Marina, infiel consentida (05)
Buscando al hombre con el que tube mi aventura en el río, conozco un abogado que me llevará por varias aventuras y una lujuria increible
MARINA, INFIEL CONSENTIDA (V)
CON EL ABOGADO
Lo de Roberto quedó en el recuerdo, no volvió más, el peruano, no volvió a aparecer y el cambota del río Piray no lo vi más, pero me había dejado bastante caliente y soñaba con llevarlo a un Motel hacerlo bolsa, así que me paseaba, periódicamente por la Av. Cañoto, donde dijo que paraba y nunca lo encontré, después de un tiempo y de no tener relación con nadie más que mi marido, al que exprimía fuerte, aún cuando llegaba de tirarse a sus locas, pues fue siempre un buen sexo, buen tirador y buen chupador. Se la había dado por buscar mi culo, lo que no era muy amiga, a pesar de los buenos encules con Roberto pero con el tiempo me fue desagradando, pues el dolor no me permitía gozar del placer de culear, así que prefería no hacerlo, pero una de sus locas le echaba bien al sexo anal y él se estaba enviciando.
Volviendo a lo nuestro, en una de esas que me fui por la Av. Cañoto, bajé a ver unos recuerdos folclóricos, para un regalo, en una tienda bonita que hay por ahí, mientras veía, otro comprador me sacó charla, preguntas van otras vienen, opiniones y demás, la charla se entablo y, en seguida, los piropos, yo ya andaba en los 35 y el sería de unos 28 a 30, moreno, mediana estatura, flaco, algo musculado, muy poco, de sonrisa agradable, no era un adonis pero servía y como andaba hace mucho tiempo sin sexo extra, me fui entusiasmando. En seguida pasó a invitarme a tomar un café y lo rechacé, explicando que era casada y que no deseaba ser vista y me dijo que la invitación era para ir a tomar el café en su oficina estaba a una cuadra, el es abogado, si podíamos ir a tomar el cafecito allí, que lo preparaba personalmente y le salía muy delicioso, a lo que acepté. Me indicó donde era y deje que se vaya para llegar sola.
Di la vuelta en mi auto y me estacioné en la calle trasera, entré al edificio algo viejo y bastante sucio, en planta alta estaba la oficina, bastante discreta, un escritorio, sillas, sofá, computadora, los libros de costumbre y muchos papeles, típico del abogado.
Me recibió muy amable y nos sentamos, ambos, en el sofá, me ofreció el cafecito o un whisky?, dijo él, la oferta era tentadora, había llegado muy arrecha y había que ir andando dentro de la conquista propuesta por el, así es que asentí suavemente, muy coqueta y nos tomamos unos tragos, la charla se centro en mi belleza y que él estaba loco por mí, en fin se fue acercando y yo vuelteando para hacerme la difícil y mi sapito esta a mil, mojadísimo, tenía que contenerme para no asaltarlo y comérmelo.
Como parte de la charla (y de la conquista) se ofreció mostrarme el resto de la oficina, a un costado había un puerta medio escondida por el armario donde tiene sus libros, ahí se pasaba a una habitación, cama, velador (2) mueble con algo de ropa, un equipo de música, equipo de videos, un refrigerador pequeños, como el de os moteles, etc. bastante agradable el bulincito, mientras paseaba por la habitación, copa en mano se me acercó y me comenzó a abrazar.
Para mejorar la situación lo deje y ayudé con un suspiro, no daba más de arrechura, deseaba saltarle encime, pero mejor iba así, que le cueste, me abrazó y me dio un beso de lengua, suave al principio y después con lengua, agradable, muy cálido y cuando me apretó, sentí la paloma durísima, entonces nos desatamos, me comenzó a besar el cuello, a mordisquear la oreja, mientras yo palpaba su paloma sobre el jean, medio apretado que tenía.
Me separé de él y deje la copa, tenía una cara de lujuria terrible, me fui para el sofá y medio acostada lo recibí nuevamente, me besó y sus manos iban por todo mi cuerpo, se acabaron las palabras, me fue quitando la ropa que, como había salido buscando guerra era muy poca, no usaba sostén y tenía una blusa ligera con botones adelante, voló rapidísimo, la falda solo tenía un broche al costado, en esto tuve que ayudarlo, también salió rápido, mientras el sacaba la ropa y me besaba tuve que luchar un poco con el cierre de su pantalón, en fin, entre ayuda de él y mía nos desnudamos, yo quedé en calzoncito y mis zapatos de taco y él en calzoncillos, con ello nos corrimos a la cama y nos tumbamos, donde comenzó la sesión sexual de esta puta arrecha que deseaba sacarse el gusto con un hombre desconocido y arrecho como los otros.
El doctorcito comenzó la chupadera de mi cuerpo, comenzó en mi cuello, mis orejas bajó a mi pecho, se dedicó con mucho esmero a cada una de mis tetas, con mucha avidez chupó los pezones y, mientras, yo me retorcía, trataba de hacer algo pero sus movimientos me impedían mantener la mano en alguna parte de su cuerpo al final fue bajando y llagado a mi cocho se dedicó mordisquear sobre mi calzoncito que estaba totalmente húmedo con mis jugos y fue peor con su saliva.
Seguía con el juego y tardaba mucho, así que decidí tomar la iniciativa, lo empujé a un costado y mientras me acomodaba me saqué el calzón y me fui a su paloma, le saqué el calzoncillo y comencé chuparle la paloma, algo grandecita y muy dura, durísima, saltaban sus venas, la verdad que estaba deliciosa, le lamí, se la mordí, le masajeé las bolas, se las chupe, como buena puta, el reaccionó y buscó un 69, en fin mientras gozaba de su paloma en mi boca, sentía su lengua, algo torpe y sin mucha experiencia explorar todo mi sapeco, y sus dedos andaban por todo lado, especialmente por mi culito (me gusta que me metan los dedos hasta el fondo, dos máximo, más duele). Estuvimos un buen rato en este trabajo.
Cuando ya iba a reventar me di vuelta, saqué de la cartera un condón (de los que compra mi marido) y lo cabalgué, su paloma entro facilísima, yo estaba muy mojada, así que me moví rápido, hasta el fondo y el metisaca fuerte, delicioso, los dos jadeábamos fuerte y se lo veía que estaba al borde del orgasmo, así que me esmeré y sentí el calor en todo el cuerpo, Lugo perdí la conciencia, terminamos descomunalmente, sentí el calor de su terminada y caímos rendidos, uno al lado del otro.
Ya recuperada, me levanté sin decir nada y me fui, me pidió teléfono y más datos, solo le dije que me llamaba Marina (mi nombre de puta) y le dije que yo lo buscaría, en ese caso el debería estar dispuesto a culearme como a mí me gusta.
Me fui a mi casa ya oscureciendo, más tarde en la noche cuando llegó mi marido entre arrumacos, le conté el tire fenomenal y nos mandamos otro tire buenísimo, pero de entrada le pedí que me coma el sapo pues el otro no era tan bueno como Esteban.
A los quince días más o menos, estaba en casa sin hacer nada, a eso de las 9:00 a.m. arrecha después de una fiesta el día anterior, que no me había dejado nada más que cansancio de bailar y algunas parejas aburridas que estaban en nuestra mesa. Los niños estaban en clases y mi marido trabajando, así que decidí ponerme en guerra, un falda ancha, algo corta, una remerita clara, tacos aguja, algo de joyas y sin calzón ni sostén, es decir que era directo a culear, con pintura y traje de guerra.
Me fui directo donde el doctorcito, cuando llegué estaba solo, medio sorprendido esbozó una sonrisa, solo le pedí que cierre su oficina y me fui directo a la habitación, buena puta la que se había ganado el hombre. Cuando entró, simplemente comenzamos a manosearnos, nada de palabras, fue inmediato, nos sacamos la ropa, lo mío eran solo dos prendas así que lo monté, previo condón, y comenzamos a sacudirnos, fue largo a mitad de ello me puso debajo, abrí bien las piernas y las levanté rodeándole la cintura, así de fácil su paloma entró hasta el fondo, de una solo me bombeó hasta terminar, yo me retorcía como una posesa, el solo bombeaba, fuerte hasta que entre gritos, de ambos, terminamos.
Cuando me recuperé, me vestí, me arreglé rápidamente y me fui sin decir palabra. Cuando salía, en el pasillo habían dos hombres, grandotes medio gordos y sudados, son los que dan la sensación de ser chóferes de camión (sin ofenderlos), brazos y manos fuertes y uno de ellos, medio choquito (rubio) me largo un buen piropo, obsceno, pero piropo al fin.
Otro día volví, bajo circunstancias similares, mucha arrechura, con el sapo chorreando, donde mi macho, que tenia la orden de mantenerse alerta y le pedí (ordené) que me chupe hasta terminar, me chupó como loco, me metió los dedos por todo lado, me hizo terminar rápido, después le inicié una paja buena con ayuda de saliva, cada vez que le echaba saliva, me acercaba mas, después la lubricación fue directamente con la lengua, mientras seguía pajeándolo, hasta que terminé chupándosela, y metiendo mi dedo en su culo, terminó como un volcán, me lo tragué todo.
Me arreglé lo mejo que pude para irme, aunque ahora charlamos un poco, me contó de su novia, que se iban a casar y que ella no era muy buena en el sexo, algunos comentarios más y me fui, igual como llegué.
El resto de la historia continuará, pues hubieron algunos encuentros, mas y muy buenos.
Marina