Marta acude a la barbacoa de María.

Era una barbacoa familiar. Había de todo, bebidas, comidas... pero sobre todo mucha carne. Otro capítulo de Marta.

Para los que quieran leer los primeros capítulos:

1º.- http://www.todorelatos.com/relato/65309/

2º.- http://www.todorelatos.com/relato/65337/

3º.- http://www.todorelatos.com/relato/65325/

4º.- http://www.todorelatos.com/relato/65343/

5º.- http://www.todorelatos.com/relato/65367/

6º.- http://www.todorelatos.com/relato/65377/

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9º.- http://www.todorelatos.com/relato/65498/

Marta se sentía confundida aquella mañana. "¡Hasta en sueños me estoy convirtiendo en una puta!" Se repetía una y otra vez. "¡Cómo era posible aquello! ¡Cómo había llegado a aquella situación!" Su marido se había marchado muy temprano y sus hijos se preparaban para marcharse. Ella se preparaba un café en la cocina cuando entró su hijo Enrique en calzoncillos.

  • ¡Buenos días mamá! - Le dio un beso en la mejilla.

Marta no dijo nada, fue incapaz de decir nada, simplemente movió la cabeza a modo de saludo. Su cuerpo se estremeció al sentir el contacto de los labios de su hijo mayor. Lo miró y el deseo empezó a invadirla. Por la noche lo había tenido en sueños y dentro de su culo, "¡Ahora te cogía y te follaba!" Resonaban sus pensamientos más calientes que nunca. "¡Pero no, no puede ser!" Se repetía una y otra vez. "¡Es mi hijo, no puedo sentir esto!"

Vio como sus hijos se marchaban y los despidió desde la ventana de la cocina. Se fijó en los hermosos cuerpos juveniles de sus hijos y el fuego empezó a crecer en su interior. Necesitaba apagarlo. Corrió a su escondite y sacó a su pequeño amigo de goma. Nerviosa y llena de lujuria se tumbó en la cama. Subió su camiseta y se quitó las bragas. Recordó el sueño que aún estaba fresco en su mente y pasaba la lengua por su inerte amante que obedecía a sus deseos. "¡Ven cariño que te la voy a mamar!" Decía imaginando la polla de su hijo Enrique.

Su boca se abrió y comenzó a mamar. Una mano fue directa a buscar su clítoris que la esperaba erecto y duro. "¡Jesús, chupa a mamá!" Allí estaba, totalmente abierta de piernas, comiendo la polla de goma y tocándose el coño, imaginando que sus hijos la amaban. Ahora sus hijos eran su estímulo sexual. Podía imaginarlos desnudos y dándole todo el placer que su maduro cuerpo necesitaba. "¡Folla a mamá!" Pensó y bajó la polla de goma para pasarla por su raja, de arriba abajo, pasando el glande por su clítoris.

De su coño no dejaba de emanar flujos por la excitación, mojando poco a poco las sábanas de su cama. Entonces colocó el glande de goma en la entrada de su vagina y empujó para penetrarse. Tenía los ojos cerrados y emitía leves y suaves gemidos al sentirse llena, imaginando que su hijo mayor la follaba. La mano que antes acariciaba su clítoris, ahora acariciaba y pellizcaba sus pezones. "¡Bien Jesús, cómeme las tetas!"

Su mano marcaba el ritmo para que la polla le entrara y saliera. Se sentía en la gloria con aquella dosis de sexo en soledad. Se retorcía y sus gemidos aumentaban de intensidad por momentos. Estaba cerca del orgasmo. Sus hijos le provocaban una gran excitación y no podía aguantar mucho tiempo sin tener un orgasmo.

Se puso boca abajo, apoyada sobre su rodilla dejando su culo en pompa mientras el pecho apoyaba en la cama. No paraba de follarse. Gemía y gozaba revolviéndose en la cama. Entonces, sin pensarlo, la mano que tenía libre buscó su ano. Un dedo acarició su esfínter mientras su amante seguía entrado y saliendo animado por la mano de aquella caliente madura. "¡Seguid, no parar de follar a vuestra madre!" Gritaba en su pensamiento y sus manos obedecían a sus lujuriosos deseos. El dedo en su ano empezó a apretar para introducirse levemente. Marta sintió un gran placer al sentir como el esfínter cedía a su presión. Estaba relajada y su ano parecía que quería tragarse todo su dedo. Y otro vino auxiliar al anterior. Los dos dedos empujaron y se perdieron dentro de aquel ano.

Podía sentir con los dedos la presión que ejercía su inerte amante en el interior de su vagina. Se sentía en la gloria. Nunca antes se había dado placer anal y estaba disfrutando más de su culo que de su coño. El placer la invadía y otro dedo entró en ella. Las dos manos aceleraron y un gran orgasmo la invadió. Era diferente, no era como ningún otro que hubiera sentido anteriormente. El placer le venía del culo y del coño a la vez y se retorcía y gruñía. Durante unos minutos se castigó sus entradas hasta sentirse satisfecha. Sacó todo lo que la invadía y dejó caer su cuerpo sobre la cama para reponerse de tanto placer.

Cuando se despertó, había pasado una hora. Estaba medio desnuda en la cama, totalmente mojada con su amante de goma al lado. Botó al darse cuenta que sus hijos podían llegar en cualquier momento y corrió al baño y depositó su juguete en el escondite. Ya más relajada se dio una gratificante ducha. Cuando se secaba escuchó como sus hijos entraban en casa. No venían solos. Su abuela, la madre de ella, entraba también. Se llamaba Marta y era una mujer de setenta años; bastante gorda que le impedía moverse con agilidad. Había venido con su otra hija Pili y al llegar se encontraron en la puerta con Jesús y Enrique. "¡Menos mal que me he desahogado antes!" Pensó al ver que desde ahora y hasta que se marchara su madre, no podría tener nada de sexo.

Se saludaron como siempre, con el mismo cariño. Gracias a Dios ya no sentía tanto deseo sexual como cuando se levantó y podía mirar a sus hijos sin sentir el deseo de llevarlos a su habitación. Saludo a su madre y después a su hermana.

  • ¡Tengo que hablarte en privado! - Le susurró Pili al oído y Marta le pidió alguna aclaración con un gesto. - Después a solas.

Marta hizo todo lo posible para estar con su hermana lo antes posible. Estaba intrigada por el tono de preocupación de la voz de Pili. Pidió que su hermana la ayudara a subir unas ropas a su habitación y allí pudieron hablar tranquilas.

  • ¡Pili, cuéntame lo qué pasa!

  • ¡Tengo miedo! - Las lágrimas empezaron a aparecer en sus ojos. - ¡Tengo un retrazo de tres días!

  • ¡Bueno, no te preocupes tanto! - Le dijo a su hermana y sintió como su interior temblaba por el nerviosismo que la empezaba a invadir. - Tres días son poco y aún es pronto para preocuparse. Tomas la píldora ¿no?

  • ¡Desde luego! - Las lágrimas empezaron a recorrer sus mejillas. - Todos los días desde hace más de un año y nunca he tenido problemas ni he tenido retrasos de más de un día. Además últimamente me siento diferente y tengo sensaciones rara en el vientre. ¡Dios, Marta! ¡No estaré embarazada de tu hijo Enrique!

Marta pasó todo el día preocupada por su hermana. Si era verdad, aunque fuera pronto para asustarse, las sospechas de su hermana, sería tía de su propio nieto. Pili podía decir que era de un tío con el que se acostó cualquier noche, pero todos los que estaban aquella noche en la orgía sabrían que verdaderamente era hijo de Enrique. Y entonces un gran temor la invadió. Pensar que si ella quedara embarazada de su propio hijo. ¡Qué problemas genéticos podía tener al unirse madre e hijo! Si le embarazara Eduardo no tendría más problema que justificar que otro tío, no su marido que tenía la vasectomía hecha, la había preñado en cualquier momento de locura sexual, pero no implicaría ningún tipo de problema de sangre ya que lo qué los unían era algo político. Eduardo era hijo de la hermana de su marido, con lo que no había problema de este tipo. "¡Otro motivo para dejarlo!" pensó y siguió con su familia con un pellizco en sus entrañas.

Estaban tomando café cuando llamó a la puerta su cuñada María y su sobrino Eduardo. Saludaron a todos los presentes y después de un buen rato de charla María convocó una barbacoa para el siguiente sábado. Marta pensó que era una buena manera de pasar los últimos días de vacaciones y al estar su madre que fue la primera que se apuntó, nada sexual podría pasar. Y en eso quedaron, el sábado se reunirían en casa de María y en el jardín pasarían el día bañándose en la piscina, comiendo y charlando.

Ya era sábado por la mañana, Marta montó en el coche con sus hijos y marchó a casa de su cuñada. La relación con su marido se había enfriado tanto que ya apenas hacían cosas juntos, cada uno llevaba su vida y pocas veces hablaban de temas de la casa y los niños que normalmente acababan con algo de pelea. Habían pasado unos días desde que Pili le contara su preocupante posible embarazo. La había llamado varias veces y comentaron las implicaciones que aquello tendría. Poco a poco había preparado su mente para aceptar que sería tía de su nieto y entre tanto pensamiento y tanta preocupación apenas había tenido tiempo para la incestuosa lujuria que le provocaban sus hijos.

Llegaron a casa de María y allí estaban. María, su hijo Eduardo y su tía Chari. Se saludaron y, como casi siempre, María comentó que su marido no estaba por viaje de negocio. Entonces llamaron a la puerta y entró Pili. Venía sola. Saludó a todo el mundo y explicó que su madre no podía venir pues había tenido que quedarse con unos nietos de otra de sus hijas.

Marta entonces hizo recuento mental de todos los que iban a estar allí y empezó a preocuparse... y a excitarse. Allí estaban María, su hijo Eduardo y su tía y hermana de María, Chari. Los tres ya habían tenido sexo entre ellos, madre y tía habían follado con Eduardo. Además estaba ella y sus dos hijos, que no sabían que Chari había compartido placeres con su primo, pero que habían follado con Pili y ella misma, aunque Enrique solamente la había follado en sueños y además por el culo. Y después estaba Pili que con la sospecha de posible embarazo no estaría para muchas fiestas.

Entonces todos se pusieron sus bañadores. María como anfitriona empezó a hablar y llevó la conversación a donde ella quiso. Al momento descubría todo lo que allí pasaba. Ya todos sabían que habían follado entre ellos, y salvo Pili y Enrique que nada más lo hicieron juntos, los demás habían compartido madre e hijos. Entonces propuso una gran orgía familiar donde dieran rienda suelta a sus lujuriosos e incestuosos deseos. Allí nadie los iba a molestar y podían follar donde les apetecieran y con quien cada uno quisiera.

  • Yo estoy de acuerdo y además hace tiempo que Enrique me pone cachonda. - Dijo Chari acercándose a su sobrino y dándole un beso en la boca. Él, que no estaba acostumbrado a aquello se ruborizó.

  • Pues a mí no me importaría probarte, tita. - Dijo Jesús acercándose a Chari y ofreciéndole su boca a la vez que le acariciaba su redondo culo. Ahora Chari pasó de la boca de Enrique a la de su hermano.

  • Tita, - dijo Eduardo agarrando la cintura de Marta y mirando para su hermana Pili. - ¡Qué tal si tú y yo hacemos gozar a Pili! - La mirada mostraba una lujuria que asustó a Marta, su sobrino se estaba convirtiendo en todo un pervertido al que le gustaba follar maduras.

Marta miró a su hermana y por su cabeza pasaban mil preocupaciones. No sería tan pervertida que aún pudiendo estar preñada de su sobrino, pudiera más su deseo y se uniera a la inminente orgía que allí iba a suceder. Pili los miró con una gran sonrisa en la boca y Marta se extrañó.

  • ¡Lo siento machote! - Dijo Pili acercándose a Eduardo y pasando un brazo por sus hombros. - ¡Hoy tengo el semáforo en rojo! - Desvió la mirada hacia Marta para indicarle que le había venido la regla.

  • ¡Bueno! - Dijo Eduardo acariciando el hermoso culo de ella.

  • ¡Tienes otras entradas que se pueden usar!

  • ¡María, tu hijo es un pervertido! - Dijo Marta y Pili mostraba cara de asombro por lo que le había propuesto Eduardo.

  • ¡Ya lo sé! - Dijo su cuñada. - ¡Yo lo he enseñado!

Cuando Marta giró la cabeza, Eduardo y Pili se comían la boca. Un poco más allá sus dos hijos hacían turno para besar a Chari a la cual acariciaban. No pudo evitarlo, el alivio que le produjo el saber que su hermana no estaba embarazada, unido a la escena que podía ver la puso caliente. Soltó a su sobrino y comenzó a besar a María.

Todos pararon al darse cuenta de lo que hacían las dos cuñadas, bueno, todos menos Eduardo que ya lo sabía. Después de asimilar que ellas eran bisexuales, todos continuaron con aquella inesperada, pero muy ansiada orgía en la que primos y madres compartirían sus deseos sexuales en una incestuosa orgía de final de vacaciones.

  • ¡Parad pervertidos! - Dijo María. - ¡Bañémonos en la piscina! ¡Ya tendremos tiempo de soltar nuestras lujurias!

Ella fue la primera en tirarse al agua. Todos la siguieron entre besos y caricias. Poco después todos estaban en el agua. Pili entró en el agua con sus hermosas tetas al aire. Eduardo se acercó a ella para juguetear con ellas, primero salpicando a Pili hasta abrazarla y comenzar a lamer y mamar sus redondas tetas de pezones erectos.

Los demás los miraban sin saber bien que hacer y cuando se abrazaron y comenzaron a comerse la boca fue como si dieran la salida en una carrera loca de sexo. Jesús se colocó detrás de su tía Chari y con las manos acarició sus pechos mientras su polla erecta presionaba sobre su culo. Ella echó la cabeza atrás y a un lado para ofrecerle su cuello que él besó y mordisqueó. Ya había dos parejas liadas. Sólo quedaban Marta, Maria y Enrique sueltos.

Entonces María se abrazó a Marta y comenzó a besarla y acariciarla mirando a su sobrino Enrique que no les quitaba ojo. Con una mano le hizo una seña para que se acercara a ellas. No tardó en unirse a las dos maduras. Besó la boca de su tía que lo buscó rápidamente. Marta los miraba besarse sintiendo las manos de su cuñada que buscaba su sexo. Acercó su boca para unirse al apasionado beso y las tres lenguas se juntaron jugando entre ellas. Enrique besaba por primera vez a su madre y su tía se separó para que madre e hijo continuaran su incestuoso beso.

Marta estaba en medio de los dos, besando a su hijo y sintiendo el endurecido sexo en su barriga, mientras su cuñada la acariciaba y mordía su cuello por detrás. Estaba en la gloria y la lujuria se apoderaba de ella. No cabía la duda de pensar si aquello era inmoral o socialmente mal visto, solamente se dejó llevar por sus deseos de mujer y empezaba a disfrutar de aquel día de barbacoa donde había mucha carne. Abrió los ojos y enfrente estaban Pili y Eduardo.

Eduardo estaba sentado en el filo de la piscina, con las piernas abiertas y en medio sobresalía su enorme y hermosa polla. Pili estaba delante de tan majestuoso falo a cuatro patas, mirando su objetivo y acariciándolo con una mano. Inclinó su cuerpo y llevó la boca hasta el glande. Sacó la lengua y comenzó a saborear la joven polla. La recorrió de arriba abajo, acariciando suavemente sus huevos. Entonces abrió su boca y su glande se perdió dentro. Comenzó una gran mamada que estaba volviendo loco a su sobrino.

Marta y María miraban aquella escena mientras Enrique sacaba los pechos de su madre y empezaba a lamer sus erectos y endurecidos pezones. Su polla estaba más dura de lo que nunca la había tenido.

  • Sentémoslo en el filo y enseñémosle lo que es una buena mamada. - María susurró al oído de Marta.

Se separaron y lo llevaron hasta sentarlo donde ellas querían. Lo colocaron en la misma postura que tenía su primo y María estaba delante de él, entre sus piernas y comenzó a acariciar su polla. Marta atacaba por el lado también a cuatro piernas. Enrique miró a los demás. Pili, su adorada Pili le engañaba con su primo, haciéndole una mamada digna de la mejor puta del reino. En otro lado de la piscina, Jesús y Chari hacían un sesenta y nueve y se daban mucho placer. Todos gimoteaban y gozaban. Miró como su tía se tragaba su polla hasta el fondo. Su madre se acercó a él y comenzó a jugar con los pezones de su pecho. No pudo aguantar y lanzó su carga de semen dentro de la boca de su tía sin poder avisarla, lanzando unos gemidos tremendos. María tragó como pudo lo que su sobrino le había regalado y siguió mamando para dejarlo vacío. Marta lo besaba y acariciaba disfrutando del orgasmo de su hijo.

Enrique abrió los ojos cuando finalizó su eyaculación y pudo ver a su tía Pili de rodillas, con su primo delante masturbándose para descargar en la abierta boca de ella que lo esperaba. Los chorros la llenaron por completo, en la boca, en la cara, en los ojos. Ella empujaba el semen con los dedos para llevarlo hasta su boca y saborearlo.

Entonces un gran gemido de Chari hizo que todos la miraran. Estaba teniendo un gran orgasmo provocado por la lengua de Jesús que seguía lamiendo. Ella se levantó y se colocó a cuatro patas ofreciéndole su sexo para que la follara. Él se colocó de rodillas detrás de ella y apartó la tela del bikini. Delante tenía el sexo peludo de su tía que apoyó su pecho contra el suelo para que su coño quedara expuesto a la polla de él. Con dos dedos se separó los labios de su coño y el agarró la polla hasta sentir el calor que desprendía su mojado coño en su glande. Empujó y penetró a su tía que enloquecía al sentir su polla dentro.

Jesús se movía para follarla y sintió en su culo una mano. Era su madre que lo quería ayudar para que se corriese. Jesús y Marta se fundieron en un beso mientras el coño de Chari emitía ruidos al entrar la polla de él. Marta le ofreció una teta para que la chupara. Así lo hizo y empezó a sentir que se corría. Cerró los ojos y agarró con fuerza las caderas de Chari. Aceleró el ritmo de las penetraciones y sintió como la lengua de su madre jugaba con sus pezones, provocándole mucho placer. Sólo escuchaba los gritos de placer de su tía y los golpes de sus caderas en el culo de ella. Estaba en la gloria y no podía aguantar más. Le clavó la polla todo lo posible y lanzó un fuerte chorro de semen que golpeó a Chari en lo más profundo de sus entrañas provocándole más placer que antes y un nuevo orgasmos. La volvía a clavar y de nuevo otro chorro. Dejó su polla dentro de la vagina de su tía y sentía las convulsiones de su sexo que aún lanzaba pequeñas cargas. Se echó atrás y salió su debilitado pene. Madre e hijo veían como de aquella madura raja comenzaba a salir flujos y semen, una mezcla de profundo placer.

  • ¡Qué buena follada! - Dijo María al lado de ellos. - ¡Duchémonos y comencemos la barbacoa!

Todos se dieron una leve ducha en la piscina y se marcharon a comer. Ellos estaban desnudos y ellas sólo llevaban las bragas de los bikinis puestos. Allí estaban todos, como en otras barbacoas, pero todos desnudos. Ahora era momento de coger fuerzas para lo que llegaría después. Y después de una hora y media de comer y beber, los chavales hablaban entre ellos y las mujeres un poco aparte.

  • ¡Bueno! ¿Están llenos nuestros niños? - Preguntó María y todos afirmaron con las cabezas. - Entonces es hora de hacer otra cosa ¿no?

Todos sabían a qué se refería. Entonces Eduardo agarró a Pili de nuevo por la cintura.

  • Me ha gustado lo de antes, - le dijo - ¿por qué no me das un poco más?

_ ¡Marta! - Llamó Pili a su hermana. - ¿Por qué no me ayudas con este insaciable?

Marta se acercó a ellos y Eduardo las cogió por la cintura y las llevó dentro de la casa. Los otros cuatro se miraron sin saber muy bien que decir.

  • ¡Entremos y miremos lo que hacen! - Dijo María.

Entraron y se los encontraron en el salón, en el sofá grande que había. Eduardo estaba sentado en medio, con las piernas abiertas. Marta estaba de rodillas en el sofá y le ofrecía sus tetas que él comía cambiando de una a otra. Pili estaba de rodillas delante de él y le daba de nuevo una buena mamada. Los tres disfrutaban de aquello.

Los cuatro espectadores se separaron en parejas, por un lado María y Jesús y por otro Chari y Enrique. Los primeros se sentaron en otro sofá algo más pequeño que el que ocupaban el trío. Chari se sentó en el regazo de Enrique en un sillón individual. Veían cómo los tres disfrutaban y María comenzó a masturbar a su sobrino. Enrique metió su mano entre las piernas de Chari y buscó su coño para acariciarla.

Pili no dejaba de mamar a Eduardo que ahora aguantaba más pues ya se había corrido antes. Soltó las tetas de Marta y la hizo moverse para que le pusiera el hermoso y cuidado coño en la boca. Rápidamente se dedicó a darle placer a su tía que le regalo los flujos que salían de su caliente coño y que él tragaba con placer. Las ruidosas mamadas de Pili se mezclaban con los gemidos de su hermana y los gruñidos de Eduardo.

  • ¡Marta, quiero ver como te clavas esta gorda polla! - Le comentó la hermana sin dejar de masturbarlo con la mano.

Marta le retiró su sexo de la boca y se movió hasta estar de rodillas encima de él, con su deseosa y desafiante polla apuntando a la entrada de la vagina. Pili con la mano dirigió la polla hacía el coño de su hermana mientras con otra aguantaba el culo de ella para dirigirla. Marta sintió aquella estaca en la su entrada. Eduardo lamía sus pechos. Cerró los ojos y se dejó caer poco a poco para que la fuera penetrando. Todos pudieron ver como su raja se dilató forzada por el empuje de aquella polla. Un suspiro mezcla de placer y dolor salió de su boca. Comenzó a moverse poco a poco, sintiendo como el glande recorría su interior. Eduardo seguía chupando sus tetas y la mano de Pili masajeaba suavemente sus huevos.

Pasaron cinco minutos cuando la mano de Pili detuvo el movimiento de aquel culo. La hizo levantar un poco y con la otra mano agarró aquella polla para sacarla de su calido refugio. Eduardo sintió de nuevo la boca de Pili que le volvía a mamar por un rato.

  • Pili, revuélvemela que la quiero dentro. - Protestó Marta y Pili la volvió al interior de su hermana.

María había dejado de tocarle la polla a Jesús y le hacía una mamada en toda regla, a cuatro patas sobre el sofá, mientras él no dejaba de mirar como su primo follaba a su madre que disfrutaba de aquella polla. Enrique estaba de pie delante de su tía Chari que se tragaba la polla entera, agarrándolo por el culo para darle el ritmo que su lujuria le pedía. La habitación estaba totalmente llena del sonido del placer, se escuchaba los golpes de los cuerpos de Marta y Eduardo que follaban, las mamadas que las maduras tías le daban a sus sobrino y los gemidos de todos que gozaban de aquella barbacoa de sexo, lo que nunca falto allí fue carne, incestuosa pero carne.

Marta comenzó a dar gemidos y gritos de placer al sentirse inundada por el gran orgasmo que le estaba provocando la polla de su sobrino. "¡Para no puedo más, me voy a desmayar!" Fue lo único que le susurró al oído a su sobrino. Se levantó de el y Pili le empezó a mamar para que se corriese.

  • Pili, - le dijo Eduardo - ¿quieres tener placer?

  • No puedo, ya sabes que estoy con el periodo.

  • Pero tienes otros lugares que me gustaría explorar... - No acabó la frase y las dos sabían a que se refería. Se miraron las dos hermanas y no dijeron nada.

  • ¡Vale, pero no me vayas a hacer daño! - Fue lo único que le comentó.

Eduardo se puso en pie y agarró a Pili para colocarla a cuatro patas con el pecho apoyado en el asiento del sofá. Colocó a Marta boca arriba al lado de su hermana y le abrió las piernas.

  • Perdona tita, pero necesito tus flujos.

Tenía la polla aún mojada, pero la hundió en su tía para sacarla totalmente mojada. Después se colocó detrás de Pili, apartó su braga y apareció el redondo y tenso agujero de su ano. Separó bien los cachetes de aquel culo grande y redondo. Metió su lengua y empezó a lamerlo. Pili gimoteaba y reía levemente al sentir su lengua, poco a poco aquellos sonidos cambiaron a unos deliciosos gemidos de placer. Entonces un dedo de él empezó a empujar y se introdujo en ella. Aquello era placentero y ella se relajó al sentir un placer que nunca antes había sentido. No pensaba que pudiera sentir placer allí, pero Eduardo le mostró lo contrario. Durante un rato le estuvo metiendo todo el dedo hasta que juntó dos y ahora entraban gracias a la saliva que él le echaba a modo de lubricante. Marta, sentada junto a ellos, veía como sodomisaba con los dedos a su hermana y sintió ganas de que a ella le hiciera lo mismo.

María estaba ahora montada sobre Jesús, dándole la espalda y clavando la polla hasta el fondo. Sus enormes tetas se movían arriba y abajo a la vez que ella lo montaba. Ninguno de los dos se perdía el espectáculo que les ofrecía el trío. Chari estaba a cuatro patas en el suelo y Enrique clavaba todo lo que podía su polla dentro de ella.

Ahora Eduardo le metía un nuevo dedo, pero de la otra mano, e intentaba dilatar el ano de Pili tirando hacia ambos lados. Aquello le produjo un poco de dolor y Pili se quejó. Marta se acariciaba el coño. Ver a su hermana que iba a ser sodomisada mientras sus cuñadas follaban a sus hijos volvía a calentar su insaciable sexo. De nuevo brotaban los flujos de ella. Eduardo se acercó a Marta y metió unas cuantas veces su polla en su deseoso coño, la sacó totalmente mojada y se colocó detrás de Pili de pie.

Eduardo veía el redondo culo de ella debajo. Dobló un poco las piernas para que la polla estuviera a la altura del culo. "Ábrete el culo" le pidió y Pili obedeció. Agarró la polla con una mano y dirigió el glande al redondo y dilatado esfínter. Empujó un poco y comenzó a entrar. Pili protestó con un ligero grito de dolor y el dejó de empujar. Marta veía perfectamente como su sobrino entraba poco a poco en el culo de su hermana. Eduardo empujó un poco y el glande entró por completo en el ano.

Marta empezó a recordar el sueño en que el hijo le daba por culo a ella y más se excitaba. Ahora ella misma empezó a dilatarse su culo con los dedos, estaba dispuesta a que aquella polla entrara en ella y se estaba preparando. Miró a María que daba grandes gemidos de placer al sentir un orgasmo con la polla de Jesús. Entonces se levantó para que la polla saliera de ella. Aún estaba dura pues no se había corrido. La agarró con una mano y en la misma postura que estaba, la dirigió a su ano sin dejar de mirar a su hijo que follaba el culo de Pili.

Pili sintió que su culo se partía en dos cuando Eduardo empujó y clavó media polla en ella. Clavó las uñas en el sofá para aguantar el dolor que le había producido, pero además sentía algo de placer que le hizo aguantar con aquel gordo pene en su interior. Él se movió despacio hasta que el culo de ella se acostumbró al grosor. Poco a poco aumentó la velocidad de las penetraciones y clavaba más polla en ella que empezaba a gemir pues el dolor se transformaba en placer.

Jesús sintió como su polla entraba en el ano de su tía sin ninguna dificultad. Sin duda que ella ya lo habría hecho muchas veces con su hijo pues lo tenía totalmente dilatado. Ella se movía y él podía sentir que su culo estaba más estrecho que su coño, empezó a sentir un gran placer y tenía ganas de correrse.

  • ¡Tita, me quiero correr! - Le dijo a María desesperado.

  • ¡Hazlo dentro de mí! - Le pidió ella.

-¡Fóllame! ¡Folla a la puta de tu tía! - Gritaba Chari a Enrique que embestía su redondo culo sin emitir ningún ruido, se concentraba en follarla. - ¡Me vuelves loca! ¡Haz que tita Chari se corra! - Le pedía. - ¡Clava tu polla hasta el fondo!

Jesús veía como disfrutaban los demás con sus gemidos y no pudo aguantar. Empezó a soltar chorros de semen en el recto de su tía María que sintió el calor que la inundaba. Se imaginó que era su hijo quién le descargaba dentro, como tantas veces lo había echo antes y sintió un leve y placentero orgasmo. Se quedó sentada sobre Jesús y sentía los botes de su joven polla, soltaba sus últimos chorros de semen y quedaba rendido en el sofá.

Enrique daba un gran gruñido de placer y descargaba todo su semen en la vagina de Chari que gemía y se revolvía enloquecida por el placer que le daba su joven amante.

Pili gritaba y se retorcía en una mezcla de dolor y placer mientras Eduardo clavaba como un animal su polla en el interior de su culo que vibraba con las embestidas que le daba. Marta no se perdía detalle de como el duro palo de él se perdía en el interior de su hermana. No lo dudo, Marta se colocó junto a ellos en la misma postura que su hermana.

  • Eduardo, rompe el culo de tita Marta...

Él la miró y acarició su culo, metiendo un dedo y comprobando que ya estaba suficientemente dilatada. Sacó su polla de Pili que sintió un gran alivio en su esfínter. Él colocó la polla en la entrada de Marta y empujó. Esta vez no fue tan suave como con Pili y en dos embestidas la había clavado por completo en el culo de Marta, provocándole un gran desgarro. Ella gritó y se revolvió de dolor, pero él la forzó a quedarse quieta y siguió follando su culo.

  • ¡Me haces daño cabrón! - Gritaba ella y él no paraba. - ¡Para ya hijo de puta! - Ella protestaba y aquellas palabras lo provocaban más aún. - ¡Dios, me estás haciendo daño!

Él no tuvo compasión, siguió empujando y María lo estaba viendo. Era como la primera vez que le dio por culo a ella. También estuvo fuera de control y le reventó el culo. María se levantó y la polla de Jesús salió flácida de su culo. Se coloco bajo Marta boca arriba y busco con su boca el coño de la otra. Lo empezó a lamer. Los gritos de dolor de Marta se empezaron a volver gemidos de placer. Ahora sentía junto al dolor que le provocaba Eduardo, el placer que la madre de éste le estaba dando en su coño.

María empezó a meter sus dedos dentro de la vagina de su cuñada, mientras la enorme polla de su hijo partía aquel virginal culo. Eduardo aceleró las embestidas para correrse y su madre lamió todo lo que pudo. Sentía el semen en la punta de su polla, ya iba a salir. Entonces la saco y la apuntó a la boca de su madre que lamía a su cuñada. Marta sintió un gran alivio en su ano, ahora todo lo que sentía era el placer que la boca de María le daba. Eduardo lanzó chorros de semen que dieron en la raja del coño de su tía y en la boca de su madre que lo comía con ganas. Todavía tenía la polla dura y la dirigió a la abierta raja de Marta. De un solo empujón se la metió por completo y ella se volvía a sentir completamente llena. La volvió a embestir con fuerza, algo menos que antes, y ella tuvo un orgasmos extraño al sentir a su sobrino dentro de su coño, a la madre de éste lamer su clítoris y la extraña sensación de tener el culo totalmente dilatado.

Pararon de follar cuando todos habían tenido sus merecidos orgasmos y estaban tirados por los sillones y el suelo, agotados por aquel momento de placer familiar que habían tenido. Marta observó la escena y ya no pensó más si aquello que hacían estaba mal o no. Desde ese momento se abandonaría a los placeres incestuosos de su familia, pasara lo que pasara. Miró el reloj y aún era las tres de la tarde. Todavía quedaba mucha tarde para aquella sexual e incestuosa barbacoa. "¡Qué más nos espera de aquí a que todo acabe!" Se dijo mientras descansaba de tanto sexo.