Marta descubre los tríos
Mientras levantaba mi mirada, le sonreí diciendo: - ¡Vamos a ver el material que tenemos aquí!, bajé su cremallera y él mismo se la sacó, y entonces..... - ¡Oh Dios mío!, exclamé. Mi asombro lo intenté ocultar tapándome la boca. - ¡Madre del amor hermoso!, volví a exclamar.
MARTA DESCUBRE LOS TRÍOS
Ante las continuas solicitudes que he recibido para que contara lo que le pasó a mi amiga Marta, aquí os narró lo que ella me contó.
Como recordaréis, faltaba uno o dos días para la nochebuena 2005 y Marta y yo habíamos quedado para salir. Mi novio estaba esos días fuera de la ciudad por motivos de negocios y el de Marta también, ya que estaba haciendo un Máster de Dirección de empresas en Chicago pero regresaba para Navidad, así que las dos queríamos aprovechar nuestra independencia. Aquel día Marta llevaba unos pantalones estilo pirata, muy ajustados que marcaban su hermoso culo, y una camiseta negra sin mangas que le marcaba mucho sus tetas, y calzaba unas sandalias de tacón alto que realzaban sus espléndidas piernas. En cuestión de tetas, Marta no puede competir conmigo, si bien las tiene bastante grandes, aunque operadas. Pero Marta está bastante buena, aunque para mí lo mejor de ella es su cara, pues es muy guapa, rubia, pelo largo y ojos verdes.
También recordaréis que aquella noche acabábamos en una discoteca donde nos encontramos a mi antiguo vecino Raúl, que estaba acompañado de dos amigos suyos. Pronto, uno de los dos amigos de Raúl se fijó en Marta y la invitó a bailar y yo me quedé con Raúl y su otro amigo, pero éste al ver como Raúl y yo tonteábamos abiertamente, decidió unirse a su otro amigo y a Marta en la pista de baile. Al rato estaban bailando los tres muy acarameladamente, de forma que mi amiga estaba entre los dos hombres que le hacían un sándwich mientras bailaban. No tardaron ni cinco minutos en volver a la mesa, Marta recogió su bolso y guiñándome un ojo, se marchó con los dos amigos de Raúl.
No supe nada de ella hasta que llegué a mi casa y recibí en mi móvil un SMS suyo: " me he follado a los dos", decía. Esta es la historia de lo que me contó mi amiga Marta a la mañana siguiente:
Mientras bailábamos, aquellos tipos me dijeron que tu vecino quería liarse contigo y que lo mejor sería dejaros solos. Por eso decidimos irnos a otro sitio. Salimos de la discoteca y cuando llegamos al coche del más alto, que se llamaba Pedro, me quedé boquiabierta. El tío tenía un deportivo alucinante de esos en los que en la parte de atrás no cabe nadie. Pedro se sentó para conducir y yo me puse en el asiento del copiloto encima del otro, que se llamaba Rafa. Pasé un brazo por el cuello de Rafa, pero en esa postura mis tetas chocaban continuamente con el brazo que me rodeaba la cintura. La situación me divertía y me calentaba muchísimo. Mientras les decía lo chulo que era el coche, Pedro tomaba las cuervas rápido para que tuviera que agarrarme a su amigo, y en una de esas curvas nuestras bocas quedaron a poco centímetros. Rafa empezó a besarme mientras me tocaba las tetas. De pronto una tercera mano comenzó a subir por el interior de mis piernas, Pedro con una mano conducía y con la otra intentaba llegar a mi coñito. Me estaba excitando cada vez más, jamás había estado con dos hombres a la vez, y estos dos me habían calentado tremendamente con el juego que se traían. En un semáforo en rojo Pedro me pidió que le besara a él también, me acerqué y le metí mi lengua en su boca. De nuevo en marcha, me volví a sentar sobre Rafa e imaginándome a donde me llevaban. Les dije: - Hay que ver lo malos que sois, no conozco por aquí ninguna discoteca, y me contestó Pedro: - Es que no vamos a ninguna, te hemos dicho que íbamos a otro sitio pero no a una discoteca, de todos modos ¿tú no quieres divertirte preciosa? - Claro que sí, le respondí y de nuevo me besé con Rafa.
Por fin llegamos a un edificio en el que entramos por el parking. Subimos por el ascensor donde los dos aprovecharon para meterme mano por todos lados. Pedro comenzó a besarme mientras Rafa, sin peder tiempo, me levantó la camiseta y me sacó las tetas por encima del sujetador e inmediatamente se puso a chuparme los pezones. ¡Qué sensación estar entre dos hombres guapos y fuertes! Era la primera vez en mi vida y era fabuloso. El ascensor se paró en la planta 8ª, y aunque eran las 3 de la mañana, me bajé la camiseta tapándome las tetas por si había alguien fuera. Salimos del ascensor y entramos en lo que parecía un despacho de abogados. Nada más entrar los dos me abrazaron metiéndome manos por todos lados. Sentí sus dos pollas duras contra mi cuerpo, y entonces se me escapó: - ¡GUAU que bien se siente una estando en medio de dos pollas! Los dos chicos se rieron, mientras yo no podía creer que hubiera dicho eso. Rafa y yo volvimos a besarnos mientras me volvía a subir mi camiseta y se puso estrujar mis tetas con fuerza. Por su parte, Pedro, detrás mía, me fue bajando los pantalones hasta dejarlos a la altura de mis rodillas, se agachó, y separándome el tanga hacia un lado, comenzó a lamerme mi rajita, que ya estaba chorreando de jugos. Mi excitación era brutal y más cuando Rafa se separó de mi boca y se puso a chuparle las tetas. Aquello era una locura, un tipo me mamaba las tetas dándome pequeños mordiscos en mis erectos pezones mientras el otro me lamía desde atrás, metiendo dos dedos en mi rajita, y con otro jugaba con mi culito. Estaba tan caliente que sólo pensaba en una cosa: "¡Dios mío que las tengan grandes, por favor, que tengan las pollas grandes y gordas!" Y con esa calentura, me llegó el primer orgasmo de la noche, un orgasmo largo e intenso, como hacía tiempo que no me tenía.
Terminé de quitarme los pantalones y me senté en un sofá que había allí. Ahí estaba yo, con novio desde hacía 5 años y ya comprometida, ante dos hombres que no paraban de tocarme, ansiosos por follarme. Aún recelosa de la situación, mi calentura era tan grande que me hizo olvidar todos mis temores, ¡y de mi novio! Me puse a acariciar la polla de Pedro y pude comprobar por el bulto de su pantalón que aquello prometía. Mientras levantaba mi mirada, le sonreí diciendo: - ¡Vamos a ver el material que tenemos aquí!, bajé su cremallera y él mismo se la sacó, y entonces..... - ¡Oh Dios mío!, exclamé. Mi asombro lo intenté ocultar tapándome la boca. - ¡Madre del amor hermoso!, volví a exclamar. "¡Qué polla más enorme, Dios me estaba recompensando!" pensé. Si la comparábamos con la de mi novio, que según él le mide 15 cm., ésta mediría más de 20 cm., y tan gorda que casi no las podía abarcar con la mano. Rafa también se sacó la suya que aunque no tan larga como de la Pedro también era súper gruesa. Agarré sendas vergas y comencé a masturbarlas muy lentamente, ensimismada ante su hermosura. Nunca había visto algo igual en mi vida.
Pedro me sacó de mi letargo: - ¿Te gusta lo que ves, verdad Martita? ¿A que son grandes? - ¡Guau, y que lo digas!, le dije con una sonrisa en la cara medio de alegría y medio de nerviosismo ante el tamaño de aquellas pollas. - Pues ahora te las vas a comer, preciosa, me dijo Pedro. - ¡Oh sí, claro que me las voy a comer, y con mucho gusto además!, le respondí con mi mejor voz de puta. Me acerqué la polla de Pedro a la boca y empecé a lamer su glande descubierto mientras Rafa terminaba de desnudarse por completo. Mientras mi lengua juguetona recorría toda la polla de Pedro, Rafa se volvió a unir a nosotros ofreciéndome su gruesa verga que de inmediato, agarré y me puse a masturbar. Entonces Pedro me puso una mano en mi cabeza invitándome a meterme su polla en la boca. Se la agarré por la base y me fui la metiendo muy lentamente. Apenas me entró la cabeza, aquella polla era muy larga y gruesa y me limité a chupar sólo aquella parte. - Vamos tío, déjame ahora a mí, protestó Rafa. - ¡Eh, espera, tío, qué aún no he acabado con la putita!, le replicó Pedro.
Así que continué mamando la enorme polla de Pedro. - Vamos princesa, cómetela, métetela entera, me dijo. - Es muy grande no me cabe. - Va, preciosa, esfuérzate, y verás como te entra más. Traté de meter más verga en mi boca, era un reto, pero a penas pude meterme la mitad. Entonces Pedro me agarró de la cabeza con sus manos y la atrajo hacia su polla, y poco a poco fui metiendo polla hasta que casi me la tragué entera, tanto que me atraganté. Me la volvía a sacar y de nuevo para adentro. - Te voy a hacer una mamada como nadie te la ha hecho, le dije. Si aquel tipo quería sexo duro, lo iba a tener, no sabía la clase de puta con la que había topado. Le agarré el culo de Pedro y comencé a mover mi cabeza adelante y atrás, cada vez más rápido, haciendo que la enorme polla de Pedro entrara y saliera de mi boca como si me estuviera follando.
Pero Rafa no aguantaba más y me la colocó su polla en la cara reclamando atención. Dejé de mamar la verga de Pedro y me puse con la de Rafa, ferozmente, justo como quería él que se lo hiciera, metiendo y sacando su polla de mi boca con rapidez, arrancado a Rafa continuos gemidos de placer. Así estaba cuando Pedro volvió a la carga y me puse a mamar de nuevo su increíble verga, pero esta vez Rafa no quiso esperar y me puso la punta de su verga en mi boca, ya ocupada por la de su amigo. Mi reacción fue sacarme la polla de Pedro, momento que aprovechó Rafa para intentar meter la suya. Las dos pollas luchaban por entrar a la vez en mi boca, sin conseguirlo, evidentemente. Pero no me iba a dejar amilanar por aquellos dos tipos. Les agarré sus nabos y coloqué sus glandes a ambos lados mi boca, y así les pude lamer con mi lengua alternativamente mientras los masturbaba con fuerza. Movía mi lengua igual que cuando un tío te come el coño, rápidamente iba de un capullo a otro. Después, agarrándoles de la base de sus pollas empecé a metérmelas por la boca rítmicamente por turnos. Los muy cabrones me decían: - Polla uno, polla dos, polla uno, polla dos .
La situación me calentaba tanto y les pedí que me metieran las dos pollas a la vez en la boca: - Vamos chicos ahora folladme los dos a la vez la boca. - Por supuesto, lo que tú ordenes Martita, me contestaron y agarrándoselas ellos mismos sus vergas me la fueron acercando hasta la boca. Saqué mi lengua para dejar espacio y abrí la boca todo lo que pude, los dos pugnaban por meterme sus gruesas pollas pero no me cabían, hasta que empujaron y me metieron la cabeza de sus pollas dentro de mi boca. Casi me ahogan, incluso tuve varias arcadas pero, ¡Guau! ¡Qué fantástico es sentir como te inundan cada rincón de tu boca con la carne caliente y palpitante de una buena polla! Nunca lo había experimentado, y fue genial, súper morboso.
Seguí por un rato comiéndoles sus pollas por turnos, cada vez con más ahínco, hasta que noté que se iban a correr y me paré: no era cuestión de intentar descubrir el aguante de mis nuevos amantes. Preferí ir a por lo seguro: al menos una corrida por barba. Pedro y yo aprovechamos la parada para desnudarnos por completo. - Princesa, déjate los tacones, me pidió Pedro. Después volvieron a la carga metiéndome manos por todos lados. Me besaba con uno, luego con otro, me pellizcaban los pezones, me metían sus dedos en mi chorreante coñito y jugaban con mi orificio anal mientras yo les agarraba sus pollas. Aquello era una locura, parecía no estar pasando, ahí estaba yo de pie, masturbando dos enormes pollas como jamás había visto ante, parecía como si estuviera esquiando, frotando de arriba a abajo aquellas dos vergas que me tenían enloquecida.
- Marta, ven y sigue comiéndome la polla, ¡anda!, me dijo Rafa sentándose en el sofá. Me senté a su lado y me incliné hacia él metiéndome su verga en la boca. Rafa me sujetaba el pelo para que no me molestara, y así me dediqué a meterme toda la cantidad de verga en la boca que pude. Poco a poco fui logrando meterme más y más polla, hasta que Rafa hizo presión en mi cabeza y me la bajó tanto que me tuve que tragar su polla entera. De inmediato me la sacó y así pude toser, pero de nuevo volvió a la carga. Agarrándome de los pelos, me hacía bajar y subir mi cabeza y su polla entraba y salía de mi boca como si me estuviera follando literalmente.
La postura en la que estaba la aprovechó Pedro poniéndose detrás mía, y se puso a comerse mi coñito y a masturbarme con sus dedos mientras yo continuaba con la comida de rabo que le estaba dedicando a Rafa. - Cariño deja eso ya, quiero tu polla en mi coño, ya, le dije a Pedro. Sacó sus dedos de mi coño y colocó su polla en la entrada. Gemí al notar el contacto de su verga, pero mi grito fue mucho mayor cuando Pedro me fue clavando lentamente su enorme vara. - ¡Así mi amor, necesito toda tu polla en mi coño, vamos!, le dije. Entonces Pedro siguió empujando hasta que terminó de enterrar toda su verga en mi raja. ¡Dios qué gusto! Una vez dentro comenzó a meter y sacar su polla divinamente, mientras yo continuaba comiéndole el nabo a su amigo. Bueno, prácticamente era él quien me obligaba a comerle el rabo, ya que seguía agarrándome del pelo y me presionaba la cabeza para que me metiera su polla en la boca.
Llegó un momento en el que le dije que parase, pues necesitaba respirar y recuperar el aliento. - ¡Guau, Rafa, espera un poco a que pueda respirar!, le dije. - Joder Martita es que, la chupas de maravilla, se nota que te has tragado bastantes pollas, me contestó Rafa. Le sonreí mientras le masturbaba su polla. - Es que me encanta mamar una buena polla, y si es tan grande como la tuya, ¡guau!, le contesté y volví a bajar la cabeza para meterme completamente su rabo en mi boca. - ¡Oh niña, qué buena comepolla eres! Que me dijera eso me excitó más, y me puse a mamar su polla como si la vida me fuera en ello, luego me saqué su tranca y le pregunté - ¿Así, lo hago bien? - De maravilla, pero déjame ahora que te folle yo.
Rafa le dijo a Pedro que me sacara la polla del coño, y a mí, que me subiera sobre él. Así lo hice, dándole la espalda y colocándome su polla en la entrada de mi coñito. Luego me fui dejando caer muy despacito, y su polla fue entrando hasta enterrarse entera. Empecé a subir y a bajar sobre la polla de Rafa mientras Pedro se subía sobre el sofá acercándome su hermosa polla. Recibí con alegría la enorme polla de Pedro. ¡Dios, que ricura es saborear una polla gorda, palpitante y caliente, mientras te follas a otra! Era la primera vez en mi vida que me estaba pasando, mi primer trío, y era la mejor experiencia que jamás había tenido.
Pero en esa postura era difícil que pudiera llegar a correrme, preocupada en mantener el equilibrio sobre Rafa mientras se la chupaba a Pedro. Entonces decidimos cambiar. Me bajé de Rafa mientras Pedro cogía unos cojines del sofá y me decía que me pusiera a cuatro patas sobre el suelo. Así lo hice, arrodillándome delante de la polla de Rafa, que de inmediato me puse a mamar. Pedro se colocó detrás de mí. - Vamos querido, adelante, entiérrame tu polla, le dije. - ¡Aaahhhh!, tuve que gritar, cuando sentí la verga de Pedro en lo más hondo de mi coño. Una vez toda dentro, Pedro comenzó a follarme salvajemente mi cuerpo se movía al compás de sus embestidas y eso permitía que la polla de Rafa entrara y saliera de mi boca sin que yo tuviera que hacer nada. Y mientras seguía follándome, el tipo se atrevió a meterme un dedo en el culo, produciéndome un pequeño dolor aunque fue desapareciendo hasta convertirse en un placer maravilloso.
Entonces Pedro me preguntó: - ¿Te han follado por el culo alguna vez, Marta? La verdad era que sí, muchas, pero no sé por qué le dije que no, igual para darles más morbo. - ¿Me dejarías follártelo, crees que lo puedes hacer sin que te duela? - Inténtalo, a ver cómo me va, le dije yo. Pedro desapareció por el pasillo volviendo en segundos con un frasco de aceite lubricante. Mientras yo continuaba chupándole la polla a su amigo, Pedro me echó aceite por mi ano y comenzó a jugar con su dedo sobre él para comprobar que me entraba con facilidad. Se animó con un segundo dedo a la vez que se agachaba y se ponía a chuparme el coño. - Así cariño, así, fóllame el culito con tus dedos, le dije mientras pajeaba a Rafa. En un momento sus dos dedos entraban y salían de mi anito como si nada y Pedro se atrevió a meterme un tercero. - ¡Aaaaahhhhhh!, tuve que gritar.
- Bueno preciosa, creo que ya estás preparada ¿dispuesta?, me preguntó Pedro. - Sí, adelante, le animé. Un estremecimiento me recorrió el cuerpo, casi estuve a punto de decirle que lo dejara, pero me dejé llevar por la calentura del momento. Pedro colocó su polla en la entrada de mi culito y comenzó a apretar hacia dentro. - ¿Es demasiado gorda, verdad?, me dijo al comprobar que no me entraba. - Sí, no creo que me vaya a entrar. Entonces volvió a echarme más aceite en el culo y también se embadurnó su polla. Me agarró de las caderas para ayudar la penetración y volvió a empujar. Poco a poco esa enorme polla se fue abriendo paso por mi estrecho culito. - ¡Aaaahhh, qué polla tan gorda para mi culo! ¡Me duele, me duele, para, por favor!, le supliqué cuando solamente me había entrado la punta. - Pero si tienes el culo muy abierto, niña, me da que me mentiste, me dijo. - Bueno sí, es cierto, mi novio ya me ha dado por el culo pero su polla es mucho más estrecha que la tuya. - ¡Ah con que además tienes novio! ¿Así que eres una putita infiel?, me dijo, y yo le asentí con una sonrisa pícara.
Pedro se quedó parado esperando que mi ano se adaptara al grosor de su polla. Mi resistencia inicial quedó reducida de forma considerable, en parte porque la anchura del capullo de Pedro había abierto camino en mi culo; por otra porque aquella situación me excitaba sobremanera. Ahí estaba follándome por el culo la polla de un desconocido que me sacaba por lo menos 15 años. Me relajé un poco, Pedro lo debió notar y volvió a empujar un poco más logrando meterme la mitad de su enorme polla en mi trasero y volvió a esperar a que el dolor remitiera.
Sin embargo, esta vez todo fue más rápido y en un plis-plas el dolor dejó paso a un placer maravilloso. - ¡Vamos Pedro, fóllame!, le supliqué. Entonces, Pedro me agarró de mis caderas, y comenzó a follarme el culo, despacito primero, para luego ir aumentando la velocidad y profundidad de las penetraciones. Mientras Pedro me follaba, yo le comía la gruesa polla a Rafa con apetencia, dedicándome plenamente. Rafa debería tener una imagen maravillosa: yo a cuatro patas ante él comiéndome su polla, mientras que su amigo me daba por detrás. Pedro se levantó situándose encima de mi espalda, y flexionado sus piernas, volvió a meterme su polla en mi trasero en una posición totalmente vertical, por lo que la penetración era aún más profunda y violenta. Me estaba follando con a una perra. Volví a pensar en la situación: en mi primer trío, en esa enorme polla que me estaba partiendo el ojete, en mi novio. Me sentía la más puta de las mujeres, y comencé a gemir como una loca logrando alcanzar un orgasmo memorable.
Pero aquellos dos tipos me superaban, ni en mil años podía imaginar lo que seguidamente pretendían hacer conmigo. Pedro me sacó su polla del culo, que lo noté totalmente abierto. Se sentó en el sofá y me dijo que me subiera sobre él. - ¡Vamos niña, a trotar como tú sabes!, me dijo. Me puse a botar sobre su polla metida en mi coño mientras Rafa me volvía a meter su polla en la boca. Ahí estaba yo, botando como una yegua salvaje sobre la enorme polla de Pedro mientras mamaba con ahínco el rabo de Rafa que pronto volvió a utilizar su técnica: me agarró del pelo e hizo presión en mi cabeza para que tragara su polla. Luego me la sacó, pero de nuevo me volvió a meter su polla. Mi cabeza se movía a delante y atrás rápidamente, y su polla entraba y salía de mi boca follándomela por completo mientras trotaba sobre la de Pedro.
- Bueno ahora me toca a mí follarte el culito, ¿verdad Marta?, dijo con toda la razón Rafa cuando decidió sacarme su polla de la boca para dejarme respirar. - Por supuesto, querido, estoy deseando que me claves tu polla en mi culo, déjame que me baje de encima de Pedro, le contesté. No, espera, espera, quédate ahí, me dijo Rafa. - ¿Qué quieres decir?, le respondí yo. - ¿Te han hecho alguna vez una doble? - ¿Una doble qué? - Pues una doble penetración, niña, dos pollas en tus agujeros. - No nunca, pero eso es demasiado. - Tranquila Martita, verás cómo te vas a morir del gusto, sentenció Rafa.
Se situó detrás de mí, encima de mi espalda, flexionó sus piernas y colocó la punta de su polla en la entrada de mi ano. Bueno, está bien Rafa, pero por favor despacito, le rogué. - Tranquila princesa, confía en mí, me contestó Rafa. Pedro agarró mis cachetes abriendo mi agujerito y yo dejé de moverme sobre su polla mientras Rafa empezó a meter la cabeza de su polla en mi trasero. Grité al sentir las dos pollas dentro de mí, pero Rafa no se apiadó de mí y siguió metiendo más rabo en mi culito, mientras su amigo me tenía lleno el coño con su polla. Rafa apretó un poco más y al fin terminó de meter su polla en mi culo. - ¡Oh Dios! ¡Me vais a matar con tanta polla!, les grité. - ¡Tranquila preciosa, si sólo te he metido la mitad!, me contestó Rafa. Aquellas dos pollas eran demasiado gordas para una doble penetración , así que arqueé la espalda y mi culo quedó en pompa, maniobra que aprovechó Rafa para meter más polla en mi trasero.
Finalmente aquellas dos pollas quedaron perfectamente alojadas en mis dos agujeros. Sentí un dolor horrible, bueno no fue tanto, pero sentía como me ardían las entrañas. Rafa se quedó parado esperando que mi culo se acoplara al grosor de su verga mientras que Pedro me pedía que me moviera. Comencé a hacerlo, muy despacio, notando como Rafa me iba follando poco a poco el culo, lo que me provocaba agudas punzadas. Poco a poco el dolor fue desapareciendo, dejando paso a un placer indescriptible, jamás había experimentado algo parecido. Sólo pensar que estaba siendo follada por dos pollas a la vez hizo que el dolor desapareciera completamente, dejando sólo un pequeño resquemor. Era consciente que iba a empezar a gozar como una loca de la doble penetración, la primera de mi vida. Giré la cabeza para mirar a Rafa y le dije: - Vamos chicos, folladme, ahora, les grité.
Entonces empezaron a bombear sus pollas fuertemente. - ¡Aaahhhh, Dios mío, me muero, me muero! Seguid, seguid. ¡No pares Rafa, fóllame el culito, así, huummm! Los dos tíos se movían de maravilla. Después de que la polla de uno entraba y la del otro salía, lograron un acoplamiento perfecto, un ritmo coordinado que me estaba matando de gusto. - Te gusta lo que te hacemos puta, me dijo Pedro, - ¡Sí, me encanta que dos pollas me follen a la vez, me encanta lo putísima que soy, aaaaahhhh! No podía dejar de gritar de placer, sentía que me estaban partiendo dos ricas vergas al mismo tiempo. Pedro se ayudaba de mis caderas para penetrarme con la fuerza de un toro embravecido mientras Rafa me incrustaba su polla entera en mi trasero. Estaba en el paraíso, como poseída gritando a los dos hombres que me follaran más fuerte. - ¡Así, seguid, seguid follándome fuerte! No pares Rafa, párteme el culito, así, qué bien, esto es el paraíso, dos machos follándome a la vez, seguid que me corro, me corro, aaaahhh! les gritaba mientras sentía como un escalofrío me recorría el cuerpo, me estaba corriendo de una manera maravillosa, como jamás lo había hecho.
Los chicos, no obstante, aún no se habían corrido y decidieron cambiar de postura pero continuando con la doble penetración. Estando de pie para cambiar las posiciones, Rafa no esperó y me levantó la pierna y me metió su polla en el coño. Ante que empezáramos a follar Pedro estaba detrás mía agarrándome por debajo de las piernas y levantándome. - Agárrate a Rafa, me dijo. Me abracé al cuelo de Rafa y rodeé su cuerpo con mis piernas mientras Rafa sustituía a su amigo agarrándome por debajo del culo. Entonces Pedro colocó su polla en mi ano, y sin más preámbulos me la metió dentro - ¡Oh cabrón, qué polla tan gorda para mi culo, es tremenda! Comenzaron a follarme los dos a la vez, yo parecía un muñeco de trapo entre aquellos dos tipos que me levantaban y me bajaban como si nada, incrustándome sus dos pollas en mis agujeritos. - ¿Te gusta esto, verdad puta?, me decía Pedro y yo sólo asentía con la cabeza pues ni las palabras me salían.
Aquello era como estar en otro mundo, estaba como un zombi. Mi cara debería estar desencajada por la excitación y la lujuria porque Rafa me dijo - Lo ves, preciosa, ¿a qué te encanta que te follen dos pollas a la vez? - ¡Sí, me encanta, esto es la hostia, cuanta polla dentro de mí, no os detengáis cabrones, seguid así, me voy a correr de nuevo, aaahhhh!, les grité y en pocos segundos alcancé el enésimo orgasmo mientras Rafa me anunciaba que también él se iba a correr. Le dije que no lo hiciera dentro pues no llevaban condón, así que los chicos me sacaron sus pollas y me arrodillaron delante del sofá. Rafa se situó delante de mí y empecé a hacerle una mamada que recibió con una sonrisa de oreja a oreja, mientas yo ofrecía mi culo en pompa a la polla de Pedro. Éste se situó detrás de mí y de un sopetón me metió su pollón en el culo.
Rafa empezó a gemir con más fuerza, y me saqué su polla de la boca y comencé a hacerle una paja fuerte y acelerada con el propósito de hacerle eyacular. Gritando de placer, poseída por el goce de la penetración anal, Pedro aumentó el ritmo de su follada. Creía morir de placer, noté perfectamente como la polla de Pedro empezó a palpitar y como su corrida inundaba mi culito de semen. La perspectiva de sentir una corrida en mi culito me provocó un nuevo orgasmo. Mi novio nunca se había corrido dentro de mi culo, siempre lo hacía fuera, y ahora estaba sintiendo como una formidable polla estaba descargando toda su mercancía en mi anito, inundando por completo mi agujerito.
Estaba tan concentrada en mi propia corrida que el primer disparo de semen de Rafa me pilló desprevenida y la descarga impactó contra mi nariz. Atrapé la polla de Rafa con mi boca justo a tiempo para que la segunda descarga se estrellase contra mi paladar. Succioné con fuerza su palpitante verga mientras escupía una inmensa cantidad de esperma inundando mi boca de deliciosa crema. Rafa se agarró su polla para empujarla hasta el fondo de mi boca soltando una nueva oleada de semen que llegó hasta mi garganta, obligándome a beberme todo el caliente líquido. La pringosa leche no paraba de fluir y me fui tragando todo el esperma que emanaba de su polla. Cuando por fin dejó de soltar semen, Rafa me sacó su polla de la boca y me hizo lamerle los restos de semen que quedaban en ella mientras Pedro se retiraba de mi culo, dejándome un vacío enorme. Había sido el mejor polvo de mi vida, había descubierto que el sexo en trío es lo más rico del mundo y que su mejor ejemplo es una buena doble penetración de pollas.
Hasta aquí todo lo que me contó mi amiga Marta. Yo estaba alucinada, sabía que era bastante puta, pero nunca creí que tanto. Cuando terminó su relato, yo tenía todo mi coñito mojado y deseaba que una polla me calmara la calentura. Después Marta me dijo que si me había me gustado, y le respondí que sí. - ¿Entonces te animarás a hacerlo con dos hombres a la vez?, me preguntó. - La verdad es que me has dejado toda caliente y con la curiosidad de realizar un trío, le respondí. Lo pensé unos instantes y le dije. - Pues sí, me animaré a hacer un trío, pero claro, eso será otra historia.