Marta inicia a Yolanda en el sexo en grupo

Enrique y Yolanda tienen una relación sentimental, sus madres los ayudarán a tener sexo.

Ya era pleno verano. Marta y Luisa seguían viviendo juntas en casa de Marta, compartiendo a sus hijos y sus sesiones de sexo. Entre Enrique y Yolanda había nacido un bonito amor y aún no habían practicado sexo en grupo con el resto de su familia. Pili había perdido a su hijo dos meses después de estar embarazada y no volvió a unirse al grupo. María y Eduardo eran más amantes que madre e hijo y su marido tenía cada vez más trabajo, cosa que hizo que la relación entre ellos fuera más intensa. Chari continuó con aquel hombre de Nigeria al que llamaban Manu pues su nombre era impronunciable. Ella había tenido alguna "reunión familiar" mientras estaba con él, pero aún no le había contado nada de las costumbres de su familia.

María y Eduardo pasaban el verano en la costa, en la casa que allí tenían. Una tarde llamó a su cuñada Marta para ver cómo estaban todos.

  • ¡Hola Marta! - Su tono era feliz - ¿Cómo andáis por ahí?

  • ¡Bien! - Dijo Marta - Aquí estamos como siempre.

  • Te llamaba para ver si este fin de semana queréis pasarlo aquí y hacemos nuestras cosas. Mi Eduardo no se cansa de estar todo el día enganchado y ya me duele el coño... Ven y me echáis una mano con él.

  • Vale, - contestó Marta - le preguntaré a todos por si podemos organizar algo.

Siguieron hablando un poco más y al final se despidieron. Aquel día después de comer, Marta propuso de bañarse en la pequeña piscina que habían instalado en el patio de la casa. Y así lo hicieron. Marta, Luisa, Jesús, Samuel y Yolanda estaban en la piscina. Enrique andaba haciendo unas cosas en el ordenador. Habían cerrado el toldo que cubría el patio y disfrutaban de gran intimidad.

  • ¿Qué os parece tener una "reunión familiar" este fin de semana en la casa de la playa con María y Eduardo? - Dijo Marta.

  • Eso de "reunión familiar" ¿es lo que imagino? - Dijo Samuel.

  • ¡Pues claro tonto! - Le contestó Marta.

  • ¡Pues yo quiero ir, que nunca he participado! - Dijo excitado Samuel.

Jesús y Luisa también estaban de acuerdo, Luisa tampoco había participado en una de las orgías de ellos, pero le excitaba la idea. Yolanda conocía las prácticas que la familia de Marta llevaba a cabo de vez en cuando, aunque aún no había tenido relaciones sexuales ni siquiera con Enrique.

  • Eso me parece demasiado inmoral... - dijo la joven dudando de apuntarse.

  • Cariño, lo que hacemos es para quien quiera hacerlo, tenemos total libertad. Si no quieres no debes de hacerlo... a todo esto ¿aún no lo habéis hecho tú y Enrique?

  • No... la verdad es que aún no... y sé que el ha tenido relaciones contigo. - Le comentó Yolanda a su suegra.

  • ¿Quieres que te ayudemos a tenerlas ahora? - Le dijo Marta y miró a su amiga Luisa por si tenía alguna objeción.

  • Bueno... La verdad es que me gustaría... pero es que no sé bien... me da algo de miedo.

  • No te preocupes cariño, nosotras te ayudaremos para que disfrutes totalmente... - Le dijo su madre.

  • Haremos una cosa. - Le comentó Marta - Nos liaremos nosotros y tú miras. Ve mirando lo que hacemos y si te apetece, cuando estés lista llamamos a Enrique y nosotras te ayudamos a que lo hagas. ¿Vale?

Yolanda estuvo de acuerdo con aquello. Entonces los cuatros, las dos madres y los dos hijos se colocaron enfrente de ella. Yolanda estaba tensa con la situación, pero sus pezones se endurecieron con la idea de verlos follar allí mismo.

  • ¡Vaya hermanita, qué buenos pezones se te han puesto! - Dijo Samuel que se ponía caliente pensando en poder tirarse a su propia hermana.

Las dos madres estaban sentadas y sus respectivos hijos se colocaron a su lado, de forma que Yolanda pudiera verlos perfectamente. En los bañadores de ellos se marcaban las duras pollas, era evidente que ellos estaban listos para lo que sus madres quisieran. Primero fue Marta la que bajó el bañador a Jesús y su hermosa polla botó delante de ella. La agarró con una mano y miró para Yolanda que tenía los ojos de par en par. Acariciaba toda la longitud de aquel falo y su lengua empezó a jugar con aquel glande.

Luisa estaba junto a su amiga y mordisqueaba la polla de Samuel por encima del bañador. Él le acariciaba el pelo mientras ella empezó a bajar el bañador hasta que liberó su deseado sexo. No espero, se lo metió en la boca y comenzó a mamar. Daba chasquidos que llenaban el silencioso patio. El agua se agitaba con los movimientos de las dos maduras que mamaban a sus hijos. Yolanda los miraba y temblaba por dentro a causa de la excitación que sentía. Una sensación extraña se apoderaba de su coño, necesitaba tocarse. Ella lo había hecho alguna vez, pero en ese momento no podía pensar en nada que no fuera tocarse.

Marta dejó de mamar a su hijo y lo hizo acercarse a su amiga. Luisa se puso de frente a su hija y la polla de Samuel la tenía por la izquierda, agarrada con una mano, mientras la otra mano agarró por la derecha la de Jesús que se iba acercando a ellos. Ahora los dos glandes estaban delante de la boca de Luisa que no paraba de agitar las dos pollas mientras su lengua lamía las dos hermosas cabezas. Marta se colocó al lado de Yolanda.

  • ¿Te gusta lo que estás viendo? - Le dijo al oído.
  • ¡Mira como tu madre se come las dos pollas! ¿No te pone caliente?

Yolanda no decía nada, no era capaz ni de tocarse, estaba paralizada y muy excitada. Marta acarició sus tetas.

  • ¡Veo que estás caliente! ¿Te gustaría hacer eso con la polla de Enrique? - Yolanda no hablaba, tenía los ojos clavados en el espectáculo que su madre le ofrecía. - ¿Lo llamo para que te llene con su polla?
  • Le susurró en el oído a la vez que su mano le acariciaba el virginal coño bajo las bragas del bikini.

Yolanda se estremeció al sentir la mano de Marta que frotaba su raja húmeda y caliente. Bastaron unas cuantas caricias y la joven tuvo un orgasmo leve, con los ojos cerrados y con gemidos débiles. Marta sintió salir los flujos calientes de aquel coño.

  • ¡Vaya, estáis iniciando a mi novia sin mi! - Dijo Enrique desde la puerta del patio.

  • ¡Ven cariño! - Le dijo Marta. - ¡Creo que ya está a punto!

Luisa seguía mamando las dos pollas cuando Enrique entró en la piscina y se sentó junto a Yolanda y Marta. Besó en la boca a su novia y después su madre también lo besó. Se puso de pie junto a ellas y se bajó el bañador para dejar al alcance de ellas su polla erecta. Marta aún tocaba el mojado coño de Yolanda.

  • ¡Acércala para que tu ella aprenda a mamar! - Dijo Marta.

Marta se colocó de forma que empezó a chupar la polla justo delante de la cara de Yolanda, sin dejar de tocar su coño. Yolanda atendía sin perder detalle de como la polla desaparecía dentro de la boca de su suegra... estaba muy excitada y deseaba ser penetrada. Marta agarró la polla y la dirigió a la boca de Yolanda que empezó a mamar.

Luisa veía como su hija se iniciaba en el sexo mientras su hijo la agarraba por la cabeza y follaba su boca. Jesús le había quitado el sujetador del bikini y lamía sus tetas, sus pezones endurecidos. Una mano de él se metió bajo las bragas y comenzó a jugar con su clítoris. Ella estaba en la gloria con aquellos dos jóvenes amantes.

Marta se salió del agua y se secó. Miró a los otros que disfrutaban de sus cuerpos. Se desnudó por completo y se apoyó en la mesa que allí tenía, subiendo una pierna para mostrar la disponibilidad de su excitado sexo.

  • ¡Jesús, ven a ayudar a tu madre! - Le dijo Marta a su hijo que salió y se secó un poco antes de llegar a ella.

Marta tenía el culo en pompa y al tener una pierna apoyada en la mesa, la raja de su coño quedaba expuesta a lo que su hijo quisiera. Jesús se arrodilló detrás de ella y le abrió su coño. Metió su lengua y al momento ella empezó a gemir por el placer que le estaba dando.

Enrique sacó a Yolanda del agua y se secaron mutuamente. La sentó en una tumbona y la abrió de piernas. Ella lo miraba para ver que le iba a hacer. Cerró los ojos y gimoteó al sentir la lengua de su novio que se movía por toda aquella rozada raja, lamiendo su clítoris. No tardó mucho en correrse cuando los dedos de él la penetraron y la masturbaron.

Marta los miraba mientras sentía a su hijo Jesús que también le metía un par de dedos dentro de su maduro coño. Entonces sintió como el glande de su hijo separaba los labios de su coño y empezaba a entrar dentro de ella. Lo miró a los ojos y el le lanzó un beso mientras le clavaba la polla. Miró de nuevo a su otro hijo y su novia que se retorcía por el placer.

Samuel traía a su madre de la mano por el patio, tiró una toalla en el suelo junto a su hermana y a Enrique. Se tumbó boca arriba y Luisa se montó sobre él sin meterse la polla dentro del coño, lo frotaba contra su endurecido sexo. Él veía como su hermana se retorcía de placer y deseaba unirse a ellos, pero su madre hundió toda la polla en sus entrañas y el calor de su vagina envolvió su polla. Se agarró a las caderas de su madre y se movía para penetrarlas. Las grandes tetas de ella se movían al ritmo de las penetraciones.

Yolanda se levantó de la tumbona y Enrique se acostó boca arriba esperando ser montado por ella que miraba como su madre montaba a su hermano para hacer lo mismo. Abrió sus piernas y se colocó encima de la polla de su novio. Poco a poco se fue sentando y la fue penetrando. Samuel desde el suelo admiraba el redondo culo de su hermana que botaba sobre la polla de su amigo. Deseó levantarse y follarla.

Yolanda gemía estrepitosamente con las penetraciones de Enrique hasta que consiguió su primer gran orgasmo. Su cuerpo se convulsionaba con aquellas sensaciones. Se recostó encima de él para descansar.

  • ¡Yolanda, ya sabes que es follar! - Dijo Luisa que follaba a su hijo. - ¿Quieres probar a hacerlo con tu hermano? - Yolanda los miró pues nunca había sentido la necesidad de tener sexo con su hermano, pero aquella situación la excitaba y decidió que sí.

  • ¡Anda! - Le dijo Enrique al oído. - Yo he sido el primero en follarte, hazlo con él que siempre me has dicho lo fuerte que se estaba poniendo tu hermano.

Entonces se levantó y se colocó junto a su madre y hermano para ver que podía hacer. Marta al ver que su hijo se había quedado solo, se sacó a Jesús y lo llevó hasta la tumbona, abrió las piernas y se clavó la polla de su hijo mayor. Jesús los miraba tocándose la polla hasta que vio como su madre se abría los cachetes del culo para ofrecerle su ano. No lo dudó, llevó su polla hasta aquel prieto agujero y la fue penetrando poco a poco. Yolanda los miraba.

  • ¡Ven hermanita! - Dijo Samuel. - ¡Pon tu coño en mi boca!

Así lo hizo, mientras Luisa botaba sobre la polla de su hijo, Yolanda se sentó de forma que le ofreció el coño a su hermano para que se lo comiera. Madre e hija quedaron cara a cara.

  • ¿Te gusta lo que hace tu hermano? - Le dijo Luisa gimoteando mientras le entraba la polla.

  • ¡Es maravilloso y excitante sentirlo en mi raja!

  • A Yolanda le gustaba aquello.

Luisa botaba y cada vez sentía más próximo el orgasmo. Se agarró las tetas mientras los botes se aceleraban. Sin saber bien la razón, Yolanda sintió la necesidad de mamar las tetas de su madre. Se inclinó y buscó una de las tetas. Su madre paró de botar y se la acercó. Samuel agarró las caderas de su madre y empezó a moverse para penetrarla sin dejar de chupar el mojado coño de su hermana. Luisa se sintió en la gloria, mientras la polla de su hijo la penetraba, la boca de su hija le mamaba los pechos. Se iba a correr, se estaba corriendo. Gritaba y se retorcía con los cariños que les ofrecían sus dos hijos. Casi se desmaya al sentir el gran orgasmo que le estaban dando los dos.

  • ¡Quiero que se corráis los dos a la vez! - Decía Marta mientras las dos pollas entraban en ella.

Enrique y Jesús acompasaron el ritmo y las dos pollas entraban a la vez, dándole un placer extremo a Marta que estaba llegando, teniendo un gran orgasmo. Los dos clavaron sus pollas hasta el fondo y a la vez descargaron su semen. Marta pudo sentir la calidez de sus hijos dentro de ella, llenándole el culo y el coño. Gimió con fuerza y se desplomó sobre Enrique exhausta por el placer. Jesús sacó su polla y se metió en la pequeña piscina a descansar.

  • ¡Yolanda, quiero follarte! - Dijo Samuel cuando su madre se retiró y su polla endurecida fue liberada. - ¡Ponte a cuatro patas, tu culo me encanta!

Yolanda estaba tan excitada que obedeció a su hermano al momento. Samuel la vio ponerse a cuatro patas delante de él, su sueño se iba a hacer realidad. Allí delante tenía el redondo culo de ella, veía los pelos de su sexo. Agarró su polla y la dirigió a la raja de su hermana que volvió la cara para mirarlo. Empujó y sintió la calidez de su vagina en la punta de su polla... siguió empujando hasta que notó la redondez del culo de ella en sus caderas. ¡Por fin la había metido dentro de su hermana! Empezó a moverse para darle placer, pero la excitación era tan grande que no aguantó a que ella tuviera su orgasmo.

  • ¡No puedo más! - Dijo queriendo retener su semen dentro de sus huevos. - ¡No puedo aguantar más!

Yolanda sintió por primera vez como el semen de un hombre la llenaba por dentro, que además era su hermano. Por la excitación de él, los chorros de semen fueron abundantes y fuertes, produciéndole a ella una sensación de placer parecida al orgasmo que había sentido con su novio, pero era diferente. El calor de su hermano la inundó y él no sacó su polla hasta que dejó de lanzar esperma.

Todos volvieron a meterse en la piscina para descansar después de aquel "polvo de iniciación" de Yolanda y hablaron de lo que podían hacer el fin de semana en la playa. Ya todos follaban con todos, ya Yolanda había entrado en el grupo incestuoso de su familia.