Marta. La abogada penalista. 3

Tercer capítulo de la historia de Marta, en el que, Marta, conoce a Clara

Este es el tercer capítulo del relato de la historia de Marta, una abogada penalista, de 29 años y madrileña.

Ella misma cuenta la historia

En el bufete de abogados de Alfonso

Salí del apartamento de Celia, y, caminando, con ayuda del GPS, para no perderme, me fui, hasta la oficina, el bufete de abogados, de Alfonso.

Iba, algo nerviosa, a la vez que, excitada, por supuesto, fumando, pues, ya empezaba a agarrar el ritmo, y, el gusto, a esto de fumar.

Llegué al edificio, donde, Alfonso, tiene su bufete, y, subí al piso donde está la oficina.

Me abrió Celia que, ya me estaba esperando, también, con algo de nerviosismo, porque, el plan, iba a comenzar.

Sonó un teléfono fijo, que estaba en el mostrador de recepción, y, Celia, al acabar la llamada, me dijo que, adelante, que ya podía pasar, al despacho de Alfonso.

Con Alfonso, ya, en su despacho, en su bufete de abogados

Llamé a la puerta de su despacho, sonó su voz, que me dio paso, abrí la puerta, y, pasé a su despacho.

Alfonso, que, como siempre, iba todo trajeado, se levantó, y, me indicó que, me sentara, en la misma silla, del otro día.

Sin hacer ningún comentario, a mi indumentaria, Alfonso, comenzó a hablar, del caso que nos ocupaba, se metió en temas profesionales, aunque, sí que es cierto que, se notaba que, Alfonso, estaba, algo tenso, noté alguna mirada a mi ropa, mi excitación, era cada vez mayor.

Estuvimos dos horas, hablando del caso, negociando, más o menos, pudimos llegar a un principio de acuerdo, que, beneficiaba a ambas partes.

Al acabar la reunión, Alfonso, me acompañó a la salida, y, entonces, Celia, puso en marcha el plan, que habíamos acordado.

Celia: “Oye, Alfonso, ¿Te apetece que vayamos a tomar algo, los 3, al bar donde desayunamos y comemos habitualmente? Seguro que así, desconectamos un poco”

Alfonso: “Bueno, no es mala idea, si, Marta, no tiene nada importante que hacer, y quiere venir, por mi parte, sin problema, si vamos 3, no hay conflicto ético”

Yo (Disimulando, como con sorpresa, de plan espontáneo, nada planeado): “Vale, me parece bien, vayamos, así, tú y yo, nos conoceremos algo mejor”

Alfonso, volvió a su despacho, pero, nos pidió que, fuéramos al bar, que, él, iba a ir, en cuanto que acabara de recoger, y, de cerrar.

En el bar, la cita con Alfonso y Celia

Fuimos, las dos, al bar, nos pedimos unas cervezas, y, estuvimos esperando a Alfonso.

Tardó unos 30 minutos en aparecer por el bar, se disculpó, diciendo que había tenido una llamada urgente, que le había hecho perder algo de tiempo.

Alfonso, pidió una cerveza, justo, se la estaban sirviendo, cuando, le sonó el móvil, era uno pequeño, parecía de esos, básicos; Alfonso, tomó la llamada, y, al colgar, nos dijo que, lamentablemente, tenía que irse, ni siquiera, pudo acabarse la cerveza, le había surgido una urgencia, y, se tenía que ir

Pero, nos prometió que, otro día, intentaríamos volver a quedar, para tomarnos esa cerveza, que quedaba pendiente.

Yo, me quedé, un poco, chafada, pero, es lo que había; Celia, me explicó que, Alfonso, siempre estaba hasta arriba de trabajo, al tener un servicio 24/7, de urgencias, pues, si le llamaban, generalmente, se tenía que ir disparado.

Sin embargo, no me quedé, sin plan, pues, Celia, me propuso que, después de cenar, podríamos ir a su apartamento...

Yo, le dije que sí, así que, nos acabamos la cerveza, y, fuimos a otro sitio, a cenar algo.

En el restaurante, la cena con Celia

Fuimos a un restaurante italiano, cerca de la casa de Celia, en el que cenamos, bastante bien; por supuesto, para acompañar la cena, nos bebimos una botella, de vino blanco.

En el postre, Celia, me propuso, ir a tomar una copa, a un bar que conocía, pero, que era, de ambiente, es decir, para lesbianas.

Yo, no supe muy bien, qué decir, pero, acepté, por probar, no pasaba nada.

Tras la cena, en la que, me empecé a dar cuenta de que, Celia, me miraba con ojos de quererme devorar, es decir, empecé a ser consciente de que, Celia, me quería follar; yo, no le di demasiada importancia, pero, en realidad, la idea de follar con Celia, me apetecía, cada vez más.

Salimos del restaurante, agarramos una VTC, y, Celia, indicó la dirección del garito de lesbianas, al que íbamos a ir, a tomar una copa.

En el bar de copas, de lesbianas, con Celia

Llegamos al bar, nos pedimos, dos cubatas, y, fuimos a unas mesas altas, que había en el garito.

Celia, que, al parecer, conocía a la mayoría de las chicas, que había allí, me estuvo presentando, a muchas de ellas, me sorprendió que, en su mayoría, eran más femeninas, incluso, que yo, muchas, tenían muy buen cuerpo, y, si no se lo preguntaba, jamás adivinaría, que, esas chicas, eran lesbianas, no lo aparentaban, ni lo más mínimo.

En eso estábamos, cuando, apareció, Clara, una chica rubia, quizás algo menor que yo, uno o dos años, que, saludó a Celia, con un beso en la boca, se notaba, que eran muy buenas amigas, y, supuse que, también algo más.

Estuvimos, ya las 3, hablando, durante un buen rato, también, tomando copas, el alcohol, comenzaba a hacerme mella, estaba ya, algo borracha.

Clara y Celia, de vez en cuando, se besaban, delante de todas las demás mujeres, sin cortarse un pelo, y yo, estaba excitada, ante semejante espectáculo.

En torno a la 1 de la madrugada, decidimos que, ya era hora, de ir a casa, y, acabar la juerga, por ese día, así que, las 3, agarramos una VTC, porque, Clara, tampoco llevaba su coche, y, fuimos, las 3, al apartamento de Celia, a tomar la última copa.

En el apartamento de Celia, con Clara y Celia

Llegamos al apartamento de Celia, nos servimos, sendos vasos de whisky, con hielo, pero, tal cual, sin ningún refresco, y, nos sentamos en los sofás del apartamento de Celia.

Celia, sacó la bolsa de cocaína, preparó 4 rayas, y, entre las dos, se metieron, 2 cada una.

Me ofrecieron a mí, pero, yo, rehusé la invitación; eso sí, al tabaco, ya le iba agarrando el gusto, poco a poco, ya casi me había acabado el paquete, comprado, el día anterior.

Y, comenzó lo bueno, a nivel sexual...

Ahí, fui testigo de mi primera escena lésbica, pero, como espectadora.

Celia y Clara, se empezaron a besar, sin importarme que, yo, estuviera delante, se estuvieron liando, y, poco a poco, vi cómo, se iban liando, desnudando, ya, a punto de follarse.

Pude, por fin, ver a Celia, completamente desnuda, con todo su cuerpo, lleno de pecas, e, incluso, un par de manchas marrones, de considerable tamaño.

Celia, le empezó a lamer el coño a Clara, que, gemía de placer, yo, cada vez, estaba más excitada, me daba envidia, hubiera querido ser yo, la que chupara su coño, pero, me limité a mirar, y, no pude reprimir las ganas de masturbarme.

Vi también como, Clara, se corría, y, salpicaba, con su corrida, en toda la cara, a Celia.

Después, los puestos, se cambiaron, y, fue Clara, quien le empezó a comer, a Celia, todo su coño, en el que, además, pude ver, que, había muchos piercings.

Yo, seguí masturbándome, estaba tan excitada, que, no podía evitarlo.

Al acabar la sesión de sexo, Clara, me preguntó si, me había gustado.

Yo, le respondí, con cierta timidez, que sí, que, incluso, me habría gustado, participar activamente, pero, no me había atrevido.

Clara me dijo que, para la próxima, me apuntara, que, seguro, me iba a gustar.

Eran ya, las 3 de la mañana, cuando nos fuimos a dormir; Clara y Celia, se fueron las dos, juntas, al dormitorio grande y, yo, inauguré mi cama, en la otra habitación; me dormí enseguida, a pesar de la excitación que llevaba encima.

Al día siguiente 07:00

Llamaron a la puerta de la habitación, era Celia, que me avisaba de que, era la hora de levantarme, para ir a trabajar.

Celia me dijo que, me duchara, y, si quería me podía dejar, algo de ropa, de cuero, aunque discreta, para poder ir a trabajar, directamente desde el apartamento.

Yo, le dije que sí, así que, me desnudé, delante de Celia, y, me fui al baño, a ducharme.

En la ducha, ya a solas, y, despierta, me di cuenta, del dolor de cabeza, que llevaba, la resaca, como consecuencia, de la salida nocturna, pero, no le di demasiada importancia, le pediría a Celia, una pastilla, o, la compraría en una farmacia.

Al salir de la ducha, vi que, había ropa, esperándome, y, Clara, estaba ahí.

Yo, no me tapé, al fin y al cabo, si había visto a Clara, desnuda, mientras Celia, le lamía el coño, pues, era lógico que, ella me viera a mí, también desnuda.

Me empecé a vestir, con la ropa que, Clara, me empezó a dar.

  • Primero, un sujetador, un tanga, y, medias, todo en negro
  • Después, una falda, algo más corta, que la que llevé a la cita fallida, en parte, con Alfonso, y que, también era de cuero, aunque, de nuevo, no llamaba demasiado la atención.
  • Para completar, una camisa, blanca, con la que parecía, toda una abogada, ejecutiva.
  • Y, a modo de calzado, unas botas, no de mucho tacón, pero que, no estaban mal.

Una vez, ya vestida, Clara, me dijo, que estaba muy guapa, y que, antes de irme, pasaríamos por la cocina, para desayunar, y, de paso, charlar.

En la cocina del apartamento de Celia, desayunando con Clara

Clara: “Me ha dicho Celia, que, estés pendiente del móvil, puede que, hoy mismo, puedas tener una comida, con Celia y con Alfonso, para disculpar, la salida fallida, de ayer”

Yo, intrigada: “Clara, ¿Tú, conoces a Alfonso?”

Clara: “Sí, lo conozco, y muy bien, le encanta follarme, y, usarme, y, a mí, sentirme una puta, con Él; verás, mi padre, es narco, yo le conocí (a Alfonso), porque le contratamos para que nos ayudara con los temas financieros, y, poco a poco, fuimos haciendo amistad, y, más cosas, ya te contaré, que, ahora, es pronto, por la mañana, para hablar de guarradas”

Al acabar de desayunar, busqué, y, pude encontrar, el abrigo largo de cuero que, Celia, me había regalado, me lo puse, vi, que me quedaba genial, me despedí de Clara, y, pedí una VTC, para ir a mi oficina, a la que, por cierto, ya iba a llegar un poco tarde.

De camino a la oficina, le envié una foto, de cómo iba vestida, a Celia, y, también, me confirmó que, a las 14:30, Alfonso, nos esperaba, a las 2, para comer, en un buen restaurante, como compensación, al plantón, de la noche anterior, pero, antes de la comida, deberíamos vernos, en persona, tal vez, desayunar, como el día en el que fuimos de compras, y, trazar un nuevo plan, para, intentar conquistar a Alfonso.

Llegué a la oficina, mis

compañer@s

, me miraban, por cómo iba vestida, pero, nadie me hizo ningún comentario; antes de entrar en la oficina, pasé, por un estanco, para comprar tabaco y, por una farmacia, para comprar un analgésico, para la resaca.

Pasé la mañana, algo nerviosa, de nuevo, con la mente puesta, tanto en Alfonso, como en lo vivido con Clara y Celia, en su apartamento, cada vez que lo recordaba, mi coño, se humedecía...

El desayuno, en el bar, con Celia. Trazando un nuevo plan de conquista.

A las 11:30, hice un pequeño parón, y, fui al bar, donde había quedado con Celia, para volver a trazar, otro plan, de conquista.

Celia, ya estaba allí, cuando yo llegué, se estaba tomando, una cerveza, con un pincho de tortilla.

Yo: “Me sorprende que, desde por la mañana, ya estés, bebiendo alcohol”

Celia: “Ya, pero, es que, a Alfonso, le excita mucho, que, las que trabajamos para Él, bebamos mucho, desde por la mañana, es algo parecido a lo de fumar y a la cocaína”

Yo: “Bueno, supongo que, también, me tendré que acostumbrar... ¿Tienes otro plan, ya en mente?

Celia: “Con la ropa, no creo que haya ningún problema, si te vuelve a ver, de cuero, pensará que, es tu indumentaria habitual, y, le gustará; como iremos a una terraza, podremos fumar, uno tras otro, que, por cierto, ¿cómo lo llevas?, así que, simplemente, sé tú misma, a ver, si, con suerte, surge otro plan, para ir de cervezas, por la tarde, y, acabáis, follando en su casa”

Yo: “Hablando de eso, de su casa, ¿Sabes dónde vive, Alfonso?”

Yo: “Pues, lo de fumar, lo llevo, cada vez, mejor, he tenido que pasar por un estanco, para comprar otro paquete, porque, el primero, se me acabó”

Celia: “No te lo puedo decir, espero que, muy pronto, lo descubras, será, sin duda, buena señal, de que, nuestro plan, está funcionando”

Al acabar de desayunar, volví a la oficina, y, pasé el tiempo, hasta que llegó, la hora de la comida, con Celia y Alfonso, trabajando, aunque, ausente...

Lo que pasó, en la comida con Alfonso y, más cosas, en el siguiente capítulo de la historia, que escribiré y, trataré de publicar, próximamente.

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