Marisa (15)
Estábamos encantados de la vida...
Estábamos encantados de la vida, el trabajo nos gustaba, ganábamos dinero suficiente para ahorrar a buen ritmo y cada día estábamos más unidos como pareja, nos dedicábamos el uno al otro con alguna excepción con Estefanía.
Un día por la tarde estábamos en casa mirando la tele, yo estaba sentado en el sofá estirado con los pies en alto en un puf, Marisa con los pies encima del sofá de lado con la cabeza en mi barriga, yo le acariciaba el pelo y la cara como a ella le gustaba que hiciera, se giró mirándome a los ojos sonriéndome, le di un beso en los labios.
MARISA: ¿Te puedo preguntar una cosa?
YO: Dime cariño.
MARISA: ¿Ya confías en mí?, cuando nos volvimos a encontrar después de aquello...
Me lo dijo no queriendo acordarse de que me dejó.
MARISA: …me dijiste que no me tenías confianza, ¿ya la has recuperado?
YO: Marisa cielo, hace mucho tiempo que la recuperé, deberías saberlo.
MARISA: Ya me lo imaginaba pero necesitaba que me lo dijeras, te quiero tanto Javi, tanto.
Me miraba con una carita de estar muy enamorada, pero preocupada a la vez.
YO: ¿Te pasa algo cariño, que tienes en tu cabecita?, dímelo por favor.
MARISA: Es que cuando pienso en verte con otra chica me pongo celosa y no sé porqué, antes no me pasaba, no lo entiendo.
YO: Será porque me quieres tanto que solo me quieres para ti.
MARISA: ¿A ti te pasa?
YO: Estoy encantado de que no te quieras tirar a ningún tío que no sea yo, disfrutarte solo yo, que todo tú cuerpazo y tus tetazas con sus pezones preciosos solo me los coma yo.
Subió su cabeza ilusionada besándome en los labios.
MARISA: ¿De verdad me lo dices?
La cogí por el culo sentándola encima de mí.
YO: De verdad te lo digo, y te diré algo más, no me apetece estar con otra mujer que no seas tú, para mí se han acabado las tonterías con terceros.
La mirada de felicidad de Marisa no la olvidaré en la vida, me besó sacando la lengua sin parar de sonreír, le metí una mano por debajo de la camiseta acariciándole una teta sin sujetador, al llegar al pezón lo tenía duro como una piedra, ella me frotaba el paquete con su culo.
YO: Cariño me estás poniendo la polla tiesa.
Marisa bajó una mano y me la agarró por encima del pantalón.
MARISA: ¿Esta polla que solo es para mí y mi disfrute?
YO: Exactamente.
Se puso a reír y se levantó dándome la mano llevándome a la cama.
Pasó más de un año que estábamos trabajando con Estefanía y más de un mes que habíamos tomado la decisión de follarnos solo entre nosotros, todo estaba muy tranquilo, un viernes por la noche Estefanía nos dijo que se iba de cena y fiesta con un grupo de empresarios de la zona. Estábamos durmiendo que eran casi las cuatro de la mañana que oímos que llamaban a la puerta, abrimos y era Estefanía, venía bastante borracha y entró tambaleándose, se sentó en un sofá mirándonos con los ojos un poco torcidos.
MARISA: ¿Ha pasado algo Estefanía?
ESTEFANIA (enfadada): Pues ha pasado, ha pasado que un tío que me gustaba me ha estado seduciendo toda la noche, cuando hemos salido de un local que hemos ido a tomar unas copas, ya podéis ver cómo voy de puesta, nos hemos subido en mi coche y nos hemos enrollado, me ha metido mano por todos lados, se ha sacado la polla, me la ha metido y me ha follado corriéndose él, ha sido incapaz el imbécil de hacerme correr a mí, se ha largado dejándome cachonda perdida el hijo de puta.
Abrió las piernas enseñándonos las bragas.
ESTEFANIA: Pues ya veis, vengo a que vosotros me deis lo que ese imbécil no ha sabido darme.
Nos miramos con Marisa.
MARISA: Lo sentimos Estefanía, pero ya no vamos a hacer esas cosas más, somos pareja y solo lo haremos entre nosotros.
Estefanía cambio la cara, me recordaba a la Estefanía con mala hostia cuando se cabreaba en el trabajo, se levantó del sillón.
ESTEFANIA (levantando la voz): La putita y su chulo, sois unos cabrones desagradecidos, porque coño os pensáis que estáis aquí y tenéis todo lo que podéis disfrutar, ¿por ser buena gente?, lo tenéis porque TÚ…
Le dijo a Marisa señalándola con un dedo.
ESTEFANIA: Eres una puta, una puta muy guapa, pero no eres más que una puta que follaba por dinero.
Marisa empezó a llorar, la abracé para consolarla.
ESTEFANIA: Sí, abrázala chulo de mierda, si me sale del coño mañana estáis en la puta calle y os tenéis que buscar la vida en algún prostíbulo barato de carretera, iros a la mierda.
Salió de nuestra casa caminando por el medio del cesped del jardín para la casa principal, Marisa estaba destrozada.
YO: Cariño, vamos a hacer las maletas, no nos podemos quedar aquí ni un minuto más.
Las hicimos y llamamos a un taxi, nos fuimos a una ciudad cercana alojándonos en un hotel, dormimos fatal aquella noche, al día siguiente después de desayunar fuimos a dar un paseo, nos sentamos en un banco de un parque, Marisa se levantó para llamar a su madre, cuando estaba muy preocupada por algo necesitaba hablar con ella, estuvo un buen rato dando pequeños paseos hablando con ella, mientras yo la miraba sentado en el banco pensando qué coño le había pasado a Estefanía para hablarnos así, estaba borracha pero decirnos lo que nos dijo no se lo podíamos perdonar borracha o sobria.
Marisa acabó de hablar con su madre y se sentó a mi lado cogiéndome una mano.
MARISA: No te he hablado nunca de mi familia, ¿verdad?
YO: Sé que viven en un pueblo a dos horas y media o tres en coche de nuestra ciudad, que tú cuando estás preocupada por algo te tranquiliza hablar con tú madre, eso es todo.
MARISA: Mi familia, y con eso me refiero a mis padres, mi hermana mayor con su marido y mi hermano con su mujer crearon hace tiempo una especie de sociedad para explotar una granja agropecuaria que además hace vino, era de toda la vida de la familia de mi padre, tenían problemas económicos y para salvarla crearon esa sociedad, yo era adolescente, cuando crecí me querían contratar, pero mi cuñado que es el que puso más dinero y es quien la dirige nunca me ha caído muy bien, así que preferí venirme a la ciudad a buscar trabajo y hacer mi vida, ¿me sigues?
YO: Sí cariño, perfectamente.
MARISA: Pues mi madre me ha dicho que si queremos podemos ir con ellos que nos contratarían, pero yo conozco a mi cuñado y me parece que nos metería en los peores sitios a trabajar, a quitar mierda de los animales y cosas así pagándonos una mierda, ¿lo entiendes?
YO: Coño Marisa me estas tratando como si fuera idiota joder, claro que lo entiendo todo.
MARISA: Perdona pero es que me quiero asegurar que lo entiendas perfectamente, bueno, pues yo le he preguntado que necesitaría para ser socia de la sociedad como ellos, me ha dicho que cincuenta mil euros, que en su momento estipularon con mi cuñado el tonto en contra, que si yo quería entrar en él negocio como única parte de la familia que no estaba dentro y me interesara hacerlo lo podía conseguir pagando un dinero, ahora mismo esa sería la cantidad a pagar, el problema es que con lo que tengo ahorrado no llego, si volvemos a la ciudad y encuentro trabajo, en poco tiempo puedo acabar de completar la cantidad y ser parte de un negocio que les está funcionando bien.
Le miré a los ojos.
YO: Yo confío plenamente en ti, pero tú en mí no confías para nada.
Se quedó sorprendida poniéndose sería.
MARISA (preocupada): ¿Por qué lo dices amor?
YO: Coño, porque podríamos poner la mitad cada uno, y no hace falta que te pongas a trabajar en otro sitio de mierda que te pagaran una miseria.
Se empezó a emocionar, quitándose con los dedos unas lagrimillas que le caían de sus preciosos ojos.
MARISA: Lo harías por mi cariño, de verdad pondrías ese dinero para poder empezar en un sitio nuevo conmigo.
YO: Que tonta eres, ¿si no lo hago por ti por quien coño lo voy a hacer?, vamos a buscar un vuelo para una nueva vida.
Habló con su madre para confirmarle que íbamos para ampliar la sociedad, teníamos los billetes de avión para el día siguiente y pensamos en celebrarlo con una buena cena, estábamos por la tarde en el hotel, haciendo tiempo antes de meternos en la ducha para salir a un restaurante cuando recibí un mensaje de Estefanía.
ESTEFANIA: “Lo siento mucho chicos, anoche se me calentó la boca, estaba borracha y no controlé lo que os dije, perdonarme por favor, ¿Dónde estáis?”
Le enseñé el mensaje a Marisa que puso una cara que si llega a tenerla delante la coge del coño y la tira por la ventana de un quinto piso.
MARISA: Contéstale tú, yo no quiero saber nada más de esto, solo de pensar en ella me sale lo peor de mí.
Pensé un rato que demonios le contestaba.
YO: “Nosotros también sentimos que nos perdieras de esa manera el respeto, has pasado una línea y has ido demasiado lejos, no vale la pena que nos veamos, mándanos por email si te tenemos que firmar algún documento, adiós.”
Marisa se había metido en la ducha, me desnudé y me metí con ella abrazándola por la espalda, pasándole los brazos por debajo de las tetas, puso sus manos en mis brazos y tiró para atrás la cabeza para que la besara en el cuello como tanto le gustaba.
MARISA: ¿Ya la has enviado a la mierda para siempre?
Le besaba el cuello suavemente.
YO: Un poco más finamente pero sí.
MARISA: No se merece que la envíes “finamente”, pero ya sé que tú eres una persona educada, es uno de los motivos por lo que estoy tan enamorada de ti cariño.
YO: Ahaaa.
Le puse tres dedos encima de un pezón acariciándoselo, poniéndoselo duro y salido, Marisa gimió con una sonrisa.
MARISA: Cariño, ¿me vas a follar?
YO: Ahaaa.
Jugaba con sus pezones, ella había bajado una mano llevándola para atrás agarrándome la polla pajeándomela.
MARISA (riendo): ¿Qué se te ha comido la lengua el gatito y no puedes hablar?
La giré, me metí uno de sus grandes pezones en la boca succionándoselo con cuidado con sus manos rodeando mi cabeza y el agua cayendo encima de nosotros.
YO: Estoy guardando fuerzas de la lengua para utilizarla lamiéndote todo tú cuerpo bonito.
Marisa soltó una carcajada, yo estaba perdiendo la cabeza chupándole y acariciándole las tetas, fui bajando poco a poco lamiéndole la barriga, el monte de Venus y llegué al potorrín metiéndole la lengua en medio de la rajita, levantó una pierna apoyándola en mi hombro para facilitarme que pudiera chuparle, lamerle y succionarle el clítoris a la vez que le metía lentamente dos dedos en la vagina, Marisa estaba apoyando la espalda en la pared de la ducha, me acariciaba la cabeza con las dos manos, gemía suavemente sin parar con aquella vocecita que me excitaba tanto, poco a poco fue subiendo el tono y acabó corriéndose apretándome la cabeza contra su coño mojadito, me levanté besándola, la giré de nuevo apoyando ella sus manos en la pared, metí la polla por debajo de su bonito culo rozándole el chichi, acerqué mi boca a su oído.
YO: ¿Quieres que te folle mi amor?
MARISA (sonriendo excitada): Sííí.
YO: ¿Quieres volver a correrte?
MARISA: Me encanta que me hagas correr, cuando me pones así no pararía mi amor.
Me cogí la polla y la apunté encima de su agujerito del coño metiéndosela lentamente, Marisa dio un gemido largo mientras le iba entrando hasta el final, la follé lenta y profundamente un buen rato.
MARISA: Así, así, no pares que me corro amor.
Entró en un orgasmo largo jadeando profundamente cerrando los ojos, entreabriendo la boquita, cuando acabó paré de moverme dejándole la polla dentro.
MARISA: Que bueno, Dios que bueno y como me gusta sentirme llena de tu polla joder.
Se giró sacándosela de dentro y me besó en los labios.
MARISA: Ahora te toca a ti cariño, te vas a correr en mi boca llenándomela de lechita.
Se arrodilló, me agarró la polla haciéndole una buena paja mientras me miraba a los ojos mordiéndose los labios, paró de mover la mano y se metió la mitad de la polla en la boca, succionando con una fuerza que me hizo pegar un grito enorme, me temblaban las piernas, apoyé la espalda en la pared para sujetarme, ella volvió a metérsela hasta el fondo apretando sus labios en la base succionando, haciendo unos sonidos que me volvían loco, la fue sacando despacio, como siga así me va a sacar hasta las tripas por la polla, pensé, llegó al inicio pasándome la lengua varias veces por la punta y alrededor del glande, me miró a los ojos avisándome que era el momento, se la metió entera sacándola varias veces follándome con la boca, me succionó el capullo haciéndome una paja por debajo a toda hostia, acabó volviendo a tragársela toda en el momento que empecé a soltar lechazos enormes en su garganta de lo cachondo que me tenía, se la sacó hasta la mitad, chupando levantando y bajando la cabeza a la vez, por abajo con una mano acompañaba a la boca lentamente para sacarme toda la leche que le podía dar, le caía por los lados de la boca, ella no paraba de mirarme la cara de placer y como me hacía gritar, se tragó todo el semen que pudo, luego me limpió la polla con la lengua todo lo que quiso hasta que se cansó, mientras yo me recuperaba apoyado contra la pared de la ducha.
Se levantó abrazándome.
MARISA: ¿Te ha gustado mi amor?
YO: Me has dejado que no puedo ni hablar.
Cuando volvimos a la habitación a vestirnos, Marisa había recibido otro mensaje de Estefanía.
ESTEFANIA: “Marisa, por favor perdóname, sé que os dije cosas terribles pero estaba muy bebida y cabreada por culpa de aquel tío, volver y lo hablamos”
Marisa tiró el móvil encima de la cama con cara de cabreo.
MARISA: Si la tuviera delante le pegaba un par de hostias y me quedaba tan a gusto, que hija de puta.
YO: No le contestes mal Marisa, dentro de todo nos ha ayudado.
MARISA: Le contestaré como me salga del coño a la cabrona esta.
Me miró que le salían rayos de la cabeza del cabreo, no le dije nada, nos vestimos y salimos a cenar a un bonito restaurante, cuando estábamos sentados en la mesa.
YO: Que bonito que es, ves, esta noche empieza otra vida para nosotros despegándonos del pasado para siempre.
Creo que decirle eso inspiró a Marisa, cogió su teléfono escribiendo en él.
MARISA: “No vamos a volver Estefanía, ni espero verte nunca más, vamos a empezar algo nuevo olvidándonos del pasado y de todos los que conocimos en él. Recuerdos al Sr. Felipe que no tiene culpa de nada.”
Me enseñó el mensaje y lo envió, yo le confirmé con la cabeza que me parecía bien.
MARISA: Y me he contenido de despedirme enviándola a tomar por culo.
Nos reímos y nos cogimos las manos apretándolas.
Al día siguiente viajábamos a su casa con su familia, era una finca muy grande cerca de un pueblecito, tenían una explotación de vacas, algo de agricultura y lo que mejor funcionaba eran unos viñedos de donde hacían un vino que lo estaban introduciendo en el mercado, paramos en medio de los viñedos y salimos a hacer un cigarro antes de llegar a la casa.
YO: Porque decidiste irte de aquí Marisa, podrías haber trabajado con ellos y estar bien.
MARISA: Y conocer algún buen chico del pueblo tan novato como yo en aquel momento sobre el sexo, casarnos, tener hijos y hacer una familia feliz, nooo gracias, necesitaba salir y aprender cosas.
YO: Pues creo que la jugada te salió bien, has aprendido un montón de cosas.
MARISA: No te cachondees de mí que te suelto una hostia que te enteras.
Nos abrazamos en medio de las viñas riendo.
YO: Estoy encantado de que fueras tan rebelde y no quisieras quedarte aquí, me tienes enamorado desde que te vi.
MARISA: No me digas esas cosas que me pones tonta joder, ¿no me dejaras nunca?
YO: Me tienes enganchado a ti desde que me enseñaste el chocho en aquella playa cariño.
Me dio una colleja y me abrazó fuerte.
Nos acercamos a la casa, en realidad eran varias, había una que se notaba que era la más antigua muy grande en medio y alrededor habían otras construcciones que parecían rehabilitadas, seguramente en el pasado eran las cuadras de los animales o algo parecido, todo el conjunto se veía muy bien cuidado, paramos en la puerta de la casa principal y bajamos del coche, yo lo miraba todo, Marisa se dirigía a la puerta cuando salió una señora que me sorprendió el parecido que tenía con ella, eran iguales con unos cuantos años de diferencia claro, se abrazaron y se acercaron a mi pasándose el brazo por la espalda.
MARISA: Mamá, te presento a mi novio Javi.
Noté que se lo decía con una sonrisa, contenta y orgullosa de hacerlo.
MARISA: Javi, ella es Irene mi madre.
Su madre me abrazó y me dio dos sonoros besos.
IRENE: Que ganas tenía de conocer al chico que había enamorado tanto a mi hija, me ha hablado tanto de ti que es como si te conociera desde hace mucho tiempo.
YO: Muchas gracias señora.
IRENE: No me llames señora que me hace mayor, llámame Irene en confianza hombre.
Se cogieron con su hija de las manos mirándose, eran clavadas las cabronas, tenían las mismas tetazas, el tipo y la carita.
IRENE: Venir, que os llevaré a ver al resto de la familia.
Entramos en la casa, fue a buscar a su marido mientras Marisa y yo les esperábamos en un gran salón, apareció de nuevo con un hombre del brazo que daba cierta imagen de despistado, Marisa se acercó y se abrazaron.
MARISA: Papá, él es Javi, mi novio.
Nos estrechamos la mano.
SEÑOR: Bienvenido a esta casa que es la tuya, me llamo Juan y soy su padre, o por lo menos es lo que me dijo su madre, porque de mí no tiene nada, ya ves que son igualitas.
Reímos un rato y comentamos cuatro cosas.
IRENE: Juan, me los llevo a que Javi conozca a los demás.
Juan nos hizo un gesto con la mano y se fue por donde había aparecido, salimos con Irene a la calle y fuimos a una casita que había al lado, entramos y eran unas oficinas que había una secretaría, un hombre detrás y otro un poco más mayor encerrado en un despacho.
IRENE: Esta es mi nuera Toñi, el de detrás su marido y mi hijo Juanito, el que está encerrado es mi yerno Alfonso casado con mi hija mayor Rosa.
Salieron todos a saludarnos, todo normal menos el cuñado de Marisa, que le dio dos besos y me estrechó la mano con una cara que no me gustó nada, Irene les dijo que el día siguiente sábado estaban todos invitados a su casa a una comida para celebrar nuestra llegada, salimos de allí, caminamos un poco más hasta una casa que Irene llamó a la puerta, la abrió una mujer que al ver a Marisa dio un pequeño grito y se abrazó con ella, debía ser su hermana mayor, porque tenía unas tetazas la tía que entre las de ella y las de Marisa, casi no les llegaban los brazos para abrazarse a las cabronas, que familia de tetas grandes por Dios, Marisa se giró mirándome con el brazo alrededor de su hermana.
MARISA: Carmen, este es Javi.
Se soltó de su hermana y me abrazó dándome un beso en la mejilla, clavándome las tetas en el pecho que le pude hasta notar unos pezones enormes.
CARMEN: Que guapo es nena, que buen gusto tienes.
Nos reímos.
IRENE: Ya le he dicho a los demás que mañana comemos juntos en casa, seguirme chicos que tengo otra cosa que enseñaros.
Se puso a caminar, Marisa le dio otro beso a Carmen y me cogió del brazo para seguir a su madre.
YO: Que simpática es tu hermana, se parece a ti.
MARISA (hablándome al oído): Has visto como te ha abrazado, si te llega a ver la polla se corre ahí mismo en las bragas.
La miré alucinado.
MARISA: El capullo de mi cuñado no le hace ni caso a la pobre.
Le iba a preguntar más cosas pero su madre nos esperaba delante de otra casita, cuando llegamos a su altura sacó una llave y abrió la puerta.
IRENE: Y esta es vuestra casa.
Cogió a su hija de la mano y entraron juntas, yo detrás de ellas, había un pequeño recibidor que daba a un salón comedor grande con una puerta donde había una buena cocina, salía un pasillo donde había un baño y tres habitaciones, dos vacías y otra muy grande que era la principal toda amueblada y con un baño privado completo.
MARISA: Siempre me ha encantado esta casa.
IRENE: Pues perfecto porque es tuya, bueno vuestra, para que la disfrutéis.
Salimos volviendo a la entrada de la casa principal.
IRENE: Os dejo que os acomodéis, si queréis venir a comer os espero a las dos.
MARISA: Gracias mamá, mejor lo colocamos todo, luego pasaremos por el pueblo a enseñárselo y comprar, mañana ya comeremos todos juntos.
Se despidió de su madre con otro beso y subimos al coche para acercarlo a nuestra casa, descargar maletas y colocar toda la ropa en nuestra habitación, nos sentamos en un sofá al acabar cogidos de la mano.
MARISA: ¿Te gusta?, ¿crees que estaremos bien aquí?
YO: Es muy bonito, además en esta casa me parece que podré disfrutar de tú cuerpo muy cómodamente.
La besé y le acaricié una teta por encima de la ropa.
MARISA: Que tonto eres, de mi cuerpo puedes disfrutar donde sea que yo estaré encantada de que lo hagas.
YO: ¿Dónde has dicho que querías ir?, porque como sigamos aquí sentados, me voy a tirar encima de ti y no te voy a dejar salir de casa en todo el día tía buena.
Marisa se descojonaba de risa.
MARISA (riendo): Vamos al pueblo a comprar cosas para la casa y te lo enseño, aunque no hay mucho que ver porque es muy pequeño.
Aparcamos en la plaza central del pueblo, lo visitamos y entramos en un supermercado para comprar comida y bebida, llenamos el coche hasta los topes y volvimos para casa a colocarlo todo, comimos y nos estiramos en el sofá uno al lado del otro mirando la tele, Marisa estaba en el borde y yo en la parte de dentro haciendo la cucharita, le pasaba una mano por encima dejándola descansar en su barriga, Marisa se hechó un poco para atrás apretándome con el culo el paquete con una sonrisilla, le besé el cuello acercando mis labios a su oído y subí la mano acariciándole una teta.
YO: Que pretende mi novia.
Pasó una mano para atrás metiéndola en medio de los dos agarrándome la polla por encima del pantalón.
MARISA: Que mi novio me meta la polla y me folle en este sofá para celebrar que estamos en nuestra casa.
Me la puso tiesa solo con la voz sensual la cabrona, me desabroché el pantalón, me bajé la cremallera y empujé de él con la ropa interior para bajármelo a las rodillas con prisas, le cogí una mano y me la puse en la polla, me la agarró dando un suspiro, la movió para acariciarme los huevos y la volvió a agarrar haciéndome una paja lentita.
MARISA: Como la tienes nene, como la tienes.
Le puse una mano en un muslo, le subí la falda agarrándole el culo, tocándole el chichi con dos dedos moviéndolos a la vez que le besaba el cuello, no tardé nada en notar como se le mojaban las bragas.
YO (hablándole al oído): ¿Ya te estás mojando las braguitas?, ¿quieres que te folle, pídemelo?
MARISA (con voz sensual): Métemela por favor, fóllame y haz que me corra de gusto.
Me volvía loco aquella mujer, le quité la mano de la polla, me la agarré y con la otra mano le aparte las bragas del coño, le puse la punta de la polla en la entrada de su chochito y se la fui metiendo despacio hasta que no pude más.
MARISA: Así, así, como me gusta mi amor.
Fui metiéndola y sacándola lentamente, acelerando poco a poco el ritmo, acabando dándole unos golpes de caderas de la hostia con ella gritando con la boca abierta y los ojos cerrados, hasta que se corrió abriendo los ojos poniéndolos en blanco arrastrándome a mí a otra corrida llenándole el coño de leche, le saqué la polla poniéndole bien las bragas, me la guardé dentro de mis calzoncillos volviendo a apretarle con mi paquete su culo, dándole besitos en el cuello, nos quedamos un rato descansando, nos duchamos y Marisa me dijo de ir a dar una vuelta por los alrededores antes de cenar, caminábamos por un sendero cogidos por la cintura.
YO: Tú familia me ha caído muy bien, solo hay una persona que se me ha quedado un poco atragantada.
MARISA: Alfonso mi cuñado.
YO: Coño, ¿cómo lo sabes?
MARISA: A parte de que ya te había avisado que era un poco gilipollas, por la cara que has puesto cuando me ha dado dos besos como un baboso.
Me pareció que todo aquello venía de lejos.
YO: Cariño, ¿pasó algo con él?
MARISA: Estamos dando este paseo porque quiero explicártelo, quiero que lo sepas todo de mí para que nadie te pille desorientado.
A mí ya me empezó a dar vueltas la cabeza, pensé que se la había follado de joven o algo así, llegamos a unos árboles, al darle la vuelta apareció un lago no muy grande con una playita de arena, nos acercamos y nos sentamos en la arena mirando el agua.
MARISA: Cuando era pequeña me encantaba venir a bañarme, lo estuve haciendo hasta que un día siendo adolescente y mi hermana ya casada con Alfonso, al llegar aquí estaba él tomando el sol desnudo, intenté no hacerle caso, me tiré en bañador al agua pensando que al verme se taparía, cuando salí seguía en pelotas sin parar de mirarme, le había crecido la polla, no creo que la tuviera totalmente tiesa pero era más grande que cuando entré al agua, a mí en aquel momento me pareció una polla enorme, me dijo que me acercara y yo no sabía qué hacer, me acerqué un poco manteniendo la distancia, el cabrón me dijo que desde que me estaban creciendo las tetitas estaba muy guapa, que algún día cuando fuera más mayor le haría una paja para que se corriera en mis tetas, salí de aquí asustada, cuando llegué a los arboles me escondí mirándolo, el muy cabrón se la estaba meneando, me dio tanto asco que no volví a bañarme nunca más, no le dije nada a nadie, pero ese fue uno de los motivos para largarme de aquí cuando fui mayor de edad. Qué asco de tío por favor, cuando lo he visto hoy y me ha dado los dos besos casi le vomito encima.
Yo la miraba alucinando.
YO: ¿Y nunca se lo dijiste a tú hermana?
MARISA: Mi hermana siempre le ha querido mucho, yo creo que es tonta porque podía haber encontrado a otro mucho mejor que él, no me atreví a decírselo a nadie, ahora me arrepiento porque sé que a mi hermana no le hace ni caso, estoy segura que debe tener un lio por ahí.
Nos levantamos y volvimos a la casa, después de cenar yo seguí con mi ritual de fumarme mi cigarrito saliendo a la calle, mientras Marisa acababa de organizar la cocina, me di una vueltecita y vi una luz que salía de una ventana de la casa de su hermana, pensé, no mires que si te pillan la vas a liar, pero no pude controlar mi parte de voyeur, me acerqué disimulando hasta estar al lado, miré con cuidado y vi en la cama a Carmen en bragas tocándose las tetas, y que tetas, grandes como las de Marisa pero al ser más mayor se le desparramaban un poco por los lados, a Marisa de momento se le aguantaban tiesas de cojones, aunque ya tenía muy claro que con el tiempo todo aquello le iría para abajo, Carmen bajó una mano y se acarició el chocho por encima de las bragas, pensé, vete ya de aquí que te la estás jugando, en ese momento le oí un gemido a Carmen y no pude irme, se metió la mano dentro de las bragas frotándose el coño que daba gusto, al poco rato se las quitó, enseñándome un chirri enorme al que no paraba de pasarle los dedos, estaba mojadísima, se metió un dedo dentro follándose, al poco metió dos y acabó con tres dedos dentro del coño machacándoselo, yo seguía pensando que tenía que largarme de allí pero no moví un pie hasta que se corrió pegando unos gritos de la ostia.
Entonces sí que pude mover los pies saliendo de allí. Al llegar a casa estaba Marisa fumándose su cigarrito en un balancín que había en el porche, me miró sonriendo.
MARISA: ¿De dónde vienes marrano?
YO (nervioso): ¿Marrano yo?
MARISA: Venga que te conozco, si has tardado tanto es que has visto algo.
Me senté a su lado balanceándonos los dos.
YO: Pues he ido a dar una vuelta y, y bueno he visto una ventana abierta con luz y, y…
MARISA: ¿Y qué, coño?, suéltalo ya.
YO: He visto a tu hermana haciéndose una paja de la hostia.
Tiró el cigarro, se giró riendo agarrándome la polla por encima del pantalón.
MARISA: Y mi niño se ha puesto cachondo al verle el coño a mi hermana, ¡cerdito!
La miré con cara de inocente levantando y bajando la cabeza.
MARISA: Pues vamos a dentro que ahora vas a ver el mío y te lo vas a comer bien a gusto, le vas a hacer todas las marranadas que quieras, voyeur, que eres un voyeur muy marrano.
Me cogió de la mano y me metió para adentro de la casa con una sonrisa en mi cara, me llevó a la cama y se estiró con las piernas abiertas mirándome con una sonrisa de oreja a oreja, me desnudé y me arrodillé en la cama en medio de sus piernas haciéndome una paja lenta, para que la polla me creciera hasta tenerla muy dura, me miraba mordiéndose el labio intentando llevarse una mano al coño para tocarse, le dije que no con la mirada y paró la mano poniéndome carita de niña inocente, me acerqué más tocando mis piernas con las suyas, con la otra mano le acaricié las ingles, una, la otra, le daba vueltas alrededor del chichi por encima de las bragas, cerraba los ojos respirando profundamente, la quería poner muy caliente antes de empezar a hacerle nada, le toqué con dos dedos por encima de las bragas bajando por la parte de arriba de la rajita, hasta llegar al agujerito que le fui dando vueltas notando como se le iban mojando las braguitas sin parar hasta que le vi una manchita de humedad por fuera, le cogí una mano y se la puse rodeando mi polla para que siguiera ella con mi paja, la agarró con ganas mirándome con los ojos encendidos, yo le metí los dos dedos por un lado de las bragas tocándole el coño directamente pajeándola, los dos jadeábamos y gemíamos del gusto, le aparté la mano de mi polla y se la besé, después le cogí las bragas por los lados estirando de ellas para quitárselas, meter mi cabeza en medio de sus muslos pegándole un primer lametazo a lo bestia desde el agujerito hasta el inicio de la raja que le hizo dar un grito enorme, seguí con más calma chupando, succionando los labios, pasándole la lengua por encima del clítoris, ella movía las piernas de un lado para el otro cogiéndome la cabeza, metiendo sus dedos entre mi pelo, después de repasárselo por todos lados un buen rato me entretuve con el clítoris, chupándolo, lamiéndolo y succionándolo, para llevarla poco a poco a un orgasmo brutal que tenía que sujetarme a su culo con fuerza con las manos para poder mantener la boca enganchada a su coño de lo que se movía, cuando acabó levanté la cabeza con todos los morros manchados de sus flujos mirándola, levantó los brazos para que me dejara caer y abrazarme limpiándome la boca antes pasándome una mano, dejé que sus brazos me rodearan el cuerpo y me fui dejando caer hasta apoyarme encima de ella, presionándole sus tetazas con mi pecho, me abrazó muy fuerte poniendo su boquita en mi oído.
MARISA: Que bien que me lo haces mi niño, te quiero tanto.
Le besé el cuello, ella apartó la cabeza a un lado para dejármelo descubierto volviéndolo a besar y lamer, dio un suspiro apretándome con los brazos por la espalda, le fui subiendo despacio la lengua y le cogí entre mis labios el lóbulo de la oreja.
YO: Te voy a follar mi vida.
MARISA: Sí, sí.
Me agarré la polla poniendo la punta en el agujerito de su coño, empujando noté como se dilataba y acogía el capullo en su interior, seguí apretando introduciéndola poco a poco para sentir la presión de sus paredes en mi cipote, cuando llegué al final parecía que su chocho se contraía y dejaba de hacerlo apretándome la polla y soltándomela, Marisa me miraba a los ojos con una carita de enamorada de las que no olvidaré en mi vida, la saqué un poco volviéndola a meter suavemente haciéndola gemir, rodeó con sus piernas las mías y bajó sus manos apretándome las nalgas, yo me fui moviendo muy lentamente, subiendo y bajando el culo disfrutando los dos de cada penetrada, su chochito generaba tanto flujo que notaba como caía por los lados, oyendo el ruidito característico de la entrada del pepino cuando el agujerito esta empapado, poco a poco nos íbamos excitando gimiéndonos en los oídos, aceleraba un poco más los movimientos subiendo y bajando más rápido el culo, metía la cara besándole el cuello, mientras ella pasaba una mano de mi culo a la nuca sin dejar de acariciarme para hablarme entre gemidos profundos.
MARISA: Que nos corremos juntos, cariño que nos corremos.
Aquella voz sexi en mi oído me acababa de poner a diez mil, fue oír el primer grito de corrida de ella y empezar a lanzarle lechazos dentro del coño gimiendo y gritando juntos, nos quedamos abrazados como estábamos sin movernos, solo sintiendo nuestras respiraciones recuperarse, cuando recuperé el aliento.
YO: ¿Te ha gustado cariño?
MARISA: Hostia, ¿tú me lo preguntas a mí?
YO: Es que me siento culpable de haberle visto el coño a tú hermana.
Me dio un golpe con la mano abierta en toda la cabeza.
MARISA: Desde luego, con el que tienes en casa y tú buscándolos para verlos a escondidas por ahí, que “atontao” estás hijo.
Nos descojonamos de risa un buen rato.