Marta

La nueva vida de Marta

Sus manos le acariciaban suavemente la espalda dibujando una espiral para acabar agarrando con firmeza su cadera, noto como jugueteaba con la polla sobre su ano, la hacía resbalar por la raja del culo buscando la entrada, la coloco en el lugar preciso y empujando suavemente la introdujo, sus manos guiaban firmemente las caderas hasta que las nalgas chocaron con la pelvis, se retiró suavemente y volvió a introducirla hasta el fondo, Marta levanto la cabeza y observo por el espejo del armario, que se encontraba frente a ellos, la escena, su melena se movía al ritmo de los empujones que le daban con cada envite, se encontraba sobre una cama a cuatro patas gozando, el hombre que se la estaba follando era un auténtico desconocido para ella, le había conocido en un bar aquella noche, era un tipo muy masculino de casi cincuenta años, muy peludo y ligeramente gordo pero con unos brazos que la podían levantar sin esfuerzo, tenía además un miembro viril de considerable tamaño, muy grueso y venoso que había chupado con gula hasta hacia un momento cuando él, le había volteado para acabar en esa postura.

El hombretón estaba prácticamente calvo y gotas de sudor se empezaban a formar en su cráneo, la cadencia de la follada empezó a subir de ritmo y pronto las violentas embestidas hicieron que perdiera la postura, se encontró con la cara entre las mantas y se abandonó a la sensación que el pollón que entraba y salía por su ano le proporcionaba, el sudor de su amante le salpicaba la espalda y los gruñidos que profería la excitaban así que busco su pene que se encontraba erecto y comenzó a masturbarse al mismo ritmo del bombeo, con su otra mano acariciaba los testículos y el cipote que la penetraba lo que gusto mucho a su partenaire

-¿Te gusta el rabo?, zorra, no vas a poder sentare en una semana cuando acabe contigo- le dijo entre bufidos, siguió con una serie de embestidas secas que hicieron gemir ostensiblemente a Marta para a continuación comenzar un frenético vaivén que termino con un rugido de placer mientras con unos últimos empujones se corría, se derrumbó sobre la espalda de Marta y esta le aparto dejándolo boca arriba en la cama, su pene comenzaba a perder la rigidez, ella le quito el condón totalmente lleno del espeso liquido blanco que había expulsado el bruto, que recuperaba lentamente el resuello.

-Te ha gustado, ¿eh?, eres una putita muy sucia- Decía mientras Marta tiraba el condón a una papelera y se metía en la boca la tranca del hombre buscando una nueva erección – ¿Todavía quieres más? Pero que pedazo de Putón estas hecha- mientras Marta seguía chupando el mástil que comenzaba ya a endurecerse lamiendo los testículos mientras acariciaba la barriga del tipo, saco otro condón y se lo puso mientras seguía acariciándole, se colocó sobre él y se introdujo el pene ya duro en sus entrañas, comenzó a subir y bajar metiendo y sacando el objeto de su placer y pronto más que moverse saltaba sobre el cuerpo tendido mientras se acariciaba su polla hasta alcanzar el orgasmo, expulsó su corrida violentamente manchando las mantas pero aun así no pudo parar, pues unas fuertes manos la sujetaban y movían su cuerpo como si de un muñeco se tratara arriba y abajo empalándola con firmeza en la verga que la sodomizaba, se dejó llevar acariciando sus pequeños pechos hasta que nuevamente sintió que se corría dentro de ella.

Se derrumbó sobre la cama, ahora ella, y estuvo un buen rato recreándose en el placer que todavía sentía tras la tremenda follada que acababa de disfrutar.

Volvió a mirar al espejo, lo que vio le gusto, su pelo había crecido, lo suficiente como para ya no tener que llevar peluca, sus facciones, que siempre habían sido bastante femeninas se suavizaron todavía más con el uso de las hormonas, sus caderas se ensancharon ligeramente y le habían crecido unos pequeños y deliciosos pechos, ya no tenía que llevar relleno bajo el sujetador y le encantaba lucir escotes vertiginosos.

Su vida había cambiado tanto desde aquella primera experiencia durante el finde con Gloria. La noche que había pasado con Georgia había confirmado su naturaleza, era una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre, y desde entonces había hecho todo lo posible por sentirse bien consigo misma

Se había mudado a una nueva ciudad tras terminar sus estudios, y comenzó a tratarse con hormonas para feminizar su cuerpo, llevaba un tiempo analizando la posibilidad de implantarse unos pechos de silicona, pero se encontraba cómoda con las tetas que había desarrollado con el tratamiento, llevaba dos años con la medicación, sus caderas se ensancharon y su caminar hacia que los hombres se volvieran cuando pasaba a su lado. No había sido un camino de rosas pero el resultado merecía la pena.

Su compañero de juegos se levantó y fue al baño, escucho el ruido de la ducha y se perdió en sus recuerdos

El día después de su noche loca de sexo con Georgia comenzó a perfilar la que iba a ser su nueva vida, le conto a sus padres lo que sentía, fue el momento más duro, su padre la echo de casa, su madre entre sollozos preguntaba ¿que habían hecho mal?, Gloria que ya se había independizado de sus padres la acogió, decidió terminar sus estudios como Raúl, le quedaba solo un semestre, y marcharse luego a comenzar su nueva vida.

Pero ahora no tenía ni quería esconder sus anhelos, casi todos los fines de semana se vestía de mujer y buscaba quien la hiciera sentir completa, descubrió que los hombres maduros le gustaban dentro y fuera de la cama, los más jóvenes eran torrentes de energía, pero la experiencia era un grado. Buscaba sus parejas por chats donde quedaba claro lo que ella era, aunque alguna vez salió de caza por bares nocturnos.

Recordó aquella vez, el día que estreno su peluca pelirroja rizosa, vestía tejanos ajustados y una camiseta que dejaba su ombligo a la vista, rematado con una cazadora de cuero roja y unos tacones no demasiado altos, había quedado con un tipo por el chat, pero en vez de ir a su casa prefirió quedar para tomar una copa antes en un Disco Bar, cuando llego y la vio sentada en un taburete de la barra con la espalda arqueada bebiendo su copa por una pajita, casi se cae de culo, no la había engañado, era un hombre de cincuenta y pico con un torso de barril, tenía el pelo rapado y unos brazos gruesos y fuertes rematados por unas manos grandes, había dicho que estaba bien dotado, eso todavía tenía que comprobarlo, vestía una camisa oscura y vaqueros, se sentó a su lado y pidió una cerveza, olía a after shave, eso le gusto a Marta, un hombre aseado.

-No creí que fueras tan guapa- dijo tras tomar el primer trago, tenía los ojos oscuros y una nariz de grueso tabique, los labios eran gruesos, de los que invitan al beso, arqueaba las cejas como si cada palabra fuese un ruego.

-Vamos a bailar- le dijo Marta y le llevo a la pista, una vez en la semioscuridad de la zona de baile utilizo todos los medios a su alcance para poner cachondo a aquel tipo, no tuvo mucho trabajo le dejo agarrarla por la cintura, de vez en cuando ella se giraba y restregaba su culo enfundado en los jeans en la entrepierna de él, la segunda vez ya noto una dureza bajo sus pantalones, le acaricio para intuir las dimensiones del miembro viril y lo que noto no la decepciono, le sonrió lasciva y acercando su boca a la suya lamio con su lengua los labios temblorosos, él no se esperaba aquello pero se recompuso enseguida, la agarro de las nalgas con una de aquellas manotas y la pego a su cuerpo, la beso apasionadamente mientras restregaban sus entrepiernas, Marta se separó de él y le guio hacia una zona todavía más oscura que se encontraba al fondo del local, había una especie de reservados descubiertos donde varias parejas se besaban y magreaban desenfrenadamente le empujo a uno de los asientos forrados de terciopelo muy gastado y se sentó a horcajadas sobre él, busco con su lengua la de él, y se entregaron a la pasión , él le acariciaba las nalgas y la espalda y ella tras abrirle la camisa recorría con sus manos el peludo pecho, al poco rato comenzaron a oír los gemidos sordos de la chica del reservado contiguo, se había levantado la falda y cabalgaba sobre la polla de su acompañante mientras el estrujaba sus tetas sobre su blusa, Marta se hecho hacia atrás, tenía una buena visión del movimiento de la muchacha pese a la oscuridad, acaricio el instrumento de su compañero que se estremeció, bajo la bragueta y le saco la polla erecta que como había dicho era de buen tamaño, empezó a masturbarlo despacito, lo que le gusto bastante, tras un rato acariciándole de esa manera se levantó y acto seguido se arrodillo frente a él se metió la polla en la boca comenzó a mover la cabeza hasta introducírsela entera y se la saco arrastrando la lengua por toda la longitud del erecto mástil, repitió varias veces el movimiento sacándosela lamio el glande y volviendo a introducirlo en la boca chupo hasta escuchar un quejido de placer, se concentró en chupar aquella verga durante un rato hasta que el dueño del aparato se tensó y comenzó a llenar su boca de esperma caliente, ella se había preparado y trago todo lo que le ofrecía limpiando con la lengua los restos que quedaron en el glande y lo que se derramo hasta los testículos, se relamió, se levantó y se fue en dirección a la salida, dejándole alucinando pero con una sonrisa de satisfacción. Antes de perderse entre la gente del local se volvió y le lanzo un beso.

En la puerta, ya fuera, se paró un momento a tomar aliento, un chico salió detrás de ella y se encendió un cigarrillo, era de su edad más o menos, tenía el pelo rubio largo pero sin llegar a tener melena, llevaba barba de cinco días también rubia, la camiseta suelta escondía un torso de deportista por lo que Marta intuyo y unos pantalones de lino completaban su look veraniego,-¿Fumas?- le pregunto ofreciéndole un cigarrillo, Marta negó con la cabeza sonriéndole, -Menudo numerito has montado ahí dentro, ese tipo no va a perder la cara de felicidad en varios días- Le soltó con una expresión divertida en el rostro, -¿Y has venido a ver si te toca algo a ti?- le dijo Marta contrariada, El, la miro divertido -Nunca le digo que no a un caramelo, pero no esperaba verte aquí ya, creía que habrías escapado corriendo.- tras dar una calada a cigarrillo continuo –La verdad es que creo que fui el único espectador- volvió a echar una calada –no creo ni que se enterasen vuestros vecinos- expulso el humo y volvió a mirar con aquella expresión divertida en su rostro.

Marta se abrocho la cazadora y comenzó a andar, cuando llevaba unos metros se volvió y le pregunto -¿Vienes?- el sin dejar de sonreír arrojo lo que quedaba del cigarrillo –Si nos vamos a algún sitio será mejor ir en mi coche, está ahí aparcado- señalo un Renault oscuro, Marta se dio la vuelta y se dirigió al vehículo, el seguro se abrió al acercarse él y ambos entraron en el coche.

-¿Dónde quiere ir la señorita?- pregunto con sorna, Marta imito su expresión divertida -Donde puedas follarme a gusto- el muchacho cambio su expresión de divertida a perpleja, tras un segundo volvió a sonreír y arranco el coche.