Marisa (17)

La semana siguiente salimos de viaje para vender nuestros vinos...

La semana siguiente salimos de viaje para vender nuestros vinos, nos fue muy bien, el viernes siguiente que acabábamos de llegar, nos llamó su madre para que pasáramos por la tarde a tomar algo con ellos, nos tomamos un café hablando los cuatro, después me dijo Juan si quería ver su taller.

IRENE: ¿Juan, que te pasa?, Javi, que sepas que eres la primera persona a quien se lo enseña.

JUAN: Que este chico me cae muy bien Irene, vosotras quedaros hablando de vuestras cosas.

Marisa me sonrió mientras acompañaba a su padre, atravesamos un pasillo y abrió una puerta, entramos en una habitación muy grande donde había un banco de trabajo y mucha madera, en las paredes colgaban algunas herramientas antiguas de campo, me enseñó algunas figuras y barcos de madera que él había construido, mientras me enseñaba un coche antiguo con todos sus detallitos.

JUAN: Mi familia se piensa que yo vivo en mi mundo y no me entero de nada.

YO: Perdone Juan.

JUAN: Si tuviera cojones esto lo solucionaría rápido, pero me siento mayor, te crees que no sé lo que está haciendo ese hijo de la gran puta, que se está aprovechando de la familia por mi culpa, tuve que hacerlo para intentar alargar un poco más el negocio y no dejar a la gente en la calle sin un sueldo a final de mes, pero ya ves de que me ha servido, para acabar siendo un viejo cornudo.

YO: No se martirice Juan, Marisa y yo intentaremos solucionar esto, se lo prometo.

JUAN: ¿Te has fijado que bien trabajado esta toda esta parte de los faros del coche?

Se lo confirmaba con una sonrisa, me daba pena que un hombre que había trabajado toda su vida para sacar adelante un negocio y a su familia se viera de aquella manera, Juan se dirigió a una pared y descolgó una hoz vieja, volvió donde estaba yo, la lio en un trapo y me la dio.

JUAN: Esto te puede ayudar a solucionar los problemas que tenemos.

La madre que me parió, ¿el viejo que pretendía?, ¿qué le rebanara la cabeza al hijo de puta?

Nos fuimos a casa con el “regalo” debajo del brazo, le expliqué a Marisa toda la conversación con su padre, preparamos un par de copas y nos sentamos.

MARISA: Tengo una idea, se que nos prometimos una cosa, pero te tengo que pedir que hagas por mi algo por última vez.

YO: ¿Qué quieres que haga amor?

MARISA: Follarte a mi hermana hasta reventarla.

Me atraganté con la bebida, Marisa me miraba con una sonrisilla maliciosa.

Así que una tarde que sabíamos que Alfonso estaría fuera y volvería tarde, Marisa le envió un mensaje a su hermana Carmen para que viniera a vernos y merendar juntos, compramos un licor de hierbas que sabíamos que le gustaba, lo tomamos llenándole a ella un poquito más el vasito que a nosotros disimuladamente, cuando parecía que ya estaba “contenta”, estábamos los tres sentados en el sofá.

MARISA: ¿Cómo te va con tú marido Carmen, ha mejorado vuestra relación?

CARMEN: Que va nena, seguro que se folla algo por ahí, esta tarde mismo que no está vete a saber que debe estar haciendo el tío. A vosotros sí que se os ve muy bien siempre.

MARISA: El secreto es follar mucho, nosotros no paramos.

A Carmen se le pusieron unos ojillos pensándolo.

MARISA: Es que tendrías que ver la polla que tiene Javi, te corres solo de verla.

CARMEN: Pues en eso no te voy a envidiar porque Alfonso tiene una buena tranca, lástima que no la pruebe, hace tanto tiempo que ya no me acuerdo de lo que sentía.

MARISA: Seguro que la de Javi es más grande, no he visto una igual nunca.

CARMEN (riendo): No creo, la de Alfonso es lo más grande que he visto yo.

MARISA: Pues será que has visto pocas, que te la enseñe Javi y así comparas.

La cabrona de Marisa el día anterior me dejó a dos velas para que estuviera “fuerte” con su hermana, con solo escucharlas a ellas hablar y pensar que me iba a follar a Carmen la tenía morcillona.

MARISA: Cariño enséñasela a mi hermana para que compare.

Me levanté con toda tranquilidad, me bajé el pantalón de deporte y la ropa interior hasta los tobillos acercándome a ella subiéndome la camiseta para que la viera bien, al caminar la polla balanceaba de un lado para el otro, Carmen me la miraba con los ojos muy abiertos, las pupilas le iban de un lado para el otro siguiendo el movimiento de la polla.

CARMEN: Madre de Dios Marisa, ¿pero esto qué es?

MARISA: Lo ves, ¿a que es muy grande?

Carmen movía la cabeza arriba y abajo sin hablar.

MARISA: Tócasela para ponérsela dura, verás de verdad lo que es una buena polla.

CARMEN: Yo, yo, no sé si.

MARISA: No seas tonta, no dices que tú marido te la está pegando con alguien, pues véngate un poquito y juega un rato con ese pedazo de polla que pocas veces veras.

Fue decírselo y Carmen me agarró el cipote soltando un suspiro, me lo fue pajeando lentamente y empezó a crecer y ponerse duro entre su mano.

CARMEN: ¡Joooder!, como me está gustando esto.

MARISA: Mira, me voy a la cocina a lavar los platos de hoy, aprovecha lo que quieras.

Marisa se fue y Carmen se quedó con mi polla en la mano meneándola.

YO: Chúpamela.

CARMEN: ¿Eh?

Me acerqué dejándosela más cerca de la boca.

YO: Que te la comas como quieras que tienes el permiso de tú hermana.

Adelantó el culo en el sofá, se metió de golpe la mitad de la polla en la boca saboreándola, me miró a los ojos y empezó con unas chupadas y succiones cerrando los ojos que me temblaron las piernas, se la fui introduciendo más y la aceptaba sin problemas hasta que le toqué la garganta, me cogió los huevos amasándolos y se la fue sacando poco a poco.

CARMEN: Y que huevos tienes tío, me estoy poniendo cachonda perdida.

Me quité la camiseta y el resto de la ropa quedándome en pelotas, le dije que se levantara y le quité la blusa y los tejanos, junto con los zapatos, dejándola en sostén y bragas, que gilipollas que estaba hecho el cabrón de Alfonso no aprovechando el pedazo de mujer que tenía en su casa, le quité el sujetador y le cayeron dos tetazas enormes, me tiré a chuparle los pezones poniéndoselos duros, pezones duros y salidos que me metía en la boca mamándoselos, Carmen jadeaba y Marisa grababa sin que ella lo viera, la senté otra vez y le acerqué la polla a la boca, Carmen le pegó un “bocao” que se la metió casi entera, agarrándome por el culo con las dos manos, fue moviendo la cabeza adelante y atrás follándome con la boca a buen ritmo, con un ruido que salía de su boca que me ponía a cien, se la saqué y me arrodillé delante de ella.

Le estiré de las piernas sacándole el culo al borde del sofá, le puse la lengua en un muslo y la fui subiendo lamiendo abriéndole las piernas, llegué a las ingles pasándole la lengua por el borde de las bragas de un lado y del otro, ella jadeaba con pequeños grititos, Marisa no paraba de grabar, le metí la cara en medio del coño oliéndole las bragas, las tenía mojadas de lo cachonda que estaba, se las cogí por los lados y estiré de ellas quitándoselas por los pies, le pegué un par de lengüetazos en medio del chirri que levantó el culo del sofá pegando un grito de gusto, estaba empapada y se lo comí a conciencia, acabando en el clítoris chupándoselo suave, más fuerte y finalizando succionándoselo, para hacer que se corriera pegando unos gritos de puta madre, me sujetaba la cabeza jadeando recuperándose, me levanté y me senté a su lado.

YO: Carmen, ponte encima y fóllame bien follado, quiero sentir mi polla dentro de tu coño.

Se dio media vuelta subiéndose encima, me agarró el pollón y se lo dirigió a su agujero, se metió la puntita, sacó aire soplando, bajando el culo un poco más, metiéndose un trocito más de polla.

CARMEN: Que gorda que es por Dios.

Bajo un poco más y se metió la mitad gritando de excitación, subí las caderas y se la metí hasta el fondo haciéndole pegar un grito enorme.

YO: Venga fóllame que quiero ver cómo te corres otra vez encima de mí.

Se empezó moviendo lentamente, pero en nada ya estaba pegando unos botes y unos refregones con mi polla gritando como una loca, corriéndose como si no hubiera un mañana, Marisa se partía el culo viendo a su hermana sin parar de grabar, la dejé descansar un poco estirada encima de mí con su cabeza en mi hombro, la giré abriéndole las piernas metiéndosela de golpe pegando otro grito.

CARMEN: ¿Otra vez?

YO: Te voy a follar hasta dejarte el coño escocido, vas a salir de aquí que no podrás ni caminar.

Se le puso una cara de viciosa que daba miedo, tenía la espalda apoyada en el sofá, el culo fuera y yo estaba delante arrodillado en el suelo clavándosela con fuerza, frotándole el coño con cuatro dedos, se movía como un anguila pegando gritos sin parar, el chichi lo tenía hecho agua, al pasarle con velocidad los dedos por encima del clítoris salpicaba en todas direcciones, estaba con los ojos cerrados, de pronto los abrió mucho pegando un alarido bestial empezando a correrse, Marisa estaba a nuestro lado con la cámara, a Carmen le importaba todo una mierda a esas alturas, le salió del coño una eyaculación a chorro que me dejó toda la barriga y parte del pecho mojada, le temblaban las piernas bajando el volumen de sus gritos de lo hecha polvo que estaba, le di la vuelta poniéndola a cuatro patas con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá, estaba que no se tenía recta de lo que le temblaban las piernas.

CARMEN: ¿Más?

YO: Solo falta que te la meta en el culo y te lo deje bien abierto.

CARMEN: Vale.

Estaba tan desorientada de las corridas que ya no sabía lo que decía, le pasé flujos del coño al ojete del culo para lubricarlo, le metí poco a poco la punta de la polla, ella ni se movía a parte de las piernas, que tenía que sujetarla por las caderas para que no se fuera abajo, empecé poco a poco y se la acabé metiendo toda dentro, sacándosela y metiéndosela varias veces para dilatarle el culo y abrírselo, para que Marisa se lo pudiera grabar muy dilatado y como se la metía hasta el fondo, con eso pensamos que ya había bastante, me salí de su culo separando mis manos de sus caderas, Carmen cayó redonda en el sofá, me fui a duchar y Marisa le ayudó a vestirse, cuando salí la estaba despidiendo en la puerta con un beso, Carmen se fue que parecía que salía de un “after” a las diez de la mañana fumada y bebida,

Marisa entró en casa riéndose.

MARISA: Pero que animal que eres cariño.

YO: Es lo que querías, ¿no?, te habrá quedado un video interesante.

Se puso a reír mirándome a los ojos, me cogió una mano entre las dos suyas.

MARISA: A ver qué te parece esto.

Se puso las manos por debajo de la camiseta subiéndolas, colocándome la mía tocándole todo el coño por encima de las bragas, las tenía empapadas, todo era humedad.

YO: ¿Y eso cariño?

MARISA: ¿Tú te crees que soy de piedra?, tú sabes lo que ha sido verte follarte a mi hermana de esa manera, oírla gritar de placer mientras se la metías sin contemplaciones, como hacías que se corriera una vez detrás de otra.

Empezó hablándome normal, acabó susurrándome mirándome con un brillo intenso en los ojos, mientras yo no paraba de acariciarle el coño por encima de la tela de las bragas que se mojaban cada segundo más, le pasé un brazo por la espalda acercándola a mi cuerpo, ella me miraba con aquellos ojos en silencio, levantando ligeramente la cabeza con la boca entre abierta como pidiéndome que me la comiera entera, se entregaba completamente a mis deseos para que le diera todo el placer que fuera capaz de darle.

YO (susurrando): ¿Sabes que me lo he guardado todo para ti mi amor?

Su carita se deshacía de amor mirándome a los ojos, apoyándome sus manitas en mi cintura, una a cada lado pegando su cuerpo al mío, notando el contacto de sus tetas en mi pecho.

MARISA (en voz baja y emocionada): Haz lo que quieras conmigo mi vida, estoy totalmente entregada a ti.

Fue un momento tan romántico y sensual, sentía tanto amor por aquella criatura, le saqué la mano de en medio de las piernas pasándosela por debajo levantándola en brazos, cruzó los suyos alrededor de mi cuello sin dejar de mirarme con aquellos preciosos ojos, la llevé lentamente sin dejar el contacto con sus ojos hasta los pies de la cama, la dejé de pie, le quité lentamente la camiseta y ella seguía mirándome como si estuviera hipnotizada con la boquita entre abierta, me agaché y le bajé las bragas lentamente, levantó un pie y le quité una parte, levanto el otro y se las acabe de quitar dejándolas a un lado, me puse de pie muy cerca de ella, casi rozándonos, dejé caer mis pantalones de deporte quedando los dos desnudos uno frente al otro, los ojos se clavaban fijamente en los del otro.

Una de mis manos se acercaba a su carita acariciándola con el reverso, a la vez que la otra se apoyaba justo donde empiezan las caderas su forma, una mano de ella me acariciaba el pecho lentamente, la otra me la pasaba por detrás de la cabeza cogiéndome suavemente el pelo, los labios se iban acercando sin prisas, encajando uno con el otro, su mano del pecho la subió a mi cara acariciándomela, metiendo un dedito en medio de nuestros labios unidos al que le pasábamos la lengua, la volví a coger en brazos rodeando la cama, apoyé una rodilla encima y la deposité con suavidad estirándome encima de ella, volviendo a juntar nuestros labios, Marisa abrió un poco las piernas dejándolas estiradas en la cama, yo me acomodé en medio, deslizándome entre ellas buscando con mi sexo el suyo sin tocarlo para nada, mis manos estaban ocupadas en acariciarle la cara y el pelo, las suyas se movían una por mi espalda, la otra por la nuca.

Contactaron los sexos que a la primera se encajaron, noté como la punta entraba en su vagina con mucha facilidad de la humedad que había, suavemente la fui introduciendo sin dejar de mirarnos, su boquita dejaba ir un jadeo suave y sensual, yo llegaba al fondo quedándome quieto, la conocía bien y sabía que cuando estaba tan receptiva, sintiendo tanto, con solo dejarla dentro tenía suficiente, le besé el cuello varias veces, me rodeo la cabeza con sus brazos, abriendo todo lo que pudo las piernas sin levantarlas de la cama, pudiendo penetrarla más profundamente sin mover para nada las caderas, ella apartaba la cabeza a un lado para que pudiera besarle y lamerle con suavidad el cuello, que era uno de sus puntos erógenos más sensibles, movió muy poco y suavemente sus caderas gimiendo sensualmente, casi sin moverse y solo con los sentimientos cada vez notaba que estaba más mojada, de pronto volví a oír su dulce voz susurrando muy flojito.

MARISA (susurrando): Me corro mi amor, me corro mi vida, me gusta, me gusta…

Empezó con un orgasmo suave, profundo y muy largo, que me hizo seguirla corriéndome yo también sin moverme para nada, solo con un suave y corto movimiento de sus caderas, los dos jadeábamos sin dejar de mirarnos a los ojos, acabamos dedicándonos una sonrisa de complicidad.

MARISA: No te muevas cariño, quédate dentro de mí.

Apoyé mi cabeza en su hombro, ella me la rodeó con sus brazos cerrando los ojos, sintiendo una paz y un sosiego como solo con ella podía sentir.

Nos levantamos una hora y media más tarde sin decirnos nada en ese tiempo, nos duchamos y preparamos la cena, después de cenar Marisa se puso con el ordenador a editar el video quedándole espectacular, se le veía claramente la cara de su hermana de pasión corriéndose, como mi polla sin verse mi cara le penetraba profunda y salvajemente haciéndola gritar como un animal, pasaba a otra parte donde se corría a chorros mientras se la metía sin compasión y le frotaba el coño a lo bestia, para acabar con unas imágenes de ella y su culo abierto siendo sodomizada por un pollón descomunal, nos tomamos una copa con un cigarro y nos fuimos a dormir.