Marianne

Hola soy Kignis, nueva en este lugar. Este es mi primer escrito, solo una pequeña introduccion. Espero que les guste. :D

Viernes por la tarde, me negué a salir con mis amigos después de clases, estaba un poco cansada y un pensamiento obsesivo de apoderaba de mi, ver a Marianne.

Alta, esbelta, de cabellos oscuros y mirada de fuego, una elegante mujer que me suscitaba, más que admiración, un terrible y férvido deseo. Sus finos y seductores gestos, sus labios carmesí siempre húmedos, me imaginaba que excitante seria tenerlos rozando mi piel. Sus senos con la medida perfecta se dibujaban celestialmente debajo de la blusa, libres, a merced de la gravedad. Representaban su apatía por los sostenes, claro, no los necesitaba en absoluto.

Nunca me había fijado antes en una mujer, pero Marianne, era una diosa. Le había conocido hace tiempo, en una fiesta de fin de año. Mi radical odio por las fiestas decembrinas, producto de malas experiencias de la infancia, me obligó a salir a la terraza. A solas, en medio de la noche estrellada, sentí el aliento de alguien en mi nuca y una voz susurrándome al oído: "¿un cigarro?". Se posó a mi lado, prendió un cigarrillo y lo puso en mi boca. Prendió uno para ella, mientras yo, entumecida por su erótica presencia, admiraba la sensualidad de aquella acción. "Pareces ser el único sitio cálido en este lugar" dijo, lanzándome una mirada profunda y casi lasciva mientras volteaba para ir adentro. Atónita, quedé dudando de la realidad de ese evento con la mirada puesta en el balanceo de sus caderas y su fabuloso culo.

Terminé mi cigarrillo y me apresuré a entrar. Miré desde el umbral de la puerta, esperando verla. Al parecer se había ido. "Veo que conociste a Marianne, la novia de tu hermano. Me alegra, espero que se lleven bien" dice mi madre acercándose con un poco de torta.

No pude dormir aquella noche