Marta la modelo
La historia de Marta una bella y dulce chica inocente en este mundo de la moda.
Marta, tenia muy claro desde niña que no seria una más. Siempre andaba poniéndose vestidos y sombreros de su madre. Sus padres le dejaban que se pintara como si fuese mayor cuando no lo era y colocarse delante del espejo contoneándose como si de una sesión fotográfica de moda se tratara. Con 18 años su cuerpo había experimentado un cambio tal que resultaba impresionante a la vista. Tenia un pelo castaño y ondulado muy largo, unas piernas torneadas, una carilla de ángel que quitaba el hipo, un culito respingón muy bien formado y duro y unos pechos de talla 95 turgentes y dulces como la miel.
Estaba estudiando arte y confección y por las tardes ayudaba a Mirían en su taller de alta costura y de vez en cuando debido al cuerpazo que poseía, servia de prueba para vestidos que se confeccionaban en ese sitio. Miriam era una mujer preciosa de 29 años cumplidos recientemente, estaba casada con Pedro, que llevaba la contabilidad del taller. Ambos solían llevar a Marta a desfiles como modelo para hacer las presentaciones de algunas colecciones.
Una vez les habían invitado fuera de su ciudad a una presentación de alta costura. Llevaban mas de tres horas viajando y Pedro paró en un bar de carretera para cenar y descansar un rato antes de proseguir, ya que no tenían prisa pues tenían las habitaciones alquiladas en un hotel de la ciudad. La cena estuvo bastante bien y Marta, Miriam, Pedro y Cecilia (otra modelo del taller) para hacerla más amena la regaron con dos botellas de Rioja, acompañadas después del postre de unas copas que termino por hacer divertida la velada.
Cecilia, iba en la parte trasera de coche junto a Marta y le dijo a ésta que tenia mucho sueño debido a las copas tomadas y se recostó en sus muslos, cubiertos tan solo con una minifalda escocesa, para intentar dormir. Marta, mientras, apoyada en el cristal de la ventana soñaba despierta mirando a la luna llena. Soñaba con que este viaje seria el mejor de su vida, pues estaría rodeada de fotógrafos, cámaras de televisión y periodistas entrevistando. La música que se oía por los altavoces del coche, invitaba a la relajación, cuando de repente sintió que una mano de Cecilia, que seguía apoyada sobre sus muslos, se deslizaba lentamente y se colocaba sobre su chocho, por encima de su falda. Marta se quedó sin respiración y sin saber que hacer. Cecilia era su compañera, dos años mayor que ella, melena cobriza natural, delgada y que tenia fama de devora hombres.
Durante cinco minutos no paso nada y Marta volvió a sus pensamientos de altos vuelos. Al tomar una curva un poco fuerte, la cabeza de Cecilia fue la que se subió y se coloco en su entrepierna. Esta vez Marta tampoco hizo nada, pero se puso algo nerviosa debido a que la nariz de su compañera estaba incrustada en su coño y como quiera que la falda era muy cortita y con vuelo, se le subió y con cada movimiento del coche, sentía la caricia agradable sobretodo cuando le rozaba el clítoris o bien recibía la respiración que despedía la nariz de Cecilia. Marta se dio cuenta de que se estaba empezando a excitar y que sus pezones estaban tan duros que querían salirse de su camiseta de tirantes. Marta, como conocía a Pedro, sabia que él le estaría mirando por el retrovisor, así que antes de empezar el viaje tras la cena, se puso el mantón de Manila de Miriam, sobre sus rodillas tapando su minúscula falda y sus piernas. Cuando Cecilia se echo encima de sus muslos la tapo con el mantón.
Viendo esta situación, ante la cual el coño de Marta empezaba a desprender un olor a sexo puro, Cecilia le metió una mano por debajo de la falda y le tocaba los muslos magreandolos y pellizcándolos y cuando llego al filo del tanga, noto que estaba bastante húmedo y caliente.
La voz de Miriam, volviéndose a verlas, devolvió un poco de normalidad a la situación.
-¿Vais dormidas? Parece que sí.
-Casi, casi Miriam- respondió Marta con voz como somnolienta.
El resto del viaje Cecilia se dedico a acariciar el coño de Marta sacándole el tanga de su sitio y tocando los pelillos de su coño, a lo cual Marta respondía con pequeños respingos debido al placer que le estaba proporcionando su "dormida" amiga. La otra mano de Cecilia bajó hasta el vuelo de su vestido, se metió la mano y empezó a magrearse su coño ardiente y deseoso de sexo. Primero uno, dos y hasta tres dedos se metió hasta que, soltando leves gemidos amortiguados por el mantón de Manila y la música de la radio, tuvo un orgasmo caliente y placentero ante la estupefacta mirada de Marta.
Una vez llegados al hotel, recogieron las maletas del maletero, pidieron la reserva de las habitaciones y se despidieron hasta el siguiente día. Como era normal Miriam y Pedro dormían en una misma habitación, así que la otra reserva se había hecho para Marta y Cecilia. La habitación de estas era preciosa. Pintada en tonos melocotones, con una espléndida terraza, un cuarto de baño de película y dos camas de cuerpo y medio muy cómodas. Las vistas de la terraza eran fantásticas ya que la habitación estaba situada en el noveno piso y la noche estrellada ayudaba a engrandecer la vista.
Mientras Cecilia se duchaba, Marta en la terraza, contemplaba la bella vista de la ciudad y de su puerto y pensaba en lo ocurrido en el coche. No sabia como actuar así que pensó que lo mejor seria dejarlo estar, callarse y esperar acontecimientos. Le toco el turno y se metió en el baño. Se quito su ropa y mientras el agua se calentaba hizo lo que más le gustaba a ella, desde muy pequeña: observarse delante del espejo. Y se dio cuenta de que realmente era toda una mujer y tenia todas las formas muy bien definidas, acariciándose sus pechos. Poco a poco volvió a calentarse tanto que necesito masturbarse. Se sentó en la bañera y con el chorro de agua caliente fue dándose por todas sus zonas erógenas, mientras que con la otra mano se las iba acariciando. Empezó por su cuello, bajando hasta estar manoseándose los pechos y esos pezones que no podían mas e iban a estallar de placer. Luego llego a su coño y empezó a restregarse el mango de la ducha que al estar caliente le proporcionaba una sensación entre dolorosa y placentera, que hizo que se corriese dos veces seguidas.
Tardo mas de la cuenta en salir del baño y cuando lo hizo se encontró a Cecilia masturbándose ferozmente pero al verse sorprendida se paro y se hizo la dormida. Marta se quito el albornoz, se puso su minúsculo camisón y se despidió de Cecilia diciéndole que estaba rendida y que necesitaba descansar. A lo que Cecilia respondió haciendo como si se despertaba y cogiendo una revista poniéndose a leerla.
Lo sabía, la luz se apago y al momento sintió como Cecilia, se acostaba al lado suyo y sin decir palabra, comenzaba a quitarle el camisón y las bragas, mientras le besaba el cuello y le decía palabras de cariño.
Una vez desnuda, (comprobó que ella también estaba), se apodero de su boca y se la comía, la lengua se le introducía y la recorría toda, sus manos se ocuparon de sus pechos que tocaban con mucha dulzura, los pezones duros y erectos, indicaban que el magreo estaba surtiendo efecto y cuando la boca de Cecilia, se poso en sus pechos y comenzaron a chuparlos, unas convulsiones, indicaron que Marta, había tenido su primer orgasmo aquella noche (con ella).
Cecilia, seguía mordiendo los pezones de su compañera, mientras esta suspiraba y jadeaba, había bajado sus manos y mientras una de ellas la tenia sobándole el culo, la otra le tenia metido un dedo en la vagina y le frotaba el clítoris, una segunda convulsión seguido de un pequeño grito, indico que había tenido otro orgasmo.
--Por favor déjame, no puedo mas--
Marta, se revolcaba en la cama, quejándose, mientras que Cecilia, se había bajado hasta su coño, y mientras le tenía las piernas abiertas, le chupaba su pelambrera pasándole la lengua, mordisqueaba sus labios y también su clítoris, le tenía metidos dos dedos en su vagina y en un tremendo mete y saca, la follaba salvajemente.
Unas convulsiones más enérgicas que las anteriores, seguidos de unos suspiros y jadeos, indicaron otro nuevo orgasmo, tras el cual, de un fuerte empujón, tiro de la cama a su compañera y se queda dormida.
Cuando se despertó al día siguiente, comprobó que estaba sola en su cuarto, el sol entraba a raudales, lo que presagiaba un día magnifico, se levanto se arreglo y cuando bajo al comedor, vio que sentados en una mesa, disfrutaban de un frugal desayuno sus compañeros de viaje, se unió a ellos y poco después, salieron para asistir a la presentación del acto en el Palacio de Congresos.
Fernando que así se llamaba el director del evento, tendría 52 años, alto con el pelo blanco, delgado elegante y muy atractivo, efectuó una presentación magnifica y poco después mientras tomaban un refrigerio, servido por el hotel Palas, Pedro se lo presento indicándole que era la relaciones publicas y modelo que en anteriores ocasiones le había comentado.
Marta, quedo encantada con la simpatía que derrochaba Fernando, este le indico que en La Coruña, tenia instalado su negocio de alta peletería y que hacia continuos viajes por el mundo, en un momento dado, Pedro le dijo que por que no le efectuaba alguna prueba, como es natural Marta se mostró encantada y Fernando acepto el desafío.
Subieron los tres en un ascensor a la planta alta y entrando en una lujosa sala decorada con estilo isabelino, después de cerrar la puerta con llave, se arrellanaron ambos en un tupido sofá y le indicaron a Marta que se desnudara.
Los nervios le impedían desabrochar los botones de la blusa, después de la tajante orden dada por su jefe, Marta que tenia la falda a sus pies, colorada como un tomate por fin se la quito, quedándose en bragas y sujetador.
Los dos hombre, se bajaron los pantalones y los calzoncillos, dejando ver dos pollas de 21 y 20 cm, totalmente tiesas y con las venas marcadas al máximo, le dijeron a Marta que se acercara al sofá y que se arrodillara.
Fernando, le acerco su descomunal cipote y se lo paso rozando por su cara, el olor era fuerte y al llegar a su boca, le dijo que se la chupara, cuando solamente tenia el capullo con los labios cogidos, un fuerte suspiro, seguido de un sonoro mierda nocomenzó a soltar leche que le hicieron casi atragantarse, le corría por la comisura de los labios, cayendo a la moqueta del suelo.
Pedro riéndose le dijo que eso era cosa de la edad y que no le pasaría lo mismo, acto seguido, le dijo a Marta que se la metiera en la boca, le costo trabajo por el grosor, pero al final entro toda, también le indico que con las manos le diera un masaje en los huevos, el mientras tanto, le había sacado los pechos del sujetador y se los tocaba con delicadeza, dándole pequeños tirones en los pezones.
Marta, que al principio estaba un poco torpe, relamía la tranca y chupaba el capullo con verdadero placer, mientras suspiraba por el magreo recibido en sus pechos.
-- Ya, ya-- gritaba Pedro, mientras se corría dentro de la boca de Marta, esta vez, ella no deja escapar nada tragándoselo todo.
Cuando se disponían a seguir jugando, un móvil sonó impertinentemente, y después de hablar un momento, Fernando, dijo que les estaban buscando y que tenían que bajar.
Mientras se vestían y aseaban, Marta, limpiando lo que había chorreado en la moqueta, dijo muy seria:
-- Esta prueba, tiene que repetirse otro día sin prisas--.