Marisa (14)

Un mes y algo más tarde...

Un mes y algo más tarde, un sábado salimos de excursión para conocer la zona y volvimos por la tarde, salimos al porche de la casita a tomar algo, vimos que en el de la casa principal también estaban sentados Felipe, Estefanía y otra mujer, nos saludaron con la mano y Estefanía nos llamó por teléfono para invitarnos a cenar, cuando llegó la hora nos pusimos una ropa decente, yo un pantalón y una camisa, Marisa un vestido que se había comprado nuevo que le quedaba para caerse de espaldas sin ser muy provocativo, entramos en la vivienda y Estefanía nos presentó a su hermana mayor, debería tener dos o tres años más que ella, pero la verdad es que no se notaba la diferencia de edad, físicamente eran muy parecidas, un poquito más baja, cenamos y después Felipe se despidió para ir a dormir, nos quedamos los cuatro tomando algo, Lidia la hermana, nos explicó un poco su vida, estaba casada y también tenían una empresa que abastecía de piezas a la de Estefanía, todo quedaba en casa vamos, por lo que se podía ver vivía muy bien, el marido por lo visto llevaba varios días de viaje de negocios y ella estaba sola en casa, por eso la habían invitado, para que no estuviera sola, Lidia se disculpó para ir a la cocina a prepararse un café y nos dejó a los tres solos.

MARISA: Es muy agradable tu hermana.

ESTEFANIA: Sí, pero me parece que pasaba más hambre que el perro de un ciego.

YO: No le van bien las cosas.

MARISA: Que tonto eres a veces nene, que no folla hombre.

ESTEFANIA: Su marido está tan pendiente del negocio que a ella la tiene medio olvidada a la pobre, yo creo que está deseando que le den un buen pollazo, pero es más cortada que yo cuando me conocisteis.

YO: Pues tú para ser tan cortada te agarraste a mi polla a la mínima oportunidad que tuviste.

Nos reímos los tres y Estefanía me dio un golpe en el hombro.

MARISA: A lo mejor Javi le podía hacer un favor.

Yo me quedé un poco parado de la sugerencia, Estefanía me miraba con los ojos abiertos.

ESTEFANIA: ¿Lo harías Javi?

YO: No sé, si ha Marisa no le importa.

MARISA: Por esta familia que nos está tratando tan bien no me importa.

Estefanía le pasó una mano por la cara a Marisa agradeciéndoselo.

ESTEFANÍA: Ahora cuando vuelva le diremos que vamos a vuestra casa a hacer una copa, allí buscaremos la manera de convencerla.

Volvió Lidia con un café que Estefanía le quito de las manos.

ESTEFANIA: Déjate de cafés, nos vamos a su casa a tomar otra copa.

LIDIA: Yo ya tengo bastante con la que nos hemos tomado aquí, ir vosotros y yo me voy a dormir ya que es tarde.

MARISA: No mujer, con lo bien que nos lo estamos pasando juntos, vamos a seguir un poquito más, la noche es joven.

La cogió de un brazo y la fue sacando de la casa dándole conversación, Estefanía y yo las fuimos siguiendo hasta llegar a nuestra casa, se sentaron las tres en los sofás, yo fui preparando las copas para todos, cuando nos habíamos tomado la mitad a Lidia se le notaba que estaba un poco “contentilla” empezando a reír por todo, los tres nos dimos cuenta y Estefanía le empezó a hablar de temas “delicados”.

ESTEFANIA: Lidia, ¿cómo vas con tú marido?

LIDIA (riendo): Como quiere que vaya, como siempre.

ESTEFANIA: ¿Cómo siempre?, quieres decir que no follas desde vete a saber cuándo.

A Lidia le cambio la cara mirando a su hermana, de pronto nos miró a todos y se puso a reír.

LIDIA: Ni me acuerdo cuando fue la última vez que vi una polla.

Nos reímos todos a carcajadas.

MARISA: ¿Te gustaría ver una grande de verdad?

Lidia se la miró como si estuviera loca.

ESTEFANIA: Larga y gorda que cuando te la mete te parte por la mitad.

Yo me la iba tocando disimuladamente para que fuera creciendo.

Lidia miraba a su hermana con los ojos muy abiertos.

ESTEFANIA: Vamos Lidia, déjate ir un poco coño, no puedes estar siempre matándote a pajas tú sola.

LIDIA: ¿Y dónde está esa polla?, porque aquí solo veo que estemos nosotros.

Me levanté y me empecé a desabrochar el pantalón, Lidia miró a Marisa como preguntando qué coño pasaba conmigo.

MARISA: Lidia relájate y mira a Javi, que te va a enseñar algo que te va a gustar.

Estefanía y Marisa se pusieron cada una a un lado de ella, yo me acerqué colocándome delante de Lidia, me bajé el pantalón con la ropa interior dejándola en los tobillos levantándome la camisa para que le quedara la polla apuntándole a su cara, Lidia abrió los ojos y la boca.

LIDIA: ¡Joooder!, ¿pero eso es de verdad?

Estefanía le cogió una mano a su hermana, yo me quité los zapatos y la ropa de los tobillos acercándome un poco más, se la dirigió y le hizo agarrarme la polla con su mano por encima de la de su hermana, me la apretaron y me fueron haciendo una paja muy lenta, se me iba poniendo tiesa, Estefanía soltó su mano dejando solo la de Lidia que seguía pajeándome sin sacar la vista del pepino, Marisa sonreía mirando la escena.

MARISA: ¿Te gusta Lidia?

Lo confirmaba con la cabeza sin hablar, Marisa me hizo un gesto con un dedo, me acerqué más dejándosela a dos dedos de la boca de Lidia, Marisa le acercó su boca al oído.

MARISA: Métetela en la boca y chúpasela, cómetela entera.

Lidia estaba como en trance mirándomela fijamente, sin dejar de pajearla lentamente se la fue acercando a la boca separando los labios, sacó la lengua y me rozó la punta, se la metió un poco mas chupándomela y acabó metiéndose el glande succionando, cerró los ojos y se tragó la mitad más o menos volviéndolos a abrir y pegó un gemido bestial, parecía que se había despertado otra Lidia, empezó a mover la cabeza adelante y atrás, chupaba y succionaba con una fuerza que me hacía gemir de gusto, Marisa y Estefanía se miraban sonriendo de ver a Lidia como se desataba, se arrodilló delante sin sacársela siguiendo con su mamada, le bajé la cremallera del vestido por la espalda, Estefanía y Marisa se levantaron y se sentaron en otro lado con cierta distancia dejándonos solos.

Cogí de los hombros a Lidia levantándola, le di un morreo que ella respondió con pasión, le miré a los ojos que los tenía inyectados en sangre de lo caliente que estaba, me quité la camisa y le bajé su vestido dejándola en sujetador y bragas a conjunto de color blanco, nos volvimos a morrear y le quité el sujetador, la senté en el sofá, me arrodillé y estiré de sus piernas para dejarle el culo apoyado en el borde, le abrí las piernas y le besé entre los muslos, subiendo de un lametazo hasta su coño oliéndoselo por encima de las bragas cogiéndolo entre mis labios, giró la cabeza dando un grito abriendo la boca, le froté el chocho hasta que se mojó las bragas y se las quité de un tirón, metiéndole la lengua en medio del chichi lamiéndoselo desde el inicio de la rajita hasta el agujero del culo, pegaba unos gritos que parecía que la estaban matando, las chicas nos miraban tomándose una copa riendo de ver a Lidia como se lo pasaba, tenía el coño empapado, le puse la boca encima del clítoris pasándole la lengua y succionándoselo, ella tensó el cuerpo sin dejar de gritar cogiéndome la cabeza con fuerza, le metí dos dedos en el coño metiéndoselos y sacándoselos un par de veces, empezó a correrse apretándome tan fuerte la cabeza que pensaba que me la iba a reventar.

Se relajó con los ojos cerrados, pero antes de que se diera cuenta la había girado y estirado abriéndole las piernas, colocándome en medio metiéndole un pollazo hasta el fondo haciéndole abrir los ojos y gritar de nuevo, me fui moviendo lentamente, ella me pasó los brazos notando sus manos en mi parte baja de la espalda, le fui manteniendo un ritmo sin dejar que parara de gritar, se lo aceleraba poco a poco aumentando sus gemidos y gritos, acabé moviendo mis caderas con fuerza haciendo que se corriera de nuevo agarrándome el culo, me miró a los ojos como diciéndome que estaba perfecto pero yo no le hice ni caso, la giré a cuatro patas apoyando las rodillas en el borde del sofá y las manos en el respaldo, volviéndosela a meter de un golpe con otro grito que le salió de la garganta enorme, la follé a todo lo que me daban las caderas, ella gritaba como una loca a punto de correrse de nuevo.

LIDIA: Para, para por favor, para.

Yo ya sabía porque lo decía y no le hice ni puto caso, siguiendo empalándola hasta que volvió a correrse meándose de gusto temblándole las piernas, paré de moverme dejándole la polla dentro, a Lidia le daban espasmos costándole aguantar la posición, con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá y sujeta por mis manos en sus caderas, le fui sacando la polla lentamente, cuando solo tenía el capullo dentro se la volví a insertar de un golpe haciéndole levantar la cabeza abriendo los ojos.

LIDIA: No puedo más, por favor déjame ya.

Marisa y Estefanía reían.

Le di un buen azote en el culo clavándosela con toda la fuerza que pude, se puso tensa otra vez y la follé con mucha fuerza, casi con violencia, haciendo que se corriera de nuevo, yo seguía sin parar, ella ya no decía nada gimiendo y gritando corriéndose un par de veces más quedando totalmente exhausta, estirada con el coño muy abierto, hinchado y rojo de cojones, respiraba lentamente como un animal herido, la dejé que se recuperara, me puse el pantalón y me senté con las chicas a tomarme la copa mirando a Lidia los tres totalmente destrozada, Estefanía se levanto cuando pasó un rato.

ESTEFANIA: Será mejor que me la lleve a su habitación para que descanse, creo que esto le hacía falta como el aire que respira.

La vestimos entre los tres, Estefanía se la llevó que casi no podía ni caminar, estábamos mirando como llegaban a su casa.

MARISA: Que bruto eres a veces tío.

Me giré mirándola fijamente.

YO: Pues yo no me he corrido y voy más caliente que el palo de un churrero.

Marisa me rodeo el cuello con sus brazos.

MARISA: Y cómo crees que estoy yo después de ver cómo te la follabas pedazo de cerdo.

YO: ¿Pedazo de cerdo?

La cogí por el culo levantándola, la llevé en volandas hasta la habitación, la apoyé de cara contra una pared y apreté mi cuerpo detrás del suyo presionándole el culo con mi paquete.

YO: Como que “pedazo de cerdo”.

Le puse una mano en una pierna subiéndole la falda hasta llegar a sus bragas tocándole el culo, seguí el contorno con la mano y le agarré el coño, tenía las bragas mojadas la cabrona.

YO: ¿Y tú que eres con las bragas mojadas?, ¿una pedazo de guarra?

MARISA: Sííí, soy tu guarra, para que hagas conmigo lo que quieras.

Me bajé el pantalón de un tirón y le apreté en el culo con mi polla, me estaba poniendo como una moto, le metí la mano por dentro de las bragas acariciándole el agujerito que lo tenía empapado, le puse la punta de dos dedos en la entrada y se los fui metiendo lentamente.

YO: Para que haga lo que quiera, ¿te gusta que te folle con los dedos?

Marisa dio un fuerte gemido al sentir mis dedos dentro.

MARISA: Eres un cerdo que me haces disfrutar como una guarra con todo lo que me haces.

Le bajé las bragas por debajo de culo, me mojé la otra mano con saliva y se la pasé por el ojete lubricándolo metiéndole la punta de un dedo, volvió a levantar el volumen de sus gemidos.

YO: Así te gusta, follada por delante y por detrás.

MARISA: Sííí, pero por detrás necesito algo más gordo y más duro, cerdo de mierda.

Me estaba provocando y poniendo ciego de lujuria, le saqué el dedo del culo agarrándome la polla que la tenía a punto de explotar de tiesa, apoyé la punta en la entrada apretando con las caderas metiéndole el glande dentro del culo, sin parar de meterle y sacarle los dos dedos del coño.

YO: Así te gusta pedazo de guarra, que te meta la polla en el culo sin dejar de follarte el coño.

Estaba muy excitada jadeando y gimiendo sin parar.

MARISA: ¿Qué me has metido qué?, ni me he enterado cerdo.

Como sabía sacarme de mis casillas la cabrona, apreté con fuerza mi cuerpo contra el suyo metiéndole la polla hasta el fondo, dio un alarido, le abrí el culo apartando una nalga con la mano, volví a apretar más fuerte para penetrárselo más profundamente volviendo a gritar.

YO: ¿Y ahora te has enterado cerda?

Me miró a los ojos de reojo con la boquita entreabierta.

MARISA: Aquí el único cerdo que hay eres tú, y no sabes follarte con fuerza a una mujer por el culo, no me estoy enterando de nada cabrón.

Me volvió loco, empecé a mover mis caderas con toda la fuerza que me daban metiéndole y sacándole la polla del culo, sin dejar de follarle el coño con dos dedos, que entraban y salían con tanta facilidad que le metí un tercero, pegó otro grito enorme sujetándose a la pared con sus dos manos, le pasé la mano del culo por delante apartándole el vestido, sacándole las tetas pellizcándole el pezón de una, me estaba empezando a doler la muñeca de la velocidad que le imprimía para follarle el chocho, ella pegó un grito enorme volviéndome a mirar de reojo.

MARISA: Sigue cerdo, sigue que me corro, me corro, me corro amor, amooooorrr.

A mí me estaba subiendo un gusto enorme, le bajé la velocidad de follada del culo.

YO: Cerdo o amor, ¿en qué quedamos?

MARISA: Mi amor, te quiero, te quiero con locura, córrete en mi culo, llénamelo de leche.

Le empecé a soltar disparos de leche en cada penetrada lenta y profunda, gimiendo como un animal con mi boca en su cuello intentándolo besar.

MARISA: Así mi amor, así, como me gusta, sigue que la quiero toda.

La cabrona no me dejaba relajarme, me excitaba siguiendo corriéndome hasta no poder más, pasaba sus brazos para atrás apretándome con sus manos en la espalda.

YO: Te quiero Marisa, eres la mujer de mi vida, me vuelves loco joder.

A ella se le escapaba una sonrisilla de felicidad, yo le besaba el cuello pasándole los brazos por su barriga apretándola contra mí.

Le saqué la polla del culo, se giró y me abrazó besándonos lentamente con cariño.

Fue pasando el tiempo sintiéndonos totalmente integrados en el trabajo, nos fuimos dando cuenta de los rolletes que habían por la oficina, sabíamos quienes eran y hasta donde follaban, unos en los servicios de señoras, otros en el almacén y hasta algunos que se habían follado en la misma sala de reuniones.

Con Marisa a veces en el comedor mirábamos a la gente que trabajaba allí y los catalogábamos, este es guapo, este está muy bueno, aquella chica tiene encanto, esta tiene pinta de gustarle el sexo. Una vez le dije que si le gustaba alguien en especial y quería beneficiárselo que a mí no me importaba, como habíamos hecho tantas veces antes, pero su respuesta me sorprendió, me dijo que pensaba que estaba madurando porque no tenía ninguna necesidad de estar con nadie que no fuera yo, notaba que ella estaba muy pendiente de mí, buscaba situaciones románticas cuando estábamos sentados en el sofá en casa por ejemplo, se acurrucaba conmigo como si fuera una niña para que yo la abrazara y le acariciara la carita o el pelo, incluso cuando íbamos por la calle cogidos le gustaba apretarse mucho a mí pasando sus dos brazos a mi alrededor, era como si le fuera diciendo a todo el mundo que yo era suyo y no me iba a dejar escapar.

Un día al llegar a la oficina la secretaria de Estefanía nos dijo que había llegado muy temprano y de muy mal humor, entramos en su despacho y estaba pegando unos gritos por teléfono que nos asustó, colgó dándole un golpe que pesaba que lo había destrozado, nos miró cerrando los ojos y se dejó caer en su sillón, nos sentamos delante de ella, nos explicó el problema que tenía, intentamos animarla un poco y nos fuimos a nuestros despachos a trabajar, como las paredes eran de cristal la veíamos caminar, pararse, gesticular sola, coger el teléfono y llamar, volver a colgarlo con mala leche, parecía que había enloquecido, con Marisa nos mirábamos de un despacho a otro y hablamos por teléfono entre nosotros, nos levantamos y entramos en el de Estefanía, nos miró seria, supongo que pensando qué coño hacíamos entrando así, nosotros nos dirigimos a ella y la cogimos cada uno de una mano.

ESTEFANIA: ¿Pero qué coño hacéis, os habéis vuelto locos o qué?

La sentamos en el sofá, Marisa se arrodilló delante de ella subiéndole la falda de tubo por encima de las bragas, se las agarró por los lados y de un tirón se las bajó a los tobillos separándole las rodillas, metiendo la cabeza en medio de sus muslos pegándole un lametazo en el chirri que le hizo pegar un grito, todo lo habíamos hecho en nada de tiempo, Estefanía se quería levantar abriendo la boca para decir algo cabreada de cojones, yo aproveché que abría la boca para meterle la polla dentro que me acababa de sacar de la bragueta, me miró como si quisiera matarme en ese momento, le metí un poco más profundamente la polla y ella volvía a gritar de las chupadas en el chumino de Marisa, me agarró el cipote con la mano y me lo empezó a chupar como una loca poniéndomelo todo lo tieso que daba de sí, bajó el culo abriendo más las piernas, dejando que mi novia le pudiera comer el coño mejor, empezó a gritar pajeándome, apretando la cabeza de Marisa contra su chocho con la otra mano, se corrió pegando unos gritos tremendos relajándose, Marisa le volvió a subir las bragas y la pusimos de pie bajándole la falda.

MARISA: Ahora ya puedes hablar con quien sea y solucionar esto.

Nos miró con una sonrisa y se dirigió al teléfono, Marisa que estaba a mi lado me miró a la cara, bajó la cabeza y me vio la polla tiesa a punto de reventar, me agarró de la mano y nos metimos en mi despacho cerrando la puerta, me senté en mi sillón, ella se subió su falda agarrándose las bragas quitándoselas, se sentó encima de mí cogiéndome la polla apuntándosela a su coño, se la metió dejándose caer hasta el fondo dando los dos un buen gemido, empezó a mover sus caderas follándome, giramos las cabezas para ver a Estefanía que estaba hablando por teléfono con una sonrisa sin dejar de mirarnos, Marisa aceleraba sus movimientos gimiendo los dos.

MARISA: ¿Te gusta mi amor, te gusta así?

YO: Claro que me gusta, ¿y a ti, te lo pasas bien?

MARISA: Yo con tu pollón llenándome el coño soy feliz siempre, toma huele mi coño.

Me puso las bragas que todavía las llevaba en la mano en la nariz y aspiré fuerte embriagándome de su olor, seguía moviéndose cada vez más rápida metiéndose y sacándose mi polla del coño, giramos otra vez las cabezas, Estefanía estaba enganchada al cristal mirándonos, con la falda levantada y las bragas por las rodillas haciéndose una paja bestial con una mano, la otra apoyada en el cristal para sujetarse, con una cara de salida de la hostia, Marisa me miró con una sonrisilla moviendo con más fuerza su culo empezando a correrse, la agarré por las caderas ayudándola a subir y bajar con más fuerza, descargándole dentro del chocho todo el semen que me salió, cogió de una caja de clínex que yo tenía encima de la mesa un par y se limpió el coño, miramos a Estefanía, se estaba subiendo las bragas y bajándose la falda volviendo a su mesa, me guardé la polla y fui a tirar al váter los clínex con el semen, mientras Marisa se ponía tranquilamente las bragas, cuando salí se estaba alisando la americana y me miró con una sonrisa, nos cogimos de la mano y entramos al despacho de Estefanía.

MARISA: Espero que lo tengas todo solucionado, nosotros nos vamos que ya hemos trabajado bastante.

Me arrastraba para la puerta de salida.

ESTEFANIA: Sí, ya está todo encarrilado para solucionarse, gracias cabrones, cogeros el resto de día libre que os lo merecéis.

Nos fuimos de compras y comimos en un centro comercial.