Marina
Como terminó dominado por la madre de un amigo.
Marina.
Esto sucede cuando tenia 14 años; llevaba años viéndola, su cuerpo delicado, su actitud indiferente, un cuerpo hermoso a pesar de tener senos pequeños, un culo redondo y delicioso que hacia que me muriera de ganas de posar mi cara en él. Su rostro era fino, con ojos fríos y calculadores, unos labios rojos (tamaño medio diría) y pelo rubio.
Trabaja en una oficina como encargada lo cual fomenta mas su personalidad presumida y además iba siempre bien vestida, con camisa y minifalda, medias color piel normalmente, y zapatos de tacón alto negros mayormente.
Siempre la vi como una diosa, desde que empecé a masturbarme no puedo parar de pensar en ella, buscaba cualquier excusa para poder utilizar el baño de Martín, su hijo y mi amigo, con el único fin de buscar entre la ropa sucia en busca de una tanga o cualquier prenda intima de ella. Luego las olía y me las ponía en el bolsillo para llevármela a casa, consiente de que al llegar a mi cuarto iba a destrozarme el pene pensando en ella.
En ocasiones mis miradas no pasaban desapercibidas para ella, cosa que me excitaba aun más.
Un día cuando olía su tanga entró ella en el baño, no sabía que decirle, me puse rojo de vergüenza, ella me miro con su mirada fría una sonrisa picara en su rostro, en ese momento quedo totalmente al descubierto mis deseos hacia ella.
Lo cierto es que enseguida puso cara de furiosa y me amenazo con decirle a todo el mundo que era un pervertido, empezando por mis padres, dijo.
Le rogué que no lo hiciera por la vergüenza que eso implicaría y sin darme cuenta caí de rodillas, en ese momento note que su enfado parecía disminuir así que hice algo que siempre había deseado, comencé a descender poco a poco hasta poner mi cara a milímetros de sus hermosos zapatos, entonces comencé a besarlos, me pareció sentir que se reía pero no me anime a levantar la mirada.
- Alguien debe desciplinarte - dijo con voz enojada- y si no quieres que le diga a nadie, entonces voy a tener que ser yo quien te discipline.
No quise decir nada, un poco por la humillación de que fuera a sobresaltarse, y otro poco porque empezaba a gustarme la idea.
- Sígueme!!- ordenó mientras se daba vuelta hacia la puerta del baño. Cuando intente levantarme para seguirla ella fingió toser, yo entendí la señal y me mantuve de rodillas.
Atravesamos la sala de estar de la casa (recorrido que incluía pasar por la puerta del cuarto de mi amigo, el cual no se percató porque estaba en la computadora).
Desde esa posición podía ver a mis anchas la perfección de su trasero que nunca me había resultado tan tentador.
Era verano y yo llevaba puesto una bermuda, lo cual fue un gran defecto ya que ella me llevaba a una habitación en le fondo de la casa, por lo que el suelo ya fue suficiente castigo para mis rodillas, y esto recién empezaba.
Al llegar se sentó en una silla y cruzó sus piernas mientras esperaba que yo llegara a ella:
- Acuéstate boca arriba bajo mis pies!!!
Obedecí de inmediato.
- Bien . Ahora limpia la suela de mis zapatos.- dijo mientras prendía un cigarrillo.
Comencé a lamer primero tímidamente sus suelas, pero la misma excitación fue haciendo aumentar mi intensidad hasta dejar una totalmente limpia, entonces descruzó y volvió a cruzar sus piernas dejando el otro zapato sobre mi cara, comencé mi labor nuevamente.
Al terminar ese zapato apagó el cigarrillo en el piso, pisándolo, ensuciando su suela para luego ordenarme que se la limpie, no sin antes comer la colilla del cigarro la cual levante del suelo con los dientes.
Ella parecía deleitarse con esta nueva situación, se paró dejándome ver a las claras su ropa interior azul, con lo pies a los costados de mi cabeza, se levanto la pollera, bajo la tanga hasta que esta quedo a centímetros de mi enrojecido rostro, comenzó a agacharse, su concha era hermosa, bien depilada. Entonces comenzó a orinar sobre mi rostro, me ordeno que lo bebiera todo porque no quería ensuciar el piso. Así lo hice mientras ella se reía, esta vez de forma evidente. Luego me hizo limpiarla y se levantó.
- Por ahora te voy a dejar ir, pero esto no termina acá, ahora deberás hacer todo lo que te ordene por el tiempo que yo quiera- dijo mientras se acomoda la ropa y sin mas se retiro de la habitación, dejándome excitado a mas no poder, tendido en el piso y con un gusto horrible en al boca, pero eso sí, deseoso de saber lo que seria el próximo encuentro.
Este es mi primer relato, espero que le halla gustado y si recibo buenos comentarios escribo una segunda parte, esta un poco mas "chancha"