Marta se entrega a la lujuria
Gracias a ustedes y a sus correos, Marta conoció 5 pollas nuevas y las folló como solo ella lo sabe hacer. Relato narrado por Marta.
Hola Soy Marta, algunos de ustedes deben ya haber leído algunos relatos en los que Andrés habla sobre mí, pero esta vez yo les contaré a petición de Andrés el siguiente.
Empiezo por recordarles la ocasión en que con Doris nos comimos la polla de Andrés y sus amigos hasta que nos llenaron de su leche. Tras este día yo le comenté a Andrés que esta situación me había abierto los ojos, pues yo había tenido una aburrida vida de casada en la cual solo había tenido sexo con mi marido (sexo que en los últimos años se hacía cada vez más escaso), y más recientemente con Andrés, pero el ver tantas vergas frente a mí hallé la fiera que llevo dentro y que está hambrienta de sexo. Andrés tuvo la idea de exponer mi deseo en esta página, instándolos a que mostraran su interés en mí.
De antemano agradezco a todos porque han subido mi autoestima con los comentarios que han hecho acerca de mí, pues aunque hubo algunos que me trataron de perra, zorra o hasta de puta me hicieron descubrir que era así como quería ser conocida y que eso es lo que yo quiero ser. Así pues comencé a revisar los correos en compañía de Andrés y pasaban fotos de hombres guapos y de penes provocativos uno tras otro llegando al punto que no me pude contener y le di una buena follada a Andrés quien estaba gustoso. Tras analizar durante un par de días, y mirar una y otra vez las fotos que habían sido enviadas hice una preselección de 10 hombres los cuales le indiqué a Andrés y tras averiguar la edad de cada uno me decidí por 5 hombres que Andrés contactó sin demora, claramente me decidí por los más jóvenes.
Pasaron casi tres semanas y por fin estuvieron listos todos los detalles acerca del encuentro, el cual iba a ser en el apartamento de uno de los jóvenes que yo había escogido puesto que no podía hacerlo en mi casa pues despertaría sospechas. Así pues llegó el gran día y Andrés me dijo que nosotros seríamos los primeros en llegar y cuando estuviéramos allí llegarían los afortunados hombres. Salimos hacia el lugar acordado diciendo a mi esposo que yo lo acompañaría a hacer unas compras. Al tocar la puerta un muchacho más o menos alto, atractivo y de unos 27 años la abrió y nos hizo seguir, al parecer él era el dueño del apartamento.
Apenas él alcanzó a cerrar la puerta cuando me apretó las nalgas con una de sus manos y me dijo "En serio estás buena mamacita". Yo me sorprendí pues aunque sabía que iba a aquel lugar dispuesta a convertirme en una zorra, no esperaba la reacción tan temprana de aquel guapo hombre. Al ver esto Andrés le pidió que esperara hasta que estuvieran todos y se dispuso a llamar al resto de los que serían mis amantes. Andrés había llevado un maletín en el que traía la ropa que yo utilizaría, pues por obvias razones yo no podía salir de mi casa vestida como una puta.
Mientras Andrés y el chico que vivía en aquel lugar hablaban en la sala a la espera del resto de los hombres que faltaban, yo me vestía y me arreglaba en el cuarto de aquel joven quien amablemente me lo prestó. Llegaron dos jóvenes y se sentaron con ellos en la sala y yo que ya estaba lista y sabiendo que no me molestarían hasta que estuvieran todos reunidos me deje llevar por la curiosidad y decidí revisar los cajones de aquel cuarto sin saber siquiera qué quería encontrar allí. Tras mirar un par de ellos y no encontrar algo significativo abrí el clóset y encontré el cajón de la ropa interior el cual no tardé en revisar. Allí encontré que él usaba ropa interior relativamente grande por lo que deduje que su miembro sería tal como lo esperaba. Tocaron nuevamente a la puerta y llegaron los 2 personajes faltantes por lo que rápidamente yo cerré aquel cajón y retoqué mi maquillaje.
Tras aproximadamente 5 minutos Andrés entró al cuarto y me dijo que había llegad la hora. Yo estaba nerviosa pero a la vez excitada, no sabía qué esperar pero estaba segura que lo que iba a suceder no lo iba a olvidar. Andrés me tomó la mano, me dio un beso y me guió hasta la sala. Llegué allí y todos ellos estaban sentados expectantes al momento de mi entrada. Al verme vi la cara de morbo en ellos y Andrés llevándome hacia ellos dijo
Bueno, pues esto es lo que ustedes querían, ¿no?
.Yo estaba temerosa y arrepintiéndome de aquello escuchaba que ellos decían
Qué rica que estás
Estás que te caes de buena
Está tal como me la imaginaba.
Pareces una puta, me gustas.
La verdad el último que habló tenía razón pues yo usaba una cinta roja en la cabeza la cual no permitía que mi cabello el cual estaba suelto cayera sobre mi cara. Llevaba puesto un vestido de dos piezas que consistía en un corsé rojo muy apretada con algunas líneas verticales negras y una minifalda negra ajustadísima con sus bordes rojos y bajo ella una tanga negra con transparencia adelante la cual terminaba justo arriba de mi rajita. Además llevaba puesto un par de medias veladas negras, y unos zapatos rojos de tacón alto que Andrés me había conseguido y si eso fuera poco me había maquillado bien utilizando bastante sombra y delineador negro para los ojos y un labial rojo muy encendido.
Andrés me presento a cada uno de ellos y al terminar les dijo "Ahí está, es toda suya". Yo estaba en medio de todos ellos y aunque ellos estaban sentados yo sabía que no podría irme pues yo estaba impactada y asustada. El hombre que vivía en aquel apartamento rápidamente se paró y me empezó a besar mientras amasaba mis nalgas con sus manos. Yo traté de rehusarme y busque a Diego quien con un gesto me insinuó que él no podría hacer algo al respecto así que tímidamente comencé a besar a aquel desconocido. Él cada vez me apretaba más y me arrimaba su bulto que yo ya notaba duro. Él tomó una de mis manos y la colocó sobre su bulto aunque no dejó de besarme y yo confirmé mis sospechas de que aquel miembro estaba durísimo, además de notar que tenía un tamaño generoso.
Yo sobaba su verga y nos besábamos ante la mirada del resto de hombres, incluido Andrés, e inesperadamente él se desabrocho el pantalón y lo bajó quedando libre ese bello pene. Mientras yo me arrodillaba le ayudé a retirar sus zapatos y su pantalón, finalmente teniendo frente a mí tan impactante miembro. Ya su verga se empezaba a endurecer así que decidí tomarlo con una de mis manos y empecé a sacudirlo hasta tenerlo totalmente erecto frente a mí, admirando su tamaño pues era de aproximadamente 21 cms de largo y unos 7 de largo. Él tenía sus manos sobre mi cabeza y yo al ver tan colosal miembro no pude resistirme y le di una lamida desde los huevos, pasando por el tronco y terminando con un beso en la punta de aquel gran trozo de carne. Aquel hombre se veía extasiado y respiraba profundamente. Tras un par de lamidas, no pude contenerme más y metí aquel pene dentro de mi boca.
Él disfrutaba una a una las lamidas que yo le daba en el pene, y me pedía que no parara. Yo estaba totalmente inmersa en aquella mamada y olvidé lo que pasaba pasando a mi alrededor hasta que sentí que alguien llegó desde atrás y me apretó los senos, por lo que yo solté aquel pene y miré quien era. Al voltear me encontré con un joven que se podría decir era promedio pues no era muy alto, ni muy fornido y tampoco muy bello, él estaba de pie e inclinado sobándome las tetas. Al ver que yo había girado él me besó al tiempo que me sobaba las tetas. Yo lo separé de mí y aún de rodillas bajé su pantalón y su bóxer, y vi que él tenía la verga aún flácido, así que lo puse en mi boca y empecé a sentir cómo su miembro crecía dentro de mí. Por fin lo tuve bien duro, y supe que aquel pene también tenía un buen tamaño aunque era un poco más pequeño que el otro que tenía junto a mí así seguí lamiendo la otra verga que seguía rígida. Yo alternaba mis movimientos y mientras chupaba un pene sobaba el otro. Iba menos de dos minutos haciendo aquello y mientras chupaba la verga del primer hombre y masturbaba al segundo sentí cómo el último tomó mi mano y empezó a masturbarse más rápido, emitiendo un gemido y casi instantáneamente sentí que su leche que estaba caliente cayo en parte sobre mi cuello, y quedó un poco en mi mano, y tras observar noté que mi corsé estaba untado también de esperma.
Aquel hombre se sentó y animó a los otros a acercarse. Los tres hombres sin duda se pararon y se acercaron a mí mientras iban desabrochando sus pantalones y yo notaba el bulto de ellos. Cuando llegaron a mí ya sus pantalones estaban en el suelo y vi que las vergas de dos de ellos estaban bien duras y por supuesto y como yo esperaba eran de un tamaño similar al de los anteriores tal como me dijeron en sus mails. El otro aunque se estaba endureciendo no estaba totalmente erecto así que me concentré en él. A medida que iba creciendo en mi boca noté que adquiría un tamaño similar a los anteriores. Yo no podía creer mi suerte, tenía 5 penes para mí sola, sin duda yo era en aquel momento la mujer más feliz. Yo no tuve un solo momento mi boca ni mis manos vacías, siempre había una verga lista para mí. Tras un par de lamidas, uno de ellos se tiró al suelo debajo de mí, y corrió mi tanga para meter dos de sus dedos en mi concha, que ya estaba bien húmeda. Yo no podía parar de lamer sus vergas y no tardé mucho en llegar al orgasmo pues aquel joven sabía qué hacer con sus dedos. El chico que estaba debajo de mí comenzó a lamer mi vagina y yo volví a venirme. Aquel hombre se levantó y me acercó su verga que aún estaba dura. Sin dudarlo y agradeciéndole por su buen trabajo metí su pene en mi boca hasta que su miembro tocó mi garganta y apenas me dejó respirar. Él se tiró nuevamente en el piso, pero esta vez colocó su pene duro y grande bajo de mí, así que yo me volví a correr la tanga y me ensarté en esa gran polla mientras tenía un pene en cada mano. Aquel pene me hizo sentir en el cielo y llenó por completo mi sexo que estaba muy mojado al tiempo que yo no paraba de chupar aquellos duros y ricos penes.
El joven que me tenía enganchada me empezó a sacar las tetas del corsé mientras yo saltaba sobre él y mamaba y masturbaba los otros penes. Yo ya no sabía que pene chupaba y que pene masturbaba, pero en cierto momento noté que ya Andrés se había unido a los demás y que yo a él lo estaba masturbando. Al momento se acercó nuevamente el otro hombre, quien ya se había corrido y puso su verga junto a mí. Yo no sabía qué hacer no podía más con esto y sin controlar mi cuerpo y en un instinto grité a viva voz
Alguno métamela por el culo, no me aguanto más.
La verdad es que eran cinco vergas frente a mí y yo no daba abasto así que dejándome llevar por la lujuria hice lo que el deseo me ordenaba pues mi ano me pedía a gritos un trozo de carne. Andrés rápidamente se acomodó tras de mí y sin demora me empezó a meter la verga por el ano. Yo sentía placer con cada centímetro de verga que poco a poco Andrés ensartaba en mi orto. Cuando ya lo tuvo bien adentro empezó a bombearme sin piedad al igual que quien me la metía por la concha, quienes me tenían en un éxtasis total.
Todos mis agujeros estaban llenos de sus vergas, y yo no podía parar de gemir y olvidé debido a mi éxtasis masturbar a uno de aquellos hombres así que él empezó a pasarme su dura verga por la cara y me daba leves golpes en la cara con ella lo cual me excitó aún más, así que le pedí a los 4 hombres que estaban frente a mí que me golpearan con sus pollas la cara. Tras esto volví a chuparlas pero esta vez con mayor empeño, y dos de ellos rápidamente descargaron su esperma en mi boca y mi cara. Andrés tampoco tardó en llenarme el culo de leche caliente que yo sentía cómo después que Andrés se fue empezó a caer por mis muslos hasta llegar a mis medias. El lugar de Andrés fue rápidamente ocupado por uno de los muchachos aunque esta vez debido a las dimensiones de los jóvenes me dolió la entrada de aquella polla pero aún así yo no podía rechazarla estaba demasiado excitada. El hombre que tenía su verga dentro de mi concha se vino dentro de mí y yo a sentí cómo su leche caliente quedaba suspendida en mi vagina y algunas gotas caían al suelo mientras los que ya habían tirado su leche en mí iban a tomar un reposo.
El que estaba en mi ano también me llenó de leche y ya sentía que mis muslos eran una mezcla de fluidos de todos los que me habían follado. Ya solo quedaba uno que me tenía su verga bien adentro de la boca, y al ver que no había nadie más me acostó y colocó su verga entre mis tetas y se empezó a hacer una rusa conmigo, para terminar luego y lanzar su leche entre mi pecho y mi cuello.
Yo había quedado allí tirada en medio de aquella sala pero no tardó uno de ellos en lanzarme sobre el sofá y colocarme en 4 patas para metérmela por el culo, y dos más colocaron sus miembros frente a mi cara. El que me enculó, me la sacó para correrse sobre mis nalgas, las cuales quedaron cubiertas de leche. Tras esto mi culo, mi concha y mi boca fueron siendo ocupadas por todos ellos y mis orgasmos se sucedían uno tras otro. Ellos se corrían en todos mis agujeros y hubo uno que lo prefirió hacer sobre mi falda que aún yo la tenía puesta. Ya yo estaba inundada de leche caliente, y mis medias que eran negras se empezaban a tornar blancas en la parte interior de mis muslos, todo gracias al semen de mis nuevos amigos.
Por último y como en mi primera orgía junto a Doris me arrodillé en el centro de la sala esperando que ellos dejaran hasta la última gota de leche sobre mí. Alguno de ellos me pidió que contara los penes que había para mí, así que yo uno por uno metí todas sus vergas hasta mi garganta y las iba contando mientras ellos sonreían y me decían que yo era la más puta y zorra de todas. Si no lo era por lo menos yo estaba muy cerca y me agradaba. Yo seguí chupando y masturbando vergas y el primero me aviso que su orgasmo estaba próximo, así que coloqué mi cara frente a él y este me lanzó su chorro y lo estrelló sobre mi rostro. Así, uno a uno me avisó y se corrieron sobre mí dejando mi cara repleta de su viscosa y caliente leche. Yo creí que era todo y me tiré sobre el suelo, pero uno de ellos se acercó a mí y colocó una de mis manos sobre su verga que otra vez estaba dura como una piedra así que lo empecé a masturbar. Luego se empezaron a acercar los otros y se arrodillaron alrededor mío y se empezaron a masturbar hasta tener sus vergas duras nuevamente. Yo veía como sus vergas brillaban y sus cuerpos sudorosos alrededor mío se agitaban con cada pajazo, así que coloqué una mano en mi concha y me empecé a masturbar hasta llegar a otro orgasmo.
Ahora ellos frotaban sus vergas con todo mi cuerpo, yo tenía una verga en cada mano, y sentía como una golpeaba mis senos, otra se sacudía sobre mi corsé y otras dos eran frotadas sobre mis medias. Así, el primero en correrse fue el que estaba sobre mis tetas llenando mis pezones de su líquido blanco y espeso, y así todos volvieron a venirse sobre mí, pero se cuidaron de tirármela toda en la cara y las tetas aunque con esas descomunales sacudidas, ya mi cabello y corsé estaban también engomados por su esperma. Yo estaba sorprendida porque aún sus vergas tuvieron fuerza para levantarse, aunque esta vez uno de ellos sugirió que todos se pararan alrededor mío y me llenaran de su esperma. Ellos así lo hicieron y hubo algunos que no se vinieron una sino dos veces más, y me lanzaron su semen sobre la cara, las tetas, el corsé, la falda, las medias y hasta mis tacones resultaron pringados por ellos, yo ya me encontraba totalmente cubierta de su esperma. Ya algunos se empezaban a vestir, y de repente el hombre que vivía en aquel apartamento entró nuevamente a la sala y me dijo
¿A ti te gusta el semen verdad?
Sí, me gusta
Eso creí
¿Por qué me preguntas?
Es que tú debes creer que no te tragaste nuestro semen y que no te lo vas a tragar
Pues la verdad yo si habría querido probar su esperma
Tan puta como me gustan
Tras decir esto y con la indiferencia de algunos él me mostró un pan que traía en su mano mientras yo con mis dedos limpiaba mis ojos con mis manos. Él me dijo
Te vas a tragar este pan con nuestro semen
Apenas terminó de decir esto cuando sacó un pequeño pedazo y me lo frotó en la cara y aquel pedazo de pan quedó empapado de leche, él lo acercó a mi boca y me dijo "Cómetelo putita, a ti te gusta". Yo me lo comí y él siguió haciendo esto hasta que terminó con el pan y con el esperma que había en mi cara. Mis amigos se empezaron a ir, y apenas se despidieron de mí diciendo que querían que nos volviéramos a ver, que yo era la mejor folladora del mundo.
Se fueron ellos y se quedó Andrés hablando con el dueño del apartamento, así que yo fui al cuarto de aquel hombre para cambiarme la ropa y limpiarme. Al entrar me miré en un espejo que él tenía en la pared y pude ver como me encontraba como una verdadera puta, mi cabello estaba totalmente desordenado y cubierto de semen, mi maquillaje estaba todo corrido sobre mi cara, y la sombra y el delineador de mis ojos habían caído hasta mis mejillas, mi cuello y mi pecho aún estaban empapados de semen, mi corsé y mi falda tenían grandes manchas blancas al igual que mi medias y mis zapatos. Tras verme así, me senté en una silla frente al espejo y vi que mi concha aparte de estar llena de leche ya seca, estaba más grande que de costumbre, así que me di la vuelta y abrí mi ano y noté exactamente lo mismo, el ano se había ensanchado. Apenas vi esto me sorprendí pero supe que eran las consecuencias de querer ser follada por vergas tan grandes. Finalmente me bañé y me vestí "decente" nuevamente para irme con Andrés, y desde aquel día se ha hecho habitual en las noches un sueño en el cual soy follada por muchas vergas y al siguiente día amanezco muy mojada y alimento más mi hambre de pene.