Marta. Me tocó el Euromillones 3

Tercer capítulo de la historia. Marta, conoce a Natalia, la cirujana, que le va a poner sus nuevas y grandes tetas.

Este es el tercer capítulo, de la historia de Marta, una madrileña de 29 años, a la que le tocan 200 millones de € en el

Euromillones

, y, su vida, comienza a cambiar, y, se convierte, en una espiral de sexo y drogas.

Sigo yo mismo, narrando la historia

En Montepríncipe, Boadilla, viendo casas, con Marta y sus padres

De camino en el coche, hasta Montepríncipe, le dije a Marta, algo importante, y que, aún, no le había dicho, y era, por un lado, la necesidad que veía de que fuera a ver a Anna, la misma psicóloga, a la que yo ya llevaba años yendo, por mis diversos problemas del pasado, para que, en su nueva vida como multimillonaria, las cosas le fueran, lo mejor posible, también a nivel psicológico.

Por otro lado, me parecía también, muy importante, que se mantuviera en forma, y que no se dejara ir, a nivel de cuerpo, por lo que, también, le recomendé que fuera al gimnasio, hasta que montáramos uno en la casa, y

contratáramos

a una entrenadora personal, que pusiera a Marta, totalmente en forma.

Marta me dijo, que estaba de acuerdo, y, me dio un beso, en la mejilla, que me sentó muy bien.

Yo, ya empezaba a ver, que Marta comía, (Por desgracia, mocos, aún no, pero, todo se andaría) de mi mano, y, eso, era algo que me ponía muy cachondo.

Llegamos a la urbanización, a las afueras, donde habíamos quedado con la agente inmobiliaria, que nos estuvo enseñando, nuestra futura casa.

A Marta, le encantó, porque tenía hasta una pista para caballos, con sus boxes, para que pudiera dormir allí y todo, algún caballo, lo malo, es que necesitaba una reforma enorme, aun así, decidimos comprarla, porque, ante esa situación, yo ya tenía mirado otro chalet, en el mismo sitio, libre para alquilar, durante el tiempo que fuera necesario, hasta que la casa “buena”, estuviera a punto.

Durante la visita, a espaldas de los padres de Marta, y de la agente inmobiliaria, hubo unos instantes, para algún beso, en la boca, con Marta, pero, poco más.

Después,

eran las 14:00, así que, volvimos a Madrid, para comer, de nuevo, a todo lujo, un buen plato de jamón, un cochinillo, y, por supuesto, regado con buen vino.

A las 16:30, teníamos cita, otra vez, con otra agente inmobiliaria, para ver la casa, que iba a ser para los padres de Marta.

La casa, no estaba mal, la reforma que necesitaba, era menor, así que, los padres de Marta, me dijeron que, a pesar de todo, no necesitaban una casa de transición, vivirían en la suya, hasta que la nueva estuviera en orden.

Tardamos una hora, en ver su casa, al acabar, yo ya estaba casi cardiaco, deseando follarme a Marta, pues, en todo el día, apenas había tenido ocasión, con sus padres, vigilando, solo, durante la comida, me pude escapar al baño, y nos besamos un poco, pero, ya digo, por desgracia, de follar, nada, aunque, los dos, lo estábamos deseando.

Dejamos a los padres de Marta, en su casa, en la Castellana, y, Marta y yo, nos fuimos al hospital, para que, Natalia, viera las tetas de Marta, y nos diera su opinión, sobre las opciones de operación.

En el hospital, con Natalia y Marta

Llegamos al hospital, por suerte, ese día, Natalia no tenía mucho lío, y, aunque íbamos con retraso para la cita, pues, llegamos casi una hora tarde, al ser quien era, para mí, siempre tenía hueco.

Al fin y al cabo, ya le había hecho ganar mucho dinero, y, más que estaba por llegar...

Nota del autor: Lo que viene ahora, es un poco duro.

Estuvimos esperando un rato, en la sala de espera, a Marta, le llamó la atención, una mujer, que estaba, en una silla de ruedas, pero, estaba casi, totalmente amputada, sin brazos ni piernas, salvo en la pierna derecha, que, sólo, tenía la mitad, además, veía algo raro en sus ojos, como si, además, tampoco pudiera ver bien,

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hablar, de la cabeza, totalmente afeitada, al igual que las cejas, que llevaba, y de su boca, en la que, no había dientes; en la nariz, tenía pecas, algo que, a Marta, según me dijo, le gustaba mucho, en una mujer.

Al lado de la mujer, había otra, vestida de enfermera, y que, llamaba la atención, por el vitíligo, que estaba muy presente en toda su piel.

Marta, movida por la curiosidad, intentó hablar con ella, pero, yo, le dije que no, porque, cómo sabía la historia, hablar con ella, iba a ser, misión imposible.

Le expliqué a Marta, la historia de Beatriz

Beatriz era una mujer con BIID, muy masoquista, que quería operarse todo el cuerpo, para ser totalmente dependiente, con la ayuda de Natalia, lo estaba consiguiendo, lo primero, fueron los ojos, después, la médula, para que no pudiera moverse apenas, y, finalmente, brazos y piernas, salvo la pierna derecha, donde tenía una mancha de nacimiento, que, quería conservar.

Llevaba una traqueotomía, para poder respirar, debido al daño medular, y, al parecer, ya sólo le quedaba, la operación, más complicada, a nivel cerebral, para no poder oír absolutamente nada.

Por si fuera poco, y, para que no se pudiera comunicar, le habían quitado la lengua, las cuerdas vocales, se las habían cortado, y, también los dientes.

Yo le conté a Marta, en ese momento, que, Natalia, aparte de hacer las operaciones de estética, digamos “normales” (Poner tetas, culo, etc.), también atendía a pacientes con BIID, y, a peticiones, especiales, de narcos, por duras que fueran.

En ese momento, apareció Natalia; Marta, se quedó embobada, mirándola, sobre todo, sus tetas.

En la consulta de Natalia

Pasamos a la consulta de Natalia, y yo, le expliqué la situación:

Alfonso (Yo): “Verás, Natalia, Marta, ha ganado mucho dinero, en el

Euromillones

, y, quiere hacerse un pequeño arreglo, en su ya de por sí, bonito cuerpo, aumentarse un poco las tetas.

En ese momento, Marta me interrumpió, para decir:

Marta:” Bueno, sí, eso pensaba, antes de verte, Natalia, pero, ahora que veo tus tetas, y tu cuerpo, he cambiado de idea, quiero parecerme a ti, quiero que me hagas las mismas cosas que tú te has hecho, me pones muy cachonda”

Natalia: “Vale, Marta, por mi parte, sin problema, aunque puede que te duela un poco, pero, si es lo que quieres, vamos a ver, si es posible, desnúdate por completo, salvo las botas, y, lo vemos”

Marta, obedeció, a pesar de que, no le gustaba mucho, obedecer a mujeres, y, se quedó desnuda, delante de nosotros dos.

Natalia, le empezó a sobar el cuerpo, le metió los dedos por el coño, por el culo, le sobó las tetas, le hizo de todo, como Marta se dejó, no fue necesario taparle los ojos, ni recurrir a métodos, algo más especiales, para pacientes que no se comportan.

Antes de acabar la exploración de Marta, Natalia, al ver que mi polla, se notaba, erecta, en el pantalón, me preguntó si quería que me hiciese, ella misma, una mamada, y yo, que quería poner a prueba, a Marta, le dije que sí.

Natalia, se arrodilló, me bajó los pantalones y el calzoncillo, y, me empezó a chupar la polla, de nuevo, Marta, se limitó a masturbarse, mientras, disfrutaba de la escena, no se puso celosa, ni puso cara de “eso debería hacerlo yo, y no tú, puta (Refiriéndose a Natalia)”

Simplemente, comprendió que, hasta que su cuerpo estuviera a punto, debía aprender de otras mujeres, ya modificadas, además, se ponía muy cachonda, viendo a Natalia, en acción.

Antes de acabar la consulta con Natalia, le comenté, el tema de la esclava sexual, ya que, Marta, tenía mucho interés, en conseguir una.

Yo: “Natalia, algo que Marta desea, aparte de ponerse un cuerpo, de impresión, como el tuyo (Eso lo dije, mirando por el rabillo del ojo, a Marta, para ver su reacción, que fue, masturbarse), es, tener una esclava sexual, a la que modificar, a nuestro gusto. ¿Tienes a alguien disponible?

Natalia: “Podría ser, tengo a alguien en mente, lo hablaré con ella, y, cuando tenga un hueco, con una cita con ella, os llamo, y, os venís, para que os la presente, es una chica con un pasado algo duro, pero con mucho dinero, y que quiere ser destruida”

Nos íbamos a ir ya, para intentar hacer alguna compra de ropa, cuando, a Marta, se le ocurrió la buena idea, de, invitar a Natalia, a cenar con nosotros, porque, quería conocerla mejor.

Yo acepté, al fin y al cabo, ya tendríamos, todo el día siguiente, para pasarlo, haciendo compras.

Quedamos con Natalia, en un restaurante, a las 21:30, antes, teníamos que pasarnos, a ver a Anna, la psicóloga, para que conociera a Marta, y, me indicara, qué se podía hacer.

Con Anna, la psicóloga

A las 20:30, llegamos a donde tiene Anna, su consulta, le estuve exponiendo el caso, y, como siempre, Anna, dio moco verde, a poder atender a Marta, y, se alegró mucho, del giro que, nuestra vida, iba a dar.

A las 21:15, agarramos el coche, de nuevo, y, fuimos hasta el restaurante, donde, Natalia, nos estaba esperando, para cenar, a todo tren.

En el restaurante, cena con Natalia y con Marta

Se había cambiado, la ropa de médico que llevaba en el hospital, y, la verdad, estaba muy guapa.

Llevaba un vestido muy escotado, de cuero marrón, que dejaba poco a la imaginación, unas botas, al muslo, de cuero negro, y, bastante tacón, además, llevaba un abrigo, también de cuero negro, pero, estaba en una de las sillas, porque, dentro del restaurante, hacía buena temperatura.

Pedimos unas raciones, para compartir, y, yo me pedí también, unos calamares, en plan fritanga, pues, ya sospechaba, que no iba a dormir mucho, esa noche.

Marta y Natalia, fueron al baño, antes de comenzar a cenar, según me dijo Natalia, “A cargar pilas”, con eso, yo ya sabía que, iban a ponerse de cocaína, hasta el culo, algo que me excitaba, solo con pensarlo.

Desconozco lo que hicieron, entre ellas, en el baño, porque, yo, me quedé, hablando con Marcos, por

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, para ver, cómo iban las cosas en el bufete.

Al volver, ambas, estaban muy sonrientes, se notaba, que había pasado algo, puedo sospechar, qué, pero, no lo puedo asegurar ni describir.

Los camareros del restaurante, llegaron con la cena, que, por supuesto, regamos con vino, fácilmente, nos bebimos, cada uno, una botella.

Al acabar la cena, Marta me pidió, si, Natalia, nos podía acompañar esa noche, en mi casa, porque, en el baño, habían quedado en que, sí o sí, iban a follarse, y, querían que yo, viera cómo lo hacían, e incluso, que lo grabara en vídeo.

A mí, se me iban ocurriendo ideas, para dominar a las dos, a Natalia, y, a Marta, a la vez.

En el próximo capítulo, os contaré, cómo fue la noche con estas dos putillas, en mi casa de

Campodón

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