Marta los prefiere jóvenes (11)

Llega el ahijado del anciano y Marta se encarga de atenderlo.

Luego de su primera experiencia interracial, Marta volvió a su vida normal, termino de pasar sus vacaciones allí y volvió con su esposo a Bogotá. Llegaron, y a la siguiente semana volvieron a trabajar en la empresa del viejo. Iban pasadas casi dos semanas desde su regreso a Bogotá cuando el viejo le dijo a Marta

Mi amor te necesito decir algo importante

¿Qué pasa, hay algún problema?

No, para nada. Es que Camilito, mi ahijado va a venir a estudiar a Bogotá y como tú sabes él no conoce a nadie en esta ciudad

Ajá, y tú qué propones

Pues es que me gustaría que él se quedara acá mientras consigue un apartamento. ¿Qué te parece?

Está bien, pero que sea temporal que se quede en esta casa. –dijo ella con cierto enojo-

Tranquila, te lo prometo.

Pasaron un par de días más y el viejo dijo a Marta que iría al Terminal de Buses porque aquel día llegaría Camilo, su ahijado. Era sábado y Marta pensaba cómo podría ser el chico, pues la única referencia que tenía era un par de fotos que el viejo guardaba y en las que el jovencito tendría 5 o 6 años y tenía un considerable sobrepeso. Ella se alistó y esperó pacientemente a su esposo y a su invitado.

A eso de las 2 de la tarde, llegaron ellos. Junto al viejo venía un hombre muy diferente al que Marta imaginaba. Era un joven de 19 años que medía casi 1.80 cms, tenía un cuerpo atlético, y una barba de casi una semana. Al llegar él dijo

Mucho gusto señora, mi nombre es Camilo

El gusto es mío-dijo Marta sin salir de su sorpresa-. Y no me diga señora, llámeme Marta

Esta bien, Marta. Mi padrino se quedó corto cuando me dijo lo bella que es usted.

Muchas gracias.

Marta había quedado impactada con el nuevo huésped y en ese momento supo que debía follar con él. Aquel día, el viejo se mostró bastante diligente con el joven, así que Marta no pudo acercarse mucho a él. Pero el plan era claro, calentar al joven tanto que no pudiera evitar follar con ella. Así, el siguiente día Marta empezó con su plan.

Muy temprano, fue a la cocina y buscó a su empleada (María) para que le preparara algo de desayunar a Camilo. Cuando lo tuvo listo, ella lo llevó al cuarto donde el joven ya estaba despierto y le dijo

Hola señora, cómo está

Ya le dije que no me diga señora, dígame Marta. Solo venía para saber cómo había pasado la noche y a traerle algo para que comiera.

Muchas gracias.

Al terminar de decir esto, Marta quien llevaba puesto solo un camisón blanco, se inclinó hacia la mesa dando la espalda a Camilo para dejar allí la bandeja con la comida. Él pudo ver cómo el camisón se elevó levemente casi dejándole ver las nalgas de Marta. Ella salió del cuarto meneando provocativamente su culo mientras Camilo no podía separar sus ojos de aquella mujer.

Aquel domingo, Marta se colocó un pantalón de lycra rojo bastante ajustado donde era notoria la separación de sus labios vaginales, un top blanco bastante ajustado y que no cubría su ombligo, además de unas zapatillas pues ella haría un poco de spinning aprovechando su día libre. Así lo hizo, y estuvo aproximadamente dos horas haciendo ejercicio quedando totalmente sudada. Pasó por la sala de la casa, en la cual se encontraba Camilo con el viejo, quien al verla quedó paralizado admirando la belleza de aquella mujer.

Al siguiente día, el viejo le pidió a Marta que le avisara a Camilo que aquel día él lo iba a acompañar a buscar un apartamento así que se debería levantar temprano. Ella salió de su cuarto, pero antes de llegar al del joven se "acomodó" la pijama que constaba de un pequeñísimo short y un corto camisón de botones que apenas si le cubría el abdomen, así que ella se desabrochó un botón del camisón y se subió el short para que le quedara bien metido entre el culo. Llegó al cuarto del joven y lo movió un poco hasta despertarlo. Cuando él estuvo despierto, Marta se inclinó hacia él a darle un beso en la mejilla de buenos días y mientras lo hacía, él pudo ver cómo gracias al botón que estaba desabrochado, se podían ver perfectamente las tetas de Marta. Luego mientras ella salía, no separaba la mirada del culo de Marta que tenía medio short entre este.

Marta se bañó muy rápidamente en el baño de huéspedes pues el viejo había ocupado el de su cuarto. Ella dejó su ropa tirada en el baño, y fue a su cuarto a vestirse. Se vistió, y volvió al baño donde Camilo se bañaba pero no había asegurado la puerta, así que Marta sigilosamente, entreabrió la puerta y vió cómo Camilo estaba de pie en el medio del baño con la ropa interior recién usada por Marta en su mano y oliéndola lujuriosamente mientras sobaba su miembro sobre sus bóxer con la otra mano. Al fin, el joven sacó su miembro. Camilo estaba de espalda a la puerta, donde se encontraba Marta, así que ella no pudo más que imaginar el falo del muchacho. Luego de un rato, Camilo quedó totalmente desnudo y empezó a masturbarse aunque Marta no podía ver más que la espalda de su huésped. No tardó mucho cuando ella escuchó bramar a aquel macho quien estaba ya eyaculando. Ella estaba bastante excitada y esperó que Camilo saliera del baño para regresar por su ropa interior, la cual encontró impregnada de semen lo cual calentó aún más a Marta.

Luego de aquel episodio, Marta salió a su trabajo y no pudo en todo el día dejar de pensar en aquel jovencito. Al regresar en la noche, encontró a su esposo en casa quien le dijo que habían conseguido un buen apartamento para Camilo y que pasaría solo dos noches más en su casa y luego se iría. Ahora Marta sabía que su plan debía acelerarse. Aquella noche, no pudo hacer nada pues el viejo salió con Camilo a enseñarle la ciudad. La mañana siguiente tampoco fue mucho lo que pudo hacer pues debió salir muy temprano con el viejo rumbo a la empresa. Durante todo el día, Marta estuvo pensando en cómo haría para follar con aquel chico, era lo único que podía pensar.

Regresaron Marta y el viejo a la casa tras su día de trabajo. Luego de cenar, Camilo y el viejo se dirigieron a sus respectivos cuartos mientras Marta fue al estudio a organizar unos papeles que necesitaría al otro día en su oficina. Allí estuvo casi hasta las 10 de la noche intentando no pensar en la tentación que tenía en su casa. Salió del estudio e iba cruzando la sala de la casa cuando vio que de la cocina salía Camilo vistiendo solo una pequeña pantaloneta, que dejaba expuesto a pesar de la oscuridad su atlético cuerpo. Él le dijo

Marta, ¿qué hace aquí a esta hora?

Estaba trabajando un poco pero ya terminé

Se ve bastante bonita –Marta llevaba un vestido rojo de tirantas que apenas le cubría las rodillas y unos tacones negros de tiranta.

Muchas gracias, usted también se ve muy bien

Vamos subiendo al cuarto, ¿le parece?

Está bien.

¿Hay algún problema si la invito a hablar en mi cuarto?

No, para nada. Pero vamos a "hablar"

Si, claro que sí, no se ponga nerviosa, siga y tome asiento –En ese momento llegaron al cuarto del joven y se sentó ella en una silla que había en el lugar mientras él se sentó en la cama-

Yo no estoy nerviosa, para nada

Eso está muy bien.

Lo que pasa es que su padrino me debe estar esperando en el cuarto

Tranquila que él ya está durmiendo.

OK

Aprovechemos para hablar ya que hoy es mi última noche en esta casa

Si, que lástima –susurró Marta mientras suspiraba-

¿Lástima?, si apenas nos conocemos hace tres días

Bueno, lo digo porque su padrino lo quiere mucho

A mí lo que me apena es que no la voy a poder ver todos los días

Pero usted sabe que puede venir cuando quiera

No me entiende, quiero verla en esas pijamitas que viene a darme las buenas noches y a insinuarse

¿Pero qué dice?

¿Usted cree que yo no me he dado cuenta que usted viene así a propósito?

Pues…… igual yo lo ví a usted masturbarse con mi tanga en el baño

Si, lo hice porque usted me excita, y yo sé que la excito a usted

Mientras él decía esto, se levantó y se acercó a Marta para besarla y ella perdiendo su voluntad liberó su cuerpo y se entregó a los deseos de Camilo. Camilo la levantó de la silla sin dejar de besarla y Marta ahora abrazaba fuertemente al joven atrayéndolo a su cuerpo. Camilo metió sus manos bajo el vestido para magrear las nalgas de ella quien le intentaba comerle la boca. Tras un breve momento, él la giró apretando su culo sobre su verga. Marta movía su culo en círculos sobre la pantaloneta de Camilo mientras no paraban de besarse. Al fin él, le sacó el vestido de un solo jalón y en ella quedaron su tanga y sostén rojos al igual que sus tacones.

Camilo metió sus manos entre el sostén de Marta y le empezó a apretar las tetas y pellizcar los ya duros pezones al tiempo que Marta empezaba a acelerar su respiración. Luego Camilo con una mano aún sobre las tetas de ella, metió la otra en la tanga de Marta y dos de sus dedos los introdujo en su chorreante concha. Ella por su parte, metió una de sus manos entre la pantaloneta de Camilo y acariciaba el caliente y duro miembro del joven. Él duró apenas uno o dos minutos masturbándola cuando ella apretándole fuerte el pene, empezó a gemir mientras doblaba sus rodillas alcanzando su orgasmo, pero él aumentaba la velocidad en su mano provocándole un máximo placer y debiendo taparle la boca para que no gritase. Al terminar su clímax, Marta besó a Camilo apasionadamente mientras él no cesaba de masturbarla y ella apenas se podía mantener de pie.

Marta se soltó del joven y se arrodilló frente a él sacando la verga de la pantaloneta de éste. Eran unos 23 cms de largo los que medía aquel venoso trozo de carne que sin dudar Marta empezó a lamer. Ella era una maestra en el arte de chupar y lo demostró perfectamente, pues al poco tiempo de haber iniciado Camilo debió detenerla para no eyacular. Él la levantó, la lanzó sobre la cama y le levantó las piernas con sus manos hasta dejarlas contra su pecho y los pies en su cuello, corrió hacia un lado la tanga de Marta y luego tomó su miembro y delicadamente lo empezó a introducir en la concha de ella quien cerró los ojos y recibió cada centímetro de carne que Camilo le introdujo. Él sacó un par de veces su polla y volvió a introducirla hasta que Marta tuvo el chocho lo suficientemente dilatado para recibirlo completamente. Entonces él agarrando fuertemente los muslos de Marta, la empezó a penetrar con fiereza logrando una gran sensación de placer en ella, quien se manifestó en un orgasmo sobre el miembro de aquel chico.

Marta se repuso y abandonando su posición, se sentó en la cama para volver a succionar aquella herramienta que le estaba proporcionando tanto placer. Ella lo lanzó sobre la cama mientras se quitaba la tanga para luego incrustarse en aquel palo duro. Camilo colocó sus dos manos bajo su cabeza relajándose y permitiendo que Marta hiciera todo el trabajo. Ella por su parte, apoyó sus manos en el pecho del joven y empezó a cabalgarlo con destreza. Ella movía su cadera y cintura con desesperación mientras el joven tranquilamente la observaba. Marta se giró y dando la espalda al joven continuó con su trabajo, mientras ahora sí Camilo la tomaba de la cintura y la clavaba enérgicamente en su polla y ahora sí luego de repetir este movimiento un par de minutos, Camilo lanzó su leche entre Marta que sintió como aquel fluido caliente la llenaba.

El pene de Camilo perdía su firmeza mientras él se veía agotado, así que Marta se levantó de su lugar y empezó a chuparle la verga. Mientras ella se ocupaba de dejar aquel miembro nuevamente duro, el semen que recién había recibido, empezó a salir de su vagina manchando la cama del joven y los tacones de la propia Marta que apenas si lo notó. Al volver a tener duro aquel pene, Marta apoyó sus manos en la pared mientras abría sus piernas que escurrían esperma, dando una vista preferencial a su joven amante quien no tardó en ubicarse tras ella y calzarla. Camilo puso una mano sobre las tetas de Marta y la otra sobre su concha, además de impulsarse con aquella mano. Él parecía un salvaje penetrándola mientras la tenía contra la pared. Marta llegó a su orgasmo soltando fluidos que caían por sus piernas mientras Camilo la besaba para evitar que hiciera cualquier sonido que pudiera despertar a su padrino.

Marta se tendió en la cama exhausta, y el joven la ubicó de lado para volver a penetrarla. Ella reposó su cuerpo en la cama y Camilo tomándole la cadera se impulsaba para embestirla con fuerza. Camilo la follaba cada vez más fuerte y la concha de Marta que estaba bastante sensible para ese momento, volvió a soltar sus jugos tras un profundo suspiro. Ella estaba ya exhausta y quería que su amante terminara también, así que en la posición en la que estaba cruzó sus piernas para ejercer más presión sobre el miembro del joven, quien apenas pudo aguantar uno o dos minutos para volver a llenar de esperma la concha de Marta. Al eyacular, Camilo dijo:

Que buena despedida Marta

Todavía no termino

¿Cómo? –dijo el joven sorprendido-

Quiero tomarme su lechita

¿En serio?

Si, quiero que me de su leche, me muero por probarla

Tamaña puta que se consiguió mi padrino

Camilo aún estaba de pie y Marta se arrodilló frente a él mientras nuevamente el semen que recién había sido depositado en su conchita salía recorriendo sus muslos. Ella introdujo el flácido miembro en su boca y en pocos segundos lo tuvo rígido dentro de su boca. Ella sacudía dicha verga con sus manos y la lamía esporádicamente generando un gran placer en su compañero. Marta pajeaba vigorosamente a Camilo y él no tardó mucho en sentir que su orgasmo llegaría y le avisó a Marta quien hábilmente y sin dejar de pajearlo, metió la cabeza de la verga en su boca mientras la acariciaba con su lengua. Camilo tomó la cabeza de Marta y le tiró la leche en la boca mientras ella no paraba de masturbarlo. Cuando él terminó de lanzar su esperma dentro de la boca de Marta, ella lo soltó y abrió la boca para que Camilo viera el esperma y luego tragó mientras repasaba su lengua por su boca como buscando más leche. Camilo se tiró en la cama y Marta se colocó su vestido y su tanga para volver al lado de su esposo quien dormía en su cuarto.

Al otro día, Camilo y Marta actuaron como si nada hubiese pasado y en la tarde el joven se fue a su nuevo apartamento y dijo

Hasta luego padrino

Hasta luego Camilito, espero que la hayas pasado bien

Claro que sí, además Marta me atendió muy bien

Si, ella es una muy buena mujer

Ya lo creo, Marta es bastante buena

Bueno Camilo, no olvide que cuando quiera se puede pasar por aquí a visitarnos

Por supuesto, aquí vendré a visitarlos

Camilo tomó un taxi y se fue mientras el viejo ni siquiera sospechaba lo que pasó entre él y su adorada esposa.