Mariola, la mujer que no sabia amar

Ella de pronto puso su mano en mi pene sobre el pantalón y lo acariciaba torpemente, no sabia que hacer con el, me daba igual, estaba en la gloria yo le enseñaría.

MARIOLA, LA MUJER QUE NO SABIA AMAR.

Siempre he querido contar lo que me paso hace algún tiempo, aunque no sé si sabré llevar al papel aquellos sentimientos. Van mis recuerdos hacia una mujer madura, de quien siempre pensé que me enseñaría mas que las niñatas con las que salía, y al final fui yo el maestro, aunque también aprendí mucho. Nos remontamos a 1993 y es totalmente real.

Había terminado mi carrera de arquitecto recientemente y aunque trabajaba con mi padre y hacia mis pinitos, tenia mucho tiempo libre. Un día, estando tomando cervezas un amigo de la familia comento que su hijo de 13 años iba muy mal en matemáticas y que buscaba un profesor particular, mi padre ni corto ni perezoso dijo que yo le haría el favor. Vaya coñazo, a mis 27 años haciendo de niñera de un niño pijo. Después de mi negativa en casa y la correspondiente bronca de mi padre, que si era egoísta, que esta juventud, que no nos sacrificábamos por nadie, en fin que a regañadientes un viernes por la tarde quede para presentarme en casa del finado.

Me hice de nuevas, como si no me importase, al recibirme el padre de la criatura y presentármelo. Se llamaba Alvaro y resulto ser un chaval excelente y muy simpático. El hombre se tenia que ir por lo que nos dejo en el salón conociéndonos y avisando que su mujer Mariola saldría en un momento. Hablando de mil cosas, aparece bajo el marco de la puerta la mujer con la cara, no bonita, sino de buena persona, con una sonrisa radiante, pelo largo moreno, cara aceitunada morena de playa, ojos negros azabaches y brillantes, preciosa.

Cuando salí del pasmo, no se si le dije ni hola, la mire mas detenidamente mientras hablábamos distendidos. Falda negra entallada a media pierna y que piernas, largas como ellas solas y una camisa de seda cruda que dejaba transparentar un poco el sujetador de blonda y un pecho mas bien grande que quitaba el sentido. Era diez años mayor que yo pero estaba de muerte, aunque mi mente me decía que era la mujer del amigo de mi padre y la rechazaba, mi pene cada vez que pensaba en ella se ponía en activo, parecía un intermitente, de pronto muy duro de pronto morcillón. Así acabo la presentación y quedamos en que todos los viernes repasaríamos toda la semana durante la tarde.

Para mí la tarde del viernes era especial, aunque tenia novia la cual me dejaba seco casi a diario, mi calentura al llamar a ese timbre era espectacular. Y Mariola que creo lo sabia, me abría siempre y cada día mas arreglada y más bonita. Pasaba el tiempo y como es natural teníamos mas confianza todos. Ella a media tarde siempre hacia un hueco para merendar y así mientras tomábamos café intimábamos sobre muchísimos temas, siempre me decía que era muy guapo que mi novia estaría contentísima conmigo, que era muy tierno, que se podía conversar conmigo, a no me importaba lo que dijese, llevaba casi un año de profesor y seguía estando loco por ella, ya me daba igual, solo pensaba que era mayor y que se reiría de un amor juvenil, así que seguí callado. Hasta que un día salió el tema del amor y la ternura entre parejas y ella dijo que eso no existía, algo que me sorprendió ya que no puedo entender esa situación, pero su hijo Alvaro también dijo que su padre solo venia a casa a reñir y a pegar. Sorprendente, ya que era uno de los amigos de mi padre más simpáticos y agradables en la calle, pero un ogro en su casa.

Esa noche en plena efervescencia amorosa recuerdo que le escribí una nota, apenas se lo que puse, pero era muy pasional, aun me queda en la memoria una frase " si no te expreso esto, siempre quedara como algo que no ha nacido, y no puedo evitar quererte mi vida porque los sentimientos no tienen edad...." Al día siguiente me arme de valor y llame a su casa para decirle que tenia que darle algo a Alvaro. Era por la mañana y me recibio con un batín de ducha blanco excusándose, yo la bese en la mejilla y mirándola fijamente le dije que era a ella a quien le iba a dar algo y saque la misiva. Por favor léela cuando estés sola.

Aquella tarde me llamo llorosa, diciéndome que era una locura, que no podía ser, era mayor, yo le decía que lo sentía, no podía evitarlo, que era una preciosidad a sus cuarenta años, que necesitaba amarla. Estuvimos con ese tira y afloja telefónico toda la semana hasta el viernes, día de clases. Todo fue normal, pero al irme en la puerta me dio un pequeño beso en los labios y me pregunto si mañana sábado podríamos tomar café juntos. Claro, en mi casa de soltero, prometo ser bueno, estaré allí toda la mañana, ven cuando quieras.

Esa noche, apenas dormí, mi amor vendría a casa, no sabia que hacer, como vestirme, que decir. Al final opte por mi chándal de la española que se que me sienta muy bien y espere nervioso hasta que sonó el fono portero, era ella, subía, yo miraba por la mirilla y le abrí sin llamar.

Yo nervioso y ella preciosa, con sonrisa temblorosa, camisa crema, traje color café, olía a Poisson, era una diosa, la bese en la mejilla y entro. Nada mas cerrar la puerta la abrace y le di un urgente beso en la boca, el primero, ella respondió y me dejo llegar a su lengua, cuando note que no sabia besar, que raro. Ella con lagrimas en los ojos me decía, estoy loca, pero te quiero, no debo pero nunca he sentido esto, mientras tanto yo la besaba por donde podía.

A mi pesar, nos separamos y la invite a desayunar, entonces me contó que se había casado muy joven de penalti, que su marido era un monstruo, le pegaba, solo se iba de putas y ella para él era una más. Que nunca había hecho el amor solo la habían usado. Yo me levante la cogí de la mano y la abrace diciendo, Mariola, deja que te ame, déjame enseñarte que es eso, no haré nada que tu no quieras pero siente la ternura y déjate hacer mi amor.

Empezamos a besarnos suavemente, ella no sabia ni donde poner las manos, yo estaba en mi ambiente, era una niña, sabia a donde quería llevarla. Empecé a acariciar sus cabellos, besar sus orejas, de vez en cuando sacaba un poco la lengua y le chupaba suavemente en cualquier sitio, vuelta a su boca, ella cada vez la abría más, se estaba dejando ir. Sus brazos me rodeaban ya, empecé a apoyar mi pene en su entrepierna, estaba muy duro ella lo notaba y respiraba fuerte. Mis manos con disimulo empezaron a rozar los limites de su pecho, estire un dedo en dirección al pezón, lo notaba erecto sobre el tejido, mi mano se posesiono de todo el pecho y lo apretaba suavemente mientras la besaba y mi otra mano empezaba a acariciarla por el culo de un lado a otro. Ella de pronto puso su mano en mi pene sobre el pantalón y lo acariciaba torpemente, no sabia que hacer con el, me daba igual, estaba en la gloria yo le enseñaría.

Mariola déjame amarte mi vida, y la bese de nuevo mientras con cuidado le solté la presilla y la cremallera de la falda y esta callo por peso, estaba con sus bragas de blonda pegada a mi, mi polla apretada contra su pubis, miraba su culo mientras la besaba por encima del hombro, que culo, que bonito. Le saque el pecho y empecé a bajar hacia ellos, me metí el pezón en la boca una y otra vez, los saboree. Ella me apretaba la cabeza y gemía, mi vida que suave eres, nunca había sentido esto. Claro, la estaba amando quería entregarme, le acariciaba el coño sobre las bragas, empecé a arrodillarme. No, eso nunca me lo han hecho, déjame Mariola, solo besarte y me puse frente a su pubis que se veía muy peludo y negro sobre su encaje blanco, olía a limpio y a jabón, le di un beso mientras mi mano la acariciaba, levante la vista le dije te quiero, ella cerraba los ojos, empecé a bajarle las bragas, intento oponerse pero me dejo. Todo su espléndido coño estaba ante mis ojos, metí mi nariz, mi boca, empecé a besarlo, abrí sus piernas y me metí debajo para comérselo todo, no me dio ni tiempo, nada mas tocar su clítoris dio un gritito y sentí que se le aflojaban las piernas, se había corrido, me obligo a levantarme y me pidió perdón, que vergüenza dijo. Yo la mire sonriendo y le dije ¿vergüenza? Mi amor esto es el principio ven conmigo, y así desnuda la lleve a mi cama dándole besos.

La tumbe y le dije, Mariola relájate, déjame hacer y disfruta mi vida, esto es hacer el amor. La bese, le abrí de piernas y me agache de nuevo a su coño, empecé a lamerlo y acariciar su clítoris suavemente, ella avergonzada gemía y disfrutaba, le metí un dedo lentamente y con cuidado, estaba muy mojada mientras lo movía puse mis labios en su clítoris y lo besaba y chupaba a la vez. Siiii mi amor, sigue sigue, nunca había sentido esto, te quiero, cuidado que me corro, yo movía el dedo y chupaba sin parar hasta que sentí sus grititos y convulsiones, apreté su clítoris y deje mi dedo dentro muy suave para que no parase, fue cuando me saque mi polla que estaba ya a mil y levantando sus piernas que estaban flojas y rendidas la abrí para mi. Le mire a los ojos y le dije mi vida, te quiero, te deseo, déjame hacerte el amor y sin dudarlo la penetre y me metí en mantequilla, empecé a moverme como loco pero sintiéndola a ella, que reía y lloraba a la vez, mi amor nunca había sentido esto, que bonito es, te quiero, hazme el amor, siii y volvió a correrse.

La abrace y la besaba mientras sonreía, yo no me había corrido, ella me pregunto por que, y empezó a acariciarme torpemente, yo le pedí que me la mamase, ella dijo que le daba asco, nunca lo había hecho, le pregunte, ¿te ha desagradado algo? Pues esto es igual de bueno, pruébalo y tu dirás. Con timidez acerco su boca a mi polla y la probo un poco, empezó a besarla y cuando me di cuenta la tenia dentro. Si mi amor chupala con suavidad, me estas matando Mariola, así mi vida, ella chupaba y chupaba, me follaba con la boca, su instinto había ganado. Mientras acariciaba su cabeza la guiaba, chupa la punta, toma mis jugos, métetela, échale saliva, así amor, sigue que me voy a correr, te daré mi leche, quiero que me pruebes, aguanta dentro mi vida, ella se movía mas rápido, notaba su ansia. Así mi vida, te lo has ganado, toma mi leche y me corrí en su boca, ella gimió pero no se salió y siguió chupando y lamiendo hasta que no aguante mas y le dije para, para, la levante y la vi con un mohín en la boca sin saber que hacer, entonces la bese y tenia toda la leche dentro, empezamos a jugar con las lenguas y la leche hasta que nos la tragamos toda.

Ya abrazados, me dijo que le había gustado conmigo, pero que su marido le daba asco y que jamás se lo haría. Mariola, por amor se hace cualquier cosa mi vida y hoy es tu primera vez aunque hayas follado antes, quiero que me des tu culo. Nooo, eso duele y es pecado. Mi vida, déjame hacerte el amor y yo te iré llevando, si no te gusta lo dejamos, confía en mi.

Comenzamos a acariciarnos de nuevo y mi polla empezó a subir, le dije que me montase y se tiro sobre mí metiéndose ella sola el pene en su vagina suspirando. Mientras mis dedos acariciaban su clítoris y entre el mete saca pase mi otra mano por detrás y empecé a acariciarle su agujerito con un dedo, ella me quitaba la mano, pero yo me lo chupaba y volvía a empezar hasta que se rindió y se dejo ir. Jadeaba y mi dedo ya entraba un poquito en su culo, poco a poco, mientras la follaba por su coño, así estuve mucho tiempo sin prisa, yo solo me preocupaba de su culo, intentaba meter dos dedos, la verdad es que no sé si se corrió pues estuvimos follando mucho tiempo, acariciando su clítoris y besándonos. Hasta que ya no pude mas y le dije, mi vida déjame intentarlo por detrás, no te haré daño, ella con ojos de cordero me decía que no, pero sabia lo que pasaría. Yo me levante y la puse a cuatro patas y empecé a pasar la cabeza del pene por su culo de arriba abajo y de vez en cuando apretaba un poquito, ella intentaba quitarse. Aguanta Mariola seré suave, apunte bien en su culo y apreté, estaba duro, eche saliva y volví a intentarlo mas fuerte, la cogí bien con las manos, empujé y entro mi cabeza, ella dio un grito desgarrador, me duele, sácalo, espera mi vida, no te muevas. Empecé a moverme muy poco y lento, ella se quejaba continuamente, no la solté. Mi vida te gustara, confía en mi. No sé cuanto tarde, pero de pronto noté que mi polla entraba y salía con facilidad y que ella se quejaba pero muy poco. Ya era mía, sentía como apretaba su culo y mi polla parecía que se iba a partir dentro, le metí una mano por debajo y empecé a tocarle el coño mientras le partía el culo, estábamos a media luz y veía la polla entrar y salir, Mariola ya no se quejaba, solo gemía y gemía, no hablaba, a sus cuarenta años se estaba haciendo mujer, de pronto dio un grito que le salió de muy adentro y note en mi mano un liquido caliente que luego vi que era blanquecino, yo no aguante mas y me corrí en su culo mientras ella seguía temblando y caía sobre la cama conmigo encima. Deje mi polla dentro hasta que se quedo pequeña y salió sola y limpia.

Encendí un cigarro mientras le sonreía y le decía te quiero Mariola, me sentía lleno, exultante. Ella me miraba con ojos brillantes, entre avergonzada y feliz. Me dijo, nunca había hecho nada de esto, que vergüenza, nunca había sentido algo así, ahora sé lo que es hacer el amor, gracias mi vida y me abrazo. Estuvimos así toda la mañana, solo abrazados y besándonos hasta que el tiempo que no se detiene por nadie, nos dio la señal de separarnos.

Se levanto y la vi en todo su esplendor, como una flor recién salida, vi como se ponía sus bragas y sujetador blancos de encaje, vi su coño peludo transparentarse, vi como se ponía el traje, la acompañe al baño a asearse un poco mientras la besaba donde podía hasta que se pinto los labios y ya no pude. Quedamos para el viernes en la clase y la deje ir.

Esta relación duro varios años, yo me case pero seguía dándole mi amor a Mariola, hasta que su situación familiar se hizo insostenible después de una paliza de su marido en una noche la saque de casa con sus hijos, le di dinero los monte en el tren y volvió a casa de sus padres. Hasta hoy no la he vuelto a ver, pero sé que esta bien y por supuesto nunca la olvidare. Yo la enseñe a amar y ella me dio su amor para siempre.

Sé que no me leerás, pero espero que tu vida por fin tenga un color rosa, que Alvaro tenga ya su vida hecha y que tu hija se haya curado. Siempre te querré mi querida señora mayor.

Si alguien quiere saber más o quiere comentar algo, escribirme a soiscojonudas@yahoo.es un beso a todas y quien sabe...