Marisa (12)
Llegué a la ciudad donde había vivido toda la vida...
Llegué a la ciudad donde había vivido toda la vida, saludé a la familia y me alquilé un apartamento cerca del mar, ahora que me lo podía pagar no tenía lo más importante, mi pareja, manda huevos como es la vida.
Estaba tranquilo porque con el dinero ganado durante aquella temporada en el hotel podía tirar un tiempo sin problemas y mirar de buscar algún tipo de trabajo con tranquilidad, un viernes por la noche después de cenar en casa se me ocurrió salir a tomar algo al paseo marítimo para hablar con alguien, no tardé mucho en encontrar algunos amigos que hacía tiempo que no veía, todavía se acordaban del famoso día de playa y del juego por la tarde, se fue corriendo la voz y gente que no estuvo lo explicaba como si lo hubiera vivido en primera persona, después de un par de horas salí del local para marcharme a casa.
Caminaba por el paseo, alguien me llamó por mi nombre, era una voz femenina que salía de una de las terrazas, una chica se levantó y se acercó a mí, era Tere, la compañera de piso de Marisa cuando la conocí.
TERE: Javi tío, cuánto tiempo.
Nos abrazamos y nos dimos dos besos.
TERE: ¿Y Marisa?
Me vio la cara que le puse y lo entendió, me volvió a abrazar.
TERE: Cuanto lo siento, hacíais tan buena pareja.
Me pasé los dedos por los ojos para no empezar a llorar, desde que llegué nadie me había hablado de Marisa y volver a escuchar su nombre me dejó tocado.
TERE: Tranquilo Javi, ¿quieres sentarte con nosotros y tomar algo?
YO: Gracias Tere, prefiero ir a mi apartamento y tomarme la última antes de dormir.
Se quedó en silencio mirándome.
YO: ¿Quieres venir y tomarte la copa conmigo?
TERE: Estaba deseando que me lo pidieras, espera que me despido de esta gente.
Volvió a la terraza de donde salió y habló con una mesa donde habían varios chicos y chicas cogiendo su bolso, me agarró del brazo y nos fuimos a casa, preparamos un par de cubatas y nos sentamos en el sofá, se hizo un silencio.
YO: ¿Quieres que te explique qué pasó con Marisa?
TERE: No te he querido preguntar para no hacerte daño, pero me gustaría saberlo.
YO: Pues que después de trabajar un año en el hotel conoció a un cliente con el que me dejó largándose con él, punto, eso fue lo que pasó.
Me miraba con los ojos muy abiertos sorprendida.
TERE: No puede ser, así de un día para otro.
YO: Bueno, de hecho se lo folló dos días y se fue con él el tercero.
TERE: Joder Javi, pero eso de follar con otros nunca fue un problema para vosotros.
YO: Creo que se enamoró Tere, supongo que tenía derecho a hacerlo.
Hizo un gesto con la cara extrañándose.
TERE: Conozco bien a Marisa, como estaba contigo y lo que te quería no se lo había visto con ningún otro chico, me extraña tanto todo esto.
Me encogí de hombros porque no sabía que decirle.
TERE: Venga va, vamos a animarnos un poco, ya está bien de pensar en cosas tristes, ¿me dejas verte la polla?
YO: ¿Eh?
TERE: Va por favor, que como la tuya no hay muchas.
YO: Vale, pero si te la metes hasta la garganta.
Se puso a reír desabrochándome el pantalón bajándomelo hasta los tobillos de un tirón con la ropa interior, me agarró la polla y me miró a los ojos, le puse una mano en la nuca y acerqué sus labios a los míos para besarlos, me empezaba a hacer una paja lenta poniéndome la polla tiesa, bajó la cabeza metiéndose el glande en la boca chupándolo con suavidad, lentamente fue profundizando hasta llegar a metérsela toda sin mucho esfuerzo, que facilidad tenía aquella chica para tragarse las pollas, fue subiendo y bajando la cabeza follándome con la boca.
YO: Ven, levántate y fóllame.
Se puso de pie subiéndose la faldita, se quitó las bragas, se mojó dos dedos con saliva pasándoselos por el chumino antes de sentarse encima de mi polla metiéndosela lentamente, mientras lo hacía le temblaban las piernas.
TERE: Joder, que gusto da cuando entra tan apretada.
Se la fue metiendo hasta el fondo dando un gemido, se movió acomodándose el cipote dentro, empezando a gemir sin parar en cada movimiento que hacía con las caderas, cerré los ojos, era el primer polvo después de la separación y quien me venía a la cabeza era Marisa, tenía que abrir los ojos de vez en cuando, para comprobar que quien me estaba follando, y muy bien por cierto, era Tere, ella aceleraba sus movimientos gritando de gusto, se corrió bastante rápido dejando caer su cuerpo encima del mío.
TERE: Perdona Javi que me corra tan rápido, pero es que hacía tiempo que no me metía una polla como Dios manda.
Me hizo reír, la dejé descansar un poco y la cogí en brazos llevándola a la cama, la desnudé del todo y me quité la ropa, la estiré en la cama con las piernas abiertas, me puse en medio y cogiéndome la polla se la volví a meter despacio en el chocho pelirrojo, me empecé a mover y ella abrió más las piernas poniéndome las manos en el culo, le fui acelerando el ritmo en medio de jadeos y gemidos, se mojó un dedo con saliva mirándome a los ojos, me lo puso en la entrada del ojete apretando un poco metiéndome la punta, le di un golpe de caderas más fuerte clavándosela hasta el fondo, sacándole un grito de su garganta abriendo los ojos, la cabrona me metió el dedo todo lo que pudo en el culo, yo la empotraba contra la cama con toda la fuerza que podía hacer al metérsela, se volvió a correr gritando como una loca.
Me iba a decir algo y antes de que abriera la boca la giré poniéndola a cuatro patas, me puse detrás clavándosela en el coño de golpe hasta el fondo haciéndole dar un grito enorme, le di toda la caña que pude para follarla como un animal, mis huevos chocaban contra su coño con fuerza, mi pubis hacía un ruido tremendo al chocar contra su culo, ella no paraba de gritar y yo le escupía en el agujero del culo metiéndole dos dedos despacio, Tere se volvió a correr apretando su boca contra la cama para que no se le oyera tanto, cuando acabó le saqué la polla del coño metiéndole el capullo en el culo, se la metí toda poco a poco, le di unos cuantos bombeos y me subía el orgasmo, me puse delante de su cara, ella abrió la boca para que me corriera lanzándole los tiros de leche dentro y por toda la cara, nos fuimos a lavar y dormimos juntos abrazados, cuando me desperté Tere me estaba acariciando la polla y la tenía tiesa, me miró sonriendo.
TERE: ¿Me das tu leche para desayunar?
Se metió mi polla en la boca chupándola, succionándola, acariciándome los huevos y el culo con una mano que acabó cambiando de sitio para hacerse una paja mientras aceleraba su mamada, me fue excitando y cuando ella se empezó a correr por su paja yo le dejé ir los lechazos dentro de su boca que intentaba tragar, pero al estar corriéndose no podía hacer las dos cosas a la vez cayéndole por los labios el semen, cuando se acabó de correr se metió la polla otra vez en la boca, tragando toda la leche que podía para pasarme después la lengua por encima del pubis recogiendo todas las gotas que encontraba, me miró medio enloquecida.
TERE: Joder tío, ahora entiendo como estaba contigo Marisa, me has puesto a cien si hacer nada, te comería entero otra vez.
YO: Yo no tengo prisa, tú misma.
La tía llamó por teléfono para decir que aquella mañana no iría a trabajar, me miró como una salida volviendo a meterse en la cama.
Pasaban los días, después de desayunar miraba por internet algunas ofertas de trabajo, me inscribía en las que encontraba interesantes y me iba a hacer un poco de deporte a un gimnasio que estaba cerca de casa, comía, dormía la siesta y salía a dar una vuelta al atardecer, cenaba alguna cosa y me iba a fumarme un cigarro o dos a la punta del espigón que tantas veces habíamos estado con Marisa, me estiraba en la roca mirando las estrellas, allí tenía su recuerdo pensando en todas las cosas que habíamos hecho juntos, la tristeza fue desapareciendo con los días y solo me quedaban los buenos recuerdos que me hacían sonreír más de una vez, esperaba de corazón que ella fuera feliz con su nueva vida, la quería como nunca llegué a querer a nadie, y aunque yo estaba “jodidillo” deseaba que ella al menos tuviera suerte.
Un día que la noche anterior me había ido a dormir un poco más tarde de lo normal y medio borracho, me levanté más tarde y fui al gimnasio casi al medio día, solo entrar vi corriendo en la cinta a una chica que conocía, me acerqué a saludarla.
YO: Hola Sonia.
Paró la cinta mirándome extrañada.
SONIA: ¿Pero vosotros no estabais trabajando en un hotel lejos de aquí?
YO: Estábamos, ahora estoy solo de vuelta en casa.
SONIA: Hostia, ¿os habéis separado?
YO: Bueno, son cosas que pasan, ¿te importa si te hago compañía en la cinta a tu lado?
SONIA: Ponte aquí, así me explicas que os ha pasado.
Empezamos a correr uno al lado del otro.
YO: Pues nada especial, nos separamos y ya está.
SONIA: Venga va, que quiero saber detalles morbosos.
Le miré los ojos sonriendo.
YO: Yo quiero pedirte perdón otra vez por meterte mano en tu casa aquel día.
SONIA: Días más tarde hiciste algo más que meterme mano cacho guarro.
Se me escapó la risa.
YO: Me encantó dejarte el culo como te lo dejé.
SONIA: Que cerdo eres, todavía no se me ha cerrado cabroncete.
Fui bajando la velocidad de la maquina hasta pararme, ella hizo lo mismo, nos miramos y nos liamos en un morreo.
YO: Vivo bastante cerca.
SONIA: Llévame a tu casa que me tienes con el tanga mojado joder.
Salimos del gimnasio que nos salían chispas por las orejas, subimos al ascensor, dejamos las bolsas en el suelo, me abalancé sobre ella apretando con mi cuerpo el suyo contra el espejo besándonos, levantó una pierna para rodearme la cintura y yo le apretaba el paquete contra su coño, agarrándole el culo con una mano tocándole el chichi con dos dedos, con la otra le cogía una teta amasándola, me tenía el culo bien apretado con sus manos, sentir su cuerpo dentro de las mallas y el top de licra me estaba poniendo cardiaco de caliente.
Al salir del ascensor los pezones se le habían puesto duros, parecía que me apuntaban pidiendo que los acariciara y los lamiera, me tenía que agarrar la polla para mantenerla de lado en el pantalón de lo tiesa que la tenía, no acertaba a meter la llave en la cerradura de los nervios, cuando pude abrir entramos los dos dejando las bolsas del gimnasio por el suelo cerrando la puerta de golpe, nos enganchamos uno contra el otro como imanes, le agarré el culo con las dos manos subiéndola a mi cintura, ella la rodeó con sus piernas y la llevé en volandas hasta la mesa sentándola encima, me quitó la camiseta y yo el top, tirándome con la boca a mamar aquellos pezones duros y salidos, estaba tan caliente que no tenía paciencia para alargarme en prolegómenos, le agarré las mallas bajándoselas con el tanga a los tobillos juntándolo con las zapatillas, me bajé el pantalón de un tirón, le levanté las piernas y me metí en medio cogiéndome la polla para metérsela en el coño empapado, apretó sus manos sobre mi espalda clavándome las uñas, yo llegué al fondo de su vagina, la saqué un poco metiéndola de un golpe seco haciéndola gritar y mover las manos de la espalda arañándome, produciéndome una mezcla de placer y dolor, follamos a golpes de caderas secos muy excitados gimiendo y gritando como animales, con los pantalones en los tobillos y su mallas y tanga enganchados en sus pies que los notaba apretando mi culo, nos corrimos en poco tiempo totalmente desenfrenados por la pasión.
Me salí de en medio de sus piernas quitándole las zapatillas y la ropa para que pudiera caminar, me quité la ropa que me quedaba, fuimos recuperándonos del orgasmo metiéndonos en la cama volviendo a besarnos y acariciarnos, le tocaba suavemente el chichi que le iba saliendo por el agujero la leche de mi corrida, ella me pajeaba despacio no tardando mucho en estar los dos otra vez calientes y excitados, se subió encima cabalgándome, notaba como caía por el tronco de mi polla los flujos y la leche de la corrida anterior mojándome los huevos, Sonia se movía apoyando sus manos en mi pecho, jadeando y gimiendo, fue apretando y moviendo las caderas cada vez más rápidas, pasando de gemidos a gritos corriéndose de una forma espectacular, dejó caer su cuerpo encima del mío sin sacarle la polla por donde seguían resbalando flujos, cuando recuperó un poco la respiración me miró a los ojos.
SONIA: Como me tienes de cachonda tío, con lo feo que eres cabrón.
Nos descojonamos de risa, me salí de debajo de ella, la puse a cuatro patas en el borde de la cama poniéndome detrás de ella de pie en el suelo, le separé las piernas y le puse la punta de la polla en la entrada del agujerito del coño, metiéndosela de golpe hasta el fondo de un pollazo, Sonia pegó un grito espectacular girando la cabeza mirándome.
YO: Así que soy muy feo hija de puta.
SONIA: El tío más feo que conozco.
Le saqué la polla volviéndola a meter dando con mi pubis otro golpe tremendo contra su culo, gritó otra vez agarrándose fuerte a las sabanas cerrando los puños.
SONIA: Además de feo no sabes follar fuerte cabrón.
Le di un azote fuerte en una nalga, la agarré por las caderas empezando a sacarle y meterle la polla con toda la fuerza que me daban las caderas y mis brazos estirando de ella en cada penetrada, se agarró y estiró de las sabanas sacándolas de su sitio a la vez que apretaba su boca contra la cama, intentando apagar los gritos y alaridos que pegaba la hija de puta del gusto que le estaba dando, las piernas le temblaban, yo seguía taladrándola con toda la fuerza que podía, de pronto en medio de aquella descontrolada y feroz follada, se empezó a mear corriéndose a la vez alargando un orgasmo bestial.
Cuando acabó se quedó quieta con la cabeza y la cara metidas entre cojines, con el culo en pompa, le saqué la polla, tenía todo el chocho blanco de flujos que le pasé al agujero del culo con la mano lubricándoselo, no dijo nada, ni movió el cuerpo, se quedó tal como estaba mientras yo le esparcía sus propios flujos por el ojete, estaba relajada y le pude meter un dedo y luego dos sin problemas, le puse la punta de la polla en la entrada y lentamente se la fui metiendo, Sonia no hacía ningún gesto, parecía que estaba en trance, se la metí hasta el fondo, despacio la fui sacando otra vez para volver a meterla, el culo se le había dilatado muy rápido y fui acelerando las embestidas, cuando estaba a punto de correrme levantó la cabeza gritando otra vez llevándome a un orgasmo acojonante descargándole toda la leche dentro, le saqué la polla abriéndole el culo con las manos para ver el agujero que le había dejado.
SONIA: Ya estás contento cabrón de dejarme el culo otra vez así.
Se dejó caer en la cama y me puse a su lado.
YO: ¿Y tú, estás contenta de haberte meado de gusto cerdita?
SONIA: Cállate anda.
Colocó su cabeza en mi hombro y dormimos un rato.
Habían pasado unas tres semanas desde la vuelta, había tenido hasta ese momento dos encuentros sexuales, en el primero pensé mucho en Marisa, el segundo estaba tan caliente que no pensé tanto, pero todavía la tenía en la cabeza, de la manera que llegué a disfrutar del sexo con ella no creía que llegara a disfrutarlo con ninguna otra persona, para mí lo tenía todo como mujer, todo lo que a mí me gustaba, guapa, tetas grandes, un tipazo y le gustaba el sexo igual o más que a mí, supongo que nunca me llegué a creer que pudiera tener como pareja una mujer como ella, que era demasiado para mí, por eso que se enamorara de un tío que estaba como un tren no me extrañaba, ella podía conseguir a cualquier tío que se propusiera por su físico y por su carácter adorable, me intentaba convencer a mí mismo que había tenido mucha suerte de haber podido compartir durante ese tiempo la vida con alguien como ella.
Aquella noche no estaba muy fino, me acordaba de Marisa y me sentía solo, salí a tomar un par de copas y a ver si me encontraba con alguien para hablar un rato y distraerme, pero parecía que aquel no era mí día, bebí solo y para acabar la noche de mierda fui hasta nuestra roca a estirarme y fumarme los cigarros que hicieran falta mirando las estrellas, allí estaba distraído con mis pensamientos y el ruido de las olas rompiendo contra las rocas, no oí como alguien se me acercaba y se sentaba a mi lado.
Abrí los ojos mirándola sin moverme de la posición que estaba, era Marisa, estaba guapísima como siempre mirándome muy seria.
YO: Hola cariño.
MARISA: Hola cielo.
No me quise mover, solo la miraba y ella me miraba a mí, pensé que era un sueño, si me movía ella desaparecería de mi lado otra vez.
MARISA: ¿Me podrás perdonar algún día?
YO: No tengo que perdonarte nada cariño, ¿qué haces aquí?
MARISA: Te estaba esperando sentada en una terraza del paseo, sabía que tarde o temprano vendrías por aquí, al verme sola con él me di cuenta que no lo amaba, creo que fue un capricho del momento y me dejé convencer por sus palabras, que gilipollas, siempre te he querido a ti Javi, lo que siento por ti no lo he sentido nunca por nadie más, me he equivocado, estoy avergonzada y cabreada conmigo misma por hacerte daño.
Empezó a llorar tapándose la boca, yo estaba alucinado, estiré un brazo para tocarle la carita y noté su piel fina con la humedad de sus lágrimas cayendo, en ese momento el cigarro se había acabado y me estaba quemando los dedos, lo solté moviendo la mano y me incorporé sentándome a su lado.
YO: Su puta madre como quema joder.
Marisa se reía llorando.
MARISA: Que desastre que eres mi amor.
Le puse las dos manos en la carita limpiándole las lágrimas con los dedos, ella me cogió con una mano una de mis muñecas mirándome a los ojos.
MARISA: Lo siento muchísimo Javi, no te lo merecías, tú nunca me lo hubieras hecho, estoy tan arrepentida, perdóname por favor.
Sin dejar de acariciarle la cara secándole las lágrimas le di un beso en la frente y la abracé estirándonos los dos, yo boca arriba y ella con su cabeza en mi pecho rodeada de mis brazos.
YO: Ya te he dicho que no tengo nada que perdonarte, hiciste lo que creíste que tenías que hacer y yo no soy nadie para impedírtelo, solo esperaba que fueras feliz.
MARISA: Soy una idiota Javi.
No le contesté y nos quedamos mucho rato estirados abrazados sin hablar, hasta que ella se movió un poco.
MARISA: Hace fresco a estas horas.
YO: ¿Quieres venir a casa y dormir conmigo en mi cama bien tapaditos?
Me miró a los ojos avergonzada.
MARISA: ¿Cómo puedes ser tan bueno conmigo?, me encantaría dormir contigo cielo.
Nos levantamos y fuimos para el apartamento cogidos por la cintura, entramos en la habitación, saqué de un armario una camiseta, ella se quedó delante de mi quieta, le quité la blusa, le desabroché la falda dejándola caer, se quitó los zapatos moviendo los pies, la tenía delante en sujetador y bragas a conjunto del color que a mí me gustaba.
YO: ¿Te has puesto esta combinación expresamente por si me encontrabas?
Me lo confirmó con la cabeza y una sonrisa, le quité el sujetador y las bragas, cogí la camiseta y se la puse, me desnudé yo y me puse el pijama, camiseta y pantalón corto, abrí la cama para que ella entrara y la tapé con delicadeza, di la vuelta con sus ojos siguiéndome y me metí por mi lado tapándonos a los dos, se enganchó a mi cuerpo besándome en el cuello y así nos quedamos sin decir nada hasta dormirnos.
Al día siguiente me desperté boca arriba, con Marisa a mi lado rodeándome con un brazo por el pecho y su cara en mi cuello, estaba allí y no había sido un sueño, le aparté con cuidado el pelo de la cara para verla mejor, me dio varios besos en el cuello.
MARISA: ¿Ya te has despertado?
YO: Y tú, ¿no dormías?
MARISA: He dormido muy poco, quería disfrutar del contacto con tú cuerpo, no sé si querrás seguir conmigo o me enviarás a la mierda que es lo que me merezco.
YO: No lo sé, ¿qué crees que debería hacer contigo?
Empezó a hacer pucheros cayéndole una lagrimilla.
YO: Eh, eh, vale, que no me gusta verte llorar.
MARISA: Lo siento Javi, es que estoy tan avergonzada de lo que te he hecho que me siento como una mierda a tu lado.
YO: A ver Marisa, ¿a ti que te gustaría hacer con lo nuestro?
Levantó la cabeza mirándome a los ojos.
MARISA: Yo quiero seguir contigo, por eso he venido a verte, quiero estar a tú lado, vivir el día a día contigo, quiero lo que teníamos, lo que yo como una imbécil rompí por no saber valorarlo, te quiero a ti, estoy enamorada de ti, te necesito en mi vida, estar separada estos días me ha abierto los ojos, me he dado cuenta de lo que siento por ti, te quiero mucho mi amor, pero entenderé lo que tú quieras hacer.
Empezaba a llorar otra vez.
YO: Anda para de llorar y abrázame.
Me rodeó con sus brazos, se apretó a mi cuerpo poniendo la cabeza en mi pecho, no le dije nada y pasaba el rato, notaba que ella estaba cada vez más nerviosa.
MARISA: ¿No me vas a decir nada, qué es lo que tú piensas, qué harás conmigo?
YO: Me parece que te voy a tener a prueba unos días para saber si vale la pena que volvamos a vivir juntos.
MARISA: ¿Me estás tomando el pelo, verdad?
YO: Sí, pero te tendré a prueba unos días.
La oí reír por primera vez, acomodó la cabeza en mi pecho besándomelo, fui notando como una mano bajaba de mi pecho a la barriga, pasando por encima del vello púbico por debajo del pantalón agarrándome la polla.
MARISA: ¿Cómo está?
YO: Echándote mucho de menos reina.
La fue pajeando lentamente para que creciera, cerré los ojos soltando el aire por la boca.
MARISA: ¿Te gusta cariño?
YO: Ya sabes que me encanta que me toques.
Metió la cabeza por debajo de la ropa de cama besándome la barriga, a la punta de la polla le pasó la lengua por encima a la vez que me quitaba el pantalón, notaba que estaba a punto de sudar del calor, aparté la ropa para ver lo que me hacía, verle la carita mirándome a los ojos con su lengua dándole vueltas a la punta de mi polla me puso loco soltando un gemido, sonrió y se metió el capullo en la boca, pasándome la lengua alrededor estrujándomela con la mano por el tronco, como sabía darme gusto y disfrutar del sexo aquella mujer, me hacía gemir una vez detrás de otra, se metió la mitad succionándomela haciéndome levantar el culo del placer, bajó la cabeza y se la metió entera cerrando los labios, volviéndola a sacar y meter unas cuantas veces seguidas, la tenía toda mojada y a punto de reventar de lo tiesa que me la había puesto, se quitó la camiseta enseñándome aquellas dos maravillosas tetas, después me quitó la mía, puso una pierna a cada lado de mis caderas y se sentó encima metiéndose la polla lentamente hasta el fondo resoplando, dobló un poco el cuerpo y acercó un pezón a mi boca empezando a mover su cintura follándome, le agarré una teta amasándosela, con la otra mano se la acariciaba por un lado mientras le chupaba y lamía el pezón poniéndoselos duros y salidos, ella aceleraba sus movimientos haciéndonos gemir a los dos.
MARISA: ¿Te gusta mi amor?
YO: Me encanta.
MARISA: ¿Te gusta cómo te follo?
YO: Eres la tía que mejor me follas de este mundo cariño.
MARISA: ¿Te correrás conmigo por favor?
YO: Como sigas así te vas a enterar de cómo te voy a dejar el coño de leche.
Siguió gimiendo mordiéndose los labios, aumentó el ritmo de la follada empezando a gritar apretándome con las manos en el pecho, yo la seguía moviendo mis caderas, empezó a correrse con aquella carita tan sensual que yo también le empecé a soltar lechazos en su coño, que resbalaban por mi polla y caían en mis huevos, se estiró encima de mí sin sacársela mirándome.
MARISA: ¿Te lo has pasado bien cariño?
YO: Marisa, no te he visto nunca tan preocupada de si me lo pasaba bien o no contigo.
MARISA: Es que no quiero defraudarte más, necesito saber que te hago feliz.
YO: Sabes de sobras que follar contigo es lo que más me gusta en esta vida.
MARISA: Es que quiero superar con nota los días de prueba.
Nos reímos y nos abrazamos más fuerte.
Estaba feliz con ella teniéndola otra vez conmigo.
YO: Cariño.
MARISA: Sí, ¿quieres algo?
YO: Que sigas moviéndote despacito.
Me miró sonriendo y empezó de nuevo a mover las caderas lentamente, podía oír el ruido de los flujos con el roce de nuestros sexos poniéndose dura de nuevo mi polla.
MARISA: Cariño, ¿qué te pasa que te vuelves a empalmar de esta manera?
YO: Que no he tenido tú suerte de follar todo lo que te ha dado la gana estas semanas.
MARISA: No creas, no he follado tanto, era un tío más de postureo que de acción, he echado de menos tú polla como nunca.
YO: Ja, así estás aquí por mi polla no por mí.
Se puso a reír.
MARISA: Y también por tú lengua, tus ojitos, tú boquita.
Le hice dar media vuelta dejándola debajo de mí, le di tres golpes de cadera fuertes haciéndole gritar de gusto, bajé mi cabeza para chuparle y lamerle las tetas que tanto había echado de menos, Marisa reía y gemía a la vez, acabé de bajar la cabeza hasta su coño metiéndole la lengua en medio lamiéndoselo con mi corrida todavía por allí, pegó un grito dejando de reír poniendo los ojos en blanco, me metí su clítoris hinchado dentro de la boca succionándoselo sin dejar que parara de gritar, cuando pensé que le quedaba poco para correrse aparté la boca y le puse un dedo dentro de la vagina presionándole el punto G, a la vez le frotaba el clítoris estimulándoselo.
YO: Quiero un squirting cariño, córrete toda.
Me miró con los ojos muy abiertos pegando unos gritos tremendos, se empezó a correr saliéndole un chorro disparado, yo no paraba de frotarle el coño con cuatro dedos dispersándole el líquido que nunca supe si es que se estaban meando o era otra cosa, para hacerles un estudio estaba yo en esos momentos, cuando paró se quedó relajada en la cama respirando profundamente, le dejé un momento de tranquilidad, me puse de pie fuera de la cama, en el borde, me entendió a la primera girándose levantando el culo, poniéndose a cuatro patas apoyando su cabeza en un cojín, las piernas todavía le temblaban un poco, le fui metiendo la polla en el coño hasta el fondo dándole un pequeño cachete.
MARISA: Me vas a matar mi amor.
No le contesté y empecé una follada a buen ritmo volviéndole hacer gritar de gusto, al poco rato estaba a punto de volver a correrse.
YO: Claro que te voy a matar, a folladas, te voy a follar hasta que no puedas más.
Giró un poco la cabeza para mirarme, se corrió de nuevo moviendo todo el cuerpo que le aguantaba yo agarrándola fuerte por las caderas para que no se desplomara encima de la cama, le saqué la polla, tenía el coño mojado, hinchado y rojo de tanto meneo, le pasé dos dedos recogiendo flujo y se los froté por el ojete del culo lubricándolo.
MARISA: Sí mi amor, métemela en el culo, reviéntamelo y déjalo todo lo abierto que puedas.
Le puse la punta en el agujerito, ella al notarlo movió el culo para atrás metiéndosela hasta la mitad de golpe, saliéndole un alarido de dolor de la garganta, volvió a empujar para atrás y se la metió entera, soltando otro grito desgarrador, se movía adelante y atrás con todo el cuerpo para follarse ella misma el culo con toda la fuerza que podía, sin parar de gritar del dolor, me acabó volviendo loco de lujuria empujando con fuerza yo también con mis caderas, chocando con violencia contra su culo hasta que me corrí, pegando unos gritos tremendos de la excitación y el gusto que me estaba dando llenándoselo de leche, al sacarle la polla le fue saliendo por el agujero cayendo a la cama, ella jadeaba y se tocaba el agujero abriéndoselo comprobando como lo tenía, la puse estirada de lado en la cama y me coloqué delante besándole los labios con cariño.
YO: No lo vuelvas a hacer Marisa, no te castigues provocándote dolor de esta manera, a mí me vuelve loco follarte pero si tú también disfrutas, verte sufrir no me gusta.
Le caían lágrimas de los ojos sin dejar de mirarme con amor.
MARISA: Es que me lo merezco, y sé que tú nunca me harás daño, eso me hace sentir que he sido muy cruel contigo, si me hubieras dado unas cuantas hostias me sentiría mejor que con todo el amor que me das, me siento tan poca cosa a tú lado, tan mierda…
YO: Vale ya Marisa por favor, no lo vuelvas a repetir y punto, si lo que buscas es que te dé una paliza para sentirte mejor sabes que no lo voy a hacer, pero si quieres cariño y amor por mi parte también sabes que tendrás todo el que quieras, las únicas palizas que te voy a dar serán en el coño follándote, y prepárate que de esas no te vas a librar por dejarme tantos días sin poder disfrutar de ti.
Se puso a reír, le acaricié la cara besándole los labios y le ayudé a levantarse para meternos en la ducha, cuando salimos se puso la camiseta por encima.
MARISA: Igual tendré que ir a buscar al hotel algo de ropa.
YO: Nada de eso, los próximos días los pasaras aquí en casa sin salir, te vestirás con lo que puedas, te lavas las bragas y te las vuelves a poner cuando estén secas si quieres, sino, sin bragas puedes ir perfectamente, tu castigo será complacerme cuando yo quiera y como quiera, si superas esos días te haré un hueco en el armario para que puedas meter tus cosas.
Se descojonaba de risa.
MARISA: Puedo vivir el resto de mi vida así, si eso es un castigo no quiero que dejes de castigarme nunca.
Al día siguiente la dejé en casa por la mañana para ir a comprar algunas cosas para comer y beber, en el centro comercial había una tienda de ropa interior, entré y le compré un par de braguitas que me gustaron, cuando llegué a casa me ayudó a sacar la compra de las bolsas, le entregué una bolsita con las dos braguitas.
MARISA: ¿Me has comprado bragas?
YO: Sí, para arrancártelas en algún momento, sujetador no te hace falta, me gusta verte las tetas, ahora quiero que te pongas a hacer la comida mientras yo me voy a cambiar.
Al volver entré en la cocina, ella estaba lavando algunas verduras, me puse detrás y le besé el cuello, Marisa giró la cabeza para facilitarme poder hacerlo, se lo volví a besar lamiéndoselo, después subí la lengua hasta atrapar entre mis labios el lóbulo de la oreja, dejó de lavar las verduras dejando las manos quietas, le fui subiendo las mías por los muslos pasándoselas por las caderas, parando en la cintura levantándole la camiseta, le susurré en el oído.
YO: No llevas bragas cochinilla.
Sonrió abriendo un poco la boca aspirando aire excitándose, me bajé con una mano el pantalón cogiéndome la polla, acercándome más con mi cuerpo al suyo poniéndosela entre los muslos apretándosela contra su coño, cerró las piernas para aguantarla y sentirla más, moviendo el culo adelante y atrás lentamente para frotarse el chichi con ella, soltando el aire de sus pulmones llevando un brazo para atrás agarrándome por la nuca, mientras yo le pasaba los brazos por delante debajo de la camiseta acariciándole las tetas.
MARISA: Sigue mi amor, me encanta que me toques.
YO: No te fíes, esto es una venganza por mi parte, cuando te tenga muy caliente te dejaré con las ganas, para que sepas lo que es estar unas semanas sin poder tocarme.
Le cambió la carita poniéndose triste.
MARISA: Me da igual mi vida, aceptaré lo que tú me quieras hacer.
Estiré más las piernas frotándome la polla contra su coñito con más fuerza, haciéndola gemir notando como se le mojaba.
YO: Ahora que te tengo calentita abre las piernas que la voy a sacar del medio.
Seguía seria, las abrió lentamente no queriendo hacerlo, me cogí la polla con la mano y se la apunté en el agujerito del coño metiéndosela, haciéndole dar un grito de sorpresa y placer.
YO: ¿Tú te crees que yo soy idiota cariño?, con las ganas que tengo de disfrutar de ti.
Se la saqué y metí varias veces con fuerza, ella gemía recobrando la sonrisa, se le iluminaba la carita de ilusión, le tocaba los pezones que los tenía como una piedra.
YO (susurrando): Saca el culito cariño, que te quiero follar hasta que te corras.
Rió llevando el culo para atrás hasta apoyarse con los antebrazos en el mueble, empezando a metérsela y sacársela a un ritmo suave sin pausa disfrutando de cada momento.
MARISA: Córrete conmigo mi amor.
Le di una palmada en el culo y aumenté el ritmo, se puso de puntillas gimiendo, la llevé al orgasmo corriéndonos los dos juntos.
Al día siguiente fuimos a su hotel a buscar su ropa y pagar la cuenta, trasladándose a vivir a casa conmigo, como siempre debió ser, yo estaba contento de estar otra vez con ella, me gustaba ese sentimiento de culpa que tenía ella de haberme hecho daño, estaba muy pendiente de mis deseos y de cualquier cosa que me pasara.