Marta los prefiere jóvenes (4)
Marta se aburre en casa y llama a Diego para que... la acompañe.
La vida seguía normal y rutinariamente, a pesar que de vez en cuando Marta conseguía algún nuevo "amigo" que le calmaba el calor a ella aunque no eran trascendentales encuentros.
Llegó el sábado y mi primo salió desde muy temprano con su novia diciendo a Marta que regresaría en la noche así que no lo esperara para almorzar. Ella no tenía planes ese día, así que tomó un largo sueño y volvió a acostarse en su cama tras desayunar mientras pensaba qué haría aquel día. Marta revisó su agenda telefónica y llamó a un par de sus amigas intentando encontrar quien la acompañara aquella tarde pero fue infructuoso pues todas tenían ya planes. Revisando los números de teléfono, encontró el de Diego y tras mucho pensarlo decidió llamarlo.
Hola, ¿Diego?
Si ¿perdón con quién hablo?
Con Marta
¿Marta?
Si, la amiga de Andrés
No te recuerdo todavía
Pues . Yo fui una de las que follaste con tus amigos- dijo Marta con cierta timidez-
Ah ya sé quien eres-dijo él mientras se escuchaba una risa- ¿Cómo estás?
Bien. Oye te llamo para saber qué vas a hacer hoy
En la noche voy a salir con unos amigos pero la tarde la tengo libre
Lo que pasa es que estoy sola en mi casa y me siento un poco aburrida así que pensé que tal vez podríamos estar un rato hablando y podrías acompañarme a almorzar
Aja, "hablando". Está bien, a qué hora te parece bien que nos veamos.
Tú sabes donde vivo así que cuando quieras puedes llegar.
Ok. A la 1 estaré allí sin falta
Te espero.
Al colgar el teléfono, ella notó que sus pezones estaban duros y su vagina húmeda y fue inevitable para ella saber que era excitante estar sola con aquel joven. Ella entró a la ducha a bañarse y no podía dejar de pensar en Diego y su jugosa verga aunque sabía que tal vez no iba a pasar nada. Ella se tocó un poco bajo la ducha y lo único que logró fue quedar más excitada que al comienzo. Ella salió de la ducha, se secó y se colocó una tanga roja muy pequeñita que se alcanzaba a meter en su rajita, una bata y se dirigió a la cocina a preparar el almuerzo. Estaba todo casi listo y volvió al cuarto a vestirse.
Faltaban aún 6 minutos para la una de la tarde y se escuchó el timbre. Marta abrió y era él quien directamente acercó sus labios a los de ella dando un beso profundo que estremeció a Marta. Ella le tomó la mano y lo guió al comedor donde le pidió que la esperara. Diego no separaba su mirada del cuerpo de Marta. Ella vestía una blusa negra ajustada que se amarraba en su cuello y que dejaba sus hombros y parte de su pecho y espalda al descubierto, además no usaba sostén pues sus pezones eran evidentes sobre la blusa, llevaba un pantalón blanco muy ajustado y que terminaba en sus pantorrillas, terminando con unos tacones negros de tiras que rodeaban parte de sus pantorrillas y una cinta blanca en su cabello aún mojado. En resumen ella se había vestido al mejor estilo de una puta.
Ella no tardó en llevar la comida a la mesa. Ellos comenzaron a comer mientras hablaban de diversos temas aunque la tensión sexual en el lugar era evidente pues sus miradas frecuentemente se cruzaban y guardaban pequeños silencios. Al fin terminaron su almuerzo y Diego se ofreció a alzar los platos mientras Marta se instaló en la sala sin dejar de pensar en el joven que la acompañaba. Diego regresó y Marta le ofreció un whisky, sirviendo uno para ella y uno para él. Ellos continuaron hablando y se sentaron juntos en el sofá donde en determinado momento Marta posó su mano sobre el muslo de él y le dijo "No resisto más", lo besó y empezó a pasar su mano por el paquete del joven. Los dos se fusionaron en un beso que parecía no terminaría y él le tenía metida la mano ya entre su pantalón tocándole las nalgas. Los dos se pararon del sofá y se recorrieron todo el cuerpo con sus manos mientras no paraban de recorrer sus bocas con sus lenguas.
Ya Marta había bajado la bragueta del joven a través de la cual sacó su miembro el cual estaba semiduro y ella lo comenzó a acariciar con una de sus manos hasta que lo tuvo totalmente erecto entre sus manos. La primera impresión que ella tuvo acerca de aquel pene era correcta, pues era grueso, venoso y de unos 21 cms que ella estaría dispuesta a aprovechar. Marta tiró a Diego sobre una silla y ella se arrodilló frente a él. Ella tomó aquel pene en su mano y empezó a chupar los huevos de su amante quien solo suspiraba de placer. Ella no perdía el tiempo y pasaba su lengua por todo el pene de Diego y luego lo metió en su boca y lo chupaba como una desesperada. El joven le dijo
¿Te gusta perra?
Me encanta, que rico estas
Entonces mételo todo en tu boca perra
Marta sin tardar aunque con algo de dificultad lo insertó dentro de su boca mientras Diego sostenía su cabeza en aquella posición. Marta sacaba aquel pene de su boca solo para tomar aliento y luego lo volvía a clavar en su garganta. Este movimiento lo repitió una vez más y un hilo de saliva recorría el pene de Diego y culminaba en la boca de Marta quien como posesa se incorporaba nuevamente sobre aquel falo. Diego se levantó de la silla y levantó a Marta para besarla mientras fácilmente retiraba su blusa y ella no cesaba de masturbarlo. Él la tiró sobre el sofá y de un solo tirón le quitó el pantalón a ella quedando a la vista la tanga muy mojada de Marta que estaba entre su vagina.
Diego quien no soportaba más apenas movió un poco la tanga de Marta y le comenzó a meter su verga ante el evidente dolor de Marta quien con su mano le permitía que ingresara en su conchita poco a poco hasta que finalmente la tuvo toda dentro. Diego sin piedad comenzó a enterrarle su duro pene a Marta mientras ella infructuosamente intentaba separarlo de ella y detenerlo. Él le tomó fuertemente la espalda y hacía chocar sus huevos con las nalgas de ella.
Marta comenzaba a dejar de sentir dolor y sus gemidos de placer eran sonoros. Diego no paraba un solo segundo de fornicarla y ella tuvo rápidamente su orgasmo que acompañó con un grito. El joven sacó un momento su pene de la vagina de Marta y sus jugos brotaron mientras ella tomaba un poco de oxígeno pues estaba muerta. Marta temblaba tras su orgasmo y mientras Diego lamía los jugos que quedaron en la puerta de su conchita. Diego la volvió a enganchar con su verga y tras un par de bombeadas, la tomo fuertemente y la levantó sin dejar de penetrarla mientras ella lo abrazaba y cruzaba sus piernas sobre la cadera de él, para luego tirarla sobre el comedor y seguirla follando.
Diego la colocó de lado y siguió penetrándola mientras el rozamiento de aquel duro falo con la vagina volvía loca a Marta quien no paraba de gemir. El joven amasaba sus tetas y ella miraba fijamente a su amante mientras guiaba sus manos por su cuerpo. Marta chupaba uno de sus dedos mientras Diego no cesaba de hundirle su gran miembro a Marta en la concha y ella volvió a descargar sus líquidos sobre el joven quien aceleró su ritmo y la hizo gritar como una desesperada pidiéndole que no parara. Él nuevamente sin dejar de penetrarla la alzó mientras ella se aferraba a él y lo besaba apasionadamente, llevándola a su cuarto y tirándose él en la cama con Marta sobre él.
Marta sin demora lo comenzó a cabalgar y hacía repetidos movimientos circulares con su cintura que hacían bramar a Diego quien le decía
¡Qué puta eres!
¿Te gusta?
Me encanta perra. Te voy a romper
Ja, ja, ja
Apenas Marta terminó de reír cuando Diego la tiró sobre la cama y se arrodilló dejando la verga frente a su cara. Tomó a Marta por el pelo y le clavó su verga un par de veces en la boca para luego tomarla de la cintura y ponerla en 4 patas. Él escupió el ano de Marta y le empezó a clavar su polla, tomo los dos brazos de Marta y la siguió ensartando lentamente mientras ella indefensa intentaba soportar el dolor. En menos de quince segundos Diego había llenado el ano de Marta con su polla quien intentaba soportar el dolor casi sin moverse. Él muy lentamente penetraba a Marta quien suspiraba profundamente sintiendo como aquel trozo de carne le abría completamente el ano. Alfil Marta dejó de sentir dolor y Diego le soltó los brazos para tomar su cintura y comenzar la penetración cada vez con más vigor haciendo que ella gritara de placer mientras con una de sus manos estimulaba su clítoris.
Diego no paró un segundo de follarla y cuando sintió que su orgasmo se avecinaba decidió rápidamente sacar su verga del culo de Marta para darle un par de sacudidas que lo hicieron llegar al clímax tirando su semen sobre la espalda y el culo de Marta quien gemía tras cada gota de semen que sentía en su cuerpo. Tras correrse, Diego se tiró sobre la cama agotado y Marta aún caliente se tiró sobre él besándolo y masturbándolo hasta tener aquel falo duro entre su mano. Tras tener aquel miembro duro, ella le dio un par de lamidas y se clavó en él sentándose sobre su compañero.
Marta cabalgaba a su compañero intensamente metiendo la totalidad de aquella verga en su conchita. Ella no tardo en tener su orgasmo y cesó la penetración, pero Diego la tomó por la cintura y la empezó a clavar con una fuerza impresionante haciendo que Marta gritara desenfrenadamente mientras sus huevos golpeaban con fuerza las nalgas de ella.
Marta volvió a correrse quedando casi sin aliento, pero tras su orgasmo, se sacó la polla del ano y empezó a masturbar a Diego quien aún acostado se limitaba a disfrutar del momento.
Marta hizo un muy buen trabajo pajeando a Diego y cuando casi él eyaculaba, ella acercó su cara a aquel glande mientras continuaba masturbándolo haciendo que él se corriera y dejara su esperma sobre su cara, su mano y una parte sobre el abdomen de él que hábilmente fue retirado con la lengua de Marta quien también dio un par de mamadas al miembro ya flácido de Diego.
Al terminar, él se levantó, se vistió y dio un beso a Marta quien estaba tirada en su cama con la cara pegajosa y untada de esperma, quien le pidió que la visitara más frecuentemente.