Marisa (7)

Subimos al coche...

Subimos al coche, Marisa a mi lado y las tres amigas detrás, después de lo que habíamos presenciado íbamos todos cachondos de la ostia.

UNA AMIGA: Joder que mala suerte que no nos ha tocado nada a nosotras, voy caliente de cojones.

OTRA: Marisa nena que mala mano has tenido, nos hemos quedado mirando con las bragas mojadas y nada de nada.

LA TERCERA: Por lo menos le podrías decir a tú novio que nos enseñe la polla.

Marisa que también iba caliente se giró.

MARISA: Os enseño la polla si vosotras os hacéis una paja las tres a la vez, o una a la otra, me da igual.

Las tres se miraron.

LAS TRES: Vale.

MARISA: Para donde puedas cariño.

Yo no decía nada y obedecía con la polla a punto de reventar.

Busqué un camino de tierra para salir de la carretera y parar en un descampado, me arrodillé en el asiento y Marisa me desabrochó el pantalón sacándome la polla agarrándomela con una mano enseñándosela a sus amigas, las chicas se bajaron las bragas las tres a la vez empezando a tocarse, mi novia se la metió en la boca chupando y succionando haciéndome gemir.

UNA: Marisa por favor déjame que se la toque.

Se sacó mi polla de la boca.

MARISA: Y una mierda nena, esta es solo para mí esta noche, correros ya o nos vamos.

Las chicas aceleraron las pajas en un concierto de sonidos del roce de sus dedos con sus propios flujos, una se corrió frotándose el clítoris y las otras dos se metieron dos dedos en el coño follándose a toda ostia hasta correrse a gritos.

MARISA: Vámonos Javi que tengo el chocho ardiendo.

Puse el coche en marcha, saliendo a toda ostia a la carretera para llegar a casa de Marisa lo antes posible, con las chicas de atrás intentando ponerse las bragas dando tumbos de un lado al otro, “descargamos” a las amigas en el centro de la ciudad, antes de arrancar el coche de nuevo Marisa se me tiró encima besándome, metiéndome mano en la polla agarrándomela con fuerza.

MARISA: Vamos a casa cariño que no me aguanto, te follaría aquí mismo.

Fui conduciendo por las calles metiéndole la mano en el coño por encima de las bragas que las tenía empapadas, Marisa no sabía cómo disimular la cara de cachonda, dejé el coche aparcado fatal de las prisas y subimos corriendo por las escaleras a su piso, nos cruzamos con su vecina del segundo.

LOLA: ¿Pero donde vais con tantas prisas niños?

MARISA: A follar Lola, a follar como locos esta noche.

No paramos de correr hasta abrir la puerta y entrar dando un portazo dirigiéndonos a su habitación, Marisa se giró cogiéndome la cara besándome con pasión, yo le pasaba los brazos por la espalda a la altura de la cintura.

MARISA: Que caliente voy mi amor, tengo el coño chorreando.

Estiró de mí y se tiró en la cama boca arriba conmigo encima, me desabrochó los pantalones empujándolos dejándomelos a la altura de la rodillas, yo le metí la mano por debajo de la falda tejana estirándole de las bragas, levantó una pierna para quitárselas dejándolas colgadas de la otra, me agarró la polla que la tenía tiesa toda la tarde y dirigió la punta a su agujero del coño metiéndosela, pasando las manos a mi culo apretándolo para que se la clavara entera, así vestidos, sin tiempo a nada que no fuera sentir nuestros sexos juntos.

MARISA: Como me gusta sentirme llena por ese pollón que me metes joder, déjala dentro por favor.

Apreté con las caderas para dejársela bien metida en el fondo haciendo fuerza con la polla para que se moviera dentro de ella, notaba la presión de las paredes de su vagina y como el chocho le palpitaba y se le contraía apretándome la polla, gemía mirándome a los ojos con sus manos agarrándome el culo con fuerza, le pasé la lengua lamiéndole suavemente los labios, ella abrió la boca corriéndose sin que yo hubiera bombeado ni una vez, me abrazó muy fuerte subiendo sus manos del culo a mi cuello, me miró a los ojos.

MARISA: Te quiero Javi, te quiero mucho.

Nos besamos con delicadez y amor, a mí la polla se me movía involuntariamente de las ganas de correrme, ella lo notaba gimiendo otra vez.

MARISA: Córrete cariño, lléname el coño de tu leche por favor.

Me empecé a mover sacando la polla un poco volviéndola a meter, Marisa pegó un grito volviendo a agarrarme el culo con las dos manos, su coño parecía que se apretaba alrededor de mi ciruelo, se la saqué dejándole solo el capullo dentro y la volvía meter despacio, ella gemía una vez detrás de otra abriendo cada vez más las piernas, yo se la metía, se la sacaba, paraba dentro de ella haciendo círculos con las caderas, notaba como sus flujos le salían del coño cada vez que se la metía, le entraba tan justa y apretada que no había espacio para nada más, saliendo a presión notando el líquido chocar contra mi cuerpo.

MARISA: Lléname mi amor, lléname de tú leche, quiero sentir el lechazo en mi coño, que me corro otra vez, me corro, dale…

Empezó poco a poco a levantar la voz gimiendo, pasando a gritar en cada una de mis embestidas poniéndome ciego de gusto, corriéndome dentro de ella como un animal, pero como os decía dentro de su coño no había sitio para nada más que no fuera mi polla, saliéndole la corrida a presión junto con sus flujos, haciendo un ruido que me ponía loco dejándole ir más lechazos provocando más ruiditos, cuando le solté la última gota me apoyé encima de ella separándole la blusa y el sujetador, chupándole suavemente un pezón de una de las tetas maravillosas que tenía, ella me acariciaba el pelo respirando recuperándose del orgasmo.

MARISA: Joder, como me he puesto de caliente esta tarde.

YO: Y yo mi amor, no te muevas que en cuanto descanse un poco te voy a seguir follando.

Marisa reía besándome en la frente mirándome a los ojos con amor, le quité las bragas de la pierna y me las puse en la nariz oliéndolas sintiendo la humedad, eso hizo que me empezara a crecer de nuevo la polla dentro de ella, todavía no se la había sacado desde que me corrí y crecía dentro de su coño, Marisa abrió la boca sorprendida riendo y cruzó sus piernas por encima de mi espalda, me empecé a mover de nuevo sonando un ruidito a roce con la humedad de su chocho, poniéndome ciego y con la polla tiesa para seguir follando aumentando el ritmo haciéndola gritar de nuevo, esta vez le acariciaba una teta con una mano, recorriéndole el pezón duro y salido como una piedra, ella apretaba mis glúteos con fuerza marcando el ritmo, esta vez me costaba más correrme, se le veía encantada de que no lo hiciera por la cara que hacía de felicidad y excitación, acabé poniéndola a cuatro patas en el borde de la cama, yo puse los pies en el suelo apuntándole la polla en el agujero, que lo tenía muy abierto y tan empapado que le caía la humedad por las piernas, se la metí de un pollazo enorme haciéndole pegar un grito que se debió de enterar hasta Lola en su casa, estaba totalmente loco follándola agarrándole las caderas.

YO: ¿Quieres más leche mi amor?, ¿quieres más leche en tu coñito, que te lo rellene otra vez?

MARISA: Sí, sí, dámela toda, quiero sentir como me inundas otra vez cariño.

Me puso loco del todo y me empezaron a salir chorros de semen tremendos, ella al notarlo pego un grito y me siguió corriéndonos los dos a la vez, pudiendo ver en directo como salían disparados el flujo y el semen entre el espacio de mi polla y su coño cada vez que se la metía hasta el fondo poniéndome las piernas perdidas, estaba a punto de parar y…

MARISA: ¡Oooh!, para cariño, para que me meo, para que me meo.

Escuché aquello y seguí dándole a las caderas con más fuerza sujetándola fuerte por la cintura.

MARISA: Eres un guarro Javi, que me voy a mear jodeeer.

Y empezó a caerle una cascada del chocho a toda presión mojando la cama y mis piernas, ella seguía gritando temblándole las piernas y acabó con un suspiro de alivio, yo me aparté despacio de su lado riéndome del espectáculo que había presenciado, ella sonreía.

MARISA: Menuda guarrada acabamos de liar tío.

Le ayudé a levantarse y le di un beso en los labios, entonces vi en la cama dos papelitos que le debían de caer del bolsillito de la falda, los cogí y eran su nombre y el mío.

YO: Serás cabrona tía, has hecho trampas.

MARISA: Era para que los chicos se lo pasaran bien, así ellos tenían más posibilidades.

Se rió y me guiñó un ojo, nos desnudamos y nos metimos en la ducha los dos juntos.

No supimos nada de Tere hasta el domingo por la noche que apareció por casa caminando con las piernas abiertas y escocida, se había estado follando a los cinco chicos todo el fin de semana, le habían dejado el coño escocido de tanto metérsela, llegó, se duchó y se metió en la cama sin explicarnos los detalles.

La relación iba viento en popa y éramos felices, pero yo no encontraba un trabajo para poder conseguir nuestro sueño, que no era otro que tener nuestro apartamento y vivir juntos, me moría de ganas de compartir la vida con ella pero la situación era la que teníamos y no podía ser, entonces ocurrió algo que dio un vuelco a la situación, y es que a ella también se le acabó el contrato y no se lo renovaron, si no encontrábamos trabajo por lo menos uno de los dos nos tendríamos que separar, ella no podría vivir en la ciudad y se tendría que ir con su familia a casi doscientos kilómetros de distancia.

Una tarde que estábamos en “nuestra” roca mirando el mar nos acordamos del contacto que nos dio mi amigo para trabajar en un hotel, llamé al director y me dijo las condiciones, no era un sueldo muy alto pero teníamos comida y techo gratis, además al ser pareja casi seguro que podríamos compartir una habitación para nosotros solos, como era un hotel que estaba en una parte del país que hacía buen tiempo todo el año no cerraba, los trabajadores no hacían jornadas de trabajo de tantas horas seguidas como cuando es de temporada, incluso tendríamos algún día libre, como no teníamos experiencia nos formarían durante unas semanas hasta que supiéramos nuestro trabajo.

No nos pareció mala idea vivir esa experiencia y gastamos lo poco que nos quedaba de dinero en comprar los pasajes para llegar allí, ni mis padres ni los suyos pusieron ninguna objeción, así que una semana más tarde estábamos viajando a lo que esperábamos que fuera una nueva vida que nos diera la oportunidad de desarrollarnos como personas y como pareja.

Al llegar a la dirección que nos enviaron nos encontramos con unas buenas instalaciones, era un hotel de interior, con un edificio central que estaba la recepción, los restaurantes, bares, la piscina, el gimnasio y cosas así, las habitaciones eran como casitas repartidas por un pequeño bosque, todo estaba muy cuidado y hacía muy buena pinta, nos atendió la sub directora que era la mujer del director, el negocio era familiar, en la parte trasera del edificio principal había otro alargado, de una sola planta donde habían varias habitaciones, algunas la compartían hasta seis chicos o chicas y otras eran más pequeñas para una o dos personas, nos abrió la última de todas que era una con una cama de matrimonio y un cuarto de baño, era sencilla pero a nosotros nos pareció el paraíso, por lo visto aquel edificio fue donde empezó el negoció el padre del director, cuando ampliaron lo dejaron como vivienda para los empleados, nos dio un par de llaves y nos dijo que nos instaláramos.

Isabel que se llamaba la señora era una mujer de unos cuarenta años muy bien cuidada y fina, muy agradable en el trato, quedamos a una hora que nos vendría a buscar para llevarnos al comedor de empleados, para cenar y decirnos donde teníamos que ir al día siguiente para empezar con nuestro trabajo, Marisa se fue a duchar y yo no tarde nada en meterme detrás de ella para sobarle las tetas, cuando la veía desnuda aquel par de tetas grandes con unas arolas y unos pezones preciosos es como si me hechizaran y me atraían sin remedio, tenía que besarlas y chuparlas para quedarme tranquilo, ella siempre reía viéndome tan tonto por sus tetas, mientras yo me entretenía con ellas Marisa me agarraba la polla pajeándomela lentamente para que fuera creciendo, nos besamos con pasión y se giró sacando el culo para que pudiera metérsela y follarla apoyando mis manos en sus cadera y su bonito culo, nos corrimos sin hacer mucho escándalo, nos secamos y nos preparamos para ir a cenar.

Cuando volvimos Marisa llamó a su familia para decirles que estaba bien y yo me encendí un cigarro saliendo a pasear un rato para fumármelo, cogiendo un poco de distancia con el edificio pude ver la ventana de la habitación de los chicos, se les veía sentados hablando, uno salió en pelotas del cuarto de baño secándose y se vistió, al lado estaba la de las chicas, habían tres en bragas y camiseta riendo, por lo que podéis ver las persianas estaban abiertas y no le prestaban mucha atención, luego habían un par de habitaciones cerradas con la luz apagada, y otra que estaba separada de la nuestra por dos estancias más que había una chica muy mona rubita que estaba sola, en aquel momento estaba sentada en la cama en pijama de pantalones cortos, recordar que hacía calor, leyendo un libro, acabé el cigarro y entré a la habitación.

Marisa se había puesto cómoda y estaba preparando la ropa que le habían dado que se tenía que poner al día siguiente, le di un beso en los labios y preparé mi ropa dejándola encima de un sillón, nos metimos en la cama y nos dormimos rápido porque estábamos cansados del viaje y el día ajetreado.

Al día siguiente nos levantamos temprano para presentarnos donde nos habían dicho, Silvia nos presentó a su marido el director Armando que nos dio la bienvenida, después nos presentaron a algunos de nuestros jefes más directos como cocineros y jefe de sala, por las mañanas nos hacían cooperar en lo que podíamos en el desayuno, quitando mesas principalmente, al acabar la hora para desayunar de los clientes nos formaban en montar mesas para el almuerzo, como pasar los platos y el funcionamiento en general de lo que sería nuestro trabajo, como empezábamos muy temprano nos dejaban libres a partir de que se acababa el servicio del almuerzo, a media tarde más o menos, los primeros días acabábamos hechos una mierda de cansados pero día a día íbamos cogiendo el ritmo, a las dos semanas estábamos trabajando al cien por cien.

Una noche después de cenar salí a fumarme mi cigarrito apartándome un poco para ver la vida de la gente en sus habitaciones que más o menos era siempre igual, pero aquel día vi como la chica que estaba sola en la habitación se estaba poniendo una combinación muy sexi de ropa interior, se puso un vestido cortito y unos taconazos saliendo de su habitación mirando para todos lados como si no quisiera que nadie la viera, aquello me despertó la curiosidad y la seguí a cierta distancia para que no se diera cuenta, rodeó la zona de la piscina y parecía que se acercaba a una de las habitaciones de los clientes que estaba más alejada, entrando en ella volviendo a mirar para todos lados asegurándose que nadie la seguía, me acerqué con precaución a la ventana de la habitación y la vi arrodillada delante de un tío que me daba la espalda, por lo que parecía le estaba comiendo la polla, el tipo se fue desnudando despacio hasta quedarse en bolas, la levantó a ella estirándola en la cama y entonces le vi la cara.

Era Armando el director, el cabrón le estaba poniendo los cuernos a Isabel con la camarera, le levantó la faldita y metió la cabeza en medio de sus piernas lamiéndole los muslos, con las dos manos le agarró las bragas quitándoselas, le abrió las piernas bien abiertas y metió la cabeza en medio del coño, la chica dio un gemido y le agarró la cabeza, el tío le comía el conejo como un animal y ella no paraba de gritar, se levantó con la polla a punto de estallarle y con la cara desencajada de lo caliente que estaba, dándole la vuelta a la chica poniéndola a cuatro patas se la metió de un golpe y se la folló rápido, sin pensar nada en ella que gemía pero me dio la sensación que más fingiendo que otra cosa, Armando se corrió, ella se quedó estirada en la cama y él se vistió marchándose sin decirle nada, yo tuve que rodear la casita para que no me descubriera al salir.

Volví a nuestra habitación, se lo conté a Marisa que puso cara de no creerse nada, la convencí para ir a hacer un cigarro a donde iba yo para que viera como regresaba la chica a su habitación, no hicimos nada más que encender el cigarro que apareció ella con su vestido y tacones, Marisa me miró dándome la razón, la chica entró en su habitación y cerró la puerta.

YO: Lo ves, ya te lo decía.

MARISA: Joder que fuerte, así que Silvia lleva una cornamenta como un ciervo.

YO (riendo): Ya ves cariño como están las cosas.

Nos íbamos fumando los cigarritos y vimos como la chica se desnudó seria metiéndose en la ducha.

MARISA: Pues no hace muy buena cara para haber pegado un polvo.

YO: Bueno, es que no se si ha llegado a polvo, el tío se ha corrido sin preocuparse mucho de ella la verdad.

MARISA: Joder, pobre tía.

En ese momento volvíamos a verla acabando de secarse al lado de la cama, nosotros tiramos los cigarros para volver a nuestra habitación y la chica se estiró boca arriba en la cama empezando a tocarse, Marisa me paró cogiéndome del brazo, se apoyó en un árbol para seguir mirando y yo la abracé por detrás, la chica se seguía masturbando metiéndose dos dedos en el coño que de vez en cuando sacaba para frotarse el clítoris, yo bajé una mano metiéndola por debajo de la camiseta de Marisa subiéndola por un muslo hasta tocarle el chichi, Marisa miraba a aquella chica como se hacía una paja con los ojos muy abiertos, le bajé un poco las bragas agarrándole el coño con toda la mano metiéndole un dedo en la vagina a la vez que le frotaba con el resto de la mano el chocho, acerqué mis labios a su oído.

YO: ¿Te gustaría estar en medio de sus piernas comiéndole el coñito?

MARISA (susurrando): Sííí.

Yo le intensificaba los movimientos de la mano y le metía en el coño un segundo dedo.

YO: ¿Y te gustaría meterle los dedos como te los estoy metiendo yo a ti cariño?

MARISA: Sí que me gustaría, como me estás poniendo cabrón, fóllame joder.

Me saqué la polla y se la apunté en la entrada de la vagina metiéndosela despacio, gimió tapándose la boca.

YO: ¿Y te gustaría ver cómo meto mi polla en ese coño hasta el fondo dejándoselo muy abierto?

MARISA (muy excitada): Sí, me gustaría ver como la empalas y como la haces gritar de gusto, no como el cabrón de Armando que la ha dejado así a la pobre.

YO: A ti sí que te voy a dar gusto de verdad.

Le di un golpe fuerte con mis caderas clavándosela, tuvo que sujetarse en el árbol para aguantar las embestidas que le daba, una detrás de otra hasta que se corrió temblándole las piernas arrastrándome con ella al orgasmo, se subió las bragas y se giró besándome.

MARISA: Eres un cabrón que siempre sabes ponerme cachonda.

Nos fuimos a dormir.