Marta y Lucía
Lucía, de rodillas, observa a su mejor amiga Marta, arrodillada también, y no acaba de creerse hasta donde han llegado hoy
Lucía, de rodillas, observa a su mejor amiga Marta, arrodillada también, y no acaba de creerse hasta donde han llegado hoy. David, su gran amigo, las mira de pie sin creerse tampoco lo que está pasando.
Marta desabrocha el pantalón de David con sumo cuidado, botón tras botón, bajo la atenta mirada de Lucía. De fondo, a lo lejos, se escucha todavía el murmullo de la gente y el ruido embotellado de la discoteca que está al otro lado del paseo. El ruido del mar y la suave brisa otoñal dotan a la situación de un matiz muy especial.
El pantalón de David cede, dejando ver su bóxer, blanco, que reluce bajo la oscuridad. Marta pone su mano sobre el bulto en crecimiento y acercando sus labios lo mima y lo besa. Lucía no sabe que hacer viendo a sus amigos de esa forma. Tímidamente estira sus manos y levanta la camiseta ceñida de David, que muestra sus abdominales bien formados pero no exagerados, y los acaricia sintiendo su tensión y dureza.
David es el típico cielo de amigo, guapo, buen físico, deportista pero no obsesionado con su cuerpo. Un buen amigo cuando se necesita ayuda, nada egoísta y genial compañero de fiestas. Es moreno, 1.75m, pelo corto, mirada penetrante y labios bien marcados, sin vello corporal.
Marta separa sus rodillas en la fría arena, lo que provoca que su ceñido vestido negro suba por sí solo quedándose a la altura de sus nalgas. Aleja su boca del bóxer y mirando a los ojos de su amigo, comienza a acariciarle el bulto con la mano abierta. No deja de crecer. Marta separa la mano y mira para Lucia, que observaba la acción atentamente. Lucía no se lo piensa dos veces y estira su mano para acariciar por encima del bóxer a David. Su miembro se va formando y endureciendo bajo su mano, y lo aprieta suavemente al sentir una dureza cada vez mayor. Pese a que alguna vez habían bromeado sobre ello, ninguna de las dos esperaba que su amigo estuviese tan bien dotado. No era broma. Mientras Lucía sonríe a David, nerviosa, Marta estira su mano agarrando sus testículos y masajeándolos con la mano entera. David suspira al sentir dos manos distintas acariciándole.
Aunque reina la oscuridad, hay una farola justo encima del paseo de tablas de madera bajo el cual están, que genera varias líneas de luz que se cuelan entre los tablones iluminando la morbosa escena. Sólo los pasos de la gente que pasa por encima les tapa la luz de vez en cuando provocando un efecto de luces sobre los cuerpos.
El pelo liso de Marta es más negro que la propia oscuridad y sus penetrantes y grandes ojos parecen quitados de una serie de anime. Cara redondeada, piel muy pálida con labios finos y rosados. Lucía, cabellos de color miel, labios marcados y ojos claros.
Marta acerca su boca nuevamente y la apoya sobre la suave tela del bóxer, con una serie de besos bastante sonoros. Lucía aparta su mano para dejarle hacer a su amiga, que se retuerce sobre la arena. Levanta sus manos, agarrando los extremos del bóxer, y comienza a deslizarlo suave. Su miembro aparece, su glande sale a la tenue luz y sienten rápidamente el olor y calor que desprende. A medida que su bóxer baja, su polla se va desdoblando y adquiere forma erecta, quedándose como un resorte frente a las atentas y sorpresivas miradas de ambas jóvenes. Su bóxer se queda a la altura del pantalón, por las rodillas. Las chicas se miran, todavía sin asimilar muy bien lo que está pasando. Pero se dejan llevar, arrodilladas ante su amigo, semidesnudo. David permanece pasivo, temblando, nervioso. Es un chico tímido, muy tímido, y le cuesta hasta respirar de lo agitado que está. Sus pulsaciones a un ritmo que nunca ha sentido antes. No se le han visto muchas novias, siempre ha sido un chico más de grupo de amigos que de relaciones con chicas.
Marta estira su mano y agarra firme la polla de David. En ese momento se da cuenta tanto de la dureza como del grosor que tiene, sin duda la más grande que ha tenido nunca en su mano. Comienza a masturbarlo, lo que para su sorpresa provoca que crezca todavía más. El glande se humedece debido a las gotas pre-seminales y produce un leve ruido con los movimientos. David comienza a respirar muy profundamente al tiempo que sus piernas se ponen en más tensión. Lucía observa como su amiga se desenvuelve, con su vestido tan subido ya que deja ver un poco de tanga. También se maravilla de la verga de David, una obra de arte que desea sentir. Espera paciente a que su amiga le de la oportunidad. Nunca ha tenido que compartir a un hombre –y menos una polla- y hace que sea una situación muy extraña. Sin embargo, esta espera le produce un morbo que nunca antes había sentido.
Marta se saca el pelo de la cara. Lucía nunca la había visto tan excitada, bueno, ni siquiera excitada, pues son cosas que ni las mejores amistades requieren. Su amiga tiene sus ojos entre cerrados, y es incapaz de dejar sus labios quietos. Siempre los muerte, los aprieta y sus rodillas no dejan de abrirse y cerrarse en la arena. Durante unos minutos, sigue masturbando a David hasta que finalmente se detiene y cede el turno. Lucía se acerca, bajando mas su cuerpo. Ella no tiene el problema de Marta pues lleva pantalones. Estira su mano y agarra la polla de David, que late caliente a escasos centímetros de su mirada. Lo recorre entera con su mano, disfrutando de su tamaño y tacto, desde el durísimo tallo hasta su mojado y brillante glande. Mientras tanto Marta, con mirada pícara hacia David, eleva un poco su cuerpo y agarra su palabra de honor desde arriba deslizándolo junto con el sujetador, dejando a la vista sus pequeños y redondeados pechos. Sus pezones ocupan la mayoría del seno, son pálidos como la nieve. Lucía se fija en la desnudez de su amiga, en lo duro de sus pezones, en como mira a David ofrecida mientras muerde su labio inferior. No es la primera vez que la ve desnuda, pero es una situación totalmente distinta, está endiabladamente sexy.
David no lo sabe, pero la humedad en las bragas de sus amigas aumenta a un ritmo frenético. Sobretodo en Marta, que vuelve a hacerse cargo de su pene, para masturbarlo agarrándolo con la mano entera. Lucía aprovecha para aligerar su ropa, y desabrocha su blusa blanca, dejando a la vista sus generosos pechos todavía bajo el sujetador, también blanco y sencillo.
Marta se decide a ser la primera en probar a David y acerca su boca, deslizando su mano hacia el tallo. Busca directamente el glande con los labios, sin pausa, dejando que entre. Debe abrir la boca más de lo esperado, debido a su tamaño. Lucía contempla sin decir nada. David gime al sentir la humedad y calor cubriéndolo. La joven empuja su cabeza hacia delante y deja entrar todo lo que su boca admite, moviéndose regularmente y saboreando la zona tan íntima de su amigo. Lo hace ansiosa, y el ruido de sus movimientos succionando se une a los anteriormente descritos. Sus rodillas más separadas y su espalda arqueada, lo que hace que su postura sea todavía más atrevida. A David le cuesta mantener el equilibrio.
La temperatura de Lucía va subiendo, siente una humedad increíble mientras contempla a su amiga mamando de esa manera a sólo unos pocos centímetros. Siente envidia de su amiga y espera su turno ansiosa. En una de las embestidas, Marta retira su boca y dirige el pene, con la mano, hacia Lucía, dedicándole una sonrisa. Nunca se imaginaría recibir eso de parte de su amiga. Pero el morbo y la excitación hoy hacen que todo sea un capítulo aparte. Lucía acerca su boca y comienza a lamer el falo de David, todavía agarrado por la mano de su amiga. Siente su sabor, mezclado con el sabor de bebida favorita de Marta, Malibú con piña. Una vez que llega al glande, lo abarca con sus labios y lo succiona, chupando solo la punta. Mueve la cabeza con movimientos cortos buscando la mirada de David, llena de morbo, excitación e incredulidad. Marta retira su mano y en su lugar acerca sus labios para besar la zona del tallo, mientras Lucía sigue mamando la punta. Las jóvenes se acercan más, rozándose los brazos y los hombros, oliéndose sus perfumes. Marta desliza sus besos más hacia la punta, acercándose a donde se encuentra su amiga. Abre la boca y deja que el tronco se vaya deslizando entre sus labios a medida que se desplaza por el. Cuando llega al glande, algo sucede. Ambas se encuentran besando el glande, y pese a que no es pequeño, no es lo suficiente grande para dos bocas. Sus narices se tocan, intentando respetar cada una su parte, pero sus labios inevitablemente comienzan a rozarse. Poco a poco, el glande de David va pasando a un segundo plano, y los labios de las chicas se rozan cada vez más. Están cara a cara y cada una distingue el brillo de los ojos de la otra. Jadean. Sienten sus respiraciones. Hasta que, agitadas, y sin saber por qué, se buscan. Separándose de David, se besan ansiosas bajo la atónita mirada de él. El ruido de sus labios entrelazándose, sus lenguas buscándose hacen que todo el demás sonido ambiente se apague. Marta agarra de la mejilla a Lucía mientras introduce su lengua dentro de todo. Sus labios se deforman. Se separan, jadeando y se centran nuevamente en David, que está temblando corroído por el morbo. Marta se adelanta otra vez, y comienza a succionar más intenso que antes, intentando llevarla hacia la garganta. Se la cede pronto a Lucía que intenta abarcar lo máximo posible. Se turnan rápido varias veces, muy acarameladas entre si. David jadea y tiembla cada vez más, está recibiendo un placer increíble.
Saben que David no aguantará mucho más. Lucía se pone muy nerviosa, su experiencia con el semen no es muy amplia y tampoco es algo que sea muy de su agrado. Pero conoce a su amiga y sabe que ella no tiene tanto problema en ese sentido, por lo que es más que probable que no vaya a parar hasta que David eyacule. Esto le asusta, aunque por otro lado tener a su amiga a su lado y tratándose de David, le da más confianza. Están cada vez más desatadas, apoyan ahora sus lenguas sobre el glande de David, y levantan la mirada observándolo. Es de largo, la escena más morbosa que ha visto David en su vida, y muy probablemente no haya otra que se le acerque. Marta mueve su mano ahora muy rápido, y Lucía usa solo la boca cuando su amiga le deja. Los jadeos de él son cada vez más evidentes e incluso la más experta Marta se va poniendo nerviosa mientras se acerca el momento. Las bragas empapadas. Lucía busca la mirada de su amiga, la necesita en este momento. Ésta se la devuelve, muy excitada pero sin perder de vista a David, ya que su mirada y gestos le ayudan a predecir cuando se va a venir. Éste se aferra a una columna de madera que soporta el paseo. Siente que se viene, su respiración se entrecorta y pone en tensión todos sus músculos. Marta lo capta y sacándosela de la boca, estira su lengua dejando que su glande se apoye. Su miembro convulsiona fuerte y el primero de los chorros sale deslizándose, a borbotones, y cubre rápidamente su lengua. Esto coge desprevenida a Lucía, que se queda parada en un primer momento. La joven reacciona recordando las escenas que salen en las películas x, y pega su mejilla con la de su amiga, saca la lengua y cuando roza la de su amiga descubre el sabor de David que la impregna. Debe ser el morbo, pero sentir su sabor en ese preciso instante le parece placentero. El segundo chorro, golpea con fuerza el paladar de Marta, que tras tragarlo casi al instante, dirige la punta ahora para Lucía, que, desprevenida, recoge el tercero sobre labios y nariz, para luego abrir la boca nerviosa y recibir el cuarto y quinto íntegros. Lo que más le impresiona es lo caliente que sale y la suavidad de la textura. El sabor, es prácticamente inapreciable. David gime doblado sus rodillas. Marta, que es la que sostiene el pene, lo dirige otra vez para ella, saboreando los últimos segundos del orgasmo de su amigo. Un chorrito de semen discurre por la comisura de Lucía, que todavía tiene lo que ha recogido. Se siente muy nerviosa con eso en la boca y no se atreve ni a escupir ni a tragarlo. A su lado, siente a su amiga deleitándose mientras David jadea casi perdiendo el equilibrio tras un orgasmo memorable. Marta se separa y observa para Lucía, bloqueada, sin saber que hacer con eso en la boca, y la abraza. Sus cuerpos se juntan y sus bocas se buscan. La lengua de Marta descubre pronto el regalo que esconde Lucía, y la leche de David va pasando de una boca a la otra. Es un beso lleno de morbo, y pierden el control fácilmente. Tanto, que Marta se abalanza sobre su amiga, separando su blusa y observando sus preciosos pechos, todavía bajo el sujetador. Se retuerce sobre su amiga con su vestido a modo de cinturón, con la espalda y nalgas al aire, solo tapadas por su minúscula tanga negra. El líquido de David va despareciendo debido a lo intenso del beso. David observa a sus amigas tiradas en la arena, comiéndose los morros de una manera increíble, tras haberle hecho entre ambas la felación de su vida. Están muy alteradas, jadeando, ansiosas de dejarse llevar y descubrir nuevas experiencias juntas. Sin embargo, un inoportuno grupo de adolescentes las alerta, haciendo que se incorporen y se refugien en la zona mas recogida de debajo del paseo. Ahí miran a David, ahora mas tranquilo, sin saber que decir. Vuelven del país del morbo a la realidad. No hay palabras para decir en ese momento, solo se les ocurre vestirse para luego abrazarse los tres durante unos minutos.