Maridos, mujeres y amantes
Isabel consigue sobrevivir a la catástrofe mundial. Destrozada por el dolor de la perdida de seres queridos llega al pueblo de Lilith. Allí encontrará de nuevo el amor y el sexo de la manera más inesperada.
La odisea de Virgilio (14: Maridos, esposas y amantes)
Es importante leer las primeras partes para comprender la historia
Era febrero cuando se produjo el golpe de estado. Isabel y toda su familia quedaron desconcertados. Pero eso solo era el principio de una tragedia que parecía no tener fin. Después de los sangrientos altercados de las primeras semanas el ejército consiguió establecer su autoridad tanto en el transporte como en los suministros. Tanto al enorme desempleo como a los problemas de abastecimiento se estableció unas cartillas de racionamiento para la población civil. Los sitios de dispensa se establecieron en diversos sitios de la ciudad.
Ellos Vivian en una ciudad de tamaño medio en el norte del país. Esta estaba en el curso de un rio de importante caudal que circulaba desde un valle al noreste donde se situaban diversas campiñas durante varios cientos de kilómetros. La economía había pasado a ser autárquica debido a la negligencia de la nueva dictadura. Era imposible el establecimiento de negocios en una situación en el que todas las comunicaciones estaban cortadas por patrullas militares. Aunque la prensa había sido prácticamente eliminada llegaban numerosos rumores de abusos por parte del ejército en los controles. Todo ello desanimaba bastante las labores de los transportistas.
Aún haciendo uso de las reservas alimenticias el ejercito debía soltar la correa para que la población pudiese sobrevivir. Pero cuando la cosa parecía que estaba mal empeoro de forma fulminante. Los informativos gubernamentales de la única cadena oficial en activo de televisión relato las terribles tragedias que se ocurrían por el mundo. La nueva peste aviar estaba provocando millones de muertes en el extremo oriente y parecía imparable. El terror al inminente posibilidad del contagio se extendió por todo el globo terráqueo.
En realidad lo más aterrador fue lo que ocurrió un mes después. Rusia, Irán, Pakistán, los países de mayoría musulmana, Corea del norte y otros habían establecido un pacto militar y declaraban la guerra a la OTAN. Por sorpresa las tropas aliadas fueron atacadas en sus bases de Afganistán e Irak. Incluso el pacto con los Faud se rompió y las bases de Arabia Saudí fueron atacadas mediante armamento químico y bacteriológico. La séptima flota de EE.UU unidos fue barrida mediante misiles supersónicos antibuque lanzados por el gobierno de Teherán. Esa tecnología claramente rusa provoco una declaración de guerra de represalia por parte de EE.UU y con ellos de todo el pacto del atlántico norte.
Las consecuencias en el país fueron trágicas. El ejército se alineo con los aliados y promulgo leyes de reclutamiento forzoso. Todo ciudadano varón entre 18 y 50 años eran convocados a filas. Mientras en el este se disputaba una sangrienta guerra en el que los combates aéreos para la supremacía eran constantes. El eje por su parte imponía su ley en el mar gracias a los submarinos de la marina rusa. La flota de reino unido y la norteamericana estaban siendo aniquiladas.
A los siguientes días, el padre de Isabel, su hermano menor y su novio fueron invocados a filas. A primera hora de la mañana la policía militar los llamo de sus domicilios. Isabel lloro desesperada al ver partir a los tres y ser introducidos casi a la fuerza en aquel camión. Tenía un mal presentimiento y lloro desconsolada cuando le arrebataron a los hombres que más quería. Recibieron instrucción a toda prisa en la cual le proporcionaron poco más que fusiles de asalto y con una pésima experiencia en disparar. En 3 semanas fueron desplazados al frente oriental como infantería.
Las amenazas estaban aumentando de nivel cada día que pasaba. Israel a duras penas podía contener la multitud de ataques en sus fronteras. Los países vecinos querían tomarse la revancha de la humillación que supuso la derrota a mediados del siglo XX. Jerusalén era tierra santa y debía estar bajo control musulmán, decían. Ante la inminencia de la derrota el gobierno amenazo de hacer uso de su armamento atómico, el que declararon multitud de veces no tener. Ante esto Irán advirtió que iba realizar represalias de igual calibre. Los gobiernos aliados intentaban en un último intento diplomático de un alto el fuego para prevenir males mayores con los rusos pero su gobierno hizo oídos sordos. Así que se intento hacer uso de la guerra convencional a modo disuasorio.
Mientras en el país se habían quedado los militares profesionales que habían provocado el golpe de estado. Mientras los hermanos, maridos, padres y novios habían sido desplazados al frente y usados como carne de cañón. Ellos se quedaron para establecer el control en un país en el que solo quedaban mujeres, viejos, enfermos y niños. Las mujeres rumoreaban de la existencia de algunos que habían desertado que a duras penas conseguían ocultar en lugares como dobles paredes y demás. No podían ser descubiertos ya que serian fusilados. Aquello recordaba mucho a los relatos del diario de Ana Frank. Ella era una judía perseguida y oculta en la Holanda dominada por el tercer Reich. Ahora las mujeres protegían y ocultaban casi de igual manera a los pocos varones civiles y jóvenes que quedaban.
El gobierno militar del país estableció una página web de información sobre las bajas. Isabel y su madre la consultaban a diario, casi minuto a minuto. A la semana de ser desplazados al frente se llego a la información de que se había producido una terrible batalla en Minsk. Los rusos para defenderse de la avalancha habían hecho uso de un arma nuclear táctica. En una fracción de segundo millones de soldados fueron volatizados. La unidad de los familiares de Isabel y su novio habían sido aniquiladas. Nadie quedo con vida. Isabel confirmo su informe de defunción en dicha página. Allí estaban, sus nombres, sus fotos, sus números de identificación y el lugar de fallecimiento: Minsk.
Madre e hija sintieron de repente como si le hubiesen clavado una daga de hielo en el corazón. Los gritos de dolor fueron escuchados por las vecinas que fueron a su casa a tratar de consolarlas. Pero ellas se debatían en el suelo como si las hubiesen matado a ellas. Ríos de lágrimas se derramaron por todas las casas del país. Ahora de golpe el país era una nación de viudas y huérfanas. Las mujeres ya solo compartían su dolor.
Tardaron varios días hasta que se atrevieron si quiera de acordarse en comer. La madre de Isabel le pidió a su hija que fuera a la cola de racionamiento. Pero ahora salir a las calles era peligroso. Los soldados profesionales eran un terrible peligro. Ya se sentían dueños de todo. Las mujeres aterrorizadas trataban de ir juntas pero a pesar de ello se supo que hubo violaciones. De vez en cuando se veía una mujer con los ojos apagados, se sabía muy bien qué es lo que le había pasado.
Así Isabel intentando anular su dolor se levanto y salió del piso para ir al recado. Era un cuerpo sin alma, se movía a impulsos casi inconscientes. Aún conocedora del peligro ya le daba su vida igual. Se sentía culpable de seguir viva, mientras su hermano, su padre y su novia habían muerto en esa locura de guerra. Ya casi no le importaba ser agredida sexualmente. En cierta forma creía que así compartiría el dolor de sus seres queridos fallecidos. Se dirigió hacia allí pero a mitad del camino con la cabeza permanentemente bajada oyó las sirenas de aviso de bombardeo. Durante los primeros instantes quería que le alcanzase un proyectil pero en el último instante algo en su interior quiso aferrarse aún a la vida. Vio un puente y corrió hacia allí con la esperanza de que le protegiese en algo.
Los siguientes minutos ella vivió algo que creyó muy parecido a lo que debió pasar en Minsk. Multitud de bombas cayeron del cielo y todo a su alrededor se volvió estruendoso. Hasta se quedo sorda. El fuego y las explosiones eran un todo y veía como los edificios de los alrededores caían como si fueran de naipes. El puente también fue alcanzado pero se quebró de forma que se produjo un hueco en la zona donde ella se había escondido. Pero ahora estaba atrapada mientras la ciudad era devastada en ruinas.
Pasaron horas hasta que encontró un resquicio donde salir al exterior. Pero lo que se encontró fue aún peor para su ya destruido ánimo. Donde antes había una ciudad ahora solo había escombros. Intento localizar su antiguo barrio pero ahora no quedaba ningún alma en vida excepto ella. Supo que su madre también había muerto. De vez en cuando veía algún cadáver, ella gritaba pero nadie le respondía. Estuvo hasta 3 días buscando algún superviviente. Pero parece que solo quedo viva ella llena de polvo y hambrienta.
De esta forma salió de la ciudad y se dirigió al noreste. Los primeros días en los que ando de pie solo vio campos calcinados. Pudo encontrar algún que otro arroyo del que bebió aún arriesgándose a que estuviera contaminado por armas químicas o bacteriológicas. Vio restos aún vivos de algunos campos y ella misma saco de la tierra rábanos que comió con fruición. Aquella verdura sin cocinar, sin lavar en ese momento le pareció la comida más sabrosa aún llena de polvo.
No recuerda cuanto tiempo estuvo caminando pero le pareció una eternidad. En el horizonte vio una pequeña población que parecía aún de pie se dirigió hacia allí con el cuerpo absolutamente destrozado por el cansancio y con el alama muerta. Cuando llego vio multitud de gente en el suelo agonizando. Una señora mayor se acerco a ella y cuando llego Isabel se derrumbo.
Pasaron casi semanas en el que entre pesadillas y vigilia las gentes de aquel lugar trataban de atenderles. Ella solo decía gracias por todo pero a veces deseo pedirles otra cosa muy distinta: Matadme.
Un día llegaron 3 personas nuevas. No parecían refugiados. Uno de ellos era un hombre de mediana edad, alto, moreno con barba de varios días. Tenía un vendaje en su pecho. Le acompañaba una mujer morena, joven algo menuda y entre ellos dos viajaba una mujer subida en un burro. Era pelirroja, voluptuosa, tremendamente bella. Su faz desplegaba serenidad mientras sus compañeros parecían anonadas. Una refugiada se le acerco a ella y se bajo del burro.
- He perdido a mi hijo y a mi marido. Me lo han quitado todo. Ya no merece la pena vivir. Debí quedarme en la ciudad y morir de hambre.
Aquella mujer la beso en la frente. Su temple cambio de repente y un atisbo de ilusión pareció salir de aquella faz derrotada.
- Escúchame bien mujer. Tu hijo y tu marido se encuentran bien allí donde están. Y te mandan recuerdos y desean que sigas adelante. ¿Lo has oído?
- Si. Quien sea que seas. Dios te bendiga
Más tarde recogió a una niña en brazos. Pero lo que hizo después fue algo único.
Unos metros más allá había un hombre gimiendo de un dolor terrible. La mitad de su rostro lo tenía quemado con quemaduras de aspecto químico. Dicha mujer soltó y se agacho sobre el herido entonces puso sus manos en su rostro. Una luz rosada salió de sus manos y las heridas cicatrizaron en unos instantes. Un murmullo surgió en los alrededores. Todos observaron anonadados a la extraña. Nos acercamos a ella como si de un milagro se tratase. Isabel recibió una caricia en su rostro de la pelirroja y de repente volvió a tener ganas de vivir. Aún sentía un tremendo dolor pero la esperanza surgió de lo más profundo de su corazón. Quien era esa persona se pregunto. Era alguien especial, de eso estaba segura.
Decidió a seguirla más tarde se encontró con personas del pueblo. Parecían conocerla."¿Sería una aldeana?" Se pregunto. Todos las seguimos hasta la iglesia. Allí se presento. Dijo llamarse Lilith. Y traía un mensaje de amor y esperanza. Pero eso no tenía ningún sentido. Lilith era un personaje diabólico en la Biblia. Era la repudiada. La que abandono a Adán para convertirse en la madre y reina de los súcubos, aliada de los demonios. Los súcubos esos seres que con forma de mujer pernoctaban con hombres solteros para incitarles a pecar.
Decía que venía en misión de redención y guía. Venía a ayudarnos a recobrar la humanidad a un nuevo destino. Donde la ternura, el amor y el sexo serían los dominantes. No más odio, no más guerra, no más avaricia. Todos los allí presenten la rechazaron. Aquello era una herejía, pero entonces ella desplego unas alas de luz de color rosado. Y ante la visión del ser celestial no hubo ninguno que no se postro ante ella. Pero inmediatamente nos rogo que nos incorporásemos.
Lilith relato su objetivo. Debíamos levantar nuestros corazones y seguir adelante. Todos habíamos perdido a nuestros seres queridos. Ellos se encontraban bien, aquello era una despedida de hasta luego no hasta nunca. Nuestro sufrimiento no era óbice para abandonar. Debíamos seguir adelante. Pero en cierta forma debíamos alegrarnos. Ahora las cosas serían distintas.
Durante las primeras semanas me instale en el pabellón deportivo. Allí estaban muchos de los refugiados. La inmensa mayoría eran mujeres. Aunque había hasta una travestí. Lilith los insto a trabajar en el campo. Isabel fue asignada a trabajar en un olivar. Las mujeres del pueblo le enseñaron como varar los arboles y con la ayuda de un plástico de gran tamaño las recogían en el suelo. Posteriormente eran llevadas a un molino para obtener el aceite. Las primeras gotas eran de un color blanquecino. Aquello sorprendió a Isabel. Era el lechal, lo probó y estaba sabrosa. Había una chica joven rubia de pelo rizado, ojos amarillos como su pelo. Era del pueblo y durante las primeras semanas se hicieron muy amigas. Aquella chavala de nombre Beatriz estaba continuamente preocupada por ella y por su estado de ánimo. Era tremendamente cariñosa y le animaba tanto en el trabajo como con respecto a su futuro.
Beatriz convenció a Isabel a que se estableciese en su casa. Isabel dudo mucho al saber que ella vivía con su marido Pedro. Pero al final acepto. De esta forma consiguió un techo y una cama donde alojarse. Pero también encontró una pareja que no paraba de mostrarse cariño entre ellos y que parecían darle algo a ella.
Isabel adoraba a Lilith. Iba a todas sus misas. Su mensaje le llenaba de paz interior. Pero lo que más le fascinaba era su mirada. Profunda, hipnotizadora. Aquellos ojos negros parecían que te absorbían y te analizaban todos tus pensamientos, todos tus deseos, todas tus penas. La mirada intimidaba pero a la vez atraía. Era una mirada de ángel. A veces la miraba detenidamente a ella y se sentía cono desnuda ante ella. Lilith celebro varias bodas, un par de ellas fueron peculiares. Caso a un par de lesbianas y un mes después a un tal Ramón y la travestí refugiada de nombre Afrika. En los sermones dejaba muy claro que la pareja de dioses eran dioses de amor y que no había variante o combinación prohibida para que dos adultos se amansen. Lo importante era el cariño y la ternura. Cada vez que Isabel salía de sus misas su corazón se fortalecía.
Mientras en la casa algo de repente cambio. La pareja que lo acogió se volvió de repente muy activa sexualmente. De vez en cuando oía gemidos y ella los observaba desde la lejanía. Parecían haberse vueltos adictos al sexo oral.
Una tarde vio como en el patio Pedro estaba desnudo y sentado en una silla. Beatriz estaba vestida con un conjunto de lencería muy sexy. Ella estaba arrodillada y se estaba metiendo en la boca el pene de Pedro. Este gemía ruidosamente mientras acariciaba la cabeza de su amada. Pedro empezó a gritar y Beatriz aumento el ritmo.
- ¡Bea! ¡Me corro! le avisaba Pedro. Pero Isabel en vez de retirarse seguía con el miembro de su marido en la boca.
Entonces sucedió lo inevitable. Pedro eyaculo en la boca de Beatriz. Ella saco su lengua mostrando el esperma a su amante, luego la recogió y con un sonido de deglución se la trago. Volvió a sacar su lengua ensañándosela a Pedro.
-¡Uhmmm! ¡ Que rico!
Pedro reacciono besándola apasionadamente. Luego la hizo sentarse en la silla y le pidió que abriera las piernas. Ahora él se arrodillo y abrió hacia un lado el tanga de la chica. Isabel pudo ver que ella se depilaba completamente a modo de ingles brasileñas. Pedro dirigió su boca a la entrepierna de su querida. Beatriz reacciono con un suspiro. Isabel comenzó a masturbarse bajándose su falda y las bragas. Desde su posición observó como Pedro lamia con ansia el clítoris de su amada. Luego con un dedo penetro su concha. Luego con otro dedo le penetro el ano. Los gemidos de Beatriz eran muy sonoros. Debían ser escuchados por los vecinos. Parecía que les daba igual. Entonces vio como Beatriz la había descubierto. Pero en vez de sentirse intimidada Beatriz sonrió y dio señales de sentirse aún más excitada. Isabel se oculto tras la pared mientras oía los últimos estertores del placer de Bea. Al oír su orgasmo Isabel alcanzo el suyo mientras se masturbaba con gran intensidad. Isabel se deslizo por la pared mientras el cansancio la dominaba. Se subió la falda y su ropa interior y subió veloz a su habitación.
Aquella escena la había excitado enormemente pero a la vez le entristeció sobremanera. Lloro desconsoladamente recordando a su novio. Deseo con toda su alma que él estuviese con ella. Que formasen parte de aquel pueblo. Que fuesen feligreses de Lilith. Y que hicieran el amor sin parar. Su novio le había lamido el sexo en innumerables ocasiones y ahora venían a su mente las sensaciones y sentimientos de aquellos recuerdos. Estarían todo el día intercambiándose las aguas de vida. Pero ahora estaba sola. Volvió a lamentarse de seguir viva. Qué sentido tenía estar allí si los mandatos divinos que enunciaba Lilith ella nos lo podía cumplir.
Todas las noches escuchaba la habitación de la pareja. Estaban haciendo el amor. Pero no eran los únicos. También sonidos lejanos le llegaban de otras que también hacían lo mismo. Ahora sin televisión el entretenimiento favorito había pasado a ser follar sin parar. Lilith colaboraba enormemente a eso gracias a sus sermones en los que les animaba continuamente a mantener relaciones sexuales. Que aquel era la fuerza de la unión entre Asherah y Yaveh. Que era la mejor forma de rezar. Al oír tal colección de gemidos ella se introducía en la cama y debajo de las sabanas se masturbaba. Al llegar al clímax buscaba al otro lado de la cama al amante perdido pero ella no lo encontraba. Así que después del placer le llegaban las lágrimas.
En los siguientes días Beatriz la miraba de otra forma a Isabel. Como si intentase averiguar sus pensamientos. Ahora Isabel se sentía incomoda. Estar en aquel hogar tan lleno de amor la entristecía por que ella no podía ser participe. Estuvo varios días pensando en cómo decir a la pareja que iba a dejarlos y que volvería al pabellón. Pero eso cambio de forma imprevista.
Un día al final se atrevió a decirlo. Estaba en la cocina preparando un pollo asado con Beatriz. Juntas estaban condimentándolo. Cebollas, ajos, pimientos, Así que mientras troceaba Isabel hizo acopio de valor y dijo:
- Beatriz. Me tengo que ir. No puedo estar con vosotros.
- Pero ¿Por qué? - Pregunto alarmada Beatriz- eres parte de la familia
- No, no soy parte de la familia.
- Si eres parte de la familia. Te queremos tanto yo como Pedro. Dinos el problema.
- No te lo puedo decir
- No hay nada que tengas que ocultarnos. Ya deberías tener confianza con nosotros. ¿Te hemos tratado mal en algo?
- Todo lo contrario. Me habéis tratado estupendamente. Gracias a vosotros he vuelto a querer vivir.
- No te entiendo Isabel. Si es así ¿Porque nos dejas?
- No te lo puedo decir.
- Pues de aquí no te permito salir hasta que me des una explicación.
Beatriz miraba seriamente a su amiga. Isabel comprendió que le debía eso.
- Beatriz. Vosotros os amáis mucho y yo estoy fuera de lugar.
- Tú no estás fuera de lugar. No nos estorbas.
- Si lo estoy . Yo - Isabel empezó a llorar
- Dime por favor que ocurre- Beatriz fue a su cabeza a consolarla
- Yo - decía gimiendo entre llantos- Me duele en toda mi alma veros disfrutar tanto mientras hacéis el amor. Y yo estoy sola.
- No estás sola.
Beatriz dirigió los labios a los de Isabel. Esta quedo petrificada ante la caricia. Pero de pronto dejo de llorar. Se dejo llevar y permitió que la lengua de la joven entrase en su boca. Juntas se dieron un baile sus picos. Empezaron a acariciarse, primero en los cuellos, luego las caras. Isabel dejo de repente de sentirse sola. En realidad se percato de que estaba equivocada. Ahí tenía otra alma que deseaba darle cariño. Recordó las palabras de Lilith, lo importante era el amor. Abandono sus prejuicios y se dejo llevar por las sensaciones y el deseo. Quería cumplir el mandato divino y allí había una chica joven que deseaba aliviarle. Se acordó momentáneamente de su novio pero comprendió que él la comprendería y la apoyaría. Sintió que su vida volvía de una vez por todas a renacer. Ahora tenía una nueva familia con la que comenzar. Siempre se acordaría de la suya pero con esta tenía una nueva oportunidad.
Beatriz agarro por la mano a Isabel y la hizo acompañarla a la planta superior donde estaba la cama de matrimonio. Beatriz se quito la ropa y Isabel pudo ver el cuerpo desnudo de la joven. Era muy bonito. En un momento se pregunto a si misma como ella, de 29 años, podía a atraer a alguien en la flor de su vida. Ya no se sentía tan atractiva. Le sacaba casi 11 años de diferencia, no había ninguna razón para que se sintiese atraída. Pero Bea anulo esos pensamientos con besos. Isabel se quito la ropa y permitió ver el suyo a su amada.
La rubia hizo tumbarse a la más mayor en la cama. Se dirigió hacia su nuca y con su lengua empezó a recorrer todo su cuello. Las sensaciones de Isabel empezaron a ser tales que entro en estaxis. Los últimos días de excitación continua por fin habían encontrado un hueco de salida y era el menos esperado por ella. La de su anfitriona. Su cerebro empezó a colapsarse de percepciones, de emociones, de esperanzas. Su cuerpo evocaba haber sido creado para gozar y ser gozado. Su mente solo era ocupada por un único pensamiento: el deseo. Ya no pensaba por si misma sino por la inagotable flama del ardor del calor humano.
La rubia de ojos amarillos descendió a los pechos y la nueva sensación provoco un intenso gemido a la más madura. Beatriz conocedora de las vericuetos del placer de su propio cuerpo sabía muy bien como provocar placer a alguien de su propio sexo. Ella había sido instruida por Lilith y su propia experimentación hizo el resto para convertirse en una experta a la hora de arrancar placer a su amiga. De forma suave lamio uno de los pezones y mientras con su mano se dirigió a la velluda entrepierna de Isabel. Localizo con el tacto el clítoris y ella reacciono con otro intenso gemido ante la nueva caricia.
Bea bajo entonces al bajo vientre de su nueva amante. Encontró el velludo cuerpo de Isabel.
- ¡Uhmm! Te vas a tener que depilar. A Pedro le gusta verme el coño en todo su esplendor.
- Beatriz. Quieres decir que ¿Que quieres que me acueste con tu esposo?
- Eso. Cuando te vi como nos observabas mientras él me comía el conejo me entraron unas ganas tremendas de que estuviéramos los tres follando. No voy a dejar a mi amiga sin que pueda cumplir el mandato divino. Es más, de solo pensarlo me pongo cachonda.
La promesa de compartir a Pedro le aumento el nivel de excitación. Era cierto de que tenía cara de pardillo pero tenía un buen porte. Isabel sintió como la experta lengua de Beatriz le hacía disfrutar. Parecía que las mujeres conocedoras mejor de sus cuerpos y su tacto suave y aterciopelado permitían sentir gloriosas sensaciones.
Isabel empezó a emitir fluido vaginal.
- ¡Agua de vida! ¡Magnifico Isabel! ¡Gracias por tu regalo!
Esas palabras fueron las que provocaron en su cerebro la avalancha emotiva que provoco el acto reflejo del orgasmo. Isabel sentía una enorme emoción que su fluido vaginal no era repudiado sino que era admirado y deseado por aquella mujer. Beatriz se metió la lengua la rajita de su amiga y la introduzco profundamente mientras recibía abundante caldo femenino en su boca. Isabel gritaba desaforadamente. Su cerebro se había colapsado de dopamina. Y sentía un orgasmo muy potente.
- Es la primera vez que pruebo agua de vida femenina. Que sabor más curioso. Parece miel. Creo que me va a gustar. La próxima vez que me masturbe no dudare en beberme la mía.
- Gracias Beatriz. Lo necesitaba con toda mi alma. Me has hecho muy feliz.
- Por supuesto. Para eso están las amigas.¿ De verdad te quieres ir de nosotros ?
- Ya no. Ahora no me echan de aquí ni a latigazos.
En ese momento la puerta del dormitorio se abrió. Era Pedro. Puso cara de flipado al ver como su novia tenía la cabeza enfrente a la vulva de su invitada.
- Mira Quien tenemos aquí. Llegas tarde a la fiesta cariño. ¿Le dejamos entrar al rezagado? ¿Isabel ?
Isabel respondió asintiendo con la cabeza. Beatriz desnudo compulsivamente a su amado que seguía teniendo una cara de alucinado. Al bajarle el pantalón una contundente erección hizo acto de presencia.
- Jajajaja. Veo que ver a un par de tortilleras en faena te pone cachondo. Ya me lo dijo Lilith en sus terapias grupales. Este tipo de espectáculos os pone a los tíos como una moto. Pues estas de enhorabuena por que Isabel y yo te los vamos a ofertar a diario. Tienes suerte Isabel mi maridito no necesita que se la mamen, te la vas a encontrar como una piedra. Vamos Pedro tíratela.
Isabel ofreció complacientemente su vagina abriendo las piernas. Este dirigió su boca para lamerla. Ahora Isabel se sentía como la amante de esos dos. Sería como una concubina para ambos. Ahora tenía un par de amantes que le iban a dar cariño, amor y placer. Les debía todo. No solo eran generosos para que vivieran techo, cama y comida. Sino que ahora también les darían amor. Se juro a si misma que sería la esclava sexual de los dos.
Pedro lamia su sexo. Isabel noto que no era tan buena como Bea, pero le daba unas buenas dosis de placer. Sus manos gruesas y dañadas por el trabajo en el campo no eran tan suaves y delicadas como las de Beatriz. Se notaba que era más impulsivo, más deseoso de penetrar. No tan delicado como su amiga. No era tan bueno en la cama como ella pero lo hacía bastante bien. Pero ya no sería nada exigente, a él lo haría gozar de placer como su esposa lo hacía. Se pregunto si se atrevería a mamársela hasta la eyaculación. No dudo en pensar que por supuesto, ya no tenía ningún sentido en negarle ese placer que parecía Pedro apreciar tanto. Es más Lilith siempre hablaba sobre la importancia de recibir agua de vida. Ahora tenía a un hombre dispuesto a aportársela. Y estaba dispuesta a recibirla con pasión.
- Pedro, tómame. Entra en mi
- Vamos amado mío. A hacer gol. Que la defensa ha abierto un hueco por el centro.
Pedro rio ante el símil futbolístico. Se dispuso a dirigir su erecto miembro hacia el muy húmedo sexo de Isabel. Ella sintió un cosquilleo tremendo en las paredes vaginales. Y tubo un deseo tremendo que la herramienta de su amante le entrase. Fue así lo que ocurrió. Pedro la penetro con suavidad hasta que hizo tope. Luego procedió a realizar un suave vaivén. Isabel soltó un fuerte gemido.
- Si Pedro. Entra en mí. Fóllame
- Estas cachondísima cariño. Le dijo Beatriz mientras la besaba
Bea se aparto de los amantes y se sentó en una silla abrió sus piernas y comenzó a masturbarse mientras se excitaba viendo a Pedro y a Isabel en pleno coito, sus gemidos eran intensísimos mientras jaleaba a los otros dos a hacerlo con más intensidad. Isabel sentía una enorme delirio con la penetración. Se percato de que su amante se masturbaba.
- Beatriz, ven y déjame que te coma el coño
- ¡Qué bien! Estoy deseando sentir tu lengua.
La rubia se puso en la cara abriendo sus piernas poniéndose enfrente de su marido. Beatriz ya se había adaptado a su papel de concubina del matrimonio. Sentía una enorme embriaguez de ser usada para el placer de aquellos dos. Era un pasmo detrás de otro. Un sonido de enorme chapoteo llegaba de su interior. La cama vibraba en potentes sismos provocados por Virgilio que apretaba hacia abajo el cuerpo de Isabel mientras seguía su besuqueo con su esposa. Beatriz desde su posición acaricio el clítoris de Isabel y eso fue el golpe final que provoco el orgasmo de Isabel. Un incontenible grito salió de la boca de Isabel que paro de lamer el coño de la joven. Esta se masturbo y alcanzo el suyo. Entonces al percibir las sensaciones de presión que le ejercía la vagina y el ver el orgasmo de las dos mujeres provoco que Pedro llegase al suyo eyectara abundante esperma en la cavidad de Isabel. Esta noto la polución del hombre y percibió el ardiente líquido deslizándose por su sexo, esa sensación le provoco un placer adicional. Con su novio lo habían hecho siempre con condón y ahora disfrutaba enormemente con su primera vez a escape libre.
Los tres se desplomaron sobre la cama de matrimonio derrotados por el placer.
- ¡ Guau! Que pasada- dijo la esposa- Lilith me dijo que el morbo aumentaba el placer y tiene mucha razón. A partir de ahora Isabel dormiremos los tres juntos
- Pues tendremos que buscar una cama más grande, aquí apenas cabemos- comento Pedro
- Ya resolveremos ese detalle. Pero Pedro ,¿ No se te olvida algo?
- ¿ Que ?
- Chiquillo pareces tonto. ¿ Me vas a dejar a mi sin follar?
- Anda es verdad. Pero creo que preciso una ayudita.- dijo apuntando a su pene flácido.
- Eres jovencito. No todo van a ser desventajas. Te corres más rápido pero también te recuperas más rápido. Y Lilith me ha enseñado unos truquitos para eso.
- Me encantan los truquitos de Lilith
Pedro se puso de pie y Beatriz se arrodillo ante él. Cogió su pene flácido y lo metió entero en la boca. Con una mano masajeo los testículos. Le hizo una serie de mete y sacas y luego deslizo su lengua por el miembro de su esposo. Lamio sus testículos. Todo eso ya estaba acostumbrado Pedro. Pero luego se deslizo por debajo de las piernas de su hombre y se puso por detrás. Entonces Pedro sintió una sensación nueva. Le estaba lamiendo el perineo, la piel justo detrás de los testículos. Un ligero impulso hacia la próstata provoco un intenso gemido y la erección empezó a hacer acto de presencia. Para acelerarlo Beatriz acaricio con un dedo la entrada del ano mientras masturbaba la polla que se acrecentaba a ritmos agigantados.
- ¡ Para ! Qué sino me corro
- Jajajaja. Has visto lo sensible que es, Isabel. A este es muy fácil sacarle el agua de vida. Pues hoy vamos a hacer una cosa que se que duras menos que una candela de papeles y no me va importar lo más mínimo por que ahora tengo ayuda.
- ¿Una enculada?
- Si le respondió Beatriz guiñándole el ojo.
- Pero si nada más que consigo metértela entera me corro. No me parece buena idea
- ¿Pero a que te gusta?
- ¿ Que si me gusta ? Me encanta, y ese es el problema. Que aún no me domino.
- Pues hoy tenemos a mi amiga Isabel para que me coma el coño mientras me rompes el ojete.
- Y lo hare encantada. Ahora soy vuestra sirvienta. No te preocupes Pedro que yo me encargare de que tu mujer se corra. dijo Isabel
- Qué bueno. Nuestra sirvienta. Eso suena excitante. Venga vamos a la obra. Ven aquí Isabel, lámeme el culito. Empieza tu estreno como servidora.
Isabel aún tenía cierta timidez. Iba a lamer el ano de una mujer. Aquello era humillante en grado máximo. Pero ya no tenía motivos para rechazar ningún pedido de sus amantes. Había visto como hacía nada Beatriz le había hecho algo parecido a su esposo. No tenía por que sentirse una mojigata. Ahora iba a estar a la altura.
- Vamos no te hagas derogar esclavita. Que me tienes que dilatar el culito. Penétrame con tu sin hueso. Primero me va a follar tu lengua que luego viene el dedo gordo de mi esposo.- le dijo mientras movía su pandero.
Isabel venció sus últimos prejuicios y introdujo la lengua en el oscuro agujero con forma de asterisco. Empezó a dar vueltas en la entrada. Beatriz gimió de gusto de manera clara. Isabel se felicito a si misma al producir ese placer, lo debía estar haciendo bien.
- Muy bien sirvienta. Que gustirinin. Eso es, ábreme el ojete.
El ano de Beatriz se abría como si fuese una flor al comenzar el día. Parecía que estaba cumpliendo su misión. Pedro capto la dilatación.
- Toma Isabel. Lubrica el ano de mi mujer y con un par de dedos y penétrala para dilatarla aún más.
Isabel mojo los dedos con el bote de lubricante que le pasó Pedro. Este lo había obtenido de Lilith cuando Beatriz pidió información sobre esta práctica. Isabel con mucha suavidad fue introduciendo primero un dedo en el estrecho conducto.
- No sé como os atrevéis a hacer esto. Me parece una guarrada.
- Anda no seas estrecha Isabel- dijo Laura- lo hago porque a mi Pedrito le encanta.
- Pero esto te debe doler.
- Si, duele un poco. Pero no me importa. Me gusta darle estos caprichitos.
Isabel ahora con dos dedos sigue el proceso de dilatación. Unos leves gemidos de placer es la respuesta de su ama.
- Venga mi Pedrin. Te toca.
Pedro se coloco detrás de su esposa que se había puesto en posición de perrito. Apunto levemente su glande rojo a la entrada trasera de su esposa. Jugueteo sin penetrar. La dilatación pareció hacerse mayor pero el agujero era mucho más estrecho que la barra de carne que iba a profanarla.
- Venga Pedro. La puntita solo ahora
Pedro obedeció e hizo una leve presión hasta conseguir ocultar la cabeza de su miembro entre las nalgas de su amada. Pedro aún carente de mucha experiencia empezó a gemir quedamente. Por su parte Isabel se coloco bajo Beatriz y dirigió su cabeza al chochete. La caricia de su lengua dio como resultado un gran gemido en Bea.
- ¡ ay ¡ ¡ ay! Con suavidad. Poco a poco, no me hagas daño mi amor. Para un momento
Pedro detuvo su proceso de sodomización permitiendo que su mujer se adaptase al grosor de su pene.
- Qué bien, me siento llena. Con tu polla tan gorda parece que me estén partiendo en dos. Voy a terminar cogiéndole el gusto a que me rompas el culete. Me siento aún más mujer. Nacida para ser follada. Eso me recuerda a la chaqueta metálica.
Todos rieron. Beatriz tenía un gran sentido del humor. Pedro sentía deliciosas pulsaciones de presión en su pene. Ya estaba haciendo esfuerzos para detener la venida ante los rigores de la apretura del ano en su polla. Beatriz soltaba aire para que el proceso de entrada fuese más suave. El esfínter había sido atravesado y ya estaba siendo alcanzado el recto. La peor parte ya había pasado.
El ano se hacía más flexible, más complaciente a la entrada. El desfloramiento anal seguía su curso.
- ¡Hmmmm! Que rico, como me coges. Y tú, Isabel que bien me comes el coño. Me estoy derritiendo de gusto. Me estáis volviendo loca. Venga Papi, métemela entera. Quiero toda la polla dentro.- para recalcar su pedido con una mano se abrió más las nalgas.
- Cariño me estoy acercando, lo noto. No lo podre detener.-
- Pues rómpemelo y follate mi culo. Eso es. A por todas. Reviéntame toda. Más fuerte. Mas. Aún más. Si , si , si. So cabrón, he follado con Isabel. Eso es, dame mi merecido.
Pedro parecía un pistón industrial. Y golpeaba con su pelvis con severidad a las nalgas de Beatriz. Agarraba con fuerza por su cintura como intentando penetrar aún más profundo. Tanto impulso provoca que el orgasmo en Pedro fuese inminente.
- ¡ Ahhh! Me voy , te voy a llenar de mocos tu recto. Siiiii
- ¡Siiii. Échalo. Córrete bien corrido. Lléname de tu lefa. Soy un depósito para tu leche. Siii, lo siento. Me estas quemando por dentro, siento como tiemblas de placer, siiii. Cariño. Goza. Yo también me vengo. Siiiii!
El grito de los dos retumbo en la habitación. Era la primera vez que conseguían un orgasmo simultáneo con anal. Gracias a las caricias de Isabel lo habían conseguido. Hasta ahora siempre Pedro llegaba antes y luego le comía el coño. Ahora había disfrutado la prodigiosa sensación de venirse juntos. Pedro se retiro suavemente. Isabel y Beatriz se quedaron en la posición esperando que se derramara el agua de vida. No tardo en ocurrir e Isabel la recibió con glotonería lamiendo de nuevo el ojete de Beatriz. Luego se tumbaron
- Guau. Bufff. Qué bueno- dijo Bea- ¿ Como lo has pasado cariño ?
- Maravillosamente cielo. Me encanta la sensación de apretado. Pero veo que hoy te has corrido.
- Ha sido gracias a nuestro cielo de Isabel. Me ha hecho una comida de tortilla mientras me dabas por detrás que me relamía de gusto. Muchas gracias
- Aquí para servir
Todos rieron.
- Y bien Isabel. ¿ Cuando le entregaras tu ojete a mi maridin ?
- Es que nunca lo he hecho por ahí. Me daba miedo. Pero como he visto que os ha gustado tanto me apunto.
- Por supuesto y ¿ Qué esclava serias sino sirves placer anal a tu amo ? No te preocupes que seremos cuidadosos y te garantizamos que lo pasaras bien. Bueno ¿ nos duchamos juntos ?
- Vamos
Continuara