Mariana y sus gordos placeres 02

Mariana continúa sus experiencias con el gordo director del colegio

Mariana y sus gordos placeres, parte 02

Resumen previo: Recordemos que en la tarde de fiesta de navidad del colegio mi gordo y maduro director, moreno y feo con ganas, me castigó por derramar refresco en su disfraz de santa claus, y terminamos cogiendo en su oficina.


Después de que mi director me desvirgara con una pasión animal en el sofá de su oficina me dijo:

“Si quieres repetir tendrá que ser en mi casa”.

En esos momentos mi cabeza no me dejaba pensar en nada más que en el goce que había recibido, y estando aun recostada y soportando el calor de su inmenso cuerpo peludo sobre el mío, completamente dominada por el macho con el que había fantaseado los últimos meses por su , simplemente respondí:

“Sí, vamos”

“¡Eso Marianita!..Así me gusta, que seas complaciente, pero hoy no, y no es porque no quiera sino porque se te haría tarde, y para que una chiquilla como tú ande en la calle .. te arriesgas a que la violen... jeje…. pero mañana sí, recuerda que me tienes que entregar el disfraz lavado para regresarlo a la renta, aprovecharemos tu visita”

El profesor Enrique ni la burla me perdonó. Así que de todos modos, ni por la cogida que me acaba de dar me iba a retirar el castigo que me había impuesto de hacerme responsable de las prendas de Santa Claus, a final de cuentas los demás alumnos y profesores habían sido testigos de que él me había indicado que me castigaría.

Mientras me explicaba cómo llegar a su casa, la cual no estaba para nada cerca de la escuela y teniendo en cuenta que la mía también estaba un poco retirada en la dirección opuesta, me seguía besando el cuello y apretando los senos, lo cual me tenía aún caliente después de tantos orgasmos que me había arrancado, pero ya no tendría una segunda sesión tras su advertencia. Su pene semi flácido abandonó mi vagina y pude sentir como de ella chorreaba nuestros jugos y se derramaban en los cojines del sofá. Al pasar unos minutos, cuando recuperamos nuestro aliento, el director retiró lentamente su cuerpo, dejándome ver como nuestros torsos estaban cubiertos de sudor tras esta faena tan agotadora.

En esos momentos admiré nuevamente su cuerpo, era increíble que me hubiera entregado a alguien así de feo y con anatomía tan desproporcionada, pero la lujuria con la que me poseyó hacia que lo viera con ojos diferentes, los de una mujer a la que acababan de complacer sexualmente y con creces. Todas esto borraba cualquier duda de que él era mi macho y nos deseábamos mutuamente.

Cuando me paré pude notar como el sofá estaba hecho un desastre, en los cojines claramente se podía ver una pequeña mancha de mi sangre, mezclada con su semen y mis jugos, para cualquiera que visitara su oficina sería obvio lo que aquí había ocurrido y me asusté un poco, pensando en que también tendría que reponer la tapicería. El profesor Enrique se dió cuenta de mis miradas hacia el mueble y simplemente dijo:

“De eso no te preocupes, me los quedo yo como recuerdo, hoy me llevo los cojines a casa y después de vacaciones los repongo, conozco un buen tapicero”

Me sentí aliviada y simplemente sonreí torpemente. Ya repuesta de todo el acto me volví a vestir, y teniendo el disfraz del director en mis manos pensé en cómo iba él a regresar desnudo a su casa, pero como buen trabajador que aprovecha de los beneficios que brinda su puesto en el colegio, sacó un cambio de ropa deportiva de entre las cajas que contenían los uniformes que se venden a alumnos y empleados. Claramente ya tenía todo planeado desde que le manché sus prendas en la fiesta.

La puerta seguía cerrada cuando traté de abrirla, pensé “que torpe”, si por esto fue que él pudo aprovecharse de mí, él se acercó y me dio una sonora palmada en las nalgas y me dijo “tranquila Marianita, ya voy”. Me retiró del camino, abrió la puerta y salió el solo, se asomó para asegurarse de que nadie estuviera en el área de sus secretarias ni en el pasillo hacia los salones de clase, regresó para indicarme que al parecer todos seguían en la fiesta y no había peligro.

Me ordenó que me fuera inmediatamente a mi casa a atender el pendiente y él iría a dar la despedida a la fiesta. Pensé en como era tan cínico para pararse allí todavía pero debía mantener la figura de respeto ante el alumnado, aunque fuera un día más relajado.

Cuando llegué a la casa mi mamá me vió con el disfraz en las manos y me preguntó ¿qué era eso? y le tuve que explicar sobre la situación y el castigo, obviamente sin mencionar mi otra aventura, y me regañó por no tener cuidado y me dijo

“¡Lo lavas y mañana tempranito se lo vas a entregar, faltaba más, eso te hará ser más cuidadosa y responsable!, y le dices al profesor Enrique que me apena como madre lo ocurrido pero que también sabemos responder ”

“Sí mamá... oye aprovechando que hoy salimos de vacaciones... mis amigas y yo planeamos ir mañana al cine, así que pensé que después de ir con él director podría ir con ellas de compras mientras esperamos la hora de la película ¿Me das permiso?”

“Si te queda bien la lavada, sí, no hay problema”

“Gracias mamá”

Ya tengo el pretexto perfecto para pasar unas horas más con mi director. Esa noche me quedé dormida masturbandome al recordar todo lo que experimente hacía unas horas atrás. Soñe con lo que me iba a pasar al tener más tiempo disponible y sin peligros alrededor. Al día siguiente salí de mi casa con ropa deportiva holgada, pero debajo traía unos pantis y un bra dignos de una puta de alta esfera, los había comprado hacía unos meses, a la espera de que mi novio en turno me propusiera entregarle mi cuerpo, nadie sabe para quién trabaja.

A las 9:00 de la mañana en punto estaba tocando la puerta de la casa de mi gordo, pasado unos segundos noté que no había respuesta alguna, así que toqué más fuerte varias veces, él salió a recibirme en calzones y descalzo, se notaba que lo desperté porque traía una cara de sueño que no podía aguantar, todo despeinado y olía mal. Cuando se dio cuenta quien era yo me jaló del brazo para meterme inmediatamente a su casa. Restregándose los ojos con las manos para quitarse lo adormilado me dijo:

“¡Marianita, que horas son estas de tocar tan desesperadamente en fin de semana!, los vecinos se van a dar cuenta”

Cosa que yo no pensé en lo absoluto, pues venía dispuesta a continuar con lo anterior, de hecho su jaloneo me exitó aún más, como había comentado, de él me atrajo el dominio que ejercía en el colegio.

“Lo siento, pero ya le traje su disfraz para que lo pueda regresar”

“Y vienes por más, ya te voy conociendo lo cachonda que eres”

Se rascó sus genitales por encima de sus calzones, lo cual me hizo voltear a ver fijamente su entrepierna y él aprovechó para poner su otra mano en mi cuello y jalarme contra él, yo sin ninguna resistencia me dejé hacer y nos besamos profundamente, explorando nuestros cuerpos con nuestras manos, el contraste de la escena de ambos cuerpos me tenía a la deriva en pensamientos de lujuria. Su disfraz quedó tirado en el piso de la sala. No me importó que su olor era algo fuerte en esos momentos, me tenía cautivada.

De pronto una puerta al fondo de la sala se abrió y una voz masculina muy rotunda se escuchó

“Enrique…¿quien carajos tocó la puerta con tanta insistencia?, ya ni cagar dejan a uno a gusto”

Rápidamente retiré mi cuerpo del abrazo de mi gordo amante, quien ya tenía su herramienta a media asta, el no había soltado mi mano y me volvió a atrapar contra sus carnes.

“¡Quieta!.. solo es mi hermano”

En eso una figura similar a la de mi director emergió de lo que supuse sería el baño por su finísimo comentario anterior, él también tenía cara de dormido y todo despeinado, vestido solamente con un short deportivo muy holgado, y se nos quedó mirando, tratando de enfocar su mirada hacia la pareja, parados a media sala con Enrique en calzones apretujando a una jovencita.

“¡Vaya!, ¿que tenemos aquí?”

“No estes chingando y mejor hazme un favor, lleva este disfraz con don Manuel, que yo estaré ocupado un rato acá con Marianita”

“Esta bien, esta bien…. nomas deja me tomo una cerveza para la cruda y me voy”

Esta era la razón del mal olor de mi gordo, había estado tomando cervezas con su hermano la noche anterior y sufría los efectos de la resaca, por eso la hora de mi llegada les parecía muy temprano.

No voy a negar que me dejó temblando el contemplar semidesnudo a otro gordo maduro, y de mal carácter, pero obviamente Enrique tenía el dominio en la casa. Este nuevo personaje tenía más canas y era un poco mas chaparrito, le calculo 1.75m, su cuerpo era igual de velludo pero con varios parches grisáceos y su estómago igual de pronunciado que su hermano, él usaba barba y bigotes muy bien cuidados. Bajo cualquier otra circunstancia, pensé que si lo hubiera conocido en la calle bien aliñado sería aún más guapo que mi director (recordemos que está feo con ganas).

En ese momento Enrique me dijo que lo acompañara a su cuarto y pasamos frente a su hermano, el cual no despegaba sus ojos de mi cuerpo y me observaba con lascivia, me percaté que algo murmuraba y se sobaba su paquete, el cual denotaba ser tan grande como el que ya conozco.

Al llegar a la habitación vi que la cama estaba destendida, confirmando que yo lo desperté hace unos momentos. Enrique se sentó sobre el colchón moviendo las sábanas hacia un lado, colocando su espalda contra la pared y sus brazos por detrás de su nuca para que yo contemplara su gorda figura en todo su esplendor, luego me dijo:

“Vamos Marianita, ve lo que te vas a comer, pero te va a costar, hazme un streeptease bien sensual, ya debes saber hacer uno”

Jamás había hecho uno frente a otra persona, pero con las canciones que escuchábamos en mi juventud, perreos, cumbias y otras cosas degradantes que hoy me arrepiento, tenía muy claro como una mujer muy cachonda se debe comportar ante su galán (al menos eso creía que debía ser). Así que poniendo en mi celular una canción de moda caminé por un costado de la cama para estar a escasos centímetros de distancia de mi amante, al ritmo de la música comencé a hacer mi contoneo, notando como el bulto de los calzones de mi director cobraba vida. Poco a poco me fui desvistiendo, bajando primero el zipper de mi chamarrita, dejando entrever mi bra, despues me descalce, pateando mis tenis hacia la puerta de la habitación, continué con mi contoneo y me puse de espaldas para bajar el pants hasta el contorno bajo de mis nalgas y ahí detenerme por unos segundos. La respuesta fue un chiflido de albañil y un comentario muy guarro.

“¡Fuiit fuiiit! Mamasota…. que bonita cola tienes”

No puedo creer que el director del colegio sea una persona tan vulgar, pero sus comentarios me prendían cada vez más al sentirme acosada con sus piropos callejeros, era una escena muy excitante. A lo cual yo respondí empinandome hacia adelante para dejar a la vista solo mi trasero, estando en esa posición tomé la cintura de mis pants y los baje lentamente para que él se deleitara, pude sentir una nalgada bien colocada en ambos glúteos.

“¡Eso, zorrita!...deja salir la perra que traes dentro, ¡Que buenota estas!”

Deje caer completamente el pants hasta el suelo y saque mis pies de él, arrojándolos en su cara, él se los puso sobre sus hombros, con las piernas colgando sobre su pecho, la entrepierna alrededor del cuello y lo demás en su espalda. Continué con mi danza sensual y ahora parada de lado comencé a bajar mi chamarrita por mi hombro izquierdo... lanzándole miradas de lujuria y besitos al aire. Sus calzones ya estaban batallando por seguir escondiendo una erección de campeonato

“¡Ay.. ya no aguanto más… desnúdate todita! ...”

Le negué ese placer, era mi turno de torturalo de placer, así que continúe poniéndome de espalda para bajar ambos hombros de la chamarrita y detenerlos a media espalda, mi contoneo aún más sensual, moviendo mis caderas de lado a lado y mis hombros de arriba hacia abajo

“¡ ¿Que no entiendes?.. ya te quiero aca! ”

Seguí sin prestarle importancia a su comentario y termine por quedar solo en lencería dejando caer la chamarrita, abandonandola en el piso, a final de cuentas el escoger mis prendas íntimas debían tener su recompensa de ser lucidas como se debe. Cuando mi director se percató del conjunto que tenía, de seda satinada con un tono que se confundía con el color de mi piel se puso más cachondo aún.

“¡Ah su madre!... que bonito regalo tenias escondido, me gustas más así que desnuda”

“Gracias.. mi trabajo me costo encontrarlo”

“¿Apoco ayer te fuiste de compras tan noche?”

“No, era para mi novio.. pero ya ve...”

“Que muchacho tan pendejo”

Me tomó de la mano y me jalo hacia la cama y nos fundimos en un beso pasional, él continuaba sentado, así que me puse entre sus piernas y me abracé a su cuello, sumandome mi pants que tenía colgando de él, sentía el calor de su vientre peludo contra el mío sus inmensas manos recorriendo mi espalda y magreando mis nalgas con deseo, restregando nuestras pelvis, teniendo ambos sexos aún resguardados por nuestros respectivos calzones.

Después de este beso, yo misma fui bajando por su cuerpo, lamiendo y besando lentamente cada centímetro de la distancia entre su cuello y sus genitales. Me tocaba regresarle el favor del sexo oral del dia anterior, así que al llegar hasta la zona le retirle su última prenda, dejando al descubierto esa herramienta que me profanó con gran placer y maestría sin igual.

Sus 17 cms de gordo pene se encontraban al 100% preparados para ser devorados por mi boquita, yo era una experta pues practicaba en casa con los plátanos que me comía de desayuno, tip que había encontrado en las páginas de internet, quería estar lo más preparada posible para mi novio, el cual perdió la oportunidad ante el semejante gorila cachondon que tenía enfrente.

Mi director se sorprendió de la habilidad que una recién desvirgada poseía y se puso a gemir de placer con mis acciones, colocando sus manos en mi cabeza para enfundar su falo completamente y sin problemas en mi garganta

“¡Que buenas mamadas das Mariana!.. ni pareces nueva...sigue.. siguee.. así.. sigueee”

Yo no necesitaba que me guiara, pero sus órdenes me prendían más y más, así que succionaba con mayor fuerza a lo cual él respondía con gemidos más profundos y continuos.

“¡ ... Así...Asíííi...Assííííííííííííí ... !”

Después de unos 10 minutos pude sentir como sus testículos se contraían y su pene que estaba completamente hundido en mi esofago se incho un poco más y comenzó a enviar disparos de semen a mi estómago, a lo cual yo reaccioné con retirarme, pero él no me dejó hasta que se vació por completo, jamás me puso sobre aviso, siempre quiso que me los comiera sin rechistar, cuando soltó mi cabeza y se desplomó contra la pared yo continué pegada a su entrepierna, pero esta vez solo lamía los restos de su semilla, quería descubrir a qué sabía, ya que no me había dado la oportunidad, recorrí con mi lengua todos sus pliegues y rincones hasta dejarlo limpio y que comenzara a reducir su tamaño, su sabor era fuerte pero no me disgustó, al contrario, tenía claro lo que un macho podía aportar, sentía un calorcito recorrer mi vientre con cada relamida que le dí.

Mi director entonces me pidió moverme un poco y se recostó completamente en la cama, yo aun tenia puesta mi lencería y quería más acción, a lo cual el me respondió:

“Esto fue fascinante, ¿tienes tiempo para el segundo round?”

“Tengo permiso de todo el día”

“Excelente, déjame tomar una siesta y despues no te la vas a acabar, si tienes todo el día ya verás como nos vamos a divertir”

Me recostó sobre su inmensidad para que lo usara como colchón y nos cubrió con las sábanas para que ambos nos durmieramos un rato, aunque por el momento estaba algo frustrada en relación con lo que ayer hicimos la promesa de mas actos sexuales el mismo día me tenian cachonda y se la perdoné, debo reconocer que a su edad necesita pausas entre cada acto, así que consentí el que durmieramos juntos como si fuéramos un matrimonio, me quede dormida oliendo su masculinidad emanar de cada poro y sentir el latir de su corazón me relajó profundamente.


continuará?

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