Marisa (1)

Me llamo Javi y os voy a contar mi historia...

Me llamo Javi y os voy a contar mi historia, soy un chaval de veintitantos años, moreno con ojos de color miel, estatura media y complexión delgadito.

Llevaba con mi novia Mabel una relación de tres años más o menos, cada uno vivía en su casa porque en esos momentos no nos podíamos permitir alquilar un apartamento como nos hubiera gustado, nos veíamos cada día normalmente por la tarde cuando acabábamos de trabajar aunque no siempre teníamos los dos trabajo a la vez, por supuesto pasábamos juntos los fines de semana.

Yo pensaba que la relación con ella era lo normal, nos encontrábamos para tomar algo, esperábamos que se hiciera de noche y buscábamos un lugar íntimo para hacer nuestras “cosas”. Un parque grande cercano era uno de nuestros sitios preferidos, en el sexo suponía que también estábamos dentro de los parámetros digamos “normales”, algo de sexo oral aunque ella nunca me dejó correrme en su boca por mucho que le insistí y nada de anal, la verdad es que eso lo entendía, yo no me consideraba un tío guapo aunque me mantenía más o menos en forma jugando al futbol con un equipo de mi barrio que entrenábamos dos días a la semana, de lo que sí estaba convencido es que tenía algo que estaba por encima de la media, y eso era mi polla, toda la vida me habían hecho algunos comentarios por el tamaño y el grosor, de hecho con mi novia al principio me costó convencerla para follar porque se asustaba al ver el tamaño, dejé que ella se fuera acostumbrando sin atosigarla, empezó haciéndome pajas que después acompañaba con mamaditas, yo intentaba ponerla cachonda en cada encuentro acariciándole y chupándole el coño con suavidad y paciencia, a ver si en una de esas me dejaba utilizar el condón que guardaba en la cartera no sé cuánto tiempo.

Siempre le decía que llevara falda porque era más fácil meter la mano por debajo para encontrar el “premio” y si alguien se acercaba bajándola rápido disimulábamos, fue en el parque una noche que estábamos en nuestro rincón favorito, era un trozo de hierba que estaba apartado y tapado por unos arbustos, por la noche no pasaba casi nadie por allí y si alguien venía se veía de lejos, estábamos sentado besándonos y yo le desabrochaba los botones de la camisa, lo suficiente para poder meter la mano y acariciarle las tetas por encima del sujetador, después se lo desabrochaba dejándoselo suelto dentro de la camisa, así podía sentir la piel fina de sus pezones que me gustaba pellizcar suavemente para ponérselos duros.

Ella mientras tanto me acariciaba la cara y el cuello sin dejar de besarnos, el siguiente paso era meter la mano por debajo de la falda para subir despacio por sus muslos hasta alcanzarle el coño para sobarlo un poco por encima de las bragas, en ese momento ella me empezaba a bajar la cremallera del pantalón, yo normalmente perdía la paciencia y me lo desabrochaba sacándome la polla para que ella la pudiera agarrar bien y empezar una paja lenta, a la vez que yo le apartaba las bragas y contactaba con su chocho con mis dedos, muchas veces le acababa de quitar las bragas para tocarla mejor.

Aquel día yo estaba muy caliente y a ella le notaba con mis dedos especialmente mojada, nos fuimos recostando en la hierba y poco a poco me fui colocando encima suyo, era algo que alguna vez habíamos hecho y era lo máximo a lo que habíamos llegado, que era ponerme encima y ella cogiéndome la polla se la frotaba y restregaba por su chichi haciéndose una paja hasta que se corría, os podéis imaginar que en ese momento yo estaba caliente de la ostia intentado hacer fuerza para dirigir la punta del cipote a su agujerito, pero ella lo tenía bien sujeto y no me dejaba nunca, acabando haciéndome una mamada y una paja hasta que me corría.

Aquel día estaba restregándose la polla por su coño empapado, empezaba a poner los ojos en blanco cuando le agarré su mano con la mía y le puse la punta en la entrada de su agujerito, me miró con los ojos muy abiertos, le susurré al oído que me dejara un poquito apartándole la mano, ella lo hizo sin decir nada, le iba a meter la puntita y entre abrió la boca para gemir y entonces…

MABEL: ¿Tienes un condón?

La ostia que manera de romper un momento tan mágico joder, yo a punto de meterle la polla a la chica con la que llevaba casi un mes saliendo, muriéndome de ganas de hacerlo con la picha a punto de reventar y me pregunta en ese momento, ¿si tengo un condón?, la magia del momento a tomar por culo, pero aunque se rompiera el momento dulce no era cuestión de perder la oportunidad.

YO: Sí cariño.

Lo saqué de la cartera y lo abrí poniéndomelo con prisas, me agaché para chuparle el chumino para mantenerlo mojado pero ya lo estaba suficiente, me cogió por la nuca para que me pusiera encima besándome, me cogí la polla y la apunté a su agujero metiéndole la puntita, se le abrieron los ojos.

MABEL: Despacio por favor.

La metí un poco más dando ella un pequeño grito, paré en seco.

YO: ¿Todo bien cariño?

MABEL: Sí, sí, sigue es más la impresión que otra cosa.

La verdad es que la sensación que tenía yo era que entraba si ningún problema, la fui metiendo más profundamente poco a poco, ella gemía un poco asustada.

MABEL: Ya, ya, por favor, no me la metas más.

YO: Es que no podría aunque quisiera nena, la tienes toda dentro y bien metida.

MABEL: ¿¡Eh!, cómo?

Pasó una mano por debajo para tocar con un dedo mi polla y su coño comprobando que era verdad, me miró excitada besándome, yo aproveché para sacarle la mitad y volver a meterla, pegó un grito de placer abriendo los ojos encendidos de lo cachonda que estaba, la saqué un poco más de la mitad y la metí un poco más rápido sacándole otro gemido, llevando la cabeza para atrás poniendo los ojos en blanco.

MABEL: No pares, cariño no pares.

A partir de ese momento empezaron mis caderas con un ritmo alto metiendo y sacando toda la polla que podía, ella no paraba de gritar agarrándose fuerte a mi espalda hasta correrse de una forma escandalosa que me hizo llenar el condón de semen.

Ese fue el primer día que follamos y a partir de ahí no tenía ningún problema siempre que llevara los condones preparados.

Como os decía llevábamos casi tres años juntos, un día al acabar el entrenamiento de futbol con los chicos nos vino a visitar un compañero que estaba lesionado, le quedaba un mes para recuperarse, lo saludamos y me pidió si podíamos hablar cuando me duchara, a mí aquello me extrañó, era un compañero de equipo con el que habíamos ido con todos a tomar algunas cervezas a veces, pero no estaba dentro del círculo de amigos de más confianza.

PEDRO: Mira, igual me meto donde no me llaman pero creo que tengo que decírtelo, mi novia trabaja al lado del “Meridional”…

Era un bar de pijos bastante caro que normalmente no íbamos o lo hacíamos de tanto en tanto como algo excepcional.

PEDRO: …el caso es que el otro día, el martes cuando estabais entrenando la fui a buscar por la tarde y vi a Mabel entrar.

Coño, me dejó muy extrañado pero quise disimular para no parecer un gilipollas. El la conocía porque alguna vez habíamos ido todo el equipo con las parejas a tomar algo.

YO: Bueno, a veces va con algunas amigas a tomar algo.

PEDRO: Mira Javi, cuando yo la vi iba muy bien vestida, como de fiesta, y el que iba a su lado no era precisamente una chica, era un tío con una pinta de pijo guaperas que te cagas.

Me dejó seco, Mabel no me había dicho que salía ni me explicaba nada la hija de puta, aquello tenía una pinta a que me estaban poniendo una cornamenta del quince.

PEDRO: Por eso te he pedido para hablar más discretamente, no te preocupes que yo no diré nada a nadie, es cosa tuya.

Se lo agradecí y me fui con la mosca detrás de la oreja, cuando nos vimos con Mabel al día siguiente.

YO: Ayer me dijo un compañero de equipo que te vio cerca del Meridional.

Me miró un momento con la cara seria pensando y rápidamente cambio a una sonrisilla.

MABEL: Sí, quedamos por esa zona algunas amigas para hablar un rato de nuestras cosas, ya sabes.

YO: A vale, es lo que le dije al chico que debía de ser.

La cabrona no me dijo nada de ningún tío y eso me puso en alerta, así que el siguiente día que me tocaba entrenar no fui y esperé escondido cerca de la puerta de su casa. Salió a la acera y se paró de pie mirando para la calle como si esperara a alguien, muy bien vestida y muy guapa por cierto, no tardó mucho en llegar un buen coche subiéndose, no me pareció que lo besara, me subí en el mío y los seguí teniendo bastante claro por el camino que iban a donde se dirigían, aparcaron cerca del bar y entraron, desde fuera los podía ver tomando algo y hablando en una mesa, de tanto en tanto se tocaban una mano y sonreían, a mi me estaba entrando una mala leche con ganas de entrar y sacarla de los pelos insultándola, pero la verdad es que no tenía ninguna prueba de que aquello fuera algo serio, o mejor dicho, no lo quería ver que es otra cosa. Cuando se acabaron las bebidas salieron del local, camino de su coche él le pasó el brazo por el hombro.

Aquello ya me empezó a revolver el estomago, entré a mi coche y esperé que pasaran para seguirlos a cierta distancia, dejando algunos coches entre medio, entraron en una urbanización, me costó más seguirlos porque no había casi tráfico y no quería que se dieran cuenta que estaba detrás, entraron con él coche en una casa, paré un buen trozo antes de llegar y me bajé haciéndolo a pie mirando para la casa, vi como salieron del vehículo y entraron dentro, por suerte la casa era toda en una misma planta, me acerqué despacio por si tuviera algún perro y se pusiera a ladrar delatándome, tras comprobar que no había perro, pensé que seguramente la perra estaba dentro de la casa con aquel hijo puta, salté la valla acercándome agachado a una ventana, era la del salón comedor, estaban las luces apagadas y vi una luz encendida en un pasillo que debían estar las habitaciones, daban al otro lado de la casa, así que la rodeé mirando por cada ventana que encontraba, al girar por la fachada de atrás vi una ventana de donde salía la única luz encendida, me acerqué con el corazón en un puño y las pulsaciones a diez mil, la persiana estaba casi cerrada pero dejaron una rendija por abajo, por donde podía ver perfectamente lo que hacían dentro, miré y me encontré con lo que ya me esperaba, se estaban besando de pie y el tío tenía una mano por debajo de la falda de Mabel tocándole el coño, a la vez que ella le apretaba el paquete con la suya, me giré sentándome en el suelo, pensando qué coño hacer, ¿me iba, o me quedaba y me empapaba bien de lo cornudo que era?, decidí que ya que estaba allí iba a ver como se follaban a mi novia, la verdad es que a pesar del cabreo tenía cierto morbillo de verla follando con otro.

Se fueron quitando la ropa, Mabel se arrodilló en bragas y le cogió la polla metiéndosela en la boca con el tío totalmente en pelotas, se la chupaba y mamaba de una manera que la hija de puta nunca lo había hecho conmigo, el tío la cogía por el pelo y le metía la polla hasta la garganta teniéndola medio ahogada dando arcadas, cuando se la sacaba Mabel tosía sacando saliva por la boca, en cuanto se recuperaba se la volvía a meter hasta el fondo, con unas ganas que se le veían a ella de tragársela que yo alucinaba, el tipo la estiró en la cama boca arriba, le cogió las bragas y de un tirón se las rompió arrancándoselas, le metió la boca en el coño lamiéndoselo que le hacía dar saltos en la cama, pegando unos gritos alucinantes hasta que se corrió poniendo los ojos en blanco.

La giró cogiéndola por la cintura poniéndola a cuatro patas, se acercó a ella con una buena polla que tenía y se la metió de golpe hasta el fondo, volviéndole a hacer gritar de gusto, la empotraba con todas sus fuerzas sonando unos golpes de puta madre cada vez que se la metía al chocar los cuerpos, ella no paraba de gemir y gritar pidiendo que le diera más fuerte, cuando conmigo la cabrona solo hacía que decirme que fuera despacio y con cuidado, se volvió a correr como una perra y entonces sí que aluciné, el hijo puta se mojó la palma de la mano de saliva pasándosela por el ojete, sin esperar le metió media polla en el culo, ella pegó un grito pidiéndole más, que cabrona de mierda que a mí no me había dejado ni meterle el dedo pequeño, diciéndome que aquello era una guarrada, y le estaba pidiendo aquel pijo asqueroso que se la metiera hasta el fondo, el tío se quedó a gusto follándole el culo dándole unos buenos pollazos, de tanto en tanto se la sacaba abriéndole las nalgas para mirarle como le había dejado el ojete de dilatado y abierto, volviéndosela a meter como un animal haciéndola gritar.

Y para acabar hizo que se arrodillara delante de él con la boca abierta mientras se hacía una paja para tirárselo todo dentro, en ese momento pensé y saqué el móvil rápido intentando grabar por la rendija de la persiana, vi por el móvil como el tío se le corría en la boca llenándosela de leche, acabando tirándole los últimos lechazos en la cara.

La hija de la gran puta hacía una cara de felicidad que fue lo que me hizo más daño, me levanté y salí de aquel jardín sin importarme una mierda que me pillaran, me subí al coche y me fui a mi casa encerrándome en la habitación, estirado en la cama por la cabeza me pasaban todas las imágenes, como si fuera una película de Mabel follando de aquella manera, me cogí la polla y me hice una paja, acabando con una corrida sacando leche como pocas veces había visto dejando las sabanas hechas una mierda, me fui a duchar y cambié las sabanas cuando me llegó un mensaje de Mabel.

MABEL: “¿Cómo estás cariño, todo bien?”

A ti sí que te han dejado bien hija de puta pensé, me estuve mirando un rato el mensaje sin saber muy bien qué hacer, finalmente inserté el video de la corrida en su boca y cara con un mensaje…

“ERES UNA PUTA CERDA”

Le di al símbolo de enviar y así acabó casi tres años con mi primera relación seria.