer masturbaba su clítoris, encendiendo una lujuria en ella que la consumió… Casi se desmayó cuando se corrio una y otra vez, observando cómo el semen del hombre golpeaba la ventana mientras éste se corría también.
El japonés sonrió cuando ella se corrió… Su cuerpo se sacudió hacia arriba y hacia abajo y sus entrañas se apretaron incontrolablemente sobre sus dedos... La mujer tiró de las abrazaderas una última vez y el dolor agudo que ello le provocó, se mezcló con el placer que los dedos del japones le habían dado.
Los hombres detrás de la ventana estaban satisfechos por lo que habían visto… Todos ellos se corriéron mientras observaban cómo el cuerpo de Marta se movía en su cautiverio, disfrutando de las sacudidas salvajes que ella estuvo dando continuamente mientras se corría tras la gran masturbación que el japonés le hizo.
Finalmente Marta se calmó… Su pecho subía y bajaba mientras ella trataba de recuperar el aliento… Estaba agotada… Su sexo estaba cubierto con sus jugos y la sábana bajo ella, toda mojada… Sus músculos se aferraron a los dedos resbaladizos cuando los sacó de ella… Se quedó inmóvil mientras la soltaban, estiraban sus piernas sin siquiera preocuparse de que quedaron bastante abiertas.
Su cuerpo se relajó tratando de recuperarse de los múltiples orgasmos que le provocaron.
Justo cuando pensó que todo había terminado, le quitaron las pinzas y el dolor aumento en sus sensibles pezones provocándole otro orgasmo explosivo a la vista de todos.
Se sintió aliviada cuando le quitaron la cuerda, pero no podía moverse… Sus músculos se sentían como una papilla… Ni siquiera podía cerrar las piernas.
Sintió que el japones empezaba a limpiarla con un paño húmedo y un paño caliente... Le dolió cuando le tocó los pezones por primera vez, y gradualmente su toque suave calmó su dolor… También le bañó el sexo, deslizando los paños hacia arriba y hacia abajo sobre su hendidura, incluso le frotó suavemente su ano… Al final, la secó.
Los hombres se habían ido cuando ella comenzó a vestirse... Cuando salió al vestíbulo, el japones estaba allí… Casi se avergonzaba de decirle algo.
- "Espero que lo hayas disfrutado"... A los hombres les ha gustado mucho tu bonito cuerpo y me dijeron que nunca habían visto a una chica joven corriendose tanto como tú, atada desnuda sobre una mesa… Y me pidieron volver a repetirlo.
Marta no podía creer que lo había hecho, pero su cuerpo dijo que sí… Estaba agotada, deseando estar de vuelta en la cama de su casa, segura de que se masturbaría muchas veces esta noche, aliviando la increíble experiencia en su mente.
“Muchas gracias… Te agradezco mucho el placer que me has dado y que no me cobrases nada por ello... Ya tienes mi teléfono por si deseas seguir utilizando mi cuerpo.”
“No dudes que te llamaré para que sigamos haciendo cosas juntos… Tu cuerpo me gusta y disfrutas mucho siendo masturbada y de momento seguiremos así… Luego ya vendrán otras cosas.”
Se marchó tranquilamente, segura de que volvería… Además, no tenía otra opción porque todo había sido captado por una cámara y el chantaje sería seguro si no volvía… Pero esto no le importó… Esperaba que esto fuera sólo el comienzo de nuevas experiencias sexuales cuyo final llegaría no se sabe donde, ni de qué forma.
F I N