Mario el primero que me coronó como cornudo

Mientras se follaba a mi novia, Mario pensó que había conseguido lo máximo de ella, si supiera como acabaría la noche...

La historia que les relato a continuación ocurrió hace ya varios años, cuando Judith mi actual mujer aun era mi novia.

Por aquel tiempo Judith estudiaba la carrera en una ciudad distinta a la que residimos. Al poco de llegar allí hizo amigos debido a su carácter abierto; ella compartía piso con una chica de otra ciudad que también cursaba sus estudios.

Esta chica, Pili, era una mujer ardiente y no tardó mucho en cornear a su novio con un chico al que conoció una noche de marcha. Pili y Jordi se convirtieron en una especie de pareja de amantes y corneaban al pobre de Toni, el novio de Pili, sin que este se enterase de nada.

Una noche, Judith salió de marcha con su compañera de piso y se encontraron con Jordi, el cual estaba con su mejor amigo, Mario.

Él inició las oportunas presentaciones y todos pasaron la noche de fiesta juntos. Al llegar al piso Judith le comentó a Pili lo bien que habían congeniado ella y Mario.

Pasaban las semanas y de vez en cuando ambos coincidían en algún local de fiesta. Mario y Judith se gustaban pero no se lo hacían saber el uno al otro. Conforme pasaba el tiempo la amistad se hacía cada vez más fuerte, y era habitual que Mario y Jordi pasaran por el piso a visitar a Pili y a Judith a menudo.

Cada noche que iban a verlas solía ocurrir lo mismo, Jordi y Pili acababan yéndose a la habitación a follar, mientras Mario y Judith se quedaban en el salón charlando y viendo la tele un rato hasta que él se marchaba.

En esas conversaciones ambos dejaban entrever algo para ver si el otro atacaba, pero nunca ocurría nada ya que los dos tenían su pareja formal.

Una noche de tantas cenaron los 4 juntos en el piso, entre risas y copas de vino Pili y Jordi acabaron como siempre, y como no mi novia y su amigo también, ambos charlando en el sofá. Pero esta vez las copas hicieron desinhibirse a Mario y mientras hablaban le plantó un beso en los labios a mi novia, ella respondió afirmativamente como no podía ser de otra manera y también lo besó a él. Se inició en el sofá una serie de caricias y besos que no podía continuar allí y se dirigieron a la habitación.

Cerraron la puerta y se abrazaron de golpe en un profundo y prolongado beso, sus lenguas se entrelazaban como si fuera a ser el último beso cuando en realidad era prácticamente el primero.

Judith tenía sus brazos rodeando el cuello de Mario mientras él la acariciaba por la espalda hasta el culo. Mientras se besaban, él iba aprovechando el tiempo y le quitaba prendas de ropa a ella, también se las iba quitando él mismo. A los pocos minutos consiguieron quedarse completamente desnudos.

Mario se echó un poco para atrás para poder contemplar el cuerpo de Judith desnudo, se volvió a acercar a ella y le empezó a acariciar el coño, él ya estaba empalmado y Judith alargó su mano para coger la polla de Mario, no era una polla muy grande pero era la polla que Judith deseaba.

Ambos se miraban a los ojos sin decirse nada, tan sólo el morbo de poder estar cada uno acariciando el sexo del otro. Estuvieron así un rato tocándose en silencio, Mario le sobaba el coño con unas ganas enormes mientras ella miraba hacia su polla al tiempo que se la acariciaba.

Qué ganas tenía de verte el coño cariño – le dijo él.

Y yo de cogerte la polla cielo – le contestó ella.

Mario comenzó a mamarle las tetas a mi novia mientras le hundía un dedo en el coño.

Judith estaba encantada con lo que estaba haciéndole Mario, lo había deseado durante meses.

Creí que no me lo ibas a hacer nunca – le susurró Judith al oído.

Yo por mi te lo hubiera hecho el primer día – le contestó él.

Mario tenía la polla dura como una piedra, las caricias que le hacía mi novia en su miembro hacían su efecto.

Qué dura la tienes cariño – le comentó ella mientras con la mano se la mostraba a él.

Pues es toda tuya preciosa – le contestó Mario.

Judith sin pensárselo un momento se agachó súbitamente y engulló la polla de Mario por completo.

Mario dio un fuerte jadeo de placer, ella no quiso darle ni un respiro a su amigo y comenzó a hacerle una mamada de campeonato.

Él miraba hacia abajo sin dar crédito a lo que estaba viendo, la mujer que tanto había deseado estaba arrodillada ante él dándole un placer inmenso.

Ella se deleitaba mamando la polla de aquel chico al cual llevaba deseando tanto como la deseaba él. Estaba encantada de poder chupársela, lo había soñado más de una vez y en esta ocasión el sueño era real, no iba a desperdiciar esa oportunidad y se afanaba mamando con deleite la polla de Mario.

Se la sacaba de la boca, y la lamía de abajo a arriba mientras miraba hacia sus ojos y le sonreía como con un gesto indicador de lo feliz que estaba chupándosela. Volvía a mamársela por completo mientras le acariciaba los huevos.

Mario sentía un placer inmenso y se lo hizo saber a ella.

¿Qué gusto me das cielo, con todos los chicos te portas tan bien? – preguntó Mario.

Sólo con los que se lo merecen – contestó ella con tono pícaro.

A lo que él contestó: pues espero merecérmelo un ratito más.

Yo te lo hago a ti todo el tiempo que tú quieras cariño – dijo Judith mientras volvía a chupar la polla de su amante.

Mario acariciaba la cabeza de mi novia al tiempo que movía su pelvis de atrás hacia delante como follándole la boca, lo cual incrementaba el placer que estaba sintiendo en la polla.

Después de una buena sesión de sexo oral por parte de mi novia hacia él, Mario se agachó y la besó en los labios.

Eres una delicia de mujer, y ahora te toca a ti – le dijo él.

La abrazó, y cogiéndola en peso la tumbó sobre la cama, ella abrió completamente sus piernas y los labios de Mario fueron directamente a besar el clítoris de mi novia.

Comenzó a lamerle la almeja lentamente, ella se estiraba completamente en la cama sintiendo los primeros lengüetazos de Mario entre los pliegues de su coñito.

La lengua de Mario recorría cada centímetro de su rajita con dulzura, cada segundo de placer era una fantasía cumplida para Judith, si se lo hubieran dicho dos horas antes no lo hubiera creído, ese chico que tan cachonda la ponía estaba postrado entre sus piernas lamiéndole lo más íntimo de su cuerpo y llenándola de placer.

Entre sus primeros jadeos Judith dirigía algunas palabras a su amante:

"Eres maravilloso cielo, no pares que me encanta como lo haces mi vida"

Mario se sentía muy excitado al oír eso y aun se lo hacía con más ganas. Judith incorporó su torso para poder ver la maravillosa comida de coño que le estaba propinando su amante, ella alargó una mano hasta la cabeza de Mario y se la acariciaba mientras él seguía con su faena.

¿Te gusta cariño? – le preguntó él.

Joder qué gusto me vuelves loca mi amor, no pares que estoy en la gloria - respondió ella.

El placer que sentía mi novia en el coño se veía incrementado al ver quien se lo estaba proporcionando, el morbo de ver a Mario haciéndole sexo oral la ponía a mil.

Los jadeos de Judith se iban incrementando, completamente estirada en la cama se retorcía de placer.

Estaba tan caliente que no pudo aguantar más y le suplicó:

"Fóllame amor mío que no puedo más."

Mario se incorporó y quedó de rodillas frente a ella, tenía la polla completamente tiesa, Judith irguió su pecho y quedó sentada frente a él, inmediatamente cogió su polla y comenzó a chuparla.

Qué dura la tienes cabrón - espetó ella.

Mario miró hacia abajo para poder contemplar como mi novia se la mamaba con deseo.

Ella se tumbó hacia atrás y acercando la herramienta de Mario a su rajita le dijo:

"¡¡Jódeme cielo!!"

Mario empujó su pelvis hacia delante y se la clavó de un golpe hasta el fondo.

Judith dio un grito de placer, Mario suspiró fuerte al sentir el placer de su caliente coño abrazándole por completo la polla. Judith rodeó con sus piernas a Mario para empujarlo hacia ella y así tenerlo completamente dentro mientras con sus brazos le rodeaba el cuello y mirándolo a los ojos le decía:

"¡Qué gusto mi vida, fóllame enterita!"

Dicho y hecho, Mario empezó a bombear con su polla en el coño de mi novia, su cuerpo atlético y bien formado le daba la confianza de poder satisfacer los deseos más exigentes de Judith. Ella jadeaba con fuerza mientras él la jodía como un auténtico semental, tenía un aguante bárbaro y su polla dura como una piedra rozaba con fuerza las paredes del coño de mi novia proporcionándole a esta un placer inmenso.

Judith no podía creer estar en una situación así, nunca antes la habían jodido con tanta fuerza, era tanto el placer que sentía que casi no podía articular palabra.

¿Te gusta eh cariño? – le preguntaba él.

La cara de ella lo decía todo, entre jadeo y jadeo apenas podía decir un ¡sí!. Él se sentía como un héroe al ver que ella casi no controlaba su cuerpo ante tanto placer, y la seguía follando.

Los jadeos de placer de mi novia se mezclaban con el sonido del cuerpo de Mario golpeando contra el de Judith, sus huevos pegaban contra los labios del coño de mi novia ya que se la metía hasta el fondo.

Mario paró de golpe y sacando su polla quedó de rodillas.

Ponte a 4 patas – le dijo él.

Ella obedeció y ofreció su cuerpo por detrás a su amante, él se cogió la polla y poniendo la punta entre los labios del coño la introdujo por completo en el interior de su rajita.

La cogió por la cintura y comenzó una nueva cabalgada aprovechando la calentura de Judith, Mario alucinaba al poder follar a una mujer así ya que su novia era un poco recatada.

Judith sin embargo se entregaba por completo a los placeres de Mario, estaba bien segura de que hacía lo que deseaba y no estaba dispuesta a decirle que no a nada.

La polla de Mario entraba y salía del coño de Judith, rápida, tiesa y mojada; con movimientos rítmicos, eran como dos máquinas de follar, por decirlo de alguna manera se habían juntado el hambre con las ganas de comer, se habían dado cuenta de ello y ambos pensaron: "Esta es la mía".

Tenían toda la noche por delante...

Los huevos de Mario se balanceaban al mismo compás que su polla golpeaba las entrañas de Judith, mientras las manos de Mario tenían bien cogida la cintura de ella, las de mi novia agarraban con fuerza las sábanas en una tensión placentera que estaba a punto de llevarla al éxtasis, él de vez en cuando le daba un azote en el culo, cosa que ella nunca había experimentado y que descubría en ese momento que le gustaba ya que le hacía sentirse un poco más zorra.

Para un poco cariño – dijo Judith.

Mario se retiró y quedó de rodillas, ella se giró y se puso de rodillas frente a él, al tiempo que le daba un beso en los labios le cogía la polla tiesa y le decía:

"Qué bien me follas cielo."

¿Te gusta cómo te lo hago? – le preguntó él.

¿Qué si me gusta?, me vuelve loca, nunca me han follado así de bien – contestó ella.

Judith cogía con fuerza la polla de Mario y le encantaba notar lo dura que la tenía.

La tienes durísima cariño – le susurró ella mientras lo besaba.

Mario paseó su mano por el coñito de mi novia, lo tenía empapado y caliente, ambos se miraban a los ojos y se sonreían felices de poder estar haciendo el amor con total libertad.

Judith se tumbó en la cama y Mario lo hizo a su lado, por detrás de ella, ambos de costado, él la acariciaba y la besaba en el cuello, ella se dejaba sobar mientras recuperaba fuerzas.

Mario sobaba las tetas de Judith al tiempo que le lamía el cuello y el lóbulo de la oreja, ella estaba encantada con esas caricias y notando en sus nalgas como la estupenda erección de su amante no se bajaba ni por un momento.

Él con gran maestría mientras deleitaba a mi novia con sus caricias y besos iba moviendo la pelvis de manera que su polla se dirigiera al perineo de ella, una vez conseguido comenzó a realizar leves movimientos para que la punta de su polla recorriera la rajita húmeda de Judith.

Ella se dejaba hacer, le permitía a su amante todo lo que él quisiera hacerle y además lo estaba disfrutando.

La punta de la polla de Mario rozaba el clítoris de Judith húmedo y caliente ocasionándole un suave placer a ambos, tras un rato de frote, él se cogió la polla y la dispuso para una nueva penetración.

Fóllame despacito cielo – le sugirió Judith.

Mario comenzó una penetración leve y profunda mientras jugueteaba con las tetas de Judith y la besaba suavemente en el cuello, pasaban los minutos y el silencio sólo se veía interrumpido por algún que otro jadeo.

Después de un rato Mario decidió darse un respiro, se giró y quedó tumbado boca arriba, Judith se abrazó a él y comenzó a hacerle caricias al tiempo que lo besaba; con su mano acariciaba el cuerpo de Mario desde el cuello hasta la cintura para finalmente recalar en su polla, mientras meneaba su verga lo besaba suavemente en los labios para poco a poco ir bajando por el cuello, pecho y estómago, hasta besarle la punta de la polla. Le dio un lametón en el glande y lo chupeteó con los labios, con una habilidad magistral, Judith entremezclaba el chupeteo y las lamidas sobre el glande de su amante, Mario se había acomodado con la almohada en la cabeza para poder ver la espectacular comida que le estaba propiciando mi novia, un trabajo de ese calibre proporcionaba a Mario un placer inmenso y se lo hizo saber a ella.

¡Qué bien la comes niña! – le susurró.

¿Te gusta eh cariño?, pues relájate que aun no he acabado contigo – le contestó.

Judith engullía su verga mientras con una mano le acariciaba los huevos.

Se iba haciendo tarde y Mario decidió que debía rematar la faena metiéndole una buena follada en la postura del misionero como colofón final.

Le pidió que parara y que se pusiera boca arriba, Judith obedeció, Mario se puso encima de ella y comenzó a penetrarla con fuerza, Judith subía las piernas para sentir una penetración más profunda, él la jodía cada vez más rápido sin parar de sacar y meter su polla hasta el fondo del coño de mi novia. Judith jadeaba de placer.

En un instante inesperado para ambos, se abrió la puerta de la habitación, Jordi el amigo de Mario y amante de Pili se asomaba para decirle a Mario que era tarde y que él se iba, a lo que este le contestó que se quedaba un poco más.

Ambos sintieron una sensación extraña al verse sorprendidos en una situación tan íntima, Mario se sintió más semental aun al ver que su amigo podía comprobar lo que había conseguido, Judith por su parte sintió un morbo especial ya que nunca la había observado nadie follando.

Judith y Mario proseguían su follada a sabiendas de que Jordi los observaba desde la puerta, se miraban a los ojos y se sonreían, era una sensación extraña de morbo y placer.

Mario se recostó completamente sobre Judith, ella lo abrazaba tanto con sus brazos como con sus piernas, mientras hacía el amor con él giró su cabeza para mirar hacia la puerta, allí seguía Jordi mirando y masturbándose.

Judith lo miró con cara de vicio y placer, clavando la mirada en primer lugar en sus ojos para posteriormente dirigirla hacia su polla.

La polla de Jordi no tenía nada que ver con la de Mario, era una verga impresionante, unos 20 centímetros, erecta y un poco gruesa, Jordi conocedor de la dimensión de su herramienta, se la acariciaba de manera que Judith pudiera ver bien sus dimensiones.

Judith miró a Jordi y le sonrió alternando la mirada entre la polla y la cara, como dándole a entender que le gustaba su polla y que al mismo tiempo se sentía bien al verse observada follando.

Mientras, Mario seguía haciéndole el amor a mi novia, en su postura no podía ver la situación morbosa entre Judith y Jordi.

Judith alargó su mano y con el típico gesto indicador que se suele hacer con el dedo índice, le dijo a Jordi que se acercara.

Él se acercó y se puso junto a la cama. Judith le cogió la polla y empezó a acariciarla con una mano mientras con la otra abrazaba a Mario.

Durante los primeros segundos Judith palpaba la polla de Jordi en toda su longitud para sentir en la mano su tamaño y dureza, él estaba completamente empalmado, Judith mientras la meneaba pensó: "Joder vaya pedazo de polla".

Ella levantó un poco la cabeza de la almohada y Jordi le facilitó la labor hincándose de rodillas junto a ella, Judith comenzó a comerle la polla al tiempo que Mario levantaba la cabeza al haber sentido el movimiento en el colchón que Jordi había provocado.

¡Joder que pasada! – exclamó Mario al ver a Judith mamándosela a Jordi.

Tu amiga la chupa de maravilla – comentó Jordi.

Y folla de maravilla – respondió Mario.

Eso aun no lo sé – dijo Jordi dejando entrever lo que deseaba.

Mario se levantó súbitamente y dijo: "Ahí la tienes toda tuya".

Judith sonrió, le excitaba sentirse usada por los dos, ella se quedó en la misma postura, tumbada boca arriba, con las piernas levantadas y completamente abierta.

Jordi se arrodilló ante mi novia y puso su polla sobre el coño de ella, Judith se la cogió y comenzó a moverla haciendo círculos con el glande sobre su clítoris. Ella le regaló una sonrisa picarona y él le preguntó: "¿En qué postura quieres que te folle?".

Me da igual, en esta misma si te apetece, el caso es que no te vas a ir sin follarme – le contestó ella.

Jordi se cogió la polla y colocó la punta a la entrada del coño de Judith, comenzó a empujar y mientras la iba introduciendo ella cerraba los ojos y pudo susurrar: "Joder que bueno".

Una vez introducida completamente comenzó el movimiento pélvico de Jordi jodiéndose a mi novia. Mario mientras tanto lo contemplaba todo masturbándose sentado en una butaca junto a la cama.

¿Te gusta esa polla eh cariño? – le preguntó Mario.

Me gustan las dos cielo, acércate que te voy a comer – le contestó ella.

Esta vez era al revés, Jordi le propinaba una buena follada mientras Mario disfrutaba de la mamada, mientras, miraba como la espectacular polla de su amigo abría los labios del coño de mi novia, le excitaba ver que su amigo se estuviese tirando a su amante.

¡Así Jordi jódela bien! – exclamó Mario.

La polla de Jordi era un misil entrando y saliendo del coño de Judith.

¡Joder qué tía más puta! – gritó Jordi.

Judith se ponía aun más caliente al oír a esos dos sementales haciendo esa clase de comentarios sobre ella mientras la follaban sin descanso.

Mario se echó hacia atrás y exclamó: "me voy a correr de gusto como sigas así".

Jordi se abrazó a Judith y le pidió que ambos se dieran la vuelta, quedando el abajo y ella arriba.

Así móntame tú a mí – le dijo Jordi.

Mi novia comenzó a mover su culo arriba y abajo fuertemente disfrutando de esa enorme verga.

Bésame preciosa – dijo Jordi.

Ella se tumbó sobre él y le propinó un buen morreo, mientras él la cogía por el culo y con movimientos agitados le clavaba bien la polla.

Jordi separó las nalgas de Judith para que Mario pudiera verlo bien todo. Mario se acercó por detrás y no pudo resistir la tentación, colocó la punta de su polla en el ano de Judith y comenzó a empujar, ella dio un grito de placer, Jordi la abrazó por el cuello y la pego contra su cuerpo para que sus gritos fueran mitigados.

Dale Mario encúlala – dijo Jordi a su amigo.

Las dos pollas se afanaban dentro del cuerpo de mi novia dándole un placer nunca antes alcanzado.

Sus jadeos y gritos aumentaban.

¡Joder que gusto no puedo más, me corro! – gritó Judith.

En cuanto Mario y Jordi notaron los apretones que su coño y su culo le estaban dando en sus respectivas pollas no aguantaron el placer y comenzaron a correrse al tiempo que lo hacía Judith.

Después de unos segundos de un placer increíble, los tres quedaron exhaustos.

Mario se retiró y se tumbó en la cama y Judith hizo lo mismo.

Durante un rato comentaron lo bien que lo habían pasado los tres, Judith por su parte pensó que una experiencia así había que repetirla...