Mario, su pollón y mi virginidad
Un dia cualquiera, paseando con mi amigo Mario, descubro su mayor secreto. Mayor no por ser el más importante, si no por su enorme tamaño...
Era una calurosa tarde de verano. El sol pegaba fuerte en Madrid, y locos eran los que se atrevían a salir de las piscinas o de sus casas y aventurarse a la calle.
Otro refugio contra el calor eran los centros comerciales. Aquellos paraísos de aire acondicionado y tiendas eran un buen refugio para los que no gustaban de sudar.
Y ahí estábamos nosotros, después de haber pasado la mañana deambulando por la calle bajo el sol habíamos decidido darnos un respiro y entrar a aquel centro comercial de leganés. Eramos 4: Alejandro, Manu, Mario y yo. Todos íbamos a la misma clase (4º de la ESO), aunque yo me llevaba mejor con Mario y Alejandro con Manu, aunque no nos lleváramos mal, yo con Manu ya apenas tenía relación, y con Alejandro casi lo mismo. Llevábamos juntos 3 años y nos conocíamos bien, y tal vez por eso nos distanciamos un poco.
Después de dar una vuelta y ir al macdonals a comer un par de hamburguesas de un euro (no se puede pedir mas teniendo 15 años), Mario y yo decidimos ir a mirar ropa, mientras que los otros dos decidieron ir a una tienda de videojuegos a curiosear.
Mi relación con Mario era buena, habíamos empezado a hablar ese año y nos caímos bien. Ninguno íbamos de creídos ni pertenecíamos al grupo que se creía mas que los demás, teníamos mas amistades fuera que dentro de clase, y eso nos permitió tener confianza. Gracias a esa confianza averigüe que Mario se las conseguía a todas, y que su lista de ligues era bastante larga de hecho, aunque cuando le hablaban de follar, el prefiriera dejarlo "para mas adelante", no era extraño, ya que el chico, aunque no tenía un cuerpo perfecto, era alto, estaba delgado, y marcaba un poco de tableta y biceps, que sumado a su pelo a lo moderno y su cara de niño, las enamoraba a todas. Yo en cambio era mas bien bajo para mi edad, no me destacaba por ser una maravilla físicamente, pero tampoco era un cardo, tenía ojos azules y el pelo rubio, aunque de ligues andará mucho menos avanzado que el...
Después de mirar un poco de ropa en varias tiendas entablamos conversación, que se fue rápidamente hacia el tema de las chicas (como suele pasar).
-Pues he conocido a una chica en mi pueblo, Elena, tiene fama de guarra, pero es muy maja- Dijo Mario mientras me enseñaba la foto de una morena en su móvil- Me lié con ella en las ultimas fiestas, y besa que te cagas...- concluyó Mario con una sonrisa.
Ya bueno, pues si besa bien imagínate como la chupará - le contesté yo en tono morboso.
Tío, ya sabes que eso no es lo que voy buscando -Dijo mario.
-Claro, tu lo que quieres es follartela, cabrón! -le dije yo mientras me reía
-No seas gilipollas anda, si sabes que no quiero- Mario me lo espetó con cara seria
-¿Bueno, entonces qué te gustaría?- Pregunté yo intentando mejorar la conversación.
-Pueees... Que me hiciera una buena cubana- respondió Mario -Que me la meneara bien y correrme en su boca...- acabó Mario con una gran sonrisa
Jajajajajajaj, joder, que bien guardado te lo tenías -no pude evitar reírme... -Eso es muy de vídeo porno, seguro que en la realidad no mola tanto -Contesté- Además, hay que tenerla bastante grande para correrse en la boca con una cubana, y no se yo si tu... -Le dije a Mario para provocarle
¿Que dices tío? -Mario picó completamente- Yo la tengo bastante grande...
Jajajajajja -me reí- ¿Cuanto es bastante? -Yo bromeaba, pero me empezaba a interesar el tema
Puees... -Mario dudaba- ... 21 centímetros... -concluyó con rapidez
...No me lo creo -Dije yo con cara de incredulidad total- Mario, eso es enorme. Yo se que te mide mas que a Alex, pero eso es una burrada...
-Concluí yo con cara de escepticismo
Bueno... Es lo que hay, si no lo quieres creer tu verás... -Dijo Mario con cierto orgullo en la mirada
No si... Me lo creo, pero es que me parece raro que sea tan grande... -Conteste
Cuando te acostumbras es normal. A mi no me parece tan grande -Dijo Mario- además, es incómodo a veces para colocársela en el pantalón...
Mario bromeaba para quitarle hierro al asunto, pero entre las risas por su comentario le eché una buena mirada a los vaqueros ajustados que llevaba puestos
- Si ya... Imagino que con una polla mas grande te corres más. ¿Es cierto?
-Jajajajajja -se reía Mario- Hay veces que parece una piscina... -Bromeaba Mario
Puajj que asco. -dije yo, aunque no lo pensara
Aunque... Llevo mucho tiempo sin hacerme pajas, es como que me da asco. -Confesó finalmente
Se lo que te refieres... A mi también me pasa a veces.
Intenté quedar bien, pero en realidad no se que se refería, para mi las pajas eran gran parte de mi rutina diaria. Todos los días caía una, y a veces dos o tres...
Después de la charla animada que tuvimos, no pude evitar notar que se me había puesto morcillona, y decidí ir al baño a mear mientas esperábamos a los otros. Mario entró conmigo, y se colocó en el urinario al lado del mio. Mientras meabamos, eché unas miradas discretas en dirección a su entrepierna. El estaba echado hacia atrás, parecía como si quisiera dejarme que viera, aunque no había mucho que ver, porque la polla estaba flácida y apuntaba hacia abajo, aunque si pude notar que era bastante larga.
En una de estas miradas, Mario pareció darse cuenta de mis intenciones, pero si lo hizo no lo parecía, o lo ocultó muy bien...
Después de echar el riego, salimos a recibir a los demás para irnos. Esa noche había botellón en la urbanización de Mario, sus padres se habían ido de viaje unos días y le habían dejado solo. Iban a haber chicas y piscina, y no era plan de perdérselo...
Leí las 22:05 en la pantalla de mi móvil. Llevábamos sobre una hora de botellón en el parque y ya nos subíamos a la urba de Mario. Durante el tiempo que habíamos estado habíamos bebido un poco y hablado con chicas, que daban la impresión de estar mucho mas borrachas y salidas que nosotros, por eso Mario y yo nos abstuvimos de intentar lío con alguna, aunque no de beber...
Dos horas y pico mas tarde la gente ya se iba de la fiesta. Solo quedaban unos cuantos en la piscina, así que mario y yo decidimos subir a su piso a echarnos un Fifa en la play. Al subir vimos que ya había unos chavales (vecinos de Mario) que ya habían tenido la misma idea, y jugaban acalorados a la consola acaparando el sofá entero, así que mario, un poco mareado por el alcohol, decidió que prefería ir a su habitación mas tranquilo. Después de estar ahí un rato hablando de diversos temas sin importancia, Mario decidió poner un poco de porno en el ordenador para entretenernos. Mientras veíamos como un negro se follaba a una rubia con enormes tetas operadas, Mario comenzó a sonarse el nabo por encima del pantalón, que se iba haciendo mas grande con cada caricia. Yo, no se si por el vídeo o por ver a Mario con su procedimiento, acabé por ponerme cachondo también.
Llevaríamos ya cinco o seis minutos de vídeo, cuando Mario, que parecía cansado de solamente rozarse la entrepierna, preguntó poco decidido:
-¿Oye tío, quieres... Hmm... Comprobar el tamaño de mi polla? Por lo que hablamos antes y todo eso... -la proposición no habría sonado normal a oídos de otra persona, pero por la curiosidad que tenia de antes y lo cachondo que estaba, acabé accediendo...
Mario comenzó a desabrocharse los botones del vaquero negro que llevaba, permitiendo a su bulto extenderse con mas comodidad. Al acabar de hacerlo se bajó los pantalones hasta dejar al aire unos boxers de color amarillo fosforito, que estaban dados de si por el tamaño del miembro que guardaban bajo la tela...
Mientras me miraba a los ojos, Mario deslizó sus dedos sobre la tela de sus boxers, y tiró hacia abajo, dejando libre toda su virilidad. Al verlo por primera vez me quedé asombrado por su tamaño. Era largo, muy largo, y también muy grueso, más por el medio que por la base. Estaba rodeado por una fina mata de vello púbico marrón claro, que rodeaba los abdominales de Mario y acababa en su ombligo. La cabeza del pene era grande y rosada, y estaba cubierta por un prepucio dado de sí. También pude ver que los huevos eran grandes, y estaban también recubiertos por un suave vello marrón. Muchas venas rodeaban el miembro, dándole un aspecto de lo mas atractivo y varonil...
Debió ser por la boca abierta y por la cara de pasmado que puse, porque Mario, con una media sonrisa burlona en la boca, preguntó:
-Bueno que, ¿te gusta? -Yo tardé en reaccionar, para cuando lo hice, contesté
Bueno... Sí... Es mas grande de lo que imaginaba...
Si, ya... Bueno, solo era para que te aseguraras...
Dicho esto se giró de nuevo hacia la pantalla del ordenador, dio al play de nuevo y comenzó a masturbarse suavemente. Yo miraba la pantalla, donde el negro ya estaba enculando a la pobre rubia, que gemía exageradamente alto, mientras que no podía quitarle ojo al hipnótico movimiento de sube-baja del prepucio de Mario. Me empecé a masturbar yo también, sin sacarme la polla de los boxers de todos modos. Cuando el vídeo acabó, Mario puso otro nuevo, de dos morenas con otro negro.
Cuando el video llevaba la mitad, Mario interrumpió el movimiento, se giró, me miró, cogió mi mano que aún seguía dentro de mis boxers, y la acercó hacia su gran trozo de carne. Yo no me consideraba gay, era algo que no me había planteado por el momento, y aun era virgen; pero por el alcohol, la excitación, o la suma de todas las cosas, acabé acercando yo mismo la mano hasta agarrarle el mástil. Lo primero que me sorprendió fue su suavidad, y al mismo tiempo la dureza que escondía su piel, firme como la roca. Me quedé ahí parado sin saber que hacer, con la mano aferrada a su polla y el mirándome intensamente a los ojos.
Al final decidí que no había empezado para nada, y comencé a mover la mano arriba y abajo lentamente, masturbandolo con tranquilidad. Fui acelerando el ritmo, hasta hacerlo a una velocidad normal. Mario echaba la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, por lo que supuse que no lo estaba haciendo mal para ser la primera vez. Después de un tiempo, Mario comentó:
-Se me está quedando muy seca, ¿puedes lubricarla para que sea mas suave?
Yo no tenía ningún problema en hacerlo, lo miré a los ojos, que me contemplaban con lujuria, bajé la cabeza hacia su vientre, y cuando estaba bastante cerca de su capullo seguro de que no iba a fallar, escupí, mezclando mi saliva con sus fluidos pre seminales. La sorpresa vino cuando fui a incorporarme, noté como la mano grande de Mario presionaba mi cabeza hacia abajo, impidiendo que subiera más. Cuando iba a preguntarle una explicación, el habló:
-Oye... ¿Y si aprovechas que ya estas ahí y de paso...mmm... Te la metes en la boca?...
Yo me quedé flipando. Habíamos empezado como un juego viendo porno y ahora me estaba "obligando" a que se la chupara... Me parecía que Mario era bastante diferente a como lo había imaginado. De todos modos no opuse resistencia, solo un suspiro de frustración. Luego abrí la boca al máximo y me metí la cabeza del nabo, ayudado por la mano de mario que empujaba mas hacia mi garganta. El sabor era agradable, mezcla de sudor y hormonas. Después de un tiempo empece a intentar tragar más, pero no conseguí ni meterme la mitad. Para compensar, comencé a moverme arriba y abajo, succionando la zona sensible del glande y pasando la lengua por su frenillo.
Esto pareció gustarle a Mario, que echó la cabeza hacia atrás y comenzó a suspirar pesadamente, mientras me cogía del pelo para marcar el ritmo de la comida de polla. Como debió de sentirse generoso, metió la mano dentro de mis boxers, agarró mi polla y se dispuso a acabar el trabajo que yo había empezado, aunque al dejar mi polla a la luz, con una sonrisa socarrona, dijo:
-Normal que veas que mi polla es tan grande, porque comparada con la tuya...-
Aunque tenía razón, y mi polla no podía compararse con su mounstro, el comentario me sentó mal, y aprovechando mi situación, mordi suavemente su capullo, dejándole resbalar entre mis dientes. Esto pareció provocarle dolor, aunque en realidad fuera mucho placer junto, y soltó un gemido mucho mas alto de lo recomendable. Yo seguí mi trabajo pero mas acelerado, y parecía que a Mario le gustaba más, porque cada vez jadeaba mas fuerte y me la meneaba mas rápido. Al poco tiempo, Mario, entre sonoros jadeos, me levantó la cabeza, previsiblemente para que no le hiciera correrse
Después de unos segundos de descanso, Mario, con timidez en los ojos, volvió a preguntar:
-Bueno ehh... Querría saber si tu quieres... Seguir hasta el final...-
Al principio yo no comprendí a que se refería, pero cuando vi su cara nerviosa supuse que era la cara de cualquiera que va a perder la virginidad. Entré en una gran dilema, no sabía si quería completar ese momento ahí y con él, y tampoco si eso, su pene, sería capaz de entrar dentro de mí, solamente de pensarlo se me encogía el ojete. Al final, el alcohol volvió a actuar por mi, y como respuesta, me acerqué a sus labios y lo besé. Mientras nuestras lenguas jugaban pasándose el sabor de su sable, noté como el me miraba, con una mezcla de amor y pasión ocultas tras la lujuria y el deseo.
Después del beso, Mario, sin esperar ni un momento, se giró, abrió un cajón y sacó un par de condones Durex y un bote de lubricante de la misma marca. "El cabrón lo tenia preparado", pensé mientras rasgaba uno de los envoltorios y sacaba el preservativo. Como parecía no tener mucha idea de como ponérselo, yo le ayudé, aunque fue difícil que cupiera entero dentro sin reventarlos. Cuando acabó, abrió el lubricante, se echó un poco encima de la polla y se lo extendió. Luego, con suavidad, me colocó a cuatro patas sobre su cama, se colocó detrás mía, me quitó los pantalones del todo al mismo tiempo que se quitaba su camiseta y yo la mía, quedándonos completamente desnudos y expuestos al otro. Finalmente, echó otro chorro de lubricante sobre mi ojete, y sin dar aviso, metió un dedo dentro de mí. Aunque entró con bastante facilidad, no pude evitar dar un respingo, ya que la sensación de tener algo metido por el culo era algo nuevo para mí. Comenzó a penetrarme con el dedo, y cuando juzgó que ya iba con bastante soltura, metió otro.
Pasado un tiempo, desistió de su tarea, que a mi me estaba llevando al cielo. Sacudió su nabo en el aire, haciendo que recuperara la dureza que había perdido durante mi comida de culo y plantó la punta en mi puerta trasera. Empujando suavemente fue entrando, primero un centímetro, luego dos, luego tres... Y de poco en poco ya me había metido todo el glande dentro. Había comenzado a masturbarme de nuevo, cosa que agradecí, ya que compensaba el dolor que sentía en mi agujero. Nunca había sentido nada igual, ese mounstro taladraba por dentro mi virginidad, y dolía mucho. Me compense viendo la cara de placer de mario, que continuaba su inserción dentro de mí. Cuando juzgó que ya la había metido suficiente, comenzó un movimiento suave de mete-saca, al principio dolió mas que todo lo demás, pero después de un tiempo comencé a sentir mas placer que dolor, y eso me encantaba.
Mario seguía masturbándose, cada vez mas rápido, se agachó sobre mi y me besó la nuca, pero parecía que eso no era bastante para él. En un segundo, me agarró y me dio la vuelta, tumbandome hacia arriba, cogió mis piernas y las puso sobre sus hombros, y sin darme tiempo a preguntar, me embistió con todas sus fuerzas. Su rabo, que antes no había entrado del todo, me ensartó completamente, llevandome a una nueva dimensión del dolor, haciéndome gritar. Mario, para callarme, me volvió a masturbar, se agachó y me dio un beso en la boca, que duró lo suficiente para que se pasara el dolor y llegara un nuevo placer bestial, que me hacia sentir lleno por dentro como no lo había estado nunca
Mario volvió a empezar con su ritmo de embestidas de antes, pero mas fuerte, y lo iba acelerando con el tiempo.
Llegó un momento que me estaba follando duro, yo solo quería que siguiera y no paraba de gemir mientras el me embestía y la cama rechinaba. Cuando los dos estábamos a punto de explotar, Mario me la sacó, saltó hacia mi boca,se quitó el condón a tiempo y me la metió en la boca. Al segundo, cinco trallazos de lefa, fuertes y abundantes se estrellaron contra mi paladar. Yo intenté no tragar nada, pero el poco que descuidé tenia un sabor salado y agradable que me excitó como nada más. Me excitó tanto que mientras mario me mordía un pezón jugueton me corrí, manchando su torso desnudo de mi semen caliente. Mientras el se tumbaba en su cama, me acerqué a su boca para compartir su propio semen, al principio me alejó, pero luego me besó y se tragó su parte, con visible cara de placer y excitación. Al acabar me tumbe junto a el mientas me acariciaba el pelo, y juntos nos dormimos...
Me desperté la madrugada siguiente, apenas habríamos dormido unas horas, pero el ya estaba despierto también, mirándome con deseo, suplicándome que repitieramos esa escena de la noche anterior que había logrado enviarle directo al placer...
¿Continuará?...