Marta y Luisa descubren el violento sexo de Samuel

Luisa y su hijo devuelven a Marta el favor de haberlos unidos con sexo violento que la vuelve loca.

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Durante toda la tarde de aquel sábado, Samuel y Luisa se comportaban como verdaderos enamorados, dándose cariño y arrumacos. Marta envidiaba a su amiga por haber encontrado el amor en su hijo. Además de que Samuel tenía un cuerpo impresionante que ponía a Marta caliente. Eran las siete de la tarde y Marta estaba demasiado caliente para aguantar allí viendo a madre e hijo disfrutar de su nuevo e incestuoso amor. Decidió salir sola, sin saber bien a donde ir.

Así lo hizo, en principio pensó en buscar al resto de su familia para ver si estaban de nuevo en algún tipo de orgía, pero cambió de idea. Se dirigió al centro de la ciudad y aparcó su coche. Deambuló por las calles viendo algunos escaparates. Sobre todo se detenía en las tiendas de lencería pensando en comprar algo para excitar y provocar a sus hijos y tenerlos de nuevo dentro de ella, pero siempre era lo mismo. Sus hijos la follaban hasta dejarla satisfecha. Andaba como un zombi por las calles inmersa en sus pensamientos.

  • ¡Hola Marta! - Una voz familiar la sacó de sus pensamientos. Era Chari que caminaba por la calle. - ¿A dónde vas sola?

  • Nada, estaba sola en casa y decidí dar una vuelta por las tiendas. - Marta no le iba a contar lo que sucedía en su casa con los nuevos amantes. - Y tú ¿qué haces por aquí?

  • Pues como tú, buscar algo de ropa. ¿Vamos juntas?

  • ¡Vale! - Respondió Marta y comenzaron a caminar hablando un poco de todo lo superfluo de la vida.

Después de media hora de mirar tiendas y charlar, Chari le invitó a entrar en un bar para tomar algo. Y así lo hicieron, las dos entraron y se sentaron a tomar una copa mientras seguían hablando.

  • ¿Tienes algún plan para esta noche? - Preguntó Chari.

  • La verdad es que no, después de comprar pensaba ir a casa... ¿Y tú?

  • La verdad es que sí. - Chari parecía como si no quisiera hablar. - Verás Marta, - se decidió a contarle - he quedado con un chaval esta noche...

  • ¿Y eso es malo? - Dijo Marta extrañada por la aptitud de su amiga. - ¿Tiene algo malo?

  • No es que tenga nada malo, o por lo menos no lo sé, lo que pasa es que apenas lo conozco... - Chari dudaba de si había hecho bien en quedar con él. - Es un compañero nuevo que ha llegado a la oficina. Es de Nigeria y es... de color.

  • ¡Así que lo que quieres saber es si es verdad que los negros la tienen grande! - Marta empezó a reír. - ¡Eres una pervertida!

  • Eso no es exactamente así, nada más conocernos empezamos a hablar y la verdad es que era muy majo, y entre una cosa y otra, quedamos para esta tarde...  pero sí, tengo el morbo de hacerlo con un negro.

  • Y ¿a qué hora has quedado?

  • Dentro de media hora...

  • Pues entonces me voy. - Dijo Marta.

  • No, porqué no me acompañas... Te quedas con nosotros y si te gusta, pues te unes. ¡Ya hemos follado juntas alguna vez! - Chari estaba insegura por haber quedado con él.

  • Veras... - Marta estaba muy caliente pero no le apetecía hacerlo con un desconocido. - No quiero, no me gusta echar los polvos así. Ahora si quieres te acompaño y me marcho.

Así fue como Marta tras un rato de charlar con Chari, se montaba en su coche y volvía a su casa. Eran ya las diez y media cuando entró. Luisa preparaba la comida mientras su hijo se duchaba. Marta saludo a su amiga envidiando su suerte por poder tener sexo con aquel joven de hermoso cuerpo.

  • Gracias Marta. - Le comentó Luisa. - Gracias a ti tengo sexo con mi hijo. Nunca imaginé que esto pudiera dar tanto placer.

  • Los dos deseabais follar, yo sólo he conseguido que lo hagáis realidad.

Marta salió de la cocina y empezó a subir por las escaleras. En el descansillo se cruzó con Samuel que bajaba después de la ducha.

  • Marta, gracias. - Le dijo abrazándola por la cintura y dándole un beso en la boca al que ella respondió sin mucho entusiasmo.
  • Si necesitas algo, dímelo. Te ayudaré en todo lo que necesites.

  • Gracias hijo. - Respondió Marta y siguió subiendo hasta entrar en su habitación.

Cerró la puerta y se desnudó. Estaba caliente, necesitaba sexo, pero esa noche no tenía a ninguno de sus machos para satisfacerla. Su hijo Enrique estaba con Yolanda de acampada. Jesús estaría disfrutando de una orgía con las calientes de su hermana y su cuñada. Luisa y Samuel estaban disfrutando de su recién estrenado amor filiar. Todos estaban teniendo algún tipo de sexo, pero ella no. Podía haberse apuntado a la invitación de Chari, pero seguía pensando que esa forma de tener sexo no le gustaba.

Después de cambiarse de ropa, bajó a la cocina y comió algo con sus amigos. Entre bromas y charla se le pasó un poco el desánimo que tenía. Entre los tres recogieron toda la cocina y decidieron irse a dormir. Como era de esperar, Luisa y Samuel decidieron acostarse juntos en su primera noche de amor. Los tres subieron por la escalera y llegaron a la planta donde estaban las puertas de las habitaciones.

  • Marta, - dijo Luisa - hemos pensado que puesto que estamos los tres solos, mi hijo y yo podíamos pasar la noche en tu cama para hacer el amor más cómodos. ¿Te importa?

  • Para nada. - "Encima he de dejarles la cama" pensó Marta mientras caminaba hacia la otra habitación. - ¡Qué os aproveche!

  • ¡Espera, a dónde vas! - Luisa la agarró por detrás, abrazándola por la cintura y le habló al oído. - ¡Queremos usar tu cama, pero no la queremos vacía!

El coño de Marta soltó flujos nada más escuchar las palabras de su amiga que le acariciaba la barriga y subía poco a poco hasta comenzar a magrear sus tetas. Samuel estaba sentado en la cama, esperando a que su madre colocara a Marta delante de él. Marta vestía un pijama en dos piezas, un pantalón corto y una camiseta. Las manos de su amiga le quitaron la camiseta a la vez que su deseado joven le bajaba el pantalón. Quedó en bragas delante de él que de inmediato se dedicó a besar su barriga mientras una mano acariciaba el mojado coño por encima de las bragas.

Luisa le daba pequeños mordiscos en el cuello y le decía obscenidades al oído, mientras ella acariciaba la cabeza de Samuel. Estaba a punto de correrse nada más con tenerlos tan cerca, acariciándola y compartiendo con ella su incestuoso placer. Se dejaba hacer y se abandonó a la lujuria de sus amantes.

  • Marta, recuerdas cuando de jóvenes compartíamos un hombre. - Le susurraba Luisa al oído. - Pues esta noche vamos a compartir a mi hijo. Quiero que hagas todo lo que él desee, quiero que seas su esclava sexual por esta noche, sea lo que sea que te pidas tendrás que obedecerle o te lo quitaré y te quedarás con la ganas de follártelo.

  • ¡Sí, haré todo lo que me pidáis! - Marta estaba rendida a los deseos de los otros. - ¡Seré vuestra esclava! ¡Pero necesito que me folle! ¡Quiero que su polla se clave en mi coño!

Marta sintió como el Samuel le quitaba las bragas. Abrió las piernas un poco para que él pudiera jugar con su coño. Se arrodilló delante de ella y su lengua empezó a lamer su raja, golpeando su erecto y excitado clítoris. Marta se retorcía de placer al sentir aquella lengua que le volvía loca y las caricias de los labios de su amiga.

  • ¡Samuel, levántate! - Ordenó Luisa a su hijo. - ¡Ahora tú, puta, arrodíllate delante de tu dios! - Marta obedeció al sentir como su amiga tiraba de sus pelos para forzarla a agacharse. Ahora tenía la erecta polla de Samuel delante de ella. - ¡Ahora trágatela entera, hasta tu garganta!

Marta abrió la boca y Samuel introdujo su polla. Luisa aún la agarraba por el pelo y la empujó contra su hijo para que la polla le entrara por completo. Marta sintió como el glande le daba en la campanilla de su garganta y sintió ganas de vomitar. Luisa tiró de su pelo y se la sacó. Los ojos de Marta se nublaron con el esfuerzo de tragarse aquella polla.

  • ¡No vayas a vomitar, so puta! - Le gritaba Luisa.
  • ¡Vamos hijo, folla su boca con todas tus fuerzas!

Samuel agarró la cabeza de Marta con sus dos manos y comenzó a follar su boca con todas sus fuerzas. Ahora la polla pasaba de la campanilla y las arcadas eran más fuertes. Con las dos manos en las caderas de su violento amante, Marta intentaba separarse. Lo consiguió por un momento.

  • ¡Así que no te gusta que te folle la boca! - Le agarró las manos mientras hablaba y se las sostuvo en la espalda para que no pudiera defenderse de las embestidas de su hijo. - ¡Pues si no lo haces por las buenas, lo harás por las malas! - Ahora Marta estaba de rodillas, con sus manos sujetas a la espalda por su amiga. - ¡Hijo, sigue follando la boca de esta puta!

Marta inmovilizada delante de Samuel miraba como éste se masturbaba disfrutando de los maltratos que su madre le daba a su amiga. Con una mano Luisa sujetaba las de Marta, mientras la otra tiraba del pelo y la obligaba a mirar hacia el techo, diciéndole palabras obscenas que provocaban al hijo y hacían que Marta se calentara aún más. Nunca había probado a tener sexo violento con nadie, pero la calentura que acumulaba desde aquella mañana, le hacían estar demasiado excitada y sentía placer con el dolor que le infería su amiga y su hijo.

  • No mamá. - Dijo Samuel. - Ahora quiero comerle el coño mientras ella te lo come a ti.

Luisa obedeció los deseos de su hijo. Levantó a Marta del suelo y la tiró contra la cama. Le abrieron las piernas y su bonito coño quedó expuesto para que Samuel satisficiera todos sus deseos. Luisa se colocó de rodillas junto a ella y daba con la mano en aquel mojado coño. Su hijo se metió entre las piernas de Marta para comenzar a comerle el coño.

Los dedos de Luisa abrieron el lujurioso sexo de su amiga, su interior brillaba por la cantidad de flujos que salían. Samuel hundió su lengua en aquella vagina y Marta comenzó a gemir de placer. Luisa castigaba el endurecido clítoris de Marta mientras su hijo no paraba de follarla con su lengua. Luisa se puso de rodillas y abrió las piernas para colocarse sobre Marta, estaba sentada sobre su pecho y su peludo coño apuntaba a la cara de Marta.

  • ¡Ahora me vas a comer mi coño! - Marta nunca había visto a su amiga en tal actitud, pero aquello le excitaba. - ¡Vamos puta, cómetelo entero! - Luisa volvió a agarrarla del pelo forzándola a doblar el cuello mientras le acercaba su coño que abría con dos dedos.

Marta estaba a punto de tener un orgasmo. Hace unos meses no hubiera sido capaz de besar a una mujer y ahora tenía su segunda relación lésbica. Sacó su lengua y comenzó a saborear los flujos que brotaban del interior de la vagina de su amiga. Sentía la lengua de Samuel en su raja y su propia lengua lamía sin parar. Ya no le quedaba mucho para sentir un gran orgasmo. No podía retirar la boca del sexo de su amiga, pero el inmenso orgasmo le hizo gemir. Con su boca abierta dentro del coño de la otra, lanzó gemidos y chillidos, notando como toda su vagina se vaciaba.

  • ¡Quieres que mi hijo te clave su polla! - Dijo Luisa con aquel tono imperativo que nunca había escuchado Marta. - ¡Puta, pide que te folle! ¡Pide que te llene con su polla y te llene con su leche! ¡Vamos puta!

  • Fóllame... - dijo Marta de forma entrecortada y débil.

  • ¡Más fuerte, puta! ¡No te ha escuchado! ¡Implora que te la clave en tu coño! - Luisa le dio una bofetada con la mano que tenía libre.

  • ¡Fóllame! ¡Métemela por donde quieras! ¡Necesito que me follen! - Gritó Marta al sentir otro orgasmo fruto de la acción de la lengua de él y las palabras que decía su madre. - ¡Soy una puta y necesito que me follen!

Luisa se levantó de su amiga sin soltar su pelo. Le indicó a su hijo que se tumbara en la cama boca arriba y arrastró a Marta por toda la cama, llevándola cogida de los pelo, mostrándole quien mandaba allí.

  • Abre las piernas y monta a Samuel. - Marta obedecía sin apenas poder moverse. - Siéntate sobre la polla y restriega tu coño.

Marta se movía para que su mojada raja se deslizara sobre el endurecido pene del joven. Sentía como el glande rozaba su clítoris y le daba placer. Luisa tiró de su pelo hacia atrás y dobló su cuello forzándola a abrir la boca, metió su lengua dentro para besarla. Samuel se incorporó y mamó sus tetas de erectos pezones. Marta volvía a estar en la gloria y un nuevo orgasmo la invadía. Gemía con la lengua de su amiga llenando su boca y mojaba por completo la polla de su amante.

Desesperada por la lujuria que la invadía, Marta le dio un gran empujón a su amiga y la tiró en la cama, levantó el culo y con una mano agarró la deseada polla de Samuel para llevarla a la caliente entrada de su vagina. De un golpe se sentó y se clavó hasta el fondo todo aquel endurecido objeto de placer.

  • ¡Fóllame cabrón, clávate hasta el fondo! - Marta no paraba de botar sobre él, dándose todo el placer que podía. Las manos de Samuel se agarraron a su culo y la polla comenzó a penetrarla rápidamente. Marta gemía, se retorcía y sobre todo gozaba de la follada que le estaban dando.

Luisa le ofreció sus tetas a su hijo que de inmediato las mamó sin dejar de follar a Marta. Las dos mujeres gemían. Marta besaba a su amiga sintiendo como la polla de su hijo la penetraba rápidamente, dándole todo el placer que había deseado durante todo el día. Otro orgasmo la volvía a invadir y apretó su sexo contra el cuerpo de él para sentirse completamente llena.

Samuel se revolvió y se separó de las dos mujeres. Agarró a Marta y la colocó a cuatro patas en un lado de la cama. Después colocó a su madre junto a la otra en la misma postura. Delante de él tenía los dos hermosos y redondos culos. Arrancó las bragas de su madre y podía ver su peludo coño asomar entre sus piernas. Las dos calientes maduras le ofrecían sus sexos para que satisficiera su lujuria.

Las dos miraban hacia atrás para ver como el joven disfrutaba con ellas. Samuel estaba de rodillas acariciándolas y daba cachetadas a una y a otra, provocándoles gemidos y ronroneos. Se agachó detrás del culo de Marta y empezó a lamer su mojada raja. Después cambió al coño de su madre para lamerla. Estaba saboreando a las dos maduras y ellas se agitaban por el placer.

Samuel agarró su polla con una mano y se colocó detrás de su madre lista para penetrarla. Su polla endurecida empezó a separar las paredes de su vagina y Luisa sintió como su coño lanzaba flujos para que la penetrara por completo. Marta sentía los dedos de su joven amante en su coño, jugaban con sus mojados labios y subieron hasta tocarle el ano. Lo acariciaba y aquello le gustaba a ella.

  • ¡Métemela entera, hijo! - Dijo Luisa mientras la polla de su hijo entraba poco a poco en ella. - ¡Aaaah, qué buena! - Gimió cuando Samuel la embistió para clavarla por completo en su coño.

El dedo de Samuel empezó a empujar en el ano de Marta y poco a poco entraba. Marta ya había sentido aquello anteriormente y le gustaba. Él la estaba preparando para darle por el culo y ella lo esperaba, lo deseaba, quería que la dura polla de él le partiera su esfínter. Relajó su ano y empezó a sentir la acción de dos dedos que intentaban entrar en ella mientras a su lado Luisa gemía y se retorcía de placer. Luisa dejó de dar gemidos de placer y ahora eran gritos enloquecidos, estaba teniendo un orgasmo. Marta se sintió más excitada.

  • ¡Párteme el culo, cariño! - Dijo Marta posando su mano sobre la de él y empujando para que los dos dedos entraran. - ¡Ya estoy preparada para recibir su hermosa polla!

Aquellas palabras encendieron el deseo de Samuel de darle por el culo y dejó de follar a su madre para cambiarse de lugar. Luisa acababa de gemir mientras veía como su hijo se colocaba detrás de su amiga. Samuel encontró a Marta dispuesta a recibirlo, con las manos se abría el culo para que su ano estuviera expuesto. Él se agachó y lamió el redondo ano, provocando gemidos en su madura amante. Entonces escupió y agarró su polla dispuesto a clavarla por completo. Colocó su glande sobre su objetivo para penetrarla poco a poco.

  • ¡Clávala por completo de una vez! - Le pidió Marta que lo miraba deseando tenerlo dentro. - ¡Hazlo con fuerzas, hasta el fondo!

Aquello lo excitó más y dejó caer todo su peso, apoyando todo su cuerpo sobre el glande que se perdió dentro de Marta y se hundió todo lo posible.

  • ¡Aaaaaaaah! - Gritó Marta cuando su esfínter se dilató al máximo tan rápido. - ¡Cómo duele! ¡Qué placer! - Se retorcía y se daba cachetadas en sus nalgas. - ¡Empuja cabrón, párteme en dos!

Aquello enloqueció al joven que agarró a Marta por el pelo y la folló violentamente, arrancando gritos de dolor y placer de ella. La follaba como un animal, sin preocuparle si le hacía daño, todo su afán era clavarle la polla hasta el fondo. Samuel miró a su madre que permanecía en la misma postura en que la había dejado. Con la mano que tenía libre sacudió guantadas en el culo de su otra amante y Luisa parecía que también disfrutaba de sus azotes.

  • ¡Quieres partir también el culo de mamá! - Dijo ella.

Samuel no contestó, se apartó de Marta y se dirigió a su madre. La colocó y separó las nalgas de su culo para chuparle el ano. Luisa se asustó un poco, su hijo estaba fuera de control, la lujuria se había apoderado de él. Pero sentir la lengua de su hijo en su culo le daba placer y se dejó hacer.

  • ¡Folla el culo de mamá! - Le dijo ella y con sus manos abrió el culo para ofrecerse a su hijo.

Samuel se colocó detrás de ella y agarró su polla. Primero la hundió en el mojado coño para que se llenara de los flujos de su madre y después la llevó hasta su virgen esfínter. Luisa nunca había tenido sexo anal y estaba tensa.

  • ¡Despacio hijo, eres el primero que me vas a follar el culo! - Luisa imploraba compasión a su hijo.

Pero la lascivia se había apoderado de él y no escuchaba. Al igual que a Marta, se dejó caer y su polla partió el tenso esfínter de su madre con más violencia que el de su amiga, arrancando gritos de dolor y pidiendo que parara.

  • ¡No Samuel, no sigas! - Gritaba Luisa. - ¡Por favor para, me estás haciendo demasiado daño! - Pero él seguía embistiendo enloquecido. - ¡Me duele demasiado!

  • ¡Eso quiero mamá! - Samuel salió de su trance. - ¡Me vuelve loco verte sufrir mientras te parto tu culo! - Y era literal, del ano de Luisa salía un fino hilo de sangre. - ¡He desvirgado tu culo y hasta sangra!

Marta estaba totalmente excitada con la imagen que tenía delante de ella. El hijo le partía el culo a la madre de la forma más violenta que nunca había visto. Los chillidos y las súplicas de su amiga no hacían más que animar a Samuel a follar duro el hermoso culo de su madre. Entonces pensó en vengar a su amiga. Se levantó rápidamente y buscó un consolador que tenía. Corría y escuchaba los gritos de su amiga que llenaban toda la casa. Mientras volvía a la habitación iba chupando el consolador. Se subió en la cama y se colocó detrás de él.

Luisa se había tumbado por completo en la cama rendida por el dolor que su hijo le daba y él botaba encima de su madre para atravesarla todo lo posible. Entonces empezó a clavársela por completo, con largas y profundas penetraciones. Marta aprovechó para abrir su culo y lamer el ano de Samuel.

  • ¡Bien puta, lámeme el ano que me gusta! - Le decía él que aún estaba inmerso en su locura. - ¡Chúpame el culo mientras yo parto el de mi madre!

Marta lamía y su intención era otra. Escupió en su redondo ano y le clavó el consolador de un golpe hasta la mitad. Él gritó por el dolor que le hacía y Marta no paró de follarlo, metiendo y sacando rápidamente de su culo aquel cacho de goma. Él se revolvió y se quitó aquello rápidamente. Marta había conseguido que dejara de castigar a su amiga.

  • ¡Eres un cabrón! - Se incorporó Luisa y pegaba a su hijo. - ¡Nunca más follaré contigo! - Luisa estaba llorando. Marta tuvo que detener a su amiga y tranquilizarla.

  • ¡Vete de aquí! - Le dijo Marta a Samuel que se marchó a su habitación.

Durante un buen rato Marta estuvo consolando y tranquilizando a su amiga. Nunca había sentido tanto dolor y nunca había visto a su hijo con tanta violencia. Llegó a arrepentirse de haber tenido sexo con su hijo.

  • Tranquila Luisa, - dijo Marta - todo empezó de forma violenta y se nos ha escapado de las manos. No te preocupe, ahora duerme y verás como mañana todo será diferente. Iré a hablar con él para ver como está.

Dejó a su amiga tapada en su cama y salió para buscar a Samuel. Estaba en su cama y parecía arrepentido.

  • ¡Perdona Marta! - Dijo nada más verla. - He perdido el control.

  • ¡No te preocupes! Pero no seas tan agresivo con tu madre.

  • Ya no lo haré más...

  • ¡Vale! - Dijo Marta acariciando su pelo. - ¡Ahora termina lo que empezaste y lléname con tu leche! - Se colocó con el culo en pompa ofreciéndoselo a él.

La polla se endureció de nuevo con la invitación de ella. Samuel se levantó y le clavó la polla en el coño varias veces para mojarla, después se agachó y escupió en su culo. Marta sintió la calida saliva y después como su glande dilataba de nuevo el esfínter para clavarse hasta el fondo en ella. Volvieron las violentas embestidas hasta que se vació dentro de ella provocándole un orgasmo. Él se tumbó en la cama agotado y ella se levantó para marcharse.

  • ¡Ahora a dormir que mañana tendrás que trabajar de nuevo! - Le dio un beso en la boca y se marchó de la habitación para ver a su amiga.