Mariana

De como Mario (Mariana) se contactó con el autor y lo hizo participe de su caso; de como el autor la orientó y de cóno nació una pareja que hoy es muy feliz...

MARIANA

Cuando digo que yo no busco lo que encuentro, sino que lo que encuentro me busca a mí, no faltan quienes sostengan que fantaseo o que miento… Sin embargo, la cosa es así… No digo que, a veces, no busque… Si, busco; pero lo que encuentro, por lo general, no es lo que deseo, sino cosas que es mejor perderlas que encontrarlas

Tengo muchos ejemplos de encuentros sin búsqueda premeditada… El último ha sido el de Mariana… A Mariana, mejor dicho, Mario, yo no lo busqué… Ni siquiera tenía sospecha de que pudiese existir alguien como él… El fuen quien me buscó a mí… Porque él si sabía que yo existía y sabía quién era yo… Al decir esto no me estoy dando importancia, ni cosa que se le parezca… Solo establezco un orden secuencial en los sucesos

Resulta que, en marzo de 2008, publiqué un relato en una página de la Internet bajo el título de "Lucy"… Mario lo leyó y, como siempre anoto una dirección de correo-e al pie, por si algún lector quiere escribirme, el me escribió

Me escribió para felicitarme y, de paso, me dijo que él se sentía identificado con Lucy, aunque en su caso no tenía la suerte de haber conocido a ningún Leo (el amor de Lucy) y que estaba atravesando un momento difícil, en el cual debía tomar una decisión

Por supuesto, como es habitual en mí, respondí al mensaje; primero para agradecer la felicitación y, segundo, para puntualizarse que si quería hablarme del "momento difícil" que estaba atravesando, podía hacerlo con total confianza, considerándome un amigo que habría de escucharlo con la mejor predisposición… Le remarqué que, en una de esas, del diálogo que surgiera entre nosotros podía sacar algún provecho… Y volvió a escribirme

Me contó que tenía 18 años, que vivía con una tía y que siempre se reprochaba no haber nacido mujer… Según me explicó, la situación económica de ellos era muy ajustada… La tía cobraba una pensión de su marido, policía muerto en servicio, y trabajaba en servicios domésticos por hora… El también trabajaba en tareas domésticas, pero no tanto como la tía… Los trabajos se los conseguía ella… Por lo general eran de limpieza… Además, estudiaba el último año del polimodal y tenía pensado encarar alguna carrera corta y mejorar sus conocimientos de computación

Últimamente trabajaba en el departamento de un hombre solo, haciendo la limpieza, y allí era donde se le presentaba el problema… Resulta que el señor este lo había empleado gracias a las excelentes referencias que le habían dado, pues en el departamento no había nadie cuando Mario debía trabajar allí… De modo que la comunicación entre ellos era por papelitos o mensajitos de texto en los celulares

El patrón de Mario se mostró siempre muy conforme con las tareas que este realizaba… Esto se acentuó a partir de un día en que Mario, además de ejecutar sus trabajos habituales, se ocupó de limpiar y ordenar la heladera, acondicionando algún alimento allí guardado para que no se echara a perder… Ese día le dejó un papelito a Richi (Ricardo), que así se llama el patrón, diciéndole "acomodé un poco la heladera"… Este detalle, que se sumaba a otros anteriores, en los cuales se veía la responsabilidad y cuidado con que joven tomaba su trabajo impactó en Richi

Mario debía volver por el departamento el lunes siguiente… Richi decidió esperar su llegada… Sería la tercera vez en que volverían a verse, después de casi cinco meses de relación laboral… Cuando se encontraron, el patrón le agradeció las atenciones que tenía con él y le preguntó si sabía cocinar… Como Mario le contestara que, sin ser un experto, se daba bastante maña, surgió algo que no figuraba en la imaginación del joven: el patrón le propuso que se encargara de prepararle comidas que se pudieran freezar, resolviendo así el tema de la cocina… Mario aceptó y sobre la marcha trazaron el plan de acción… Los viernes se encargaría de hacer las compras y los sábados a la mañana iría al departamento solo para preparar comidas… La transacción era muy conveniente para ambos

Así, Mario comenzó a ir tres veces por semana al departamento… El esmero que ponía en sus quehaceres sorprendía a Richi; a punto tal que, para no quedarse atrás, él siempre agregaba algún plus a la hora de retribuir sus servicios

Cierto día se produjo un giro inesperado… Richi comenzó a trabajar solo medio día los sábados y, a raíz de eso, su regreso al departamento se producía minutos antes doce; es decir, cuando faltaban un par de horas para que Mario concluyera sus tareas… Así, de no verse nunca, pasaron a verse todos los sábados y, lo que es más aún, a almorzar juntos… Y no de cualquier manera, sino de la mejor manera, ya que –aunque él lo negara- Mario era todo un artista en la cocina: con poco o nada sabía preparar platos exquisitos

Buena parte de cuanto acabo de relatar me fue comentando Mario en sucesivos mensajes de correo-e… Más como el diálogo epistolar se enredaba un poco, le propuse a que no encontráramos en algún sitio para poder charlar "tête à tête"… Así fue como nos conocimos personalmente… El encuentro se produjo en la Plaza Moreno de mi ciudad, que me pareció el lugar ideal… Afortunadamente, a Mario no le resulta demasiado dificultoso llegar hasta allí… Debo confesar que quedé sorprendido… En parte por la belleza del joven y en parte por su trato amable y refinado… Caminamos algunas cuadras y, en el primer bolichito que encontramos, nos metimos a tomar algo… Luego, caminando despacito, volvimos hasta la plaza donde ocupamos un banco, a reparo del sol y desgranamos una larga y muy interesante charla

Allí fue donde Mario me dijo que Richi lo deslumbró desde el mismo día en que conociera, hacía ya casi seis meses… Tenía algo más de cuarenta años, pero su estampa era enteramente juvenil… Parecía uno de esos modelos que salen en las revistas… Por supuesto, él trataba de disimular el sentimiento que le causaba su patrón… Cuando no se veían, todo iba bien; pero, ahora se veían todos los sábados y el atractivo iba en aumento

Con su presencia, Richi perturbaba profundamente a Mario, quien se esforzaba para mostrarse indiferente… Pero, ¿cómo permanecer indiferente teniendo semejante hombre cerca?... Un hombre que parecía derramar sensualidad… Un hombre cuya voz era de terciopelo y sus palabras parecían caricias

A medida que fueron pasando los sábados el trato entre Mario y Richi fue teniendo un corte más familiar, más amistoso, más íntimo, más libre de reparos, más franco… De alguna manera se fueron conociendo… Pero no en los planos íntimos… Aunque, como los dos eran personas inteligentes, algunas cosas no dichas podían inferirse inequívocamente a partir de algunas expresiones… Por ejemplo, Richi dijo en algún momento, que fuera del trabajo él no tenía horarios y podía hacer lo quisiera y la remató con un "sobre todo ahora que no tengo ningún compromiso con nadie"… Eso le permitió a Mario saber que Richi era un hombre totalmente libre, lo cual obviamente no significaba que él pudiera albergar alguna esperanza, ya que no sabía cuáles eran las preferencias de Richi

Lo que notó Mario fue que, a medida que pasaban los sábados, Richi se mostraba más dulce, más cálido, más íntimo… Era como si desdibujara su imagen de patrón, construyendo en su reemplazo la de un amigo

El último sábado de junio de 2008, cuando Mario estaba esperando la cocción de una pizza en el horno, Richi que había llegado unos minutos antes entro en la cocina, se le acercó, con toda naturalidad le puso la mano en el hombro y cómo iba el manjar… Esa expresión de confianza lo descolocó a Mario… No sabía qué hacer, qué decir… Se puso renervioso… Quería disimular pero le faltaban fuerzas… Pasados unos minutos, en los cuales Richi no retiró la mano, Mario pudo salir del trance a duras penas… Estaba seguro de que su patrón se había dado cuenta de su reacción… Sin embargo, Richi seguía actuando con toda naturalidad… Si algo había percibido, era evidente que tenía gran dominio de sí mismo

Durante el almuerzo, Richi disparó otro cuetazo… Le dijo a Mario, "uno de estos sábados tenés que venir a cenar; pero, el que va a cocinar soy yo"… Mario sonrió y retrucó, "yo no tengo ningún drama en cocinar; al contrario, me gusta"… "Sí, pero es que yo tener una atención especial con vos", le contestó Richi

La cuestión fue que dos sábados después, Mario y Richi se encontraron para cenar… Cuando almorzaban, lo hacían en la cocina; pero, para cenar, Richi sirvió la mesa en el cuarto donde estaba la computadora y que era un ambiente mezcla de comedor, estudio, sala de música, living, etc… En otro tiempo supo ser un comedor muy formal… Desde que Richi se fue a vivir allí, se convirtió en algo de multifuncional, muy lindo; como el resto del departamento… Richi lo había arreglado muy bien… Se deshizo de muchos muebles y conservó otros que le vinieron muy bien, a pesar de su antigüedad o por su antigüedad, ya que todo lucía como una armónica mezcla de viejo y moderno

Richi había preparado salmón al horno y lo sirvió con salsa bechamel y papas noisette al natural… Y, la verdad, se lució… A pesar del frío, el postre fue una mouse de naranja helada

Richi era un anfitrión experimentado… Lo hizo sentir a Mario tan cómodo como en su casa y más si se quiere… La conversación giro sobre varios temas… Muy en particular sobre los estudios de Mario y sobre lo que pensaba hacer cuando terminara el polimodal

Todo se desarrollaba normalmente, serenamente, hasta que Richi planteó un tema que Mario no esperaba… Le preguntó así, de buenas a primeras, sin ningún preámbulo, qué opinaba de dos hombres que se besaban en la boca… La sorpresa de Mario fue tal qué no sabía qué responderle… Se quedó mirándolo, sin poder reaccionar… No sabía si la pregunta era una trampa, una ocurrencia del momento, qué era, a qué respondía

Lo cierto es que Richi, al constatar el desconcierto de Mario, buscó de encausar el diálogo y relató la historia de algo que le había ocurrido recientemente. Contó que él volvía a la ciudad en un colectivo que estaba prácticamente vacío. Como de costumbre, se sentó en uno de los últimos asientos. Eran cerca de las dos de la mañana. En una parada antes de entrar al casco urbano, subieron dos muchachos. El micro estaba casi a oscuras. Los muchachos se sentaron en la fila de adelante, al otro lado del pasillo. Hablaban en voz baja y se reían. Como no tenía otra cosa que mirar, él los miraba. De repente, los jóvenes se abrazan y comienzan a besarse en la boca apasionadamente. Richi dijo que él, en muchos lugares públicos, había visto chicos besándose con chicas; pero, nunca había a chicos besándose con chicos y qué lo que vio en el colectivo, lo hizo pensar mucho, porque no alcanzaba a comprender qué era lo que esos jóvenes podían sentir, lo que podían experimentar

A medida que Richi relataba la historia, Mario iba recuperando el aplomo… Richi continuó

Señaló que él nunca se había encerrado en prejuicios, en preconceptos que lo obligaran a actuar como un tontito incapaz de pensar; destacando que prefería analizar, entender, persuadirse razonadamente de las cosas… Pensaba que las cosas no eran ni buenas ni malas en sí mismas, que había que saber conducirse frente y dentro de la realidad… Esto de los muchachos besándose en el colectivo era algo que despertaba su atención… Se preguntaba si él podía llegar a estar en algo así

El relato y las anotaciones que hizo Richi, indujeron en Mario la sospecha de que el asunto no era una cosa casual… Y si no era casual, cuál podía el objetivo perseguido por Richi… Mario no es ningún negado y rápidamente entendió que lo mejor era no esquivar el tema, pero tampoco meterse en honduras ni mostrar evidencias que eventualmente pudieran jugar en su contra… Debía proceder con cierta astucia para no meter la pata

Y así hizo… Se manifestó coincidente con Richi, en cuanto a no ser prejuicioso, a no discriminar, a tratar siempre entender la realidad en lugar de demonizarla, o ridiculizarla, o alguna de esas en las que suelen incurrir el común de las personas… Al mismo tiempo, señaló que tal vez era conveniente separar lo anecdótico de lo conceptual, de lo general, como para entender bien el asunto… Y que, a su juicio, eso no era cosa que pudiera tratarse en una conversación de sobremesa

Rápidamente Richi comprendió que Mario había pateado la pelota hacia adelante y algo más, que Mario no era un tontito cualquiera… Por eso se mostró en un todo de acuerdo con sus observaciones, diciendo: "Si, tenés razón. Este tema merece un tratamiento especial. Otro día vamos a conversar sobre él. Estoy seguro que vas a poder ayudarme a entender bien el asunto"

Las últimas palabras fueron desconcertantes para Mario. ¿Qué se proponía Richi?... La sobremesa continuó… Hubo charla, música… Richi se mostró encantador… Y, en verdad, era encantador… Mario apenas resistía el magnetismo de su seducción… Sin disparar un solo tiro, impresionaba como un amante perfecto

Fue justamente para esa época cuando Mario comenzó a comunicarse conmigo… Primero, como ya dije, a través de mensajes de correo-e; después y por sugerencia mía, nos contactamos por teléfono o nos veíamos personalmente… Tomábamos algo en alguna confitería y, a veces, Mario al departamento que –a modo de posta- uso en el centro de la ciudad

En un principio, nuestro diálogo fue un tanto formal y lleno de cuidados… No nos conocíamos y era lógico que actuáramos así, como quien dice "para no meter la pata"… Pero rápidamente entramos en confianza y, sobre el terreno de las recíprocas buenas intenciones, comenzó a germinar una sincera amistad

Mucho fue lo que hablamos y mucho fue lo que, a través de esos diálogos, fui sabiendo de él y de ese sentimiento suyo sobre su género

De ordinario, las personas que presentan disforia del género suelen padecer grandes sufrimientos y su existencia no es un deslizarse suavemente sobre colchón de la felicidad… Deben soportar amarguras, rechazos, conflictos, desprecios, problemas… En el caso de Mario, la situación era bastante distinta… Tenía y tiene una muy clara e inteligente conciencia de lo que le sucede y, también, de que para avanzar positivamente en la vida, lo que debe tener definidas son ciertas políticas básicas y debe observar rigurosamente las conductas que se desprenden de esas políticas… ¡Y vaya si se maneja bien en todo esto!... Se maneja recontra bien

Cuando hablábamos del planteo formulado por Richi cuando puso sobre la mesa la historia de los muchachos besándose en un colectivo, me dijo que él no tenía ningún elemento que le permitiera concluir hacia donde apuntaba con esa cuestión… Podía apuntar hacia algo intrascendente, meramente teórico, o podía encubrir otro propósito que los involucrara a ellos dos

Lo cierto era que Richi le agradaba muchísimo, a pesar de la diferencia de edades… El 18 y Richi mas de 40… Le agradaba pensar que podía ser hembra de un macho así

Su problema, si es que se puede llamar problema, estribaba sobre la forma de conducirse para conseguir que Richi se definiera en cuanto a sus propósitos… En este punto, mi saber o mi experiencia (suponía él) podían ser muy útiles… De arranque fui muy clarito, le sentencié que yo no tenía títulos, ni méritos ni antecedentes para dictar cátedra en esa materia, que lo único que me animaba a hacer era pensar junto con él, acercando mis dudas, mis ocurrencias, mis deseos… Dos cabezas –dije- piensan más que una, mientras no sean de ajo

Y así, pensando entre los dos, llegamos a la conclusión de que, en primer término, lo aconsejable era dejarlo a Richi conducir la ofensiva… Si volvía a la carga con el tema, debían dársele respuestas como si su interés fuera de tipo teórico… Claro está, sin cerrar ninguna puerta… Si su objetivo era otro iba a atacar de otro modo y, entonces, las respuestas serían más claras y congruentes… Si no hacía nada y se olvidaba del tema, había que imitarlo, por mucho que íntimamente el deseo prefiriera otra historia

Entonces, era cuestión de ponerse a esperar, cumpliendo con las obligaciones como se venía haciendo: de la mejor manera posible y cuidando de que en todo siempre hubiese un toquecito de cebo… Sin carnada, ni los bagres pican

Un hecho totalmente azaroso vino a actuar como catalizador, apurando los acontecimientos… Un viernes, como parte de su programa de poner todo en orden en el departamento, Mario la emprendió con la baulera… La baulera era una especie de depósito ubicado en el subsuelo del edificio, donde cada departamento tenía un compartimento para guardar cosas de poco uso y porquerías… El Administrador había ordenado la realización de algunos trabajos de mantenimiento y era necesario mejorar el aspecto y las condiciones de higiene del lugar… De lo que había en baulera, Richi no tenía la menor idea, porque eran cosas que habían pertenecido a su madre… Con toda soltura, le dijo: "tirá esos cachivaches o, si te interesan, llevátelos"… Conforme a esta instrucción, Mario despachó a la basura muchos trastos inservibles, seleccionó algunos efectos que podían servir en su casa y resolvió llevar al departamento algunas cosas que podían ser útiles allí, entre ellas, una ollita con accesorios guardada en una caja… Parecía no haber tenido nunca uso y él no sabía en que se utilizaba

Richi le develó el misterio… Sirve para hacer "fondue", dijo… Y precisó que la fondue es una especie de tortilla de queso y que los pinches sirven para pescar sus ingredientes… Esta eventualidad le dio pie a Richi para invitarlo a Mario a cenar en sábado siguiente… Le prometió preparar fondue… Desde luego, Mario acepto y su cabeza comenzó a elucubrar de qué modo debía presentarse al convite para estar discretamente insinuante

Y lo logró… Llegada la noche del sábado, hizo su aparición con un pantalón blanco y una especie de camisola también blanca y algo transparente que, en conjunto, le daban un aspecto escultórico… Richi acuso la impresión recibida, diciendo "qué pinturria jovencito, pareces un dios griego"… Por toda respuesta, Mario solo sonrió discretamente… Tuvo el presagio de que esa noche sucederían cosas importantes

En efecto, la velada se desarrollaba animadamente; pero, algo parecía decir que Richi quería apurar el paso del tiempo… Saltaba de la cocina al saloncito multiuso con un cierto nerviosismo que no era habitual en él, siempre tan dueño de la situación… Mario, en cambio, se mostraba aplomado o, más bien, resignado como diciendo: "si algo debe suceder, que suceda"… Cuando todo estuvo en condiciones, comenzaron a degustar la fondue que, realmente, estaba para chuparse los dedos… El hecho de que no cocinara habitualmente, no obstaba para que Richi no tuviese una clara noción de los secretos del arte culinario… Sabía cocinar… Las observaciones de Mario ponían notas de humor, como cuando dijo "dos o tres fondeu por semana y terminamos rodando"… "Esto despierta la gula"

De repente, Richi se despacho con un "la vez pasada dejamos un temita pendiente, ¿te acordás?"… Como si no supiera o no recordara a qué se trataba, Mario pregunto "¿qué temita?"… Entonces, Richi precisó "de los chicos que vi en el colectivo besándose"… Rápido, Mario interrumpió: "Ah, sí, me acuerdo, vos me preguntaste ‘¿qué me parecía que dos hombres se besaran?’… y yo te dije que era un asunto para analizar detenidamente"… "Si, me acuerdo"… Ansioso, pero sin perder su estilo, Richi preguntó "y, ¿lo analizaste?"

Era una oportunidad para que Mario hiciera su jugada maestra y la hizo con mucho tino… Manifestó que, según lo que él apreciaba, para el común de las personas, el hecho de que dos varones se besen en la boca es algo repudiable; pero, yendo más a fondo en el análisis y teniendo en cuenta que en la mayor parte de los casos la gente reacciona de acuerdo a clises, sin razonar, la cosa debe ser vista de un modo distinto, más amplio; mirar desde el punto del derecho que tiene cada personas a hacer lo que quiera, siempre y cuando no perjudique real y objetivamente a terceros

Richi lo escuchaba atentamente, con gestos de aprobación… Mario percibió la recepción de sus afirmaciones y fue un poco más allá… Sentenció, los que rechazan que dos varones se besen, como se besaban los chicos que viste en el colectivo, deberían tener en cuentan que si se besaban era porque se querían, porque se deseaban, porque se valoraban uno al otro y eso no puede ser condenado… Lo grave sería que, sin besos ni nada de lo que socialmente es bien visto, para no irritar a la audiencia, se complotaran para delinquir o hacer cosas malas que joroben a los demás… A esto si hay que prestarle atención y ver de qué manera se puede evitar

Las palabras de Mario parecían un alegato en defensa del amor libre… Tal vez, lo que él dijo no tuviera esta forma que yo le he dado; pero en esencia sus palabras significaban lo que he escrito… Cuando concluyó su discursito, Richi lo felicitó y le hizo saber que él coincidía plenamente con sus apreciaciones

No obstante la aprobación, Mario no sabía cómo habría de continuar la historia, si es que tenía continuación… Pero, no tuvo que aguardar mucho para que se develara la incógnita… Tras refirmar su coincidencia y elogiarlo por la claridad de pensamiento, Richi le disparó una pregunta que, más que pregunta, fue un cañonazo: "vos, ¿te besarías con un hombre?"

La pregunta fue contundente y directa… Por suerte, reaccionó sonriendo… La sonrisa tapó el cimbronazo que produjo en lo íntimo de Mario y le dio tiempo para contraatacar con un respuesta, no menos rotunda que la pregunta… Afirmó: "pienso que si el hombre me quiere y para mi él es querible, ¿por qué no deberíamos besarnos?... Nunca hay que decir de esta agua no he de beber, nadie conoce los designios del destino y por eso no conviene ni es acertado cerrarse a nada"

La cara de Richi parecía estar diciendo: "no lo puedo querer, esta criatura es mas diestra que los frailes, me está desafiando y no voy a tener más remedio que poner las cartas sobre la mesa"… Y así hizo… Por supuesto, con la elegancia de alguien que sabe hacer bien las cosas y que siempre deja el camino abierto para una decorosa retirada, en caso de que el tiro le salga por la culata

Durante un momento que pareció mucho más largo de cuanto realmente fue, lo miró a Mario sin decir nada, esbozando, apenas, una sonrisa enigmática… Parecía tener el propósito de inquietarlo… Ambos estaban sentados en el gran sofá Chesterfield que engalanaba el salón; uno en una punta y el otro en la otra; como contendientes en un ring… La música que suavemente sonaba en el equipo, no atenuaba la tensión que se percibía en el ambiente… Por fin, Richi atacó… Lentamente, felinamente, como el tigre que se apresta para dar el salto decisivo

  • ¿Sabes una cosa, chiquito?... Te miro y veo que tenés una boquita muy, pero muy tentadora

A duras penas, Mario conseguía mantenerse impasible, pero la procesión iba por dentro… Seguía atentamente los movimientos de Richi… Ya tenía decidido dejarlo a avanzar y, si todo se desarrollaba más o menos como él se imaginaba que podía ser, se entregaría sin ofrecer ninguna resistencia… Lo deseaba a este hombre de 41 años, que era todo sensualidad… Pero, no quería cometer errores; no quería entregarse, quería ser conquistado o, al menos, que pareciera eso

Richi continuó el avance, paso a paso, sin prisa y sin pausa; observando cada una de las reacciones que provocaban sus actos… Todo lo llevaba al convencimiento de que Mario cedería… Ya sobre los tramos finales de su ofensiva, comenzó a deslizarse sobre el magnífico sofá, acercándose más y más a su joven presa… Llegó a un punto en que sus rostros estaban frente a frente, desafiándose… Richi dio el salto final

  • ¿Nos besamos?...

Mario asintió con un suave cabeceo

Richi lo rodeó con sus brazos, lo atrajo hacia él y cubrió los labios de Mario con sus labios… Los pulsos se aceleraron y el fuego de la pasión arrasó con todas las distancias que había entre el hombre de 41 años y el joven de 18… Mientras lo besaba, Richi recorrió con sus manos todas y cada una de las redondeces de Mario… Sin hablar, puso al descubierto su deseo de que todo ese territorio de placer fuese íntegramente suyo

Richi se quitó la camisa y su torso desnudo, perfecto, relumbró en la penumbra de la sala… Acto seguido, sin hesitación alguna, comenzó a desabrochar la camisola de Mario… La piel aterciopelada del joven emergió como una rosa entre los pliegues de la tela que caía… Los dos cuerpos estaban en la plena ebullición del deseo, anhelando fundirse en el fuego de la pasión

Y continuaron los besos, los abrazos, las caricias, toda esa ardiente exploración de los cuerpos… Ya no tenían nada que decirse… La verdad de sus apetencias los había desbordado… Se buscaban uno en el otro… El sofá, el magnífico sofá Chesterfield les quedó estrecho y rodaron sobre la alfombra… La increíble alfombra de pelos largos color marrón y trazos de oro

Richi buscaba la entrepierna de Mario… Poco habría de hallar… El joven había optado por una estrecha trusa elástica que esfumaba casi por completo su destalle sexual… Las afiebradas manos de su hombre, de todas maneras, exacerbaban su libido… Sentía el mandato de su ser íntimo ordenándole entregarse por entero

"Haceme mujer, Richi… Por favor, haceme mujer"… Fue el ruego de Mario, susurrado en el torbellino de la exaltación de los sentidos… Ese clamor desató los últimos amarres y Richi soltó la rienda del brioso potro anidado en su interior

Pronto y sin que ninguno pudiera explicar cómo, los cuerpos de los dos ¿podemos llamar amantes? se mostraron con exultante desnudez… Richi, a sus 41 años, podía ser la envidia de muchos, muchísimos veinteañeros… Su cuerpo, bellamente musculado, irradiaba un viril esplendor y se hacía más bello aún por la ardiente sensualidad de sus movimientos…Su sexo, de rotundas dimensiones, emergía como una promesa de seguros placeres

Mario, a quien Richi, trasuntando el deseo de hacerlo mujer, comenzó a llamar Mariana, ostentaba una hermosura indescriptible, en parte por la armonía de todo su cuerpo y, en parte, por la sensualidad de sus contoneos que distaban mucho de ser grotescas mariconadas y se asemejaban más bien a una plástica lánguidamente erótica, prueba de un infuso refinamiento… Sin exagerar puede decirse que era la lujuria, hecha arte, todo deseo, toda entrega

De la vistosa alfombra de pelos largos, como llevados en la cresta de una ola, los cuerpos de los amantes fueron arrastrados hacia la playa de sábanas y edredones de esa antigua, amplia y sólida cama de madera tallada que Mario lustró siempre con tanta delicadeza, como si supiera que ella tendría su primera noche de amor

Porque bueno es decirlo, Mario o Mariana era bastante virgen al momento de este encuentro con Richi… Y digo bastante, como si la virginidad admitiera alguna graduación, porque nunca antes hubo hombres en su vida… Pero si un secreto… Su pasión por ser mujer lo llevó a proporcionarse, en la más absoluta intimidad, ciertos placeres que no hicieron sino ratificar su identidad sexual… En un principio, cuando apenas contaba quince o dieciséis años, esos placeres se circunscribían a estimular su ano con pequeños objetos (una cánula, una jeringa de goma o cosas por el estilo…) que le deparaban maravillosas sensaciones… Con el paso del tiempo, los objetos utilizados fueron creciendo de tamaño… Su deseo era hacerse de un buen consolador, pero sus recursos no se lo permitían; además, para eso, debía ir a la capital y no le era tan sencillo viajar… Por eso, tuvo que conformarse con usar un envase de champú, cuyas virtudes peneanas (por llamarlas de alguna manera) no tenían mucho envidiar a los realistic que ofrecen los sex shop… Mario lo cargaba con agua caliente, lo enfundaba en un preservativo y así lo usaba, por cierto muy gozosamente… Ese envase le confirió a su esfínter anal una elasticidad verdaderamente fantástica

Esto bien lo pudo apreciar Richi cuando, ya en la cima del ofertorio, sintió el impulso de penetrar a Mariana y arremetió con toda su artillería de macho cabrío… No encontró resistencia… Con la mínima ayuda que pudo brindarle una mínima cuota de saliva, pudo entrar en sus entrañas hasta lo más profundo de que era capaz su miembro

El goce de Mariana al sentirse penetrada y bombardeada por esa máquina de amar que era Richi fue algo indescriptible… Todo su ser fue una sucesión atropellada de espasmos gozosos imbricados en el rosario de embestidas con que Richi afirmaba la posesión de Mariana

Rebasados los límites del placer, como la lluvia que sigue a la tormenta, los amantes culminaron el acto descargando las lechosas y abundantes mieles del deseo cumplido. Extenuados de placer, se abandonaron uno sobre el otro, esperando que la gracia del Altísimo los reviviera

Cuando Richi recobró algo de energías volvió a la carga… Ya no tenía ningún temor, no debía cuidar sus actos, todo estaba dicho aunque no se hubiese pronunciado una sola palabra; la elocuencia de los hechos sustituía holgadamente todas las declaraciones, todas las confidencias, todas las promesas, todos los acuerdos… Mario, Mariana era suyo y él era de ella… Solo había que dejar que el corazón y los sentidos señalaran los caminos de la felicidad

Otro entrevero se sucedió esa noche… Mariana también había perdido todos los temores y ya no le intimidaba decirle a Richi que quería ser suya, toda suya, enteramente suya; que él era su hombre y que deseaba sentir dentro suyo toda su virilidad… Como respondiendo a un mandato ancestral, Mariana recorrió con caricias y besos el hermoso y deslumbrante cuerpo de su amante, que se extendía pleno de lascivia sobre blancor… Se detuvo en la entrepierna, donde el miembro de Richi se erguía, en la altura de toda su potencia, como una invitación al placer de los labios… Lo besó, lo acarició, lo mimó, lo adoró, lo dejó correr sobre la alfombra de su lengua avariciosa hasta la profundidad de su garganta, mucho más allá, mucho más adentro de lo que su condición de primeriza hubiese permitido suponer… El miembro de Richi, a pesar de la enormidad de su tamaño, desapareció entre los labios de Mariana, quien con natural maestría, logro deglutirlo por entero… Los espasmos de Richi, ante semejante fellatio se fueron sucediendo unos a otros, denunciando las oleadas de placer y gozo que lo invadían… A punto estuvo de perder la contención; pero, la experiencia de sus bien vividos 41 añitos le permitió sortear el abismo de una prematura conclusión y reconducir los hechos al sendero de la dicha compartida

Tal como lo deseaba, después de algunas fintas ardorosas, Mariana se sintió nuevamente penetrada… Las sensaciones que tamaña vara despertaba en todo su ser eran tan alucinantes como indescriptibles… Podría decirse que resumían la esencia misma de la felicidad, del goce, del placer… En ese momento solo quería que esa vara la travesara una y otra vez, sin parar, hasta sentir que sus fuerzas se consumían en el altar de la dicha más plena

Richi cumplió su papel acabadamente… Tanto para la dicha de Mariana como para su dicha propia… Es que el fuego que él encendía en el cuerpo deseoso de Mariana, terminaba calentándolo a él a punto de tizón encendido, haciéndolo vivir instantes de placer de profundísima intensidad… Tal vez, una de las mayores de toda su vida

Demás está decir que, tras el segundo entrevero, los amantes quedaron como quienes tienen agotadas todas sus reservas de fósforo, imponiéndose la necesidad de consentir que el sueño reparador propicie la recuperación de energías… Y así fue… El sueño reparador los acogió en sus brazos, en ese mismo lecho donde minutos antes la espada del amor los atravesara de lado a lado

El sueño los retuvo hasta bien entrada la mañana del día domingo… El primero en despertarse fue Richi… Tenía entre sus brazos a Mariana, que lucía como un ángel de Botticelli, en todo el esplendor de su incomparable belleza… Richi no podía creer que toda esa beldad que dulcemente dormía entre sus brazos fuese suya; suya de su corazón… Pero ella estaba allí, le había deparado una de las más hermosas noches de toda su vida y los latidos de su corazón le decían que era suya… Con la mayor delicadeza aflojó los amarres y se deslizó del lecho

Un rápido paso por el baño y a la cocina… Pletórico de alegría preparó un desayuno para muertos de hambre y volvió, bandeja en mano, al dormitorio donde Mariana continuaba durmiendo… Con un beso que pareció no tener fin la despertó… Ella se despertó y, como un acto reflejo, se colgó de su cuello para besarlo con toda su alma… La incontinencia de los amantes puso en peligro la integridad de la bandeja con el desayuno, que a punto estuvo de caer al suelo… Juntos se rieron de lo calentones que habían sido… y eran

Así, entonces, comenzó la historia de Richi y Mariana… A su cristalización contribuimos con nuestros consejos y nuestras precisas recomendaciones, que siempre apelan al uso del buen sentido… No digo del sentido común, sino del buen sentido, que es el que se apoya en la lógica y la racionalidad, sin desmedro de impulso que sobre él deben ejercer los buenos sentimientos

Mi contacto con Mariana no es tan frecuente como en un principio, pero se mantiene en un nivel profundo y alto… Nos hablamos por teléfono y, de vez en cuando, nos vemos… Debo decir que cada día está mejor… Cada día es más lo que siempre quiso ser

No hace mucho le comenté el propósito de escribir este relato y ella me estimuló para hacerlo

Tuve la oportunidad de conocer a Richi y debo decir que es todo un caballero… Me confesó que cuando Mariana le habló de mi sintió un gran conmoción, porque su deseo era llevar la relación fuera de toda vista extraña; pero que, al conocerme, no podía menos que sentirse reconfortado porque apreciaba en mi a una persona de bien, de las que no se encuentran muy a menudo en estos tiempos

¿Me habrá querido decir viejo?... Si lo quiso y lo hizo, no dijo más que la verdad… Yo estoy más cerca del arpa que de la guitarra

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