Marius

Empezó a besar mi cuello dulcemente y de repente paró, estaba siendo tentado una vez mas por mi sangre, pero yo trate de distraerlo pegando mi trasero aun mas a su gran miembro erecto...

Hola, Marius es el 2do. relato que publico, espero les guste

Eran las 6 de la tarde, me encontraba en un mirador tornando mi vista hacia el horizonte observando la belleza del atardecer, Venecia sin duda me ofrecía un espléndido panorama, era la ciudad más hermosa que jamás había conocido. No recuerdo cuanto tiempo estuve allí, tal vez alrededor de una hora, contemplando como hipnotizada la dulce belleza de aquella fulgurante ciudad.

De pronto sentí que alguien se posó a un lado de mí, como pretendiendo descifrar qué era lo que pasaba por mi mente en ese instante, sentía su mirada penetrante.

Es hermosa verdad.

Así es – respondí.

Voltee para observar quién era el dueño de aquella penetrante voz. Su aspecto me paralizo al momento, aquel era un hombre tan apuesto que mis sentidos dejaron de reaccionar por un instante, su mirada de ojos azul profundo combinada con una tez extremadamente blanca y un cabello oscuro como la noche sin estrellas, hacían de aquel hombre alguien completamente atractivo e interesante. Estaba vestido con una gabardina negra que cubría todo su cuerpo hasta los pies, sin embargo; lo que más llamó mi atención, fue la brillante cruz plateada que llevaba colgada en su cuello, no es que sepa mucho de cruces antiguas, pero estaba segura de que aquella era una cruz latina auténtica del tiempo de los romanos.

Lo único que pude atinar a hacer en ese momento fue preguntar su nombre. El me respondió:

Mi nombre es Marius. ¿Cuál es el tuyo?

Bianca

¿Te gustaría dar un paseo por la ciudad conmigo?

Por un momento no supe que responderle, ni siquiera lo conocía, sin embargo, algo me impulsó a decir que si.

Estuvimos merodeando por la ciudad un tiempo, él se dio cuenta de que yo estaba de paso y empezó a explicarme los detalles de los edificios. Mientras tanto, yo no podía apartar mi mirada de él, había algo extraño que me daba la sensación de que estaba con un ser que no era humano en todos los sentidos. De pronto pasamos por una calle casi desierta y con muy poca iluminación, no se como pasó, solo se que de repente me encontraba en los brazos de Marius, sus movimientos fueron tan rápidos que no me percate de cuándo me había aprisionado. Me sonroje en ese momento, él estaba con su mirada clavada en la mía, trate de safarme pero él me agarraba con fuerza y deje de luchar, pues en realidad quería estar en sus brazos. Después él dijo:

OH Bianca, eres tan bella, jamás había visto una mortal como tu, tus ojos son hermosos al igual que tu rostro, tu cuerpo es tan perfecto que cualquier mortal hombre o mujer pensaría que eres una Diosa, pero no es eso lo que mas me llama la atención sino tu sangre.

Cuando terminó de decirme eso aun mirándome fijamente, pude sentir que mi miedo crecía y lo hizo aun mas cuando vi que Marius abrió su boca lentamente, dejándome ver dos colmillos sumamente afilados. ¡Me encontraba aprisionada por un vampiro que se disponía a beber mi sangre!

Mi horror fue tan grande que me desmaye, solo recuerdo el rostro de Marius dispuesto a hundir sus colmillos en mi cuello.

Cuando desperté, me encontraba en una alcoba sumamente cálida aunque muy poco iluminada, mi cabeza daba vueltas, inmediatamente recordé lo que había pasado y rápidamente toque mi cuello, pero no encontré ninguna marca.

Marius estaba allí, sentado en una silla enfrente de mí, apenas podía ver su rostro pues la única vela cercana a él no lo iluminaba del todo bien. De pronto habló:

No pude Bianca, no pude hacerte daño, tu hermosura pudo mas que mi sed de sangre, y ahora no se siquiera porque te mantengo con vida, ahora más que sabes mi secreto.

Sus palabras de algún modo hicieron que explotara de rabia, me pare de la cama y grite:

Eres un maldito, como te atreves a disponer de mi vida como si fuera cualquier cosa, como si tu fueras mi dueño!!

Yo puedo decidir si vives o mueres porque yo soy tu dueño.

Para comprobar las horribles palabras que me había dicho, bastó con nuevamente aprisionarme en sus brazos y llevarme a la orilla de un balcón, su intención era tirarme de él, estábamos a más de 3 pisos de altura, lo cual era una muerte segura. Tomo el frente de mi blusa y me aventó para que cayera, quede casi suspendida en el aire, solo apoyaba mis pies en la ladera del balcón y mi blusa sujetada por él era lo único que me impedía caer.

De repente algo dentro de mí hizo que me impulsara y lo abracé. Estreché fuertemente mi cuerpo junto al suyo, torné mi mirada hacia la suya y sin decir nada lo besé. Aquel beso estremeció mi cuerpo de abajo hacia arriba, fue una sensación indescriptible. Al parecer su reacción fue de sorpresa pero continuo besándome, empezó a deslizar sus brazos por mi espalda hasta llegar a mis glúteos, los empezó a masajear suavemente.

Mi blusa se había desabotonado por el tremendo jalón que Marius me había dado, esto dejo que Marius viera mi sujetador y mis senos de gran tamaño. Yo, aun pegada a su cuerpo, pude sentir en mi entrepierna que su miembro estaba creciendo en tamaño, su excitación estaba saliendo a relucir.

De pronto rodeó mi cuerpo situándose atrás de mi, me pego junto a él y empezó a frotar su falo en mis nalgas de abajo hacia arriba, la fricción me provocaba una excitación tremenda, sus manos comenzaron a masajear mi entrepierna, metió su mano en mi pantalón e introdujo uno de sus dedos en mi vagina, lo cual provoco que yo soltara un tremendo gemido.

Empezó a besar mi cuello dulcemente y de repente paró, estaba siendo tentado una vez mas por mi sangre, pero yo trate de distraerlo pegando mi trasero aun mas a su gran miembro erecto provocando un roce magnifico que le hizo soltar un gemido ahogado.

Parecía que ya no podía más, y con un movimiento impresionantemente rápido me llevo hacia la cama donde me desnudo por completo. El también se desnudó, y al quitar su ropa interior observe la maravillosa polla que tenia. No podía creerlo, aquel falo era tan grande que por un instante dude que podría entrar en mí, aunque sabia que aquel gran bulto me iba a hacer gozar como nunca.

Se tumbó en mí, empezó a frotar mis senos y luego los empezó a besar, los chupaba ardientemente y de vez en cuando daba unos pequeños mordiscos a mis pezones lo que provoco que estos se pusieran completamente duros.

Yo tampoco podía aguantar más, tenía la ardiente necesidad de sentir su pene, así que le propuse que nos pusiéramos en posición de 69, él accedió por completo.

Ahí estaba enfrente de mí, sin pensarlo dos veces tome su poderoso miembro y lo introduje en mi boca, empecé a subir y bajar mi mano, al mismo tiempo que lambía dulcemente la punta de su polla. Solo podía escuchar sus gemidos que casi se convertían en gritos de placer. Su cuerpo empezó a más que responder a mis lamidas, empezó a mover hacia arriba su cadera para que su pene pudiera entrar aun más en mi boca.

Mientras tanto, él hacia lo suyo en mi vagina, sentía su respiración y el calor de su boca en la entrada, lo cual hizo que mi excitación subiera aun más y comenzara a lamer más rápido su pene. Encontró entre mis labios mi clítoris, lo comenzó a succionar y lamer, lo cual provoco que yo sacara su pene de mi boca para dar paso a un tremendo grito, mi cuerpo se contrajo y mi orgasmo vino placenteramente. El no contuvo más su excitación por lo que me había provocado, así que eyaculó fuertemente, yo velozmente aprisione su pene y lo introduje en mi boca para probar sus jugos que sabían a gloria.

Dejamos la posición, pensé que todo había terminado, pero me percate de que su miembro aun seguía tan erecto como al principio.

Nuevamente se recostó sobre mi, abrió mis piernas, acomodo su pene en la entrada de mi vagina y lentamente empezó a introducirlo. Yo estaba gozando como una posesa, jamás había experimentado algo tan maravilloso.

Sus movimientos empezaron a ser mas rápidos de adentro hacia fuera, yo me incorpore a su cadencia, de repente sentí que iba a explotar de nuevo, no me pude controlar, tan solo mirar como su pene entraba y salía de mi, y como tocaba las paredes en mi interior hizo que mi cuerpo volviera a contraerse y tuve un segundo orgasmo aun mas fuerte que el anterior. Al mismo tiempo salio de mi boca un gran grito de placer:

Mmmmm… Aaaaaaahhhhh!!!!

Esto lo reventó a él también y derramo su semen dentro de mi, pude sentir como inundaba todo mi ser, Marius solo alcanzo a articular un gemido ahogado muy profundo.

Esa noche conocí la muerte a manos de un extraño ser al mismo tiempo que descubrí la gloria y el amor en el.