Mariposa (2)
Finalmente la 2ª parte de esta trilogia espero la disfruten.
Nos miramos un momento mas, entendí lo que ambos queríamos que pasara, nunca sentí esa opresión tan extraña, me hacia sentir raro, pero me gustaba, me perdí en ti, en tu ser, en el calor de tu cuerpo.
Tomaste el primer botón de mi camisa con tus dientes, haciéndolo ceder por la presión de tus dientes, el sentir tu aliento rozar mi piel que comenzaba a ser expuesta hizo que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo, haciendo que involuntariamente dejara escapar un jadeo que provoco que yo mismo me avergonzara, sonreíste y retiraste esa mano que instintivamente había parado en mi boca
-Pab, solo deje monos llevar, no hay nada de que avergonzarte estas conmigo y con nadie mas- mis ojos miraron la resplandeciente sonrisa que había en tu rostro, en ese momento sentí una calma tan acogedora como si todo a mi alrededor se hiciera nada y solo estuviéramos tu y yo -Mar yo siempre te voy a amar y por ello siempre voy a confiar en ti-
Sonreíste y besaste mi frente, mi nariz y rozaste ligeramente mis labios un roce que podría haber sido nada, pero en mi era algo que me llevo rápidamente a la desaparición. Tus roces en mi cuerpo que no parecían caricias si no simples aleteos de mariposas que se negaban a posarse sobre la flor que se le mostraba en total entrega, por todo mi ser sentí que ya no tenia el control de mi, mi mente era una tormenta cargada de remolinos de confusión, una laguna que mostraba mi propio reflejo en la deformidad, pero mi cuerpo...
Mi cuerpo estaba cubierto de placer sentía tu lengua humedecer mi pezón sobre la camisa, mientras mis dedos se enredaron entre tu espesa cabellera era tan sedosa - Maa...aah- la ropa comenzó a estorbarnos y desabrochaste con cierta prisa y desesperación mi camisa, mientras yo tomaba el borde de tu playera y comencé a quitarte la.
Nuestros intentos eran tan rápidos, desesperados y al mismo tiempo torpes que resbalamos sobre la cama en la cual estábamos sentados forcejeando con las prendas que ahora se encontraban en el piso, mientras nosotros nos encontrábamos tumbados en la cama mirando nuestro reflejo en los ojos del otro, al ver tus mares, me ahogue para siempre en ellos, aun ahora después de todo lo que vivimos , jamás pude recuperar mi alma de aquella marea que fue tu mirada, fue un golpe preciso de mar, contra tierra, que a pesar de ser tan diferentes no sobreviven el uno sin el otro, y eso éramos tu y yo en ese momento, la viva imagen del mar que ruega por fundirse con la tierra, y de la tierra que a pesar de saber que talvez no vuelva a sentir el aire, quiere formar parte del mar.
Mis manos se fundieron con el calor de tu piel, las tuyas siempre tan frías como el agua rozaban mi piel, tus dedos alcanzaron la orilla de mi pantalón y las mías se posaron en tus caderas, fuiste el primero en actuar como fuertes olas que arrastraron mis ultimas prendas al suelo, tus ojos parecían perderse en mi, cambie de posición contigo dejándote bajo de mi, ahora se porque me veías justo donde yo estaba hace un momento cae un rayo de luna, al quitarte tus ultimas prendas veo una visión que párese incorpórea, te ves como el ángel que nunca creí que cuidara de mi, tus mares me miran enternecido soy tan transparente para ti como tu lo eres para mi, me inclino y beso tus labios nuestros cuerpos se rozan y volvemos a perdernos en este hermoso momento.
-Pab, prométeme que no importa lo que pase siempre seremos uno- tus ojos parecían prever algo que yo simplemente ignoraba, en ocasiones pienso que eres mas que un filosofo, que eres el vidente que disipa las nieblas de mi futuro y que me protege de las tinieblas de mi pasado.
-Claro que siempre seremos uno, después de hoy ni la muerte nos separara te lo juro- te vi eras la visión mas perfecta que se colase por mis pupilas
-No, no jures eso, solo prométeme que siempre seremos uno- tu mirada se veía preocupada, eso me altero un poco dado el momento en el que estábamos
-Esta bien Mar te prometo que siempre seremos uno- te dije sonriendo, sonreíste y del cajón que estaba al lado de tu cama sacaste un cutter- ¿Para que quieres eso Mar?- te pregunte asustado
-Ya veras- me miraste y besaste mis labios con ternura infinita, tomaste el cutter y cortaste tu mano
-¿Por que haz hecho eso?- tome tu mano y la bese- Vamos al baño para curarte- me puse en pie
-Para prometer por mi- fue tu simple respuesta- prometo por mi vida, por la sangre que ves correr por mis venas y por las mariposas que vuelan a mi corazón que tu y yo siempre seremos uno-
-Entiendo- acababa de comprenderte, tome el cutter y me corte en la misma mano que tu- Yo prometo por mi, por mi sangre, por mi vida, mis sueños y las mariposas que vuelan cada que estoy contigo a mi corazón que seremos uno hoy y siempre- uní mi mano con la tuya y te bese, nuestros cuerpos desnudos se fundieron y en ese momento comprendí que en verdad éramos uno, embonábamos como dos piezas creadas la una para la otra.
-Pab... Si algo llega a pasarme recuerda que siempre seremos uno no importa donde este, pero también quiero que si desaparezco, si ya no estoy aquí, quiero que me olvides que vuelvas a amar, pues no quiero ser culpable de tu soledad eso no me dejaría descansar- tomaste mi rostro y me besaste, ese comentario tuyo me dejo fría el alma, si ya no estuvieras aquí, es que acaso algo malo te pasaba
-Mar eso para mi seria imposible, dime que me ocultas nunca me haz ocultado nada- mira con desesperación tus bellos mares que se mostraban tan cristalinos como siempre, y en vano seguí buscando ahí la respuesta que tu no querías darme.
-Pab, ahí cosas que es mejor no saber, hasta el ultimo momento- te sentaste sobre mi tus nalgas rozaron mi miembro y de mis labios escapo un jadeo, estabas evadiendo el tema, y yo deje que lo hicieras, te recosté bajo de mi y puse mis dedos en tu boca, a pesar de que estaban manchados de nuestra sangre parecía no molestarte los chupaste como su de un dulce se tratase, una ves cumplido mi objetivo los quite de tu calida boca y te bese, bajando uno de ellos a tu estrecha entrada, era la primera vez que hacíamos esto y yo temía lastimarte, mi primer dedo irrumpió en tu ano y te tensarte arañando mi espalda mientras tus quejas morían en mi boca con mi mano libre acaricie tu vientre y comenzaste a relajarte, al poco tiempo junte mi segundo dedo, deje que te acostumbraras y comencé a bombear en tu interior tus quejas se volvieron gemidos que golpearon de lleno mi razón haciendo que esta cayera muerta en un rincón de mi mente, saque mis dedos de tu interior y mi pene se coló entre tu estrecha entrada, de tus tiernos labios salio un grito que me desgarro el alma, y mi razón revivió por un instante en el cual me detuve y te miro asustado
-¿Te lastime?- fue la pregunta mas estupida que pude haber hecho, me miraste con lagrimas en los ojos, sonreíste con dificultad
-Continua estoy bien, solo ve mas despacio- arañaste mi espalda en el momento que reanude mi penetración, apretabas los dientes para no gritar pero yo ya no podía detenerme por fin para alivio de los dos ya estaba dentro, una vez que te acostumbraste abrazaste mi cuello y moviste tus caderas para darme a entender que estabas listo, comencé a moverme en tu interior y vi una mueca de dolor en tu bello rostro que me hizo frenar
-No te detengas estoy bien ya me acostumbrare- te mire algo asustado pero confié en ti, comencé a moverme de nuevo y pronto los dos gemíamos de placer, mi cordura ya no estaba y tu rostro de ángel se desvaneció en ese instante una corriente de placer se adueño de mi y se alimentaba de la melodía que eran tus gemidos mi mente estaba embotada en algún lugar del universo, tus manos se aferraban a mi espalda, te abrase y tus piernas se enredaron en mis caderas haciendo de aquella experiencia algo mas placentero y profundo, te bese en los labios pidiendo permiso de entrar a tu boca, el cual me dite sin problemas, fue como querer reconocer tu tibia boca, tus gemidos morían en mi boca y los míos en la tuya, pronto acabaría de eso no tenia duda y tu también pues cada vez tus uñas se enterraban con mayor rudeza en mi piel, no paso mucho cuando te sentí tensarte y terminaste en el vientre de los dos y lo estrecho que te volviste provoco que al instante me viniera en tu interior, cayendo de lleno sobre ti pues estaba rendido.
- Perdona mi vine dentro- te dije avergonzado entre jadeos, me gire quedando de costado frente a ti, para poder ver tu bello rostro
-No me molesta después de todo no soy una chica- recargaste tu cabeza en mi pecho y yo te abrase- Sabes deberíamos limpiarnos mi tía dice que esto se pone asqueroso y muy pegajoso una vez que se enfría- hice una mueca de asco y tu reíste
-Entonces espera acá que seguro no te podrás parar, voy a lavarme y vuelvo por ti- me puse en pie con cierta dificultad, me metí en el baño de tu habitación, me limpie a conciencia dándome una ducha lo mas rápida que pude para sentirme limpio, me vestí de un pijama que había tomado de las cajoneras del baño y salí en tu encuentro- Pues bien dulce príncipe su trasporte esta aquí para usted- sonreí y te cargue después del baño parecía que mis fuerzas se hubiesen restaurado
-Pues gracias- pasaste tus manos por mi cuello y te levante, te lleve al la tina y te senté en el baño
-Espera aquí te prepare el agua- dije abriendo el agua de la regadera la deje tibia y fui por la silla de plástico que estaba en tu cuarto- Hoy será servicio completo- te volví a cargar y te deje en la silla te bañaste solo porque así lo pediste, te ayude a secarte y a vestirte y solo por gusto te volví a cargar hasta tu cama
-Te amo tanto- te bese la frente y me aferre a ti como si alguien pudiera apartarte de mi
-Yo también te amo- tus manos se aferraron al pijama y fue así como nos fuimos quedando dormidos mientras nos abrazábamos, aunque no lo sabia tu si, a partir de ese momento un difícil futuro nos esperaba.